Está noche en particular se escucha el sonido del viento muy claramente..., puedo escucharlo pasando entre las copas, las ramas y sobre todo al pasar entre las hojas de los árboles, seguramente conocen al el viento y sus diferentes niveles de fuerza, el viento cuando quiere tiene la fuerza suficiente de levantar a los hombres fuertes. Con un viento fuerte de un tornado o un tifón puede hacer que a las personas incluso a los más fuertes y difíciles les pase lo que a los barriletes; se elevan cuando es mayor el viento que se opone a su ascenso. En esta ocasión las hojas de los arboles danzaban haciendo que sus sombras se vean aún más tenebrosas. Hay sombras que parecen tener forma y esas sombras se veian más tenebrosas en movimiento como pequeñas criaturas negras moviéndose.
Yo me llamo Sue Arias, soy una chica delgada de piel oscura (color canela), tengo ojos oscuros que hacen juego con mi cabello rizado, mi cara es rectangular que acentúa mi nariz de águila.
Está es una noche nublada de invierno por lo que es normal que en este momento el viento se movía con algo de violencia, de hecho, una de esas bravas brisas azoto mi ventana con fuerza provocando que esta se abriera de par en par y les confieso que tambien provocándome un ligero susto de sorpresa. Aunque para ser honesta eso es algo normal como es de esperarse cuando algo nos toma por sorpresa ¿verdad?
Resoplando me apresure a cerrar la ventana pero al acercarme note algo que llamo mi atención en la casa de enfrente, cuya ventana de la habitación principal daba con la mía.
En esa casa estaba tambien con la ventana abierta (y también de par en par), tal ves el mismo viento se violento había abierto ambas al mismo tiempo o tal ves se abrió unay luego otra, pero eso no fue lo que llamo mi atención. Lo que llamo mi atención es que a trabes de aquella ventana abierta pude ver a un chico o para ser más clara tal ves debería decir que ví a un adolescente ya que parecía que tenía más o menos mi edad. Su piel era clara (color marfil), su rostro era cuadrado con su nariz del tipo griega. Tambien tenía el cabello color dorado el cual tenia peinado perfectamente hacia atras, sus ojos eran de color gris o tal ves celeste pero la distancia y la iluminación lo hacía ver gris, no estaba segura...
De lo que si estaba segura es que esos ojos estaban clavados precisamente en los míos, aquel hombre tenía una mirada tan fija y tan penetrante que por un momento me hizo sentir escalofríos, es más, les confieso que me hizo temblar de escalofríos. Aquel hombre llevaba puesta una campera celeste de jean con interior de cordero sobre una camiseta blanca con un dibujo de un surfista y no llegue a ver sus pantalones. Me quedé observandolo unos instantes cómo esperando que dijera algo pero luego de unos segundos (ademas de que no pronuncio ni una palabra) no pude notar ninguna sonrisa o tan siquiera alguna mueca parecida que se asomara por sus labios o que diera la impresión de que quisiera articular alguna palabra o saludo. De hecho parecía todo lo contrario y es que más bien esa parecía una miraba de incomodidad, o de molestia y no lo culpo debe ser molesto que se te queden mirando sin ninguna razón así que para evitar molestarlo simplemente volví a cerrar las ventanas y corrí la cortina para tapar los cristales de aquel modo ya no podría verlo y tampoco el a mi aunque les confieso que luego de aquello todavía sentía como si me observara, se que sonaría tonto o extraño o tal ves insistente pero todavía podia sentir aquella mirada.
Tal ves se mudo hace poco, esa casa había estado deshabitada mucho tiempo, hace bastante había estado en venta y cada día llegaba gente a verla aunque nadie la compraba hasta ahora, anteriormente aquella casa solía pertenecer a un hombre de edad avanzada, aún así a pesar de eso no vayan a pensar que me refiero a un anciano enojón, por qué no habría algo más alejado a ese hombre porque era un anciano bastante amable. Lo llamábamos el señor Hartman, el vivía con su familia a los que no se los veía mucho ya que su hijo trabajaba mucho y sus nietos no salían mucho. Ellos se habían mudado hacia unos meses atrás porque el hijo del señor Hartman consiguió trabajo en otro país, este trabajo sería una gran oportunidad donde ganaría más y tendría más tiempo para disfrutar con su esposa, sus hijos y su padre así que toda la familia se mudo. La casa había quedado abandonada desde entonces ya que nadie la había comprado (al parecer hasta ahora).
Aquella noche di mil vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño, por más que lo intente no pude, no sé porque tal ves no estaba muy cansada. Me quedé con los ojos cerrados intentando dormir hasta que repentinamente escuche un escalofriante ruido en la ventana que me sobresalto. Fue un sonido algo extraño, de hecho, estaba casi segura de que sonaba como si alguien hubiese arañado el vidrio.
