En el reino de Gracia gobierna la dinastía Kana poseedores de la magia del fuego un poder tan fuerte que puede ser usado para proteger y crear maravillas como destruir todo a su paso sin dejar nada más que las cenizas.
Lamentablemente la emperatriz Vesta, fue encontrada en su habitación por una de las sirvientas en su sillón de terciopelo con su mano sujetaba fuertemente su pecho con un rostro pálido y sin vida pero con una expresión de arrepentimiento, el médico de la realeza diagnostico que la causa de la muerte fue un infartó dejando con la duda si fue provocado o por problemas cardíacos, esta noticia dejo una enorme tristeza a su tres hijos o eso se decía pues cada uno continuaba con sus actividades de inmediato comenzaron los rumores por parte de los nobles pues se comentaban en la reuniones sociales que debían mantenerse fuertes por el imperio pero a su vez se decía que simplemente nunca hubo un apego de su madre por ninguno de sus hijos como para estar lamentándose a cada rato por ella pero no imaginaron que incluso el día de su muerte ninguno llegara a soltar una lagrima de sus ojos en el funeral al igual que su esposo el emperador Samael, entre las conversaciones de la gente se decía que estaba alegre por dicha tragedia aunque al poco tiempo cayo en una profunda depresión que lo llevo a cometer suicidio algo bastante extraño pues era un hombre con fuerte carácter sin ningún cariño a su esposa e hijos, solo le importaba el poder, las riquezas y las mujeres hermosas que usaba como pasatiempo mientras con su pueblo era un miserable y cruel tirano que sometía a todos en la desesperación de sus llamas si llegaban a desobedecer sus ordenes.
Esta fue una de las principales razones por la que no se realizó una investigación a la extraña causa de su muerte que fue un consuelo para la servidumbre no duro mucho tiempo por la amarga sensación de ver al próximo gobernante que continuaría su dominio de crueldad como lo han hecho todos los anteriores emperadores.
Todo este sufrimiento y injusticia hicieron que se formara un grupo de rebeldes que impiden con todas sus fuerzas las atrocidades de la familia real, las identidades de los miembros que forman parte de la rebelión es desconocida siempre tienen sus rostros ocultos al momento de su presencia pero lo que es seguro es que son poseedores de magias importantes y fundamentales.
No se sabe si continuará la rebelión al ser coronado como emperador Rae Kana, el primogénito de los difuntos emperadores pues él siempre quiso cambiar muchas de las leyes establecidas por su familia no desea ser como su padre al igual que sus hermanos los mellizos, Ánzel Kana, segundo príncipe y Celeste Kana, primera princesa.
Los tres siempre han sido unidos a pesar de ser diferentes, aunque los mellizos se tienen un vinculo más fuerte. A pesar de que la princesa despertó su magia a una temprana edad lo que es muy impresionante sin embargo no contaban que seria de sanación perteneciente al clan Hansuki, por lo que acusaron a su madre de adulterio pero eran solo especulaciones sin prueba alguna por lo que se dio a entender que alguno de los antepasados de la familia real debió cometer el crimen de mezclarse con alguien de otra magia .
La princesa Celeste, fue señalada como deficiente por no haber heredado la magia de su familia le dieron el apodo de sucia mestiza, hizo oídos sordo a todas las palabras hacia ella y se enfoco en perfeccionar su magia estudiando medicina, después de la muerte de sus padres y la coronación de su hermano pidió permiso para ir a vivir aparte en alguna propiedad ubicada en el campo. Rae, le dio el permiso con la condición que visitaría una vez a la semana el palacio para tener una tarde de té con sus hermanos acepto dichosa.
Mientras que el príncipe Ángel, el menor de sus hermanos no ha logrado despertar su magia, por lo que se cree que apenas es joven y aun no sabe como hacerlo mientras que otros rumoreaban que era defectuoso y no contenía magia alguna siendo débil e inútil antes los ojos de algunos nobles, fue una de las razones por las que siempre se mantuvo arrogante y orgulloso en las reuniones sociales no permitiría que alguien se atreviera a menospreciarlo siendo el un príncipe pues ese titulo lo mantenía a salvo de la cruel sociedad.
