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Dimensión 0: Multiverso Desconocido

Capítulo 0: El Comienzo De Todo

Hace siglos llegó a la Tierra una muy extraña civilización asemejada a la humana, pero con la excepción, de que esta era superior en muchos aspectos, tales como la apariencia, habilidades o con el simple hecho de observar su tecnología y medios de transporte, pues eran demasiado avanzados para la época de ese entonces. Tenían por nombre "Byckeii": individuos alternos a los humanos ordinarios, provenientes del vasto multiverso; cada uno de ellos con poderes extraordinarios y únicos en su especie. Tras dar sus primeros pasos sobre la Tierra, se percataron de la riqueza que poseía y de lo tan atrasado que estaba, ya que los humanos que residían ahí, no eran más que seres rezagados y débiles a comparación de ellos. El líder de la flota Byckeii, Odyrrag, del clan Oscura, quien poseía habilidades dimensionales y oscuras, era el responsable de transportar a sus hombres, junto a él, hacia nuevos horizontes, abriéndose paso entre mundos y dimensiones, con la finalidad de cumplir una misión impuesta desde su planeta natal: Keii. Sin embargo, algo se salió de control, y lo que había iniciado como una simple exploración, se había convertido poco a poco en una desmedida conquista y destrucción. Odyrrag era alguien perverso, el ansia de poder lo había corrompido a tal punto de asesinar a sangre fría sin importar de quién se tratara; todo lo contrario a su mejor amigo, Norab, del clan Luzuru, quien era su "mano derecha". Él era muy bondadoso e inteligente, debido a que poseía la habilidad de electricidad, un poder de luz que le quedaba como anillo al dedo. No obstante, conforme pasó el tiempo, Norab perdía cada vez más la confianza que le tenía a su amigo, por lo que cada método o decisión que este quería tomar, era contradecida por él. Odyrrag planeaba someter a la humanidad, de la misma manera como lo había hecho con los habitantes de otros planetas, pero, esta vez, sería diferente, puesto que el portador de luz se había comenzado a familiarizar con los humanos, algo que nunca se atrevió a hacer antes. Se dio cuenta de la bondad y humildad que caracterizaba a las personas de corazón noble, además del largo camino que tenían por recorrer en busca de experiencia y sabiduría.

Fue en ese lapso que conoció a una hermosa mujer de nombre Yuuki, de la que rápidamente se enamoró. Ya en tal situación no sabía qué hacer, el temor de enfrentar a su amigo lo superaba y un miedo inmenso, aunado a una gran timidez, eran sus principales impedimentos. Estaba consciente de que debía actuar e impedir a toda costa el plan de Odyrrag, pero de igual manera sabía, que estando solo, no iba a llegar a ningún lado. Así que exponiendo sus inconformidades a los Byckeii renegados y amigos cercanos, terminó por convencerlos de unirse a un grupo rebelde; acción cuyo efecto, desataría una inminente y terrible guerra, de la cual muchos estaban seguros, no saldrían con vida. Al día siguiente de la reunión y sin ningún tipo de plan, se encaminaron hacia el centro de operaciones de Odyrrag, quien al verlos llegar se confundió notablemente, pues se suponía y debían estar en sus respectivos puestos en espera de órdenes. Tal desobediencia provocó su enojo, pero esa emoción cambió de repente al ver a Norab surgir de entre la multitud. Fue en ese preciso momento en el que dedujo de qué se trataba todo, por lo que, ya sabiéndolo, no hizo nada más que esperarlo. Cuando Norab llegó con él, lo que sucedió después fue lo evidente: una última plática entre amigos, debatiendo sobre sus ideales y puntos de vista acerca de las decisiones tomadas; sin embargo, pese a lo extenso de la discusión, Odyrrag no dio de su parte, no recapacitó y no tenía la intención de hacerlo o de parar. Norab quiso convencerlo, intentando una y otra vez que entrara en razón, mencionándole que lo que hacían estaba mal y que debían ponerle un alto; pero le fue inútil, ya que cada palabra que este arrojaba al aire, se desvanecía sin ser escuchada. Ya no hubo vuelta atrás después de eso, y Norab lo tenía muy presente, por lo que no tuvo más remedio que confrontarlo, pegando un intenso grito de enojo y frustración, liberado desde lo más profundo de su corazón, que denotaba los sentimientos reprimidos y el descontento que lo aquejaba desde hace mucho tiempo. Odyrrag, tras escucharlo, permaneció en silencio unos instantes, para luego culminar el encuentro con una desafiante frase: "Si lo que quieres es que me detenga, que pare mi objetivo... Deberás derrotarme... Y asesinarme".

Norab no pudo evitar sentirse desilusionado, debido a que, por una parte, sabía que era inevitable, pero por otra, tenía la esperanza y la fe necesaria en que no ocurriría de esa terrible forma. Así que, totalmente melancólico, bajó la mirada y comenzó a recordar los mejores momentos vividos con su mejor amigo, aquellas memorias que lo marcaron toda la vida y que permanecerían ahí a pesar de todo. Trataba de pensar en alguna alternativa no hostil de arreglar las cosas, sin embargo, para su suerte, por más que intentó encontrarla, no llegó a nada, ocasionando que aceptara la declaración de guerra, al no tener otra opción. El ahora enemigo asintió con una sonrisa, para luego tras unos segundos iniciar la tan esperada batalla. Ambos bandos: luz y oscuridad, al percatarse de lo que estaba ocurriendo con sus líderes, se abalanzaron hacia sus respectivos enemigos, desatando así la guerra Byckeii; misma, que provocó grandes estragos y muertes a su paso. Todo parecía ir bien respecto a fuerzas, no obstante, los aliados de Norab se dieron cuenta al transcurso del tiempo, que los rivales solo jugaban con ellos, ya que estos habían ocultado sus verdaderas capacidades en combate, dando como resultado la pronta derrota de la mayoría en cuestión de minutos, luego de enfrentar lo que realmente eran. La oscuridad logró vencer el primer encuentro, apagando así la poca luz que invadía sus terrenos. Los hombres de Odyrrag habían hecho un excelente trabajo ante la amenaza rebelde, y como era de esperarse, él también. Norab fue derrotado a manos de su antiguo compañero, por lo que yaciendo boca abajo sobre el frío suelo, totalmente lleno de sangre y sin la fuerza para poder levantarse o defenderse, solo bastaba un movimiento para aniquilarlo, solo se debía dar un golpe de gracia que lo desapareciera de la existencia... Sin embargo, Odyrrag no lo hizo y simplemente se fue. Horas más tarde, Norab despertó en su campamento, donde agotado y malherido, lo primero que notó fue la ausencia de la mayor parte de sus amigos. Y tan pronto lo supo, la culpa cayó sobre él como si de una colosal roca de desgracia se tratara, aunado a una gran pena y arrepentimiento que lo carcomían desde el interior. Se sintió tan abrumado, que la palabra "rendirse" había sido lo primero que había llegado a su cabeza, debido a que ya no quería perder ni arriesgar la vida de su gente, o la de alguien más. No obstante, los pocos que seguían de pie le dieron el aliento necesario para continuar la batalla a pesar de lo sucedido, recordándole que no estaba solo, y que lucharían junto a él hasta poner fin a la crueldad e inhumanidad de Odyrrag.

Ya no era momento de hacer las cosas sin pensar, por lo que la mejor alternativa que tenían era la de trazar un plan que los llevara a la victoria, uno que sirviera de apoyo contra los oponentes más poderosos. Pero las ideas fueron escasas, ellos no eran lo suficientemente fuertes como para derrotarlos, y cualquiera que fuese la estrategia, perderían por lo mismo. Norab estaba consciente que luchar de frente contra los hombres de Odyrrag era muy arriesgado, y un grave problema para el entorno, ya que sus maneras de pelear dejaban como resultado una evidente destrucción. Por tal motivo, tenía que pensar muy bien lo que iba a hacer, con el fin de evitar cualquier posible daño hacia las personas o terreno; y fue en sus constantes pensamientos que finalmente pudo dar con la respuesta que necesitaba. Recordó una técnica que le había contado su madre cuando era niño, una habilidad creada en gran parte por el clan de la luz, la cual podía extraer el alma de todo ser que la tuviera, logrando así el confinamiento eterno de la misma. Un método antiguo denominado "Cadenas de Esperanza", establecido por las familias Luzuru y Makina, para encerrar a aquellos que osaran utilizar sus poderes de manera errónea; el recurso definitivo contra los peores criminales y asesinos Byckeii. Les contó a sus compañeros lo que había pasado por su mente, y como era de esperarse, la idea fue bien recibida por todos los miembros del grupo, sin embargo, había un pequeño problema, y este era que, él no podía crear las "prisiones" por sí solo, sino que ocupaba la ayuda de un miembro de la familia Makina. Aquel contratiempo casi los arruina, pero de repente, un soldado, de hecho el único hombre que había salido con vida de la anterior batalla y que pertenecía a los Makina, se ofreció como voluntario. Arreglado el problema, solamente quedaba trabajar juntos en la fabricación y preparación de las Cadenas de Esperanza; labor que no era sencilla, pero que ambos pudieron cumplir tras demostrar un arduo valor, coraje y esfuerzo sin igual. De este increíble modo fue que se crearon los dispositivos, cuya funcionalidad serviría de apoyo en su lucha por erradicar la oscuridad, y obtener así, la tan anhelada paz en el mundo.

Los frutos de la técnica familiar, Luzuru y Makina, se les fueron confiados a los guerreros de la luz más fuertes, con el objetivo principal de ser usados en contra de los enemigos acordados. Semejante estrategia no solo detendría, de una vez por todas, la incontrolable devastación generada por los seguidores de la oscuridad, sino también la inminente destrucción de la Tierra, a causa del excesivo poder Byckeii. Con el plan finalmente terminado, solo quedaba ponerlo en marcha; lo cual no tardó mucho en ocurrir, pues al día siguiente, los aliados de la luz ya estaban preparados y mentalizados para la batalla final, cada uno de ellos, demostrando sobre sus rostros una determinación y valentía sin precedentes, cualidades difíciles de obtener ante la situación por la que atravesaban, pero que en aquel caso eran necesarias si querían llegar a la victoria. De ese modo fue que partieron por última vez a las tierras enemigas, sin embargo, algo inesperado sucedió a medio camino, y fue que los humanos, quienes apoyaban a la luz, se hicieron presentes con el propósito de ayudarlos en su pelea. Norab, tras verlos y hablar con ellos, les pidió casi a súplicas que se marcharan, debido a que la amenaza que enfrentaban era demasiado peligrosa, y más que ayudar, solo serían una carga. Pero fueron palabras vacías, ya que las personas no lo escucharon y permanecieron defendiendo su idea: ayudar sin importar qué sucediera. Por lo que no tuvo más remedio que aceptar la ayuda que le brindaban, denotando una grata sonrisa... Esa gente de verdad quería entrar a la guerra y luchar a su lado por la causa, personas de buen corazón e intención, quienes únicamente anhelaban volver a contemplar sus tierras en paz. Gracias al valiente gesto de las personas, ya no eran solo unos cuantos guerreros, sino un ejército completo, donde ahora cada uno de los humanos, podía defenderse usando armas fabricadas por el miembro de la familia Makina, mismo que les dio armamento de gran calibre y potencia elemental, que tenían la oportunidad de herir o incapacitar a los Byckeii enemigos. Cuando el momento de la verdad arribó al campo de batalla, ambas fuerzas opuestas se alistaron para lo peor. Ya no era tiempo de hablar, ni de convencer, sino de acabar con el problema desde la raíz de una vez por todas. La guerra comenzó a los pocos minutos y la destrucción originada por sus poderes arrasó con el entorno en un abrir y cerrar de ojos, debido a que la energía liberada en forma de ola arrancaba del suelo a los árboles circundantes, así como también rocas de gran tamaño y edificaciones cercanas, las cuales cedían ante los impulsos e impactos dados por el inmenso poder de la luz y oscuridad.

