Estaba en mi oficina cuando mi supuesto medio hermano, entró junto con sus guardaespaldas
— Kim Na Ri, siempre es un gusto verte -dijo con una sonrisa zorruna.
— ¿Qué demonios crees que haces aquí? ¿Cómo es posible que la seguridad te haya dejado pasar?
— Veo que eres la última en enterarse como siempre
— No tengo tiempo para tus tonterías, sal de aquí antes de que llame a seguridad
Justo después de subir a director general, y que asesine a mi propio padre quien lo protegía a capa y espada, eche de la empresa a la escoria de mi supuesto medio hermano, y recuerdo claramente que ordene que por ningún motivo se le dejase entrar.
— La junta directiva me nombró nuevo presidente de la compañía
— Un tipo que no tiene la sangre de la familia Kim no puede heredar la compañía - pronunció exaltada.
— Si pero gracias que que mataste a tu padre antes de que se enterará de que no soy su verdadero hijo, y gracias a qué te encargaste de hacer que la junta de accionistas te detesta, obtuve su favor fácilmente y con ello todo lo que quería
— No puede ser, esos malditos viejos seniles -
— Lo mejor es que, mientras tú estabas distraída, intentando tomar el mando de la empresa, me diste el tiempo suficiente para eliminar las pruebas sobre mi falso parentesco con tu padre
— Yo caí en tu trampa, estaba tan asustada de que el viejo te nombrará presidente de la compañía, que lo maté antes de enterarme que ni siquiera eras su hijo.
— ¿Cómo debería agradecerte? Mi preciosa Na Ri - él la tomó de la cintura y la acercó peligrosamente.
— ¿Crees que simplemente puedes robar todo lo que es mío y te dejaré hacerlo?
— No hay nada que puedas hacer, ya he enviado todas las pruebas de los delitos que has cometido a lo largo de estos años, incluyendo el asesinato de tu propio padre y todo para sacarme de tu camino, haciéndome ver cómo una pobre víctima más de tu locura, pero si estás dispuesta a ser mi sumisa y leal amante, estoy dispuesto a sobornar algunos contactos para que se hagan de la vista gorda sobre tu caso.
— Eres un enfermo, ahora todo tiene sentido siempre supiste que no éramos medios hermanos, por eso sigues con está absurda obsesión conmigo.
— Estoy tan loco por ti, que estoy dispuesto a negociar el enviarte a la cárcel o dejar que simplemente dejes que te encierre en un lugar donde solo yo pueda tenerte.
— Alejate de mi maldito cerdo asqueroso - lo empuje con todas las fuerzas de mi cansado cuerpo.
— Tienes hasta media noche, para tomar una decisión - sonrió de una forma que solo me causó escalofríos.
Se dió la vuelta y justo antes de salir de la oficina le grité una última vez.
— Hey! Maldito bastardo -
— Baja esa mierda Na Ri, no ganaras nada matando me
El arma en mis manos apuntaba directamente a su cabeza, mientras sus guardaespaldas apuntaban hacia mi.
— Está es mi respuesta: Prefiero morir a ir a la cárcel o ser tu amante
BUM! El sonido de un arma resonó por todo el lugar, mientras la sangre salpicaba en todas direcciones.
El cuerpo sin vida de Kim Na Ri se desplomó en aquel lugar, al tiempo que Kim Do Hwa corrió desesperadamente a socorrerla, pero sin resultado.
Toda mi vida pasó en cuestión de segundos frente a mis ojos, lo bueno y lo malo estaban entremezclados, y si algo era seguro es que no me esperaba un lugar bonito después de todos los crímenes que había cometido.
Yo solo quería poder, dinero y estatus, estaba tan obsesionada, que no me di cuenta que me dirigía a una trampa.
Me jactaba de ser tan lista,admito que pequé de soberbia y por eso mi vida terminó de forma patética.
De pronto todo se volvió pesado como si una fuerza me arrastrará hacía el fondo de un pozo de sangre, podía escuchar las voces de las personas a las que había arruinado para obtener mis objetivos.
Entonces fue cuando la ví, la única pequeña luz en medio de esta penumbra, mi yo de otro mundo, su apariencia era similar, pero a la vez tan diferente, sus ropajes eran de una época diferente a la mía, pero algo que teníamos en común eran que sus manos estaban tan manchadas de sangre como las mías.
