Una deuda elevada, será capaz de cambiar la vida de Alicia por completo, ella siempre soñó con un matrimonio por amor, encontrar a su verdadero príncipe azul, pero su historia ha sido cambiada, la realidad no es un cuento de hadas con príncipes y princesas que se conocen, se aman y son felices para siempre.
A los veinte años, Alice trabaja en un bufete de abogados en Sicilia, era la recepcionista, no ganaba mucho, pero su sueldo era suficiente para pagar las facturas de la casa y alimentarse, su madre había muerto hacía dos años, su padre, nunca lo conoció, abandonó a la familia, mientras su madre estaba embarazada de Alice.
Llevaba un año estudiando Derecho como becaria, su jefe la había ayudado a conseguir una plaza en la universidad, Alice estaba enamorada de Massimo, el hijo de su jefe, pero sólo era una pasión platónica, todos los días cuando iba a trabajar lo veía pasar y siempre lo saludaba formalmente cuando llegaba, sólo para ser educada, al fin y al cabo era parte de su trabajo como recepcionista.
Adriano Mancini, un mafioso sin corazón a sus veintiocho años, planeaba encontrar una mujer para hacer un trato, tenía varias putas para satisfacerse en sus tres casinos de Sicilia, pero para ser la madre de su heredero, tendría que ser una mujer pura, quería una virgen, para un matrimonio por contrato, su único deseo era ser padre, pero no estaba en sus planes amar a una mujer, y mucho menos a la madre de sus hijos que buscaba encontrar cuanto antes.
Sólo pensaba en un futuro en el que su hijo pudiera ser el heredero de la mafia Mancini, era su único deseo que no abandonaba su mente.
Tenía una razón plausible para odiar el hecho de sentir amor por alguien, cuando tenía veinte años, estaba perdidamente enamorado de la amiga de su hermano menor, pero ella era una cazafortunas y cuando salía con él, tenía todo lo que quería, pero le engañaba constantemente, hasta que un día acabó pillándola en la cama con dos hombres, haciendo una orgía.
Sintió tanta rabia y asco que la hizo salir del país e incluso mató a los dos hombres, que eran secuaces de su padre y estaban en la cama con ella.
Tenía tantas ganas de matar a esa mujer a la que le dio todo, incluido su corazón, pero el amor que sentía por ella era tan fuerte que prefirió apartarla de su vida, dejándola viva.
Cerró su corazón al amor, se graduó en administración, tenía todo lo que quería, o lo que el dinero podía comprar, pero no podía sentir amor por una mujer, sentía desprecio y rabia, para él, una mujer era sólo como un objeto, eso es porque tenía miedo de ser traicionado de nuevo, como lo fue por su ex.
Alice se hizo responsable de sí misma y de su hermano que era dos años mayor que ella, su hermano André, que se deprimió cuando su madre falleció, no pudo conseguir un trabajo en ningún sitio, siempre acababa siendo despedido en el primer mes, era un buen hermano, pero Alice que es responsable de todas las finanzas de la casa.
Era sábado por la noche y Alice no sabía qué hacer, su hermano estaba desaparecido desde el jueves por la noche, ya lo había llamado varias veces durante dos días, pero no le respondía.
Enzo, el mejor amigo de André, va a casa de Alice y llama a la puerta.
Va rápidamente y lo abre, pensando que es su hermano, pero pronto su cara de felicidad se vuelve triste.
-Alice, André tiene problemas, no quería que te dijera nada, pero no me devuelve las llamadas y no sé qué debo hacer, así que he venido para saber si está aquí -dijo Enzo-.
-No ha venido a casa desde el jueves por la noche, cuando se fue contigo, ¿qué pasa Enzo?
-Estaba preocupado por la hipoteca de tu casa, así que fue al casino para ver si podía conseguir el dinero jugando a la ruleta -dijo Enzo.
-¿Qué ha hecho? -Llévame al casino ahora mismo, Enzo -dijo una preocupada Alice-.
Enzo y Alice se subieron al coche y se dirigieron al Casino del Dinero Infinito, donde Adriano estaba atendiendo a André en ese mismo momento.
Mientras tanto en el casino...
-Vienes aquí, juegas y pierdes, te llevas fichas que no puedes pagar, ¿y ahora quieres pedirme que te dé un respiro? ¿De verdad crees que soy un banco?", preguntó Adriano.
