Támara.
Yo crecí en una familia muy apegada a la religión, eran muy estrictos tanto en la vestimenta, el como debía expresarme y tener modales de una señorita de familia.
Vivía en un pueblito muy arraigado a sus tradiciones y sus creencias, seguía sus reglas pues aún estaba bajo el yugo de mis padres.
Toda mi infancia fue monótona, levantarme a ayudar a atender a mi padre y hermanos, vestirme con ropa demasiado conservadora, ir a la escuela y al salir tenía que venirme como rayo a ayudar para la comida y los demás quehaceres del hogar nunca me gustó, pero era aún muy joven y no podía salir de ahí, avance en mis estudios y comencé a estudiar en la preparatoria.
Era la única mujer del pueblo que estudiaba hasta ese nivel académico, puesto que todas eran preparas para el matrimonio con quien tus padres eligieran sin siquiera conocerse, solo lo veías en la iglesia y nunca podían oponerse a nada siempre el patriarca de la familia decidía por ti y tu futuro.
Siempre mi madre me decía que tenía que poner más atención en las cosas de la casa, ya que pronto me casaría con sabrá Dios quien, papá siempre la reprendía a mamá por lo que me decía, pero ella siempre estuvo firme en su decisión y pasaría sobre la autoridad de mi padre para casarme.
Mis hermanos siempre me protegían de todo y de todos ellos decían que por mi belleza todos me veían como lobos hambrientos y siempre venían a casa a proponer un trato con tal de desposarme con el primogénito de su descendencia, pero siempre estaba mi padre y hermanos para ahuyentar a la jauría.
Yo tenía mi amiga, mi única amiga llamada Laura, éramos muy unidas hasta que su padre anuncio su matrimonio con un señor de treinta cinco años, era demasiada diferencia de edad y cuando a ella la casaron tenía recién cumplidos sus catorce y yo era un año más grande que ella.
Después de su boda no la volví a ver jamás, pues ella ya era una señora y al hablar o verse conmigo era ya un escándalo a lo que mejor evite visitarla para no causarle problemas con su verdugo.
Pasaron los años y terminé la preparatoria y mi padre una noche entro a mi cuarto y se sentó en la orilla de mi cama.
— hija yo no quiero esto para ti, que te cases y te ates aún ser que no amas, no quiero que repitas lo que yo estoy viviendo, (lo veo sorprendida por sus palabras)— así que estudiaras en la universidad y será muy lejos de aquí donde puedas ser libre de decidir y hacer lo que tú quieras.
Me levanté hasta abrazarlo tan fuerte, estoy feliz porque podre decidir algo por mi misma después de tantos años.
— gracias padre, estoy feliz porque podre estudiar la carrera que tanto he anhelado desde pequeña, diseño textil.
Brinco de alegría por la buena noticia, en eso entra mamá y me ve con desaprobación por el escándalo que estoy haciendo en casa y siempre me dice lo mismo que ya lo sé dé memoria.
— una señorita de familia no puede estar mostrándose de esa manera.
— una señorita de familia no puede estar mostrándose de esa manera, lo sé madre perdón, (me da un beso y sale de la habitación).
Mi padre hace lo mismo se acerca y cuando me va a dar el beso en la mejilla me susurra.
— mañana viajaré para dejar todo en orden para que en una semana te vayas de aquí, (mi sonrisa es grande y solo asienti).
Sale papá de mi cuarto y vuelvo a acostarme, pero no logro dormir con la noticia, se me ha esfumado así que busco en mi celular sobre la universidad a la que iré, pero primero pongo seguro a la puerta pues mi madre no sabe que papá cuando termine la prepa me regalo un celular.
No sé usarlo muy bien, pero uno de mis hermanos que es el mayor me a enseñado a escondidas de mamá, investigo todo y será un gran impacto para mí, un país diferente en una ciudad muy grande, diferente forma de vestir, pero es un riesgo que tomaré pues yo no quiero un hombre que me golpee o solo quiera que lo atienda y me llene de hijos.
Veo la hora en el reloj de pared y es hora de dormir, me levanto y quito el seguro, ya que mamá no tarda en venir a cerciorarse de que ya esté dormida.