Camine lentamente para acercarme hasta estar frente a ella, era como verme en un espejo y al momento de tocar las puntas de nuestros dedos, sus recuerdos y los míos se entremezclan.
Entonces desperté en una época y mundo diferente al que pertenecía, con los recuerdos de mis dos vidas pasadas, no sé si era un castigo o una bendición, pero está vez podía cambiar mi destino.
Mi cuerpo estaba adolorido, y sentía un fuerte dolor en la zona de la cadera, mientras las voces que se escuchaban en mi entorno me aturdían, no se sentían familiares, pero por otro lado no eran desconocidos.
— Señorita por favor despierte
— La condesa va a matarnos - decía entre lágrimas una de las sirvientas.
— Podrías guardar la compostura, la señorita está reaccionando
— Lilith lo siento mucho no fue mi intención- Gritaba desesperada la pequeña rubia mirando como su hermanastra estaba tirada en el suelo, mientras su cabeza sangraba
— Hermana por favor despierta - La hermana menor se escondía detrás de una las sirvientas, mientras contenía el llanto. Lo recordaba todo, dos mundos diferentes, y en ambos ella era lo que en una novela se consideraría una villana, con un final miserable.
Este era el punto sin retorno donde el odio de Lilith hacia su hermanastra la consumió a tan temprana edad.
Pero entremos un poco en contexto, según los recuerdos de su vida pasada, su nombre en este mundo y vida era Lilith y su madre la condesa Elizabeth Dankworth, era una mujer viuda y ta despilfarradora, que estaban por irse a la bancarrota, de no haber sido, por que un adinerado mercader se enamoró locamente de la belleza de la condesa, sin importarle los rumores que circulaban sobre ella, la desposó rápidamente, trayendo así una gran fortuna a su nuevo a la familia, consigo vino su pequeña hija Camelia tan solo unos meses más joven, que la hija mayor Lilith y un año mayor que la segunda hija Esmeralda. Al principio parecía que una familia feliz se formaría, pero lo que comenzó como el capricho de la nueva hija, traería miseria a toda la familia.
La torpe y nueva hermana había insistido en que le dejaran tomar clases de montar a caballo como a sus otras hermanas, se en capricho tanto que golpeo y asustó al caballo que estaba montando Lilith, fue entonces cuando el caballo de la joven señorita se descarriló, está cayo fuertemente contra una roca. El menor de sus problemas fue el golpe en la cabeza, pues la caída le provocaría una lesión en la cadera, que le haría cojear de por vida, la condesa enfada por aquel accidente culpo de todo a la hija del comerciante, a quien desde un principio aborrecía por ser la hija de una mujer esclava que había tomado como amante el mercader en su juventud.
Tanto el corazón de la condesa de Dankworth, como el de su hija se vieron ennegrecidos por el odio y la desesperación,ya que la vida social de Lilith había sido arruinada y las posibilidades de casarse, eran nulas algo que en aquella época representaba el único valor que tenías como mujer, fue así como su comportamiento cruel y errático, fue tomando mayor fuerza y brutalidad, hasta llegar a ser conocidas sólo por su crueldad.
Después de la muerte del padre de Camelia en una de sus incursiones a un país extranjero, ambas se encargaron de hacer la vida de Camelia miserable, la obligaban hacer trabajos forzados como si se tratase de una sirvienta, en vez de un miembro más de su familia, y ni mencionar si se atrevía a desobedecer o negarse a alguna de sus excéntricas peticiones, los castigos corporales por más brutales que fueran, a sus ojos eran poco, o nada comparables al accidente que había causa y por ende arruinado la vida de Lilith. Por otro lado Lilith se concentró tanto en su odio que no pudo ver más allá, y concentrarse en mejorar para sí misma.
Pero el golpe más duro fue cuando el príncipe heredero de la nación, se enamoró perdidamente de la belleza de esa rata vulgar, madre e hija entraron en cólera y la vendieron como esclava, antes de que el joven príncipe la sacará de la residencia Dankworth.
Cuando el príncipe se enteró de esto, la busco por cielo, mar y tierra, mientras mantenía encarceladas a madre e hijas; Esmeralda quien jamás participó en tanta crueldad hacia una sola persona, recibió el mismo brutal castigo, latigazos y una muerte pública en la guillotina. Fue así el fin de la familia Dankworth también conocidas como las condesas sangrientas, pues se había extendido el rumor de cómo asesinaban con sus propias manos a los sirvientes que se atrevían a desobedecer. Realmente fueron muy odiadas y repudiadas.
