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Nuestra Promesa

Capítulo 1

Dilara se prepara para asistir a la reunión en la cual será nombrada la CEO de la empresa familiar. A diferencia de sus hermanos Dimitry y Timothy, siguió la carrera de su padre. A sus 24 años es una reconocida arquitecta y aunque ya lleva varios años desempeñándose de manera excelente y haciendo crecer la empresa, es apenas ahora que aceptó encargarse por completo de esta.

Martín se lo viene proponiendo desde hace tiempo. Aún sin titularse, desempeñaba de manera perfecta los diseños, tiene una visión futurista e innovadora, lo cual tiene enormemente orgulloso a su padre.

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Llega a la empresa acompañada de Martín, su padre y se dirigen a la sala de juntas donde se llevará a cabo la reunión. Momentos después, aparecen los demás integrantes de la junta directiva, quienes le tienen un gran aprecio.

La reunión sale sin contratiempos. Felicitan a Dilara y le ofrecen su apoyo incondicional, ella se ha ganado la admiración y respeto con su esfuerzo, trabajo y su personalidad, no por ser la hija del dueño. Aunque es una chica muy amable, también sabe perfectamente como imponer el orden y todos saben que bajo su dirección la empresa seguirá creciendo como lo ha venido haciendo todos esos años.

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En la tarde, la mujer sale a cenar con su novio. Marcus es un chico atractivo, con el cual lleva tres años de relación. Han estado a punto de terminar en un par de ocasiones, pero aún y con todo lo malo siguen haciendo perdurar una relación que a las luces se ve que no tiene futuro.

Una vez lo encontró muy cercano a su mejor amiga, pero ambos se excusaron diciendo que él la estaba consolando, ya que su madre estaba enferma, Dilara intentó mandarlo al diablo, pero Marcus es un manipulador profesional y se salió con la suya.

En otra ocasión, estando en la discoteca quería forzarla a tener relaciones sexu4les en el baño; esta vez estuvieron separados por tres meses, a Marcus le costó mucho recuperarla y que ella lo perdonara.

Dilara a veces se cuestiona por qué está con él, tal vez es costumbre, se conocen desde hace mucho tiempo y cuando finalmente se volvieron novios la amistad que tenían cambió drásticamente, en el fondo sabe que lo que sienten no es amor, pero cuando trata de terminar con él, Marcus hace todo un alboroto, para que no lo deje. Ha llegado al punto de amenazarla con quitarse la vida.

Marcus la asfixia, es muy celoso y desconfiado, quiere saber todo el tiempo ella qué hace o donde está y esto a Dilara la descoloca bastante. A veces se molesta consigo misma, por no encontrarar la manera de salir de ese abismo.

Se encuentran en el restaurante y Marcus lo primero que hace es molestarse porque según él, la blusa que usa Dilara tiene mucho escote, ella se molesta e intenta irse, pero él de inmediato le pide perdón y cambia su cara de molestia por una amable, Dilara se pregunta como hace este hombre para transformarse tan rápido, hasta se ha preguntado si es bipolar.

El resto de la cena transcurre en calma, luego van al apartamento de Marcus, donde "hacen el amor", aunque Dilara ya no siente que este sea el término adecuado, nunca ha sentido con Marcus la pasión, el deseo y el desenfreno que sintió en su primera vez, porque aunque en un principio dolió, en unos instantes ese hombre la hizo disfrutar y olvidarse de todo.

Llegada la media noche, Dilara va camino a su casa. Está ubicada dentro de la hacienda de sus padres, pero es totalmente independiente a la casa de estos, ella la diseñó y dirigió su construcción cuando tenía tan solo 13 años, se quedaba ahí en algunas ocasiones y se mudó definitivamente cuando cumplió los 18, quería tener su propio espacio, pero no quería alejarse mucho de sus padres, sus hermanos y sus abuelos.

"¡Los abuelos!" Dilara suspira al pensar en ellos, los quiere inmensamente, al igual que ellos a ella, le preocupa que Alicia, su abuela últimamente se está sintiendo mal. Teme perderla para siempre.

