Cuentan las personas del pueblo que existe un mundo invisible para el ojo de las personas normales. Ese mundo no está tan lejos ni tan cerca, eso dicen. También hablan de que hay personas bendecidas con el don de poder ver ese mundo, no completamente sino una parte de ella. Desgraciadamente soy de esas personas "bendecidas".
Vamos, no puede quejarme tanto de la vida que tengo. Dios me bendice mucho, lo creo. Nunca tuve la necesidad de pedir más, simplemente lo tenía todo. Buenos padres y un hermanito super tierno. Voy a una de las mejores escuelas del pueblo y la educación es la mejor. Tengo bastantes aparatos electrónicos para entretenerme y mi habitación está llena de libros.
Sin embargo todo lo que me hace feliz se vuelve un infierno con la habilidad que tengo, los del pueblo la llamaron "bendición" más yo la llamo maldición. No solo puedo ver el mundo invisible, si simplemente fuera ver fantasma no me quejaría, solo los ignoro ¿Y listo, cierto? Pero ellos saben que les puedo ver, así también como saben que siento sus toques cada vez que abrazan mis piernas o se sientan en mi hombro. Tengo un dolor terrible en los hombros.
Durante mi infancia sufrí bastante debido a esta habilidad y como has de imaginar, nunca he tenido amigos porque siempre me rechazan por ser rara. ¿Yo que culpa tengo? Nunca pedí un don, pero desgraciadamente me lo dieron. Mis padres siempre buscaron ayuda o una forma de eliminar está habilidad. Aún así, nada funcionó. Durante algunos años estuvo intentando de todo, beber posiciones de una bruja, poner talismanes en la casa y en todo mi cuerpo, usar unos lentes "especiales". Sin importar lo que hice aún sigo teniendo esta maldita habilidad.
Hubo un suceso extraño durante mi infancia. Aquel día me había despertado temprano como siempre lo hago. Nadie estaba despierto, pero la casa se notaba más silenciosa que de costumbre, me refiero a que era un silencio como si no hubiese nadie y pareciera que estaba sola. Dudosa y con mucho temor salí de mi cuarto y fuí al de mi hermanito, que en ese entonces era un bebé de varios meses. En su cuna no está así que pensé que talvez estaba con mamá, corrí al cuarto de mis padres pero este también estaba vacío. Baje a la cocina con la idea de que tal vez ese día era nublado y me levanté tarde por el frío que hacía. Sin embargo no había nadie en la cocina, ni en la sala, ni tampoco en ningún rincón de la casa. Me hice bola como siempre hago cada vez que veo esos fantasmas, repetí varias veces que esto era un sueño pero nunca desperté. Me levanté decida a buscar a mis padres y hermano, abrí la puerta principal y entonces sentí más frío de lo normal, sentí como si estuviera metida en una nevera o freezer mejor dicho. Cerré la puerta y me senté en las escaleras, entonces escuché unos pasos, eran como cuando el fantasma haría su aparición en las películas, y creo que por eso me asusté un montón, que me hice pis encima. Permanecí quieta, sentada en el mismo lugar. Los pasos se escucharon primero en mi habitación, luego en la de mi hermano y después justo detrás mío. Olvide como se podía respirar y la sangre vibró dentro de mi con tanta fuerza alertando el peligro que se acercaba. Sentí un nudo en la garganta, una presión que hacía que perdiera la capacidad de hablar, ni siquiera podía mover la mandíbula o hacer el intento de querer hablar.
Entonces cuando los pasos estaban completamente a centímetros de mí, escuché su respiración y luego soltó un suspiro muy largo. Escuché como crujió el suelo cuando hizo la acción de agachar atrás mío. Acercó su boca a mi oído y me dijo: –Karol sálvame.
No pude ver su rostro por el miedo que sentía en aquel entonces pero cuando escuché su voz, era como la de un hombre. Creo que era alguien mayor, su voz era grave.
