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Ángel: El Despertar

Angelica

La tercera taza de café, esta última sin pan para humedecer. Las velas frente a la virgen María ya se habían extinguido y la última puerta ya se había cerrado. La Iglesia Santa Inés ahora lucía más tétrica que de costumbre.

- Ya es muy tarde- dijo una voz femenina detrás de ella.

Ella miraba su taza de café, mientras uno de sus mechones negros y lacios colgaba sobre el negro y amargo líquido.

- ¿Alguien te espera, Jennifer?- preguntó ella sin dejar de ver su café.

- A mí no- dijo la voz, y luego hizo una pausa, y agregó:- Por favor, Angélica, ya deberías estar en casa acostando a tu hijo.

Angélica tomó aire y miró hacia un gran Cristo crucificado en el altar por unos instantes.

- ¿Cuántos años crees que tenga el conejo de la luna?- preguntó- ¿Dieciocho? ¿Veinte?

- No creo que mas de treinta.- dijo la Voz- Pero no me cambies el tema, animal.

Angélica rió débilmente. Era una mujer hermosa, con largos y sedosos cabellos negros que caían sobre su espalda, grandes ojos cafés, una suave y reluciente tez trigueña y una boca pequeña. Su delgada silueta era bastante atlética, tanto, que a simple vista no se notaba su estatura de solo 1,65 metros.

- Angélica...- dijo la voz de la hermana Sara, quien venía caminando hacia ella.

- Hermana- dijo ella poniéndose de pie.

La joven monja la miró con una sonrisa cansada, luego miró en torno a la mujer de treinta y un años frente a ella.

- ¿Con quién hablabas?- preguntó confundida.

Ella suspiró y miró hacia el suelo con fatiga.

- Entiendo...- suspiró la hermana- Pensé que no podían entrar a la iglesia.

- La iglesia es solo un edificio, hermana- dijo ella.

- O quizá tu poca fe la convierte en solo eso- sonrió la hermana con reproche.

Angélica la miró un segundo, y luego sonrió con unos pequeños y perfectos dientes.

- ¿De nosotras dos, quien es la Exorcista estrella?- dijo Angélica aun sonriendo.

- Tener un don para ver espíritus y demonios no te hace más cristiana- le recalcó la monja.

- Pero bien que le gustaría tener mi don ¿No?- dijo Angélica con la misma sonrisa sexy y antipática.

La hermana suspiró irritada y le ofreció un sobre blanco.

- El padre Andrés, me pidió que te diera esto. Él no se siente muy bien en este momento.

- ¿Otra misión?- dijo ella tomando el sobre.

- No tienes que ir esta noche. Puedes ir mañana.

- Mejor hoy que mañana- abrió el sobre y sacó una carta escrita a mano.

- Angélica...- dijo la hermana con pesar- tienes un hijo que de seguro te está esperando en casa.

- Y un esposo que de seguro me espera para reclamarme por la hora de llegada- dijo ella leyendo la carta, luego miró a la hermana Sara- Hagamos que el reclamo valga la pena.

Barranca, es un pequeño pueblo en las afueras de la ciudad de Cumaná. Angélica había ido muy pocas veces, en su adolescencia. Aquella madrugada, aunque todo lucía oscuro y silencioso, ella no encontraba ninguna diferencia.

Con la cabeza apoyada en el cristal de la ventana del copiloto del auto en el que viajaba, pensaba en sus dias en el liceo. Pensaba en sus amigos, Victor, Winona y Miata, en una epoca en la que todo parecía perfecto, todo era... "normal". Bueno, tan normal como la vida de un grupo de chicos de trece años podía ser.

Su teléfono sonó de repente, y ella miró en la pantalla el nombre "Winona Fleming". Sonrió y contestó.

- Deberías estar en tu casa- dijo la voz grave y seria de una mujer.

- Y tu deberias estar durmiendo- sonrió ella.

- No duermo cuándo sé que mi mejor amiga está por meterse en problemas una vez más- dijo la mujer.

- Quizá... si dejaras de seguirme con el GPS, no tendrías que preocuparte todo el tiempo por lo que estoy haciendo- dijo ella y la oyó suspirar bruscamente.

Ella hizo una pausa, esperando a que Winona dijera algo en su defensa, pero fueron diez segundos incomodos.

- ¿Sabes en que pensaba?- dijo ella rompiendo el silencio.

- No- dijo Winona con su mismo tono serio- ¿En que?

- En como era todo hace dieciséis años- dijo angelica sonriendo con nostalgia- Cuando solo eramos tú, Victor y yo.

- Y Miata- dijo Winona con cierto énfasis- No olvides a Miata.

- No...- sonrió ella con ironia- Es imposible olvidar a Miata. Pero...- ella suspiró- Apartando lo que sabemos ahora de ella... tienes que reconocer que fueron momentos muy bellos.

- ¿No vivimos momentos igual de bellos ahora tú y yo?- dijo Winona. Casi sonaba celosa.

Angelica tomó aire, un poco irritada, luego miró la carretera frente a ella, en silencio, aun con el celular al oído.

- Lo siento- dijo la voz de Winona. Ahora sonaba arrepentida- No quise...

- Te llamo luego, Winona- dijo Angelica y colgó la llamada. Acto seguido, apagó su celular.

Era increible lo facil que Winona podia hacerla enfadar. Pero ni siquiera se preguntaba en que momento se habia vuelto una mujer tan fria y amargada, puesto que, la verdad, ella siempre había sido asi. Incluso cuando tenían trece años los chicos ni se le acercaban por miedo a ser golpeados.

- Estupida- dijo para si misma, luego miró al conductor, un hombre que parecia mas joven que ella- Jamás te fijes en las acuarianas, Carlos, y menos si son pelirrojas- le dijo.

- Lo tomaré en cuenta- rió él

El auto se detuvo minutos mas tarde, cerca de la entrada de un puente metálico que cruzaba un escandaloso rio.

- Espérame, no tardo- le dijo a carlos mientras bajaba del vehículo.