Dilara pasa por la hacienda de sus abuelos, siempre debe hacerlo en el recorrido a su propia casa y nota que la luz de la cocina está encendida, sin dudarlo se acerca, baja de su auto, su abuelo que escuchó el sonido sale a la puerta y al ver que es su nieta sonríe feliz, la invita a entrar y le ofrece un poco de té, que Dilara acepta gustosa, él lo había preparado para Alicia, que no podía conciliar el sueño.

—Abuelo, hoy quiero dormir contigo y con mi abuela. En el medio de los dos como cuando era pequeña —Dilara le habla a Samuel en tono mimoso, extraña las noches de su niñez en las que se quedaba dormida en la cama de sus abuelos, después de escuchar las innumerables historias que tenían para contarle.

—Claro que sí, mi princesa, vamos a dormir, tu abuela estará feliz de tenerte a su lado —Samuel abraza a su nieta, ya está muy grande para cargarla y llevarla a la cama como lo hacía en el pasado, pero aún puede demostrarle su cariño y ofrecerle su hombro de ser necesario, sabe que en este momento necesita de su apoyo, lo puede notar en sus ojos... esos grandes ojos negros que pierden un poco el brillo cuando Dilara está baja de ánimo, pero él está dispuesto a hacer que brillen de nuevo.

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Muchas gracias por estar aquí de nuevo, dándome su apoyo. ❤❤❤❤❤❤❤

Esta es la secuela de "Llegaste tú", sin embargo, aunque estarán varios personajes de la primera parte, son totalmente independientes y pueden entenderla completamente aunque no hayan leído la otra.

Capítulo 2

Dilara

Después de pasar la noche con mis abuelos, me despierto como nueva, amo profundamente a mis padres y mis hermanos, pero siento una cercanía muy especial con mi abue Samuel y mi tita Alicia, sus brazos son una recarga de energía, ellos siempre me han consentido, quizá un poco más de la cuenta, pero a mí eso me hace muy feliz, a mis abuelos paternos también los quiero mucho, pero ellos viven en otro país así que no los veo tan seguido y por ende mi relación con ellos, es muy diferente a mi relación con los padres de mi mamá.

Con mis hermanos también tengo una relación muy cercana, desde que supe que estaban en el vientre de mi madre, los amé con mi alma, aunque tenía a mis primos para jugar, con mis hermanos fue diferente, a ellos los tenía las 24 horas del día, los 7 días de la semana, a veces me ponía un poco celosa porque mis padres pasaban más tiempo con ellos, pero eso no hacía que mi amor hacia ellos cambiara, creo que es normal estos celos entre hermanos, pasas de ser el centro de atención, a ser un espectador más y esto para un niño pequeño no es fácil de asimilar.

Mis hermanos físicamente son como dos gotas de agua, Dimitry mide 1.89 y Timothy 1.90, tienen cabello negro y ojos grises, hacen mucho ejercicio, por lo cual están marcados todo su cuerpo, sé que mis hermanos son muy guapos y esto mantiene a las chicas locas, incluso mujeres mayores se fijan en ellos; han sido muy inteligentes, a su edad ya llevan 3 años en la universidad, por esta razón están rodeados de personas con un poco más edad que ellos, a veces me pregunto si es realmente bueno que sean tan atractivos, ya que incluso hasta mujeres casadas quieren convertirlos en sus amantes, por suerte mis hermanos no caen en esos juegos, pero sé que aún son inmaduros y sus hormonas están en pleno apogeo, temo que puedan meterse en algún problema, o peor aún, que tengan problemas entre ellos, si es que llega a gustarles la misma mujer, porque hasta en los gustos suelen ser similares, a excepción del jugo, que a Dimitry le gusta el de lulo y a Timothy el de maracuyá.

