Capítulo 1

Esta historia comienza en España ahi conoceremos a Alejandra Oñate con sus pocos 22 años estudiaba en el conservatorio nacional de música de Madrid para convertirse en una gran pianista, ese era su sueño más anhelado.

Por las mañanas trabaja en una editorial; ella era la encargada de ayudar al editor en jefe a leer los borradores de los escritores. Tantas historias y novelas en las que podia escapar de su triste realidad. Creo que no todos tenemos la dicha de crecer en una familia completa y amorosa. O conocer el amor.

—Alejandra, Alejandra!—dijo el editor en jefe

—Dígame jefe, en que le puedo ayudar?.—preguntó Alejandra

—Necesito que este fin de semana viajes conmigo a Barcelona para la presentación y lanzamiento del libro de Mario Batista, se que lo tiene que hacer Eloísa pero tiene asuntos que arreglar y no podrá ir. — dijo el editor en jefe

—Con mucho gusto le acompañaría, Pero tengo que hacer mi presentación junto con el cuarteto Berlioz.— respondió Alejandra

El editor en jefe entendió; Eloisa es su asistente y mano derecha pero se a ausentado por la enfermedad de su madre.

Más tarde

—Jefe termine de leer estos tres borradores, son brillantes le deje las anotaciones correspondientes.— dijo Alejandra

—Gracias señorita Oñate, creo que ya va tarde para su clase— dijo el editor en jefe

—Si tiene razón, nos vemos mañana. Que descanse—dijo Alejandra

—Gracias, Alejandra— respondió el editor en jefe

Alejandra pensó que por lo general el editor es muy amable, pero creía que si estaba molesto porque no pudo ir con él. Alejandra caminaba hacia la estación del tren a toda prisa, cuando de pronto un chico la golpeó con su bicicleta. Sus objetos y partituras salieron volando, quedando todo tirado en el suelo. Alguien se acercó para ayudarla le pasó sus objetos y partituras con una voz varonil preguntó.

—Se encuentra bien, señorita?. Permítame ayudarle.—dijo el chico extraño.

Alejandra quedó impresionada; Era el hombre más hermoso que haya visto, alto, educado, elegante, ojos color azul, cabello castaño claro y su aroma era exquisito.

Queden embrujada con su mirada, le ayudó a levantarse. Ella agradeció su atención. Alejandra no había notado que su tobillo y su pierna izquierda estaban heridas.

—Necesita ver un médico.—dijo el chico extraño.

—Será después ahora tengo que llegar a clase.—respondió Alejandra

—Insisto en que debe ver un médico, su herida podría infectarse.—dijo el chico extraño.

—Lo haré, pero mi prioridad es llegar a clase. Si te hace sentir más tranquilo en el conservatorio tenemos asistente médico. Me atenderé ahí.—respondió Alejandra

—Permítame entonces llevarla, y asegurarme que llegue a su destino.—dijo el chico extraño

Alejandra insistio en irse por su cuenta.

—No quiero ser grosera, agradezco su gentileza pero debo irme.—respondió Alejandra

Se alejó deprisa de aquel chico amable y apuesto. Penso durante el camino que sería maravilloso volver a verlo. Pero pensarlo era absurdo llegó a la conclusión que eso solo sucedia en las novelas que llegaban a la editorial.

Llegó al conservatorio y al buscar en su bolso la credencial de acceso, descubrió que su cartera no estaba. Pensó Alejandra que como era eso posible, definitivamente no había sido un buen día. al parecer se había levantado con el pie izquierdo. Gentilmente el vigilante le dejo accesar.

Llegó al salón de ensayo y al ponerse a tocar no pudo controlar sus pensamientos; no apartaba de sus pensamientos a ese chico, bueno más bien aquel hombre. Quien sera porque al verle sintio como si un tren le hubiera golpeado.

