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Dos Lunas

01

Mi abuela amaba contarme historias de fantasía cuando era niña, por esa razón mi mente siempre volaba lejos, soñando con la idea de conocer a uno de esos seres, o al menos así fue hasta que cumplí los 15 años. Dejé de lado todo aquello que involucre lo ficticio, así que no entendía por qué tenía en frente a mi madre, sosteniendo un libro de cambiaformas que había salido hace poco.

—Mamá, ya no tengo 10 años ¿Por qué me das esto?

—Es un libro muy lindo, dale una oportunidad ¿Y quién sabe? Tal vez vuelvas a interesarte por todo esto de nuevo.

—Pero mamá...

—Intentalo, ¿sí? Tal vez te sirva más adelante.

¿Servirme? ¿Para qué podría servirme un libro que habla sobre cambiaformas? Esas cosas no existen, por lo tanto, dudaba mucho que me sea de utilidad para el futuro, a menos que por "x" motivo aparezca un ladrón diciendo que le va a perdonar la vida solo a aquellos que sepan de los cambiaformas: incluso en mi mente eso sonaba ridículo.

Aun así lo acepté, porque mi madre parecía muy emocionada con la idea de que lo lea.

—Gracias, mamá —por darme un libro que no me interesa.

Ella sonrió, me entrego el libro y se fué a la cocina con la excusa de que debía preparar la comida. Me senté en mi cama, viendo la portada. Ésta tenía varios animales en ella: un lobo en el centro, un puma y un elefante detrás de éste, y al fondo un leopardo que estaba sobre un árbol, "Información sobre los cambiaformas"; woow, al parecer no se esmeraron mucho en el título.

Dejé el libro en la cama y bajé a la cocina, pero la voz de mis padres me detuvo justo cuando estaba en los últimos escalones. No es que sea metida, pero la conversación me involucra a mi, así que: ¿Por qué no escuchar?

—¿Le diste el libro?

—Sí, lo hice, pero ya no parece tan emocionada como cuando era una niña.

—Es normal, para ella todo esto es una fantasía.

—¿Estas seguro de que es el momento apropiado para esto?

¿Apropiado para qué?

—Lo estoy, sabés que este es el mejor momento, debemos mandarla con mi madre.

—No estoy segura de ésto.

—Ya verás que ésto es lo mejor.

Mi padre abrazo a mi madre, al parecer tratando de consolarla, pero toda esa información tan repentina no terminaba de entrar en mi cabeza ¿Por qué querían mandarme con mi abuela? ¿Por qué mamá parece tan nerviosa? Y lo más importante ¿Por qué siguen insistiendo tanto con ese mundo de fantasía? Tenía muchísimas dudas, pero de momento solo podía fingir no saber nada.

Espere unos minutos antes de bajar, poniendo todo mi esfuerzo en mantener una expresión tranquila y no una de: "escuche todo lo que estaban hablando y quiero saber que pasa". Supongo que si no me han dicho nada aún es por algo. Al parecer pude disimular bastante bien, ya que ninguno de los dos dijo algo. Eso o en realidad estaban tan metidos en esa charla que no se dieron cuenta de nada: también es una opción.

—Voy a salir con Guille hoy.

—Está bien, sólo no vuelvas tarde a casa.

Pero que respuesta tan seca, papá nunca había hablado así en su vida, o al menos no conmigo. Definitivamente algo estaba pasando.

—Me voy ahora, como en casa de ella.

Y ahí fue cuando ocurrio de nuevo, ellos solo asintieron para luego seguir con lo suyo. Con la confusión a tope, regresé a mi cuarto para buscar un abrigo y luego irme.

La casa de Guille estaba cerca, casi a una cuadra de la mía, así que no tarde mucho en llegar. Ella estaba saliendo en ese momento, con una expresión tan confundida como la mía.

—Nancy —exclamo sorprendida al verme, al parecer no me esperaba hoy. Normal, si se supone que hoy me quedaría en casa terminando una tarea.

—¿Vas a salir?

—Iba a dar una vuelta ¿Qué haces acá?

—Nada, solo... ¿Caminar? Sí, eso, salí a caminar un poco.

Ella me lanzó esa mirada que dice: "sé que estas mintiendo" antes de hacerme una seña para que la siga. A pesar de ser unos centímetros más pequeña que yo camina más rápido, así que tuve que apurarme para llegar a su lado. Caminamos en silencio hasta que llegamos a una plaza que estaba a unas pocas cuadras y nos sentamos en uno de los bancos.

