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Sintiendo Amor Y Odio

capítulo 1 el comienzo

Esta historia dio comienzo en un pequeño pueblito de no más de diez o doce manzanas repartidas a un lado y otro de la ruta que lo cruza de norte a sur, en la periferia de la ciudad, a orillas del río que da nombre, Santa Lucia y vida y trabajo a sus habitantes.

Allí vive Rita una adolescente de 17 años, casi una niña aún, de ojos castaños verdosos y cabello rojizo, cutis blanco y su rostro prácticamente cubierto de pecas, de un metro sesenta de altura, muy delgada no luce curvas en su cuerpo, es muy delgada, eso no significa que no sea muy atractiva, lo que sí la caracteriza es su amplia sonrisa, su dulzura, timidez y don de gente, comparte su hogar con su padre José, su hermano Luis y su madre Ana, son una familia muy unida por el amor y el respeto, una familia humilde, muy trabajadores y esforzados.

Tanto Rita como su hermano viajan cada día al centro de la ciudad a realizar sus estudios, ellos cursan estudios secundarios, los hermanos quieren obtener sus profesiones para así poder darles una vida mejor a sus padres y a ellos mismos, además es la única exigencia de sus padres.

En el pueblo también viven la familia Ariany ellos son prácticamente los dueños del pueblo, ya que poseen un pequeño y pintoresco hotel que alberga a los no pocos turistas que visitan el pueblo pesquero, la planta frigorífica en la que procesan, empacan y guardan en las cámaras de congelado toda la producción pesquera que le compran a los pescadores de la zona, entre ellos el padre de Rita, en la planta procesadora también lo hacen muchos hombres y mujeres que allí habitan, también son dueños de la mayoría de las casas que les alquilan a los lugareños, salvo algunas excepciones como los padres de Rita que son propietarios de su vivienda, una pequeña y modesta casita, donde viven una vida sencilla, tranquila y feliz.

La familia Ariany está conformada por el padre Matías, la madre Eugenia y su hijo Joaquín de 26 años de profesión veterinario que estudió obligado por su padre con el fin que fuera el veterinario encargado del proceso sanitario de los productos del mar en la planta procesadora, profesión que hasta la fecha jamás ejerció, pues él vive, según sus dichos para vivir la vida, por lo tanto, no desempeña trabajo alguno y su única ocupación es la diversión, la conquista de cuanta mujer se le cruce enfrente lo que le ha dado la fama de mujeriego, vago y abusador, es sumamente altanero y por todo eso se ha ganado la antipatía y el desdén de sus coterráneos, es muy intransigente y abusivo y no muy respetuosos de las leyes ni el orden, las que no duda en usar en su propio beneficio, utilizando el poder que le da el dinero las vinculaciones con políticos y gente poderosa.

Él se sabe atractivo pues es algo, un metro ochenta y siete, con un cuerpo trabajado en él se notan muchas horas en el gimnasio, cabello rubio ceniza y unos ojos oscuros tan oscuros y fríos como una noche de invierno, de cutis blanco al que mantiene invierno y verano bronceado gracias a la cama solar y como si eso fuera poco es poseedor de una labia sumamente atrayente con la que envuelve a cuanta mujer se le acerque.

En cambio, Rita es muy querida por todos sus vecinos, jama trata de mala manera a nadie, es muy atenta y siempre está lista para brindar ayuda a quienes lo necesitan y siempre lo hace con una sonrisa, ya sea cuidar a un niño, a un anciano, siempre se hace tiempo para hacer el bien. Eso la hace muy querida en el pueblo, igual que su madre que es la costurera del pueblo y una de las pocas mujeres que no trabaja en la pesquera y al igual que su hija es atenta y servicial, es la que acompaña a las parturientas pues cursó estudios para partera, pero por formar una familia no la termino.

