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Peligroso Amor

Episodio 1

...Prólogo...

Una apuesta es aquella en donde algo se ve envuelto, algo por lo cual el dinero y personas se ven involucrados.

‐. Me amas

‐. No

Mentira, Lena Laurent había mentido, el hombre que tenía enfrente quien las tenía acorralada tomada por sus brazos, el hombre era el doble de alto que ella y ahí está entre la pared y un cuerpo enorme.

‐. Mientes lo sé, mientes

Estaba reacio a creer aquello, simplemente no podía creer que la pequeña mujer que media 1.60 dijera que no sentía el más mínimo sentimiento por él, por su persona, apelar de haber pasado todo un verano juntos.

‐. Tú también me mentiste, me engañaste, jugaste conmigo

‐. Pero Lena

‐. Pero nada, te dejé entrar en mi vida y ese fue mi más grande error, dejarte entrar

Así la pequeña mujer como pudo alejó al gran hombre de ella, alejándonos de su cuerpo y camino, dejando atrás al hombre del que se había enamorado, derramando unas cuantas lágrimas se alejó de ahí sin mirar atrás dejando todo, abandonando todo con tal de olvidar aquellos recuerdos que la entristecen, que la rompen al imaginar como todo era un simple y sutil engaño.

...Inició...

La ciudad B es una ciudad y la república con más dinero en todo el país, en un departamento, pequeño, pero acogedor la luz del sol apenas entraba y calentaba aquella estancia, pues el invierno era crudo en su totalidad, en aquellas cobijas de color rosado pastel una pequeña mujer castaña, abría sus ojos aquellos iris verdes se abrieron al ver los pequeños rayos de luz atravesar la ventana de su habitación.

Al levantarse observo el desastre que había en su escritorio, pasó la noche entera haciendo la tarea, estudiar finanzas era realmente agotador, se puso de pie, tendió su cama con paciencia, se dio una ducha de agua caliente, lavo los dientes, peinó su cabello ondulado y metió unos cuantos libros a su mochila al igual que su laptop y una libreta de apuntes, camino hasta su cómoda y abrió un cajón donde dejo ver un conjunto de lencería color negra, tomó el par y se los coloco para después tomar unos jeans azul cielo, un suéter color rosa melón, tomó una liga y se recogió el cabello dejándolo atado en una cola alta, se maquilló ligeramente, se colocó unos tenis blancos, tomó la mochila y salió de su habitación a la cocina.

Lena Laurent era una joven que media 1.60, tenía cabello ondulado color castaño y era de ojos verdes, su piel era blanca al punto que se podía ver de un color rosado sus manos, mejillas y nariz, calentó agua para empezar hacer un café con leche cremoso y dulce, lo bebió a temperatura ambiente, lo bebió junto con la lectura de un libro de la biblioteca que había sacado con su licencia.

Era una lectora habida, sus ojos soportaban leer un libro entero en un día para después comer otro con avidez, al terminar de leer las dos últimas páginas y su café.

Tomó su cartera, llaves, mochila y unos guantes, cerró su departamento y empezó a bajar las escaleras en forma de espiral, sacó sus audífonos y reproductor de música y escuchando High Enoungh de K Flay camino hasta la universidad, camino directamente hasta la biblioteca ay entro como habitualmente hacía, recupero su licencia y dejo el libro para después recoger unos cuantos libros sobre finanzas y salir de la biblioteca despidiéndose del secretario que hacía los permisos, ella caminó hasta las puertas giratorias de la parte B de uno de los edificios de la universidad.

Al entrar sus ojos pudieron divisar a las personas que la miraban fijamente, jamás fue alguien popular, las chicas que la miraban con risas burlonas y con ojos despectivos las hacían sentir pequeña en aquel lugar y lo era, las mujeres median alrededor de 1.70 la más pequeña media 1.68 mientras que ella media 1.60, era castaña con ojos de color, mientras que las demás eran rubias, pelirrojas, azabaches y castañas, pero con un cabello liso y largo, mientras ella contaba con uno ondulado, castaño y medio largo, al llegar a su casillero dejó uno que otro libro para tomar una carpeta y cerrarlo, una mujer de cabellos azabaches y acompañada de sus amigas llegaron y se pararon enfrente de ella.

‐. Hola enana

‐. Hola Elena

‐. Hoy estás igual o más pequeña

‐. Ah no mido lo mismo

‐. Seguro, lo bueno que eres delgada porque te imaginas enana y luego gorda, serías más fea

‐. Tengo que ir a clases

‐. Claro aparte de enana, flaca, fea y nerd

Todas se rieron a la par llamando la atención de las demás personas, en eso llegaron unos cuantos hombres con chaquetas de piel, pantalones negros y rubios, sabía perfectamente quienes eran, su tormento.