Llegado a la mitad del conflicto, ambos ejércitos daban todo de sí en cada movimiento que ejercían, en cada ataque que acertaban y en cada desgarrador grito que pegaban al estrepitoso aire, no obstante, los humanos comenzaron a mostrar signos de cansancio momentos después, esto a causa de las armas que llevaban consigo, pues eran demasiado toscas y de un tamaño considerable gracias a la magnitud de sus potencias de fuego, lo cual dio pie al posterior retroceso de los hombres; sin embargo, los seguidores de la oscuridad, al darse cuenta de ello, empezaron a darles caza. Fue en tales movimientos enemigos que uno de los compañeros más cercanos de Norab, llamado Argel Fuergus, se encaminó velozmente para apoyarlos y cubrirlos de cualquier ataque con sus habilidades de fuego, pero esto no sería tarea fácil, debido a que uno de los combatientes de Odyrrag, quien pertenecía al clan Sombra, hizo su aparición con el fin de impedir que los salvara, suceso que a pesar de complicar las cosas, abrió paso a una nueva batalla, siendo ahora entre fuego y sombra. La interminable lucha parecía no llegar a ningún lado, pues todo era tan parejo en cuestión de poder, que era imposible saber cuál bando sería el ganador; aun así, los guerreros de la luz tenían un importante as bajo la manga. Por lo que, tan pronto y se percataron del daño ocasionado hacia el entorno, decidieron aminorar la destrucción usando de una buena vez las Cadenas de Esperanza. Las almas enemigas fueron aprisionadas en su interior, para luego salir disparadas en dirección al cielo junto con el dispositivo a una velocidad sorprendente. Podía apreciarse cómo las "estrellas fugaces" surcaban por los aires hasta ser dispersas en distintos puntos del planeta, dejando atrás su ya vacío contenedor corpóreo, sin ninguna señal de vida y totalmente inerte, volviéndose uno con la nada a consecuencia de su desintegración cósmica. Muchas personas buenas perdieron la vida aquel fatídico día; padres quienes querían un futuro lleno de prosperidad para sus hijos e hijas, hermanos que buscaban la protección de sus familiares y amigos, soldados cuyo deber era el de cuidar de los inocentes, y guerreros quienes estaban dispuestos a dar sus vidas por cada uno de ellos en busca de la verdadera paz.

Norab, pese a ser un soldado, tenía bien definidos sus principios morales, mismos que se hallaban muy por encima de las órdenes militares o de las misiones impuestas por los altos mandos de su planeta. Él no estaba de acuerdo con lo que tenían pensado hacer, él lo que de verdad anhelaba era detener las invasiones y esclavitud de parte de su gente, ya que según sus propias palabras: "no es justo intervenir en vidas ajenas para nuestro bienestar", frase que le recalcaba a su amigo en la charla que habían tenido antes, pero que este ignoró por completo. La inimaginable lucha entre ambos ideales no solo logró desatar el asolamiento del entorno, sino que de igual forma liberó los sentimientos más profundos y reprimidos de la mayoría, esto debido a que no era una guerra cualquiera de personas desconocidas, sino que se trataba de una pelea entre camaradas con distintos puntos de vista sobre la situación, lo que ocasionaba una inmensa tormenta ciclónica de recuerdos y emociones; como era el caso de Odyrrag y Norab, cuya amistad se había forjado desde mucho antes que el resto, tras haberse conocido a una edad temprana, años previos de estar en el ejército... El conflicto de por sí era duro, y aunado a ello, lo hacía aún peor. Llegado a la cumbre del combate, Norab no se encontraba en una buena posición, ya que su fuerza y energía se habían agotado casi en su totalidad, por lo que nuevamente temía que sucediera lo mismo: ser acabado por su amigo de la infancia. La derrota se veía venir desde lejos, cuando a causa de un intenso golpe, fue enviado al suelo, lugar en el que azotó de una manera violenta y estruendosa, en espera de su final. Solo era cuestión de recibir un último ataque que acabaría de una vez por todas con su vida, pero, Odyrrag prefirió hacer algo más antes de terminar su lucha, algo que le daría las peores sensaciones a Norab, quien únicamente lo observaba sin saber lo que estaba por ocurrir. Yaciendo boca abajo sobre la desolada tierra, contemplaba atónito lo que posteriormente sería una escena digna de una película de horror, pues a los pocos minutos, fue testigo de la desenfrenada masacre cometida por su antiguo camarada hacia los humanos que lo apoyaban. Estos no pudieron defenderse por más que lo intentaron, ya que como había sucedido antes, sus fuerzas se habían ido al igual que sus energías. Inevitables consecuencias que repercutieron en sus terribles y dolorosas muertes.

Las desconcertantes y aborrecibles imágenes salidas de aquel terrible escenario, eran súbitamente traumáticas e irracionales al punto de convertir a la persona más cuerda, en un ser trastornado y temeroso de por vida. Odyrrag asesinaba de un modo tan cruel y sanguinario a cualquiera que observaran sus ojos, sin importar sus géneros o apariencias, debido a que su principal intención solo era la de hacer sufrir a Norab como jamás lo había hecho antes. Los desgarradores gritos resonaban a través del aire, viajando gracias a él hasta los oídos del guerrero de la luz, quien solo veía perplejo lo acontecido a la lejanía sin siquiera poder impedirlo, totalmente impotente e inútil. Sin embargo, el exterminio no se detuvo ahí, puesto que al momento de volver con su adversario, para finalmente aniquilarlo, aconteció el suceso más doloroso y remarcable que podría haber experimentado nunca. Acercándose a paso adelantado y en total decisión, de sus manos comenzó a emanar una siniestra energía oscura, la cual poco a poco se intensificó a tal grado de materializar lo que se apreciaban, eran unas largas cadenas, tan negras como una noche libre de estrellas. Estas danzaban en total sincronía, golpeándose la una con la otra, y produciendo el tan característico sonido de los metales tocándose entre sí. Era obvio lo que haría con semejantes armas, y aún más aprovechando la situación de Norab, mismo que permanecía tendido en el suelo sin la oportunidad de contraatacar. Cuando el momento de la verdad finalmente llegó, Odyrrag alzó ambas manos en dirección hacia su amigo para de una vez acabar con su tormento, pero, antes de que accionara tal habilidad, la joven Yuuki se interpuso entre los dos a brazos extendidos. Semejante acto de valentía era propio de reconocer, y más sabiendo, lo que sería capaz de hacerle el dictador de la oscuridad. Aun así, a ella no parecía importarle lo que le fuese a ocurrir, puesto que le preocupaba más lo que le sucediera a su querido amado, y por tal motivo, fue que estaba dispuesta a todo para protegerlo o ayudarlo. Norab le insistió en numerosas ocasiones que huyera, que no fuera tonta y que se marchara, pues lo que sucedía estaba muy lejos de su alcance; no obstante, Yuuki no lo escuchó y continuó de pie frente a él, contradiciendo todas sus palabras y sermones. Odyrrag tomó la tan inesperada intromisión con humor, reflejando sobre su rostro una sonrisa de oreja a oreja, seguido de una ligera carcajada, tras apenas saber de su presencia. Se le hacía gracioso que una simple humana tuviera tanto coraje y deseos de confrontarlo, a sabiendas de su insignificante existencia e intrínseca debilidad.

Tal encuentro no perduró, culminando después de unos minutos con un sutil movimiento por parte de sus manos sobrecargadas de oscuridad, mismas que liberaron a una sorprendente velocidad las incesantes cadenas de tono abismal generadas por su poder. Estas armas, letales y afiladas cuán alfiler, viajaron de un punto a otro, dejando a su paso una densa nube y estela de naturaleza oscura, para luego llegar hasta su trágico destino: el delgado cuerpo de la joven Yuuki. El filo de cada punta logró atravesar de un modo tan precipitado y grotesco su piel, penetrando de esta forma la carne sobre distintos puntos aleatorios, dando como resultado una macabra escena, salida de la más profunda pesadilla de cualquiera que la observara. La pobre chica permaneció de pie sin la capacidad de poder moverse, consecuencia del oscuro metal de las cadenas que traspasaban su cuerpo, a causa de que estas jamás cayeron al suelo tras el impacto como normalmente pasaría, sino que se mantuvieron levitando justo por detrás de su ahora desgarrada y curva espalda, moviéndose lentamente de un lado a otro, como si gozaran de una consciencia propia. Ante lo sucedido, el entorno se vio inmerso en un abismo de silencio total, un silencio tan extremo y repleto de sufrimiento, que fácilmente le daría a quien estuviese dentro, la facultad de escuchar el tenue sonido de sus lágrimas siendo arrastradas por encima de sus mejillas. La sangre no tardó mucho en tomar la distintiva forma de un charco justo por debajo de sus pies, uniéndose de esta horrible manera con la tierra y convirtiendo su característica tonalidad en una más oscura y desagradable. El fluido sanguíneo proveniente de sus entrañas parecía no tener fin, ya que los finos ríos carmesí, situados en las extremidades de la joven, expulsaban un sinnúmero de gotas, las cuales caían una tras otra, logrando así crear el efecto de onda, tras apenas tocar la superficie del líquido. La mirada de Norab era digna de recordar, debido a que su rostro no denotaba más que tristeza en toda la definición de la palabra, dejando a relucir las claras señales de tan atroz emoción: llanto e impotencia. A sus ojos el mundo comenzaba a dibujarse de manera distinta, puesto que desde su perspectiva, las imágenes que veía comenzaron a tornarse opacas y carentes de color, para luego a los pocos instantes desaparecer por completo, sin dejar siquiera algún rastro o indicio de un posible regreso.