-Debe ser alguna rama de algún árbol que tal ves callo y rozo la ventana, o tal ves el movimiento del viento la hizo tocar la ventana -Me dije a mí misma estando sentada en la cama.
Si, eso pensé o eso quería pensar pero en cuanto iba a acostarme de nuevo, volví a escuchar el mismo ruido. Volví a sentarme pero esta ves ya algo frustrada, me levante y camine a la ventana. Lentamente corri la cortina para ver qué causaba ese sonido que hacía aún mas difícil que pudiera dormir pero me volví a encontrar con aquel chico de enfrente.
El estaba sentado en su ventana con la espalda apoyada en el marco de esta por lo que ahora si distinguía sus pantalones; llevaba puestos unos pantalones de jean celestes. Luego de unos instantes cómo si supiera o sintiera que estaba observandolo se volteo y otra vez, sus ojos puestos en los míos. Está vez me sonrió de manera agradable así que le devolví la sonrisa antes de soltar la cortina dejando que volviera a tapar la ventana.
Por el mañana, 10:15 am para ser más específica (según mi celular), desperté algo cansada. Los párpados me pesaban un poco aunque era de esperarse luego de lo difícil que fue conciliar el sueño, con torpesa tipica de alguien que recién acaba de levantarse baje las escaleras para ir a desayunar.
-¡Buenos días despeinada! -Bromeo mi madre como saludo matinal.
-Buenos días. -Dije aun adormilada.
-¿Ya conoces a Maria?.-Me pregunto mi madre. -Es nuestra nueva vecina.
-No eh tenido el gusto. -Le respondio aquella mujer a mi madre.
-Ella es mi hija, se llama Sue. -Me presento mi madre.
-Mucho gusto, Sue. -Me saludo amigablemente aquella mujer.
-Lo mismo digo, señora - Le respondí con una sonrisa.
-Te ves bastante adormilada aún. -Exclamo mi madre en tono bromista.
-Lo estoy... -Le respondí.
Caminando lentamente me dirigi para comer algo.
Al entrar en la cocina fui a la heladera por leche, al acercarme a la mesa me servi un tazon de cereal azucarado con leche y me senté a desayunar. En el otro extremo de la mesa pude ver a mi pequeño hermano Harold.
-Buenos días, Sue. -Me saludo.
-Buenos días. - Le devolví el saludo.
El acababa de terminar de comer su cereal por lo que se levantó de la mesa y se dirigió al lavavajilla para dejarlo alli.
-Te ves bastante... arruinada. -Bromeo con esa traviesa malicia innata de los niños pequeños.
-Tu tampoco te ves muy bien que digamos. -Le respondí devolviéndole la broma.
-Oye Sue..., ¿Si te molesto si cuando tengas un tiempo me ayudas con la tarea?
-No, no me molesta. -Le conteste revolviendo el cereal del tazón con la cuchara.
Harold sonrió con alivio, era algo que no me molestaba y no tendría porque hacerlo aunque obviamente no hago la tarea por el si ese fuera el caso sería trampa y el no aprendería nada. Lo único que hago es ayudarlo, intento explicarle al darle una mano para que pueda entenderlo y la próxima que deba hacer ese tipo de ejercicios ya pueda hacerlos fácilmente y hasta ahora no me ah fallado el aprende muy rápido.
-¿cuánto tiempo hay? ¿es para entregar mañana?
-No, no te preocupes, hay tiempo. -Aseguro Harold.
-Te ayudaré luego... -Le dije con una sonrisa.
-Aproposito Sue... -Dijo Harold. -¿Notaste que ahora la vieja casa de al lado está muy bonita?
-No, no le había prestado atención a eso pero tenemos nuevos vecinos así que creo normal que la hayan arreglado. -Le conteste. Es cierto no era para menos, se encontraba habitada.
-Si, lo sé..., aunque pensé que nunca la comprarían. -Exclamo Harold.
-Tienes razón. -Le respondí. -Mas porque el paso del tiempo la había deteriorado bastante, lo bueno es que ya la habitaron así que se verá mucho mejor.
-Tienes razón. -Exclamo Harold.
-Y... ¿Tienes mucha de esa..., o esas tareas? -Le pregunte curiosa.
-No, por suerte no dejaron mucha tarea. -Aseguro Harold. -Ojala no hubieran dejado pero bueno...
Luego de ayudarlo con su tarea me dispuse a buscar algo más en que distraerme para no pensar en aquello.
