Las lágrimas de Elucibeth se derraman como perlas rotas por sus empolvadas mejíllas.
Con una mano, se coge el corazón que amenaza con romperse en mil pedazos, y con la otra sujeta con fuerza la escoba, hasta que sus nudillos se vuelven tan blancos que dan la impresión de que no existe irrigación sanguínea alguna.
Como un alma sin cuerpo, escucha la fría conversación de su madre.
"Querida estamos hablando de 5 millones de dólares". Los ojos de Madame Diana, como quería que la llamen, se iluminó al instante por la noticia."La familia en la que empecé a trabajar está buscando un vientre de alquiler con urgencia. Pensé que talvez unas de tus hijas estarían interesadas. Quieren a alguien joven y virgen" Continúo su hermana.
La mente de Madame Diana trabajó a la velocidad de la luz.
Thiara, su hija mayor no cumplía con tal demanda. La luz de sus ojos ya tenía un novio, y era mas que evidente que ya no era virgen.
Además no estaba dispuesta a someterla a tal humillación.
'Pero la tonta, esa si podría servir'. Sonrió como loca cuando pesó en la muchacha.
"Pero hay un detalle, querida Diana" la mujer se pausó por un instante y Madame Diana pisó tierra. " Escuché por la servidumbre que el interesado es un Ogro, cruel y despiadado".
"Eso no importa, ya tengo a la candidata. Elucibeth encaja a la perfección para esa labor. Habla con tu patrona, si me da 5 millones más puede quedarse con esa y hacerla parir los hijos que quiera. Si consigues persuadirla te daré una jugosa tajada".
"¿Estas pensando en venderla?" La mujer se quedó sin aliento por un rato. "Dios de los cielos es tu hija "
"No vengas a hacerte la Santa Teresa de Calcuta de los indignados, sabes muy bien que esa bastarda no es mi hija".
"Lo se, pero venderla me parece terrible".
"¿Quieres el dinero o no?".
La mujer entrada en los 50 se mordió el labio y lo pensó por un segundo.
'Al fin y al cabo ni siquiera comparto la misma sangre' Se dijo en una mueca de repudio y pensó en Elucibeth como una extraña.
La ambición pudo más y se mantuvo firme en su decisión.
"Está bien lo haré".
Con la pétrea respuesta de la mujer, la escoba que sostenía se deslizó por sus delegados dedos y un fuerte sonido retumbó en la sala...
La noticia terminó por destrozarle el corazón...
Tóntamente había guardado un rayito de esperanza en su lastimado corazón, con certidumbre de que por lo menos su tía se negara y persuadiera a su madre para no cometer ese acto despiadado, de venderla como un objeto cualquiera.
Pero ¿Que tía? Se preguntó con dolor. Solo era una extraña ante sus ojos. Sólo le importaba el dinero, y con tal de alcanzar sus propósitos no sentía remordimiento al herir un alma pura e inocente.
Desprovista de emoción, Madame y su acompañante giraron al instante.
Cuando vió el rostro húmedo de Elucibeth petrificada en el marco de la puerta, no hizo mas que sonreir de forma descarada.
Una fuerte punzada en el pecho la hizo retroceder de manera inconsciente, el dolor era tan intenso que sintió ahogarse, sus lágrimas no dejaban de caer, como gruesas cascadas.
Los eventos espeluznantes del pasado vinieron a su mente en ese instante....
**Flashback**....
Era una tarde lluviosa, y conmemoraban el primer aniversario de la muerte de su padre.
La pequeña Elucibeth había aprovechado la ocasión para huir de casa. Estaba tan cansada de los los gritos y azotes de su madre que decidió huir. Pensó que vivir en la calle o bajo un puente era mucho mejor, que estar en aquella casa dónde nadie la quería.
Pero Madame Diana la encontró por la noche vagando por un lejano parque.