Su realidad no solo perdió el intenso brillo y sentido que la acogía, sino que el tiempo mismo también se vio afectado por el acontecimiento, ocasionando así su repentina pausa. La mirada le tambaleaba a tal grado de paralizarse, pues lo único que observaban sus ansiosas pupilas era la silueta casi inerte de su amada, con su espalda cubierta de sangre y de la que emergían las punzantes cadenas repletas del tan escalofriante fluido corporal. Sin embargo, aquello que terminó por romperle el corazón fueron unas inaudibles, pero a la vez claras palabras salidas de la boca ensangrentada de Yuuki, a quien se le dificultaba demasiado lanzarlas al aire, a causa de su penetrado y latente pecho. La aguda voz de la chica rozó el viento frente a sus labios, dirigiéndose poco a poco hacia los rehusados oídos de Norab, quien tras recibir el mensaje, no pudo aguantar más y quebró en llanto. Dicho mensaje contenía sus últimos alientos, así como también una pendiente declaración de amor que ambos habían pospuesto gracias al conflicto. Le mencionaba que todo estaba bien y que no se preocupara, que ella era consciente de lo que hacía desde un inicio, y que lo que sucediera, pese a ello, no sería más que culpa suya. Norab, devastado, le pidió perdón por haber llegado a la Tierra, por crear semejante problema y por entrar a su vida, solo para darle fin. Imploraba a súplicas que lo perdonara, diciéndole entre lágrimas que si hubiese alguien a quien culpar, él sería el principal responsable. No obstante, la respuesta que esperaba por parte del amor de su vida resultó ser totalmente distinta, pues ella terminó por cerrarle la boca con una emotiva frase: "La culpa no es de nadie, la vida en ocasiones es impredecible e injusta, pero eso no quiere decir que esté equivocada, más bien tiene un propósito, y en esta ocasión llegaste gracias a la vida para ser mi propósito... Sea injusta o no, acepto este destino... Por ti y por mí. Jamás olvides que la vida es buena, y que mi amor hacia ti nunca se acabará... ¡Te amo!". Liberando sus últimas fuerzas, giró como pudo para verlo a los ojos y, tras regalarle una sonrisa... Comenzó a desaparecer entre la penumbra que emanaban las cadenas.

Sin lograr despedirse y con el corazón hecho añicos, no dudó ni un solo segundo en pegar un desolador grito al cielo, seguido de unos constantes y desesperados golpeteos sobre la tierra, dados por sus temblorosas, ensangrentadas y heridas manos. Fue en aquel momento de frustración que los lamentos pasaron a convertirse minuto a minuto, en señales obvias de enojo; una abundante sensación de rabia e ira hacia quien en su tiempo consideraba como un gran amigo. Frunciendo el ceño y secándose las lágrimas lo divisó a la lejanía, para luego tras unas palabras ser víctima de algo sorprendente. Un increíble y devastador relámpago de tonalidades cósmicas cayó de forma precipitada en su ubicación, trayendo consigo un fuerte resplandor cuya luminosidad cegó temporalmente el entorno. A la hora de que el brillo empezó a desaparecer, la silueta del guerrero eléctrico podía apreciarse cada vez más ante la vista de todos, como si de un milagro divino se tratara. La mayoría de ellos estaba sorprendido, mientras que otros denotaban una tremenda confusión, ya que era algo que nunca habían presenciado antes, algo tan inusual y extraño que no tenía respuesta alguna. Segundos después, cuando la tan esperada figura del bondadoso líder era completamente visible, fue que se percataron de otra inimaginable cosa, de un evidente y radical cambio. Lo que cientos de ojos notaron sobre el horizonte, lugar del anterior impacto, se trató de Norab, quien ahora se hallaba de pie optando una postura suelta y tranquila, sin embargo, lo curioso yacía en su apariencia, puesto que la mayor parte de su cuerpo había sido envuelto por un blanquecino velo de orígenes siderales. La clara piel que antes lo abrazaba se tornó blanca cuán luz en su totalidad, al igual que su cabello y vestimenta, logrando de esa manera reflejar su innata pureza. Era fascinante la nueva imagen del guerrero, pero lo raro llegó cuando la vista centraba su atención sobre los brazos, ojos y pecho, debido a que estos poseían un distintivo color universal, adornados de pequeños puntos similares a estrellas, como si fuese una galaxia interna. Al pasar los segundos, bajó la mirada y comenzó a contemplar sus lumínicas manos, estaba totalmente confundido por lo que había pasado, que de pronto su mente se vio repleta de una inmensidad de preguntas; sin embargo, tales interrogantes fueron contestadas gracias a una voz dentro de su cabeza, la cual le mencionó unas palabras: "Mis creaciones se han visto amenazadas gracias a tu necio compañero, por ello he decidido ayudarte con el fin de someter el problema. Te otorgo parte de mi poder, te otorgo la transformación Dimeru". Despejado de toda duda, aceptó el apoyo que le habían brindado, para, posteriormente, reanudar la batalla contra de la oscuridad.

Al final, quien resultó victorioso fue sin lugar a dudas Norab, a causa del poder que se le había conferido, el cual lo dotó de habilidades alucinantes e imparables, mismas que Odyrrag no pudo enfrentar por más que lo intentó y dio todo de sí. Los papeles se vieron inversos al poco tiempo de la última confrontación, dejando al salvador frente a un duro dilema: perdonar la vida de su amigo o asesinarlo. Sin embargo, no fue ni una ni otra, sino que prefirió optar por el confinamiento de su alma dentro de las Cadenas de Esperanza, con el fin de brindarle un eterno castigo. Entre gritos de rabia, le mencionó que regresaría, que tanto la Tierra como su gente sufrirían las consecuencias de sus actos y traición. Norab, extrañado, frunció el ceño ante las amenazas, debido a que no lograba entender aquellas últimas palabras escupidas de la boca de su antiguo compañero; de verdad no estaba seguro de cómo podría regresar, a sabiendas del verdadero destino de las Cadenas. Tan inesperado y profético mensaje, había sido el detonante de su próxima decisión, una en extremo drástica, pero a la vez astuta. La única opción que tenía era la de encerrar de igual manera su alma, para que en un futuro, si algo llegara a suceder, estar ahí ante cualquier amenaza. Pero, no se iría solo, sino que sus amigos más allegados, de hecho, los pocos Byckeii que permanecían con vida, lo siguieron hasta la muerte, al saber de un posible y venidero ataque a manos de la oscuridad. Las personas, totalmente aliviadas por el fin de la guerra, se acercaron a donde sus salvadores se hallaban, para luego agradecer sus heroicas acciones, ya que si no hubiera sido por ellos, sus vidas hubiesen corrido con la misma suerte que la de muchos quienes la perdieron. Norab, al ver todo lo que había logrado, las vidas que había salvado y la esperanza que les había otorgado, soltó una ligera carcajada, seguida de una amistosa sonrisa... La última que daría, antes de que su cuerpo se uniera con la nada, desintegrándose en el aire y siendo disperso gracias a la ventisca, mientras su alma partía hacia una dirección desconocida, en espera de un potencial retorno.

Capítulo 2: Chispa De Esperanza

Bryluuk: Mei... No te preocupes, estaré bien. Solo necesito que te apartes, no quiero que te pase algo, así que por favor hazme caso. (Denotando una actitud sensata, pero a la vez optimista y protectora, le pidió que no interviniera)

Mei: ¿Qué? ¿Estás loco? No te dejaré, ¡eso ni lo pienses! (Preocupada y temerosa por lo que fuera a ocurrirle, le respondió mientras lo sujetaba cada vez más fuerte)

Shisaku: ¡Vaya! ¡Ahora sé por qué te hacías el héroe! ¡La querías solo para ti! Hahaha. (Al ver a lo lejos a la parejita de tórtolos, y tras notar que Mei no dejaba de aferrarse cada vez más a Bryluuk, les gritó a ambos)

Bryluuk: ¡¿Qué es lo que quieres Shisaku?! ¡Yo no tengo ningún problema contigo! (Por medio de un tono de voz desafiante y carente de miedo, procedió a contestarle desde lo alto de las escaleras)

Shisaku: ¡Pero yo sí contigo, imbécil! ¡Sabes, estaba pensando en lo que te dije hace rato, y llegué a la conclusión de que te haré pagar por los pecados de tus malditos padres! ¡Aquí y ahora! (Lleno de ira y rencor le gritó una vez más, para luego dar un par de pasos hacia adelante)

Bryluuk: ¡Al menos pudiste haberlo hecho sin compañía! ¿¡O acaso mis padres también tuvieron algo que ver con la muerte de sus familiares!? ¡Con eso me queda claro tu nivel de cobardía y miedo! ¡No eres capaz de enfrentarme solo! ¡¿No es así?! (Justo en el momento en el que pudo despegarse de Mei, y con la mera intención de provocar a su adversario, fue que comenzó a bajar los escalones uno por uno hasta que se detuvo al cabo de un rato)

—Oye, él es... Es Bryluuk Brist, hijo de los fundadores... Eso no lo habías mencionado... (De repente uno de los acompañantes, desconcertado por lo que estaba viendo, le mencionó a Shisaku a voz baja, sin despegar la mirada de aquel chico que había reconocido)

—Yo he escuchado algunos rumores que dicen que conoce a la mayoría de los soldados Boost de la unión, y que además entrena con ellos el arte de combate universal en las instalaciones de A.M.B.E.R. Sin contar que su padrino también es uno de los fundadores. No quiero tener problemas con ellos, Shisaku... (Del mismo modo que su amigo, él también expresó sus inconformidades y temores al respecto)

Shisaku: ¡Ay, ya cállense! Sepa lo que sepa de pelea, nosotros somos más, podremos contra ese miserable. Recuerden que si estamos aquí es para hacerlo pagar, por los miles de personas que perdieron a sus seres queridos gracias a los estúpidos Boost. Esos idiotas crean más conflictos que los propios Veridian... No saben cuánto los aborrezco... ¡Así que ya saben! ¡Él es nuestro primer paso para entrar a la Unión Civil! (Dando por terminadas sus palabras frunció el ceño con resentimiento, liberando así el enojo que emanaba de su interior)

—¡Sííí! (Alentados por el discurso de su compañero, se dispusieron a pelear y acompañarlo en su intento por darle una lección a Bryluuk)

Shisaku: ¡Vayan por ese desgraciado! (Mediante un veloz movimiento por parte de su mano derecha, les ordenó a sus seguidores que lo atacaran)

Y fue de esa manera que los cuatro sujetos se movilizaron tan pronto y lo escucharon, acercándose a paso rápido hacia su objetivo, el cual por medio de una postura defensiva los esperaba ya listo. Cuando el primero logró llegar a su posición, no dudó ni siquiera un segundo en lanzar el primer golpe, sin embargo, este al ser un ataque tan obvio, fue fácil de esquivar a partir de un contrario y fugaz movimiento. La brecha resultante a causa de la posición del brazo enemigo, dio pie a una zona expuesta, misma que Bryluuk aprovechó al máximo para contraatacar con un certero puñetazo sobre el estómago de su adversario, provocando así, su abrupta caída. Instantes más tarde, el segundo de los tipos también arribó, pero este, en lugar de elegir el rostro como blanco, decidió atacar el área de las piernas, efectuando de ese modo una muy vertiginosa y poderosa patada; no obstante, el chico de vestimenta rojinegra consiguió dar un salto justo antes de que estas fueran impactadas. Al caer, lo siguiente que hizo fue dar un giro completo a pierna extendida, que le sirvió como impulso para golpear al sujeto y causar su posterior disparo hacia las escaleras, donde por culpa suya, se llevó de corbata al que iba subiendo. Cuando el cuarto y último acompañante apareció, corrió velozmente hacia la ubicación de Bryluuk, quien aún no se había recuperado de su previo ataque. Así que el chico, aprovechando esa notoria oportunidad, lo sujetó del torso con ambos brazos y lo empujó continuamente hasta llegar a la cima, lugar en el que cayeron de manera violenta. Ya en tal situación, lo que hizo Bryluuk para quitárselo de encima fue apoyar ambas piernas sobre el vientre del tipo y, tras un fuerte impulso ejercido desde ellas, lo mandó a volar hacia el lejano barandal a su espalda, ocasionando que impactara aparatosamente y que el metal del mismo comenzara a vibrar de un modo descontrolado. Sin embargo, fue cuando empezaba a levantarse, que lo peor estaba por ocurrir, ya que de repente, Shisaku llegó dándole un limpio y tremendo puñetazo en el rostro, el cual lo mandó de regreso al suelo.

