...PERSONAJES...
RENATA GÓMEZ
Toda mi vida viví en el campo junto a mis padres. Ésta es nuestra vida y nos gusta respirar el aire puro, la naturaleza y vivir tranquilos alejados del bullicio y la inseguridad de las grandes ciudades.
Tengo 19 años, mido 1.70, tengo el cabello castaño hasta la cintura. Piel bronceada, algo que también es así por el trabajo que realizamos aquí al aire libre debajo del sol. Heredé los ojos verdes de mi madre. Soy delgada aunque tengo curvas, nada muy especial. Me considero una mujer absolutamente normal.
Mi madre es Ana Green, una hermosa mujer de cincuenta años que es mi adoración. Ella es la mujer más positiva y vivaz que conozco, la mejor persona del mundo.
Mi padre es Gerardo Gómez, tiene 54 años. Un hombre fuerte en excelente estado físico debido al trabajo que hace. Él es muy protector conmigo y siempre quiso que yo me vaya a estudiar a la capital pero me negué.
Irme de aquí sería alejarme de mis padres, de las tierras que tanto amo. Todo sería en vano porque así estudiara una carrera universitaria se que volvería al campo para hacer lo que tanto amo.
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ABRAHAM ARANGO
Pertenezco a una familia de clase media alta pero que amasó una fortuna gracias a mi bisabuelo que compró tierras. Él fue dueño de una hacienda y comenzó a comprar animales que con los años se multiplicaron.
Al morir mi bisabuelo, mi abuelo Gerardo se hizo cargo de todo y creó un frigorífico que hoy nos deja buenas ganancias tanto a mis padres como a mi.
Yo he estado alejado del manejo del frigorífico aunque me he estado preparando en la universidad para aprender todo lo referido a la administración de empresas porque quiero ampliar aún más el negocio familiar y llevarlo a la cima.
Estoy a punto de cumplir 26 años y siempre lo tuve todo aunque el amor que por el momento me importa solo es el de mi familia. Prefiero vivir tranquilamente y tener con quien saciar mis necesidades cuando lo requiera, con eso solo me conformo.
No me gusta el campo ya que siempre viví en la ciudad con todas las comodidades que podía necesitar.
Mis padres tienen su propio negocio que es una empresa dedicada a la fabricación de lácteos. No es la más grande pero ha ido escalando con los años que lleva en el mercado, posicionándose como una de las primeras cinco marcas más vendidas en la ciudad. Lamentablemente ellos desean poder ampliar la fábrica y así poder producir más para importar al resto del país pero necesitan mucho capital que no poseen y que mi abuelo se niega a darles así sea como un préstamo.
La familia Arango no es grande, somos más bien pocos y por eso mi abuelo siempre quiso que mis padres tuvieran más hijos pero una enfermedad dejó a mi madre incapacitada de traer más hijos al mundo luego de mi nacimiento.
Mi abuelo solo tuvo un hijo, mi padre ya que su esposa falleció poco después de haber dado a luz. Él siempre me insistió en que siente cabeza, que forme una gran familia y que continúe con el legado y apellido familiar pero jamás me interesó porque la mujer ideal aún no llegó a mi vida.
AGRADEZCO A QUIEN ME ACOMPAÑE EN ÉSTA NUEVA HISTORIA QUE ESPERO SEA DE SU AGRADO. CON MUCHO CARIÑO SILVINATRACY 🥰
...💕💕💕💕RENATA GÓMEZ 💕💕💕💕...
Me encanta la vida de aquí en el campo. Realmente tenemos una vida súper sana y por consiguiente una buena salud.
Una vez por semana Don Aurelio va al pueblo y nos trae las provisiones que necesitemos como por ejemplo jabón para lavar la ropa, productos para limpieza o cosas de aseo personal. Aveces si él va solo yo voy con él para poder elegir lo que necesitamos así como cosas íntimas como toallas sanitarias.
Sería una pena pedirle al hombre algo tan íntimo ya que tiene casi setenta años y eso es algo muy privado.
También compro algunos alimentos pero muy pocos debido a que tengo un pedazo de tierra en el que planté distintas verduras para poder abastecernos.
Hacemos quesos en casa, para tener leche ordenamos las vacas. Siempre hacemos todo en familia.
Mamá desde muy chica me enseñó a cocinar, ella amasa cada día pan casero para comer con las jaleas que preparamos o con el queso que hacemos nosotros mismos.
Tenemos gallinas propias para tener huevos, ¿Que más le podemos pedir a la vida? No nos interesa tener mucho dinero si nuestra vida está aquí en el campo y no nos hace falta nada.
Don Aurelio tiene una hija que quedó viuda hace algunos años que tiene un hijo de algunos años más que yo. Su nombre es Eliot y de verdad al conocerlo sentí por primera vez las maripositas en el estómago.
Él tiene una gran sonrisa y es un chico muy agradable. Es apenas un poquito más alto que yo y sentí lo tan denominado "amor a primera vista".
