--¡8 AÑOS!-- le gritaba a su esposa, la mujer con quién había compartido casi 8 años de matrimonio, llenos de mentiras--¿ Creiste que nunca lo descubriría?-- dijo alzando el par de papeles en sus manos--¿ Creíste que toda la maldita vida me tendrías engañado?--
--Amor de que hablas--- le dijo esa preciosa y dulce voz con un poco de temor sus ojos verdes esmeraldas estaban abiertos de par en par-- No entiendo -- dijo al momento en que le cayeron los papeles en el rostro y al ver de lo que se trataba comprendió el enojo de su marido-- Puedo explicarlo...yo...-- fue lo único que dijo--
--Tú qué Marisa, ¿Dirás que fue un error? sabías que era lo que más quería, me viste la cara de idiota-- dijo más que furioso, después de leer cada párrafo en el informe médico donde aseguraba que no era infertil cómo ella le había hecho creer desde que se habían casado-- Quiero el divorcio--- fue lo último que dijo para que la mujer frente a el entrara aún más en pánico de ser posible estaba pálida--
--No no me digas eso, entiéndeme por favor yo nunca podría darte hijos yo...yo no...--
--Te habria entendido de haberme dicho yo no soy un monstruo--
--Entiendeme ahora por favor mi amor-- el sonrió un poco lo que le dió tranquilidad a ella pero fue una sonrisa vacía -- Adquilemos un vientre-- dijo ella con una sonrisa en el rostro--
--Quiero el divorcio y no te atrevas a negarmelo que con esos papeles puedo quitarte todo y meterte a la carcel. En fin lo único que te ha importado siempre es el dinero recebiras lo que te corresponde pero no volveremos a vernos nunca más--
--Por favor Ernesto--
--Y una mierda recibirás los papeles y más te vale firmar Marisa no quieres conocer el infierno-- dijo dando un portazo al salir de la habitación donde fue tan feliz y a la vez tan infeliz.
Marisa Guerrero se había encargado de mandar a la mierda toda ilusión de tener una familia pero aún era joven tal vez podría... patrañas encontrar una mujer que no quisiera más que su dinero a la edad de 38 años sería casi imposible sobretodo una buena y sincera. Se olvidaría de la idea de tener una familia propia por el momento, regresaría a casa estar en compañía de sus padres sería perfecto después del divorcio así podría ayudar a su padre con el banco.
Mientras tanto en Manhattan...
--Es todo Cristina puedes irte-- hablo el hombre frente a la joven--
--Gracias señor nos vemos mañana-- dijo ella con una sonrisa un poco cansada, pero salió contenta pues había tenido mucho trabajo ya que era el corte del mes y siempre se quedaba a ayudar a su jefe que apesar de tener dos hijos uno era un poco distante vivía en Londres junto a su esposa y el menor era un médico muy reconocido. Desde que había llegado hacia 4 años al Banco Sincler había quedado fascinada con la magestuosa infraestructura, se había recibido un par de meses antes como Contadora y Licenciada Administración para poder tener más conocimiento sobre diversas empresas y así tener una mejor oferta de trabajo. Fue una suerte que el señor Danilo Sincler estuviera ocupando una asistente y al tener en su carta de vida referencias de su antigua universidad y una exelente pasantía en un banco que pertenecía al imperio Sincler basto con un par de entrevistas y que don Danilo la llevara de la mano para explotar su capacidad. Era una de las empleadas con más confianza en el banco ya que era la encargada de recibir y atender personalmente a los clientes más importantes de la institución.
Cómo de costumbre su vecino y mejor amigo Rogger estaba esperándola en la entrada del banco, con una pequeña sonrisa y un fuerte abrazo la recibió. Su relación era más que de amigos Rogger la trataba y cuidaba como a una hermana pequeña era su confidente y el único que no la criticaba por ser reservada y aun virgen a los 23 años.