—¿Qué paso? —me atreví a preguntar luego de unos minutos de silencio.

—Escuche a mis padres hablar, dicen que me van a mandar a la casa de mi abuela.

—¿Qué? ¿A vos también?

—¿Cómo que también?

—Sí, mis padres estuvieron actuando raro. Mamá llegó con un libro de cambiaformas a despertarme y cuando estaba bajando al comedor los escuché hablando: decían que me van a mandar a casa de mi abuela.

—Nan... a mi también me dieron un libro de cambiaformas.

—¿Qué...?

Guille nego con la cabeza, pasando una mano por su cabello como hacía siempre que algo la estresaba y luego se quedo con la mirada perdida.

—Algo nos están ocultando ¿Tal vez tiene algo que ver con el libro?

—¿Cómo podría estar relacionado todo esto con ese libro de fantasía? Nada de eso es real, debe ser otra cosa.

—Tal vez hay algo oculto en él, no creo que sea una simple coincidencia que nos hayan dado el mismo libro —insistió, tan terca como siempre —. Lo primero que tenemos que hacer es leerlo, entonces vamos a saber si es verdad que esta involucrado en todo esto.

—¿Sabés cuando vas a ir a casa de tu abuela?

—No, no me dijeron nada ¿Y vos?

—Tampoco, tal vez lo van a decir hoy en la noche. Lo bueno es que la casa de tu abuela y la mía estan cerca.

Eso pareció animarla un poco, ya que asintio con una sonrisa. No sé que está pasando, ni por qué mis padres se comportan de manera extraña de un día para el otro, pero al menos estoy segura de que no voy a estar sola en ésto.

02

Después de aquella conversación que tuvimos paseamos un rato por la plaza. Ninguna de las dos quería regresar a casa para estar de nuevo en aquella atmósfera tan extraña, así que estuvimos dando vueltas hasta que pasó lo inevitable: nuestros padres mandaron un mensaje para que vayamos a casa.

—Entonces... Mándame un mensaje si pasa algo: yo voy a hacer lo mismo —repitió como por quinta vez, se notaba que ella tampoco quería irse.

—Sí, nos vemos otro día.

Con un último saludo, cada una se fue a su casa. Mi mamá me recibió en la puerta, con una sonrisa que no hizo más que confundirme ¿No estaban actuando raro cuando me fuí? ¿A qué venía ese cambio tan repentino? Hasta parecía que lo ocurrido hace unas horas no había sido más que un sueño.

Confundida, la saludé de la forma más normal que pude y la seguí hasta la cocina, en donde papá me esperaba con una torta de chocolate. No era mi cumpleaños, ni alguna ocasión importante ¿Tal vez sólo lo compraron por qué tenían ganas? Daba igual, me venía de diez ya que eran las 4 de la tarde y hasta ese momento solo había comido un sándwich que era muy pequeño en mi opinión, así que moría de hambre.

—¿Te divertiste con tu amiga? —pregunto mi padre mientras cortaba una porción de torta y la dejaba frente a mi.

—Sí, hicimos algunos juegos y hablamos de todo un poco. También salimos a dar una vuelta. Lo mismo que hacemos casi siempre; nada fuera de lo común.

Bueno, eso no sono tan "normal" como quería, en realidad se escuchaba bastante raro.

—No te llenes con eso que en la noche voy a preparar tu comida favorita —dijo mi madre. Al parecer ellos no se dieron cuenta.

Yo sólo asentí cada vez más confundida. No es que mis padres no sean atentos o cariñosos conmigo, por el contrario, al ser hija única toda la atención iba dirigida a mí, pero todo eso se me hacía extraño ¿Será que tiene algo que ver con mi posible ida a la casa de la abuela? Decidí no pensar mucho en ello y centré mi atención en la porcion de torta en frente mio, que cuando lo probe me gusto muchísimo.

El resto del día fué casi igual: tuve a mis padres detrás de mi todo el tiempo dándome distintos tipos de regalos y diciéndome lo mucho que me quieren. En un solo día me gané: un celular nuevo, unos auriculares, maquillaje, perfumes y otras cosas más. A la noche, mamá preparo mi comida favorita tal como había dicho. Todo iba bien hasta que el reloj marco las 12 de la noche. Mis padres me llevaron a la sala con la excusa de que tenían que hablar algo importante conmigo.

—¿Qué pasa? —pregunté, aunque en el fondo ya sabía que me dirían.