— Pero esta vez no dejaré que nada de esto pase, no por mí, ni por mi madre, si no por mi pequeña hermana Esmeralda, si hay alguien que se merece una segunda oportunidad de vivir bien es ella y juro que cambiaré nuestro destino.
Pasé al menos tres días inconsciente después del accidente, la tensión en la mansión podría cortarse con un cuchillo. Mi cuerpo y mi cabeza dolían, pero era soportable, había regresado a mi yo de 9 años y este dolor no se comparaba con el hecho de haber arrastrado a la ruina a mi pequeña hermana Esmeralda. Aunque en el otro mundo jamás sentí apego por ninguno de mis hermanos, en esté se podría decir que mi único consuelo siempre fue tener a Esmeralda a mi lado. Incluso aunque pudo haberse casado con un marqués de un país vecino, se quedó a mi lado y aceptó el cruel final tomando mi mano. Aún puedo recordar la insana sonrisa del príncipe al hacerme ver la muerte de mi madre y mi hermana, antes de acabar con mi vida. Me preguntó cómo hubiese sido sentir ese afecto fraternal por mis hermanos del otro mundo.
Pero antes de que siquiera pudiese lamentarse un poco podría escuchar por los murmullos de las sirvientas, sobre cómo la condesa estaba vuelta una fiera, y que tenía a Camelia encerrada en su habitación sin comida y con agua apenas para sobrevivir.
Por otro lado el señor Oleck, aún no regresaba de su último viaje, no había quien pudiese sofocar la irá de aquella mujer.
— Escuche que las criadas que estaban ese día fueron ejecutadas decía en voz baja una de las sirvientas
— Yo escuché que la misma condesa las azotó hasta la muerte-
Aunque eran especulaciones de las sirvientas, no es como que no creyera que la imponente condesa Elizabeth Dankworth, fuera capaz de todo eso y más.
Así que debía darme prisa y encontrar la forma de calmar su irá.
En un intento sobrehumano por levantarme y ponerme de pie, fracase cayendo al suelo abruptamente.
— Señorita ?! - rápidamente se aproximaron a mí y me ayudaron a levantarme.
— La condesa, quiero decir, mi madre ¿Dónde está?
— La señora se encuentra en el estudio, mi señorita
— ¿Podrías llevarme con ella? Por favor
Ambas se quedaron boquiabiertas parecía que era la primera vez, que me escuchaban pedir algo de manera amable, no era de extrañar, en este mundo siempre fui grosera y malcriada, y después del accidente me volví alguien sadico, con ansias de humillar a los demás debido a mi complejo de ser una lisiada.
— ¿Pero que están esperando?- reproche para no verme tan extraña
La condesa tenía un aura oscura a su alrededor, como si fuera ella la que quedaría coja de por vida, no es como si realmente le importase, o que sintiera una pizca de amor maternal, lo que le dolía era el valor monetario, que podría haber conseguido de casarme con una familia de mejor estatus que la nuestra, pero ahora ese futuro se había arruinado. Realmente no la culpo en la vida real lo más importante es el estatus y el poder, y ahora era el hazme reír de todo el Reino, chismeaban de como la hija de una esclava había traído una maldición a la casa de la condesa Dankworth. Y que la hija mayor de la familia ahora no era más que una pobre coja sin futuro.
— Madre te suplico qué liberes a Camelia de su castigo-
Sus ojos se incendiaron como llamas, el despreció que me dirigió con la mirada, era algo que ni siquiera mi padre en el otro mundo me había dado, igualmente no sentía ningún apego por ella, pero la otra parte de mi se sintió miserable.
— ¡¿Acaso eres estúpida?! ¿Podría ser que ese golpe arruinó tu cerebro?!
— Por favor cálmate madre
— ¿Como quieres que me calmé?! mi hija es una lisiada, mírate siquiera puedes estar de pie sin ayuda- lanzo todos los documentos en su escritorio sobre mí.
— Tu futuro está arruinado, y todo por la hija de una esclava
Me gradué como una de las mejores de la universidad de Seúl, triplique los ingresos de la multinacional de mi familia, y estuve a casi nada de ser la heredera universal de todo el grupo S y creé que mi vida en este mundo tecnológicamente más atrasado está arruinada, solo por qué no podrá venderme como esposa, la irá hizo temblar mi cuerpo, quería gritarle unas cuantas cosas, pero estoy segura que no me entenderá.