‐. Amor, que tenemos aquí o, pero si es la fea y el duende

Lena solo los miró seriamente y trato de darse la vuelta e irse por otro camino, pero los amigos del rubio se colocaron detrás de ella impidiéndole cualquier acto de huida.

Ella los miro con cautela alejándose de ellos quedando en medio, en eso Elena tomó la mano y se lo dio a su novio y este la elevo con su brazo, Lena empezó a brincar con tal de quitarle su pertenencia, pero empezaron a jugar con ella como el gato y el ratón, las risas, burlas empezaron a oírse hasta que sonó el timbre, ahí la azabache le puso el pie provocando que esta cayera al suelo y el rubio le aventó la carpeta haciendo que los papeles que contenía esta se dispersaran por el aire y suelo.

Ella los vio alejarse hacia sus respectivas aulas, mientras ella masajeando sus rodillas recogió hoja por hoja, era lo mismo todos los días a excepción de la caída, al recoger todo corrió hasta la primera clase así llegando tarde, el profesor había empezó la clase desde hace unos diez minutos.

‐. Señorita Laurent llega 10 minutos tarde, el límite son cinco minutos máximo de tolerancia

‐. Lo siento es que tire mis papeles

El profesor la miró y vio como los papeles en sus manos estaban por completo desordenados, con gesto característico de la mano del profesor le dio autorización de que pasara y pudiera seguir con la clase, ella sonrió y entró apurada al salón donde sus demás compañeros la miraban irritados o bien despectivos por saber quien era ella, subió los escalones con prisa hasta llegar a la mesa vacía cerca de aquellos chicos que conocía perfectamente o bien los mismos que se encargaron de jugar con ella y tirar sus papeles, sola en aquella mesa sacó su grabadora y empezó a grabar todo lo que decía el profesor así se encargaba de oírlo y acomodar sus apuntes con rapidez.

En eso un toque sonó desde la puerta, todos voltearon a ver hacia la puerta para ver aquel que se atrevió a interrumpir su clase y en ese caso el vómito de palabras y palabras que aburrían a sus oyentes, Lena se fijó en él, portaba unos jeans grises, playera negra y una chaqueta de piel negra, ¿Es que acaso todo debe ser negro? Incluso su cabello es azabache, las mujeres al verlo lo reconocieron al instante suspirando por aquel hombre de cabellos azabaches y ojos grises.

Lena solo lo vio sin interés alguno y volvió su vista a sus papeles ya acomodados.

‐. Adelante joven Klein

Él entró con una sonrisa coqueta y una simple mochila que parecía no portar más nada que aire, él entró y como siempre vio las sonrisas coquetas de las chicas que no desperdiciaban la oportunidad de ofrecer un asiento a su lado; sin embargo, los chicos de atrás le hicieron señas haciendo que él ignorará todo hasta que vio aquella pequeña chica, sentada aún lado de la ventana ignorando todo menos aquello con lo que apuntaba con concentración, jamás la había visto, pero algo le decía que sería divertido.

Episodio 2

...Diversión...

Mientras Darly Klein pasaba por aquel pequeño pasillo, observo a ala chica que estaba sentada aún lado de la enorme ventana y escribía, inconsciente de aquella mirada, Lena Laurent levantó su rostro buscando aquella mirada que sentía postrada en ella, mala decisión, sus ojos se enfocaron en aquellos iris grises.

Darly Klein observo esas perlas verdes, eran tan verdes que apenas y podía decirse que si podía ver o era miope, al verla y sentir aquellos ojos penetrantes en los suyos sintió un escalofrío recorrer de la punta de sus pies hasta su cabeza.

Desvió la mirada rompiendo todo contacto y saludo a sus amigos, quienes miraron con emoción al chico, Lena solo los miraba de reojo viendo como aquel hombre de negro se sumaba a aquella pequeña bola de amigos que se encargaban de hacerle la vida imposible, Darly solo se dedicaba a verla solo de reojo.

‐. Oye quien es ella

‐. Ah, es el duende

‐. Duende

‐. Si aparte de fea, enana

Dijo casi gritando para que Lena lo escuchara, ella solo giró su rostro levemente sin verlo o tan siquiera girarse por completo, solo volvió a su trabajo, mientras tanto un chico rubio con lentes observaba aquella chica con detenimiento, tomó su teléfono y envió unos cuantos mensajes informativos.