El no siempre es así de engreído es solo una imagen que mantiene para los nobles pues con los esclavos y sirvientes que le sirven ha sido bastante amable desde pedir el favor y dar las gracias algo no muy común entre las personas de alta clase para ser educadas y con modales no lo son con la servidumbre pues los consideran inferiores y piensan que es su deber servir pero Ánzel, no tiene esa forma de pensar pues solo ve a personas igual que él. Algunas veces se siente tan lamentable como ellos que puede entender como se siente que te miren como alguien inferior sin ninguna oportunidad de demostrar de que eres capaz.
Los mellizos se encontraban en una despedida pues ya era hora de que su hermana se marchara, pero el príncipe se aferro a su hermana en un abrazo.
-Hermano, no me voy a ir para siempre, además mi residencia esta cerca puedes llegar a caballo y visitarme cuando quieras sabes que dejare cualquier cosa que este haciendo para atenderte cuando llegues – dijo Celeste, con una enorme sonrisa – cambia esa cara
-Se que esta cerca pero siento que te fuiste muy lejos – contesto, mientras hacia un puchero - ¡Rae, no debiste dejarla ir!. – reclamo a su hermano mayor que esta atrás con su corona puesta
-Deja de ser egoísta y deja que Celeste, forme su vida agradece que se va sola y no con un esposo solo de imaginármelo me provoca escalofríos....casada y con hijos.....ay eso es terrible – dijo Rae, haciendo unas muecas desagradables
-No digas algo así – responde Celeste, con una expresión igual de disgustada – también siento los escalofríos
-¿no es bueno? – pregunto Ánzel – eso de casarse y tener hijos
Sus hermanos no pudieron contener las risa pero se detuvieron al ver que su pregunta era enserio.
-Es algo maravilloso si lo haces con la personas que amas – dijo Rae, mientras lo rodea con su brazo derecho – es lo mejor que te puede pasar, pero a veces no siempre es sí. Sabes nuestros padres se casaron, tuvieron hijos pero todo eso era como un deber para ellos
-Bueno ellos no son un buen ejemplo de un matrimonio feliz.- dijo la princesa mientras abría los brazos – una ultima abrazo antes de irme.
Los mellizos se abrazan por ultima vez. La princesa Celeste, se sube al carruaje y se despide con un gran saludo mientras sacaba su cabeza de la ventana.
-No la extrañes dejara ir y ser ella, además no estas solo Ánzel, me tienes a mí.
Dejando atrás el palacio, Ánzel se adentro a la casa de los antzas, donde lo esperaba con los brazos abiertos Daila, la duquesa mas joven en la historia; Sus pisadas desprendían una sobrenatural sutileza, no levantaba ni el mas ligero sonido entre hierba y las hojas muertas. Ambos se dan su saludo con reverencia y respecto para disponerse a tomar el té en el jardín especial de rosas que tanto les encanta.
- ¿de que querías hablas conmigo? - pregunto Ánzel, descendiendo con lentitud - este ultimo año casi no hemos hablado por el poco tiempo que has tenido en tu puesto , entonces supongo que se debe tratar de algo muy serio
- eres demasiado astuto, príncipe segundo - contesta la duquesa con una sonrisa en su rostro al notar el disgusto de su amigo
- deja las formalidades, Daila - Exclamo el pelirrojo mientras dejaba de un golpe su taza
- me encanta ver como haces pucheros - dijo su amiga con una gran sonrisa - esta bien Ánzel, ya está dije tu nombre.
