Capítulo uno - Sus trucos
—Innovaciones estudios ha crecido mucho en estos últimos años gracias a la hija del empresario. Ha traído cantantes nuevos a la compañía que han sido prometedores. Valentina ha resultado ser un diamante en bruto—
—Deja de leer tonterías Stephen y ven a almorzar conmigo —dijo Valentina mientras se colocaba la servilleta a un lado.
—Creo que es genial que la prensa hable bien de ti. Después de todo eres una niña —dijo Stephen dejando el periódico a un lado.
—¿Cuándo le dirás la verdad a tu madre? Estoy cansada de tener que fingir ser tu novia —dijo la muchacha de ojos oscuros y penetrantes. Nadie podía resistirse a su mirada.
Ambos almorzaban cada semana a pedido de la madre de Stephen. Para que se fueran conociendo hasta que la boda fuera concretada. Por ahora solo eran novios en privado. Ya que se conocían desde pequeños y sus madres eran buenas amigas. Por lo que se les había puesto en la cabeza que sería lindo ser consuegras. Además, la familia de Stephen tenía una productora de televisión muy reconocida. Por lo que la sociedad comercial beneficiaría a las dos familias. Aun así, Valentina era una chica que no se conformaba y solo había aceptado salir con él para tener más libertad por parte de sus padres.
—Tú y yo somos la pareja perfecta —dijo él en tono arrogante.
—Lo seriamos si te amara, pero sabes que no puedo verte de ese modo. Eres como mi hermano mayor —dijo ella incómoda con sus palabras.
—Está lloviendo, deja que te lleve a tu casa —dijo él para cambiar de tema. Valentina no sabía que Stephen estaba profundamente enamorado de ella y parte de la idea de que salieran había sido impulsada por él.
—No te preocupes. Debes volver a trabajar. Tomaré un taxi —dijo ella poniéndose de pie.
Valentina había sido modelo en su adolescencia, ya que medía un metro ochenta y tenía una figura armoniosa. Se había dejado crecer el cabello y este le cubría parte del trasero. A la vista de todos era una muñequita.
Sin embargo, disfrutaba disfrazarse y salir en las noches los fines de semana con sus amigas a los bares. Era así que encontraba a los nuevos talentos para la disquera de su padre.
—Esa peluca te queda genial, Valen —dijo Verónica, su amiga mientras caminaban para llegar al bar donde tocaría el cantante en el que Valentina había puesto los ojos hacía un mes.
—Debo disfrazarme cada vez mejor para que no se den cuenta de quien soy. Ese tonto artículo puede hacer que me descubran —dijo Valentina, molesta con la portada que sus padres habían pedido que hicieran para alabarla.
Una vez que llegaron a la puerta había muchas personas en la fila, pero Valentina conocía al guardia por lo que las dejaron pasar. Muchas personas las abuchearon. Sin embargo, ese no era un problema para ella. No le importaba lo que otros pudieran decir de su persona.
Una vez que las ubicaron en su mesa, Valentina comenzó a buscarlo. No podía ver donde se encontraba el joven de cabello rubio. Temía que no se presentara esa noche en la que ella había escogido no solo su ropa, sino también su lencería con mucho cuidado.
—Es bueno, pero me doy cuenta cómo lo miras. No sé si te gusta su talento o es porque quieres llevártelo a la cama —dijo Verónica de manera descarada.
—Estás loca, nunca he estado con ninguno de los cantantes de la empresa de papá —dijo Valentina como si se sintiera traicionada por su amiga.
La verdad era que Titán le encantaba. Había tenido muchas oportunidades de ofrecerle una prueba en la empresa de su padre. Sin embargo, no lo había hecho por ese motivo. Si lo hacía nunca saldría con él. Y si salía no lo ayudaría a crecer como artista. Aún no se decidía entre esas opciones tan opuestas.
—Voy a ir a los vestidores —dijo Valentina, inquieta.
—¿A quién vas a buscar? —preguntó una voz conocida.
—¿Titán? —preguntó Valentina antes de darse vuelta. Reconocería esa voz donde fuera —. ¿Qué haces aquí?