Los dos se quedaron en silencio por unos segundos, como si no supieran que decir o no encontraran las palabras correctas, hasta que después de un silencio que parecía interminable, mi mamá habló:

—Vas a quedarte un tiempo en la casa de tu abuela.

—¿Qué? ¿Por qué? No es que me moleste estar con ella, pero no entiendo a que viene eso de la nada.

—Bueno ella... Esta un poco enferma y necesita alguien que le haga compañía: además se siente muy sola, está muy triste; por eso.

—¿Y debo ir sí o sí yo? No soy médica.

—Es para que le hagas compañía. Si pasa algo que no puedes controlar siempre puedes llamar a Estela, la vecina. Estoy segura de que no va a tener problema en ayudarte.

No tuve otra opción más que aceptar, después de todo parecía que ellos no se rendirían hasta escuchar un "sí" de mi parte. Otra cosa de la que estaba segura era de que ellos me estaban mintiendo, habíamos ido a casa de la abuela hace unos pocos días y ella se veía muy bien de salud, mejor que yo incluso ¿Por qué de la nada estaría enferma?

—¿Y cuando debo ir?

—Mañana

—¡¿Mañana?!

—Sí, es importante que ella no pase mucho tiempo sola; por su salud...

—Bueno, voy a preparar las cosas entonces.

Los dos asintieron con una sonrisa comprensiva y no dijeron nada más; yo, por mi parte, me encerre en mi habitación mientras buscaba mi celular que había dejado en quien sabe donde. Tarde varios segundos en encontrarlo pero al final lo hice, marque el número de Guille y ella respondió de inmediato.

—Que bueno que llamas, mis padres me dijeron que debo ir a casa de mis abuelos mañana.

—También me dijeron lo mismo. Debo ir para cuidar de ella, supuestamente.

—¿Tu abuela? Pero si esa señora tiene mejor salud que vos y yo juntas.

—¡Eso mismo pensé! Pero ellos dicen que debo cuidarla por su salud, estoy segura de que ellos esconden algo ¿A vos que excusa te pusieron para que vayas?

—Me dijeron que ella se siente sola, que le vendría bien un poco de mi compañía. Nan, estoy segura de que ese libro tiene algo que ver en todo esto, de verdad.

—Es sólo un libro, tal vez estás cansada y por eso pensás en cosas raras, tal vez mañana lo olvides.

—¡Nancy!

—Está bien, está bien, voy a fingir que te creo ¿Mejor?

—Mala amiga —susurro.

Sólo reí ante su comentario, esta chica de verdad parecía segura de que ese libro sobre cambiaformas tenía algo que ver en todo lo que estaba pasando, para mí había otra cosa detrás, sólo que no estaba segura de que trataba. No hablamos mucho, ya que yo tenía que preparar mis cosas para el largo viaje del día siguiente, porque sí, mi abuela vivía bastante lejos.

Preparé una maleta llena de ropa y las demás cosas las puse en una mochila, entre ellas el libro que me dieron hoy en la mañana. Sí, era cierto que no creo que haya nada detrás de él, pero aún así no voy a dejarlo.

03

El viaje hasta Cegan duro alrededor de 4 horas, aunque para mi fue una eternidad, lo bueno era que Guille viajo en el mismo colectivo que yo así que la pasamos charlando o escuchando música. En cuanto a mis padres, su actitud me dejó confundida incluso hasta el último momento, ya que parecía que no me querían dejar ir ¿Pero por qué? ¿No fue ideas de ellos que vaya a visitar a mi abuela "enferma"?

Los señores Morgan, abuelos de Guille, fueron quienes me llevaron hasta la casa de mi abuela, ya que ella no podía salir afuera por su delicada salud. Yo apenas había llegado pero ya tenía ganas de irme, el día estaba nublado y las casas, sin importar cuan elegantes quisieran parecer, se veían casi siniestras. No tengo muchos recuerdos de las veces que vine a este lugar, porque en realidad fueron muy pocas, creo que una o dos, así que no puedo asegurar si siempre se vio así o cambio con el tiempo.

—Ya llegamos —escuche la voz del señor Morgan.

—Muchas gracias por traerme.

