Mi nombre es Noelia, una reina que estaba a punto de morir. Todo comenzó cuando el príncipe del otro reino decidió atacar a mi país y adueñarse de ella por el simple hecho de no quererme casar con él. Simplemente lo rechacé eh intenté llevarme bien para no tener ningún inconveniente, pero él parecía un niño malcriado que no le gustaba perder contra nadie, no entiendo ese cambio de actitud cuando le había dicho que no, Dimitri era conocido como un buen heredero al trono, pero desde ese entonces, él cambio de manera radical de la noche a la mañana. Realmente no quería un matrimonio no estaba lista para eso y desde que lo rechacé se volvió mi enemigo, enviando ataques sin parar, finalmente, llegó él con su ejército a tomar mi cabeza. Yo di guerra, pero jamás pensé que fuera tan diestro en batalla.
De rodillas me encontraba, ante las escaleras que suben a mi trono, él estaba ahí, Dimitri, sentado con sus rodillas dobladas y una sonrisa peculiar que lo hacía ver macabro. Su apariencia era un hombre con los cabellos blancos como la nieve igual que su piel, eh increíblemente sus ojos son un hermoso combinado de azules que lo hacían lucir únicos.
Sin embargo, yo lo miraba con odio y rencor.
— ¡¿Acaso has perdido la cabeza?!— grite yo con las manos atadas a mi espalda, aún estaba en el suelo— ¡¿Causar una guerra solo porque te rechacé?!... ¡Esta lastimando a mi gente, detente ya!
Saca una sonrisa burlona. Parecía como si estuviera poseído.
— no. Es tu culpa por haberme rechazado. Aún me sigue pareciendo sorpréndete como una mujer me haya dicho que no quería casarse conmigo. Soy alguien sumamente poderoso y te lo estoy haciendo saber en esto instante. ¿Que?... No me digas que ya cambiaste de opinión y si quiere unirte ante mí.
Su maldito egocentrismo me hace querer escupirle en la cara, su ego hace que sienta repulsión. Lo odio. Dimitri. Si el destino me hace cruzar con tu camino nuevamente no dudaré y te haré sufrir maldito hijo de perra.
Dimitri se levanta y baja lentamente hacia mi, su espada daba a relucir con la luz del fuego, ya que había empezado a quemar mi castillo en todos los ángulos. Estando al frente de mi, levanta mi barbilla con la punta del arma.
— Noelia... De verdad me gustabas, tu carácter era tan inigualable que me hizo sentir algo que nadie haría. Pero tú rechazo me hizo perder la cordura y solo pretender que seremos amigos no lo tolerare.
— eres un maldito desquiciado. Jamás te amaría ni porque volviera a renacer. Preferiría a un mendigo antes que a tí.
— si no eres mía no lo seras de nadie...
Y en un instante tajante, su espada había despegado mi cuello de mi cuerpo, todo se volvió lento y daba vueltas mientras las luz de mis ojos se perdían ante la oscuridad. Lo último que vi fue los pies de aquel hombre irse con su arma goteando de mi sangre. Definitivamente... Dimitri era el villano de mi vida y que dio su cometido tras haberme matado.
Suena la alarma de un reloj de mesita. Liberada, mi mano se va a presionar el botón para que deje de sonar. Levantándome de mi cama con los cabellos desordenado miraba mi habitación con pesar.
— nuevamente... Ese sueño. O mejor dicho. Otra vez recordaba mi vida pasada.
Luego de haber murmurando eso, me paro y con intenciones de darme un baño, me entro a la ducha. Mientras que el agua recorría mi cabello bajando a mi cuerpo, no podía evitar sacar un suspiro de cansancio.
Sí. Recuerdo mi vida pasada cuando era una soberana de un gran reino, pero lo perdió todo por la locura de un hombre. Recordando lo último, tocó mi cuello deliberadamente. Aún no me acostumbro a esa sensación.
¿Quien soy ahora?