La adolescente cada tarde, luego de realizar sus tareas acostumbra a dar una caminata por la orilla del río disfrutando del hermoso paisaje que tanto le agrada, las aguas que corren mansas, el juncal mecido por el viento, las blancas garzas que hundiendo sus largos picos en el lodo de la orilla se alimentan, el viejo puente de hierro que aún con sus más de cien años continúa erguido uniendo a dos localidades y el nuevo de gris hormigón, majestuoso en gigante salto da continuación a la ruta que atraviesa el país y que entre sus pilares deja ver los hermosos atardeceres que varían cada día haciéndolos irrepetibles, ella dirige sus pasos a su lugar preferido, un tanto apartado donde le gusta observar las mágicas caídas del sol, sentándose sobre una roca por largos minutos mientras transcurre el tránsito del astro hasta perderse en el agua, mientras va tiñendo el cielo de intensos colores rojizos al igual que el reflejo dorado en el agua.

Luego de terminado el espectáculo lentamente emprende el regreso y al pasar frente a la majestuosa mansión de los Ariany, la invade como cada tarde la sensación de ser observada y eso la hace apurar el paso, lo que no sabe es que si alguien la observa y lo hace hasta que la ve perderse por el estrecho sendero, alguien que cada tarde espera ansioso verla pasar.

Joaquín Ariany al perderla de su visión se aleja del ventanal y se deja caer en un sillón, estrellando con fuerza el puño contra el posa brazos del mismo y una punzada que no identifica si es por rabia o dolor se hunde en su pecho y una lágrima cae por su mejilla, con rabia la quita con el revés de la mano, mientras entre dientes murmura maldita, maldita mil veces ¿por qué me pasa esto con vos?, ¿por qué si a todas las tengo comiendo de mi mano, vos no me registras, ni siquiera me miras?, ya te voy a doblegar y te vas a arrastrar a mis pies y vas a ser mía, te voy a poseer y a hacer contigo lo que me dé la gana y me vas a suplicar que no te deje, ya te va a llegar tu hora, te lo juro Rita Sapina, como que me llamo Joaquín Ariany, se incorporó del sillón y caminando de un lado al otro de la habitación, la ira lo consumía, deseaba con todo su ser a la chica, en varias ocasiones había intentado charlar con ella, pero la jovencita no lo dejaba ni siquiera meter un bocadillo, ya había echado mano a su sonrisa que sabía bien lo hacía irresistible más no obtuvo ningún resultado, ella ni lo miraba, tan solo agachaba su cabeza y se alejaba de él rápidamente y como si fuera poco estaba el hermano y el otro perro guardián(así lo llamaba él) que siempre aparecía junto a ella como perrito faldero, solo pensar en eso le hacía hervir la sangre y volvía a preguntarse una y otra vez ¿qué puedo hacer, como, puedo ganarme su confianza? Y no encontraba respuesta, si tuviera una amiga que también fuera de ella ahí tendría una forma de llegarle, pero al haber nueve años de diferencia era imposible, él no tiene amistades con chicas ni chicos de su edad, entre pensamiento y pensamiento se hizo la noche y al notarlo se dijo esta bien ya por hoy no me rompo más la cabeza, tomo el teléfono y llamo a una de sus amigas con "derechos" así llama a sus amantes y le aviso que en una hora pasaba a buscarla para divertirse un rato, corto la llamada y se dispuso a prepararse para salir, mientras decía prepárate nena que hoy vas a ser mi Rita y tengo mucho para darte hoy.

Mientras Rita totalmente ajena a los pensamientos de Joaquín y cuando ya las luces del día se apagaba y se encendían las de las calles y casas, llegó a su casa, al entrar no vio a su madre y la llamó mami, mami ¿dónde estás?, al oírla la madre salió de la cocina donde preparaba la comida, preguntándole por qué había demorado tanto, la chica le respondió: mami me entretuve mirando la caída del sol, vos sabés cuánto me gusta y hoy fue especialmente hermosa, el sol se veía de un rojo tan intenso que teñía las nubes y el agua y se mezclaba con el dorado y el gris convirtiéndolo en una hermosa pintura digna del más grande artista, es un espectáculo maravilloso.

Madre: si lo si hijita, pero no quiero que Andes de noche sola, temo que algo te pueda ocurrir, no podría soportarlo y tu papá tampoco.