Le hice una seña a mi amiga avisándole que la llamaría por la noche y luego me baje, la casa de mi abuela se veía exactamente como las otras, o al menos en esa aura oscura que la rodeaba, la misma que tuve que ignorar para poder entrar en ella o de lo contrario me habría ido corriendo. Mi abuela no escucho el timbre, ni la primera o tercera vez que lo hice, así que tuve que recurrir a la llave de repuesto que me habían dado mis padres antes de venir. Pensé que quizás ella estaba en su cuarto descansando, sin embargo, cuando pase por el lado del comedor la vi ahí, levantando un mueble. Las palabras quedaron atoradas en mi boca en el momento que ví esa escena. Una cosa era tener buena salud, pero eso... Eso era casi imposible ¿Cómo es que ella podía levantar esa cosa como si no pesara nada? Ni siquiera mi papá podía y eso que él era muy fuerte.

—¿Abu? —susurré después de unos segundos, cuando las palabras por fin salieron.

Ella se quedo quieta, en pánico, para después soltar el mueble y sonreír tranquilamente, como si todo fuera normal.

—Nancy, ¿Por qué no me avisaste que llegaste cariño? No te sorprendas mucho por esto, es solo un... Juguete, lo levanté porque me hacía falta limpiar abajo —dijo, dando unos leves golpes en el —no pesa nada, cualquiera lo puede levantar, incluso una señora como yo.

—Se ve muy realista.

—Es porque así lo pedí, Martin juega con él cada vez que viene y eso lo hace sentir fuerte. Sirve para que tenga más autoestima.

Yo solo asenti, sorprendida de que un objeto de juguete pueda parecer más real, incluso me acerque con la intención de inspeccionarlo más de cerca, pero mi abuela me alejo de el alegando que lo único que quería era pasar más tiempo conmigo, pero que primero me enseñaría la casa.

Mi habitación estaba al lado de la suya, en el segundo piso, seguro para que pueda ir a verla en caso de que pase algo, también había un baño personal en cada cuarto y otro aparte, además de las habitaciones de mi abuela y la mia, estaba una destinada para los invitados. Los objetos que se podían apreciar en cada rincón eran muy costosos, algo imposible de ignorar, pero nuevamente aquello que me inquietaba tanto opacaba lo demás.

—Te dejo sola para que acomodes tus cosas.

—Esta bien.

—Cualquier cosa que necesites me llamas —dijo una última vez antes de irse.

Tenía más ganas de tirarme a descansar un rato que de acomodar todo, pero lo aguante y guarde toda la ropa, a los productos de higiene los deje en el baño, mientras que a los perfumes, maquillaje y demás cosas las puse en un estante cerca de la ventana.

El sol estaba ocultandose en el momento que termine, así que baje a la sala para preguntarle a mi abuela si quería que la ayude en la cocina, pero cuando llegue la vi acompañada de una señora canosa junto con un niño que no parecía de más de 10 años. Ellos giraron a verme cuando me escucharon, algo que me incómodo un poco y por poco tropiezo en el último escalón, algo que pude evitar al aferrarme al barandal.

—Nancy, ella es la señora Amanda y su nieto Martin, el niño del que te hable.

—Es un gusto conocerte al fin, tu abuela me hablo mucho de ti.

—También es un gusto conocerla —sonreí.

Cuando preste más atención al niño fue cuando me percaté de que levantaba el "juguete" que había visto hace unas horas ¿De verdad eso era un juguete? ¿Por qué un niño querría algo así? Pero que gente más rara la que vive acá.

Decidí ignorar eso, así como tuve que pasar por alto varias cosas que me parecían raras. Todos se veían tranquilos con eso, temí que si decía algo sobre el asunto me tacharían de loca o exagerada, es un nuevo entorno y debo adaptarme, decir que sus acciones no tenían ni un poco de sentido para mi era una mala manera de iniciar. Me acerque a ellos, uniendome a la charla que tenían mi abuela con la señora Amanda, incluso cuando solo quería irme ¿Ya dije que quiero irme? Porque de verdad quiero volver a casa.

—Este lugar te va a encantar —aseguro Amanda —tiene unos paisajes hermosos, además la gente de acá es muy amable, no creo que tengas problema en adaptarte.

—Supongo que eso lo veremos con el tiempo —asegure.

—Sé que hay cosas que pueden ser consideradas raras —¿Enserio? No me diga —, pero eso es lo que le da mayor atractivo aquí. Yo digo que somos ¿Cómo se dice? Originales.

Estaba por decir que todo aquello más que original era extraño, pero el timbre sono interrumpiendo mis palabras, gracias a Dios.

—Debe ser Ismael, es nuestro vecino así que lo invite para que te conozca.

Genial, más invitados cuando solo quiero encerrarme en mi cuarto, no puede haber nada mejor.

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