Saliendo de mis pensamientos, desayuno con mis abuelos, es muy temprano, mi abue Samuel madrugó a prepararlo para que no me fuera a la empresa sin comer, ¿acaso no es el mejor abuelo del mundo?, me hizo unos huevos con tocineta, panqueques y chocolate con leche bien espumoso como a mí me encanta, aún después de ser una mujer adulta, mis abuelos me siguen consintiendo como si fuera su bebé. Después de disfrutar esta delicia, me despido y voy a mi casa, debo darme un baño y alistarme para ir a trabajar.

Estando bajo el agua pienso en mi infancia, recuerdo a mis primos, a mi familia y a él, a ese niño que me robó el corazón, Emanuel, no lo he olvidado y tampoco lo olvidaré, pero soy consciente de que nuestra promesa, fue producto de la ingenuidad de nuestra niñez, me pregunto que será de su vida, ¿se habrá olvidado de mí?, ¿guardará el collar que le regalé, como yo guardo su pulsera?, tal vez nunca nos encontremos de nuevo, pero él siempre será alguien muy especial para mí, porque aunque se dice que los niños no se enamoran, yo creo firmemente que ese es el amor más sincero y desinteresado que pueda existir, es un amor sin malicia, un amor sin segundas intensiones, no es un amor sexual, es más bien un amor filial, amor que no mira clases sociales, razas, nacionalidades, algo que lastimosamente al crecer, muchas veces se pierde.

Por alguna razón ese otro hombre llega a mis recuerdos, sus penetrantes ojos azules, su mirada, su cuerpo, su... No sigas pensando Dilara que te acabas de duchar y tendrás que hacerlo de nuevo, esta vez con agua fría me reprendo mentalmente, cada que pienso en él, en sus ojos azules mirando directamente a mis ojos negros, en cada estocada fuerte y profunda que daba, mi cuerpo comienza a añorar esa noche, esa en la que un desconocido me hizo subir al cielo con sus besos y su pasión.

Tomo la toalla me seco y paso frente al espejo, me enfurezco al ver el enorme chupado que tengo en el cuello, ese idiota de Marcus tiene delirio de hombre lobo, el muy imbécil se la pasa marcándome como si yo fuera de su propiedad, ya estoy harta de esta situación y lo peor es que no sé como salir de ella, no he hablado con mis padres de esto, ellos desde un principio no estuvieron de acuerdo con esta relación y mis hermanos menos, todos me decían que Marcus no les inspira confianza y poco a poco me he dado cuenta de cuál era la razón.

Me maquillo esa cosa horrible de mi cuello, me pongo un vestido rojo hasta las rodillas, es muy discreto, no muestra más piel de la necesaria, pero se ajusta perfectamente a mi curvilínea figura, dejo mi cabello suelto, este es castaño claro y un poco ondulado como el de mi madre, satisfecha con el resultado voy hacia mi auto y salgo, pero antes de ir a la empresa, paso a casa de mis padres, siempre los saludo antes de ir a trabajar.

Entro y todos están en la mesa desayunando, ya casi es la hora de que mis hermanos vayan a estudiar, a pesar de tener su propia empresa a la que se dedican en las tardes, ellos no descuidan sus estudios, saben manejar muy bien sus tiempos y esto me hace estar muy orgullosa de ellos, ver que son tan organizados con sus cosas me hace saber que tendrán un futuro exitoso.

Mi padre se desboca en halagos para mí, desde pequeña cada día me dice lo hermosa que estoy y lo orgulloso que se siente de tenerme como su hija, mi madre también me da cumplidos, al igual que mis hermanos, luego me despido de ellos, y salgo a la empresa, no sin antes tomar un durazno del árbol que está en el jardín.

Capítulo 3

Los días pasan en total normalidad, Dilara, como siempre, se desempeña de manera impecable en la empresa, no ha tenido ningún contratiempo en su trabajo; pero su vida personal es otro tema, Marcus y sus celos la tienen al borde de la locura, él no acepta la ruptura que ella propone, se niega rotundamente a terminar la relación.