La arrastró hasta el auto y la llevó de vuelta haciendo caso omiso a sus gritos y llantos de resistencia.
Al llegar a su mansión, Madame Diana cogió un fierro largo y sin tocarse el corazón le propinó varios golpes y el último terminó por romperle el fémur.
Sus gritos de dolor se escucharon por toda la casa y su pequeño cuerpo se desplomó en el piso.
'¡Maldita mocosa! con esto se te quitará las ganas de escapar!.
La pequeña Elucibeth solo tenía solo 9 años en ese entonces, y ese acto la marcó de por vida. La violencia sembró un profundo miedo en el alma de la niña.
Sudando de dolor lloró toda la noche, delirando por una fiebre muy alta. El dolor era insoportable que pensó que no vería la luz del día.
Madame Diana ni siquiera la llevó al hospital, todo lo contrario ordenó que solo le dieran agua y pan como escarmiento.
Si no fuera por Nancy, la cocinera, hubiera muerto de hambre y dolor. Ó quizá eso quería Madame Diana.
A escondidas la noble mujer movida a misericordia le llevaba un plato de comida y medicina. Nancy, no podía hacer mucho, solo logró inmovilizar el pie de Elucibeth en un pedazo de madera y luego cubrió su pierna con vendaje.
Continuó cuidando de ella en secreto hasta que su factura sanó. Dios se apiadó de su pobre alma, sus huesitos se soldaron bien y sin complicaciones...
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...**Elucibeth Matew**...
...Domingo 01 de Junio, del año 2000...
Los recuerdos de aquella terrible noche del primer dia de Junio, también sacudieron su memoria.
Su frente se cubrió de un sudor frío mientras mantenía su dolorosa mirada en el rostro impasible de Madame Diana, que no hacía mas que sonreír.
Aquel dia, Elucibeth acababa de cumplir 13 años. Como regalo de cumpleaños a Madame Diana no se le ocurrió mejor idea que ponerla a fregar platos y limpiar los baños.
'¡Apúrate empleada inútil!' Eran las palabras de su hermana Thiara. Al igual que su madre, la jovencita de solo 15 años la odiaba con intensidad.
'¿Por qué me odias tanto hermana?' Con sus ojos cristalizados le hizo esa pregunta.
La exquisita jovencita sonrió con frialdad.
'¿Todavía lo preguntas idiota?. ¡Tu mataste a mi papá!'
'Fue un accidente, Thiara'. Sus ojos se llenaron de lágrimas al instante.
"Plash"
Una bofetada cayó en su pálida piel dejando huella.
'No sabes cuánto te odio'
Tiró la cubeta de agua con ira antes de salir furiosa de la sala de estar. Dejando a Elucibeth con el corazón dolido, sollozando en silencio.
La noche cayó y aún tenía que limpiar la chimenea.
'Madre, eres muy cruel y despiadada. Por lo menos debería descansar en el día de mi cumpleaños'. Le dijo entre lágrimas en cuanto la vió.
Estaba tan cansada de tantas injusticias y malos tratos.
Ni siquiera pudo comer bien en todo el dia.
Cómo si hubieran planeado el día para hacerla sufrir, le triplicaron el trabajo.
'¡Estúpida, cómo te atreves!' Una bofetada se estrelló en su rostro pálido. 'No mereces recordar el día de tu asqueroso nacimiento, ¡asesina!'
Aquel día también era el cumpleaños de su difunto marido, por lo que Madame Diana enloqueció de ira ante sus palabras y la mandó a encerrar.
Al ver que Madame Diana traía consigo un fierro caliente al rojo vivo, el corazón se le detuvo.
Grandes lágrimas se desbordaron de sus azules ojos y empezó a temblar sin control.
'Ma, madre. ¿Que vas a hacer?'
'Pronto lo vas a descubrir' Susurró con maldad. '¡Sujétenla fuerte!' Ordenó.