--Saliste antes pequeña--
--Si don Danilo termino antes y me dejo salir sabe que hoy es especial quiero llegar rápido a casa pero antes podemos pasar a la pastelería he pedido un pequeño pastel para mamá--
--He pasado por el ya-- dijo señalando el asiento del copiloto--
--Eres un amor-- dijo dándole un pequeño beso en la mejilla-- Te amo--
--Y yo a ti enana, sube pero ten cuidado con el pastel-- dijo tomando su bolso para ponerlo en la parte de atrás del auto y así pudiera tomar el pastel hasta llegar a casa--
Emprendieron el viaje hacia el edificio donde vivían, si bien no era un lujoso lugar era modesto y le bastaba pues aún que ganaba bien todo el dinero iba directo a las cuentas que tenía que pagar por la enfermedad de su madre. Padecía Cáncer desde hacía más de 6 años había sido muy difícil al principio y más cuando entro a la universidad los gastos solo incrementaban y estaba llena de deudas pero el ver a su madre un poco mejor cada día era más que suficiente. Tener a Rogger era una bendición se habían conocido hacia dos años cuando ellas se mudaron al edificio y desde entonces habían congeniado el cuidaba de su madre como si fuera propia y la adoraba incluso le decía mamá, Elisa la madre de Cristina era una mujer de 40 años joven y muy bella Cristina era una copia exacta de ella era una lastima que el cáncer cada día le pasará factura.
--¡Feliz Cumpleaños Mamá!-- gritaron ambos apenas entraron al pequeño apartamento-- Elisa se encontraba viendo la televisión como de costumbre, a lo que se sorprendió por la hermosa sorpresa, un bello pastel de fresas con crema su favorito, las lágrimas no se hicieron esperar--
--Gracias mis niños-- dijo feliz después de recibir un par de abrazos y felicitaciones--
--Lo mejor para ti mamá-- dijo Cristina-- Ven-- dijo tomándola del brazo para ayudarla a llegar a la cocina -- vamos a cenar he traído tu pasta favorita y después podrás comer una rebanada de pastel--
Rogger ayudo a Cristina a preparar la mesa y se sentaron los tres a cenar, entre anécdotas, risas y poco de lágrimas de felicidad también disfrutaron de lo que resto de la noche.
Cristina se dirigía al trabajo se sentía un poco agobiada después de una noche larga en el hospital pues su madre había estado vomitando por horas después de recibir la quimioterapia. Habían pasado la noche en el hospital por indicaciones del médico que atendía a su madre por lo tanto era un gasto más a su lista gracias al cielo había tenido un poco de dinero guardado para poder pagar la estadía de su madre durante la noche habían llegado a casa hacia una hora antes así que rápidamente acomodo a su madre en su habitación, fue a su cuarto se dió una ducha rápida, desayuno y cuando se aseguro de dejar a su madre descansado se dirigió al trabajo. Aún que Rogger siempre le decía que podía pedirle que la llevara el tenía que descansar había pasado toda la noche con ellas en el hospital y las había traído de regreso a casa con eso bastaba no quería dar más molestias. Aún que para el no lo era Elisa era su responsabilidad solamente y el ya hacía suficiente con pasar un poco de tiempo con ella cuando necesitaba quedarse horas extras a trabajar. Al llegar al Banco suspiro y dejo atrás su cansancio el día de hoy sería largo y un poco tedioso pues don Danilo le había informado que su hijo Ernesto se presentaría apartir de ese día a trabajar y posteriormente sería su nuevo Jefe. Solo esperaba no fuera un hombre apático y gruñón aún que si lo fuera no tenía otra opción más que aguantarse ya que no podía darse el lujo de renunciar con una madre enferma.
