Muévete preciosa, date prisa que los chicos de la banda me están esperando, mientas se acomodaba la camisa, una rubia exótica se arreglaba el maquillaje en el de baño, había sido una noche movida, después de la fiesta de cumpleaños de un conocido de la banda, me había marchado a un hotel con una voluptuosa rubia, donde había disfrutado de unas duras horas de sexo, estaba cansado y quería regresar a la casa para descansar.
Rubia: “¿me invistas a desayunar?”.
Juan David: “no preciosa, tengo un compromiso con la banda, voy tarde”.
La rubia al escuchar aquello hizo pucheros pero él ni la miró, solo estaba pendiente de la hora, quería marcharse y salir rápido de aquella habitación, ella no se daba por vencida, deseosa de volver a tener otro encuentro, con voz coqueta, dice - “me podrías dar tu número de teléfono para vernos nuevamente”.
Juan David: fastidiado de aquella mujer, comenta, - mejor dame tu número de teléfono y yo te llamo, la mayoría del tiempo me la paso ensayando con la banda y el mánayer no permite llamadas en el trabajo”.
Rubia: con la mejor de sus sonrisas, saca un papel de su cartera y con un delineador atona en el pelito, le da un beso y se lo entrega - “toma aquí tienes mi numero teléfono, por favor llámame la pasaremos divino, por cierto, me llamo Carol”.
Juan David: asintió y guardó el papel en el bolsillo de su chaqueta, - “un gusto Carol, si seguro te llamo”.
Agarraron sus cosas y salieron del aquel hotel, el apurado le comenta que no puede llevarla, porque iba tarde al ensayo, se dio la vuelta y se marchó.
Carol: Desconcertada lo miró, quería acompañarlo y que los vieran juntos.
Juan David antes de montarse en su carro visualizo su cara y sonrió, voto el papel con el número de teléfono, se montó en su carro y se alejó, al llegar a casa, saludó a la perrita que su hermana le regalo para que lo acompañara en sus noches de soledad y se fue directo a la cama, estaba agotado, durmió unas horas y cuando sonó el despertador, se levantó y después de una ducha, se vistió y acudió al estudio a practicar con el bajo.
En el momento de descanso se le acerco su mejor amigo Diego, ambos les llueven las mujeres como arroz, ellos se habían fijado el día de la fiesta en dos jóvenes llamativas y atractivas, decidieron darse una noche de placeres.
Diego: “¿de verdad que te fuiste con la otra Rubia?”.
Juan David: “si mi amigo, es una diosa salvaje en la cama”.
Diego: “mi rubia me miraba con ojos de deseo, fue dulce como un bomboncito".
Juan David: “qué bueno que la noche no fue aburrida", - ambos rieron, chocaron las manos y continuaron con el ensayo.
Luego de salir del trabajo agotado, dispuesto ir a comer, recibió una llamada, con una sonrisa pícara contesto.
Juan David: “hola hermosa, extrañándome”,- era Ariadna una famosa modelo de la ciudad, con la que tenía encuentros frecuentes.
Ariadna: “tengo tiempo libre que tal si nos vemos, me invitas a cenar”.
Juan David: “por supuesto, te parece si nos encontramos en media hora en plaza center, en el restaurante italiano”.
Ariadna: “allí estaré, nos vemos amor”.
Media hora después estaciono frente al restaurante, al entrar se le acercaron varias mujeres que posaron para tomarse unas fotos con él, con una seductora sonrisa accedió, ser reconocidísimo en la calle por sus fanaticada era algo gratificante para él, estaba teniendo fama, dinero y, sobre todo mujeres, todas las que quería, el recuerdo del pasado quedo atrás, cuando acabó de atender a sus fans, se encaminó hacia donde sabía que lo estaban esperando.