Una noche acepta cenar con él, quiere dejarle las cosas claras, esa relación no da para más y de ser necesario pedirá una orden de alejamiento ante un juez para que él la deje en paz.

La cena transcurre en calma, hasta que Dilara toca nuevamente el tema de la separación, en este momento Marcus explota, golpea la mesa y le grita a Dilara que no la va a dejar ni muerta, ella avergonzada se levanta y va hacia afuera del restaurante, camina apresurada hacia su auto, pero cuando está cerca de él, Marcus la toma fuerte de un brazo y la hace girar

● no me dejes hablando solo Dilara, nunca vas a terminar nuestra relación, tú eres solo mía, ¿ya tienes a alguien?, sí, eso debe ser, tienes a otro hombre y por eso me quieres dejar ~~ Los ojos verdes de Marcus se intensifican, parece como si quisieran echar fuego, pronuncia cada palabra apretando los dientes con furia

● suéltame que me haces daño y no, no tengo a nadie más, simplemente nuestra relación ya no funciona, mira lo que estás haciendo, es esta actitud tuya la que ya no voy a tolerar más, tus celos enfermizos me tienen cansada, ya no puedo más con esto Marcus ~~ Dilara siente miedo, le asusta ver a Marcus en este estado, sus reacciones son impredecibles y ella teme a que la pueda agredir físicamente

● te amo, por eso te celo, no quiero perderte

● esto no es amor Marcus, esto se te ha convertido en una obsesión~~ conciliar con Marcus en ese estado es difícil, por lo tanto, Dilara opta por decir de una vez las cosas como son, no quiere darle más alas, pase lo que pase, necesita dejar hoy mismo esa relación terminada.

● tú ya no me amas, ¿verdad?, ya no me amas, por eso haces esto~~ Marcus intensifica su agarre y se acercó hasta casi pegar su rostro al de Dilara

● Marcus suéltame, me estás lastimando~~ el dolor en el brazo, hace a Dilara jadear un poco, Marcus cada vez la toma con más fuerza

● La señorita ha dicho que la suelte, suéltela por favor~~ se escuchó resonar una voz varonil, cuando Dilara voltea hay un hombre alto de aproximadamente 1.90 m de estatura, ojos azules de mirada intensa y cuerpo atlético, es un hombre muy atractivo, quien viste con ropa sencilla, pero que su aura grita seguridad

●¿quién es usted?, no se meta donde no lo llaman, lárguese de aquí, si no quiere problemas, haga como que no vio nada ~~ Marcus grita en un rugido, quiere intimidar al recién llegado, por su vestimenta intuye que no es una persona influyente, así que no le importa lo que pueda hacer o pensar.

Dilara no habló, está en shock, por un lado, Marcus la sujeta muy fuerte, para ella es muy vergonzoso estar viviendo algo así y, por otro lado, ese hombre se le hace familiar, esos ojos y esa mirada le recuerdan a aquel hombre, pero un apretón más fuerte y un estrujón la sacan de sus pensamientos, haciéndola gritar por el dolor, en ese momento el hombre de ojos azules, al ver lo que Marcus hizo, se acercó y le dio una patada en la cara, mientras libera a Dilara del agarre que estaba lastimando su brazo, ambos hombres se enfrentaron a golpes, pero Marcus no tenía nada que hacer al lado del fuerte desconocido, es evidente que tiene entrenamiento en defensa personal e incluso en artes marciales.

Marcus se queda sentado en el piso, su boca y su nariz chorrean sangre, pero esto no impide que siga con sus agresiones

● ¿este es tu amante?, ¿por él es que me quieres dejar? Marcus gruñe sus palabras, mirando fijamente a Dilara

Dilara no quiere responder, si bien no es cierto que tenga algo con ese hombre, algo le dice que es el mismo hombre desconocido de esa noche, y en quién piensa mucho últimamente; ella gira en sus talones ignorando a Marcus y este grita con más intensidad

● Dilara, tú eres mía, no te pienso dejar, primero te~~ pero el hombre no pudo terminar de hablar, una patada en sus costillas lo dejaron sin aire, luego el hombre desconocido caminó con dirección a Dilara

● señorita, ¿desea que la lleve a su casa? ~preguntó suavemente, sus ojos azules la miraron dudosos.

