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Cuando Hanna se enteró por la bruja blanca del reino que esperaba un bebé, su esposo saltó de alegría cuando se lo contó.
Sería el segundo hijo de la familia real y lo llamarían Hanniel.
Pero cuando celebraban la llegaba de el nuevo integrante, una gran nube negra apareció para luego esfumarse dejando al la luz una omega que era una bruja marginada ya que utilizaba su magia para la oscuridad y hacer el mal.
Ella misma, fue una de las tanta concubinas del Rey y ahora esposo de Hanna, Jhon y ella al ver que no la elegió a ella como esposa e intentó acabar con la vida de la mujer, pero antes de hacerlo la omega fue detenida por una bruja blanca y marginada a los calabozos.
Pero en ese momento estaba presente ante ellos y con una sonrisa que les dio escalofríos a más de uno— felicidades por su nuevo retoño.
—¡¿Tú que haces aquí?!
—vine a darle mi regalo a tu hijo— dijo la mujer sin acercarse extendió su mano al viente de el omega y con su mano que no estaba extendida, rasgó un poco su ante brazo dejando salir su sangre— maldigo al príncipe de la luna, y que le traiga al reino las desgracias más grandes de sus vidas, así como destruyeron mi vida, su hijo también lo hará.
La sangre derramada se convirtió en cenizas y fue directo al vientre de la mujer dándole una fuerte contracción haciéndola jadear, pero este dolor se esfumó de repente haciéndola descansar.
—¿Estás bien?— dijo su marido en susurros en su oído.
—lo estoy— dijo ella un poco asustada.
Porque todos los candelabros se apagaron y volvieron a encenderse.
Pero la luna se volvió roja ese día.
Porque al bebé sin haber nacido ahora formaba parte de la maldición escarlata.
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Escarlata
Era la maldición de tener que vivir con un demonio persiguiendote y esperando tu momento de más indefensión para matarte.
Cuando duermes.
Así que cada vez que Hanniel se quedaba dormido la asfixia en su cuerpo le hacía despertar, cuando ese maldito demonio no apretujaba sus pulmones, cortaba sus órganos haciendo que gritara de dolor casi todas las noches.
Muchas brujas blancas intentaron quitar el hechizo, pero era imposible.
La única manera para que ese demonio dejara de estar unido a él y torturandolo siempre, era que antes de los 24 años alguien debía pedir su mano, casarse con el y marcarlo, ya que su vida dejaría de estar unida a ese demonio para unirse a su alfa.
Pero ese alfa debía amarlo, porque si no, su tiempo de vida acorta aún más si no hay amor de por medio.
Y si llegaba a cumplir 24 años de edad ese sería su día de muerte, una de las peores muerte y más macabras por nada más y nada menos que el mismo demonio con el cual a vivido toda su vida.
Y no sólo sería su día mortal para él, ya que al ser el omega Luna, morir sería fatal para su región, los desastres naturales llegarían, la escasez de alimento, y la destrucción momentánea del reino, la menos por unos diez años, hasta que el omega luna vuelva renacer.
Y para su mala suerte no había ningún alfa que de verdad lo amara o deseara como para pedir su mano a sus padres y se casará con el para al fin darle su marca.
Hoy año 2050 y el día 23 de mayo, donde cumplía 22 años, sus cumpleaños no lo celebraba, mucho menos con su familia, que apenas y compartía con ellos la mesa de el comedor.
Fue criado por la nana Jazmín, quién falleció hace un año ya, su madre casi nunca estaba presente en su vida, su hermano y su padre mucho menos, ellos tenían una vida aparte, sin él.
Nunca recuerda haber recibido aunque sea tan solo una caricia por parte de su madre, un apodo cariñoso de su padre o una mirada con amor.
Su relación con su hermano era fatal, y lo entendía a cada uno el sería el culpable de que su reino se vengan abajo y todo por su culpa.
Por nacer como el omega luna y encima estar maldito.
También estaban en guerra con un reino vecino la familia real Howard está en guerra con su padre por unas tierras que ambos reinos querían poseer.
Y justo hoy ambos reyes se reunirían para llegar a un acuerdo mutuo en el cual todos salgan ganando.
Pero a él poco le importaba eso ya que pasara lo que pasara todo para él, seguiría igual.
—Anna ¿Cuando vuelven mis padres?— dijo el omega mientras su amiga peinaba su labor cabello blanco.