Además de guapo y elegante, su caballerosidad no pasó desapercibida.Alejandra decidió dedicarle su interpretación de ese día. Ya que era imposible volverle a ver.

“Donde quiera que te encuentres, deseo que tengas toda la felicidad del mundo.” pensó Alejandra.

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Capítulo 2

Aunque no lo parece es difícil ser el único hijo y más de una familia tan importante. Comenzamos está historia con los gemelos Souberville. Desafortunadamente uno de ellos; Lucas murió de polio cuando aún éra niño. Así que el otro hijo quedo completamente solo, si él era Jacob Souberville, heredero de las empresas de la familia y claro el nuevo presidente de la compañía ya que su padre había decidido que ya era tiempo de que Jacob se quedara al frente.

A sus 28 años el había ya vivido aventuras, romances y conflictos familiares. Sus padres habian decidido que era el momento de comprometerme y casarse con Marissa Reyes hija del Rey del perfume. Pero Jacob quería algo más, necesitaba que su compañera de vida tuviera inteligencia, que tuviera alma. Él sabía que jamás sería feliz con una mujer frívola y consentida en exceso.

Después de un día tan agotador en la oficina, decidio caminar por la calle como un hombre normal. Camino calle tras calle sin detenerse, sin rumbo.

Llego a un lugar público donde había una pequeña cafetería y se encontraba una estación del tren. Caminaba hacia una exhibición de pinturas que estaban ahí.

Cuando de pronto esquivó una bicicleta y en cuestión de segundos atropello a una joven.

Como todo buen caballero se acercó para ver si la joven se encontraba en buen estado y obvio detener al chico de la bicicleta este simplemente huyó del lugar.

Antes de llegar a la chica, levanto del suelo unas hojas que salieron volando de su bolso. No eran unas simples hojas, eran partituras; levanto cada una de ellas y se acercó a ella. Ella se quedó inmóvil al mirarlo, obviamente también él. Ella era una mujer tan bella, radiaba pureza y sencillez algo había removido en él simplemente le encanto. Jamás una mujer había atraído así su atención y más de esa manera. Era algo inexplicable.

—Se encuentra bien, señorita?. Permítame ayudarle.- preguntó Jacob y en seguida le ayudo a levantarse.

—Estoy bien, le agradezco.—respondió ella

—Necesita ver un médico.—dijo Jacob

Ella se veía atareada, y distraída. Ya que no noto que había sufrido una herida.

—Será después ahora tengo que llegar a clase.—dijo ella

Realmente era una chica responsable en demasía, como era posible que le preocupara más una clase que su salud. Insistio en llevarla, vaya acompañarla hasta donde tenía que ir para saber qué estaría bien ella simplemente se negó y se fue.

Jacob pensó que era una chica obstinada. En eso encontro su cartera tirada en el piso reviso si tenía sus datos para devolverla, efectivamente en su carnet descubrio que se llamaba Alejandra.

Jacob siguió su camino, durante su caminata pensó que ahora tenía el pretexto perfecto para volverla a ver.

Más tarde llego a su departamento, le recibió Enedina su ama de llaves y su nana.

—Buenas noches Mi niño, qué tal tu día?—pregunto Enedina

—Hola nana, caótico. Pero al final fue muy bueno.— respondió Jacob

—Te sirvo la cena?.— preguntó Enedina

—No nana, gracias. Hoy discutí con mis padres ya que volvieron a tocar el tema del compromiso y matrimonio con Marissa. Estoy cansado, quisiera poder contratar una mujer que solo represente ese papel y así pueda yo continuar con mi vida. Seguir siendo libre.— respondió Jacob

—Te entiendo, porque no te das una oportunidad de conocerla. Tal vez no es tan mala como tú piensas, y estás haciendo un juicio muy duro contra ella.—dijo Enedina

—La conozco, es una mujer frívola, que se victimiza y además caprichosa. A salido en escándalos. Necesito una mujer con intereses más reales, no solo moda, dinero o joyas.—dijo Jacob

En ese momento penso en Alejandra, al parecer ella seria la mujer indicada para casarse. Si esa sería una solución pensó el, que mujer rechazaría casarse con él a cambio de una considerable suma de dinero. Estaba decidido a darle lo que ella le pidiera para que se casara con él.