Rita: mami no seas tan tremendista, no me va a pasar nada, vivimos en un pueblito chiquito y nos conocemos todos y todas, por favor no llames las desgracias, que me puede pasar entre gente amiga como somos.

capítulo 2 intuicion

Joaquín regresó a su casa al amanecer había pasado otra noche de juerga y placer, se tiró sobre la cama, así como venía y de inmediato cayó en un sueño profundo, cuándo despertó pasaba la media tarde, se desperezó, se rascó la cabeza y aún como aletargado se desvistió quedando solo con el bóxer y se encaminó al gimnasio donde durante una hora práctico su rutina, luego se dio una larga y refrescante ducha, se vistió con unos vaqueros y una remera color salmón y bajo a la cocina a "desayunar" y en eso estaba cuando su madre entró y se paró frente a él.

Madre: ¿te parece que está es hora de levantarse? Esto es vergonzoso, te oí llegar a las cinco de la mañana, ya no sé que hacer para que tu padre no te eche de la casa.

Joaquín: ah mamá¡no jodas! Vos y el viejo ya no saben como molestar, soy un hombre para que me estén rezongando como a un nene chico. Y sacudió una mano como queriendo espantar las palabras de la madre.

Madre: mira vos, nosotros te molestamos y vos sos un irresponsable y como decís sos un hombre de la boca para afuera porque tu forma de actuar dice lo contrario.

Joaquín: ay carajo ya son las seis me voy al cuarto, tengo algo que hacer.

Madre: me imagino jugar a la Play o rascarte hasta quedar sin uñas, descarado.

Joaquín: no sabes que no y sonriendo agregó, no mirar a una flaquita que me vuelve loco.

Madre: si lo único que te motiva, conquistar chicas y ahora lo que faltaba, las espías también y calló al ver que él se había ido dejándola hablando sola, pero la intriga la invadió y queriendo saber quién era la futura víctima de su hijo se sentó en el porche de la casa a esperar que pasara y grande fue su sorpresa cuando a la que vio fue a Rita.

Joaquín apostado frente al ventanal vio pasar a la chica y pensó como me hubiera gustado que fueras vos la minita de anoche, no importa ya vas a estar muy pronto en mi cama y la risa se convirtió en una mueca cuando vio que ella sonriente levantó su brazo saludando con la mano mirando en dirección a su casa, ¿me habrá visto?, pensó y se dio cuenta de que no miraba hacia arriba entonces bajo corriendo y se encontró con su madre que entraba por la puerta que daba al porche.

Joaquín: ¿qué hacías en el frente? ¡qué chusma que sos!, que te importa a quien me quiero voltear, que feo lo tuyo, mami y dándole la espalda larga una Sonora carcajada.

Madre: caradura, irrespetuoso, no se te ocurra acercarte a esa chica, ya te voy avisando, no lo hagas si no querés desatar la ira de tu padre, que manía tienes de enrredarte con las mujeres del pueblo, no te encarrilas más.

Joaquín: a vos que te importa, métete en tus cosas y a papa lo mismo que a vos y mascullando entre dientes se volvió a la habitación.

En casa de Rita, su madre la esperaba nerviosa, la llamó por teléfono varias veces y al no obtener respuesta tenía que le hubiera sucedido algo, ella llegó y la madre la recibió con muchas preguntas y no daba tiempo a que la joven respondiera, cuando hizo silencio recién entonces pudo contestar.

Rita: ¿que pasa mami porque estás tan nerviosa?

Ana: te llamé varias veces y no contestaba, ya esta oscuro y sabes que temo que te pase algo ¿por qué no contestaste?

Rita: no lo lleve mami, está en mi dormitorio, perdón mami, no volverá a ocurrir.

Ana: creo que vas a tener que salir un poco más temprano a tus caminatas y no entretenerte tanto con las puestas de sol, no entiendo como no te aburre ver siempre lo mismo.

Rita: mami sí salgo más temprano para volver antes de que oscurezca me pierdo el atardecer, además no exagere, siempre hago el mismo camino a la ida voy bordeando el río y a la vuelta lo hago por la diagonal que está bien iluminada.