Me acomodo y cierro mis ojos, escucho a mi madre venir, se oye la puerta abrirse y pasos venir a mi dirección y caigo en cuenta que no guarde mi celular y lo deje sobre la silla cerca de mi cama.
Támara Evensen.
Támara.
Como siempre me levanto, me ducho y me arreglo para atender a mi padre y hermanos, salgo y voy directo a la cocina donde ya está mi madre que al saludarla siento su frialdad.
— hola madre buenos días (solo me ve).
— buenos días Támara.
Y después de su repuesta tan seca sigue haciendo lo suyo, en eso viene papá y me abraza entran mis hermanos pues ellos trabajan desde muy temprano.
— hola padre, (le sonrió) hola hermanos, (muevo mi mano).
— hola pequeña (me abraza Darío).
— hola fastidiosa (le saco la lengua a Josue).
— Tamara deja de comportarte así niña (me da los manteles) acomoda la mesa para que se sienten tus hermanos y tu padre (solo asentí).
— hola bebesita (abrazo con fuerza a Samuel).
Ya está listo y comienzo a servir u nos sentamos a desayunar en total silencio después de varios minutos terminamos se levantan mis hermanos se despiden y se van de nuevo a su trabajo y papá se acerca a nosotras mientras le ayudo a limpiar la cocina papá habla con mamá
— Sara, hoy saldré de viaje (lo ve y asintió).
— y, ¿cuando regresaras Samuel?.
— en una semana en lo que arreglo unos negocios (vuelve a asentir sin cuestionarlo más).
Ella sale de la cocina quedándonos solos cuando termino mi padre me abraza y acaricia mi cabello.
— ya falta poca hija, cualquier cosa llámame (solo asentí) de todas maneras tus hermanos estarán pendientes de ti (lo abrazo y beso su mejilla).
— buen viaje padre.
Él sale de la cocina y minutos después sale con una pequeña maleta prometiendo regresar, las horas pasan, estoy en el porche de mi casa viendo la naturaleza cuando viene mamá y me avienta el celular, me sorprendí tanto que no reacciono hasta que siento su dura mano en mi mejilla.
— ¿cuánto tiempo más pretendías ocultarme que tenías este aparato?, esto te daña (grita), ¿dime?, Támara.
Me vuelve a pegar y mis lágrimas salen por el dolor en mi mejilla.
— lo siento madre (agacho la cabeza) no era mi intención.
- con esto colmaste mi paciencia Támara, debí haberlo hecho desde hace tiempo, solo por escuchar a tu padre.
Tira el teléfono al piso y lo golpea con una piedra hasta que queda inservible y se va, no puedo creer que he sido tan tonta de no haber escondido ese aparato, entro a casa y tomo un libro del librero que tiene papá en su oficina.
Y salgo, camino hacia un árbol y me siento a leer por horas hasta que escucho la voz ronca de mi hermano Josué.
—fastidiosa, madre nos espera en la sala.
— ya voy fastidioso.
Camino hacia él y me despeina, vamos juntos hasta llegar a la sala donde esta mamá junto a un hombre mayor y uno más joven que al verme no quita su mirada sobre mí.
— hola madre, ¿me necesitabas? (solo asiente)
— siéntate Támara, hijos ustedes también.
Tomamos asiento mientras estamos a la espera del porqué esta reunión, estoy pérdida en mis pensamientos que no logro escuchar lo que dice mi madre hasta que ella me toca el hombro, es cuando mi sentido se agudiza.
— en menos de una semana habrá casamiento en esta familia (sonríe).
— disculpa madre (me ve sería) estaba distraída, ¿quien se casara?
— tú, te casarás como debió ser hacer tiempo.
Al escuchar eso mis lágrimas comienzan a rodar por mis mejillas sin parar volteo a ver a mis hermanos quienes están sorprendidos.
— pero madre( dice Darío).
— no cambiaré de opinión, es lo mejor (se cruza de brazos) es lo mejor para ella y ustedes no impedirán nada, si su padre no está en estos momentos quien decide por esta familia soy yo.
Todos asintieron me ven y solo niegan con la cabeza, no aguanto más, me levanto y cuando intento salir de la sala me toma de la mano.
— alégrate Támara, por fin me darás nietos.