Bryluuk: ¡¡¡AGHHHH!!! (Quejándose por el dolor del golpe recibido, intentó levantarse lo mejor que podía)

Pero antes de que pudiera hacerlo, uno de los sujetos fue corriendo hacia él para rematarlo con una patada, provocando gracias a ella que diera una vuelta completa sobre el suelo hasta que finalmente se detuvo. Mei solo presenciaba los incontenibles golpes que recibía su amigo sin poder defenderlo o hacer algo al respecto, ella se sentía tan impotente e inútil; pero no era culpa suya, puesto que se hallaba dentro de un perfecto shock mental, completamente ciclada por lo que estaba aconteciendo... De alguna u otra manera le traía recuerdos. En cambio, Bryluuk daba todo de sí para contener y anular los constantes golpes que le daban los cinco tipos, así como también ver la manera de contraatacar cuando tuviera la oportunidad de hacerlo. Sin embargo, pese a las habilidades y conocimientos en combate que poseía, se le era difícil estar al tanto de cada uno de ellos, por lo que fue casi imposible no recibir daño alguno. Sus movimientos eran precisos en ciertas ocasiones, al igual que estratégicos, pues no dejaba de apuntar a zonas clave del cuerpo y aprovechar las brechas que dejaban sus inexpertos contrincantes. Tales técnicas de pelea eran parecidas a las usadas por los militares de antaño, pero ahora perfeccionadas a causa de la adición de más estilos de lucha, lo cual le daba una clara ventaja. No obstante, aunque supiera en qué lugares atacar y sus rivales no, estos le ganaban en número, convirtiéndose de ese modo en un gran problema, mismo que no tardó mucho en traer sus más obvias repercusiones. Sin lugar a dudas dio todo lo que podía ofrecer, luchó lo mejor que le permitió su cuerpo, pero al final su cansancio se transformó en su principal oponente. Bryluuk los había eludido de una forma tan magistral, que había logrado herirlos en reiteradas ocasiones; sin embargo, al poco rato llegó el inevitable y fatídico momento en el que ya no pudo resistir más, por lo que no tuvo otra opción que retroceder ante la presión; acción cuyo efecto, trajo consigo su inmediato arrinconamiento por parte de sus atacantes.

Bryluuk: M-maldita sea... (Cansado por todo el esfuerzo que había hecho pensó ante la vista de todos, mientras que su espalda topaba con la metálica y oxidada barra del barandal conforme retrocedía)

Fue en ese momento en el que completamente fatigado no paró de observarlos acercarse paso a paso, reflejando sobre su ya exhausta mirada un gran coraje y decisión sin igual, sumado a un aura tan intensa de valentía y determinación que podía sentirse hasta en el aire. Llegado a ese punto, y tras una batalla fuera de foco, misma que se llevaba a cabo entre las profundidades de la mente de Mei, fue que por fin pudo de una vez por todas romper las cadenas de miedo y conmoción que la mantenían presa, consiguiendo después de ello pegar un potente y ensordecedor grito de victoria, cuya intensidad logró ahuyentar a las aves cercanas de la zona. Estaba muy alterada por lo que estaba ocurriéndole a su amigo que de un instante a otro su corazón comenzó a latir a una velocidad tremenda, aunado al incontenible llanto que también le había provocado dicha situación, dando como resultado el nacimiento de un sinnúmero de lágrimas, las cuales no dejaban de caer sobre sus ahora pálidas mejillas. Al terminar de desahogarse, intentó correr hacia donde se hallaban con el fin de ponerle un alto al combate, pero de repente, uno de los cómplices de Shisaku apareció para impedírselo, postrándose frente a ella y moviéndose hacia donde ella se movía.

Mei: ¡YA DÉJENLO! ¡ÉL NO HIZO NADA! ¡SON UNOS COBARDES! (Completamente histérica les gritó a todo pulmón, por lo que al escucharla todos voltearon a verla)

Shisaku: Vaya, vaya... La muchacha tiene agallas. Ahora veo por qué te gusta. ¿Acaso no te da ternura? En serio se ve que quiere ayudarte y protegerte... Pero no le servirá de nada. No sabes cuánto lamento que tu noviecita tenga que ver esto, pero no es mi culpa que esté aquí, ¿o sí? (Al ver los intentos de la chica de querer salvar a su enamorado, giró de nueva cuenta hacia Bryluuk)

Bryluuk: ¡Mei, apártate, es peligroso, por favor! ¡Yo me encargaré de ellos, así que por favor hazme caso! (Preocupado por su bienestar, le advirtió que se marchara por medio de unas angustiadas palabras)

Shisaku: Vaya. Lo dices como si en realidad fueras a poder contra nosotros, pero déjame decirte algo. ¡No puedes! ¡PORQUE NOSOTROS SOMOS MÁS QUE TÚ! ¡¿LO ENTIENDES?! No importa cuánto sepas de lucha, de estilos de pelea, ya sea militar o no, no podrás. Y si estoy seguro de eso es porque no creo que antes hayas peleado de verdad como lo estás haciendo aquí y ahora. Tu experiencia no sirve de nada si nunca la pones en práctica. ¿O me equivoco?

Bryluuk: ... (Tras escucharlo permaneció sin decir ni una sola palabra, pues lo que había dicho tenía cierta relevancia)

Shisaku: Pagarás por los pecados de tus asquerosos padres, porque por si no lo sabías, gracias a ellos fue que miles de personas inocentes perdieron a sus seres queridos, ¡por culpa de ellos, cientos de ciudades fueron devastadas! ¡Y fue por la culpa de tu padre que mi madre murió en aquella explosión hace ya 12 años!

Ella me llamó esa noche, me dijo que regresaría temprano para estar conmigo... ¿Y adivina qué? Nunca lo hizo, nunca volvió. En su lugar llegaron unos hombres de A.M.B.E.R. con un mensaje "Lamentamos informar el fallecimiento de Elizabeth Garaii". Fue un muy duro golpe para mí... Y más cuando supe que había sido por un descuido de tu padre. Me dio tanto gusto saber de su muerte al igual que la de tu madre... Ojo por ojo, después de todo.

Bryluuk: Eres un estúpido si crees que A.M.B.E.R. tiene la culpa de todo lo malo que pasa en el mundo. Tal parece que eres igual de incrédulo como las demás personas, creyendo que la culpa recae sobre los Buster Boost, y que todo lo que hacen está mal. Ellos lo único que hacen es protegernos de las amenazas Veridian cueste lo que cueste, mientras tú estás en tu casa viendo la maldita televisión o jugando videojuegos, criticando y hablando sin darte cuenta de lo que sacrifican día con día. Y aún peor, culpando a quienes no tienen nada que ver como yo. No soy ningún soldado, no peleo con nadie, no conozco sus planes o estrategias y honestamente no quiero saberlos. Nunca me ha interesado ser un Boost como lo fueron mis padres, nunca lo he querido. Estoy cansado de que me echen la culpa por sus actos, solamente porque mi apellido es Brist... ¡En serio estoy cansado de eso! ¡Yo no tengo nada que ver con la muerte de esas personas, y nadie de A.M.B.E.R. tiene la culpa de ello! Si quieres enfadarte con alguien, hazlo con los Veridian, no con quienes nos protegen y nos mantienen a salvo. Si sus combates se extienden y causan estragos, son cosas inevitables, cosas que pasan... Cosas con las que tienes que lidiar.

Shisaku: ¿Son cosas que pasan, dices? Estás equivocado. ¡Son sus errores! Mi madre no merecía morir... Ella no debía estar ahí... Ella tenía que estar en casa... Y no pudo. (Impotente mencionó, mientras no dejaba de presionar fuertemente ambos puños con una gran ansia de golpearlo)

Casos como el de mi madre hay muchos, Bryluuk, un sinfín de ellos. ¿O por qué piensas que se creó la Unión Civil? No me importa nada de lo que digas, ¡no me interesan en lo absoluto tus palabras! Porque los verdaderos enemigos del planeta no únicamente son los Veridian, sino también los soldados de A.M.B.E.R., y sus constantes batallas, que en lugar de ayudar a la gente, solo las deja sin hogar, sin familia y sin esperanzas de paz.

Qué desafortunado ha de ser... Portar el apellido más aborrecible del mundo... El apellido de la falsa "salvación".

Bryluuk: Estás enfermo. Tú no entiendes nada, o peor aún, no quieres aceptarlo. Siento mucho lo de tu madre, pero esto que haces no te la devolverá...

Shisaku: ¡Cierra la boca! Tú no tienes ningún derecho de nombrarla o incluso referirte a ella. Tal vez no sirva de nada vengarla... Pero créeme que se siente tan bien el golpearte... Como si estuviera haciéndolo con tu estúpido padre. En fin... Creo que ya hablé demasiado. ¿Qué te parece si continuamos? (Totalmente confiado y con una sonrisa de oreja a oreja, extendió sus brazos denotando cierta tranquilidad)

Bryluuk: Ya estoy cansado de todo esto... De ser culpado por la gente, de ser el principal motivo de sus molestias y enojos... De seguir siendo la sombra de mis padres... (Adentrado en sus pensamientos, comenzó a desconectarse parcialmente de la realidad)

Shisaku: ¡Vayan por él! (Gracias a un rápido movimiento por parte de su mano derecha les ordenó una vez más que fueran golpearlo)

Mei: ¡NOOOOO! ¡DETÉNGANSE, YA! (Desesperada por lo que estaba pasando todavía, intentó pasar al tipo en numerosas ocasiones, pero seguía sin poder evadirlo por más que lo hacía)

Bryluuk: Yo no soy como ellos, yo no soy ellos... Yo no he hecho nada para ser tratado de esta manera... Yo tengo mi propio camino, ¿no? Un destino, un futuro... Pero... ¿Cuál es? ¿Quién demonios soy realmente? (Confundido a causa de sus interrogantes bajó la cabeza, cerró ambos ojos con ímpetu y procedió a abrirlos de golpe en dirección a los sujetos)

Al momento que uno de los tipos finalmente llegó con él, este le lanzó un potente golpe con la mano derecha; sin embargo, Bryluuk aprovechó el impulso que llevaba para evadirlo, tomarlo y torcerlo levemente hasta provocar su desvío y posterior impacto sobre el metálico barandal a su espalda, el cual, tras el golpe, comenzó a vibrar y agitarse de nuevo.