-No, no lo entiendes, es que mi hermana debe estar preocupada por mí, es la única familia que tengo, no quiero que esté preocupada -dijo Andrés-.
-¿Tu hermana? Estás aquí a punto de morir y te preocupas por tu hermana", dijo Adriano burlándose de él.
-No sabes cómo es, Alice es diferente a cualquier otra mujer, es pura e inocente, no merezco tenerla como hermana, sólo lo arruino todo -dijo André dejando caer las lágrimas.
-Sr. Mancini, hay una chica ahí fuera, que está asustando a los clientes, grita el nombre de André sin parar, ¿la traigo aquí también?
Andrei oye la voz de Alice llamándole y dice:
-¡Es Alice!
Adriano entonces decide ir hacia ella, al ver a la joven con un cuerpo bien hecho, pelo largo y negro, pronto se siente atraído, se acerca a ella y le dice:
-¿Estás en tu casa por casualidad hermosa?
Alice mira al hombre y su voz gruesa la asusta, era alto, fuerte, con una barba bien hecha y un aspecto que atraería a cualquier mujer, pero no a Alice.
-Supongo que por el estilo de la ropa y la forma en que se dirigió a mí, usted debe ser el gerente de aquí, necesito saber si mi hermano está aquí.
-¿Crees que soy el gerente aquí? -preguntó Adrián, burlándose de ella.
-Usted no es el gerente -preguntó-.
-No soy hermosa, soy la dueña aquí -dijo Adriano, arrastrando a Alice a la habitación donde estaba André.
-Suéltame, me haces daño -dijo ella mientras la arrastraban-.
Adriano la sentó junto a su hermano y le dijo:
-Te voy a dar dos opciones, preciosa, o te vas a casa con tu hermano hoy, o mañana lo vas a enterrar.
Sigue...
Queridos lectores, este es un libro nuevo, voy a publicar dos capítulos al día.
Ayúdame dándole a me gusta y comentando los capítulos.
Muchas gracias por el tiempo que ha dedicado a leer mi libro.
Ponlo en modo de pantalla oscura si sueles leer de noche y que tengas un maravilloso viaje a esta nueva aventura.
-¿Cuánto te debe mi hermano?
Adriano se inclina y la mira a los ojos azules y colocando su mano en el muslo de Alice le dice:
-Busco una mujer que me satisfaga esta noche, puedes pagarme así, ¿qué te parece?
Alice le quita la mano del muslo y le da una bofetada a Adriano.
-Prefiero que me mate a que le quite la virginidad -dijo André-.
Adriano se acerca a André y mirando a Alice le da un puñetazo a su hermano.
-Si vuelves a abofetearme, mataré a tu hermano -dijo un irritado Adriano-.
-Sólo dime la cantidad, me aseguraré de que la recibas -dijo Alice-.
-Tu hermano lleva tocando desde el jueves por la noche, no sabe lo que significa parar, lo que me debe no me interesa, te propongo que hagamos un contrato -dijo Adriano, recordando lo que dijo el hermano de Alicia sobre que era virgen.
-¿Qué tipo de contrato? -preguntó.
Adriano saca su teléfono móvil del bolsillo y llama a su abogado, que responde inmediatamente.
Buenas noches, señor Mancini, ¿en qué puedo ayudarle?", preguntó Massimo.
📲-Massimo, necesito que envíes ahora mismo ese contrato que te pedí hace quince días, lo necesito ahora mismo -dijo.
Alice se pone tensa cuando escucha el nombre de Massimo, inmediatamente piensa que estaba hablando con el hijo de su jefe, y que si fuera allí y la viera así con su hermano, sería como destruir su imagen ante su amor platónico.
📲-No hace falta que vengas hasta aquí, mándame un correo ahora, lo imprimiré en mi despacho.-Habló Adriano.
Sale de la habitación, dejando a cuatro matones armados con Alice y André, y luego va a su oficina en el sótano del casino y le dice a su asistente que imprima los documentos y se los lleve.
Vuelve a la sala donde estaban Alice y Adriano y se sienta frente a ella, tenía una mirada penetrante, se sintió por primera vez avergonzado, ella también lo miraba fijamente, pero sus pensamientos al mirarlo, eran de enojo, sabía que la miraba como un pedazo de carne, esto la hacía sentir desnuda frente a esos ojos café claro que fulminaban hacia ella.
