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CRIMINAL

Entrevista. Primera parte: El primer amor.

La cárcel nunca será el mejor lugar para esconderse, pero en mi caso siempre fue la mejor opción sólo que no me di cuenta desde el principio. Mi nombre es Emma Worrel, nacida en Mississippi en uno de los barrios más bajos; mestiza, hija de madre mexicana y padre estadounidense, solo que nunca conocí al segundo, mi madre era prostituta así que fue uno de sus tantos ligues para ganar dinero, solo que ella pensó que era algo más serio y se dejó engañar por las dulces palabras de un hombre que deseaba un trabajo a mitad de precio.

Sara -mi madre- creía poder encontrar a su príncipe azul una vez pisara tierras estadounidenses, pero lo único que encontró fue una mala casa, un trabajo de prostituta y un embarazo no deseado al que no le quedó de otra más que tener por la falta de dinero para pagarse un aborto.

Nunca estuvo presente en mi vida, las pocas veces que la vi era demasiado desagradable el tener su presencia así que me iba lejos de ella. Muchos tienen a su madre como un ejemplo a seguir, su mejor amiga, su mejor confidente y la persona que siempre estará presente cuando tengas problemas, está demás decir que ese no era mi caso y que nunca lo sería, mi madre era una de esas peores madres que existen. Cuando yo hui de casa no fue una de las mejores decisiones que pude haber tomado, en parte lo fue pero el tener que valerme en las calles totalmente sola fue difícil y más por lo que pasó después; a partir del momento en el que hui de casa tuve que comenzar a tomar decisiones por mi cuenta, ya fueran fáciles o difíciles y siempre tenía que pensarlo dos veces antes de tomarla, me pasaba mucho tiempo pensando en si lo que haría era lo mejor, si no me traería consecuencias demasiado riesgosas, y aunque la mayoría de mis decisiones fueron buenas, con el paso del tiempo estas se volvieron tan complejas y tan difíciles que cometí demasiados errores, tantos que no puedo contarlos.

Tuve que aprender a base de errores catastróficos que es lo que tenía que hacer y que no, que clase de cosas representaban un peligro potencial... lamentablemente muchas de esas decisiones se escondían con una máscara que te dejaba ver lo mejor, y que al final era quitada y se veía tu error en letras grandes y rojas. Eso fue lo que sucedió cuando me casé, de algún u otro modo conocía a un hombre 15 años mayor que yo, imponente, alguien que inspiraba miedo de pies a cabeza y que cuando conocí me hizo creer que me protegería hasta el final; era complicado y hasta difícil de creer, tan complicado y tan engañoso que no supe que hacer cuando me enteré de la verdad; él era un hombre digno de admirar -físicamente hablando- siempre tan perfectamente vestido, una mirada que te podía de rodillas a pedirle perdón sin siquiera hacer nada, siempre tan imponente y con un carácter serio pero no fuerte, sin ser grosero, era tranquilo y a veces era demasiado amable para ser cierto que venía de una persona como él... lástima que fuera un Yakuza.

Cosas buenas que pueda sacar de la vida... Diría que muy pocas o ninguna; sí, más bien ninguna. Me pasaron varias cosas buenas que pude haber mencionado, pero no, ninguna está a la altura para ser rescatada.

La vida se basa en una mezcla de aciertos y desaciertos; fallas o aciertas y esto te puede llevar a cosas buenas o malas, yo no puedo decir que me llevó a cosas buenas, aunque tampoco a cosas malas, pero repito una vez más, de las cosas buenas no puedo rescatar ninguna. Casarme fue un acierto, la persona con la que me casé fue un medio acierto y lo que sucedió después fue una serie de desaciertos impresionantes, un autogol que no presencie hasta tiempo después cuando las cosas se complicaron más de lo que estaban.

En su momento, la cárcel parecía la peor opción que me pudieran dar, pero ahora no solo es el lugar que me condena sino del que me oculto de una muerte segura.

*Yakuza: Mafioso Japonés.

Perfecto.

..."Una carta"...

-Señora Ishihara.

-Worrell, mi apellido es Worrell.

-Señora Worrel, soy periodista de la cadena de noticieros y a muchos les interesa saber su historia con el jefe de una de las mafias más poderosas del mundo que es la Yakuza.

-La historia salió en los noticieros, no tengo nada más que agregar.

-Quieren saber su historia romántica con él.