'Noooo' Gritó horrorizada y luchó con todas sus fuerzas. Pero todo fue en vano pues sin mucho esfuerzo la inmovilizaron.
Con ayuda de su hija mayor y dos de sus empleados más fuertes le tostó la lengua...
Elucibeth pegó un grito desgarrador que se escuchó en toda la mansión y se desplomó en el piso sudando de dolor.
'Haber si así dejas de joderme, pequeña bastarda' Rugió nublada por la ira y salió a grandes zancadas del lugar.
'¿Por que me tocó una madre asi?' Pensó con agonía, mientras se retorcía de dolor, ahogada por sus lágrimas.
'¿En verdad me lo merezco? 'Se preguntó con aflicción. Madame Diana se había encargado de sembrar la culpa en su mente frágil.
Elucibeth había perdido rápidamente vários kilos en solo 2 días, no podía ni siquiera mover la boca por el terrible dolor que la estaba matando en vida.
La fiebre no cesaba y estaba abandonada como un perro sarnoso, en un fría y fea habitación.
Nancy no lo pudo soportar por mas tiempo, sus analgésicos no estaban haciendo efecto, supuso que la niña estaba haciendo una fuerte infección. Movida a compasión se la llevó a escondidas a un hospital.
-
-
Su corazón se estrujo y empezó a llorar sin control cuando el médico le informó que la lengua de la niña había sido dañado en profundidad, los músculos habían muerto y una fuerte infección se había propagado rápidamente hasta sus cuerdas vocales. Había pocas probabilidades de que ella volviera a hablar.
Elucibeth que había escuchado tras las cortinas, se estremeció y enloqueció de dolor. Habían roto sus sueños de la forma mas cruel que podía existir. Jamás volvería a cantar.
Su sueño era ser cantante de ópera y viajar por todo el mundo, lejos de las personas crueles que tanto dolor le causaron.
Nancy estaba decida a huir con la niña, no iba a permitir que la chica volviera, ese acto era diabólico y macabro. Y así lo hizo, la llevó a un lejano lugar.
La pequeña tranquilidad que sintió Elucibeth por 7 días en el rancho del yerno de Nancy se esfumó cuando Madame Diana la encontró.
Ella era una mujer de clase media, y tenía cierto poder, lo suficiente para dar con ellas. Madame junto a sus hombres causaron destrozos y amenazaron a la familia.
Golpeó a Nancy frente a Elucibeth, que temblaba y suplicaba por la vida de su ángel.
'¡Maldita, malagradecida, como te atreviste a huir!'
La sangre se derramaba por la boca de Nancy mientras Madame Diana le propinaba un buena paliza en el piso.
En su desespero por defender a Nancy, Elucibeth le mordió el brazo.
'Bastarda estúpida' Gimió de dolor y le dió una terrible bofetada que la mandó al piso.
La pequeña solo lloró con amargura sin dejar de temblar.
'Si intentas huir voy a matar a la estúpida de Nancy junto a su mediocre compañía'.
No quería volver, pero no tenía elección, si se negaba o escapaba su cruel madre mataría a Nancy junto a su única hija y nieto de 3 años.
Madame Diana le sonrió con frialdad al citar las varias formas de deshacerse de los campesinos si intentaba huir.
'¿Cómo te gustaría que murieran?. Calcinadas, envenenadas, ahorcadas quizás... ¡Solo dime cómo quieres matarlos!'..
La idea la hizo estremecerse, no podía permitir que nada malo le sucediera a la única mujer que fue como un ángel con ella.
Se arrodilló y juntó las palmas implorando misericordia.
'Bien mocosa, desde hoy vas a someterte a mi'
La cogió del brazo y la aventó al asiento trasero del auto.
Por la ventana observó la figura marchita de su querida Nancy, tendida en el piso ahogada en lágrimas.
Verla en ese estado la destrozó.
¿Que podría hacer ella?.