Bueno, soy una chica que vive su vida normal, mi nombre ahora es Julieta, por un accidente tengo una cicatriz que cruza de mi mejilla hasta mi nariz y trabajo en un hospital por varias razones, siendo mi profesión enfermería. Tengo mis antiguos recuerdos desde que nací, ahora estoy en una época donde la tecnología en más avanzada. En el siglo XXI.
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No me tomen a mal, eh vivido tranquilamente con esta vida normal, no me había sentido tan libre, y sí, amé a mi reino junto a mi corona, pero nunca fuí tan libre para hacer lo que más me gustaba como ahora, que tengo está oportunidad en esta vida y pienso vivirla sin ningún rollo, al final, tuve que olvidarme de mi venganza contra Dimitri, es imposible encontrarlo en esta era, ojalá que nunca nazca ese bastardo.
Tomó mi celular despues de haberme vestido y agarró mi pertenecías. Caminando por las calles pensaba en mi madre, razón por la que estoy trabajando esta profesión que sin duda alguna es hermosa, ayudar a los más necesitados se siente un gran alivio en tu corazón. Mi madre tuvo un accidente, una enfermedad que la ha llevado a la cama desde hace un año, eh trabajado tan duro en este hospital para que le dieran la mejor atención y medicina. Trato de enfocarme en darle toda la felicidad posible a mi lado, mientras que mis esperanzas de curarla siguen igual de fuerte, pues su enfermedad es muy rara y prácticamente tiene que vivir en ese lugar.
Al llegar al hospital, me cambio de vestuario y antes de entrar a mi labor decido ir a visitar a mi madre. Lentamente abrí la puerta y estaba ahí, descansando con la vía del suero que la mantiene aún con energía para abrir los ojos, pero esta vez, solo está durmiendo tranquilamente, creo que mejor la visitaré después del mediodía.
Después de mis rondas por varías horas, me encontraba hablando con algunas colegas del trabajo en el pequeño tiempo de descanso. Cuando de repente, la encargada de las enfermeras me avisa que el director de este hospital quería hablar conmigo.
Una vez que llegó a su despacho, me siento al frente de su escritorio.
— Director. ¿Que ocurre?
— Julieta, tu desempeño en este hospital es admirable, tu trabajo también es reconocido y mayormente los pacientes te buscan por tu gran atención y cuidados.
— gracias ¿Pero a qué viene todo eso?
— uno de mis clientes vio eso en tí. Y como tal me pidió tus servicios para un familiar.
— ¿Quiere que deje el hospital y cuide a domicilio?
— sí. Además se ofrecieron en ayudarte con tu madre. Tuve que decirle la principal razón del porque trabajas aquí y le conté sobre ella...
Lo que decía el director era una oferta buena, sobre todo para mí madre. Sin embargo, había algo que no me gustaba...
— ¿Que pasa si me niego?
El hombre suspira y junta sus manos sobre la mesa. Su voz cambia de una manera radical, seriamente me afirma.
— no estás en condiciones de negarte, la persona que requiere tu trabajo, es de una familia de mafioso.
🙋🏾♀️ hola, hola... si se pregunta el porqué me perdí tanto es porque estoy estudiando y bueno, primero mi futuro y después mi hobby jajajaja. no, en serio, se me vino la idea de crear esta historia y hemos aquí. espero que le guste 🙇🏾♀️
Lo que el director me había dicho me dejó con la boca abierta. Mafiosos requieren de mi servicio para cuidar a un familiar. ¿Quien será?... ¿Será un anciano y por eso quieren una enfermera capaz de cuidarlo? Además, el negarme sería como firma mi sentencia de muerte... Aún así, si pueden curar a mamá, trabajaré para ellos. Seguí con el cuestionario.
— ¿De que forma ayudarán a mi madre?
— pagarán todos los servicios, le darán medicina excepcional para pacientes como ella, con tal de que tú vayas y cuides a esa persona.
Dejé de vacilar al ver que podría tener una oportunidad para salvar a la persona que le debo la vida.
— de acuerdo. Acepto.