Al dia siguiente al llegar el mediodía, cuando el frío habia disminuído unos grados, me encamine al porche con mi hermano y sacamos su bici para que anduviera. Se lo había ganado después de haber hecho su tarea.
-¿Hasta donde? -Pregunto con inquietud.
-Anda solo de esquina a esquina. -Le respondí.
-¿Porque no caminas junto a mi y damos la vuelta a la manzana? -Pidio emocionado luego de montarse en su bicicleta.
Negué con mi cabeza y le dije;
-No, tal ves otro día.
-Vamos, solo una ves. -Insistio Harold.
-Ahora no tengo ganas. -Le conteste. -Solo ve de esquina a esquina y ten cuidado.
-Su-sia. -Bromeo sacando la lengua como forma de venganza por haberme negado.
-Pedalea o guardo la bici. -Advertí antes de que empiece a pedalear.
Comenzó a andar primero hacia una esquina donde se detuvo unos segundos para observar a su alrededor y disfrutar del momento antes de dirigirse hacia la otra esquina.
Harold se estaba divirtiendo, como era de costumbre a él le gustaba andar en bicicleta al medio día y es algo que lo divierte demasiado pero yo no lo estaba haciendo estando parada allí solo observandolo y es que luego de un rato me aburrí mirando como pasaba frente a mí una y otra vez. Pensé en ir adentro y dejarlo andar allí de esquina a esquina, pero debía quedarme ahí porque mama no lo deja andar solo y se molestaría si se enterará de que lo deje solo.
Con el tiempo y tal ves por aburrimiento deje de seguirlo con la mirada y comence a dejar mi vista en un punto fijo, solo al frente y me quedé viendo hacia haya mientras pensaba. Cuando me aburro tengo poca concentración así que en lugar de vigilarlo me perdí en mis pensamientos. Estaba tan ensimismada que solo al pasar diez minutos me di cuenta de que Harold no había vuelto a pasar.
-¿No lo habré visto? -Me pregunte
Era probable ya que no estaba prestándole atención así que desidi esperar un poco pero al cabo de un momento el seguía sin pasar frente a mi, es más nisiquiera lo veía venir.
-¿Porque no pasa? -Me pregunte comenzando a preocuparme. -Ire a buscarlo.
Tal ves se habia quedado tonteando en la esquina, camine algo apurada hasta la esquina que estaba a mi derecha pero al llegar el no estaba.
-Tal ves este del otro Lado. -Me dije a mi misma comenzando a caminar hasta la otra esquina solo para ver qué Harold tampoco se encontraba allí.
-¿Dónde se ah metido ese mocoso? -Dije observando de lado a lado. Seguí buscandolo sintiendo como aquella angustia empezó hacer a latir velozmente mi corazón tanto que parecía que en cualquier momento saldría brincando de mi pecho.
En mi desesperación tomo mi teléfono pensando en marcarle a mi mami pero en ese momento se abre la puerta de la casa de los nuevos vecinos y veo salir de ahí a Harold. ¿El mocoso había estado metido ahí mientras yo estaba muriéndome de la preocupacion?, no podía creerlo!.
Me acerque a toda prisa donde el se encontraba.
-¡Harold! ¿Dónde se supone que estabas? -Al llegar frente a el me agache para quedar a su altura. -¡Me dejaste muy preocupada!
-Yo estaba aquí, no me moví de esta calle. -Me respondio Harold.
¿Eso había Sido una broma? en sus labios pude notar una sonrisa inocente, aunqe parecía estar disfrutando de aquel momento no era por mi preocupación si no por otra cosa.
-¿De dónde sacaste eso? -Le pregunte señalando una paleta que lleva en su mano derecha.
-El me la dio. -Me respondio señalado inocentemente a la puerta de aquella casa. Levanté la mirada hacia donde señalaba y vi que en aquella la puerta se asomaba aquel chico raro de anoche.
La angustia fue reemplazada rápidamente por enojo cuando lo vi.
-¿Que crees que haces? -Le pregunte molesta.
-¿Que hago de que? -Me pregunto.
-¿Te estás burlando? -Le pregunte.
Negando con su cabeza respondió:
-No.
-¿Que pasa? -Pregunto Harold quien parecía no entender.
Tenía 8 años no me sorprende que no entienda que está mal irse sin avisar y más entrar solo a la casa de personas a las que no conoce bien, por más que sean vecinos. Su inocencia por su corta edad hiso que
-¿Porque no pides permiso para llevarlo dentro? -Le reclame con bastante enojo. -Esta a preocupada, pensé que le había pasado algo.
-Pero el está bien. -Respondio aquel chico raro como si eso fuera lo más normal del mundo.
-Ese no es el punto! -Le reproche.
-Porque estás gritando? -Me pregunto Harold.