Después de escuchar lo que dijo el miedo me ganó más y caí desmayada. Cuando desperté mis estaba en el hospital, a mi lado mis padres estaban súper preocupados. Cuando les ví, lloré y comencé a preguntar dónde se fueron y porque me dejaron sola en casa, pero ellos me dijeron que no estaba en la casa, y eso me sigue haciendo sentir miedo cada que lo recuerdo.
Me contaron que me encontraron después de una semana de estar buscándome por todas partes. Dijeron que los agentes de policía me encontraron en el bosque azul inconsciente.
Les fue difícil creerme cuando les dije que siempre estuve en la casa. La bruja del pueblo pudo ayudar a dar veracidad a mi relato, y me contó que lo que me pasó fue gracias a ese maldito don hice contacto con el mundo invisible por primera y última vez. Porque después de ese suceso jamás volvió a pasar y nunca volví a escuchar esa voz que me pidió ayuda.
Karol despierta a las seis y quince de la mañana, entra al baño y toma una ducha caliente debido al frío. Cuando termina de lavar su cuerpo va a lavarse los dientes, se sorprende un poco al ver una mujer detrás de ella pero después la ignora.
–"Otra vez no sirven los amuletos para alejar espíritus"–Dice aquello en su mente. Cuando termina la labor voltea y se topa cara a cara con la mujer, está tiene el cuerpo de un tono pálido y en algunas zonas un morado intenso, por ejemplo los nudillos, labios y bajo la mandíbula.
–¿Puedes verme? –Pregunta el espíritu y Karol ignora completamente al fantasma.
–¡Mamá! ¡Necesito más crema! –Grita desde el baño. Aquello era un código para avisarle a su madre que un espíritu había entrado a la casa. Aunque tenga la habilidad desde el día de su nacimiento, nunca termina de acostumbrarse a ver esas caras feas de los espíritus.
–¡Espera, voy! –Le grita su madre en respuesta. Ella se agacha en el suelo y esconde su rostro en sus rodillas. Hoy está aguantando bien, no se desespera ni empieza a llorar como antes hacía.
–¿Puedes verme? Jajajaja. –La mujer se agacha frente a Karol y empieza a imitar la. –¿Finges no verme? –Karol ignora de nuevo al fantasma. La mujer completamente enojada suelta un grito y rompe el espejo del baño.
–"¿De nuevo? ¿Cuántos espejos han sido ya?" –Piensa cuando escucha los fragmentos estampar contra el suelo.
La puerta del baño se abre y entra una mujer esbelta con el pelo rizado. Trae puesto un vestido blanco y en manos lleva un rosario.
La mujer fantasma se pega al techo, evitando a toda costa el maldito rosario.
–¿Estás bien hija? –Karol levanta la cabeza y asiente. –Esta bien, mamá te protegerá como siempre. –Karol derrama las lágrimas que estaba conteniendo hace poco. –¿Dónde está? –Karol apunta con el dedo índice a una esquina del techo.
El fantasma se molesta bastante cuando nota que realmente Karol puede verla.
–¡Miserable! ¡Eres un demonio! ¡Demonio! –Le empieza a gritar cosas sin sentido a Karol. Está apunto de saltar sobre Karol, pero es detenida por el rosario, antes de color negro pero ahora está blanco como la nieve. Aunque esto solamente lo puede ver Karol. –¡Vete al infierno puta! Solamente quería tu... –El fantasma arde en llamas, y se desintegra en tan solo unos segundos.
–Ya paso. Ven vamos a prepararte tu comida favorita.
Karol asiente, y se deja llevar por su madre quien le tiene la mano sostenida.
–¡Buen día hermana! –El niño corre a abrazarla. Karol sonríe en respuesta. –¿Otro fantasma? –Pregunta al sentir como su hermana tiembla mucho. –Karol asiente. –Hermana espera que crezca y verás que nunca vas a sentir miedo, yo te protegeré de esos malos espíritus.
–Gracias hermanito. –El niño se alegra y salta de felicidad.