-No existió ninguna historia romántica, solo fuimos amantes.

-Es lo que la gente desea saber, ya sabe, las novelas y las historias de ficción siempre intentan acercarse a un romance criminal como el de ustedes y solo sacan una fea historia de amor que no es real.

-No deseo hablar de eso, no ahora, he tratado de superarlo después de un año y medio de estar en la cárcel y no quiero rememorar aquello.

-Por favor... está bien, no vengo de ninguna cadena de televisión, solo queremos saber su historia, una verdadera historia de amor criminal.

-No seguiré alimentando sus mentes con un amor tan tóxico como lo fue ese, además de que ya dije que no quiero ni deseo tocar el tema.

-¿Sabe que volveré día tras día?

-Sí, lo sé, tú y tus amigas han estado viniendo desde hace meses para poder sacarme algo de información y todas les he dicho lo mismo ¿no es así? Así que puedes irte con tu grabadora y tu libreta de notas y preguntas.

-Por favor.

Suspiré con cansancio, desde hace meses han estado viniendo jovencitas a preguntarme sobre lo sucedido, mi historia de romance con el jefe de una de las mafias más grandes del mundo, de las más grandes y de las más peligrosas, pero era un tema pasado y pisado, no deseaba remover viejas heridas como lo eran esas; pero parte de mí sabía que si no comenzaba a contar nada, no se irían nunca y regresarían todos los días por lo que me quedaba de condena e incluso después de que saliera de prisión. Froté mi cara con mis manos que ahora se encontraban manchada y callosas, me recargué sobe la mesa y volví a suspirar.

-Pregunta, pero yo contestaré lo que desee y no quiero que estas cosas sean publicadas en ningún lado, puedes imaginarte lo que quieras, sacar historias de lo que desees pero no quiero que mi nombre ni el de nadie salga involucrado.

-Lo prometo, señora Worrell -exclamó con emoción y sacó la libreta de su bolsa de mano, revisó algunas hojas y cuando encontró la indicada sonrió, prendió la grabadora e hizo la pregunta- ¿Cómo lo conoció y cómo fue que se enamoró?

Mi rostro hizo una mueca automática, preguntan un "¿En serio?" sin siquiera hablar.

-La historia de amor perfecta ¿eh? Bueno... Yo conocí al señor Ishihara en la ciudad de Nueva York, vivía sola en uno de las calles más pobres que había y el punto de venta de drogas perfecto para muchos comerciantes y mafiosos, el señor Ishihara estaba de paso, era uno de sus puntos fuertes, sobre todo para la trata de blancas , secuestraba y vendía a las chiquilla para obtener ganancias de ello, yo era su siguiente victima ya que me encontraba justo en el punto de venta y tráfico de menores y mujeres, creo que fue suerte que en ese momento me encontrara huyendo de uno de sus esbirros y tal vez, sólo tal vez me tuvo lástima...

"- ¿Cuál es tu nombre? -preguntó con una voz fuerte e imponente mientras me pasaba una taza con té caliente.

-E-Emma Worrell, señor -tomé la taza con ambas manos y bajé la vista a la pequeña mes que se encontraba frente a mí.

- ¿Qué hacías corriendo por las calles mientras gritabas como una loca, Emma?

-Yo... yo vivo sola, señor, irrumpieron en mi apartamento y...

- ¿Tú apartamento? Tengo entendido que no es tuyo y que más bien, tú estás ahí como una intrusa... ¿Cuántos años tienes?

-22 años, señor. Y es cierto que ese departamento no es mío pero no tengo a donde ir, no tengo trabajo, ni familia así que...

-No quiero saber tu vida entera, no me interesa, tienes razón, no es tu apartamento, es mío, el territorio es mío. Pero podría pasarlo pro algo a cambio de una condición... ¿No quieres trabajar?”

-Parecía una buena idea, era una de esas cosas buenas que venían disfrazadas con una máscara perfecta, una máscara de preocupación y amabilidad.

-Lo ofreció un trabajo ¿haciendo qué?

-Su idea principal era hacerme una prostituta en un burdel de Nueva York, una que no tuvo que secuestrar y que no tuvo que engañar del todo, pareciera que cambió de parecer con el tiempo, ya que yo no entré en función unas semanas después y fue cuando me puso de camarera.

- ¿Cómo sabía usted que iba a ser prostituta si en su primer día la puso en otro puesto?