El asistente de Adriano llega y le entrega el contrato.
Dice Adriano:
-venga conmigo a una habitación.
-No consentiré que toques mi cuerpo, -dice ella.
-No te tocaré por la fuerza, no soy esa clase de hombre -dijo-.
Ella se levanta y su hermano, preocupado, le dice: Alice, no aceptes ningún acuerdo, no hagas lo que él quiere, no siempre puedes corregir mis errores.
Alice se acerca a su hermano, lo abraza y le dice:
-Tú eres todo lo que tengo hermano, no puedo dejarte morir.
Los dos lloran y Adriano le coge la mano y tira de ella.
Alice entra en una habitación y, secándose las lágrimas, pregunta:
-¿Qué quieres?
Arroja el contrato sobre la mesa, le dice que se siente y le pide que lo lea todo.
Coge el contrato, empieza a leer página por página, se muestra incrédula con todo lo que lee y dice:
-Aquí dice que quiere una esposa con contrato por dos años.
-Sí, sé lo que está escrito ahí, fui yo quien ordenó este contrato, Bela, ¿qué quieres saber?
-No acepto hasta saber cuánto debe mi hermano, y por favor, deja de llamarme Bela, o te llamaré Bestia -dijo.
Adriano pide a su asistente que le traiga el valor exacto de lo que André debía al casino.
Coge el recibo y se lo da a Alice, cuando ve que la cantidad se acerca al millón de dólares, baja la cabeza, triste, y habla en tono bajo:
-Acepto ese contrato.
-Entonces fírmalo -dijo entregándole un bolígrafo-.
-Tengo que cambiar primero algunas de sus cláusulas -dijo Alice-.
-Está bien, Bela, primero dime y te diré si quiero cambiarlo o no.
-No me casaré contigo en la iglesia, Bestia, no quiero una fiesta y mucho menos que la gente sepa que soy tu mujer en este periodo de dos años, como dice el contrato.
-¿Eso es todo? -preguntó.
-Tampoco quiero que me toques sin mi consentimiento. Que esté casada contigo no significa que puedas hacer lo que quieras con mi cuerpo -dijo-.
-¿También quieres que duerma en una habitación separada de la tuya? -preguntó con sarcasmo.
-Sí, quiero -dijo-.
-¿Crees que voy a casarme contigo para ser sacerdote? En cuanto a lo que te pedí antes, estoy de acuerdo, pero no estoy de acuerdo con dormir en habitaciones separadas, te doy un mes para que te acostumbres y pierdas tu virginidad conmigo, ya que seré tu marido, en cuanto a casarte por la iglesia, si tú que eres la mujer no quieres, no tengo por qué oponerme.- Dijo.
Alice respira aliviada de que él acepte que el matrimonio será sólo civil, pero al mismo tiempo teme el plazo que él estipuló para tenerla.
Ella firma las cláusulas alteradas, y luego pone una nota al final, diciendo que él no puede hacer daño a su hermano o matarlo.
Tras los cambios, ella firma y le pide a él que firme. Adriano lee todos los cambios escritos que ella puso y pregunta:
-¿Asistes a la escuela de derecho?
-¡Sí! Entonces espero que aceptes que siga trabajando y estudiando.
-No te voy a quitar lo que ya hiciste, pero tienes que cumplir con todo lo que está en el contrato, sobre todo serme fiel sólo a mí, sin juegos y sin amigos varones, ¿entiendes?
-No te preocupes, tendrás una esposa fiel durante estos dos años -dijo-.
Adriano miró a Alice, que levantó la mano para sellar el trato con un apretón de manos.
Entonces se levanta, va hacia ella, se inclina, fijando su mirada en la de ella, y en lugar de darle la mano, la besa, depositando un beso en su boca.
-Dentro de dos días, mi chófer te recogerá, tienes exactamente dos días para empaquetar tus cosas para mudarte a mi casa.
-Pero no te he dado mi dirección -dijo-.
-Bela, hay muchas cosas sobre mí que no puedes imaginar, no necesito tu dirección, sé dónde vives. Mañana pondré a tu hermano a trabajar conmigo, le daré un trabajo y te prometo que mientras estés casada conmigo, no te faltará nada.