—Según el mayordomo en el almuerzo y quiere que esté presente — dijo la mujer beta y el omega aprieta su puño arrugando un poco las solapas de su sacl negro tallado a su cuerpo.
—¿Porque?— dijo el omega con preocupación— papá nunca me deja estar presente en desayunos o almuerzos ya que vienen invitados.
—Y al parecer la familia real vecina viene y usted debe estar presente — dijo la mujer y al ver que todos los demás sirvientes que le había ayudado a vestirse se fueron —¿Duelen todavía?
El omega asintió acariciando su abdomen cubierto con la ropa, estaba destino negro por si algún punto se abre no se vea la sangre salir.
Había recibido en la madrugada otro ataque de parte de Alp, su demonio, el muy bastardo había apuñalado su vientre más de 20 veces, por suerte despertó a tiempo del sueño tan grande que tenía.
Es que llevaba cuatro días sin pegar un ojo y hoy fue el día más fatal de todos y la bruja blanca de el reino no estaba para curar sus heridas y quitar toda fea cicatriz.
No podía hacer más nada que callar porque muchas veces le había dicho a su padre y a su madre que buscaran alguna otra ayuda para salvar su vida nada funcionó, así que solo podía esperar su lecho de muerte ya que nadie quería pedir su mano y casarse con él.
—Duele como el infierno— dijo el omega con sus ojos color cielo aguados, su piel blanca como la nieve al igual que cabello, estaba roja por el llanto que quería salir— no lo soporto, ya fue suficiente, quiero partir.
—No digas eso Hanniel— dijo la beta quién ya tenía los ojos acuosos — tal vez no todo esté perdido, tal vez puedas encontrar a un alfa que te ame y pueda marcarte con amor.
— si no lo hay, quién me marque antes se cumplir los 24 sin amor solo me dejará con unos escasos cuatro meses de vida— dijo el omega— así que con alfa o no, si no me ama estoy jodido y todos lo estarán.
—voy a rogar por tí a la luna no te preocupes — dijo la beta— y verás que vas a encontrar a un hombre que te ame.
—Eso espero — dijo el omega quién volteó al percibir una nube blanca aparecer para luego esfumarse dejando ver a la bruja blanca del pueblo —Alisha, llegas a tiempo — dijo el omega con una media sonrisa —por primera vez estaré en un almuerzo con mis padres y debo estar presentable y no mallugado, no me puedo ni mover.
—Esta bien príncipe Hanniel— dijo la mujer sin hacer reverencia porque al omega no le gustaba ese tipo de atenciones además de que su padre les negó a todos los del palacio tenerle respeto.
La mujer abrió su sacó y sacó la camisa azul dentro del pantalón para desabrocharle este y dejar a su vista las heridas de el menor, tomó de su saco un bote color rosa de la cual sacó una pequeña bolita azul y la tritura con su telequinesia para luego con ella espacial por todo el abdomen de el menor desapareciendo así toda herida.
—Ya puedes acomodar tu ropa, no hay rastro de las heridas en tu piel— dijo ella para darle una sonrisa encantadora.
El joven le dio una reverencia como agradecimiento —gracias por tu ayuda, ahora debo ir a esperarlos en la puerta.
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El omega sin sonreír salió del sótano donde quedaba su cuarto subiendo las escaleras hasta la primera planta.
Joder, estaba nervioso, algo que no era bueno iba a pasar porque su padre, jamás, jamás, JAMÁS, lo llamaba para ese tipo de comidas familiares, el solo podía cenar con sus padres de resto, todo tipo de eventos y comidas con ellos presente estaban prohibidas, el debía estar dentro de su habitación para que nadie notara la marca de maldición en su antebrazo y la marca de la luna, como omega luna que era en su frente.
Si fuera un omega común nunca fuera sido aislado, pero desgraciadamente no lo era.
Pero a su lobo como que no le importaba su nerviosismo este estaba muy contento correteando sin ninguna razón aparente, alemos no una con validez para él.
Una vez llegó a la primera planta su brazo fue tomado con fuerza para estar al lado de su madre, su hermano lo había tomado con una gran sonrisa.
Ya quisiera tener la facilidad de no mostrar su desagrado a algo o ser hipócrita en esa ocasión, pero eso era imposible y ahora su aroma a miedo de estaba esparciendo por todo el lugar.