-Porque cuando llegué lo escuché, fue la primera vez que escuché una conversación ajena, después de ese día se convirtió en un hábito hacerlo.

- ¿Qué pasó después? ¿Cómo se enamoraron?

-Tardó más de lo que crees, no fue amor a primera vista como sucede en muchas novelas, hasta el día de hoy no estoy segura de que me encontraba enamorada. Las visitas a solas en su oficina se volvieron más y más frecuentes hasta que llegó a algo más...

"-Señor Ishihara, soy Emma ¿me necesitaba?

-No, pero entra -hizo un ademán con su mano, dándome a entender que tenía el permiso y entré para sentarme en la silla frente a su escritorio- Sólo quería saber, ¿Cómo has estado en estos últimos meses? Me he quedado aquí para saber que todo marche bien contigo y que te agrade el ambiente.

-El ambiente es... bueno, creo, no lo sé, pero gracias por la preocupación, señor.

-Sabes, me alegra tenerte aquí, pronto tendré que regresar a Tokio y quiero saber que tú te encuentras en las mejores condiciones posibles.

-Muchas gracias, señor, no sé cómo voy a pagarle todo lo que usted ha hecho por mí, voy a tener una deuda inmensa con usted.

-Me importas, no tienes que agradecerme por nada, algún día serás importante en la vida y espero que no te olvides de mí.

-Jamás, señor Ishihara, todo se lo deberé a usted.

-No creo que sea para tanto pero espero que las cosas salgan bien, eres una chica muy bonita como para ser eternamente una camarera y para no hacer nada grande; triunfarías en muchos lados.

-No lo haría sin usted, siento que me pondré muy mal cuando usted se vaya y me quede sola."

Eterno Agradecimientos..

–Él me sonrió, como si estuviera satisfecho de lo que le había dicho, estaba tan metida en el hecho de que no hubiera logrado nada sin él que no me di cuenta que me estaba coqueteando.

-Y dígame, señora Worrel... ¿Era guapo?

-Claro que lo era; físicamente era un sueño, un hombre asiático encantador y muy apuesto, no podías dejar de verlo, era imponente, con una rostro fuerte pero no tanto, con el tono de piel característico de un asiático, se veía joven para su edad pero aun así no podías pensar en él como un joven, sus ojos penetrantes que parecían rebuscar en lo más profundo de tu alma, cabello perfectamente peinado... era un completo sueño, el hombre perfecto podría decir.

-¿Cuántos años tenían ustedes en ese entonces?

-Yo tenía 21 años, si él me llevaba 15... Haz tu cálculo.

-¿Nunca pensó en la edad como un impedimento o que él tuviera esposa?

-Viví y me crie en las calles, para mí la edad era sólo un número que no tenía importancia; en cuanto a lo segundo... claro que lo pensé, podía ser camarera en un burdel pero no quería ser una quita maridos o que la esposa me viniera a buscar al enterarse de que le coqueteaba a su esposo... pero nunca le vi un anillo, una foto o algo que me dijera que él estaba casado así que, antes de que él se marchara yo decidí coquetearle directamente, para mí era lo primero que podía conocer acerca del amor y no me importaron las consecuencias.

"-Señor Ishihara -llamé con un ligero tono de nerviosismo en mi voz mientras me aferraba a la puerta.

-Adelante, Worrell.

Para mí era muy duro que me dijera por mi apellido, creía que realmente todas esas miradas y coqueteos no eran nada y las esperanzas se me iban por un precipicio.

-Escuché que usted se iba el día de hoy a las 7 de la mañana y quería venirme a despedir ya que mi turno se ha acabado y es hora de que me retire.

-Así es, a las 7 de la mañana tengo que estar en el aeropuerto, el viaje a Tokio es demasiado largo y prefiero irme lo antes posible.

-Quisiera darle las gracias una última vez antes de que se retire. Usted ha hecho mucho por mí y siento que nunca le agradeceré lo suficiente.

Después de un rato sin verme, por fin había levantado la vista de sus papeles; me miró con una mirada que yo podía llamar "pena", me pidió que me acercara a él y me sentara en la silla frente a su escritorio, se acomodó para que quedáramos lo más cerca posible y me miró a los ojos.

-¿Cuántas veces te tengo que decir que no es necesario que me agradezcas? Todo esto lo hice no para que tuvieras una deuda eterna conmigo, tranquila, no debes de pensarlo mucho.