- ¿No quieres que te acompañe?- le preguntó él, un poco preocupado.

- No...- dijo ella- estaré bien.

Comenzó a cruzar el puente de metal, mientras escuchaba la agresiva corriente del rio debajo de ella y pensaba cosas que ya no quería pensar aquella noche.

- ¿Olvidar a Miata?- se preguntó irritada, al recordar la conversación con Winona por teléfono- ¿Cómo carajos voy a olvidar a una niña con cabellos rosados y ojos violetas?

- ¿Y que ademas se cogió a tu mejor amigo?- dijo la misma voz que había escuchado en la iglesia.

- Jennifer, basta- se quejó ella deteniéndose a mitad del puente- ¿Por que tienes que recordarme esas cosas?

De pronto una mujer joven y morena apareció frente a ella. Tenía largos y negros cabellos, alborotados debajo de un velo blanco, y un vestido de novia sucio de sangre. El maquillaje de sus ojos cafés estaba corrido en sus mejillas como lagrimas negras.

- Es tu culpa por contarme eso- dijo aquella aterradora mujer.

- No lo hice para que me lo estuvieras recordando- dijo Angelica- Lo hice porque confío en ti.

- Y porque sabes que no se lo diré a nadie- dijo la mujer- O por lo menos no a alguien con vida.

Angelica tomó aire, y trató de no alterarse, luego miró a Jennifer fijamente, con enojo.

- Oye...- dijo Jennifer- fue hace dieciocho años, Angélica. Créeme, el rencor no trae nada bueno. Yo soy la prueba de eso.

- Entiende que me siento traicionada- dijo Angélica en tono serio- Sí, han pasado dieciocho años, pero... no lo sé, es como... ¡Dios, odio tanto a esa perra!

- Ya no está- dijo Jennifer casi riendo- Miata Halliwell, ya no existe, y Victor está en otro país. Ya tienes que olvidarlo.

- Lo sé- dijo ella pasándose la mano por la cabeza- Pero... No sabes lo que es sentirse apuñalada.

Jennifer la miró con ironía y ella miró la herida profunda a un lado de su vientre, con la sangre que aun parecía fresca.

- Bueno, sí lo sabes- dijo Angélica.

- Camina, idiota- sonrió Jennifer-  No tenemos mucho tiempo.

- ¿A ti que te importa el tiempo?- dijo Angélica mientras continuaba su camino- Ya estás muerta al fin y al cabo.

Llegó hasta el otro lado del puente. Una mujer la esperaba en la entrada del oscuro y solitario bosque que se abría ahora frente a ella.

- ¿Elimar Rengel?- le preguntó ella a la mujer, que parecía tener varios días sin dormir.

La mujer era rubia y baja, debía tener unos veinticinco años.

- Gracias a Dios- lloró la mujer esperanzada mientras tomaba la mano de Angélica- ¿Tú eres Angélica?

- Si- dijo Angélica con seriedad.

Ella miró hacia la casa a unos metros detrás de aquella mujer. La unica casa con la luz encendida, y frente a la cual se encontraba algunas personas con biblias y rosarios.

- ¿Hace cuánto envió la carta a la orden?- sin dejar de ver a la casa

- Hace tres días- dijo la mujer- ellos enviaron a un cura pero...

- ¿Hay niños en la casa- interrumpió, ahora mirándola a ella.

- No.

- Eso es un punto a nuestro favor- ella caminó hacia la casa.

Pero mientras caminaba hacia la casa, con Elimar a su lado, Angelica comenzaba a sentir algo oscuro pero muy familiar.

- Tiene que ser una broma- se dijo en voz baja, y con fastidio.

- ¿Disculpa?- preguntó la mujer confundida.

- Nada- Angélica fingió una sonrisa

Entraron a la casa; era una casa de barro, nada elegante. Las paredes estaban cayéndose y la poca luz que había provenía de velas y velones. Pero era una casa grande.

- ¿Cuándo empezó?- preguntaba Angélica mientras caminaba por el pasillo de aquella casa.

- Hace una semana- decía la mujer- cuando regresamos del ginecólogo.

- ¿Cuantos meses de embarazo tiene?

- Ocho.

Llagaron a una habitación, con una cortina en lugar de puerta. Angélica sintió frío al detenerse frente a esta habitación. Pero no estaba asustada. Lo que sentía dentro de ella era mas bien fastidio y enojo. Aquello era lo único que le faltaba para completar su noche perfecta, y no sabia si se iba a poder controlar.

Un grito desgarrador, proveniente de la habitación la estremeció y las velas y velones se apagaron.

- Dios mío- dijo Elimar aterrada.

Un hombre salió asustado de la habitación y las miró. Luego salió corriendo hacia la puerta de la casa.

- Salga de la casa, Elimar- dijo Angélica mirando hacia la habitación- Será más difícil con usted aquí.

Dicho esto, Angélica entró a la habitación. Era oscuro, pero podía ver a la chica rubia embarazada, acostada en la cama y maniatada a la misma. Miró a esta chica por unos segundos, luego sonrió, con aquellos, dientes blancos y pequeños. Era una sonrisa de fatiga y resignación.

- Hola- dijo aun sonriendo.

- ¿Tú quién eres?- preguntó la chica con voz temblorosa y con la cara empapada de lágrimas.

- Me llamo Angélica- respondió ella caminando hacia una mesa sobre la cual había un velón apagado y una caja de fósforos- ¿Y tú?

- ¿Eres doctora?

- No- sonrió mientras encendía el velón con un fósforo, luego suspiró y la miró- Pero eso tú ya lo sabes ¿O no, Miata?

Los ojos de la chica se tornaron de un brillante color violeta y miró a Angélica con odio.

- ¿Hacía cuanto no nos veíamos Miata?- preguntó Angélica con naturalidad- En serio, yo... creí que ya te habías resignado a estar entre fuego y cenizas.

- Devoraré tu alma, maldita perra- dijo aquella chica con voz de ultratumba.

- Las dos sabemos que no puedes hacer eso- Rió Angélica con superioridad, luego la miró un momento- Por favor, vete por las buenas esta vez. Deja a esta pobre niña.