–¿Deberíamos ir donde la bruja? –Pregunta el padre mientras Lee el periódico.
Karol niega varias veces con la cabeza.
–Sabes que a Karol no le gusta salir cariño. –La madre suelta la mano de Karol y empieza a servir el desayuno. –¿Estás segura de querer volver a la escuela? –Se dirige a Karol.
–Sí, lo estoy. Brenda dijo que debo enfrentar mis miedos.
–Eso es bueno. Mientras seas feliz nosotros te apoyamos en cada una de tus decisiones. –Le sirve una taza de café a su esposo. –Vengan a desayunar.
–Preciosa, me iré ahora. –Toma un sorbo del café y se despide. –Karol cuídate, Max cuida a tu hermana. –El niño asiente entusiasmado por la misión encargada. El hombre toma su maletín y sale luego de balancear la mano en señal de despedida.
–¿Cómo vas con el diario? –La madre se quita el delantal y se sienta con ellos en la mesa.
–Bien. No había mucho por escribir, pero fue relajante hacerlo.
–Hermana, cuando venga de la escuela jugaré mucho contigo. –Dice el niño mientras toma un sorbo del jugo que su madre le sirvió.
–Gracias hermanito. –Sonrie por lo tierno que es su hermano.
–Sabes que hacer si vuelve otro más. Hoy no tuve tiempo de reforzar la casa. Antes de regresar iré a conseguir más amuletos y talismanes. –Karol asiente a todo lo que su madre dice.
–Hermana, bajas al sótano y le dices a Bob que te cuide por mi. –Karol asiente a lo que dice su hermano.
–Allá bajo es más seguro que arriba. No le abras a nadie, ni siquiera si tiene mi voz, la tu padre o tu hermano. Bob, tiene talismanes por todo el cuerpo, abraza al peluche para evitar que se acerquen más a ti.
–¿Y si vienen de los grandes?– Pregunta a su madre.
–Corre con toda tus fuerzas y ve donde la bruja. –Dice ella. –Y como siempre recuerda no dejarte tocar, la última vez fue difícil alejar a ese espíritu que se colgaba de tu cuello.
Karol asiente. Su madre y hermano se levantan.
–Hermana nos vemos mas tarde. –El niño la abraza y va abrir la puerta.
–Cuidate princesa. Mamá viene en unos minutos. –Karol asiente. Su madre y hermano salen, Karol se levanta de la mesa y baja al sótano. Era mejor quedarse ahí, no iba a esperar ver uno para esconderse, mejor temprano que tarde.
En el sótano hay un reloj, indica las ocho menos siete minutos. Allí también hay un viejo mueble, que de vez en cuando usan para sentarse cuando bajan a protegerse de los espíritus más fuertes. Hay una razón del porque ese lugar es la zona segura, ahí antes había una iglesia, exactamente en ese punto. Sí, exacto, una iglesia subterránea ¿Por qué? Karol no sabe.
Cuando sus padres se mudaron cuentan que encontraron mucha agua bendita en el sótano, algunos en botellas y otros en vasijas. Y después de que la bruja les aconsejó, tomaron el sótano como la zona segura. Pero no siempre un lugar puede ser seguro, hay días en los que ese sitio se vuelve un imán para los espíritus, lo peor es que atrae a los fuertes y a los grandes, han sido pocas las veces que pudieron romper la protección. Y los causantes son los más grandes, a los cuales no parecen afectarles tanto el agua bendita ni los rosarios. Espíritus débiles como esa mujer fantasma, se desvanecen simplemente por echarles un poco de agua bendita o por repetir oraciones mientras sostienes un rosario. Sin embargo los fuertes y los grandes son un caso diferente, Karol por su parte siente que es mejor lidiar con los fuertes y nunca toparse con los grandes. La razón es obvia los grandes ni siquiera se les puede considerar espíritus, esos parecían ser demonios, pero la bruja dice que simplemente son unos espíritus malignos más fuertes. Son como el rango más alto, o el nivel más difícil de un juego.