Juan David: “hola hermosura”, - saludó a una mujer de larga melena y ojos cafés, besándola en los labios, ella sonrió, se sentó y se dispusieron a comer un exquisito plato mientras se devoraban con la mirada, entre ellos el sexo era fabuloso, luego se dirigieron al apartamento de ella, después de varias rondas de sexo, él se marchó con la excusa de que estaba cansado por la fiesta y los ensayos, por la noche ya en casa, sonó su teléfono celular, al responder sonrió, se trataba de Eva, quedo de verla la noche siente en su casa, donde la pasaron maravillosamente bien en aquella habitación.
Dos días después se encontraban los cinco jóvenes en el estudio de ensayo, conversando.
Santiago: “¿sabes cuándo llega el nuevo Mánayer?”.
Luis: “he conversado con él, quedo de presentarse mañana”.
Diego: “dicen las malas leguas, que este hombre tiene fama de tener mano dura y es exigente en el trabajo”.
Juan David: “¿qué pasa Sergio?, tienes mala cara", - pregunto al observar que estaba con la mirada perdida.
Sergio: con voz apagada, contesta, - “he discutido con Daniela”, - todos rieron.
Juan David: cogiéndolo del hombro y con voz juguetona, comenta, - “¿cuantas veces te hemos dicho que no hay que te tener novias?, la mayoría son mentirosas y asfixiantes”.
Sergio: suspiro enfadado, - “diría que demasiados”, - entre risas se pusieron a practicar, tenían un toque en dos días.
Al día siguiente al llegar al estudio de ensayo, se encontró con un hombre de mediana edad, moreno, robusto con aspecto serio, cada uno los chicos se fue presentando, el indico que se llamaba Víctor Noriega pero quería que lo llamen Señor Noriega.
Todos miraron a Luis quien fue que lo contracto, este solo sonrió y les gruño el ojo.
El Señor Noriega les da las pautas de cómo va ser su trabaja, que espera de ellos, no los va a limitar de su visa privada, pero que está no interfiera en su responsabilidades con la banda, los motiva a ser íntegros con su imagen pública, con sus exigencias espera tener armonía como representante del grupo.
Juan David se dirigía a su casa por la vía principal, cuando siente un fuerte impacto en costado derecho, se despierta aturdido y con mueca de dolor, abro los ojos, observa que esta acostado en una cama, levanta el brazo y nota que está conectado a un aparato confundido pregunta, - “que me paso, donde estoy”.
Mariana: preocupada, con una enorme barriga, - “hola hermanito, tuviste un accidente, un carro que estaba sin freno, te impacto, gracias a dios no hubo fallecidos solo lesionados”.
Juan David: “hermanita que haces aquí, pareces una ballena, me duele las piernas izquierda y la cabeza me quiere explotar”.
Mariana: sobándome la barriga, estaba en la espera de una hermosa niña, Fabiana esta fascinada por otro hermanito, - “que susto nos has dado, cuando me llamaron que habías tenido un accidente de tránsito, me entraron los nervios, Darío me tranquilizo y agarráramos el primer avión para acá, Darío está afuera no me quiso dejarme sola, nuestros padres estaban angustiados, cuando el doctor me informo como estabas, los tranquilice”.
Juan David: molesto maldigo y con gesto de dolor, dice - “joder mañana teníamos un concierto, que hago ahora, que te ha dicho el médico, porque estoy conectado”.
Mariana: “tuviste un golpe fuerte en la cabeza pero nada grave y la pierna izquierda fue la llevo el impacto, tienes facturada te operaron y tienes que hacer rehabilitación”.
Juan David: “demonios, como me vino pasar esto a mí y justo ahora que estamos negociando contratos y conciertos en otras ciudades” – empiezo a gritar como loco.
Mariana: con una mirada triste, - “cálmate con maldecir no vas a solucionar nada”.
Juan David: con cara de frustración, observo que entra el médico y el Señor Noriega.
Doctor. “como estas mi paciente, como te sientes”.
Juan David: “Doctor cuánto tiempo lleva mi recuperación”.
Doctor: "eso va a depender de ti, llegaste con la pierna facturada, te operamos de emergencia y te colocamos unos clavos, en unos días te daremos de alta y debes comenzar con la rehabilitación".
Juan David: lo que escucha sobre esos clavos que me colocaron, sonaba espeluznante, gruño - “porque justo ahora”.