‐. Señor son los mensajes del día de hoy

Un hombre de traje gris rata, tomó el celular con su mano adornada de anillos y un reloj de oro, el hombre de cabello plateado leyó los mensajes que les fue enviados.

Mientras tanto en una clase tortuosa Lena soportaba aquellas bolitas de papel que le eran lanzadas, ella solo escribía lo que el profesor decía y escribía sin contemplación de aquellos alumnos.

‐. Duende, que escribes

Lena Laurent luchaba con todo su ser desde aquella silla con el puño cerrado soportando la ira que de ella crecía desde su interior, Darly se río y agachó su cabeza y observo como una vena sobresalía de aquella mano que tenía la pluma, esta estaba roja y las venas sobresalían de ella, Darly comprendió que estaba haciendo todo un intento de controlarse y aquello le fue más interesante.

El timbre sonó y todos los presentes no tardaron en salir despavoridos de aquella clase, a excepción de Lena quien aseguraba sus cosas y cerraba bien su bolso, se lo colgó en la espalda y apretó los tirantes de esta, se suponía que solo sería ella la última en salir, pero aquellos chicos gigantes que se dedicaron a molestarla en toda la clase se quedaron rodeándola, Lena se sujetó de la mesa con fuerza y temor, sabía que su tolerancia estaba llegando a su límite y en cualquier momento cometería una estupidez de la que no se salvaría una semana entera, pero ese día habían estado más pesados.

‐. Que paso tienes miedo duende

‐. Jaja un ratón asustado

El chico rubio se acercó a ella se agachó hasta su estatura, todo era observado por el azabache quien la observaba esperando alguna respuesta de la mujer de ojos verdes.

‐. Dime por qué estás aquí, deberías estar en una madriguera

Lena mordió su rostro y con toda la fuerza que tenía acumulada en su mano derecha, un sonido sonoro invadió el aula donde el rubio se alejó cayendo encima de sus compañeros por la bofetada que la castaña le había dado, Darly quien observo todo miró con asombro la acción que había tomado, todos los presentes la miraban fijamente.

‐. Estás loca, ustedes que hacen ahí parados sujeten la

Lena aventó la silla y se subió encima de la mesa para empezar a saltar por cada una de las mesas, Darly se sorprendió por la huida de la femenina quien brincaba en cada una de las mesas, al llegar a la salida salto y salió corriendo rápidamente con unos hombres siguiéndola, ella saltaba y trataba de evadir cualquier obstáculo que se le ponía adelante.

Darly había corrido detrás de ellos con la intención de ayudar a la femenina, pero esta había desaparecido de su vista, al llegar a campo abierto, Lena abia logrado perder los y esconderse, con la respiración acelerada y dando jadeos empezó a caminar en reversa observando que nadie apareciera.

‐. Conque escondiéndote

‐. Ah

Lena había gritado, pero se cubrió la boca en el momento en que se giró y observo al masculino, recargado en la pared con una de sus piernas flexionada sobre la pared.

Lena Laurent se puso a la defensiva mientras lo observaba con detenimiento, este hizo una sonrisa ligera mientras soltaba aúna risita nasal.

‐. Tranquila, no piensas golpearme como lo hiciste ahorita

‐. Debería estabas con ellos

‐. Ahí está, tras ella

Los chicos anteriores las habían visto y corrieron hacia ella, Lena soltó su mochila e intento correr para escapar de aquellos chicos, pero al girarse choco con una enorme pared musculosa, ella lo miró y soltó un quejido, sabía que no podría confiar en nadie y mucho menos en ese hombre que hace un momento se burlaba de ella.

Darly Klein sonrió, la tomó por los brazos y la dejó detrás de él.

‐. Oigan, oigan que piensas hacer golpearla

‐. Darly esa rata se atrevió a golpear a Mike

‐. Pero aun así no explica su comportamiento de seguirla por toda la escuela como niños de colegio

Lena observaba todo desde detrás del chico, su espalda era realmente ancha y muscular y su cintura era delgada, era claro que el masculino se ejercitaba, en eso una mano extraña la jalo del pelo, haciendo que Lena soltara un grito y quejido por el dolor, Darly se giró en el momento en que la escucho observo como la pequeña femenina trataba de soltarse de aquella mano que casi le arrancaba el cabello

‐. Mike no hagas eso

‐. Esta perra loca se atrevió a tocarme

Dijo jalando más alto de su cabello castaño haciendo que Lena se pusiera de puntas y tomara con sus manos aquella mano y cabello, sus ojos permanecían cerrados y soltaba alguno que otro jadeo por el dolor que sentía en su cabeza.