--Buenos días señor-- dijo ella entrando al despacho principal como de costumbre, pero no contaba con que un bello especimen masculino estaría con su jefe y a juzgar por la apariencia del hombre estaba segura que era el señor Ernesto Sincler el hijo mayor de don Danilo-- Disculpe señor no sabía que estaba acompañado--
--Lo sabría si hubiera tocado antes de entrar-- dijo el sexy hombre junto a su jefe, mal inicio se reprendió a si misma pero ella tenía entrada libre ya que cada día hacia lo mismo--
--Ernesto no seas mal educado, Cristina puede entrar sin tocar-- dijo el hombre maduro regañando a su hijo, miro a Cristina y continúo-- Te presento a mi hijo Ernesto Sincler el nuevo CEO del Banco Sincler, Hijo ella es Cristina Rojas tu asistente ahora--- a lo que el extendió su mano hacia ella en forma de saludo--
--Un gusto señorita Rojas--
--Un placer y disculpa señor Sincler por lo anterior prometo tocar cada que entre al despacho de ahora en adelante-- dijo ella un poco tímida pues el la miraba fijamente y ella fácilmente se perdió en esos ojos grises intensos que destellaban pero se podía notar que llevababa una tristeza interior--
Después de las presentaciones Cristina se dirigió a su puesto pero no alcanzo a hacer nada cuando recibio la llamada de Rogger lo cual era extraño pues el nunca le hablaba en horario de trabajo así que contesto rápidamente esperando que su nuevo Jefe no se diera cuenta.
📱 Rogger, ¿Que sucede por que me has llamado apenas y he llegado al trabajo?--
📱Liinda cuanto te fuiste entre a ver a mamá y ha estado vomitando nuevamente pero en esta ocasión es sangre la he traído al hospital necesitas venir-- dijo el lloroso--
📱¿QUÉ?-- hablo desesperada -- Voy...voy para allá--
Colgó la llamada y rápidamente regreso al despacho de su Jefe pero en esta ocasión toco, espero y recibió el pase.
--Señor tengo que retirarme-- dijo al borde de las lágrimas, don Danilo al verla en ese estado se acercó a ella pues solo estaba el--
--¿Querida que sucede?--
--Mi mamá... ella está en el hospital tengo que ir sabe que no se lo pediría si no fuera una emergencia-- dijo sin poder contener las lágrimas--
--Ve niña no te preocupes por el trabajo, más tarde pasaré para saber cómo sigue tu madre --
--Gracias --
Rápidamente se dirigió a su escritorio tomo su bolso y celular y salió directo al ascensor donde se topo con Ernesto quien se preocupo por el estado en qué la había visto salir. Ella siguió su camino y el fue directo a la oficina de su padre.
--¿Que ha pasado?, ví a la señorita Rojas llorando-- se reprendió internamente después de preguntar a el que diablos le importa esa mujer--
--Su madre tiene Cáncer y ha sido ingresada de emergencia en el hospital--
--Supongo que repondra las horas pedidas-- dijo sin un astibo de remordimiento--
--Por dios Ernesto no puedes ser tan insensible esa muchacha ha pasado por mucho, en fin no se porque me molestó en hablar esto contigo a ti no te interesa nadie más que tú, tenemos trabajo -- dijo regresando su vista a los papeles en el escritorio--
Ernesto se sintió un poco mal por la señorita Rojas cosa que no entendía pues apenas y conocía a esa mujer que mierda le importaba su vida pero la forma en la que su padre le había hablado de ella había llamado su atención pues no había dejado de elogiarla sin embargo el que fuera tan irresponsable de irse sin más dejaba mucho que desear o acaso estaba siendo insensible como dijo su padre que más da a él no le importaba solo esperaba que la enfermedad de la madre de Cristina no le quitará tiempo de su trabajo pues a él le gustaba tener a sus empleados a su disposición*.
Mientras tanto en el hospital...