La razón de su molestia es por que temé que dejen ser amigos pero dudó que algo así pase siempre lo han sido desde niños incluso después de haber cancelado su compromiso que fue la decisión del emperador para que su hijo que había nacido sin alguna magia pudiera casarse con una mujer de alguna familia importante. Ánzel, no se lo había tomado tal mal estaba de acuerdo con la idea pero al no tener el consentimiento de Daila, se opuso usando como excusas las leyes lo impedía.
También el hecho que la quería al igual que una hermana hizo que Daila, también estuviera en contras de tal decisión.
La duquesa le da un mordisco a uno de los bocadillos, se limpia con elegancia y nota lo pensativo que se encuentra su amigo, quién estaba recordando aquel suceso del pasado.
- Tu hermana, compró a uno de mis esclavos y quiero saber la razón - dijo sin previo aviso dejando estupefacto a su compañero y continuo - es muy extraño a mí parecer
- Celeste hizo.....que? ¡Quiero detalles! - grito el príncipe, levantándose de la mesa
- donde están tus modales, no se grita en la hora del té - Ánzel, le obedece volviéndose a sentar para escuchar la historia de Daila - Fue hace unas semanas me habían informado de su presencia en la mansión por lo que no dude en ir a verla para escuchar sus disculpas pero en cambio descubrí que el motivo de su visita era para hacer la compra de un esclavo ¿para que quiere un esclavo?
"Tiene razón esto es sospechoso" pensó el príncipe "¿ahora que es lo que planea?" ¿para que un esclavo?
"
- Estás preocupado por Celeste - afirmó Ánzel, mirando a la Duquesa, que solo muestra expresión de disgusto
- ¡¿Que?!
- no se grita en la hora del té - le responde en modo burlón
- tú ni siquiera cumples con esas formalidades - dijo la chica para defenderse
- estoy contigo, no en una cena elegante con los nobles - aclara Ánzel, haciendo que su amiga no pudiera atacar con algún otro argumento - no te preocupes por la princesa
- claro que no estoy preocupada, es qué.....¡Estoy ofendida! Viene a mi casa sin ofrecer sus saludos y lo peor se va sin despedirse, es cuestión de orgullo no pienso en ir a verla
- alguna de las dos debe hacerlo, mi hermana dio el primer pasó en venir - después de un año - lastimosamente no tuvieron oportunidad de hablar, así que sí llegas a animarte puedes ir a verla los viernes y martes se mantiene bastante desocupada.
Se levanta de su silla para despedir de Daila con beso en la mejilla como de costumbre. Termina por alejarse dejándola sola en sus pensamientos hasta que una voz la interrumpe
- el próximo viernes esta libre, Duquesa Antzas - dice Elden, el guardia personal de Daila
- ¿estabas escuchando? - pregunto en un tono bastante molesta
- no puedo estar tan lejos de usted, sabe que son medidas de seguridad - contesta con voz firme en sus palabras
- estoy en mi propia casa, nada malo puede pasarme te pido que me dejes sola - ordenó la Duquesa, con la poca paciencia que tenía
- pero duquesa
- ¡dije largo! - exclamo Daila, sin darse cuenta que en su mano izquierda tenia una taza de té, la cual se rego en la camisa de su guardia - Elden...yo no quería hacerte daño, disculpa.
Los nervios invadieron el rostro de Daila, pues estaba bastante frustrada que se desquito con su guardia que solo hace su deber, pensó: que no tenia derecho de hacer algo así, no quería ganarse el odio de Elden, aunque eso era imposible pues él, le tiene un gran cariño era una lastima que debía mantener distancia de ella, al verla así de asustada sintió que era importante calmarla y para eso debía acercarse más de lo debido le sujeta las manos para que se tranquilice.
- Duquesa, no soy nadie para que usted diga así mi nombre, no tiene por que disculparse fue mi error haberla hecho enojar - afirmo Elden
- ve lávate, yo me encargo de que te traigan medicina para la quemadura.