Siempre que iba con Don Aurelio me ponía mis mejores ropas y le pedía a mamá que me hiciera unas bonitas trenzas en mi cabello por si lo veía.
Nos conocemos desde que yo tengo mis quince años y debido a que es un poco mayor que yo y ya había acabado sus estudios secundarios aveces me ayudaba con algunas tareas que no comprendía o que aveces fingía no comprender para pedirle ayuda y poder ver su hermosa sonrisa de cerca y tocar su mano en agradecimiento.
Aveces él ayudaba a papá con los animales o a reparar la vieja camioneta que tenemos para movilizarnos dentro del campo y yo en un intento de enamorarlo con algún detalle le llevaba un vaso de limonada fresca junto a rebanadas de pan recién horneado con jalea de damascos, su preferida.
Él de a poco con su manera de ser tan bonita, su sonrisa adorable, su predisposición a ayudar a quien lo necesite de un modo desinteresado se ganó el cariño de todos los campesinos cercanos pero por sobre todo se adueñó de mí corazón.
Yo era muy tímida por vivir siempre aquí y por no conocer mucha gente y él al ser mayor no hacía nada para darme esperanzas pero no hacía falta que lo hiciera, yo me imaginaba un felices por siempre a su lado.
Mamá siempre me apoyaba y me alentaba a confesarle mis sentimientos cuando estaba pronta a cumplir mis diecisiete. Según ella a él también le brillaban los ojos cuando me veía y no se animaba a declararme su amor.
A mis diecisiete Eliot me invitó a tomar un helado en el pueblo y ese día se convirtió en mi primer y dulce amor...
...💕💕💕💕RENATA GÓMEZ 💕💕💕💕...
Eliot me llevó al pueblo en la camioneta de su abuelo. Antes él pidió permiso a mis padres quienes aceptaron con gusto y después emprendimos el camino.
-¿Sabes conducir?- me preguntó solo manejando con su mano izquierda con total destreza
-No, nunca me propuse aprender. Me asusta un poco hacerlo mal- contesté con sinceridad y él sonrió
-¿Te gustaría aprender? Puedo enseñarte- me miró por breves segundos y volvió a poner su vista al frente
Me resultaba tentador que el me enseñara porque de ese modo estaríamos más tiempo juntos pero también me ponía más nerviosa hacerlo pésimo y pasar vergüenza.
-No tienes que ponerte nerviosa, yo tampoco sabía y aprendí, ahora no considero que lo haga mal- sonrió tan lindo como siempre
-¿No te reiras de mi?- pregunté avergonzada
-No lo haré, ya verás que no es tan difícil- sonrió y yo imité su gesto
Fuimos a la heladería y compramos un helado grande para compartir y nos fuimos al parque que estaba a una cuadra a sentarnos allí y disfrutarlo.
Hablamos un poco pero los dos estábamos un poco nerviosos quizás. Lo veía a él mirarme y luego pensar, yo estaba igual que él sin saber que decir o hacer.
-¿Puedo hacer algo?- me preguntó después de unos minutos
-¿Que quieres hacer?
-¿Puedo besarte?- me preguntó y solo asentí avergonzada muerta de nervios
Él se acercó despacio y yo solo cerré los ojos hasta que sentí sus labios pegados a los míos. Abrí los ojos cuando él se separó de mí y volví a cerrarlos cuando volvió a besarme con más profundidad. Allí tuve mis primeros y hermosos besos con sabor a chocolate.
Fue una hermosa primera experiencia pero lamentablemente él se iría poco después para la ciudad ya que su mamá tenía que vender lo que allí tenía. No sabía que él demoraría tanto en llegar pero yo estaba más que decidida a esperarlo el tiempo que fuera necesario.
Su madre normalmente viajaba pero con Don Aurelio ya con edad no quería dejarlo mucho tiempo solo. Sabía las manías de su padre con respecto a las comidas así que prefería quedarse con él y atenderlo para así estar más tranquila.
Cuando quien tanto quería se fue lloré mucho por cuánto lo iba a extrañar pero el me abrazó y me pidió que lo esperara, algo que haría así no me lo pidiera porque en mi corazón sabía que lo amaba y que eso ni el tiempo ni la distancia podría cambiar.
Las lecciones para aprender a conducir fueron suspendidas y mi padre quiso continuar enseñándome pero me negué porque era algo que solo quería aprender si quien me enseñaba era aquel chico tan hermoso que me dió mi primer beso.
Pasaron unos pocos meses y el volvió a mi aunque de nuevo se fue. Al verlo sentí aquellas maripositas de nuevo, incluso al besarnos sentí aún más mi amor por él. Con el tiempo mis sentimientos nada más habían crecido.
Mi relación con él podría decirse que fue intermitente y que cada vez que venía de besos no pasábamos. Yo quería llevar unos meses de novios sin lapsos separados para luego planificar un futuro juntos y no saltarnos varios pasos.
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