— bien, le haré saber que aceptaras el trabajo. Julieta, el único consejo que te doy es que solo hagas lo que ellos te indiquen, así todo saldrá bien y cuando termines ahí, podrás volver aquí...
— solo cuidaré a un paciente, es lo que hago mejor. Nada podrá salir mal y solo me enfocaré en su cuidado.
— solo espero que tengas esa misma actitud con esa familia. Pero confío en tí.
Luego de haberme dicho que me avisaría con más detalles de mi nuevo trabajo, camino por el pasillo hasta la habitación de mi madre. Aún tenía el rostro pensativo. Tal vez no sea una buena idea, pero ya di mi palabra.
— Juliet... Juliet... ¡Julieta!
Mi madre me saca del pensamiento cuando pronunció mi nombre en alto.
— ah, madre... Perdón.
— ¿Que sucede?... Desde que llegaste has tenido una cara pesada.
Sonreí ligeramente, no quería hacerla preocupar.
— no es nada, solo unos paciente que son algo difíciles de tratar. ¿Como te has sentido?
— gracias a mi cuidadora preferida. Mucho mejor...
Dijo ella con gran cansancio. Me dolía el corazón al verla de esa forma, y entre mis manos, solo podía cuidarla ya que su enfermedad sigue avanzando y el suero ya no está dado su cometido... Tengo miedo a perderla. Ella ha sido una gran mujer que sin la ayuda del hombre que nos abandonó hemos salido adelante. Me cuidaba tanto que la llegué amar más que a mi propia vida. Pero al enterarme de este pesar... Hago lo posible para que la dos podamos estar juntas como siempre...
Luego de que mi madre cerrara los ojos para seguir descansando, yo le doy un beso en la frente y me despido con susurros.
— te amo, madre...
Sin embargo, a penas cierro la puerta de su habitación, choco con un hombre bien vestido con mucha seriedad en sus ojos.
— ¿En qué lo puedo ayudar?
— busco a una enfermera llamada Julieta.
¿Quien será él?
— dígame quién es usted y con gusto la llevó a donde está ella.
— solo tengo asuntos con ella, si no es capaz de decirme en donde está, le preguntaré a otro personal.
Suspiré y le detuve antes de que sé fuera.
— ¿Que quiere conmigo?
— aquí no es un lugar donde se pueda hablar. Venga conmigo.
— lo siento. No lo conozco y no pienso ir con un extraño.
El hombre estaba apunto de prostetar cuando aparece el director del hospital.
— Julieta. Él es la persona que necesita de tu ayuda. Iván Black, vino personalmente para darte información de tu nuevo trabajo.
Mire nuevamente al hombre con algo de impresión, él es de una familia de mafioso. Su buen estado me hace pensar que él no es el enfermo. El director al haberme confirmado eso, yo tomo determinación y hablo.
— ya veo. Podríamos ir a un café cercano, ahí me sentirá más cómoda, claro, si no hay algún problema.
— para nada. Mientras más rápido sea la conversación, pronto cuidaras de mi hermano.
Mientras seguía al individuo no puede evitar sentir más curiosidad. Llegado al café de mi preferencia, el procede en abrir el tema de conversación.
— Julieta, creo que el director te habrá dicho de los antecedentes de mi familia...— asentí con seriedad—... Pero eso no es lo que importa, mi hermano menor está enfermo y constantemente él necesita a alguien que lo cuide. Y no deseo que cualquiera sin experiencia toque a mi hermano. Por eso, le pedí una recomendación a un viejo amigo y me llevó hasta aquí.
Ya veo, el director y este hombre son amigos de cercanía. Pero quería preguntar algo.
— ¿Que es lo que realmente tiene su hermano?
— cáncer de corazón. Se lo hemos detectado a tiempo, pero aún no podemos asegurarnos hasta que los exámenes digan lo contrario. Y mientras que nosotros busquemos la solución tú cuidaras de él... Su caso es extremadamente extraño y por eso, buscamos la mejor atención posible hasta curarlo.