—Vine a saludar a mis dos fans favoritas. Hola, Vero —dijo él con una gran sonrisa. Sus hoyuelos se marcaban cada vez que lo hacía. Tenía una mirada casi tan encantadora como su personalidad.
—Es un honor para nosotras —dijo Verónica haciéndole señas a Valentina para que esta dijera algo.
—No nos perderíamos tu actuación, aunque pudiéramos —dijo Valentina mientras lo miraba fijamente a los ojos, esos relajantes faroles azules—. ¿Tienen algo armado con la banda para después?
—Hoy estamos secos, muy fin de mes para nosotros —dijo avergonzado por no poder invitarlas a hacer algo con ellos.
—Es una lástima. La noche está como para salir a celebrar —dijo Valentina ocultando su felicidad. Ella esperaba que no tuvieran nada que hacer después —. Vero ¿Todavía quedaron en tu casa las cosas del cumple de tu hermano?
Verónica no sabía de qué le estaba hablando Valentina. Sin embargo, ya estaba entrenada. Siempre que ella le preguntara algo entusiasmada debía decir que sí.
—Sí, ¿por? —preguntó Verónica siguiéndole la corriente.
—Podríamos invitar a Titán y a sus músicos aprovechando que tenemos un montón de aperitivos y bebidas que sobraron.
Verónica afirmó mientras sonreía. Ese día después del almuerzo, Valentina la había pasado a buscar y le había pedido que la llevara de compras. Hasta ese momento no había entendido para qué quería tantas cosas si no le había contado de ninguna fiesta que estuviera próxima.
—Creo que sería genial que nos ayudaran a acabar con esas cosas antes de que la madre de Vero vuelva de viaje. Si no seguramente vamos a terminar en problemas —dijo Valentina, si fuera pariente de pinocho su nariz saldría por la ventana del local.
Para empezar, el departamento era de Valentina. Y aunque tenía tres dormitorios, vivía sola. Lo había comprado cuando ella y Stephen había hablado con sus familiares sobre su falso noviazgo. Y aunque no iba seguido ahí, siempre tenía la misma rutina a la hora de conocer a un artista que le gustaba.
—Me llaman —dijo Titán mientras les daba un beso en la mejilla—. Sería genial, los chicos están un poco bajón y una fiesta les vendría bien. Nos vemos después del show.
Autora: Osaku
Estoy preparando las redes sociales para que podamos conversar con más fluidez.
***Por ahora estoy usando instragram creo que mi cuenta es osaku.day Ténganme paciencia. También hice un facebook si les interesa me avisan. Saludos y feliz día a todos los enamorados de la vida. ***
Capítulo dos - Un poco de celos
Cuando Titán se fue, Verónica miró a su amiga. Sabía que significaba lo que había hecho.
—¿Le dirás la verdad esta noche? —preguntó a Valentina.
—No sé lo que haré. Pero quiero saber más sobre él antes de tomar una decisión —dijo Valentina con sinceridad.
En ese momento se apagaron las luces. El lugar estaba lleno de personas. Muchas chicas gritaban al escuchar al presentador nombrar a la banda de Titán. Se vestía como un rapero, aunque hacia trapp latino. Algo que a Valentina le gustaba mucho de él.
Una vez que Titán subió al escenario comenzaron a gritar de manera desaforada, por lo que tuvo que pedir un minuto de silencio para poder hablar.
—Agradezco a todos, su presencia. Esto es muy importante para mis amigos y para mí. Y aunque no suelo hacer esto, hoy en el público hay alguien muy especial para mí y si me dan solo un ratito de su tiempo quiero que esa persona y todos escuchen una canción que le escribí hace mucho tiempo cuando éramos solo niños —dijo y los gritos volvieron a comenzar. Las chicas amaban a Titán.
Las luces lo iluminaron en el rostro y cuando la base comenzó él empezó a cantar un ritmo completamente distinto al que todos estaban acostumbrados.
{Cuando te vi sentí que me morí.
Aun así, no me viste a mí.