Capitulo 3

Después de la escuela regresó a casa, su madre estaba furiosa porque se había acabado el alcohol y los cigarrillos.

—Madre puedes calmarte, ya basta de que te hundas en alcohol. Cuando fue la ultima vez que comiste algo, te bañaste o estuviste sobria?.—preguntó Alejandra

—Que te importa, siempre has sido un estorbo en mi vida. No debiste nacer, te sientes con el derecho de juzgarme ya que tienes una vida perfecta y sueñas con ser una pianista. Despierta eres una inútil, igual que tu padre y que yo. Crees que vas a lograr algo, siempre serás una perdedora, un fracaso. Deberías aceptar casarte con el dueño del bar. Para que no estemos en esta miseria; Eres una mujer y solo sirves para satisfacer a los hombres; aunque también lo dudo.—dijo su madre

Alejandra había llegado a su límite y decidió defenderse, era la primera vez que no permitiría todas las ofensas.

—Basta Grettel, ya estoy cansada de tus maltratos y ofensas. Deberías de apoyarme y sentirte orgullosa. No dejo de traer dinero a la casa, no te falta nada. Que más quieres que haga? No me voy a casar con el asqueroso del bar. Si tienes una deuda con el por alcohol y cigarros pues págale tu. Yo no estoy dispuesta a pagarle, eres mi madre, por que nunca me has querido; por que me odias tanto?.—preguntó Alejandra

Sin esperarlo la ataca. La toma del cabello y quería encajarle un cuchillo. La derrumba al suelo y comienza a golpearla, ella no quería respóndele los golpes porque era su madre. Decidió empujarla ya que ella trataba de asfixiarla, antes de poder levantarse la patea, comenzó a gritar que la mataría. Alejandra penso que iba a morir y en manos de la mujer que le había dado la vida.

Pudo levantarse y correr se encerro en su habitación. Lloraba desesperada, con el corazón destrozado se metió a la ducha, nada podía calmar el dolor que sentía. Siempre justificabasu forma de actuar, por su problema de alcoholismo por la muerte de su padre; Simplemente ella la odiaba.

Salió de bañarse y estaba poniéndose la pijama cuando escucho que entro alguien más a la casa. Reconoció la voz, definitivamente era él asqueroso del bar.

Su madre se ponía de acuerdo con el, para que el la comprara. Ella decía que Alejandra era Virgen; que valía mucho dinero, en eso escucho que aceptaba el trato. De inmediato se puso unos jeans, una sudadera y sin miedo escapó por la ventana. Pasara lo que pasara jamás volvería a esa casa, mientras huía corría por la calle se acercó un auto. Yo seguí corriendo me aterré pero no me detuve.

Pensaba A donde podia ir?, mientras caminaba por las calles solitarias.

No había otra solución más que ir a casa de su abuela. Su abuela se volvió distante, sobre todo por su madre. Su padre era su único hijo, su abuela realmente luchó por Alejandra para quedarse con su custodia. A veces nos quedamos con las personas equivocadas.

Llegó hasta la puerta de la casa de su abuela; tocó el timbre. Ella abrió la puerta y al mirarla se llenaron sus ojos de lagrimas, la abrazo fuertemente y así reconfortó su corazón roto.

—Abuela, puedo quedarme aquí contigo?—pregunto Alejandra

—Sabes que siempre e esperado, por ti. Esta es tu casa; me alegra tanto que estés aquí conmigo.—respondió su abuela.

Ella la invitó a pasar, por fin su única nieta había decidido buscarla. Su abuela se sentía feliz de tener a su adora Alejandra a su lado.

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