-No digas más nada! -Le ordene antes de volver a voltear a ver a aquel chico.
De nuevo sus intimidantes ojos me estaban poniendo incómoda, me miraba tan fijamente parecía que estaban haciéndome una radiografía con sus ojos. Como sea no estaba de animos para soportar eso y mucho menos para discutir.
-Vamos a casa David. -Le dije sin apartar la vista de aquel sujeto.
-Ahora? quiero andar un poco más en bicicleta. -Dijo Harold.
-Ya andaste suficiente, vamos a casa. -Le respondi tomandolo de la mano
-¡Adiós Gar! - Se despidió Harol de aquel odioso chico raro, Gar mientras me lo llevaba de la mano.
Ahora sabia el nombre de ese chico raro o al menos una parte, Gar ¿Que significa el Gar? solo se llama Gar o es diminutivo de algo más como gárgola.
la verdad es que le quedaría bien por esa forma de mirar fijamente a la gente como si fuera una estatua, observando inmobil tal y como una estatua de una gárgola de esas que están en las iglesias.
al finalizar el día fui a mi habitación para dormir aunque si bien esta noche no llovió ni hubo tanto viento tampoco pude conciliar el sueño fácil. la verdad es que me quedé pensando en lo que había sucedido hoy con ese "gar" y no sabía porque pero me daba muy mala espina. algo que si estaba claro para mi es que también sentía muchas ganas de golpearlo en la cara, y eso traía muchas dudas que no podía responder. ¿cómo era posible que con solamente mirarme, ya me causara todo eso?
yo no era el tipo de chica que solo con cruzar miradas con una persona quisiera hacerle daño pero eso era lo que quería hacer exactamente. no recuerdo en que momento por fin pude conciliar el sueño aunque tarde demasiado en hacerlo.
cuando levante al otro día con algo claro en mi mente, debía comentar con alguien ese tema, y quien mejor que mi mejor amigo. luego de desayunar tome su celular y marque su número.
no tuve que esperar mucho para eso ya que atendió al segundo tono.
-¿hola?
-hola isaías, soy sue. -le dije saludandolo.
—¡hola, sue! ¿cómo estás? -saludo isaías.
—no muy bien. necesito hablar contigo.
—¿qué pasa?
—lo que pasa es que tengo un vecino nuevo, y quería decirte que...
-¿te gusta? -bromeo isaías.
-todo lo contrario. -respondi. -es muy raro y me incomoda bastante y... —
—¿te hizo algo? -pregunto notablemente preocupado.-¿quieres que hable con el?
—no, no me hizo nada... -le respondí. -tal vez este paranoica, pero creo que... no sé, en serio ni yo entiendo porque me pone tan nerviosa.
-¿tan feo es? -volvio a bromear isaías.
-ya basta. -le dije en tono serio.
—haber..., ¿puedes tomarle una foto para muéstramela?.
—creo que sí ..., ahora te llamo de nuevo.
colgué el celular y puse la camara para intentar tomar una fotografía.
no me sentía cómoda tampoco haciendo este tipo de cosas pero la verdad es que el me incomodaba mas que la sensación de saber que podría estar molestando.
me acerque a la ventana disimuladamente, y como sospeche él estaba ahí. como la primera vez que lo vi se encontraba sentado sobre la ventana, solo que esta vez miraba hacia abajo, sin sus ojos mirándome y a la luz del sol no parecía tan peligroso.
aunque dude un poco acomode el celular frente a mí intentando ser lo más discreta posible cuando estuve apuntándolo con él, me lleve la sorpresa de que el no aparecía en la pantalla.
-que tonta... -me dije pensando que algo andaba mal con el ángulo de la foto, acomode la cámara en todos los lugares posibles, pero no importaba como lo hiciera el aún no se veía reflejado en la pantalla de mi mobil.
-se imaginarán el pánico que sentia al ver qué se veía la ventana completa como si el no estuviera allí. con la adrenalina del momento corriendo en mi sangre, volví a cerrar las cortinas y fui rápidamente en busqueda de isaías. se que dije que lo llamaría pero esto era algo que tenía que decirle en persona. más que eso esto era algo que el tenía que ver con sus propios ojos así que me apresure en llegar a su casa. solo en cuestión de minutos, lo que era obvio apenas vivíamos a unas cuadras de distancia, él estaba allí.
intentando disimular toque el timbre y espere a que abriera la puerta, aunque el nerviosismo que tenía era tal que a los dos segundos volví a tocar el timbre una y otra vez hasta que finalmente abrió la puerta.
-¿que te pasa? -pregunto con cierta molestia.
-ven, tengo que mostrarte algo. -le dije tomandolo del brazo.
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