Espero que lo entiendas
Porque no puedo esconder esta mierda.
Mi corazón deja de latir si no te ve a ti}
—Creo que le canta a una chica —dijo Verónica a Valentina mientras escuchaban la canción.
Aunque a Valentina le molestaba escuchar que él estaba enamorado de alguien y le dedicaba esa canción. No sabía la razón, pero la melodía le parecía conocida. Ella ya había escuchado esa canción o una similar. Tal vez él había tomado la pista de otro artista, pero no recordaba de donde lo conocía. La cabeza le empezó a doler y tuvo que salir al patio del bar. Había tantas personas que no pudo volver adentro, por lo que le dijo a Verónica que la esperaba afuera cuando los chicos terminaran de tocar.
—Hola, hermosa, ¿Estás sola? —preguntó un muchacho a Valentina al verla en la puerta.
—Si estoy sola es porque tengo ganas de estar sola ¿No te parece? —le dijo ella despectivamente. Odiaba que la abordaran así.
—Pareces estar de mal humor. Puedo hacerte cambiar de parecer si lo deseas —dijo el tipo que parecía estar algo ebrio.
—Escucha, no estoy de humor y vez que detrás de mí hay un tipo de dos metros, bueno, él quiere que sigas caminando y dejes de hablarme —dijo Valentina despectivamente.
Los chicos que custodiaban el lugar siempre la socorrían cuando uno de estos tipos se le venían encima. Y ya había notado que uno de ellos se le había acercado. El muchacho vio tras Valentina y al darse cuenta de que no tenía esperanza se marchó.
—Ese era lindo ¿No le gustó señorita Novak? —dijo el tipo de músculos prominentes de la puerta.
—No digas mi apellido Eugenio. ¿Quieres que empiecen a molestarme? —preguntó ella asustada.
—Lo siento, Vale —dijo el hombre corrigiéndose—. Pareces estar de mal humor.
—¿Cómo no voy a estar de mal humor si el chico que me gusta le dedica una canción a otra? —Valentina hacia puchero con sus labios mientras se abrazaba de Eugenio.
—No haga eso o me despedirán —dijo él sonrojado.
—Sabes que te puedo ofrecer un mejor trabajo —dijo ella mientras prendía un cigarrillo.
—¿Si me da trabajo quien la va a seguir dejando entrar a estos lugares? Todos tenemos un propósito en este mundo, recuérdelo —dijo el hombre amablemente y le quitó el cigarrillo—. Pensé que lo había dejado.
—Deja de actuar como mi padre o te denunciaré —le advirtió ella y él empezó a reír. Hacía cinco años que lo conocía, desde sus dieciocho.
—Creo que su chico está terminando —dijo Eugenio y Valentina lo miró sorprendida.
—Él no es mi chico —dijo ella molesta con Titán.
—Supuse que salían, ya que vino varias veces a la entrada a preguntar si ya habías venido —dijo Eugenio y fue a abrirle la puerta a Titán. Dejando a Valentina con varias preguntas en la punta de la lengua.
—Vale —dijo Verónica y la abrazó—. ¿Qué te pasó?
—No lo sé. Me empezó a doler la cabeza y tuve que tomar aire. Después me fue imposible volver a la mesa.
—Qué bueno que no fue por culpa de mi canción —dijo Titán como si se sintiera aliviado.
—¿Por qué tu canción me haría sentir mal? —preguntó Valentina molesta. Esperaba que él no llevara a la chica que le gustaba a la fiesta que ella había armado para ellos—. ¿Dónde están los chicos?
Titán quería responder a su primera pregunta, pero ella no le dio la oportunidad. Por lo que se limitó a decirle que tres de sus amigos iban a volver a casa y solo quedaba él y su hermano.
—No sé si seremos bien recibidos —dijo como si se avergonzara—. Lamento que los demás no puedan venir.
—No te preocupes, te emborracharemos a ti y a tu hermano —dijo Valentina, feliz de que él no propusiera llevar chicas.