Karol se sienta en el mueble, este está desgastado por el tiempo que ha sido usado. Truena un poco el cuello, aún le sigue molestando esa zona. Tienes ganas de escribir pero recuerda que olvidó el diario arriba y estampa la mano contra el rostro por ser estúpida. Ahora se siente aburrido y sola, solamente ha pasado treinta minutos desde que su madre y hermano se fueron. Ahí abajo no hay nada con que matar el tiempo.
Se levanta con algo de miedo por el pensamiento que tiene, quiere subir arriba, tomar el diario y luego regresar. Sus manos empiezan a sudar y así también su frente derrama gotas de sudor. En esas temporadas las cosas son un poco más complicadas, hay espíritus rodando por todo el pueblo, también esa es la razón del porque los amuletos y talismanes están siendo inservibles. Hay demasiados y esas protecciones terminan siendo inútiles contra todos esos espíritus. Esa puede ser la razón del porque Karol odia el mes de octubre. Al menos ya casi se va.
Agarra aire que llena todos su pulmones, luego la deja ser libre. Toma impulso y corre escaleras arriba, abre la puerta y cierra los ojos. Es realmente buena la construcción de la casa, si sigue corriendo derecha se encontrará con la otra escalera, esa que lleva a las habitaciones. Aún con los ojos cerrados choca contra algo, siente miedo. Se supone que sus pies eran los que debían de chocar no su cuerpo. Abre sus ojos poco a poco y lo primero que ve es una camisa negra, levanta la vista y ve a un espíritu con una gran cabeza como si tuviera un tumor en esa parte.
–"¿Lo toque? Se supone que ellos pueden tocarme y yo puedo sentirlos, ¿Qué mierda esta pasando?
El cabezón grita tan fuerte que aturde a Karol, después agarra a Karol del cuello y empieza a apretar con mucha fuerza. Las piernas de Karol se balancea en un intento de patear al espíritu, mientras con sus manos intenta evitar ser completamente ahorcada.
–"Maldición... Olvidé a Bob"
Y cuando está apunto de perder la conciencia, aparece una luz frente a ella. No logra ver qué es porque cae desmayada, lo último que recuerda es sentir como su cuello es liberado y poder respirar un poco.
Diez de la mañana...
–Princesa despierta, mamá ya está aquí. –Karol escucha una voz lejana llamándole. Abre los ojos y los vuelve a cerrar debido al dolor que siente en la cabeza. –Karol ¿Estás bien? –Ahora si logra escuchar claramente a su madre. Vuelve a abrir los ojos y asiente en respuesta. –Levanta tengo que curarte esas marcas. –Dice mirando las marcas rojizas bajo en el cuello de Karol. –¿Recuerdas que pasó? –Pregunta y Karol lo piensa un segundo.
–Solo una parte. –Dice mientras se levanta con la ayuda de su madre. –Olvidé mi diario arriba e iba a buscarlo, cerré los ojos y corrí bastante pero sucedió algo que jamás había pasado. –La madre le mira confusa y Karol continua. –Mi cuerpo chocó contra el de un espíritu, su cabeza era muy grande. Empezó a ahorrarme y cuando iba perdiendo la conciencia una luz me ayudó a liberarme. Eso es todo.
–Ve a cambiarte, tenemos que ir donde Brenda. Te curare allí también. –Karol asiente y va a su habitación a cambiarse pero se detiene en la escalera y voltea a ver a su madre, está entiende a su hija y dice. –No te preocupes la casa ya ha sido reforzada hace una hora. Casi te llevo dónde Brenda, tardaste mucho en despertar. –Karol iba a seguir pero su madre la detuvo de nuevo. –¿Tuviste algún sueño? –Ella niega con la cabeza.
–Solo vi oscuridad, nada más. –Contesta y se va a cambiar.
La madre suelta un suspiro y dice: –Este año parece ser el peor. –Luego va a la cocina y apaga la estufa. Estaba cocinando arroz y un poco de carne de vaca.
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