Al parecer los invitados pertenecían a la familia real y no solo ello, su lobo estaba extasiado y muy alegre porque al parecer, el más joven y para colmo el más alto y dominante alfa puro, era su destinado.
Y eso no fue lo que más le causó miedo, lo que más le aterró fue las sortijas unidas a un lazo rojo en almohadón pequeño que tenía el hombre que acompañaba a la familia real.
Tragó grueso temiendo lo peor.
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El Andrew Howard tenia solo un propósito en su vida, ser el Rey, casarse, no estaba en sus planes pero en algún momento lo tendría que hacer, pero no sería por amor eso estaba claro.
Se casaría para tener un hijo heredero que no fuera un bastardo y no elegiría a mi hija de sus concubinas para tomar ese puesto.
Y eso era lo que estaban discutiendo con su primera concubina esa noche Amelia Philip, esa vanidosa solo quería algo de él y era su poder y riquezas pero lastimosamente eso nunca lo podría tener, porque solo era su concubina y solo podía gozar de ello nada más.
—¡¿Porque no puedo ser yo, príncipe?!¡Te la clase!¡Soy de buen linaje!¡Tengo gran estatus social!
—¡Estatus que has adquirido gracias a mí!— dijo el mayor señalándose a sí mismo— y no, no puedo casarme contigo porque no quiero y porque solo eres mi concubina, no más, en ese puesto te quedas o te daré como concubina a cualquier duque que se ofrezca.
—¡Pero príncipe!— dijo ella tomándonos de el brazo con sus ojos aguados— ¡Yo soy laejor candidata para ser tu esposa! Amo a su alteza el príncipe con toma mi alma y no quiero perderlo.
—Y no me vas a perder, pero si me perderás si intervienes en mis planes, además de que aunque te eligiera a ti no hay opción, mientras yo no sea el rey, no puedo tomar esa orden— dijo el alfa— la guerra con el reino enemigo a cesado pero no va a cesar del todo si no hacemos un pacto de paz.
—¿Y cuál sería ese?— dijo ella con sus cejas fruncidas.
—No puedo decirte, vistete de forma decente y sal de aquí, yo me debo ir— y sin más el hombre salió de la habitación dejando a una mujer excesivamente enojada.
Pero a él poco le importó, a él en realidad le importaba muy pocas cosas entre ellas estaba su familia, el reino, la corona y la riqueza.
Y eso no había cambiado en nada, por eso su rostro no cambió para nada cuando en la reunión de paz de parte de los ambos reinos el ministro del reino del Sur dijo estas palabras.
—Para llegar a un acuerdo de paz y culminar está guerra, hemos decidido dar en matrimonio al príncipe Hanniel Byron al príncipe heredero a la corona del reino norte, Andrew Howard — dijo el hombre terminando de leer el pergamino dorado que flotaba frente al ministro y una vez es leído se cierra y se desaparece.
—Es la manera más sana de terminar la guerra y no va a ver oposición de parte de la familia real del norte — dijo Nathaniel, el padre de Andrew sin tan siquiera parpadear.
Al alfa tampoco le importó, solo sonrió al saber que tendría acceso sin restricciones a la zona sur si llegaba a casarse con el príncipe Hanniel.
Según fuentes cercanas decían que era un omega puro, por ende un omega Luna, fue lo que le dijo uno de sus investigadores.
Pero si el era el omega Luna¿Porque nadie habla nunca de él? Esa pregunta de su investigador lo dejó pensando.
Un omeha luna significa abundancia en el pueblo, tanto de comida , felicidad, amor, humildad.
Eso se preguntó aún más cuando llegó al reino junto a su padre al palacio real cuando vio como el chico de cabello blanco y largo hasta su cintura orejas blancas igual como la nieve y ojos de hielo, cuerpo como cualquier omega solo que este tenía la piel mucho más blanca, señalando su pureza.
El era un alfa puro, pero al ser también dominante su cabello era negro como su lobo, 1.92, próximo Rey y todo el mundo hablaba de el como si lo conociera de toda la vida.
Según su investigador cada vez que hablaban de el príncipe todos callaban y una intensa ola de incomodidad llegaba ya que al parecer no era muy querido.
Pensó que era algún rebelde, una persona sin corazón que solo le importaba él.
Pero ahora aquí con el chico frente a él compartiendo una mesa, le hacia dudar de lo que decían del chico.
El no era solo un omega puro y averiguaría por qué.
El chico no hablaba a menos de que le preguntaran algo, y solo respondía con un sí o un no.