—¿Y? ¿Dónde está la fiesta? —preguntó el hermano mayor de Titán mientras abrazaba a su hermano y a Verónica.
—Vamos en el automóvil de mi padre. Si no les molesta —dijo Valentina otra vez mintiendo. Había alquilado el automóvil, ya que los de su familia eran demasiado llamativos.
Una vez que subieron al coche, Verónica pidió ir atrás porque refirió que no era buena copiloto de noche. Dándole la oportunidad a Titán de subir adelante. Sin embargo, su hermano Marshall se le adelantó. Haciendo que Verónica fuera al lado de Titán.
—¿Desde cuándo haces música? —preguntó Valentina a Titán desde el volante.
—A mi hermano le gusta el rap desde que es muy chico. Siempre quería cantar en todas las fiestas de nuestra familia. Por lo que cuando tuvo edad de salir le dije que lo ayudaría a hacerse famoso —dijo el hermano mayor del joven cantante.
—¿Y a quién se le ocurrió el nombre Titán? —preguntó ella tratando de que este hablara, pero otra vez su hermano se metió.
—Cuando era pequeño decía que sería el Titán del rap y le quedó ese apodo entre nuestros familiares —dijo Marshall mirando a Valentina. Al parecer se había fijado en ella erróneamente.
Osaku: Osaku
Todos los hechos y personajes de esta novela pertenecen a la ficción. Cualquier semejanza con la realidad son pura coincidencia.
Capítulo tres - Debes ser honesta
Por suerte llegaron rápidamente al departamento y después de que entraran Marshall empezó a mirar el lugar con atención. Le sorprendía la cantidad de cosas valiosas que había por todos lados. Rápidamente se dio cuenta que la familia de Verónica, en teoría, tenía dinero. Por lo que dejó de prestarle atención a Valentina para empezar a hablar con ella.
–Voy a buscar las cervezas –dijo Valentina sin darse cuenta que había dicho que era la casa de su amiga.
–Gracias, estoy cansada –dijo Verónica al darse cuenta del error de Valentina.
–Yo te ayudo –dijo Titán y fue tras ella hasta la cocina–. Lamento que Marshall sea así. Es que se cree mi representante.
Titán trataba de disculparse con Valentina por lo ocurrido en el coche, pero ella pareció no darle importancia. Cuando Valentina ya había sacado cuatro cervezas del refrigerador y un par de tazones para poner frituras, él se acercó a ella.
–¿Puedo hacerte una pregunta? –Titán parecía muy curioso al verla con tanta atención.
–Solo hazla. No me mires así –dijo ella avergonzada. No existía persona alguna que la pusiera incómoda con solo mirarla a los ojos, por lo menos hasta ese momento.
–En realidad tengo muchas preguntas para hacerte –dijo él entusiasmado pero su hermano vino a interrumpirlos.
–Creo que ustedes dos son muy lentos. Déjenme ayudarlos –dijo Marshall y le sacó las frituras.
Estuvieron un buen rato en el living de Valentina, hablando de trivialidades y bebiendo. La realidad era que Marshall era de acaparar la atención por lo que no dejaba que ellos opinaran mucho. Aunque a Verónica parecía gustarle eso, Valentina estaba cansada de los tipos así.
–Ahora vengo –dijo Valentina y fue hasta el baño. La peluca empezaba a molestarle.
Cuando salió, después de refrescarse, pasó por la cocina para buscar algo dulce para comer y se encontró a Titán de nuevo. Este se puso feliz de verla y le agarró la mano para que lo siguiera.
–Escondámonos un rato –dijo este y entraron al dormitorio de Valentina.
–¿Por qué quieres que nos escondamos? –preguntó ella divertida.
–Mi hermano y tu amiga parecen querer intimidad. Además, no pudimos hablar ya que él acapara todas las preguntas a tu persona –dijo Titán entre risas. Los dos hablaban bajo como si quisieran que nadie los escuchara–. No aguanto más, debo preguntarte ¿Por qué usas peluca?
Valentina lo miró sorprendida. Pensó que su disfraz era bueno. Había comprado una peluca de cabello natural muy costosa. Aun así, la había llevado tanto tiempo puesta que era probable que se le corriera y no lo notara.