Ana: está bien, pero tene cuidado.

Rita: lo único extraño es que cada vez que paso por la casa de los Ariany me siento observada, eso me provoca una sensación extraña, pero nunca hay nadie en el patio, salvo hoy que estaba la señora sentada en el porche, me saludó y le devolví el saludo.

Ana: por favor no pases más por ahí, es preferible que des la vuelta por la calle principal, ahí vive Joaquín y ya sabes que es un mujeriego que no perdona a ninguna, que es un abusador pervertido.

Rita: hay mami no exageres, él ni me mira y que no diera yo por solo una mirada suya, es tan lindo, tan alto y elegante y esos ojos y esa sombra de barba, mami, ojalá me mirara aunque más no sea una vez.

Ana: mejor que ni te mire y a vos que ni se te ocurra mirarlo, es mucho mayor y vos sos una niña inocente aún, por favor mi niña él te puede hacer mucho daño y ni tu padre ni yo queremos que sufras, ni que seas usada por ese hombre y descartada como a otras chicas del pueblo.

Rita: no creo que sea para tanto y las otras chicas salen con el porqué quieren, no creo que las obligue, quien va a negarse con ese bombón.

Ana: Rita Sapina ¿qué decís?, que sea la última vez que te oigo hablar de ese modo.

Rita: estate tranquila que no va a suceder nada con él, por más que a mí me guste, él jamás se va a fijar en una muchacha como yo.

Ana: no te tires a menos vos sos mucho para él y ya basta, no hablemos más de esto, el que está loquito por vos es Diego y ese sí que es un muy buen chico, estudioso, trabajador, a ese tendrías que mirar y prestarle atención.

Rita: Diego es todo lo que decís, pero a mí no me gusta, ni siquiera me cae simpático y yo voy a elegir a quien me guste a mí, no a ustedes, ya sé que nunca ni en mis sueños puedo aspirar a tener un novio como Joaquín, pero no quiero uno como Diego ni aunque me obliguen dijo esto con los ojos llenos de lágrimas.

La madre conmovida por las lágrimas de su hija, le acarició las mejillas y la besó con inmensa ternura.

Unos días después, Joaquín esperó en el patio de la casa que ella pasara, cuando vio que estaba a pocos metros, salió a la calle y caminó en sentido contrario al que ella venía haciendo que pareciera una casualidad que se cruzara con ella y cuando estuvo frente a ella la saludo amablemente luciendo su mejor sonrisa y toda su seducción.

Joaquín: hola Rita ¿cómo estás?

Ella agachado la cabeza respondió bien y usted, él quiso decir algo más, pero ella se alejó casi corriendo, él sonrió y pensó"es un bichito" pero que linda está, arisca la nena, pero ya la voy a domar, paciencia Joaquín de a poquito voy a lograr ganármela, giro para volver sobre sus pasos y verla alejarse rápidamente.

Varios días de trabajo de hormiga le llevó y casi una semana después estaba ella como de costumbre sentada mirando el sol hundirse en el horizonte cuando una voz varonil la sobresaltó.

Joaquín: hola Rita ¿cómo estás?, no te asuste no soy un ogro y mostró su mejor sonrisa. Ella se incorporó de prisa e intento alejarse, pero él fue más veloz y se paró delante de ella.

Rita: por favor déjeme pasar, no quiero hablar con usted.

Joaquín: permíteme hablar contigo un ratito nada más, no tengas miedo no te voy a hacer nada(que no quieras), cinco minutos nada más y te dejo¿si?

Rita: ¿Y qué quiere hablar conmigo?, soy mucho más chica que usted y no creo que tengamos algo en común.

Joaquín: no soy un anciano, quiero conocerte como amiga nada más.