Era sólo una pequeña chiquilla llena de temores. No tenía a nadie a su lado. Todos la despreciaban y junraban fidelidad a su cruel madre.
Cuando regresó a la mansión de los Matew la cruel mujer la molió a golpes y la encerró por un mes con solo agua y pan.
Desde entonces no se atrevió a escapar fundida por el miedo. Todas las noches se despertaba sudorosa en un charco de lágrimas. Revivía una y otra vez la misma macabra escena que muy fiel la tormenta.
Los años pasaron y ella se mantuvo en silencio, como un cachorro obediente. Hacía lo posible por complacer a Madame Diana, no quería pasar por otra cruel tortura.
Fin del flashback...
La hermosa muchacha por fin comprendió la actitud cruel y despiadada de la creía ser su madre.
Todo ese tiempo había justificado sus maltratos, pensando que merecía el odio de su madre por ser la causante de la muerte de su padre.
'¡Asesina!'
No había un día en la que no oyera esa palabra provocándole un riachuelo de lágrimas.
No había noche en la cual no llorara y se culpara por distraer a su amoroso padre del volante.
¿Pero que culpa tenía ella?.
Solo era una pequeña niña tan inocente y juguetona. Que sin querer se prendió del su cuello de su querido padre cómo un monito desde el asiento trasero, provocando un accidente.
Con gran dolor llegó a la conclusión de que aquella mujer simplemente la odiaba por no llevar su misma sangre.
¿Cómo un ser humano puede aguardar tanta maldad y no morir por tener seco el corazón?. Se cuestionó dolida al posar su mirada en el pecho de Madame Diana.
...Madame Diana...
"Veo que no será necesario informarte nada ya que lo oíste todo". Habló Madame Diana secamente.
"Querida será mejor que me vaya" Susurró Carlota sintiendo el pesado ambiente.
"Estamos en contacto, hermana. Quiero tener buenas noticias cuánto antes"
Carlota asintió y despareció como un rayo.
Con el dolor latente en su pecho Elucibeth en lenguaje de mudos trató de comunicarse con ella
*Madre, por favor no me vendas, haré todo lo que quieras, pero por favor no me vendas*.
Madame rió de forma escalofriante.
"¿Eres estúpida?. ¿Que no escuchaste?. ¡No soy tu madre, bastarda inútil!, no vuelvas a llamarme de esa manera". La cogió con violencia del brazo. "Ahora ve a tallar tu mugroso cuerpo que me da náuseas. Obedece sino quieres que nada malo le pase a la vieja de Nancy"
Elucibeth corrió cómo si el mundo fuera a caerse a pedazos y se encerró en su fea habitación.
Se quitó la ropa que estaba llena de cenizas y la arrojó al piso. La prenda estaba tan sucia porque toda la tarde se pasó limpiando la chimenea.
Entró al estrecho espacio donde se ubicaba el baño.
Abrió el grifo y lavo su cuerpo, mientras las lágrimas corrían mezcladas con el agua fria.
En un sólo dia, recibió dos lastimeras puñaladas.
Madame Diana no era su madre, y la había ofrecido a un hombre malvado como cualquier objeto.
Todo en ella dolió en gran manera y se hizo un ovillo en el piso, temblándo de frío.
¿Por que la vida era tan injusta?.
'No soy mala'. Cuestionó. 'A pesar de tanto dolor mi corazón aun es cálido, oh Dios de los cielos ¿Porque no me haces justicia? ¿Por qué las personas buenas tienen que sufrir tanto ?...'
No encontró repuesta a sus cuestiones y su puño se estrelló contra la pared.
En medio de su dolor pensó en su amado Jhonny.
Era la única persona que le dió una razón para vivir. Era su sol resplandeciente en medio de la densa oscuridad.
Al recordar sus promesas su llanto se hizo mas fuerte y su corazón se sintió desesperanzado.
Ya habían transcurrido 5 años desde entonces....