- Ya es tarde- rió la chica con su misma voz tenebrosa- Esta vez perdiste Angélica.

Angélica miró la sabana, se estaba humedeciendo. Se impactó.

- Perra- dijo Angélica preocupada, al darse cuenta de lo que pasaba- Quieres al bebé.

La chica rió de manera tenebrosa, mientras que Angélica, rápidamente sacó un rosario de su blusa negra y se lanzó sobre la chica. El rosario era tan largo que se veían volar sus cuencas sobre ambas mujeres. Ella enrolló el rosario en el cuello de la chica velozmente y enseguida, dicho rosario comenzó a arder tanto que el color nácar se tornó rojo fuego.

- ¡Santo padre!- comenzó a exclamar Angélica- ¡Te pido...!

- ¡Muérete!- gritó la chica, rompiendo las ataduras de sus manos y golpeando a Angélica tan fuerte que la tiró al suelo.

La muchacha se levantó de la cama y se arrancó el rosario del cuello, luego tomó a Angélica, quien trataba de levantarse y la lanzó fuertemente contra la pared. Angélica como pudo se puso de pie rápidamente pero ella la tomó por el cuello, la levantó y la lanzó hacia la puerta del cuarto. La cortina se vino abajo y ella cayó en el suelo del pasillo.

- Sí… debí ser doctora- Se quejó adolorida mientras se ponía de pie.

La chica la miró desde el cuarto. Angélica se llevó sus dos manosa la espalda y sacó dos pistolas 45  y le apuntó.

- ¡No!- exclamo Elimar que había llegado de nuevo al pasillo corriendo- Por favor, no le dispare.

Angélica miró a aquella mujer embarazada por unos segundos. Sabia que Miata no podia morir, pero aquella chica inocente junto con su bebé, sí.

- Llame a una ambulancia- dijo y luego guardó las pistolas- ¡Hágalo!- gritó y la mujer salió corriendo.

La chica comenzó a caminar despacio pero con agresividad hacia Angélica, mientras esta sacaba un pequeño rosario, el cual se enrolló en su mano derecha.

- Está bien Miata- dijo ella tomando aire- Será por las malas.

Angélica corrió hacia la chica e intentó golpearla con su puño izquierdo. Pero esta se lo detuvo y la volvió a tomar por el cuello y la levantó.

- Hasta aquí llegaste Angélica- dijo la chica con su voz de ultratumba.

La mano derecha de Angélica brilló junto con el rosario y la introdujo en el pecho de la chica como si esta fuese un fantasma.

- ¡Perra!- dijo la chica

- No puedo... dejarte... hacer esto- dijo Angélica con un hilo de voz mientras la chica apretaba su garganta.

Ella comenzó a sacar su mano del pecho de la chica, tirando de algo transparente, algo que parecía seda, algo que parecía no querer salir.

- Perdona lindura- dijo Angélica liberando su mano izquierda de la mano de la chica, luego sacó una de sus pistolas y le disparó en una pierna.

La chica gritó y la soltó. Ella arrancó de su pecho a una pequeña niña con vestido blanco y un larguísimo cabello rosa, que gritaba horriblemente y la lanzó con fuerza hacia el espejo del pequeño escaparate que había en la habitación al tiempo que la chica embarazada caía inconsciente en el suelo.

En el espejo la niña de cabello rosado y ojos violeta gritaba y golpeaba el vidrio. ¡Había quedado atrapada en el espejo!

- ¡Infame zorra!- gritaba la niña.

- Casi lo logras esta vez, Miata- dijo Angélica en voz baja y ronca, luego le apuntó al espejo con su pistola- Suerte para la próxima.

Disparó y el espejo se hizo trizas.

Las hermanas Fleming

Había decidido quedarse hasta que la ambulancia apareciera. Asi que envió a Carlos de vuelta a su casa con el auto. Para cuando la ambulancia se llevó a la chica embarazada ya eran las cuatro de la mañana.

Aunque Angelica no conocía a aquella familia las acompañó hasta la clínica y allí estuvo hasta que el doctor informó que le habían practicado cesárea a la joven y que tanto ella como el bebé estaban bien, salvo claro, por el disparo en la pierna de la muchacha el cual quedó excusado como "un intento de robo en la casa".

- Gracias por ayudar a mi hermana- le dijo Elimar antes de dejar la sala.

- No tiene nada que agradecerme- dijo ella un poco cansada- Es mi trabajo.

Le tocó tomar un taxi hasta su casa; una casa enorme y colorida situada en un parcelamiento muy nuevo en la ciudad de Cumaná llamado Villa Barbara. Allí su esposo la esperaba sentado en la sala.

- ¿Te acordaste de que tenías casa?- Le preguntó mientras ella se quitaba su abrigo y lo tiraba en el mueble.

- No estoy de humor Jesús- dijo fastidiada y se quitó su blusa blanca. Él miró los moretones en su cuerpo.

- ¿Eso fue anoche?- le preguntó algo preocupado.

- No- dijo ella sacando sus dos pistolas 45- fue hace tres días en Margarita. Un anima me cayó a patadas.

Ella desarmó sus pistolas y las puso en la mesa del centro de la sala.

- Y ni siquiera pensaste en decirmelo- dijo él con reproche.

- creo que... estabas muy ocupado insultandome cuando volví- dijo ella- Por eso no te dije nada.

- Angelica basta- el se puso de pie, era mucho mas alto que ella, como de 1.80mts y cuerpo atletico- No puedes seguir así.

- Jesús, por favor- dijo ella fastidiada- Ya hablamos de esto. No puedo hacer otra cosa.

- No tienes porque hacer esto. Ni siquiera hace falta que trabajes.

- ¿Tengo que recordarte quien paga todo esto?- dijo molesta- No podríamos vivir solo con tu sueldo, no estamos acostumbrados a la clase media.

- Angel...

- Ya callate- se volvió a poner la blusa- voy a ver a Joaquin, y espero... que esta conversación no siga luego.