–¿Cuándo te diste cuenta? –preguntó ella sonriendo mientras se la quitaba y dejaba caer su largo cabello por sus hombros.
–Tienes el cabello muy largo. No lo habría imaginado –dijo él sorprendido–. ¿Puedo tocarlo?
Valentina asintió y él primero tocó su cabello y luego acarició su rostro. Antes de que ella pudiera hablar de trabajo con él, ya la estaba besando.
–Tenía muchas ganas de hacer eso –dijo Titán con una gran sonrisa–. Desde la primera vez que te vi en uno de los bares donde toqué con mi banda.
–Espera –dijo Valentina. Se suponía que iba a hablar de trabajo con él.
–Lo siento ¿No te gustó? –preguntó sorprendido.
–Si me gustó, es solo que –Valentina no pudo terminar de hablar ya que Titán volvió a besarla.
–Me haces muy feliz Valen, no te imaginas cuanto –dijo Titán mientras acariciaba su rostro.
–No busco intimar contigo. Lo siento –dijo ella apartándose de él.
Tenía que poner un alto a esto. Él le gustaba, le recordaba a alguien que había conocido cuando era adolescente. Pero no se trataba de ella sino de la empresa de su padre. Valentina quería enorgullecer al hombre que le había dado la vida. Y la única manera que tenía de hacerlo era llevando a su empresa a la cima. Y Titán lo haría, ella estaba segura de eso.
–Quiero ser tu representante –dijo ella y él la miró sorprendido–. Quiero ofrecerte un contrato de trabajo. Si aceptas en menos de dos años haré que te reconozcan en todo el mundo. Llenaras estadios y serás muy famoso.
–¿Haces esto con todos? –preguntó Titán molesto.
–¿A qué te refieres? –preguntó ella confundida. Esperaba que a él le gustara su propuesta.
–¿Traes a los otros artistas a tu dormitorio y les ofreces trabajo después de que te dicen cuanto le gustas? –preguntó él poniéndose de pie. Ella lo había engañado, ni siquiera se acordaba de él y del campamento al que habían ido juntos.
–No beso a cualquiera –dijo ella sorprendida por la reacción de Titán.
–¿Y qué hay de lo que dicen en las revistas? ¿Vas a casarte con ese tonto? –preguntó Titán al recordar lo que uno de los chicos de la banda le había dicho el día anterior.
Él no tenía posibilidades con Valentina, ella se iba a casar con un millonario. Tal vez, si se volvía grande, conocido entre las masas ella querría estar con él. Tal vez de esa manera ella lo aceptaría como la primera vez, en el campamento.
–Acepto, solo si tu eres la que me represente. Quiero que el primer año te encargues de darme cada una de las noticias en persona –dijo Titán con entusiasmo.
–No es como funcionan las cosas –explicó ella.
–No me interesan como funcionen, es lo que quiero. Dices que puedes hacerme famoso, quiero que estés ahí para verme –dijo él y ella aceptó.
–El lunes vendrás a la empresa con tu abogado, te mostraremos el contrato y después de que lo leas y estés de acuerdo lo firmaremos –dijo Valentina recuperando la compostura.
–¿Y nosotros? –preguntó Titán y se acercó nuevamente a ella. Aunque esta vez Valentina le corrió el rostro.
–No hay un nosotros si haremos negocios juntos –le explicó ella.
–Dijiste que te había gustado mi beso –aclaró él, no iba a dejar que ella lo intimidara–. Si tu te arrepientes de eso, yo también puedo arrepentirme de aceptar trabajar contigo.
–¿Estás tratando de jugar conmigo? –preguntó valentina molesta.
–Estoy tratando de darte la oportunidad que necesitas para atreverte a aceptar lo que deseas –dijo Titán, pero ella lo apartó y salió de su dormitorio.
Autora: Osaku
Todos los hechos y personajes de esta novela pertenecen a la ficción. Cualquier semejanza con la realidad son pura coincidencia.
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