— entiendo.
Ese tipo de cáncer es uno en un millón. Su tratamiento es algo delicado.
— nosotros te pagaremos el doble que en el hospital, más que tú madre recibirá los mejores medicamentos para su enfermedad. Así que no te preocupes por ella y quiero que te enfoques en cuidar a Sebastián.
— si mi madre estará en buenas manos, acepto trabajar con ustedes. ¿Cuando puedo comenzar?
— ahora mismo. Por supuesto que te daré tiempo en tomar tu pertenecías, pero no será del todo necesario ya que en mi residencia tiene todo para tu llegada...— Iván saca una tarjeta y me la entrega—... Éste es mi número.
Él se levanta, paga la cuenta y se marcha. Yo miraba la tarjeta con el número en ella. Su hermano menor ¿Eh?... Debe de ser un joven. Siento un poco de lastima por él aunque no lo conozco aún.
Al día siguiente.
Con una pequeña mochila cargada en mi hombro estaba yo en el hospital, no tenía mucha cosa para llevar de todas formas. Me despido de mi madre en su habitación ella se encontraba dormida profundamente.
— hasta luego, madre... Te prometo visitarte.
Le di un beso en la mejilla como despedida. Al irme, ya había llamado a Iván, me esperaba con su auto afuera del lugar. El silencio perduró en el camino. No había nada más que hablar. Su deber es cuidar a mi madre y el mío, cuidar a su hermano. Y mientras que veía el paisaje andar, un recuerdo de mi vida pasada se presenta. Hago una mueca de desagrado al ver solo la cara de Dimitri, el hombre que me mató en mi vida anterior. ¿Por qué lo veo ahora? Se suponía que solo apareceria en mis sueños, sin embargo, ahora su rostro perturba mi mente...
Al frente de mi, una gran mansión se encontraba. Luego Iván se baja del auto para guiarme en el interior del lugar.
El interior era más sorprendente. Hermosas decoraciones. Gran espacio, y sobre el medio de la sala, había una escalera que dirigia al segundo piso, fijé rápidamente mi vista en el último escalón al haber escuchado una voz que me producía un escalofrío solo por reconocerla.
— Iván... ¿Que significa esto?
Mis ojos no podían creer lo que veían.
— te dije que no queria ninguna niñera. Date cuenta que mi enfermedad es incurable...
Sentía como mi cuerpo sudaba frío, quería vomitar. Sus ojos y los míos chocan con gran intensidad. Sí. No hay duda, su apariencia me confirma todo, jamás podría olvidar el rostro del villano que me mató en mi vida anterior. Dimitri también reencarno en este tiempo. Su mirada era de total sombrío.
— ¿Por qué me miras de esa manera?
Preguntó él hacía mí, mientras bajaba de las escaleras, este momento me recuerda a esa vez en mi castillo. Pero estas vez, es diferente. La voz de Iván me saca de trance.
— no te comportes de manera malcriada, Sebastián. Quieras o no, ella será tu enfermera.
Estando al frente de nosotros. El albino me veía con frialdad. Luego pasa a un lado eh ignora nuestra presencia. Sin darse la espalda, nos declara.
— no la aceptó. Tiene una horrible cicatriz en el rostro. Me da mucha repulsión verla.
Al desaparecer de nuestra vista, Iván suspira pesadamente. Se da la vuelta hacia mí y ofrece disculpa.
— perdonarlo. Él también a llegado a un estado depresivo al enterarse de su salud.
Para ser un mafioso, es respetuoso. Bueno, eso no tiene nada que ver. Le respondí a Iván.
— no hay problema. Eh tratado con pacientes como él.
No se como pude sacar las palabras, sonaban tan diferente. Mi cuerpo deliberadamente se movía detrás de Iván, que me iba mostrando la casa, hasta llegar a mi habitación.
— podrás encontrar tu uniforme aquí, entre otras cosas que te serán útil. El historial médico de Sebastián está en ese escrito, puede verlo y saber sus condiciones. Te daré una hora para que te instales...