Odiaba recordar lo divertida y alegre que era su vida antes de casarse. Incluso con su maldicion, la cual la iglesia veía como un don único, ella era feliz, ahora sus únicos momentos felices eran cuando estaba lejos con su pequeño Joaquin de apenas cinco años de edad.

Subió las anchas escaleras que estaban en la sala y llegó al segundo piso, cuyo pasillo estaba repleto de cuadros familiares, no solo de ella, Jesus y su hijo, sino de sus padres y sus abuelos. Tambien estaba repleto de habitaciones, y casi al fondo estaba la puerta de la habitacion de Joaquin, su hijo. Tenia un pequeño letrero amarillo que decia "No alimente al oso". Ella reía cada vez que veia ese letrero.

- Hola...- sonrió ella al entrar al cuarto de su hijo, el cual miraba caricaturas en  un gran smart tv desde su cama.

-¡Mami!- gritó el pequeño y salió corriendo hacia ella.

- ¿Como esta mi peque hermoso?- dijo cargandolo y besando sus cachetes.

Era un niño un poco alto para sus cinco años, blanco, de grandes ojos cafés, cabello negro y cacheton.

- Mami, estás podrida- dijo el niño arrugando la cara.

- Si...- rió ella- Es azufre, bebé. Mami peleó con un demonio anoche.

- ¿Lo mataste?

- No amor...- dijo ella poniendo al niño en la cama- Los demonios no se pueden matar. Solo... lo envié a su casa.

Ella se acostó al lado de su hijo y lo miró a los ojos.

- Adivina que- le dijo.

- ¿Que?- preguntó él.

- Hoy hay "wintortis"

- ¿Vamos a ver a Veronica?- preguntó emocionado.

- Si... vamos a ver a Veronica- rió ella- Eres un sangano.

Le empezó a hacer cosquilla, mientras Jesus entraba a la habitacion. Angelica lo miró por unos segundos.

- Ve a bañarte bebé- le dijo ella a Joaquin- No te quedes mucho.

Joaquin fue corriendo a bañarse, luego ella suspiró y tomó la tablet que estaba sobre una de las almohadas, y se recostó en la cama.

- ¿Que quieres?- preguntó escribiendo en el navegador.

- ¿Vas a casa de tu amiga Winona de nuevo?- preguntó él cruzado de brazos.

- Si- dijo ella sin desviar su atención de la tablet- Quiero verla antes de que se vaya.

- Ah, claro- dijo en tono sarcastico- como no la has visto todo este tiempo.

- Mira esto...- dijo para si misma, ignorandolo- El conejo de la luna asesina a maestro acusado de violar a tres de sus estudiantes. Este tipo es tremendo- Ella miró a Jesus- ¿Tu crees que exista?

Él suspiró y se retiró enojado.

- ¡Puede que sea mujer!- le gritó ella, luego volvio a mirar la tablet- No creo que sea un hombre- agregó.

Su celular sonó, y ella suspiró con fastidio. Lo habia pensado mucho en el hospital antes de encenderlo, pues lo único peor que otra llamada de Winona  aquella mañana, era un mensaje de La Orden, asignándole otra misión. Pero terminó sacando su celular del bolsillo de su pantalon para ver de quien se trataba.

Era un mensaje de Marycer, lo cual la sorprendió, pues ya se iban a cumplir dos años desde la ultima vez que le habia escrito.

- Esto si es una sorpresa- se dijo mientras abría el mensaje.

El mensaje decia "Hola alborotadora". Ella rió y le contesto con un simple "Hola". Entonces volvió a guardar su teléfono y tomó la tablet, para seguir mirando las noticias actuales. Se encontró con un encabezado que rezaba. "¿Donde está Hard Candy?".

- ¿Que?- se preguntó confundida y continuó leyendo lo que decia debajo.

"Cientos de padres en varias partes del mundo estan indignados debido a que el gobierno de los Estados Unidos, se niega a dar información sobre el lugar donde tienen prisionera a la peligrosa criminal Ameria Swank, mejor conocida como Hard Candy"

- ¿Que le pasa a esta gente?- se preguntó- Esa mujer deberia estar muerta.

"Se cree que al ser una ex policia de Nueva York, el gobierno pretende realizar todo el proceso a puertas cerradas para no dañar la imagen del departamento" seguía leyendo "recordemos que entre los crímenes de Ameria Swank, destacan, el secuestro, la prostitucion y el homicidio de mas de cuatrocientas menores de edad, además del asesinato de varios oficiales del departamento de la Policía de Nueva York.

- Maldita enferma de mierda- dijo Angelica con desagrado y puso la tablet a un lado.

Despues de que joaquin se bañó, ella tambien se dio un baño y se vistió lo mas sencilla que pudo, con una franelilla negra, jean y zapatos deportivos. Aunque muy perfumada y peinada, y por supuesto, con gafas de sol, como era su costumbre.

Salió de su casa a las 10:30 am rumbo a casa de su amiga en su Aveo 2009 negro. Joaquin no dejaba de jugar con su tablet en el asiento del copiloto.

- Mami- dijo mirando la pantalla de la tablet- ¿Por que Winona se llama así?

- No sé- rió ella- sus papás son de otro pais, Joa. A lo mejor es un nombre normal donde ellos vivían.

Si, lo mismo se preguntaba ella. Era un nombre muy raro al igual que los nombres de sus cuatro hermanas.

- ¿Si se llamara Miata?- le preguntó ella.

- Ese no es un nombre- rió Joaquin.

La casa Fleming, hogar de Winona, estaba en el parcelamiento Miranda. Era una casa enorme y rosada, de tres pisos y rodeada de hermosas flores. Era la mas notable del lugar.

Angelica tocó el timbre y trás oir los ladridos del pastor Alemán de Wendy, una muchacha bajita y de lisos cabellos rojos abrió la puerta.

- Hola Wanda- le sonrió

La muchacha la miró con sus grandes ojos cafés por un largo momento. Angelica tambien la miró y la detalló. Iba descalza, con una larga camisa negra que no dejaba ver si llevaba pantalón.