Conocía el futuro y el como manejé las cosas a partir de este punto nos salvaré antes de que ella nos llevé a la perdición.
— Madre voy a demostrarle lo mucho que puedo llegar a valer aún con este pequeño percance -
En mis ojos se podía ver el mismo fuego que el de la condesa pero incluso más brillante.
La condesa Elizabeth, que jamás había visto tanta determinación en su hija, le entrego la llave de la habitación de Camelia.
— Espero buenos resultados entonces-
Ambas eran mujeres orgullosas, pero está vez la condesa había cedido un poco, pues no esperaba ver a una niña tan fuerte, cualquier otra probablemente se habría encerrado en su habitación a llorar, sin hacer nada para cambiar su situación, como la Lilith del pasado.
En el pasillo frente al estudio de la condesa Esmeralda esperaba con ojos llenos de esperanza al ver a su hermana mayor caminando después del estado casi letargo de días pasados.
La mirada de Lilith se suavizó al ver las lágrimas de su hermana y fue abrazarla.
Si lo meditas fue un trauma muy grande para una niña de 8 años, ver cómo tu hermana casi muere.
La pequeña de cabello rizado y castaño la abrazo fuertemente.
— Tu pierna... Lo siento
— No fue tu culpa
— Mamá dice que todo es culpa de esa niña Camelia
— Eso no es verdad, los accidentes pasan
— Pero...
— No vuelvas a decir eso y menos frente a nuestra hermana
— Lilith ¿Vas a comenzar a llamarla hermana?
— Si, y de ahora en adelante tu también deberías hacerlo, además debemos ser amables e intentar llevarnos bien" aunque sea solo algo superficial"- esto último lo omitió
Por supuesto no debemos tener de enemiga a la próxima emperatriz de está nación, lo que debo priorizar es ganarme su favor. Mientras busco la manera de fortalecer el poder de nuestra familia, encontraré la manera de ser intocables incluso para la familia imperial, y si tengo que usar a Camelia cómo una herramienta más en mis planes no dudaré en hacerlo. Pensaba para si misma, mientras seguía abrazando a su hermana
— Si tú lo dices entonces, también la llamaré hermana y prometo ser amable con ella.
— Muy bien así se habla- le dedico una amable sonrisa- ahora ¿Que te parece si vamos al cuarto de Camelia y hacemos las paces con ella??
— Claro que sí hermana - asintió tiernamente.
Inmediatamente las sirvientas prepararon comida, bebidas y bocadillos, según las órdenes de Lilith.
Al llegar al cuarto pudo ver a la adorable y angelical Camelia quien tenía sus hermosos ojos azules rojos de tanto llorar.
—Señorita Camelia, las señoritas Lilith y Esmeralda trajeron bocadillos para usted
Los ojos de Camelia se abrieron como platos, no podía creer que su hermanastra viniese a rescatar la de su encierro. Pero cuando vio la lamentable apariencia de Lilith, su corazón se encogió por remordimiento. Todo era culpa suya, y no tenía el valor para mirarla a los ojos, Lilith podía ver a través de ella lo que la hizo sonreír entre dientes, por esa apariencia lamentable perfecta es que ni siquiera se había tomado la molestia de arreglarse, quería que viera lo que había provocado y sufriera con ello. Esta vez no la piensa maltratar solo la haría sentir en deuda por el resto de su vida.
Lilith se apresuró y le envolvió en un abrazo de falsa ternura
— Nada de esto es tu culpa hermana
Los ojos de la pequeña rubia se inundaron en lágrimas, aunque no sabía si por el abrazo reconfortante o por el hecho de que por primera vez estaba siendo llamada hermana. Por fin después de tanto tiempo sentía que era parte de la familia.
— Lo siento, realmente lo siento Lilith
— Esta bien, mírame estoy bien
— Como puedo hacer que me perdones?-
Sus ojos se llenaron de maldad, era como si hubiese pescado al pez gordo.
— Solo debes prometer que siempre me que a partir de ahora serás mi aliada para siempre- Agregó una bondadosa sonrisa
— Yo siempre seguiré hermana- En ese momento, Camelia solo podía pensar que Lilith era como una santa, cuáles son las probabilidades de que hay le perdonará por provocarle algo tan terrible.
— Yo también siempre te seguiré Lilith- la joven castaña se unió al abrazó, al sentirse dejada de lado.