Alice sale del casino con su hermano y el chofer de Adriano los lleva a casa, poco sabía ella que Adriano quería un hijo, que haría cualquier cosa por tener un bebé con ella.
Adriano sale del casino y se dirige a su mansión, se da una ducha y luego se tumba en su cama, pensando en esos ojos azules y en los suaves labios de ella, pronto vuelve en sí cuando una de sus putas llama a la puerta de su habitación.
-Adriano, me muero por sentirte dentro de mí, -dijo la puta de lujo.
-Estoy muy excitada por sentirte dentro de mí -dijo la prostituta de lujo- Haz que todos tus amiguitos se vayan de mi mansión mañana, Sam te pagará una buena cantidad de dinero, no vuelvas, la vida fácil se acabó para ti.
María se queda perpleja cuando es despedida por él e intenta seducirle, Adriano se levanta jurando y la empuja fuera de su habitación.
Mientras tanto, en la casa de Alice...
Ya estaba acostada, pero no podía dormir, Adriano no salía de sus pensamientos, tenía miedo, tener que dormir junto a él, era algo que temía, ya que nunca había estado en la cama con un hombre, ahora tendría que dormir todos los días junto a uno.
Sigue...
A la mañana siguiente...
Alice se levanta temprano, se prepara el desayuno, se ducha, se pone una falda compuesta y su blusa más nueva, que para ella ya llevaba seis meses, y sale de casa para ir a trabajar.
Mientras caminaba, todavía en la calle de su casa, un coche Bugatti La Voiture Noire, totalmente oscuro, se detiene junto a ella, asustándola.
Adriano baja la ventanilla del coche y dice:
-Venga.
Tenía un aire de soberanía con poder sin necesidad siquiera de cambiar su semblante.
Alice lo mira y no sabe cuál de los dos es más oscuro, si el coche o su dueño.
-Tengo que trabajar, no puedo llegar tarde, -habló ella.
La mira y piensa:
💭"Esa mujer es atrevida o muy inocente"💭.
-Te dejaré en tu trabajo. Primero iremos a un sitio -dijo-.
Después de unos minutos ambos se bajan y entran en un notario y oficializan la unión de los dos, ahora ella era una mujer casada, de vuelta al coche hace todo el camino en silencio rezando para que él no entre en la empresa en la que trabaja.
Cuando se acercan a la misma calle que la empresa dice:
-Puede dejarme aquí, por favor.
-Yo también entraré en la empresa. Entonces no te dejaré salir del coche ahora", dijo, deteniendo el coche.
-Me prometiste que... -habló ella, y luego fue silenciada por su mirada fatal.
-¿Tienes miedo de que todos en el trabajo sepan que te bajas del coche conmigo?
-Sí -dijo-.
Era cierto que Alice le intrigaba, no le ocultaba nada, ni siquiera parecía tenerle miedo, así que decide creer que está siendo ingenua y abre la puerta del coche y dice:
-Por ahora dejaré que te sientas a gusto, pero cuando te mudes a mi mansión, no me importará si quieres o no que te vean en tu lugar de trabajo conmigo, puedo sacarte de esta empresa si sigues pidiendo que no te vean a mi lado, ¿entiendes Alice?
Para Adriano, que una mujer no quiera ser vista con él era como pisar su ego.
Ella sólo asiente con la cabeza y él vuelve a conducir.
En cuanto se detienen frente a la empresa, Alice intenta abrir la puerta, pero está cerrada.
-Sólo saldrás de este coche cuando me des un beso -dijo-.
Alice se acerca a él y espera que la bese.
-Vamos, preciosa, o llegarás tarde al trabajo -dijo-.
Alice se acerca y le besa.
Luego dice:
-dije un beso.
Los dos intercambian miradas hacia la boca del otro y ella se muerde los labios, Adriano acerca su cara a la de ella y la respiración de Alice se hace más profunda y rápida, entonces él acerca sus labios a su oído y le susurra:
-No me hagas esperar hermosa.
Le sujeta la nuca y las frentes de ambos se juntan.
Ella respira profundamente, muy avergonzada, le besa y Adriano le devuelve el beso inmediatamente.
Sus labios se tocan, sus lenguas se abrazan como si llevaran un ritmo caliente y placentero. En cuanto se quedan sin aliento, los dos detienen el beso y Adriano desbloquea la puerta y ella sale apresuradamente sin mirar atrás.