- Dios...- suspiró Angelica un poco apenada- Eres Winda ¿Cierto?

- Si- dijo la muchacha en tono serio.

- Lo siento.

- Si, yo tambien- Suspiró la chica y la invitó a pasar.

Dentro de la casa, en una sala tan enorme como la de ella, una chica totalmente idéntica a la anterior. Pero mas sonriente y vestida con una camisa azul claro y un pequeño short de licra blanco la saludó.

- Hola galleta- le dijo la chica en tono dulce y la abrazó.

- Esta si es mi Wanda- dijo ella tambien abrazándola fuertemente.

- Hey- le dijo Wanda en voz baja- mis papás no vienen hoy. Vamos a beber ¿Si?

- Te escuché Wawa- dijo una voz femenina pero grave. Angelica miró a la mujer alta y pelirroja detrás de ella.

- Whitney- dijo Angelica extrañada- ¿Que haces aquí? Yo... pensé que estabas en alemania.

- Vine a pasar esta semana- dijo ella mirandola, luego puso una expresion de desagrado- Por Dios, te pareces tanto a Victor.

- Si, ya me lo has dicho- rió Angelica- ¿Que es de su vida por cierto?

- Ni idea- dijo Whitney y siguió su camino hacia la escalera. Luego Angelica miró de nuevo a Wanda.

- ¿Y Winona?- preguntó

- En la cocina

La cocina era espaciosa y muy limpia, a pesar del desorden de vegetales en el lava platos. La ventana detrás de dicho lavaplatos mostraba la piscina de la casa... donde una chica delgada y con bata de seda blanca se encontraba mojando sus pies, mientras una niña jugaba con un enorme pastor alemán. Ambas eran pelirojas.

- Wendy parece triste- dijo Angelica mirando a la chica de bata blanca.

- Siempre está así- dijo una mujer pelirroja, que estaba picando un pepino.

Esta mujer era mas alta que Angelica pero mas baja que Whitney. Su cabello no era tan rojo como el de sus hermanas y sus ojos eran azul marino. Tenia grandes pechos, y un cuerpo atletico. Y su trasero era perfecto.

- Joa ¿Por que no vas a jugar con Veronica?- le dijo Angelica a su hijo- Está en el jardin con el perro.

- Si- Joaquin salió corriendo de la cocina. Y enseguida Angelica miró a Winona.

- No tienes que irte- le dijo.

- Angelica...- dijo Ella mirandola con fatiga- Ya hablamos de eso.

- Winona, la becada es Winda- le recalcó ella- ¿Que vas a hacer tu en Alemania?

- Winda tiene diecisiete años, necesita a alguien que la represente- Dijo Winona- Ademas...- ella suspiró- Mira como está Venezuela. Ya ni puedo mantener a Veronica con mi sueldo de profesora y no le voy a pedir dinero a mis padres.

Angelica la miró por unos segundos mientras picaba otro pepino.

- Miata Halliwell trató de salir anoche- dijo, y Winona detuvo el cuchillo- Casi lo logra.

Winona se quedó pensativa y luego la miró.

- ¿Dijo algo relevante?- Quiso saber Winona

- Solo que iba a matarme- dijo Angelica- Lo usual.

- ¿Segura?

- ¿Debió decirme algo mas?

- No...- Winona suspiró y siguió cortando el pepino- No sé, Angel... es que hacía mas de cinco años que no sabíamos de ella y de pronto aparece...

- talves quería que me confiara.

Winona terminó de cortar y la miró por unos segundos.

- No se lo dijiste a Victor ¿Verdad?- le preguntó.

- No...- dijo ella fastidiada- Hace años que no se de Victor.

- Bien...- dijo Winona- él no puede saber.

- ¿Por que no?- se quejó Angelica- Hace veinte años nos puso en riesgo al ocultarnos que nuestra compañera de clases, la cual era su novia y nuestra amiga, era un maldito Lilim. El cual ahora quiere vengarse de nosotras, Dios sabe por que. ¿Y tu quieres marginarlo de todo esto ahora? Ni siquiera sabemos por que...

No pudo seguir hablando, pues el beso de Winona la interrumpió. Aquellos labios carnosos eran suficiente para hacerla olvidar todos sus problemas y dolores.

- Te ves tan sexy cuando te alteras- dijo Winona apenas despegando sus labios de los de ella.

- Wino...- dijo ella casi a punto de saltarle encima.

Miraba sus hermosas aunque rudas facciones, su boca grande con labios perfectamente pequeño y rosados y su fuerte barbilla. ¿Como podia ser tan hermosa? ¿Como habia tardado quince años en notarlo?

- Aun sigo molesta por tu actitud de anoche- agregó casi sin aliento.

- Hablemos de eso luego ¿Sí?- Musitó Winona y volvió a besarla.

- Que asco-  dijo la voz seca de Winda que estaba mirando desde la puerta de la cocina

Winona y Angelica la miraron paralizadas, pero sin soltarse.

- ¿Por que no mejor suben? Yo me encargo del almuerzo- agregó ella con desagrado.

- ¿En serio Wiwi?- preguntó Winona desconcertada.

- Si...- Winda puso su clasica expresión de fastidio por la vida- Además yo cocino mucho mejor y lo sabes.

- Pues...- dijo Winona, luego miró a Angelica, si lo pones asi...

Winona salió corriendo de la cocina, casi arrastrando a Angelica de la mano. Winda las escuchó subir las escaleras.

- Asquerosas tortilleras- se dijo ella en voz baja y con desagrado.

En ese momento, Wanda llegó al umbral de la cocina y Winda la miró mientras ella miraba hacia las escaleras que estaban en la sala. Las misma escaleras por donde habian subido Angelica y Winona.

- ¿Que paso?- preguntó ella extrañada y miró a Winda- ¿A donde van?

Winda suspiró y miró a su hermana gemela un momento. Le costaba entender, como una chica de diecisiete años, podia ser tan ingenua. ¿Como no se habia dado cuenta de que Angelica y Winona eran amantes? Ya llevaban dos años siéndolo, y no eran muy discretas.