● No, muchas gracias, tengo mi auto ~Dilara rechazó mientras caminaba con las llaves en su mano.

● si quiere, la sigo, o llame a alguien para que venga a acompañarla, no me quedo tranquilo si se va sola, ese hombre está muy alterado y puede hacerle daño~insistió el hombre preocupado.

● Está bien, acepto tu compañía ~ella terminó aceptando, aquel hombre no se veía peligroso.

Ambos salieron del lugar en sus respectivos autos, dejando a Marcus dolorido y furioso en el lugar, pero sin atreverse a decir nada, sabe que ese hombre lo molerá a golpes si intenta algo más. Varias cuadras más adelante Dilara quien va adelante, se detuvo, el hombre hizo lo mismo, se bajó del auto y se acercó hasta al auto de Dilara, esta ya se estaba bajando también

● Te quiero agradecer lo que hiciste por mí, estaba realmente asustada, si no intervienes no sé lo que hubiera podido pasar, además te quiero pedir disculpas por tener que presenciar esa escena tan desagradable ~~ Dilara es consciente de que si este hombre no aparece, Marcus hubiera podido hacer algo peor, nunca lo había visto en ese estado y era terriblemente aterrador

● señorita

● por favor tutéame, no me trates con tanta formalidad, o ¿acaso a ti te molesta que yo lo haga contigo? ~~ Dilara habla con una amable sonrisa

● claro que no me molesta, pero es que me da un poco de pena, pero está bien si usted, digo, si tú lo quieres lo haré ~~ el hombre responde la sonrisa con respeto

● solo si te sientes cómodo

● de acuerdo, ¿sabes?, no debes permitir que te traten así, disculpa mi atrevimiento, pero ni tú, ni nadie merece eso, además debes denunciarlo, ese hombre prácticamente te amenazó de muerte

● si lo sé, he tratado de ponerle fin a esto varias veces y él no lo acepta, pero esta sí es definitiva, estoy pensando en solicitar una orden de restricción, si él no entiende por las buenas tocará recurrir a otras instancias ~~Dilara sabe que tiene que ponerle un alto a esta situación o de lo contrario se le terminará saliendo de las manos

● me parece lo más correcto, no puedes seguir poniendo en peligro tu vida

● de nuevo te agradezco y ya de acá me puedo ir sola, por cierto mi nombre es Dilara, fue un gusto conocerte ~~ le ofrece su mano mirándolo a los ojos

● El gusto es todo mío, mi nombre es Emanuel ~~ el hombre se quedó mirándola, mientras Dilara no sale de su asombro, se pregunta si este será el mismo Emanuel que ella recuerda, pero despidiéndose se monta de nuevo a su auto y se aleja del lugar.

Emanuel se queda observando hasta que el auto de Dilara desaparece de su vista, regresa al suyo y también se marcha.

......................

Dilara llega a su casa con la cabeza vuelta un ocho no entiende en qué momento permitió que Marcus la tratara de esa manera, ¿cómo pudo dejar que las cosas avanzaran hasta ese punto?, pero realmente no lo piensa seguir permitiendo, a primera hora irá a un juzgado a denunciarlo y pedir la orden de restricción, no quiere volver a tener nada que ver con él.

El tema de Emanuel la pone aún más nerviosa ¿será su Mani?, y peor aún ¿será el mismo chico de aquella noche?, ese hombre qué despertó en ella sensaciones que no conocía y qué le gustó mucho descubrir.

Los recuerdos de su niñez llegan de nuevo, los momentos tan agradables que pasó al lado de Mani y la promesa... aquella promesa de casarse cuando fueran grandes, ahora lo son pero no sabe si aún esa promesa sigue vigente y en la memoria de aquel chico dulce y noble que conoció en aquel encuentro de amor.

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