— de acuerdo.
— hace rato estaba pálida. ¿Que ocurrió?
— oh... No fue nada. Estoy bien.
— si lo dices.
Al irse de la habitación, dejó caer mi mochila pesadamente. Veo el expediente médico de él...
Al sentarme frente del escritorio, leo lentamente como este chico ha sufrido desde que descubrieron su cáncer. Los tratamientos que le han dado no funciona, haciendo que la enfermedad siguiera avanzando sin ninguna cura alguna. Cerré de golpe las páginas.
Una vez jure que lo haría sufrír. Pero el mismo destino lo está haciendo. Al final, el morirá de una manera dolorosa y yo veré ese final. Supongo que el destino me cruzo con su camino para ver el espectáculo desde cerca, Dimitri... No, Sebastián. Aunque en esta vida no me haya hecho nada, no puedo olvidar como en el pasado me quitaste la vida por un capricho tuyo.
Al darme un baño y ponerme el uniforme. Haré como si nada, pues mi madre es primero y no puedo dar un movimiento en falso con esta familia, total, él morirá y lo único que haré yo es retrasar su muerte.
Tocan la puerta ligeramente. Luego una voz se hace presente.
— señorita Julieta. Él señor Iván ya se marchó, pero me dijo que le dejara los medicamentos para el joven Sebastián.
Al abrir la puerta, era una criada. En sus manos una bandeja de plata que traía medicinas de todo tipo.
— ¿Eh Iván?
— tenía un compromiso y salió de urgencia. Pero me confío que usted cuidaría del joven. Sígame. La llevaré a la habitación de él.
Mis pasos iban detrás de la criada. Tenía dudas sobre Sebastián ya que en el expediente no mostraban algunas cosas y no me moleste en preguntarle.
— ¿Cuanto años tiene él?
— ah, el joven Sebastián en un año menor que el señor Iván. Teniendo tan solo 20 años.
— ya veo...
Yo tengo 25 años. Soy mucho mayor que los dos. La criada me sigue relatando cosas fuera de la pregunta.
— este lugar es especialmente para él. Desde que su familia se enteraron que él tenía cáncer, le han dado toda la comodidad junto con la posible cura...
— entonces ¿Él vive solo aquí?
— el joven lo pidió así. No quería compañía de nadie, pero el señor Iván se negaba a dejarlo. Sin embargo, él tenía trabajo pendiente de la familia, usted sabe a lo que me refiero... Cosas de mafiosos. Y busco a alguien capacitado que lo podría cuidar...
Y entre todas las personas posible... Fui yo la elegida. Nos detenemos en una puerta y la mujer pide permiso para entrar. La voz ronca y algo cansada de un hombre habla adentro de la habitación.
— pasa... Lucy.
Al ver que la mujer deja la charola de plata en una mesa cercana. Sebastián no dejaba de observarme desde su asiento al lado de su cama. Podía ver claramente sus ojeras, luego saca una sonrisa.
— Lucy... Porque no mejor me colocas la medicina tú. Eres más hermosa y no me causarías tanta repulsión como ella.
La criada se sonroja por aquel comentario, juntándose la mano como modo de vergüenza.
— no soy tan experta como ella, joven Sebastián.
Su comentario no me había causado nada en especial, solamente compartimos el mismo sentimiento, yo también lo veo repulsivo.
— el sentimiento es mutuo— dije yo, al pasar a la habitación, ambos me veía con algo de impresión. Sin embargo, seguía con mi trabajo.
Dándoles la espalda, la criada llamada Lucy rápidamente se marcha, y mientras yo preparaba la inyección con el medicamento indicado, no podía evitar sentir la mirada pesada de Sebastián. Por lo que leí en su expediente, las quimioterapias le han fallado y por eso se le está aplicando otro tipo de tratamiento, además, Sebastián es un caso extraño, pues no se le ha caído el cabello por la medicina tan fuerte que han pasado en su sistema. Y mientras seguía, una presencia siento a mi espalda...
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