- Wawa...- Le dijo Winda con expresion de cansancio e ignorando la pregunta por no dar largas al asunto- ¿Quieres ayudarme en la cocina?

- Claro- dijo Wanda con una enorme y hermosa sonrisa- ¿Que quieres que haga?

- Termina de picar eso- dijo ella señalando los pepinos que estaba cortando Winona, luego la miró y frunció el ceño- Pero no vayas a estornudar sobre ellos como lo hiciste ayer con el arroz, por favor.

- Oye, eso pasó de repente, Wiwi- rió Wanda.

- Como sea, no lo hagas.

Las horas pasaban muy rapido para Angélica cada vez que compartía con Winona. Esos momentos parecían tan cortos, que al final del dia, se sentía deprimida.

- ¿Que te pasa?- le preguntó Winona mientras abrazaba sus cuerpo desnudo debajo de las sabanas de seda roja.

- Nada...- suspiró Angelica mientras acomodaba su cabeza sobre los enormes pechos de Winona- Depresion, creo.

- Tan mal estuvo- rió Winona.

- No...- rió Angelica, luego suspiró cansada- No es por esto, es... porque en unos dias, esto será un recuerdo de momentos que no volverán.

- Dramatica- dijo Winona- Te ahogas en un vaso de agua, Angelica. Tu sabes que puedes irte conmigo a Alemania.

- ¿Y alejar a Joaquin de su padre?- dijo Angelica con pesar- No, yo no podría hacerle eso a mi hijo. No soy...

Ella detuvo sus palabras, pues no sabia el efecto que podia causar en Winona.

- ¿Como yo?- dijo Winona de repente.

- No iba a decir eso- dijo Angelica levantando su cabeza para mirarla a los ojos.

- Está bien...- suspiró Winona cansada- Soy un monstruo por nunca haberle dicho al padre de Veronica de su existencia.

- Tuviste tus razones- le dijo ella.

- Fui una estupida, Angelica- dijo ella- No sabes cuanto me arrepiento.

- ¿Y por que no se lo dices?

- Lo haria si supiera donde está- sonrió ella con vergüenza.

- ¿Como se llama?- dijo ella- Tengo contactos en La Orden que...

- Angélica, no- interrumpió Winona de inmediato- No lo hagas.

Ella la miró a sus ojos azules por un instante, tratando de buscar alguna respuesta logica a la terquedad de aquella mujer.

- No quieres que yo sepa quien es ¿Verdad?- le dijo- ¿Acaso lo conozco?

- Basta...- le dijo ella, y luego sonrió- No fue nada en mi vida, si eso te tranquiliza.

Angelica la siguió mirando, luego suspiró y volvió a recostarse en sus pechos.

- No...- suspiró- no me tranquiliza.

En Alemania ya eran mas de las cuatro de la tarde de aquel sabado. Violett, estaba sentada en el porche de su casa, vestida con una delgada y corta bata blanca que apenas cubria sus pálidos muslos y sus pequeños senos, y mirando hacia el verde bosque que la rodeaba, cuando un hombre rubio, de traje y corbata, ambos negros, apareció de la nada frente a ella.

- Lo encontramos- Le dijo el hombre.

Aquella niña que aparentaba tener unos trece años apenas, sonrió emocionada. Aplaudió con sus manos a la altura de sus ojos color lila mientras su cabello morado revoloteaba con el viento.

- Con este ya son dos libros- dijo el hombre.

- No, no- sonrió la muchacha levantando su dedo indice a la altura de su propia nariz- No puede decir eso señor Dorian. Aun no tenemos los dos libros.

- Pero sabemos donde están. Es solo cuestion de tiempo para...

- El libro de la luna ahora está en manos del Conejo De La Luna- interrumpió ella- No será facil quitárselo, tiene una aliada omnisciente que puede avisarle sobre cualquier cosa que se le avecine, incluyéndome.

- Si pero...

- En cuanto al libro del sol...- volvió a interrumpir ella- ya fue utilizado una vez hace mas de ciento ochenta años. Así que por ahora es inservible para quienes buscan sus poderes. Significa, que quien lo tiene sabe lo que puede hacer con él si consigue los otros cuatro libros.

- ¿Señorita?- dijo el hombre confundido.

- ¿Quien posee el libro del sol, señor Dorian?

- Una exorcista llamada Angelica.

- La fama de Angelica Trujillo es bien conocida por mi- Dijo Violett- No es alguien con quien se deba jugar. Asi pues... si quieres tener exito total y rotundo, es necesario que no solo tomes el libro del sol, sino tambien la vida de Angelica y toda su familia.

El Angel de la muerte

¿Asi que tu eres Vanessa Lang?- Preguntó Dorian a la mujer rubia tras los barrotes de acero.

- ¿Tu quien "Erres"?- preguntó ella despreocupada.

Era una mujer muy alta, como de 1,95mts, hermosa tes rubia y un cabello largo y liso, tan rubio como el sol. Sus enormes pechos y todo su cuerpo era perfecto, algo que Dorian pudo notar ya que estaba desnuda, atada de manos y pies contra la pared.

- Mi nombre es Dorian- dijo él- Dicen... que te enviaran Hell Beach por la mañana ¿Sabes lo que es?

- ¿Una playa porno?- rió ella, era una risa angelical.

- Es una prision- dijo Dorian con seriedad- Verás, cuando una persona es tan peligrosa como tu o... como la guerrera del sol, o el conejo de la luna... es enviada a ese lugar; un lugar aislado de toda civilizacion, en donde ni los cuervos pueden hallar tu cadaver cuando mueres de hambre y sed y el resto de los prisioneros aun violan tu cuerpo sin vida.

- Suena a mi hogar- sonrió ella.

- ¿En serio?- sonrió él- Bueno, puedes ir a pasar tu retiro en "tu hogar", o... puedes volver al juego, con una nueva organizacion y mejor pagada.

- Te escucho- dijo ella.