Bryluuk: Mamá, papá... ¿Cuál es mi futuro? ¿Qué es lo que debo hacer? Yo no soy como ustedes... Yo no puedo ayudar a las personas... No soy un Boost... Y no quiero serlo. No estoy hecho para eso... No sé qué hacer... (Estaba claro que algo le pasaba, lo cual lo orilló a seguir vagando por el infinito espacio de su mente, planteándose preguntas cuya respuesta era inexistente)

El segundo chico hizo acto de presencia justo después de haber derribado al anterior, obteniendo, gracias a la distracción que invadía a Bryluuk, asestar un puñetazo limpio sobre su rostro, lo que dio como resultado su estremecimiento y posterior sangrado nasal a causa del enérgico impacto. Pero eso parecía no importarle, ya que seguía hundido en el extenso mar de incertidumbre creado por su propia mente. Sin embargo, fue tras recibir el siguiente golpe, ahora en la zona de su estómago, que optó por contraatacar gracias a lo fuerte que este había sido, logrando de este modo que el sujeto retrocediera unos cuantos pasos. El tipo no tardó mucho en regresar con un tercer y rematador ataque por parte de su puño derecho, que ahora iba dirigido hacia la misma ubicación que antes no había podido acertar: su cara. Ante el venidero intento de agresión, y con la ayuda de su mano izquierda, Bryluuk consiguió sujetarlo a partir de un ágil y defensivo movimiento que no solo le sirvió como escudo, sino que también le había brindado una zona expuesta sobre el enemigo que no dudó ni un segundo en aprovechar al golpearlo justo por debajo del brazo, seguido de un golpe en el pecho de su atacante que lo mandó directo al suelo, lugar en el que azotó de forma abrupta. Instantes más tarde, Shisaku llegó de sorpresa para golpearlo una vez más en el rostro y hacer que regresara de nueva cuenta hacia el barandal, donde procedió a estamparse de espaldas con un tremendo azote y causar que el metal de las barras cediera ante la presión ejercida en ellas, pues la cantidad de óxido que poseían era tanta, que solo bastaba un poco de esfuerzo para romperlas. El cansancio de Bryluuk conforme la pelea avanzaba era cada vez más evidente, debido a que sus movimientos con el tiempo se volvieron más lentos y torpes, sus reflejos ya no eran los mismos que antes y su mirada ahora estaba decaída por la debilidad que sentía, sin contar las heridas faciales y musculares generadas por los fuertes golpes que había recibido de la mano de todos esos chicos.

Shisaku: En serio deberías ver tu estúpida cara, tan demacrada, tan impotente. ¡En serio que te mereces todo esto y mucho más, Bryluuk! ¡No sabes cuánto esperaba este momento! (Rápidamente y hambriento de venganza fue hacia él, para luego alzarlo sujetando el cuello de su chaqueta)

Solo quiero repetirte que te odio, a ti, y a toda tu familia... (A voz baja e intimidante le mencionó, dejando en claro la rabia y rencor que ardía en su interior)

Bryluuk: N-no... No eres el único... Y no puedo hacer nada para cambiarlo... Al igual que tú no puedes hacer nada para cambiar lo que ya está hecho... (Adolorido, exhausto y débil, le contestó ya casi sin aliento)

Shisaku: Algún día pagarán todo lo que han hecho. Todo el daño que han causado y la falsa esperanza que nos han estado mostrando llegará a su fin. Te juro que desde mucho antes te hubiera matado... Pero quiero que veas con tus propios ojos lo que sucederá. Y hasta ese entonces, quiero que permanezcas donde debes estar. Nos vemos luego... Brist.

Para terminar y mediante un impulso accionado por sus manos, las cuales se hallaban sosteniendo la chaqueta de Bryluuk, lo empujó de manera brusca hacia el deteriorado barandal, mismo que sucumbió ante la presión dada sobre él, provocando de esa manera su colapso y posterior caída. Tan rápido había sido el movimiento, que le fue imposible reaccionar o siquiera sujetarse de cualquier cosa para evitarlo. Siendo esta la razón por la que no pudo hacer nada y terminó siguiendo el paso de los oxidados y metálicos escombros hacia el mar desde una distancia casi mortal.

Mei: ¡¡¡NOOOOOOO!!! (Al darse cuenta de lo sucedido, aprovechó la distracción del tipo para hacerlo de lado y correr al lugar de los hechos)

No, no, no, no, no, no... (Tras llegar al borde se agachó y comenzó a buscarlo desesperadamente con la vista, moviendo sus ojos en todas las direcciones; pero no vio más que el resultado de su impacto sobre el agua: unas incesantes y precipitadas ondas)

Shisaku: Ahora estás donde deberías haber estado desde hace mucho... Tsch. (Culminando sus palabras, así como lo que había planeado, guardó sus manos en los bolsillos de su pantalón, a la vez que veía las olas en el mar, aquellas originadas a partir de su vil y despiadado acto)

Mei: ¡ERES UN MALDITO MONSTRUO! (Jadeante de preocupación y molesta por lo que Shisaku había hecho, le gritó maldiciéndolo con todas sus fuerzas)

Shisaku: Eso pretendo ser... Hump. (Mostrando una postura seria le respondió, para segundos más tarde dar la vuelta y marcharse junto con sus compañeros)

Vamos, chicos. Aquí ya no hay nada que hacer... (Tanto él como sus amigos caminaron hacia las escaleras para dejar el lugar, no sin antes quejarse de lo malheridos que estaban algunos por la anterior pelea)

Mei: No puede ser... No... Esto no puede estar pasando... ¡¡¡Bryluuk!!! (Tras culminar sus palabras llevó ambas manos a su boca en señal de angustia, mientras no paraba de llorar impotentemente)

Mientras tanto, en las profundidades del agua, Bryluuk continuó cayendo hacia el abismo de oscuridad, alejándose poco a poco de la superficie, y adentrándose cada vez más a la vastedad del océano, sucumbiendo ante el poder gravitacional y rindiéndose al grado de no hacer nada por salir de ahí o siquiera para tomar algo de aire con el fin de evitar ahogarse. Al contrario, lo que le sucedía parecía no afectarle o importarle en lo absoluto; él únicamente se dejaba llevar por la corriente y la situación que vivía, optando una postura suelta y relajada, con una mirada perdida sobre el opaco brillo de los rayos solares en el exterior, los cuales se tornaban aún más borrosos e imperceptibles conforme seguía bajando.

Bryluuk: Mamá... Papá... ¿Qué fue lo que realmente pasó esa noche? Tengo que saberlo... Ya no quiero tener que pensarlo una y otra vez cada maldito día, ya no más... Quiero liberarme de esa duda... Quiero ser libre... ¡Quiero ser libre! (Pese a la condición en la que se hallaba, su mente persistía atormentándolo, enfocándose solo en esos pensamientos)

De verdad... Ansío serlo... (De un modo leve y todavía sin la intención de querer salir en busca de oxígeno, cerró los ojos con el fin de perderse aún más en la nada, denotando gracias a semejante acto, su rendición frente a las abismales garras que no dejaban de arrastrarlo hacia sus aterradoras fauces)

Capítulo 3: Un Incierto Destino

Al inevitable paso del tiempo, y tras su constante descenso hacia un mundo desconocido, fue que algo raro aconteció después de su tan esperada derrota emocional, ya que de pronto una creciente y parpadeante luz de tono cian, la cual se situaba muy en el fondo y apartada de él, causó que abriera de nueva cuenta los ojos, debido a que no entendía lo que estaba pasando en ese momento y tampoco de dónde provenía tal iluminación. Extrañado por semejante fenómeno, giró su cuerpo con el propósito de tener de frente a lo que sea que la estuviera ocasionando; y tan pronto y lo hizo, se percató de que la luz se tornaba aún más intensa con cada segundo que transcurría. Una situación que le dificultó saber la posición exacta de su fuente, pues el brillo era tan fuerte que no le permitía divisar nada en específico. No obstante, la enorme curiosidad que lo abrumaba en ese momento era tan grande que pudo contra él, provocando de este modo que nadara directo hacia el intenso brillo, sin miedo a los peligros que eso podría implicar. Conforme avanzaba nado a nado, la luz empezó a apagarse ante su mirada, volviéndose cada vez más débil y tenue, como si esta por algún motivo supiera de su presencia. Y fue debido a ello, que aprovechó para buscar el origen de semejante resplandor... Pero para su suerte, no venía de un lugar en especial, sino que emergía de varias fisuras que estaban regadas sobre el suelo. Sorprendido gracias a lo que no dejaban de ver sus ojos, y lleno de una incertidumbre tan gigantesca que lo alentaba a seguir adelante, fue que se dirigió a cada una de las extrañas y lumínicas grietas, para luego, tras llegar a al lugar en cuestión, palparlas y desviar su luz con la ayuda de sus manos, las cuales a través de las agitaciones horizontales que ejercían, no dejaban de levantar y suspender el polvo que se hallaba por debajo de él. Sin embargo, lo que acontecería segundos más tarde de tan imprudente acción, lo asustó tanto que no pudo evitar apartarse un poco del área en la que se ubicaba, pues de repente unos murmullos comenzaron a emanar de las pequeñas aberturas, susurros pertenecientes a un hombre debido a la gravedad su tono, cuyas palabras no podían ser apreciadas del todo.

Bryluuk: ¿Qué demo…? (Tan rápido y como los escuchó, procedió a alejarse aún más mediante unos nerviosos manotazos sobre el agua, para posteriormente ser testigo de algo mucho más extraordinario)

La incandescencia nacida de las delgadas fisuras se apagó de un momento a otro de forma abrupta, todo esto ante la mirada de Bryluuk, quien al darse cuenta de ello cambió su expresión a la misma velocidad, pero esta vez a una de sorpresa total, pues no tenía la menor idea de lo que estaba pasando. Asombrado continuó con la vista sobre aquella específica zona, tratando de deducir qué era exactamente lo que la voz decía o trataba de expresar, sin embargo, no pudo hacerlo por más que lo intentó. Y fue cuando se dispuso a volver a la superficie, que la tierra comenzó a temblar repentinamente, y aunque no era tan intenso, sí que podía sentirse gracias al sonido proveniente del suelo y al movimiento de las pequeñas piedras que se hallaban alrededor. La luz que antes se había esfumado en un abrir y cerrar de ojos regresó al poco rato, pero ahora mucho más brillante y cegadora, la cual no tardó en ascender del subsuelo hasta postrarse a unos cuantos metros de él después de haber salido por completo de la tierra, revelando así la razón por la que era ocasionada. Se trataba de un peculiar objeto con características polimórficas y luminiscentes, mismo que permaneció inmóvil tras finalmente detener su extraño y vertical trayecto. Era una imagen increíble e imposible, pues el mero hecho de observarla daba como resultado un sinfín de incógnitas, que seguirían siendo eso, preguntas, sin la posibilidad de una aparente respuesta. Bryluuk la veía con una mirada repleta de asombro y extrañeza, para luego pasar de ser un simple testigo a convertirse en una desafortunada víctima. El objeto de un instante a otro empezó a liberar una cantidad considerable de ramificaciones eléctricas de tonalidad cian, las cuales procedieron a movilizarse de manera rápida hasta que lograron formar una extensa malla de energía sobre él. Ya no sabía qué hacer, estaba tan sorprendido y asustado por lo que había visto que el propio miedo le impedía siquiera mover un músculo; y aunado a la falta de aire, no pudo evitar pensar en que tal vez su muerte se aproximaba. Sin embargo, resultaría ser algo mucho peor, y esto debido a que posterior a las descargas, le siguieron cinco cadenas de apariencia blanquecina y eléctrica, cuyas estructuras eran creadas a partir de una energía tan pura y absoluta que podía notarse a simple vista. A los pocos segundos de haberse desplegado y extendido por el entorno, fue que el agua comenzó a aumentar su temperatura a tal grado de liberar un sinnúmero de pequeñas burbujas, a causa del calor que era infundida en ella. Todo parecía ir de mal en peor, y de hecho eso era exactamente lo que estaba pasando; no obstante, lo que sucedió momentos más tarde fue la gota que derramó el vaso, ya que los anteriores murmullos que pudieron escucharse minutos atrás cesaron de golpe, solo para traer consigo un muy claro mensaje por parte de la masculina y extraña voz, dueña de aquellos previos susurros.