--¿Como está mi madre doctor?-- pregunto esperando no recibir malas noticias--
--La señora Elisa tiene una úlcera en el estómago se formó a causa del cáncer es necesario intervenirla rápidamente o podría morir-- dijo el doctor dejando a Cristina si habla--
--Hagalo doctor salve a mi madre--
--Por supuesto haré lo que esté en mis manos pero está operación excede el crédito de pago que tiene su madre en el hospital tendrá que dar el pago en efectivo más tardar en 3 días-- eso era un problema de dónde sacaría dinero para una operación, eso era lo de menos en este momento así que le dijo al doctor que operará a su madre ya ella se encargaría de conseguir el dinero, le pidieron firmar la responsiva y posteriormente le llamaron de la caja para que recogiera el baucher de pago pero al leer la cantidad quería morirse.--
--80,000 dolares--
De dónde sacaría esa cantidad de dinero, sin contar con los días que su madre estaría hospitalizada eso sería un costo extra el cual solo hasta que ella abandonara el hospital sabria su cantidad. Camino hasta la sala de espera dónde la esperaba Rogger quien la recibió con un abrazo.
--Mama estara bien pequeña no te preocupes --
--Eso espero, no solo me preocupa mamá si no también el pago es demasiado de dónde sacaré está cantidad-- dijo ella rompiendo en llanto--
--Lo resolveremos Cristina no te voy a dejar con el gasto pediré un prestamo después vemos como pagarlo--
--No, es mi responsabilidad ella es mi madre--
--Pero yo la amo como si fuera mi madre también así que te ayudaré quieras o no-- dijo el firme, se disculpó por hablarle así y después le agradeció esperando poder completar el pago.
Hablaría con don Danilo tal vez podría darle un prestamo y pagar poco a poco.
Habían pasado dos días desde la operación de la madre de Cristina gracias al cielo había sido un éxito y Elisa estaba recuperándose. Pero el plazo estaba a nada de culminar y Cristina no había conseguido el dinero, a Rogger le habían denegado el préstamo y ella no había tenido tiempo de hablar con don Danilo pues había salido del país el día anterior y hablar con su nuevo Jefe seria imposible ya que apenas y lo conocía como para pedir un préstamo estaba desesperada y perdida en sus pensamientos.
Cómo cada día 15 del mes la señora Corina Williams llegaba al banco, era una de las clientes más importantes del banco, la unica que tenía una llave en vez de un código de seguridad pues con su edad creía que podría olvidar el código y había insistido en tener una llave.
--Buen día preciosa quisiera entrar a mi Caja de seguridad-- dijo la señora Williams sonriente a lo que Cristina rápidamente contesto--
--Por supuesto señora permítame un momento-- busco la llave para entrar a la parte del fondo del banco donde estaban las cajas privadas para clientes importantes y millonarios cómo ella-- sígame señora-- caminaron hasta el lugar y después la señora abrío su puerta y entro un momento después salió con un sobre amarillo agradeció a Cristina y después de cerrar el lugar se dirigieron a su escritorio para concluir el papeleo necesario--
--¿Cómo sigue tu madre querida?-- pregunto pues Cristina le había platicado en una de sus tantas visitas sobre la enfermedad de su madre un día que estaba un poco afligida--
-- Está delicada, hace un par de días fue ingresada de emergencia-- dijo ella afligida después de entregarle su comprobante--
-- Lo lamento querida, espero que se recupere pronto,bueno si es todo me retiro-- hablo ella sosteniendo su mano--
--Gracias, que tenga un buen día Señora Williams, hasta pronto-- dijo con una pequeña sonrisa
--Hasta pronto linda cuídate--
En cuanto la señora Williams se fue Cristina se dió cuenta que había dejado su llave en el asiento pero cuando levanto la mirada para buscarla ella ya no estaba. Decidió guardar la llave y cuando la señora volviera se la entregaría. Estaba metida en su trabajo cuando recibió una llamada del hospital contesto temerosa esperaba que no fueran malas noticias.
📱Con la señorita Cristina Rojas por favor--dijo una mujer del otro lado de la línea --
📱Ella habla-- contesto Cristina--
📱Le llamo para comunicarle que debe pasar a cancelar el pago de la operación de la señora Elisa Rojas más tardar el día de mañana a las 9 am por favor--
📱Claro gracias por llamar--
Dijo apenas la mujer termino, si ya estaba presionada esa llamada la alteró más solamente, abrió su cajón para tomar un pañuelo y limpiarse las lágrimas que habían salido por la impotencia que tenía de no tener dinero para pagar encontrándose con la llave de la señora Williams y una loca idea paso por su cabeza.