- Necesitamos que hagas algunos trabajos para nosotros. El primero de ellos, se llama Angelica Trujillo.

La enorme mesa rectangular de los Fleming estaba llena de comida, y era ocupada por Angelica, Wendy, Winda, Wanda, Veronica, Joaquin y Winona a la cabeza.

- ¿Que pasó con Whitney?- preguntaba Angelica mientras comían.

- Dijo que iba a comer en su cuarto- dijo Winona- ya sabes como es.

- Hablando de eso- dijo Wendy- es raro que estés comiendo en la mesa Winda.

- Si quieres me voy- dijo Winda en tono serio.

- Niñas...- se quejó Winona- no empiecen.

- ¿Roja, que te pasa hoy?- le preguntó Angelica a Wendy, tu no eres asi.

- Le faltan sus pastillas- dijo Winda entre dientes, y Wanda le dio un pisotón.

- No me siento bien hoy- Le dijo Wendy- Me ha dolido mucho la cabeza.

De todas las Fleming, Wendy, tenia  los rasgos mas notables: cabellos mas rojos, ojos mas a azules y piel mas rosada. Por eso la llamaban roja.

- ¿Si estás tomando tus medicamentos?- le preguntó Angelica, un poco preocupada.

Wendy tambien era mucho mas delgada que sus hermanas, las cuales eran voluptuosas; incluso las gemelas Winda y Wanda. Y a diferencia de sus cuatro hermanas, habia una caracteristica que no habia heredado: la boca grande. La de ella era pequeña y delicada. Sin embargo, era las mas hermosa de todas ellas.

- Pues si, pero...- dijo Wendy con fastidio- Yo no siento que me haga algun efecto.

- Hay que ir con la doctora Usher esta semana- dijo Winona- Necesitas un chequeo nuevo.

- Necesito un cuerpo nuevo- Sonrió Wendy con desánimo.

- Ojala pudiéramos darte eso- dijo Angelica con pesar.

Wendy rió y luego las miró a todas un segundo.

- Bueno...- dijo sonriendo- Ya tengo un riñon de Winona. Si mis otras tres hermanas me donaran un organo cada una, pues...

- No...- rió Wanda perturbada, y entonces todas rieron

Una hora mas tarde, Angelica y Winona reposaban en el jardin, en una mesa junto a la piscina

- Me preocupa Wendy- decia Winona a Angélica .

- ¿De verdad sigue con el tratamiento?- preguntó Angelica.

- Claro, pero... ya sabes como es ella, tiene tantas enfermedades que...- ella suspiró- Ya deberia estar muerta. Los doctores... dijeron que no llegaría a los veinticuatro y...

- ¿Y vive con veinticinco? Eso deberia alegrarte.

- Me alegra pero...

- Mami- gritó la pequeña Veronica que traía un teléfono inalambrico en su mano- Te llama tia Nessi.

- ¿Enserio?- Se sorprendió Winona y tomó el telefono.

- ¿Quien es Nessi?- le preguntó Angelica a Veronica en voz baja.

- Mi tia...- dijo veronica tambien en voz baja y luego rió.

Veronica tambien era pelirroja pero de ojos cafés, ligeramente mas oscuros que los de las gemelas Winda y Wanda. Y cada vez que sonreía, Angelica se preguntaba "¿Donde he visto esa sonrisa tan dulce antes?" Y luego sentia curiosidad sobre su padre, pues Winona nunca le habia dicho quien era el padre de Veronica, y era obvio que no se lo iba a decir.

- ¿De verdad?- dijo winona emocionada- ¿Cuando?... okey, no hay problema.

Un chapuzón en la piscina captó la atención de Angelica. Era Wendy quien se habia lanzado con su bata blanca, y ahora nadaba.

- ¿Por que tia Wendy se baña con ropa?- le preguntó Veronica que se habia sentado en sus piernas.

- Pues... porque a tu tia no le gusta que vean su cuerpo- dijo Angelica.

No podia decirle a Veronica que su tia Wendy tenia su cuerpo lleno de cicatrices, eso era algo que debia decirle ella misma.

- Okey, nos vemos- dijo Winona y colgó. Aun sonreía emocionada.

- ¿Y?- preguntó Angelica un poco seria- ¿Quien es Nessi? ¿El monstruo de lago Ness o que?

- Mi prima- dijo ella con tranquilidad- Es como mi hermana mayor.

- ¿Y esta... prima que te dijo?- aun estaba seria.

- Que viene a pasar unos dias a Venezuela- dijo ella.

- ¿Ah si?- Winona la miró un poco extrañada.

- Esperate- dijo- ¿Estás celosa?

- ¿Te parece?- dijo molesta.

- Ay no seas tonta- dijo ella riendo- Sabes que eres la unica.

- Si. La unica pendeja que te cree.

- Amor...

- Ya...- gruño ella y luego miró Veronica- Vero vamos a ayudar a Winda con las Wintortis.

- ¡Si!- exclamó Veronica contenta.

Winda no era la Fleming mas sociable, de hecho era raro verla compartiendo con alguien, incluso con su gemela Wanda. Pero lo que si habia que aplaudirle a Winda, ademas de su inteligencia suprema, era su habilidad culinaria.

Winda habia creado un plato delicioso a base de huevo, frijoles y curry. Llamó a ese plato "Wintortis", un plato que a Veronica le encantaba.

- Te tengo un chiste- le dijo Angelica a Winda mientras la ayudaba a picar guiso.

- Dime que no es el del tipo de verde- dijo Winda con voz baja y fria mientras rompía algunos huevos.

- Wino te lo contó ¿Cierto?- rio Angelica.

- Si- dijo ella- No supe si llorar o golpearla.