—"El poder que emana de mi alma es un símbolo que refleja los actos más bondadosos del multiverso. Una poderosa luz que ilumina y disipa toda oscuridad... Es por eso que la llamo: la luz de la esperanza. Porque pese a la cantidad de maldad que haya, la esperanza nunca desaparece. Eso recuérdalo siempre, ¿quieres?"

Al terminar, el artefacto disparó de una manera precipitada y violenta las cinco cadenas que se mantenían a flote alrededor suyo. Estas viajaron a una velocidad sorprendente hacia el cuerpo de Bryluuk, para luego incrustar sus afiladas puntas de electricidad pura sobre sus piernas, brazos y frente, logrando así atravesar bruscamente la tela de la ropa hasta llegar a su delgada piel. Sin embargo, semejante ataque no le causó daño alguno o siquiera una simple herida, puesto que cada una de ellas tras tocarlo era como si cruzara un umbral de luz que no conducía hacia el exterior de sus extremidades, sino a un lugar desconocido. Lo que sucedió después de tan asombroso acontecimiento, fue que de las entrañas del latente dispositivo empezaron a salir ráfagas de energía una tras otra, ingresando de este modo al cuerpo de Bryluuk y creando a causa de las constantes fluctuaciones liberadas, que el agua se expandiera a tal extremo de formar una pequeña cúpula de oxígeno. Ante lo que había pasado, Bryluuk ahora tenía la facultad de respirar gracias al domo acuático que ahora lo encerraba; no obstante, seguía siendo difícil para él poder hacerlo, pues esta vez no era por el agua, sino por el dolor que iba desde el objeto hacia su interior. La escena era verdaderamente impactante, y esto debido a que el vital líquido permanecía luchando contra la fuerza interna que no la dejaba mantener su curso, provocando que tanto Bryluuk como el artefacto se mantuvieran ahí dentro. No obstante, lo extraño no solo radicaba a las afueras de dicha cúpula, sino en la posiciones flotantes que ambos mostraban ahí dentro, ya que la gravedad parecía no afectarlos en lo absoluto, evadiendo de esa manera las leyes de la física. La malla de energía eléctrica se volvió cada vez más inestable y violenta al transcurso del tiempo, al igual que la media esfera que yacía por debajo de ella; como si algo mucho peor estuviera por ocurrir. Entre los desgarradores y adoloridos gritos que Bryluuk pegaba hacia las acuáticas paredes, podía notarse la incesante transferencia de lo que sea que estuviera pasándose al interior de su cuerpo, así como muchas otras cosas más que repercutieron a causa de ello. Una de estas principales consecuencias podía verse sobre su mano derecha, puesto que los finos rayos que lo rodeaban le habían grabado un peculiar símbolo, una curiosa marca asemejada a una estrella o chispa, la cual resaltaba por encima de su piel de un modo tan cruel. Tras esto, el objeto dio todo de sí, logrando expulsar en su totalidad la energía que yacía dentro de él hacia el nuevo contenedor: Bryluuk, quien no paraba de gritar debido a las altas temperaturas de los danzantes relámpagos. Semejante suceso trajo consigo una intensa y muy fuerte explosión eléctrica, aunado a un destellante brillo cian que cegó temporalmente al escenario entero, que a ojos de la superficie, no logró distinguirse más allá de un simple flash.

Y fue cuando el destello desapareció de una forma tan repentina, que Bryluuk despertó bruscamente, con una cara llena de sudor y una expresión sobre la misma que no denotaba más que nerviosismo y temor ante la pesadilla que había tenido, para luego al haber despejado un poco su mente, sentarse a orillas de su desarreglada cama, lugar en el que aprovechó para ver con detenimiento su mano derecha, solo para revelar que el curioso símbolo de antes seguía estando dibujado por encima de su piel, como si de un tatuaje se tratara.

Bryluuk: Hace ya una semana que eso pasó... Y sigo sintiéndome muy extraño... Como si algo me estuviera atormentando. Mi vida cada vez se vuelve más anormal... (Tras limpiarse el sudor de la frente, movió su mano hacia el buró que tenía al lado de la cama, para posteriormente tomar uno de los dos guantes que yacían por sobre la madera lisa)

Supongo que otro misterio se suma a mi extensa lista... (Dando un suspiro se colocó y ajustó el guante en su mano derecha, para luego tumbarse nuevamente en su almohada)

A la mañana siguiente, cuando la cálida luz solar del amanecer rozó los finos tejidos de las cortinas de la habitación, Bryluuk despertó como cualquier otro día, levantándose de poco a poco con toda la tranquilidad del mundo hasta que por fin logró sentarse en el borde de la cama, procediendo de ese modo a tallarse los ojos con la ayuda de su mano izquierda. El guante que se había colocado horas atrás se mantenía en el mismo lugar, y no lo usaba por alguna moda o porque le gustara mucho, sino que lo hacía con el propósito de esconder el símbolo que yacía grabado sobre su palma, puesto que no quería que alguien lo viese y pensara mal de él, ya que no se consideraba de esos tipos que por placer decidían marcar sus cuerpos, así que la mejor alternativa que tenía era simplemente la de ocultarlo de la vista de todos. En su rostro aún podía percibirse el enorme cansancio que llevaba a rastras, pero este se le notaba demasiado, como si no hubiera descansado o dormido lo suficiente durante más de una noche, ocasionando que su mirada no reflejara más que decadencia al apuntar únicamente hacia el distante vacío frente a él. Y aunado a la confusión y frustración que tenía por saber qué demonios había ocurrido en el muelle días atrás, no le permitían pensar con claridad ni disfrutar de su tiempo, pues su necedad por encontrar y descubrir la verdad siempre terminaban ganándole de algún modo u otro.

Bryluuk: Todo esto no tiene ningún sentido... No lo entiendo. ¡Sí que no lo entiendo! ¿Qué mierda está pasándome? (En absoluta impotencia apretó su mano derecha con la izquierda, mientras no la dejaba de presionar sobre su frente)

Solo quiero entender... Solo quiero respuestas... Acerca de lo de mis padres, de esta estúpida marca... ¡Yo solo quiero saber de qué putas se trata! Han pasado tantos años y no he podido dejar de pensar en ellos y sus muertes. Y ahora esto... ¿Qué rayos era esa cosa en el muelle? ¿Y qué significa lo que me hizo? (Fue en el instante que terminó de hablar que mediante un molesto jalón se desprendió del guante, únicamente para no dejar de verlo)

Es como si la vida estuviera burlándose de mí con preguntas sin respuesta... Parece una broma. Aunque, no estaría nada mal que lo fuera...

Realmente no dejo de pensar en lo que sucedió aquel día en el muelle. No entiendo de dónde salió esa cosa ni qué era. Pero lo que sí sé es que no me mató a pesar de haber recibido toda su energía y de sentir todo el calor de la electricidad que emanaba sobre mi cuerpo... Fue tan rápido que solo puedo recordar eso: un muy fuerte y sofocante golpe. Además de la extraña voz que salía de él, una voz que todavía no puedo descifrar y que cada noche está presente en mis sueños. De verdad quisiera decirle todo esto a Mei, contarle lo que me sucedió y lo que siento, pero ni yo sé con exactitud lo que pasó y... No sabría qué decirle para empezar. No sé qué hacer y ya no sé qué pensar... Ya no.

De pronto, sus interminables y constantes pensamientos fueron interrumpidos gracias a una leve, pero evidente vibración sobre el buró que tenía a un lado. Se trataba de su teléfono inteligente, el cual había emitido dicho sonido a causa de una reciente notificación, por lo que tras dudar de qué o quién podría ser, llevó su mano derecha hacia el mismo con el fin de tomarlo y revisarlo. Al momento que encendió la pantalla pudo ver que era de un mensaje enviado por Mei, en el que citaba las siguientes palabras: "Bryluuk, por favor contesta... Estoy preocupada por ti". Él únicamente lo veía sin entrar a la aplicación o siquiera desbloquear el terminal, puesto que no sabía qué responder o por dónde empezar a hacerlo.

Bryluuk: ¿Cómo se lo digo sin sonar como un maldito loco? Mierda... (Pensativo, así como agobiado por el asunto que debía tratar, pensó sin apartar la mirada del mensaje)

Espera... ¡Ya son las 7:30! ¡Llegaré tarde a la preparatoria, carajo! (Tras ver la hora en la esquina superior derecha de su smartphone, se asustó de una forma tal, que pegó un intenso brinco por la impresión)

Enseguida de eso, fue que procedió a levantarse de golpe de la cama y salir corriendo en dirección al baño, no sin antes tropezarse y casi caer de boca contra el suelo, ya que se hallaba muy preocupado y apresurado por la hora que ya era. Intentó ducharse lo más rápido que podía, tallándose y lavándose de una manera frenética sus extremidades, todo esto sin despegar los ojos del reloj que tenía en una de las pantallas del baño, justamente la que se encontraba unos centímetros por debajo de la regadera, la cual en ocasiones usaba para ver videos o escuchar música a todo volumen mientras no paraba de cantar al son de las gotas de la cálida agua.