'¿A caso me olvidó?'. Pensó Elucibeth. La sóla idea hizo sangrar aún mas su corazón.
-
-
Por la noche, una ansiosa Madame Diana, sostenía el teléfono muy impaciente.
En cuanto vió el nombre de su hermana en su teléfono sonrió como guasón.
"Dime que tienes buenas noticias".
"Si Querida. La señora aceptó. A Primeras horas va a transferirte el dinero" Gritó emocionada. "Ten lista a Elucibeth, un chófer pasará por ella a las 8 de la mañana".
"Perfecto".
Colgó la llamada y pegó un grito de emoción.
Ni en sus sueños había imaginado recibir una jugosa ganancia por una buena para nada.
La única razón por que crío a la chiquilla desde bebé, fue por amor a su marido.
No quiso perderlo a pesar de su infidelidad. Entonces sólo apretó los dientes y recibió a su bastarda.
Pero cuanto murió Juan, las cosas cambiaron. Ya no veía necesario fingir agrado por la mocosa, y sacó a relucir su verdadero rostro.
El día de la lectura del testamento tembló de ira, la bastarda había heredado una jugosa ganancia.
Con mucho coraje desechó sus planes de echarla de su casa y la crío de mala gana, esperando como una hiena que cumpliera la mayoría de edad para lograr su cometido.
Para aliviar un poco su enojo se desquitó con la inocente y la saco de la escuela para ponerla a trabajar cómo una criada mas.
En cuanto cumplió 18 años, la codiciosa mujer la despojó de su fortuna con engaños. Cómo ya no la servía quiso echarla.
Pero la visita de su hermana la hizo cambiar de parecer. Debía de sacarle mucho provecho antes de tirarla por ahí como basura.
-
-Los primeros rayos del sol atravesaron las cortinas y Madame Diana abrió los ojos sin dejar de sonreír cómo el Grinch.
Cuando revisó su cuenta bancaria dejó escapar un grito ahogado.
Sus ojos tenían el símbolo de dólares al ver los 10 millones en su cuenta.
Después cantar cómo una loca en la ducha se puso su mejor vestido y bajo las escaleras.
Se sentó con elegancia en la sala de estar imaginando las miles de formas de gastar todo el dinero que consiguió gracias a Elucibeth.
Lo primero que apareció en su mente fue una lujosa mansión en una zona exclusiva, ya que estaba cansada de vivir en una zona rústica y alejada.
Lo segundo el Maybach dorado que siempre había añorado...
Sus ambiciosos sueños se vieron interrumpidas por ruidosos sollozos y fulminó a Elucibeth con la mirada.
"¡Deja de llorar, me estresas!" Chilló Madame Diana. "Deberías de sentirte halagada, alguien pagó mucho dinero por ti. ¿Quién en su sano juicio encontraría valor en una inútil y muda como tú?".
Sus palabras estaban desprovistas de emoción y llegaron al corazón de Elucibeth cómo otra daga más provocando más hemorragia.
Las pequeñas y blancas manos de la joven no dejaban de temblar mientras lloraba en silencio con la cabeza gacha.
El motivo de su lloro no era precisamente que le doliera abandonar la casa. En otras circunstancias habría brincado de alegría.
La sola idea de vivir un infierno más cruel con el ogro de hombre que la había comprado le producía escalofríos.
Se imaginó a ese hombre con el rostro del diablo, y pensó que sería el doble de cruel que Madame Diana.
'¿Que va ser de mi?' Se preguntó Elucibeth, conteniendo sus lágrimas.
Veía su futuro lleno de lágrimas y dolor.
El suicidio se le atravesó por la mente, pero lo descartó al minuto siguiente al pensar en Nancy y Jhonny, sus dos motivos para seguir en este mundo cruel.
Tenía la esperanza de que su amado viniera a rescatarla, cómo en aquellos cuentos de hadas....
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