--Antes del día 15 del próximo mes regresaré el dinero-- se dijo antes de abrir la puerta--
Después de analizar los pro y contra de lo que pensaba hacer se encontraba dentro de la caja de seguridad de la señora Corina Williams había esperado hasta que todos los empleados se fueran aún que no era necesario pues ella podía entrar y salir de las cajas ya que era parte de sus actividades diarias sin embargo le daba vergüenza pues lo que estaba haciendo era un robo. Pero el que la señora haya olvidado la llave justo el día que ella lo necesitaba debía ser una señal, contó 80,000 mil dólares y fue lo único que saco, lo puso en un sobre amarillo que metió en su saco y salió. Pero para su sorpresa una voz que conocía la detuvo.
--No pensé que la empleada más querida por mi padre fuera una ladrona--
--Señor Sincler puedo explicarlo--
--Como justificara un robo ante mi padre aún mejor ante la dueña de esa caja de seguridad, debería estar avergonzada-- dijo el con malicia y decepción en la voz nunca la espero que fuera una ladrona en fin creía que todas las mujeres eran igual--
--Yo...-- no pudo más y rompió en llanto-- Necesito pagar la operación de mi madre Señor juro que lo devolveré haré lo que me pida pero porfavor déjeme pagar-- eso sorprendió a Ernesto nunca pensó que diría algo como eso así que sonrió y cruelmente hablo--
--Y que podría interesarme de usted, váyase el día de mañana hablaremos-- dijo pues la vio realmente afectada y el quería pensar una manera de hacerle pagar su falta--
--Gracias-- dijo ella sorprendida de que la dejara ir, fue a su escritorio guardo la llave en el cajón con seguro y tomo su bolso para irse directamente al hospital y hacer el pago--
Ernesto entro a la caja de seguridad y después de contar un largo rato se dió cuenta que faltaban 80,000 dólares los cuales se encargó de devolver. Estaba un poco cansado así que se fue a casa a tratar de descansar pero las palabras de Cristina lo tenían pensando la mejor manera de hacerla pagar su falta. "Haré lo que me pida" eso podría interpretarse de muchas maneras sin embargo el era un caballero aún que Cristina era una mujer hermosa y podría imaginarsela entre sus sábanas aún que sea por una noche...--¡Estúpido!-- se dijo a si mismo dejo de pensar en ella pero en sus sueños esos bellos ojos color café claro aparecían al igual que esos labios carmín que empezaban a gustarle.
En el hospital..
--Mamá se que he cometido una falta pero necesitaba hacer el pago, por favor perdóname -- dijo ella afligida mirando a su madre recostada en en la cama.
Apesar de qué la operación había sido un éxito lastimosamente su madre cada día estaba peor, el cáncer se había esparcido por diversas partes de su organismo lo cual cada día le daba menos esperanzas de vida. Sus ojos se veían con ojeras, sus mejillas en lugar de estar un poco rosas estaban pálidas y sus manos heladas. Se despidió y se fue a casa pues solo le habían permitido entrar un momento ya que era tarde y no podía quedarse en el hospital con ella. Al llegar a casa se dió una ducha y al salir se puso una pijama y se acostó pero antes de dormir recordó lo que había pasado y no sabía cómo presentarse al día siguiente, esperaba que su Jefe fuera comprensivo y le permitiera pagar poco a poco el dinero que había tomado pues realmente estaba desesperada. Había tomado la decisión de hablar con el en cuanto llegara y si el consideraba que tenía que ir a prisión lo haría pues recordó que le había dicho que haría lo que él le pidiera.
Ignorando totalmente las intenciones que podría tener Ernesto con ella se dispuso a dormir o almenos tratar de hacerlo. Aún que Ernesto era un caballero y un hombre correcto estaba dolido y desesperado por hacer realidad su más grande deseo y al no poder conciliar el sueño le pidió a un buen amigo investigar todo sobre Cristina Rojas.
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