Bryluuk: ¡Mierda, no me gusta que se me haga tarde! ¡Lo odio! (Un poco disgustado por lo que había pasado, mencionó a la par que se lavaba el cabello con el espumoso champú, sin embargo, sus movimientos eran tan rápidos que este se esparció de más, causando que toda la espuma fuera directo a sus ojos)

¡Aghh! ¡Tienes que estar bromeando! ¡Me duele! (Quejándose por el ardor que le había provocado el jabón, comenzó a echarse agua desesperadamente sobre el área afectada, con el fin de remover tan empalagosa sensación)

—Reproduciendo "Me duele" de la reconocida banda juvenil, "Mi Biónico Corazón", lanzada en el año 2148. (De pronto, la voz de una asistente virtual proveniente de la pantalla, reprodujo una canción al pensar que se la había pedido)

Bryluuk: ¡¿Qué?! ¡No! ¡Quita eso! ¡Yo no te pedí una canción! ¡Te equivocas! (Tras escuchar la voz de la inteligencia artificial a cargo del sistema audiovisual de la casa, intentó detenerla exasperadamente, pues él no tenía intención alguna de escuchar música)

—Reproduciendo "Te equivocas" de la famosa y galardonada cantante, "Magenta", lanzada en el año 2149. (Y una vez más, había hecho lo mismo)

Bryluuk: ¡Ahhhh! ¡No tienes remedio, maldita cosa! (Al saber que no se detenía por nada, fue que empezó a presionar una y otra vez la pantalla táctil frente a él, con el objetivo de apagarla manualmente)

Al terminar de pelear con la defectuosa IA, y tras salir del baño lo más rápido que le permitieron las piernas, procedió a buscar la ropa que usaría dentro de su automatizado closet, la cual curiosamente resultaba ser la misma de todos los días: un pantalón azul, una playera negra y una chaqueta rojinegra. Con el tiempo encima y comiéndoselo vivo, se puso cada prenda mediante apresurados y torpes movimientos, para al final colocarse de nueva cuenta el guante derecho al igual que el izquierdo, puesto que no quería verse raro usando solo uno de ellos. Cuando finalmente logró terminar de vestirse, salió corriendo de la habitación dándole a la puerta un apresurado y tremendo jalón, para luego continuar su carrera hacia la puerta principal de la casa y hacer exactamente lo mismo con ella; sin embargo, esta última se cerró de manera automática tan pronto y la cruzó. En ningún momento disminuyó su paso conforme avanzaba, ya que seguía corriendo lo más rápido que podía con la finalidad de alcanzar el tren que lo conduciría hasta el centro de la ciudad Athena, debido a que la preparatoria a la que acudía, se hallaba a minutos de distancia de su hogar. No obstante, fue entre todas sus veloces y amplias zancadas en dirección a la estación, que algo raro sucedió, puesto que de repente un misterioso hombre, quien se encontraba de brazos cruzados y recostado sobre la pared de un desolado y lúgubre callejón, comenzó a mirarlo mientras corría sin quitarle la vista de encima. La densa oscuridad del lugar, aunado a la vestimenta de tonalidades apagadas que podía apreciarse pese a la falta de luz, ocasionaban que fuera casi imposible verle con claridad la ropa que estaba usando o la apariencia de su complexión y facciones. Sin embargo, aquello que sí pudo notarse fueron sus ojos, los cuales eran de una tonalidad amarillenta que resaltaban sobre las sombras cuán luces brillantes, gracias a la intensidad que poseían.

???: Espero y no te hayas equivocado con él, anciano... (Fue entonces que para romper la tensión que en ese momento envolvía al lugar, y por medio de una seria voz, mencionó a la vez que daba ciertos pasos hacia adelante, para segundos más tarde desaparecer entre unas ardientes llamaradas de fuego cian)

La mayoría de las personas quienes veían a Bryluuk alejarse de una forma tan rápida y agitada, se sorprendían enormemente cambiando la expresión de sus rostros por una de asombro y desconcierto, pues no tenían la menor idea de lo que estaba ocurriendo o del motivo principal de su carrera en solitario. Y fue de esa peculiar manera que emprendió su trayecto hasta finalmente llegar a la estación de trenes, lugar en el que sin pensárselo dos veces, tomó uno de ellos justo antes de que este se marchara. Ya dentro del vagón, y exhausto por todo el tramo que se había hecho, lo primero que hizo como toda persona, fue buscar un asiento libre con la mirada, para luego tras divisarlo, dirigirse hacia él y sentarse con alivio, consiguiendo de ese modo descansar finalmente las piernas, recuperando así todo el aliento perdido a causa del arduo recorrido. Cuando la ansiedad y fatiga que lo invadía se había disipado por completo, giró la cabeza en dirección a la ventana con el mero propósito de ver lo que acontecía en el exterior; y aquello que contemplaron sus ojos fue sumamente increíble, ya que a través del cristal pudo apreciarse una gran parte de la ciudad Athena gracias a la altura a la que el tren iba. La fantástica metrópoli era muy vasta, y esto podía notarse fácilmente tras observar el distante horizonte a lo lejos, debido a que las edificaciones dentro de ella parecían no tener un fin sobre la tierra. Otra de las increíbles cosas que logró verse a simple vista fue su alto nivel tecnológico, pues la mayor parte de los edificios, ya fueran chicos o grandes, poseían unas inmensas pantallas holográficas a lo alto y ancho, en las que se transmitían noticias, anuncios y hasta comerciales de todo tipo, tales como de comida, entretenimiento o artículos de belleza e higiene. Sin embargo, Bryluuk no veía semejantes imágenes para maravillarse por el futurístico paisaje, sino que seguía pensando en cómo decirle a Mei lo que había sucedido días atrás o de lo que sentía en su interior. A él no le agradaba la idea de ocultarle información, y más siendo de ese tipo tan extraño; además de que el solo hecho de no contarle, pese a que era su mejor y única mejor amiga, le daba cierto remordimiento.

Bryluuk: Mierda... ¿Cómo demonios se lo digo? Ya no quiero mentirle... No creo soportar más... (Al terminar sus pensativas palabras, alzó ligeramente la mano derecha, para posteriormente abrirla y cerrarla en reiteradas ocasiones)

Desde ese día me he sentido muy raro... Es como si no me sintiera yo. No sé qué es lo que sucede. ¡Solo quiero que pare! ¡Solo eso quiero! (Fue de esa forma que ansioso por una respuesta cerró los ojos y su mano derecha con fuerza, denotando a través de las arrugas de su oscuro guante, la gran presión que ejercía)

No obstante, tan pronto y se mantuvo así por unos escasos segundos, fue que algo en extremo peculiar aconteció a su alrededor. El sonido de un momento a otro se esfumó, el leve zumbido que causaba el tren al moverse se había marchado al igual que los ruidos provocados por cada uno de los demás pasajeros, tales como pláticas entre ellos, carcajadas ya fueran intensas o leves, hombres y mujeres hablando mediante sus smartphones, golpeteos sobre el metal debido a quienes intentaban crear un ritmo, entre muchos otros más que habían sido detenidos gracias a un extraño fenómeno que impedía su continuo y normal flujo. Bryluuk, al darse cuenta de la carencia sonora del entorno, abrió los ojos de golpe con el propósito de saber cuál era la razón que parecía haber apagado al mundo. Y fue cuando lo hizo que se llevó una gran sorpresa, ya que tras observar con detenimiento el vagón en el que se hallaba, pudo notar que cada una de las personas, estuvieran paradas o sentadas, mostraban signos de petrificación, pues estas se habían quedado pausadas de forma literal optando diferentes posiciones. Era evidente la confusión grabada sobre la expresión de su rostro al ser partícipe de tan raro acontecimiento, porque simple y llanamente no podía creer lo que sus ojos veían; de algún modo no lo quiso aceptar e incluso llegó a pensar que quizá se trataba de un sueño más, pero para su suerte, era completamente real lo que estaba ocurriendo.

Bryluuk: Ay no... ¿Ahora qué? (Temeroso por el escenario que parecía no volver a la normalidad, mencionó a la vez que movía la mirada en todas las direcciones, observando la inmovilidad total de las personas)

Esto sí que es nuevo. Una cosa son esos extraños sueños y otra muy distinta lo que está pasando ahora. No entiendo nada... No hay ningún movimiento o siquiera un ruido... (Aún extrañado se dijo a sí mismo, mientras se preparaba para actuar girando un poco la cadera)

Fue en ese entonces, que mediante una actitud temeraria y determinada por saber lo que ocurría o siquiera tratar de averiguar algo al respecto, se dispuso a levantarse; sin embargo, al momento de querer apoyar su mano izquierda sobre el metálico respaldo del asiento delantero algo lo detuvo de golpe, una extraña sensación de hormigueo que no solo recorrió la yema de sus dedos, sino toda su mano de un modo tan fugaz, lo cual repercutió en su pronta reacción y posterior alejamiento de la zona. Confundido por lo que había pasado, giró la palma afectada para verla fijamente, pero fue cuando lo hizo que se percató de que no tenía nada inusual en ella y no tenía ningún rastro de que algo lo hubiera lastimado, no obstante, eso estaba por cambiar, ya que a los pocos segundos de haberlo hecho, unos finos rayos de tonalidad cian aparecieron por encima de sus dedos, moviéndose de un lado a otro de una forma tan increíble y majestuosa.

Bryluuk: ¡Qué mierda! (Asustado por lo que veían sus ojos, comenzó a mover desenfrenadamente su mano izquierda para intentar deshacerse de la electricidad, pero lo único que ganó fue avivarlas aún más)

¡¿Qué es lo que está pasándome?! (Ahora lleno de terror por lo que le sucedía, y mediante unos frenéticos y muy bruscos movimientos, se alejó de su lugar sin dejar de agitar su mano)

A duras penas trató de quitarse de encima todas las pequeñas descargas, chispas y listones eléctricos que no dejaban de transitar sobre su extremidad, pero por más que se movió para lograrlo, nunca llegó nada. Y fue al poco rato de haber hecho eso, que los incesantes relámpagos no tardaron mucho en alcanzar otros lugares, tanto de su cuerpo como del medio en sí, llegando de un modo sorprendente a los metales cercanos del vagón gracias a su intrínseca naturaleza conductora; todo esto mientras que el tiempo permanecía estando inerte, sin avanzar, en una completa pausa debido al inexplicable fenómeno que ahí era llevado a cabo, consecuencia de un creciente poder que emergía dentro de él. Fue en ese entonces que Bryluuk continuó moviéndose de un lado a otro sin parar, caminando entre las petrificadas personas a pasos acobardados y evadiendo cualquier cosa que atrajera la electricidad que lo rodeaba; sin embargo, fue cuando llegó a la puerta del vagón que de repente tras cerrar los ojos, en un acto digno de una persona atormentada por el miedo, que el flujo temporal volvió en sí, trayendo consigo el movimiento de los pasajeros una vez más, aunado al desconcierto de la misma al verlo en ese sitio tan aterrado por algo que no podían presenciar, en una posición donde lo que más buscaba era protegerse de aquello que no entendía. Pero al darse cuenta de que el sonido y las sensaciones de movilidad habían regresado a su curso natural, alzó lentamente la mirada, horrorizado por lo que pudieran ver sus ojos; no obstante, al hacerlo no vio otra cosa más que el desconcertado rostro de cada una de las personas, las cuales no le apartaban la vista de encima. El ambiente se tornó incómodo de un momento a otro, y antes de que siquiera llegara a pensar en algo que lo sacara de esa situación, fue que el tren se detuvo a los pocos segundos de tan vergonzoso evento, ya que el tren había llegado finalmente a su destino. Y tan pronto y como la puerta se abrió a su espalda, no dudo en salir corriendo de ahí, alejándose de las prejuiciosas miradas de las personas que no hacían más que hablar de él a través de susurros; sin embargo, y para su mala fortuna, algo interrumpió su trayecto al poco tiempo de haber despegado, una voz que reconoció al instante, y que no paraba de decir su nombre.