Rita: tengo 17 años y no pienso que lleguemos a ser amigos y que raro que usted no tenga amigos y amigas de su edad y de su círculo social, perdóneme, pero no me interesa ser su amiga, ni hablar con usted y le ruego que no se acerque más a mí, luego de decir esto se alejó rápidamente de él, dejándolo totalmente azorado, tanto así que demoró en reaccionar, no esperaba una respuesta así, eso lo enfureció, como una chiquita tan"poquita cosa" lo tratara con tal indiferencia, quien se cree esa histérica para dejarlo así parado y ni mirarlo, a él al que ninguna se le resiste, no me importa, se dijo, voy a seguir insistiendo, tiene que creer que me muero por ella, ja, a ver Joaquinito pone en práctica todos tú dones, pateo una piedra que rodó cuesta abajo besó dos de sus dedos e hizo el ademán de lanzarlo en dirección a donde iba la chica.

capítulo 3 tentaciones

Después del sobresalto que tuvo por el encuentro con Joaquín y siguiendo los consejos de su madre Rita decidió no pasar más por enfrente de la casa de los Ariany y al regreso tomaba por la calle principal, a él le extraño no verla y cambio de táctica y armándose dé paciencia puso en marcha el nuevo plan.

Esa tarde noche al llegar a su casa se encontró con un gran ramo de rosas con una nota en la que se leía... Mi querida niña, te ruego me perdones por el "susto" que te di ayer, no fue mi intención, espero que te agraden las rosas, con ellas te envió un trocito de mi corazón y en cada una de ellas deposite un beso como si fuera en los labios de la más bella y dulce de las mujeres y esa eres tu Rita Sapina.

Al leer la nota pensó que cursi y a la vez le agradó el pedido de disculpas y ni que hablar, las rosas, aspiro su aroma y su corazón latió veloz, su madre que hacía rato la miraba,

Ana: ¿quién te mando esas rosas y porque?

Rita: no se a lo mejor son de Diego dijo en un intento de evitar que se las tire.

Ana: no mientas y la nota que traían debe decir quien las mandó y no me mientas que no soy tonta, espero no sean de quien creo.

Rita: si mami las envió él, para disculparse porque ayer intento hablarme y yo salí prácticamente corriendo.

Ana: ¿y qué quería decirte?, ojo ya te hablé bien claro, que no nos enteremos de que andas de conversaciones con él.

Rita: por favor mamá ya te dije que no le conteste, por qué dudas de mí, nunca te di motivos, ya basta me tienen cansada con sus sospechas y desconfianza, él las mandó yo no se las pedí, que mande todo lo que quiera, yo no quiero nada con él, ya no pasó por su casa y salir tengo que salir, no pretenderán encerrarme para que no me lo cruce.

Ana: nadie te quiere encerrar, solo intentamos evitarte malos momentos, ya te dije no es buena persona.

Rita: ay mamita confía en mí y dejando el ramo sobre la mesa abrazo a su madre y la besó, la soltó, tomó nuevamente el ramo y se retiró a su cuarto y antes de colocarlas en un florero beso una por una y suspirando se dijo mi amor platónico.

Los días corrían y cada día, él le enviaba las rosas o cajas de bombones y siempre acompañadas de la infaltable nota con frases cariñosas y hasta tiernas, ella con cada regalo se sentía un poquito más atraída hacia él, no le enviaba respuesta, ni agradecimiento, aun así las esperaba cada tarde ansiosamente, dejo de hacer las caminatas que tanto le gustaban, no quería encontrarse con él, siente que no va a poder negarse a hablarle, teme flaquear y ceder, no sabe, tampoco entiende por qué tiene esa mezcla de sensaciones hacia él, hace una semana o un poco más que ya las rosas y los bombones han dejado de llegar y eso la angustiaba, ¿será que ya no le interesó más?, se preguntaba, y se respondía a sí misma y si hasta cuando iba a esperar una respuesta, por un lado, mejor, ahora puedo retomar mis caminatas, en todo ese tiempo Diego no perdió oportunidad para insistir con las invitaciones a salir, a ella la apenaba un poco verse obligada a negarse, pero él no le gusta, no es su tipo y solo lo trata porque es amigo de su hermano, si no lo fuera no lo trataría en absoluto, le resulta pesado y más de una vez ha tenido que frenarlo por querer besarla o abrazarla, es bastante atrevido y mano larga.