‐. Y ahora mismo la, estás tocando, mira suéltalo hay mejores maneras de divertirse que ser violentos

Dijo Darly quien metió sus manos en los bolsillos de su pantalón con una sonrisa que derretía a todas las femeninas de la escuela menos una, la que había llamado su atención hace unas dos horas y quien estaba siendo agredida, pero aquello no le decía que no podría divertirse con ella unos cuantos días.

Episodio 3

...Tortura...

Un día tras otro, semanas tras semana, con la llegada de Darly Klein a la universidad, este se ha encargado de hacerle la vida imposible.

Ahora mismo está escondida en la biblioteca donde las personas comunes no la molestaban si no la veían como un ser humano, incluso le llegaban hablar con respeto y confianza.

Sentada en el suelo, leía un libro de que consistía en cartas románticas, el romance no estaba inscrito en ella en lo más mínimo, los sentimientos en un noviazgo eran lejanos para ella, pues si bien su estatura y cuerpo la acomplejaban.

Un cuyo hombre de cabellos azabaches sonrió ladinamente al ver a la pequeña femenina escondiéndose de todo el mundo entre aquellos libreros mientras esta leía con suma concentración, con las manos en su bolsillo y de manera silenciosa se acercaba a la castaña de iris verdes.

Toda su diversión había sido las caras y acciones que la mujer ponía al pasar por alguna de sus bromas pesadas, cosas infantiles que eran tan divertidas cuando una mujer, pequeña, diferente a las demás era la víctima perfecta.

‐. Esconderte no sirve de nada

‐. AH

Grito al unísono en el momento en que escucho una voz, áspera, gruesa y demasiado masculina, lo conocía perfectamente el niño de cara bonita, el popular que se encargaba de molestarla cada vez que podían, pero en el interior agradecía por qué fuera él, el causante de su sufrimiento al de aquellos que eran amigos suyos, pues estos eran más agresivos a la hora de molestarla.

‐. Deberías sentar en clase en vez de estar leyendo libros

‐. No te metas en lo que no te llaman

‐. Que agresiva

‐. Que fastidio ver tu cara

Dijo despectiva, cerrando el libro en su mano se puso de pie y camino al librero colocando este en su lugar, mientras buscaba con la punta de su dedo índice algún otro libro que llamara su atención, hasta que lo encontró, pero para la desgracia de ella esté se encontraba realmente alto, Darly quien estaba presente miraba detenidamente como la mujer hacía y daba todo su esfuerzo por estirarse, se veía ante todo tierna a sus ojos, pues verla de puntillas y con la mano pequeña estirándose por alcanzarlo le habían sacado una risa por la escena atan tierna, pero se detuvo al ver como aquella blusa se había levantado ligeramente dejando ver aquella piel blanca y rosada, la espalda baja de la femenina estaba descubierta además de poder ver como unas pequeñas letras en cursiva sobresalían de un costado de su cadera y pantalón.

Sus ojos miraron con enfoque aquel rastro de piel incluso pudo ver el puente que se marcaba en su espalda baja por la columna, no era ni muy gordita ni muy delgada, era pequeña, pero aun así mantenía una delgada figura, la llegada de unas pisadas ajenas lo hicieron volver a la realidad, al girar su rostro y observar como un hombre se acercaba, apretó la mandíbula y se acercó a la femenina que estando de espaldas a él sintió una mano, grande, fuerte, áspera y fría se posaba en lo que era su cintura al descubierto.

Darly Klein había colocado su mano en aquella pequeña y estrecha cintura cubriendo con su cuerpo y mano aquel pedazo de piel al aire, la sola idea de ver como alguien más observará esa piel lo había molestado, sin siquiera hacer fuerza, con un simple estiramiento de su brazo alcanzó el libro que la femenina quería, al ver como el hombre permanecía en busca de un libro y de vez en cuando los miraba hicieron que su mano apretara ligeramente la cintura de Lena quien sintió un estremecimiento recorrer por todo su cuerpo que no pasó desapercibido por el masculino.

Al verlo irse, fue entonces que todo contacto físico desapareció, Darly miro como la femenina lo miraba con el ceño fruncido y ojos realmente confusos, no la culpaba, él también estaba confundido por lo que acababa de hacer solo por el hecho de que alguien más pudiera ver un solo pedazo de aquella piel.

‐. Toma

Lena lo tomó con lentitud y confusión para después ver como el hombre se marchaba con rapidez con la sola intención de alejarse de ella y saber que es lo que le ocurrió en aquel momento.

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