-Señor Ishihara... ¿Usted volverá?

-No lo sé, puede ser que sí, puede ser que no, este lugar no requiere de mi supervisión por que no es mío así que lo más probable es que no sea así.

-Ya veo -susurré y me levanté de la silla lo más rápido que pude, pero sin ser brusca-. Muchas gracias por todo y espero que tenga un excelente viaje.

-Señorita Worrell, muchas gracias por preocuparse -Sonrió con autosuficiencia, se levantó de su asiento y se acercó a mi-. La tendré siempre presente -Se inclinó ligeramente hacia el frente y con toda la intención del mundo, besó la comisura de mi boca para después seguir de frente."

-Ishihara sabía lo que estaba haciendo, sabía que estaba jugando con el corazón de una joven ingenua en el amor y las relaciones; ese había sido el roce más ingenuo y dulce que había tenido, lo más cercano a un beso y toque consensuado, no sabía absolutamente nada de la situación, si estaba bien, si estaba mal, si me podría traer problemas, por primera vez no estaba pensando en las consecuencias de lo que eso me podría traer.

-¿Qué sucedió después?

-A la mañana siguiente, cuando regresé al trabajo él ya no se encontraba, su oficina estaba limpia y vacía, no había rastro de él ni de sus hombres y lo que antes era para mí un refugio se había convertido en un verdadero burdel de mal a muerte en el que varias veces perdí las esperanzas de vivir.

"El lugar abría como burdel a las 9 de la noche, cuando las calles estaban más oscuras y las luces neón resaltaban más. El lugar se llenaba de inmediato y a las 9:30 pm ya se encontraba a reventar y con una fila enorme, las habitaciones llenas y una lista de espera para poder tener una chica; no tenía ningún problema con ello mientras no fuera yo la que se encontrara en esas diminutas ropas -o totalmente desnuda- metida en una de las habitaciones que se rentaban para poder usarlas. A pesar de todo yo me sentía a salvo y sin ningún problema para continuar con mi trabajo, aunque los hombres me manosearan cada vez que pasara a sus mesas ha dejar pedidos.

Todo eso se terminó a la media noche, cuando los hombres estaban desesperados por tener a su chica y comenzaron a romper las "reglas" de no tocar a las mujeres de las barras, meseras y bailarinas sin haber pagado o pedido, mi primer día de trabo sin él resultó en un completo desastre pues después de meses sin haber sido abusada me volvía a tocar la mano de la muerte.

Ese día lloré como ningún otro; el primer lugar en el que me sentía segura después de tanto tiempo me había devuelto a la triste realidad de que en ningún lado estaría segura, nunca. Así que ese día apechugué y después de que me dejaran tirada en los baños, recogí mi ropa y regresé al trabajo como si nada hubiera pasado y al terminar mi turno regresé al apartamento e intenté quitarme la vida.

Si bien no ganaba mucho como camarera en el burdel, me permitía alimentarme, comprarme ropa y pagar uno que otro servicio si hacía horas extra, entre el mantenimiento para el departamento se encontraba el veneno para ratas y cucarachas. En mi fallido intento por dejar de existir me di a la tarea de tomar un sorbo de veneno para cucarachas, y no sé si fue mala suerte, destino o una segunda oportunidad de la vida porque sólo me desmayé y tuve continuos vómitos a la tarde siguiente... eso, o lo que tenía no era veneno y era otra cosa, sea como sea, mataba a las cucarachas y me permitió recapacitar acerca de todo. Cuando regresé al trabajo tenía otra mentalidad, pero no para decirme a mi misma que las cosas mejorarían, tal vez era mi cerebro diciéndome que no podía desperdiciar la oportunidad que el señor Ishihara me había dado y que después de tanto agradecerle no podía quitarme la vida sólo por que las cosas se complicaban cuando él no estaba."

-Quiere decir que antes de hacer algo ¿Siempre pensaba en él?

-Sí, se convirtió en una especie de obsesión ya que siempre lo tenía presente, era como un ¿Qué va a pensar de esto? Y ¿Si me suicido y el viene? Dependía todo el tiempo de él, aunque no estuviera.

­­-¿Qué sucedió después de todo eso? Quiero decir, él ya no estaba, se encontraba sola y trabajando en un burdel de mala muerte en el que sufría abusos ¿Las cosas mejoraron? ¿Escapó?

-Lo que sucedió fue que llegó una carta de él, para mí.

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