- Si, te entiendo- rió ella- Pero no, no es ese. Es... de Batman

- Okey...- suspiró con fatiga- Te escucho

- Mira...- Empezó Angelica- Batman se mete tremenda borrachera en ciudad Gótica, y no puede manejar el batimovil, asi que le pide a Robin que maneje por él. Y le dice "Robin pon la palanca en segunda" y Robin lo hace, la pone en segunda y van a mas de cien. Y Batman dice "Ponla en tercera". Robin lo mira asustado y le dice "¿Tu eres loco Batman? Nos vamos a matar". Pero Batman insiste y Robin pone la palanca en tercera y van tan volao' que ni se ven. Y Batman dice "Ponla en sexta" Robin cagao' le hace caso y de una llegan a la Baticueva y Robin se detiene. Y entonces Batman le dice "Ahora dame un besito"- Winda sonrió- Y Robin lo mira y le dice "¿Que pasa Batman? ¿Tu eres marico?"... y Batman le dice "Callate Robin que tu sabes que el Batimovil es automatico"

Winda largó la carcajada, reía tanto que casi se quedó sin oxigeno.

- Que marica es ese Robin- dijo sin dejar de reir.

- Al menos te hice reir- rió Angelica.

En ese momento entró Wanda y las miró.

- ¿De que se rien?- preguntó.

- Te lo cuento en el camino- dijo Angelica.

- ¿Camino a donde?- Preguntó Wanda confundida.

- A la licoreria- sonrió Angelica.

- ¿Vamos a beber?

- Claro que si- Angelica corrió y se guindó en la espalda de Wanda.

- Oye, tu pesas- se quejó Wanda.

- A la licoreria y mas allá- exclamó Angelica sin bajarse de Wanda.

Violett tomaba su té en el porche de su casa de lo mas tranquila, cuando de pronto, sintió una presencia detras de ella.

- Llegaste al fin- dijo sin voltear a ver.

- Si- dijo Vanessa- ¿"Parra" que soy buena?

- Para muchas cosas segun sé- Sonrió Violett con malicia, luego se puso de pie y la miró.

Llevaba un vestido verde de flores y sandalias de tacones, como si no fuera ya suficientemente alta

- ¿Siempre luces tan elegante?- Dijo Violett impresionada ante la belleza de aquella mujer.

Vanessa la miró fijamente con sus hermosos ojos azules como zafiros. Detallaba el cabello morado y los ojos color lila de aquella personita mientras se preguntaba "¿Enserio esta es Violett?", pues no le gustaba mucho la idea de trabajar para una niña de doce años. De hecho llegó a creer que aquello era un chiste.

- Antes "muerrta" que sencilla- dijo tratando de ocultar su expresion de duda e inconformidad.

- Tenéis razón- dijo Violet y puso su tasa de té sobre la mesa- Mi querida Vanessa Lang, muero por verte en accion. ¿Te hablaron del objetivo?

- Es una tal Angelica- dijo ella- solo eso me "dijerron".

- Es simple solo tendrás que asesinarla a ella y a su familia.

- ¿Si es tan simple por que no lo hace "Dorrian"?

- Porque  Dorian es... un Hades.

- ¿Hades?- preguntó confundida.

- Digamos que... matar no le hará nada bien a su hoja de vida. Ademas... yo quiero tener a la gran Vanessa Lang de mi lado. Quiero saber por que os llaman "El Angel de la Muerte".

Vanessa tomó aire y se rascó su cabeza rubia un momento, ya sin poder ocultar sus dudas respecto a aquello.

- Bien...- dijo dejando de rascarse y suspirando- Usualmente no hago preguntas como estas a mis contratistas. "Perro"...todo esto es... muy inusual ¿Sabes?

- ¿Inusual?- pregunto Violett con tranquilidad.

- "Ja"- dijo Vanessa- Un extraño llega a mi celda, me ofrece un trabajo y un segundo despues estoy en este lugar, como por arte de magia.

- Se le dice "Teletransportacion"- sonrió Violett- Algo que los Hades hacen muy bien.

- "Ja..."- dijo Vanessa confundida e inquieta- "Mirra", les agradezco por haberme sacado de esa celda, y hasta por haber traído mis cosas hasta aca, de una "manerra", un poco extraña, debo agregar.

Con extraña, se referia al hecho de que sus cosas ya estaban en una habitación de aquella casa, antes de que ella llegara.

- "Perro"...- continuó diciendo ella- ¿Que diablos sucede aqui? ¿Quienes son ustedes? ¿Por que estoy tratando con una niña de doce años?

- Bueno...- dijo Violett de manera amistosa- Para empezar tengo trece- ella sonrió tiernamente- Desde hace ochenta años, claro está.

- ¿Que?- dijo Vanessa confundida.

- Y para terminar- continuó Violett- Es muy pronto para responder tus otras preguntas- Vanessa frunció el seño- Por ahora solo importa el hecho de que yo sé quien sois vos.

- ¿Y quien soy, según tú?- pregunto Vanessa algo irritada.

- Oh- sonrió Violett- Eres Vanessa Lang, una criminal internacional conocida como El Angel De La Muerte, y a la cual se le atribuyen cargos como: asesinato, secuestro, extorsión, fraude, prostitucion, trafico de armas, organos y drogas- Violett puso cara de admiracion- Tambien te acusan de terrorismo. Eres incluso peor que Hard Candy.

- ¿Sabes que nadie a podido probar eso?- preguntó Vanessa tratando de fingir demencia.

- Por algo te tenian atada en una celda de maxima seguridad- sonrió Violett, y luego la miró pensantiva- Por cierto... dicen que antes de iniciar tu carrera criminal eras actriz porno ¿Es cierto?

- Sabes mucho sobre mi- dijo Vanessa- Imagino que ya comprobaste eso en Internet.

- No...-sonrió ella- No tengo acceso a ese  tipo de herramientas. Pero si vi muchas fotos. Incluso las conservé. No es que esas cosas tengan efectos en mi, pero... eran fotos hermosas.

Vanessa volvió a suspirar irritada e inquieta. Pero de alguna forma, sabia que no tenia mas opción que prestar sus servicios a aquella niña tan extraña.

- Bien...- suspiró- Niña extraña, con... acento extraño y...- ella miró el porche de madera y el verde y hermoso paisaje frente a dicho porche- Casita extraña... ¿Donde encuentro a esta tal Angelica?

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