Camelia era demasiado buena incluso en el pasado cuando era maltratada no decía una sola palabra, tan solo con mirar la pierna de Lilith sentía tanta culpa y miseria que creía merecer toda la maldad y despreció que obtenía de su hermanastra. Y cuando Camelia se compadecía de Lilith, un interruptor se encendia, entonces, era un más cruel y brutal con los castigos, todo su odio e irá, eran descargados sobre Camelia. Pero está vez usaría, esos buenos sentimientos y culpa para manipular la a su antojó o eso era lo que creía.
La lesión provocada por la caída del caballo dejó varias secuelas en la zona de la cadera, tenía dolores agudos, que me producen cierta rigidez a la hora de caminar haciendo me cojear. Para la época una operación parecía imposible, pero de acuerdo a uno de los médicos de la capital hacer fisioterapia y dar masajes constantemente, guardar reposo, ayudaría a tener, una alta probabilidad de poder caminar sin que se notase demasiado mi cojear en algún futuro, aunque muy probablemente tendría que apoyar me de vez en cuando con un bastón.
Por otro lado a casi un mes del accidente, el señor Oleck, estaba de vuelta en el condado, al enterarse de la situación, se apresuró en ir a verme, y aunque era un hombre que fácilmente podía ser influenciado por la belleza, no era una mala persona.
En su mirada se notaba que estaba genuinamente preocupado y hasta cierto punto se sentía culpable conmigo por el accidente que había provocado su hija. Me lleno de regalos y participaba activamente en las terapias, por primera vez sentí lo que era el cariño de un padre, en esta vida mi padre había muerto cuando tenía 3 años, así que no tengo recuerdos de él, y si me pongo a recordar mi otra vida pasada, ante los ojos de mi padre sus hijas no tenían ningún valor. Solo su hijo menor el único varón, podía llenar sus expectativas, no importa cuánto me esforzará y cuánto lo intentará ninguno de mis logros, pudo conquistarlo, a sus ojos una mujer no podía lograr lo mismo que un hombre además me tenía odio y resentimiento, por no ser una mujer sumisa, por el contrario me consideraba una mujer malvada y ambiciosa, embriaga en su obsesión de apoderarse del lugar que por derecho pertenecía a su único hijo varón.
-Oh padre cuánto odio y resentimiento albergue hacia ti... Aún puedo recordar esa última mirada de despreció que me diste el día que te maté con mis propias manos, el hombre fuerte e imponente se había convertido en un viejo decrépito, que pereció ante mis finas y delicadas manos.
Así dos meses más pasaron sin pena ni gloria, pero los viajes del señor Oleck no podían seguir postergando por mi, la situación del condado, aún con la gran fortuna y constante contribuciones monetarias del señor Oleck no mejoraba, después de todo la condesa era una incompetente administrando las tierras, apesar de que nuestro condado era uno de los más pequeños en el imperio y no había tanto trabajo que hacer, lo poco o mucho que se tenía que hacer, terminada siendo un desastre por su negligencia. Una noche antes de la partida del señor Oleck recordé el inevitable final que le esperaba, la ruta marina hacia el Reino vecino del oeste, se vería severamente afectada por tormentas y oleajes fuertes, muchas embarcaciones mercantiles se vieron afectadas y fue una temporada catastrófica para el comercio exterior de ambas naciones, mucho dinero invertido se había perdido, como también la vida de mercaderes y tripulaciones completas de los barcos.
-Lilith lo lamento, pero un nuevo viaje a surgido, y no puedo seguir posponiendo lo
-Padre... Yo le agradezco el apoyo que usted me ha brindado y no me atrevería a retenerlo más tiempo, solo espero que se cuide y vuelva pronto, sano y salvo
-Me llamaste padre - Sus ojos se enternecieron, era la primera vez que aquella niña de cabello negro azabache y ojos color oro, le llamaba de esa manera, una extraña felicidad lo abrumo.
-Querida hija mía prometo volver lo mas pronto. Un Abrazo y un beso en la mejilla fue el sello
de despedida, pero ella sabía que no volvería, en ese preciso momento el extraña sensación de tristeza la invadió, dándose cuenta que perdería a la segunda persona que le abría brindado cariño genuino, es más ni siquiera la
Condesa, su propia madre se había dignado en visitarla un solo día.
Se levantó de la cama y pidió rápidamente que una de sus sirvientas le ayudará, si era una mujer malvada, pero no desagradecida, bajó las escaleras tan rápido como pudo hasta llegar al primer piso, y como si su vida dependiera de ello alcanzó al señor Oleck quien se despide afectuosamente de Camelia,Esmeralda y La condesa.