Salgo de ahí bajo la mirada de esos hombres, entro a mi cuarto y al cerrar mis lágrimas parecen cascadas y ruego a Dios que mi padre regrese rápido si no será demasiado tarde y abre unido mi vida a un hombre que jamás amaré.
Los días pasan y no he salido de mi cuarto y no parece importarle a mi madre, estoy sentada viendo por la ventana, escucho mi puerta, pero no presto atención.
Me toman del brazo volteo y son varias mujeres, me sientan en una silla y empiezan a arreglarme, me dan el vestido para mi casamiento, mientras me lo acomodo lloro en silencio cuando termino las mujeres me ven y solo sonríen y al instante abandonan mi cuarto.
Me siento en mi cama mis manos tiemblan y tengo miedo no sé que sucederá conmigo y ese futuro que quería mi padre evitar, entra mi madre y al verme llorando me jala del brazo.
— deja de llorar Támara (sus ojos destilan frialdad) camina que mi futuro yerno nos espera.
Caminamos y antes de salir de casa, Samuel me abraza fuertemente y al oído me dice muy bajito.
— no temas bebesita yo te ayudaré a salir de aquí.
Me separo de él pues no quiero tener problemas con mamá, agacho mi cabeza y camino hacia mi madre quien agarra mi brazo ejerciendo presión, salimos ya afuera nos esperaba una carreta, al subir vamos camino a la iglesia fue tan rápido el camino que desearía con todas mis fuerzas que fuese solo un sueño.
Bajamos y vamos a dentro de la iglesia, me lleva a un cuarto.
— aquí esperaras hasta que venga por ti (madre levanta mi cara con sus manos) hoy dejaras de ser niña y te convertirás en mujer.
Me da un beso en la frente y sale echando llave a la puerta, me abrazo a mi misma y me acerco al gran ventanal y puedo ver llegar la gente a la ceremonia, pasan una larga hora hasta que escucho que abrían la puerta y estoy muerta de miedo hasta que al abrirse lo veo a él.
Támara.
En verdad me sorprendí al ver a Josué, camino hacia él y nos abrazamos.
—anda vamos, madre nos espera.
Al escucharlo, bajo mi cabeza y mis lágrimas salen sin permiso, camino junto a él, bajamos unas escaleras y a lo lejos veo el salón donde será la ceremonia, camino a esa dirección, pero siento su mano sobre mi brazo y me detiene, volteo a verlo pues no entiendo que hace.
—fastidiosa, te voy a extrañar.
Me lleva a una puerta y salimos por la parte tracera de la iglesia y veo a Samuel sobre suerte nuestro caballo, aún no entiendo y solo siento sus brazos rodear mi cintura y me besa la mejilla.
—fastidiosa yo haría todo por ti y porque seas libre así que vete antes de que madre vaya a buscarte al cuarto(solo asenti).
Voy camino hacia mi hermano Samuel, pero regreso y lo abrazo fuertemente a Josué hasta besar su mejilla.
—gracias fastidioso, te amo.
Al separarme regreso y mi hermano Samuel me ayuda a subir, vamos cabalgando, pero después le da unos pequeños golpes a suerte y aumenta su velocidad mientras vamos camino a no sé donde mi hermano me aprieta con sus brazos sin soltar el lazo.
—bebesita quiero que seas feliz y escojas la manera de vivir y de amar como tú desees no permitas que nadie te diga que hacer o decir, tú eres y serás dueña de ti misma y de tu cuerpo(solo asenti).
Seguimos nuestro camino, pero a lo lejos escuchamos un estruendo y sé que madre se a dado cuenta que me he escapado, llegamos a un paraje bajamos del caballo, Samuel le pega y se va trotando, nosotros comenzamos a correr cuando se vuelve a escuchar otro estruendo más cerca, veo a mi hermano y me jala pues ya casi llegamos a los límites del pueblo pues nadie se atreve a pasar la línea más que los patriarcas como mi padre.
Cuando estoy cruzando el río mi hermano me suelta y lo veo sin creer porque hace esto.
- ¡bebesita vete!, (voltea hacia atrás) ¡vete rápido que ya vienen!.
- ¡no! , tú tienes que venir conmigo Samuel, (lloro), no me dejes, te necesito.
- ¡Támara vete!, (grita), te regalo tu libertad.