Señor Noriega: tomo una silla y se sentó junto a él, esta cociente de la desesperación del muchacho, trato de calmarlo, - “esa pregunta no te la puedo responder, pero si te calmas y dejas que te ayuden, puedes salir rápido de aquí y recuperado, afuera están los chicos preocupados, ellos te estarán esperando para continuar con la banda".
Mariana: “el Señor tiene razón Juan David, mientras estés más sereno, te puede recuperar rápido, con esa actitud no vas a lograr nada”, - verlo así prostrado en una camilla me arruga el corazón”.
Doctor: mirando a Mariana, - “señora debería ir a descansar, comprobó que su hermano se está recuperando, ahorita le van a suministrar unos calmantes para que se relaje, si surge algún inconveniente se lo estaremos participado”.
Señor Noriega: “deme su número de teléfono, yo me voy a quedar con él, cualquier cosa que pase, le estaré comunicando”.
Juan David: “doctor no debería permitir que ballenas como ella entren a este hospital, si hermanita regresa con Darío y los niños, mira que pronto explota la piñata y allí va ser peor, te conozco, si no te vas llamo a Darío para que te saque de aquí”.
Mariana: lloriqueando, protesto, - “está bien, pero si me entero que no te estas cuidando, y no haces lo que el medico te indica, vengo y me instalo con los niños en tu casa hasta que te recuperes”.
Juan David: trato de reírme pero el dolor no lo deja y asiento con la cabeza, ella se acerca y le da un beso en las mejillas, con lágrimas sale de la habitación, escucho al doctor que le habla.
Doctor: “tienes que relajarte, molestarte no te favorece en nada”.
Juan David: “¿cuánto tiempo estaré de baja?”, - como no le responde exigió, - “¿cuánto?”.
Doctor: “de cuatro a seis meses”.
Juan David: “¿seis meses?, ¿voy a tardar medio año en recuperarme?, ¿porque tanto?”.
Doctor: "si colaboras con la rehabilitación, intentaremos que sea menos”.
Juan David: la furia que sentía lo hacía querer golpear lo que fuera cuando escuchó decir".
Señor Noriega: con voz profunda, - “hijo, lo ocurrido fue un accidente, nadie tiene la culpa, debes ser paciente contigo mismo, solo tu paciencia y tu lucha te harán ganar la batalla, sé que esto es desagradable para ti, pero también lo es para mí, eres una piezas clave para la banda y te quiero al cien por cien lo antes posible, ¿entendido?”.
Juan David: sabía que el doctor y el Señor Noriega tenían razón, no quedaba de otra.
Aquella noche desde el hospital llamó a sus padres, tuvo que aguantar los llantos y lamentos de su madre, después de un rato logro tranquilizarla y pudo colgar e intentar dormir.
Dos días después el humor de Juan David era pésimo, cada vez que aparecía una enfermera para cogerle una vía, revisarle algún gotero o darle alguna medicación, protestaba, todas las que al principio se habían peleado por atenderlo, ya no querían ni acercarse a su habitación, era tal su grado de exaltación que comenzaron a pensar que el simpático bajista del grupo los Solitarios era un niño malcriado.
Por la tarde, cuando llegó Diego a conversar con él, le contaba cosas para sacarlo de su mal humor pero no podía hacerlo sonreír, hasta que entro una joven rubia en la habitación.
Diego: “mira compadre, una linda rubia vino a visitarte”.
Juan David: miró a la joven de arriba abajo era rubia, con una coleta algo deshilachada y unas horribles botas blancas, sorprendido por el comentario de su amigo sonrió con desgana, comento, - “tu gusto por el sexo opuesto va de mal en peor”.
Diego miró a la joven que seguía sonriendo y con unos audífonos puestos, sin inmutarse por aquel ofensivo comentario, dedujo que ella no había escuchado nada y suspiró.
Juan David: de repente sonó mi teléfono celular y atiendo al comprobar que se trataba de una de mis amiguitas, hable con ella unos segundos y cuando colgó, comento, - “era Nora te manda saludos”.