-Padre por favor espera- gritó con toda la fuerza que le permitían sus pulmones, su cuerpo estaba cubierto por el sudor y su rostro pálido por el esfuerzo, que mostraba cierta angustia.
Lilith!- El ahora conde se acercó rápidamente y tomo entre sus brazos a la pequeña que parecía que se desmayaría en cualquier momento.
-La ruta comercial...
No podía articular bien palabra, sus pulmones parecía que quemaban, pero no podía guardarse aquel terrible suceso.
-Debe cambiar la ruta comercial al país del oeste
-De que estás hablando? -El nunca mencionaba nada acerca de su trabajo a las niñas, solo frente a la condesa hablaba de sus planes comerciales
- El mar... El clima en el mar, será desfavorable... Aunque sea más tardado la mejor opción es ir por la ruta terrestre.
Oleck estaba tan sorprendido, como es que una niña pequeña tenía esa información tan detallada, la única explicación posible era que hubiese escuchado alguna conversación entre el y la condesa.
-Tranquila, nuestra enbarcacion tiene a uno de los mejores capitanes de la nación, además no
es nuestra primera incursión marítima, conocemos el mar como la palma de nuestra mano- dijo con una pequeña sonrisa para tranquilizar a su hija
Fue entonces que Lilith no tuvo de otra que fingir llanto.
-Tuve un sueño, el barco era tragado por el mar y papá nunca volvía -Sus ojos se inundaron de lágrimas y se aferró fuertemente al conde.
-Eso no pasará, si te deja tranquila aunque incremente el costo de viaje, iré por tierra.
La condesa miro la escena disgustada, algo no está bien, Lilith ni siquiera había llorado cuando se enteró de que sería coja de por vida entonces por qué ahora hacia un berrinche como tal, en especial frente a sus hermanas y sirvientas.
-Lilith ya basta- cuando estaba apunto de arrancar Lilith de los brazos de Oleck, como por inercia las dos pequeñas señoritas rompieron en llanto ante la afirmación de Lilith de que padre no volvería.
Así las dos pequeñas hermanas también se aferraron al conde.
Después de llantos incesantes, Oleck retomó su camino al puerto.
-Señor la tripulación está inquieta, se supone debía haber llegado hace una hora.
El Conde se tomó un tiempo para meditar.
-Desembarquen rápidamente está vez tomaremos la ruta terrestre
-Sabe cuánto dinero vamos a perder, además de que tendremos que pagar más dinero e invertir 5 días más de viaje de ida y vuelta
-Si, lo se - miro detenidamente el cielo estaba despejado y brillante
-se puede saber por qué el cambio de opinión de último momento
-Se aproxima una tormenta
El capitán lo miró como si estuviera loco, el cielo estaba más hermoso que nunca y sin embargo había decidido cambiar a la ruta por tierra.
Cuando los tripulantes preguntaron por qué el cambio tan repentino solo se escuchaba de boca en boca.
- Se aproxima una tormenta
Entre los barqueros rápidamente se extendió el rumor algunos entraron en pánico y optaron tambien por cambiar su ruta, pero muchos más tomaron a loco aquellos que advertian sobre una fuerte tormenta.
Aún con las advertencias muchas vidas se perdieron, pero el desastre comercial no fue tan catastrófico, gracias a que la embarcación del Conde Dankworth había predecido aquella tormenta. Aquellos que salvaron su inversión estaban agradecidos de no tomar por loco al Conde mientras que otros lo veían como un enviado por dios, rumores sobre la premonición del Conde se esparcieron rápidamente hasta llegar a la capital.
Cuándo el señor Oleck se enteró que el sueño de su hija no había sido para nada inexacto, sintió como un frío abrumador se esparcía por su cuerpo, si hubiese tomado la ruta comercial marítima, probablemente hoy no estaría vivo. Su hijastra había salvado su vida, si no hubiese tomado en serio ese sueño hoy estaría en las fauces de la muerte, oh que tan catastrófico hubiese sido para su familia, él era actualmente el único soporte económico fuerte de la familia, sin mencionar que dejaría desamparadas a sus tres hijas y esposa. Una coincidencia, o el destino no tenía idea pero estaba agradecido, ahora solo tenía que terminar las negociaciones en los precios de las materias primas y regresar rápidamente al lado de sus seres queridos.
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