La observa entrar en la empresa y luego aparca el coche, después coge un maletín con documentos y se baja del coche, entra en la empresa donde trabaja Alice y las mujeres de allí lo admiran, que despertaba el deseo de muchas, no sólo por su belleza, sino también por el poder que tenía con trajes caros y un perfume capaz de dejar huellas por donde pasaba.
-Buenos días, señor Mancini -dijo Eugenia, la secretaria de Massimo, que le esperaba en la entrada del ascensor-.
Adriano mira a Alice, que estaba evitando el contacto visual con él, y luego dice
-Señorita Alice, ¿podría acompañarme a la oficina de su jefe?
Ella le mira incrédula y asustada, dice:
-Si... Sr. Mancini, sólo soy una recepcionista, no puedo salir de aquí.
Eugenia, que era amiga de Alice, pero también sabía que Massimo siempre se esforzaba por complacer a su mejor cliente, Adriano, dice:
-Alice, por favor, acompaña al señor Mancini, yo me quedaré en tu lugar hasta que él vuelva, no te preocupes.
Alicia sale de la recepción, desolada, parecía que iba a un velatorio, con la cara triste y Eugenia la mira sin entender nada de lo que estaba pasando, ya que siempre estaba sonriente y amable con los clientes.
En el ascensor, Alice está cabizbaja y él dice:
-Pensé que eras una buena recepcionista, al menos las otras dos veces que estuve aquí, siempre sonreías a los clientes -dijo, revelando que ya la conocía.
-Lo siento, señor Mancini -dijo, esbozando una pequeña sonrisa-.
La puerta del ascensor se abre y Massimo mira a Adriano y Alice, un poco sorprendido.
-Señorita Alice, ¿puedo ayudarla en algo?", preguntó Massimo.
Ella se sonroja y antes de que pueda decir nada, Adriano le responde:
-Me acompaña.
Los tres entran en el despacho y Massimo pregunta:
-Alice, puedes volver a la recepción, muchas gracias por acompañar al Sr. Mancini.
-¡Se queda! -dijo Adriano.
-Pero señor Mancini, me temo que no es conveniente que esté presente, -dijo Massimo.
-¿Quieres ir en contra de lo que estoy diciendo Massimo?
-No, es que... -dijo, siendo interrumpido por Alice.
-Cariño, el señor Massimo tiene razón, tengo que volver al trabajo -dijo ella usando su encanto para que Massimo no perdiera a ese peculiar cliente.
Adriano mira sorprendido a Alice, no se imaginaba que ella sería lo suficientemente inteligente como para persuadirle y le dice:
-Querida, siéntate, necesito que estés presente para lo que voy a decirle a Massimo.
Se sienta y pronto Adriano dice:
-Quiero que el treinta por ciento de las acciones de tu bufete estén a nombre de Alice, a partir de ahora, ya no será recepcionista, quiero que haga prácticas aquí, como abogada, ya que está estudiando derecho, ¿me explico?
Massimo se sorprende y se limita a responder
-¡Sí! Lo haré ahora mismo.
-También quiero que tenga su propia habitación -dijo Adriano-.
Alice toca su mano y dice:
-Siento interrumpir, pero no quiero una habitación sólo para mí, la gente pensará que sólo he ascendido de puesto porque tengo un romance con algún superior de la empresa.
-Eres mi mujer, el que piense eso será despedido inmediatamente -dijo Adriano-.
Massimo conocía el poder de Adriano en Sicilia y si no estaba de acuerdo con todo, su empresa, de sobra conocida, estaría en quiebra en cuestión de segundos si el mafioso así lo quería.
-Acepto el puesto como becaria, realmente será de gran importancia para mí, pero no quiero las acciones y una habitación, por favor, cariño -dijo tratando de persuadir al hombre con el que estaba obligada a casarse.
No quiero las acciones ni la habitación, por favor, cariño -dijo ella tratando de persuadir al hombre que se vio obligado a casarse-. Bela, sólo la habitación estoy de acuerdo en que la conquistes con tu inteligencia y crecimiento en la empresa, pero en cuanto al resto, aunque me llames amor, no cambiaré de opinión -dijo él cogiéndole la mano-.
Sigue...
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