La razón por la que Joaquín no le enviaba regalos, fue porque estuvo varios días lejos del pueblo, había viajado a una ciudad vecina acompañando a su padre por unos negocios, ya devuelta y como todo ese tiempo ella permaneció en su mente, apenas llegó tomo la decisión de buscarla, tenía que hablar con ella, así tal vez lograra quitarla de su mente.

Esa tarde estaba gris y unos oscuros nubarrones anunciaban lluvia, ella dudó entre salir o no, al final optó por hacerlo, al llegar al lugar donde acostumbra a sentarse pensó en continuar, pero se veía tan hermoso el cielo tormentoso, el río corría impetuoso y se acomodó sobre la roca, no habían pasado más de cinco minutos cuando comenzó a caer una persistente llovizna que la obligó a rápidamente emprender el regreso, iba a tomar la calle principal, más por ahí se hacía más largo el camino, así que tomó por la calle que pasa enfrente de la casona Ariany, iba casi corriendo cuando pasó frente a la casa, él que como de costumbre miraba por la ventana con la esperanza de verla pasar, la vio y tomó un paraguas, de dos en dos bajo los escalones y como una luz salió de la casa llamándola a los gritos, ella dudó unos segundo entre parar y esperarlo o en salir corriendo y continuó caminando sin mirar atrás, él entonces corrió hasta alcanzarla.

Joaquín: hola Rita dijo cubriéndola con el paraguas, déjame acompañarte, ya veo que estás mojada, así por lo menos no te empapas, y sus ojos no podían apartarse del busto de chica que su blusa mojada y casi transparente por esa razón dejaba ver.

Rita: no, no gracias, no quiero hablar, ni que me vean con usted.

Joaquín: permíteme hablar contigo mientras te acompaño, no soy un cuco ni te voy a hacer nada, te lo juro.

Rita: no creo tengamos nada de que hablar, no tenemos nada, absolutamente nada en común, decía esto aunque en realidad estaba encantada con que él la acompañara, le parecía muy atento y muy amable el que la cubriera con el paraguas y ese temblor que la recorría al sentir su proximidad le gustaba, no sabe por qué, lo que sí sabe que no es de frío.

Joaquín: entonces no hablemos solo caminemos juntos, así en silencio, ella lo miro y solo esbozó una sonrisa, él se acercó un poco más casi hasta quedar pegado a su brazo, ella, no se separó, sin darse cuenta habían aminorado el paso y lentamente sin importar la lluvia caminaron hasta la esquina de su vivienda, en ese momento ella reaccionó y mirándolo a los ojos le pidió que regresara.

Rita: por favor váyase, no quiero que mis padres me vean con usted, ellos no quieren que se me acerque siquiera, gracias por acompañarme.

Joaquín: está bien, aquí te dejo, gracias por dejar que te acompañe, hasta mañana mi niña

Rita: hasta mañana y no soy su niña y corriendo llegó a la casa, mientras abría el portón volvió la vista hacia él y le hizo adiós con la mano, él respondió agitando la suya y le gritó hasta mañana mi niña, mientras reía con ganas.

Ya dentro, corrió a su dormitorio, tomó ropa seca y se metió en el baño, se duchó, se vistió, secó su cabello y volvió al comedor donde estaba su familia esperándola para cenar, tomó asiento y la voz ronca del padre sonó: hijita como se te ocurre salir con esta lluvia, yo entiendo que te guste caminar, pero un día que no lo hagas no te afecta en nada.

Rita: si lo sé papi, creí que no llovería.

Mientras comían continuaron los cuatro charlando y poniéndose al día con lo acontecido.

Esa noche Rita prácticamente no durmió, cerraba los ojos y lo veía a él, su cara mojada y ese mechón de pelo que le caía sobre la frente y se estremecía y le parecía oler su perfume y la inquietaba, en sus oídos sonaba su voz y se repetía, no, no puede ser ¿por qué me pasa esto? Y unas ganas irrefrenables de estar como hacía unas horas junto a él y se imaginaba besándolo y su piel ardía y las horas pasaron ya amanecía cuando por fin logro conciliar el sueño

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