Regreso con dificultad para abrazamos, pero se vuelve a escuchar un disparo de lo cual impacta a mi hermano, su peso se hace más evidente, lo veo asustada y solo me sonríe, lo sigo abrazando y veo mis manos teñidas de rojo, y mis lágrimas salen sin detenerse.
- ¡Samuel, hermano!, (sollozo).
... Él se para, me separa de él, me acaricia la mejilla y me besa la frente y escucho acercarse a un hombre gritando.
- tú has robado a mi mujer (lo veo y es el mismo hombre del que vi en casa).
Sigue caminando hacia nosotros me aleja Samuel y voltea a verme y me sonríe.
- te amo bebésita, ¡corre! (grita).
Al escucharlo corro y paso el río, mis lágrimas no cesan y escucho un estruendo nuevamente, al voltear lo veo caer a mi hermano.
- ¡Samuel! (grito).
El hombre me apunta y grita.
- ¡te encontraré Támara, así me tomé toda la vida tú serás mi esposa!.
Al tocar tierra, corro sin descansar no sé a donde voy, ni en donde estoy, solo sigo corriendo, no sé cuanto tiempo a pasado, pero mis pies duelen, mi vestido pesa pues aún está mojado, caigo de rodillas y lloro por mi hermano Samuel quien dio su vida por mí.
Al levantarme decidí seguir caminando hasta que llego a una carretera donde pasan autos muy rapido, hasta que uno se detiene, me acerco con temor, sigo acercándome cuando abren la puerta y al ver bajar a esa persona, me doy cuenta que es mi padre.
Corro a abrazarlo y comienzo a llorar, él solo me abraza fuertemente, al separarme de él su mano toca mi mentón y hace que lo vea.
- hija te encontré (me sonríe) tu nueva vida comenzará hoy.
- padre, Samuel (sollozo) lo mato ese hombre.
- tranquila mi pequeña, Samuel, tu hermano estará bien.
Me toma de la mano y subo al auto junto a él, vamos en camino llegamos a una casa y al entrar de inmediato me da una bolsa.
-báñate y cámbiate, nos tenemos que ir ya (solo Asentí sin decir nada).
Me meti a la ducha, al salir saque la ropa de la bolsa al verla me quedo impactada, pero tengo que cambiarme no es lo que uso, pero esto será parte de mi libertad, me cambio y salgo de la habitación.
Me encuentro a padre, me da una mochila y me entrega un celular, salimos y vamos camino a un aeropuerto no sé que es eso, estaciona y caminamos y hay demasiada gente nos vamos a unas filas y me da un boleto junto al pasaporte, dice padre que con ese saldremos de aquí, es nuestro turno.
Y pasamos sin problemas, abordamos y al entrar me quedo sorprendida hay muchos asientos, me jala padre y nos sentamos, me brocha el cinturon y mientras se mueve el avión para despegar él me habla.
- tranquila hija, hay muchas cosas que tendrás que conocer y aprender de ellas (solo asentí).
Mientras volamos, padre me explica un montón de cosas lo diferente que es vivir en la ciudad y no en un pueblo alejado de la tecnología y de muchas cosas más, después de muchísimas horas llegamos, bajamos y me dice que estamos en Nueva York, al salir salimos de nuevo subimos a otro auto, a la cual me explica que es un taxi, pagas para que te lleven de un lado a otro.
Llegamos a un edificio entramos, subimos las escaleras, hasta llegar a una puerta que está al costado de ellas, padre abre y al entrar me quedo impactada, es muy hermoso nada que ver con nuestra casa, padre me sienta en el sofá.
- hija, aquí vivirás, iremos a comprar ropa nueva mañana, iremos a la universidad quiero que te adaptes a esto, no podre estar a tu lado, sabes que llegando al pueblo no podre salir hasta el año entrante(solo asenti) en el celular está mi número y el de tus hermanos deja pasar un año para que nos hables, ¿si pequeña?.
- si padre, lo entiendo (le doy un beso).
El día siguió, fuimos a comprar ropa a un centro comercial todo es nuevo para mí, al día siguiente entramos a la universidad veo que es grande e imponente, pero para lograr mis sueños tengo que vencer mis temores y miedos.
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