Mei: ¡Bryluuk! ¡Bryluuk, buenos días! (Contenta por encontrarlo, lo vio darse la vuelta despacio, para luego saludarlo gentilmente con una sonrisa de oreja a oreja)

¿Huh? Tu cara se ve terrible, como si estuvieras perdido, ¡pero no te preocupes, ya te encontré! Hehe (Al terminar sus palabras, y denotando una actitud abundante de optimismo, apuntó su dedo índice derecho directo a él, mientras que le sonreía con los ojos cerrados)

Bryluuk: Siempre me... Encuentras, hehe. Uh... Mei, ¿qué estás haciendo aquí? Ya es tarde, deberías estar en la preparatoria, ¿no? (Desconcertado por su presencia, no pudo evitar preguntarle, ya que estaba en lo correcto)

Mei: Quise esperarte... (Sintiéndose un poco regañada, contestó su pregunta a la par que desviaba la mirada)

Bryluuk: Pero entrábamos a las ocho. Y ya son... Las ocho cuarenta... No me digas que... (Sorprendido por la hora que era, se dirigió a ella sin apartar la vista de su smartphone)

¿Desde qué hora llevas esperándome aquí? (Confuso por lo que estaba pasando, le preguntó acercándose a ella)

Mei: Bueno... Llegué aquí a las siete cuarenta y cinco. Así que... Casi una hora, hehe... (Tras culminar sus palabras con un apenado gesto, llevó ambas manos a su espalda, para posteriormente regalarle otra sonrisa)

Bryluuk: ¡¿Estás hablando en serio?! Mei, agh... Lo lamento, en serio. Se me hizo tarde y... Bueno. Me da gusto verte. (Completamente avergonzado por haber tardado tanto, le regresó la misma expresión)

Mei: No te preocupes, estoy dispuesta a esperar más por ti... Eso no fue nada... (Olvidando en absoluto que lo tenía frente a él, mencionó con una tenue y suave voz)

Bryluuk: ¿Qué fue lo que dijiste? Nunca he entendido por qué hay veces en las que hablas tan bajito... (Curioso por averiguar aquello que no pudo escuchar, le dijo acercándose aún más)

Mei: ¿¡EH?! NADA, HEHE, ¡NO DIJE NADA! Sabes, será mejor que nos vayamos a la preparatoria, con suerte y entramos a tiempo para la siguiente clase... (Alarmada por sus palabras, y tras verlo todavía más cerca, movió su mano izquierda hacia la derecha de él para tomarla, con el fin de hacerlo caminar a la preparatoria)

Bryluuk: ¡Oye! ¡¿Qué fue todo eso?! (Alterado por lo que había hecho su amiga, intentó obtener una respuesta de su parte, pero no recibió más que un repentino cambio de conversación)

Mei: Hace ya una semana que estás muy raro. Faltas a la escuela, llegas tarde, ¡justo como hoy! No contestas mis mensajes, mis llamadas. Sin contar que de un día para otro usas guantes, nunca antes te había visto usar unos. ¿Ya me dirás qué sucede? (De repente su temple se tornó serio, tanto que ahora parecía ser ella quien lo regañaba)

Bryluuk: Y-yo... Es algo complicado, Mei. Pero no es nada grave, en serio, confía en mí. Nada malo pasa, es solo que, no lo sé, es como tú dices, raro... (Tan pronto y Mei lo escuchó, esta detuvo de golpe su caminata)

Mei: Sabes perfectamente que confío en ti, pero siento que tú no lo haces conmigo. Tarde o temprano me lo dirás, y si lo sé es porque te conozco. Sé que algo ocurre, y quiero saberlo... (Dispuesta a sacarle toda la verdad, se dirigió a él viendo directamente sus los ojos)

Bryluuk: Lo sé. Es que es algo difícil, pero tienes razón. Cuando salgamos de la preparatoria te contaré todo lo que quieras saber, porque siendo honesto, ya no soporto estar así. Tú siempre has estado conmigo, ayudándome y haciendo todo por mí a pesar de mis errores... Lo lamento... (Arrepentido por no haberle dicho el problema que lo aquejaba desde hace ya tantos días, llevó su mano derecha hacia la izquierda de ella, solo para acariciarle los dedos)

¡Ay! ¡Perdón! (Al darse cuenta de lo que hacía, se apartó mostrando una evidente expresión de vergüenza, a la vez que sus mejillas se tornaban cada vez más rojas)

Mei: No te disculpes, hehe, está bien. Me agrada sentirte... ¡Qué diga! ¡Se nos hace tarde, debemos apresurarnos! (Impresionada por lo que había sentido, se acordó inoportunamente de la hora que era, por lo que de una forma rápida buscó otra vez la mano de Bryluuk, para instantes más tarde reanudar su camino hacia la escuela)

Y fue cuando llegaron a ella, que todo lo que les quedaba por hacer era cruzar una calle más, sin embargo, antes de que esto llegara a pasar, Bryluuk frenó inesperadamente su paso, ya que por alguna extraña razón, su consciencia pareció haberse marchado de un momento a otro, lo cual pudo corroborarse al notar que sus ojos no paraban de ver el asfalto que tenía debajo de él, como si estuviera en un tipo de trance. Los sonidos, provenientes de cada una de las personas, quienes no dejaban de caminar por la cercanía y alrededores, así como el ruido originado gracias a la constante movilidad de los coches e inclusive la de las propias aves que sobrevolaban el área, fueron anulados gracias a sus ininterrumpidos pensamientos, atenuando de ese modo al mundo entero a tal grado de lograr "apagarlo". Sin embargo, esto no duró mucho tiempo, debido a que al haber transcurrido solo unos pocos segundos de tan inquietante acontecimiento, fue que su mente logró volver en sí, regresando a la normalidad todo aquello que antes había sido afectado. Tras hacerlo, lo primero que su cuerpo le ordenó fue mover su cabeza y alzar la mirada en dirección a las instalaciones de A.M.B.E.R., las cuales sobresalían muy por encima de los demás edificios, opacándolos por completo. No obstante, esto tampoco duraría mucho, pues la delicada voz de Mei a su lado lo alertó, provocando que volteara a verla con un rostro algo preocupado.

Mei: Oye, ¿estás bien? Tenemos que cruzar, si no se nos hará más tarde. Anda, vamos, sígueme... (Aprovechando que la luz del semáforo ya se encontraba en rojo, comenzó a caminar hacia el otro lado de la calle)

Bryluuk: Y-yo... Voy detrás de ti, no te preocupes. Te cuido desde acá... (Tan pronto y como la vio marcharse la siguió, pero cuando estuvieron a punto de llegar el semáforo cambió a verde, cediéndole el paso a los veloces automóviles que parecían no perdonar a nadie)

Ante tal impresión intentó avanzar de manera rápida con el fin de evitar ser embestido por los autos; sin embargo, fue al ejercer su primer paso que el anterior fenómeno del tren se hizo presente una vez más. Los movimientos de las personas, vehículos y de todo aquello que estuviera trasladándose a su alrededor, parecían disminuir considerablemente, como si el tiempo se ralentizara a tal punto de llegar a la detención total, una completa pausa que ante la vista de aquel que podía percibirla, no era más que un suceso indescriptible gracias a su extraordinaria naturaleza. Bryluuk al enterarse de lo que estaba pasando con el entorno, desvió en reiteradas ocasiones su mirada direccionándola a todas partes, mientras que los últimos sonidos que podían apreciarse se apagaban hasta traer consigo un tétrico y asolador silencio. Boquiabierto, y todavía sin poder creer lo que sus ojos veían, empezó a caminar hacia los autos en un intento de observar qué era lo que estaba sucediendo, pero grande fue la sorpresa que se llevó al observar a los conductores totalmente inmóviles cuán muñecos de cera. Aterrado por lo que había visto, así como perturbado por lo que estaba viviendo, retrocedió titubeante un par de pasos, para luego ser envuelto por pequeñas descargas eléctricas de tonalidad cian, mismas que comenzaron a extenderse libremente sobre sus temblorosas extremidades.

Bryluuk: ¡No! ¡Otra vez no! (Colmado de histeria procuró de nueva cuenta despegarse de tan horrorosa sensación electrizante, sin éxito alguno)

¡Ya, por favor! (Entre todas las sacudidas que no paraba de dar, fue que vio a Mei del otro lado de la calle, revelando así que ella había podido cruzar)

Mei... (Inquieto porque algo malo fuera a ocurrirle, se dirigió hacia su ubicación después de un hondo suspiro)

Todavía con la angustia brotando en su interior y devorándoselo cuán parásito, cruzó la angosta calle mientras no paraba de evadir los autos que tenía enfrente, con el mero fin de alcanzar a la mujer que tanto le importaba. Para momentos más tarde, al llegar a la banqueta donde ella estaba parada, percatarse de que su amiga también había sido víctima del particular fenómeno temporal que alteraba a la atmósfera y a todo aquello que estuviera dentro de él. Y tan pronto y lo supo, no pudo evitar padecer un abrumador sentimiento de impotencia ante lo que estaba pasando, provocando que su expresión cambiara de forma súbita a una de completo desasosiego, la cual no reflejaba más que la inutilidad que sentía en ese desafortunado evento.

Bryluuk: ¿Qué mierda es lo que sucede? ¡No lo entiendo! ¡¿Por qué me está pasando esto?! (Más y más dudas le llegaban a la cabeza conforme su mirada se desviaba a la propia inexistencia del tiempo)

¡¡¡YA NO LO SOPORTO!!! (Incapaz de hacer algo o de siquiera pensar con claridad, llevó ambas manos hacia su cabello, para segundos después cerrar los ojos fuertemente y presionar sus dedos contra él en una obvia señal de tormento)

Mei: ¡Oye! ¡¿Cómo…?! ¿Cómo llegaste hasta acá tan rápido? (Apenas y supo de su presencia, retrocedió un par de pasos, ya que no entendía cómo se había podido mover a donde ella estaba sin siquiera haberlo visto)

Ammm... ¿Estás bien? (Tras verlo tan horrorizado y a punto de llorar a causa de la gran ansiedad que se le notaba en el rostro, le cuestionó acercándose a él)

Bryluuk: ¿Mei…? (Al escuchar el sonido de su voz alzó la cabeza cuidadosamente, para luego ver que todo había regresado a la normalidad)

Y-yo... No lo sé. Fue tan... Extraño, todo, fue tan rápido. ¡Pero tranquila! No es nada malo, no te preocupes por mí, ¿está bien? (Desorientado por lo sucedido, pero comportándose de un modo optimista frente a ella, trató de calmarla lo mejor que pudo)

Mei: Pero, es que estabas allá... Estabas detrás de mí. ¿Cómo es que llegaste tan rápido? (En absoluta confusión lo veía a los ojos, así como aquel lugar en el que se hallaba previamente)

Bryluuk: Lo que pasa es que... Y-yo... (De verdad no tenía la menor idea sobre qué decirle o qué inventar, sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, fue que el timbre de la preparatoria a sus espaldas sonó)

¡Ya son las nueve, la siguiente clase está por comenzar! ¡Será mejor que vayamos! ¡Cuando salgamos te diré todo lo que quieras saber, en serio! Pero por ahora debemos darnos prisa, Mei... (Agradecido por lo que había salvado su pellejo, dio un par de pasos hacia su mejor amiga, para luego tomarla de la mano y correr junto a ella hacia las puertas de la inmensa preparatoria)

Casi me cago del susto, pero al menos me salvó... O bueno, solo por lo que duren las clases... (Sudoroso y aliviado pensó, a la par que avanzaba sin soltarla por nada del mundo)

Mei: *¿Qué es lo que me estás ocultando, Bryluuk Brist? * (Intranquila por la rara actitud que mostraba su mejor amigo, mencionó en su mente sin dejar de apartarle la vista de encima)

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