Al parecer la familia real de ese reino se dejaba llevar mucho por las leyes arcaicas.
En su reino no, tanta actitud machista es inaceptable, pero en su reino habían cosas que tambien eran arcaicas así que no podía decir nada.
—Hanniel— dijo el Rey.
—¿Si, padre?— dijo el omega comiendo de a poco sintiendo un nudo formarse en su garganta.
No estaba seguro de lo que diría su padre, pero tenía una idea de que era y no queria escuchar.
—Para que ambos reinos estén en paz debimos tomar a nuestros hijos como punto de acuerdo y para ello, tu mi lindo hijo, a partir de este momento, estás comprometido con el príncipe y futuro Rey del reino norte, El joven Andrew Howard— dijo su padre y el omega tembló.
Lo que más temia se cumplió, y le dolía que su padre aun sabiendo su situación haya aceptado.
Sabiendo también que una vez que muera todo lo que le pertenece se irá a la borda.
Y debido a su enojo con su padre deseó que pasará, porque no habia persona más mala y ambiciosa que su padre y su madre quedaba en segundo lugar.
Al fin entendió que su familia no lo quería en ningún sentido, el solo era su mercancía que les garantizaba tener acceso a las tierras de el norte.
"Bien, bravo papá" dijo en sus pensamientos mientras sus esperanzas de ser aceptado en su familia se hiciera añicos.
Ahora solo podia esperar, a que ese alfa lo marcara para culminar con su vida, asi de sencillo.
—pero claro, ya que no estamos en los tiempos donde eran tan arcaicos, vamos a casarnos un tiempo después de conocernos mejor— habló el príncipe alfa al ver que el omega estaba muy incómodo.
Incluso parecía que iba a llorar y su lobo empezó a rasguñar dolido por querer quitar el dolor de su omega.
Su omega.
Maldición, esto se había salido de su control, el príncipe es su luna y al parecer el ya lo sabía.
El chico se relajó pero su padre se enojó y mucho, eso le hizo sacar una media sonrisa al omega Luna.
—¡Esto es inaceptable!¡Así no fue el acuerdo!— dijo el hombre furioso y el otro Rey se levantó sin tanto escándalo.
—Asi fue el acuerdo, que me casara con su hijo— dijo el alfa — pero también debe saber que en nuestro continente queda prohibido el matrimonio sin antes un cortejo y por obligación, así que, si usted me permite y no quiere ser destituido de su puesto, es mejor que acepte las condiciones, y por o visto su hijo no se va a oponer ¿Cierto, su alteza?
—Es cierto padre, que me cortejo no significa que no se va a casar conmigo — dijo el omega de forma baja sin faltarle a su autoridad.
Su padre le dió una de sus miradas afiladas tratando de comunicarle que no lo arruine sin ser escuchado— está bien, será así, pero solo por un mes.
El lobo en el interior de hanniel empezó a corretear feliz, sacando una sonrisa al humano quién estaba muy agradecido por la intención de el mayor.
Ambos no querían estar juntos porque no lo veían correcto, pero sus lobos sí, así que tomarían ese tiempo para tratar de hacer un lazo irrompible que los haga ser uno solo cuando el día de la boda llegue.
Tal vez se tengan un gran cariño para ese tiempo y el lazo de destinados se haga más fuerte pero en realidad no habría amor.
Es muy poco tiempo y no es que conozcan desde mucho en esta vida y puede que todo salga mal, solo son dos destinados que apenas y se conocen.
Y una vez el alfa se entere de su marca de maldición, todo se haría añicos y la guerra empezaría de nuevo.
—Pues entonces solo nos queda una cosa por hacer, traigan a la bruja blanca de el reino y que haga el ritual de la luna para bendecir la unión entre los príncipes — dijo el Rey Nathaniel.
El omega cuando estuvo cerca de el hombre en el jardín del palacio le susurró cerca:— Gracias por su comprensión su alteza.
—No agradezcas, ambos no queremos esto ¿Cierto?— dijo el alfa y el omega asintió — pues no nos queda de otra porque depende de nosotros si la guerra entre clanes se termina.
El omega asintió porque sabía a qué se refería, y lo entendía, si este matrimonio no se llega a consumar, lo más probable es que la guerra vuelva y aún así nadie ganaría nada, solo los reinos quedarían en ruinas por las diferencias que los reyes no pueden arreglar por ellos mismos.
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