Diego: sonriendo pregunto, - “está aquí en la ciudad”.
Juan David: “no, dijo que ha leído la noticia de mi accidente en el periódico, cuando venga a la cuidad prometió visitarme, ya sabes lo que quiere decir eso".
Diego: “que suertudo eres, amigo, es un mujeron”.
Siguieron con la conversación cuando Juan David vio de repente que la muchacha continuaba allí leyendo el informe de su accidente y dijo, - “¿tú has visto el enorme trasero que se le ve con esa bata blanca?, ¿pero dónde ha dejado esta mujer los pechos?”.
Diego: rodo los ojos y con voz baja, - “cállate te puede escuchar, estas exagerando con la chica”.
En ocasiones ambos eran sarcásticos con las mujeres y esta estaba siendo una de esas veces, por su condición de músicos, las chicas más impresionantes se tiraban a sus brazos y ellos solo tenían que elegir, esa era una de las cosas que más le gustaban de la fama, frente a otras no eran tan de su agrado.
Juan David: “pero si está concentrada en lo que este hojeando”, - miro donde estaba ella y le sonrió.
Ella levanto la cara lo miró y sonrió con indiferencia.
Juan David: divertido por aquello, prosiguió, - “a excepción de dos bombones morenos que tengo localizados y de los que ya he conseguido el número de teléfono, en este hospital están las tías más feas y asexuales que he visto en mi vida".
Diego: se carcajeó de la risa, mientras la enfermera continuaba observando la pierna de su amigo y apuntaba algo en una Tableta.
Juan David: “sinceramente Diego esta no es de las más feas, pero deja mucho que desear".
Diego: "amigo a ti te gustan de grandes pechos y trasero parados”.
Juan David: “y ardiente, una diosa en la cama, así me gustan las mujeres, arregladas, femeninas, bellas, explosivas, no como esta, pobrecita, ¿has visto como lleva el cabello?”.
Diego: asintió, esa mujer con su coleta mal cogida en lo alto de la cabeza no era nada de lo que su amigo decía, ya no hablo de las botas horrorosas antimorbo, observo que la joven seguía con los audífonos puestos en lo suyo, mientras ellos criticaban sin parar sobre su apariencia, hasta que dijo, - “todo lo que tú digas, pero esta tiene un trasero perfecto para darle un buen azote”.
Juan David: “un trasero bien gordo, dirás”, - cometo mirando a la joven que seguía sin inmutarse, - “¿qué crees que dirá si le doy un azote?”.
Diego: “nada eres Juan David Díaz, el conquistador y caramelito de los Solitarios, si se lo das con dulzura le gustara y te dará su número de teléfono”.
Juan David: “dios me libre ¡espero que no!”, - con picardía miraba el trasero de la enfermera, le iba a demostrar a su amigo que podía hacerlo, cuando iba a levantar la mano con disimulo, vio a la joven que elevo la cabeza con una mirada neutral, de inmediato dejo la mano sobre la cama.
Jana: me quito lo audífono, lo miro con mis ojos penetrantes y con voz dura, digo, - “¡ni se te ocurra Señor Díaz, si me pones un dedo encima, te voy a dar un golpecito en la pierna que va necesitar calmantes, ¿entendido?”
Los dos amigos, sorprendidos, intercambiaron una mirada que ponía en evidencia que la habían cagado, ella sin embargo, no dejó de sonreír en ningún momento.
Jana continuó, - “si tocas mi gordo trasero sin permiso, cuando toque tu dolorida pierna con permiso, seguro que no lo voy a hacer con mucha dulzura, porque a mí, ni los músicos, ni los caramelitos como tú, me impresionan, ¿entendido, Señor Juan David Díaz?".
Ellos se quedaron mudos si decir ninguna palabra, ella se volvió a colocar los audífonos y con una sonrisa se dio la vuelta y se marchó.
Cuando quedaron solos, divertidos, continuaron riendo mientras recordaban una y otra vez su metida de patas, su amigo se fue y quedo solo en la habitación.
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