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Pasos fuertes y a gran velocidad daba Ánzel, hacia el escritorio de su hermana que esta en su casa de las afueras del palacio, sin importarle con su mano golpea fuerte la puerta haciendo que se abra, Celeste queda un poco sorprendida.
-¡¿piensas romper la puerta o que!?- le grita, su hermana
- ¡¿donde esta?! - preguntó mientras observaba por ambos lado en busca de algo o de alguien
- ¿quien?
- el hombre que robo tu corazón
- que?....- La princesa queda bastante confundida, con ambas manos toca los hombros de su hermano - Ánzel, por favor deja el consumo de pastillas tomar en exceso puede causar daños
- Daila, me contó que compraste a un esclavo, y tú detesta la idea de comprar a las personas siempre decías que no eran pertenencia, entonces llegue a la conclusión que estas enamorada
- te repito que dejes las pastillas, no es necesario que las vuelvas a tomar - recalco su melliza
- esto es serio - ella solo lo mira, por lo que decide poderse seria
-esta bien, me no te vayas a enojar - Ánzel asienta con la cabeza - cuando estuve revisando los nuevos esclavos, tu sierva Adaila, me comentó de una visión, por lo que le permití usar su magia para mostrarme aquella predicción. Se trataba de nuestro reino en llamas y entre las personas corriendo vi un joven que se mantenía tranquilo entre todo el caus, lo que me sorprendió es haberlo encontrado en mi visita en la mansión Antzas
- Adaila.... te mostró una predicción donde nuestro reino esta en caos....donde aparece este sujeto, y tu gran plan fue traerlo al palacio - la princesa asienta con la cabeza - ¡estas demente!, porque no solo lo mandas a encerrar- sin avisar Celeste le da un golpe en la cabeza a su hermano
- así no debes tratar así a tus mayores - le dice su hermana
- fueron 10 minutos
- una gran diferencia, no es justo encerrar alguien que no ha hecho nada, además tengo un buen presentimiento, confía - le ofrece una tierna sonrisa que lo calma un poco - ahora largo de mi escritorio estoy en medio de un estudio importante sobre la regeneración
_se supone que eso me tranquiliza una corazonada_ pensó Ánzel, mientras caminaba mantenía su vista es sus pies y su mente en un recuerdo:
años atrás.
- debe de haber miel, solo debes introducir tu mano confía, tengo un buen presentimiento - me dijo mi hermana, mientras que yo estaba arriba de un árbol que contenía un panal hice caso a lo que mi hermana me dijo.
__Las abejas terminaron picándome toda la mano, pero por suerte en ese momento que estaba herido su poder mágico se desarrollo por primera vez fue bastante útil, la sanación. Tal vez ese fue tu buen presentimiento pudiste despertar tu magia.....mientras yo aun sigo sin saber ¿si soy capaz de usar magia?,.....no dejare que algo así me desanime__
Mientras avanzaba llega hasta la orilla del lago y observa el hermoso paisaje que contiene, se agacha para hacer unos dibujo en la tierra pues le da recuerdos de su niñez escucha unos pasos al levantar la vista encuentra a un joven con de cabello negro que le llega hasta los hombros y unos encantadores ojos verdes que llamaron mucho la atención del príncipe y una piel bastante clara que lucia con el reflejo del lago.
- disculpe ¿necesita algo?. - dijo aquel sujeto.
El tiempo se había detenido para ambos que estaban perdidos en la mirada del otro, ambos se preguntaron en su mente ¿quién es la persona adelante?. El príncipe observaba con curiosidad mientras que el otro miró con desagrado al ver que se trataba de un noble a pesar de ser un esclavo no ponía negar su molestia hacia los alto estatus, algo que percató de inmediato Ánzel, por lo que no dudó en levantarse para quedar a la altura aunque la persona de adelante sea un poco más alta que el por unos cuantos centímetro de diferencia no importaba, se mantuvo firme en su postula mostrando la seguridad que no tenía. Por lo que el de los ojos verdes dio un paso hacia adelante haciendo que el otro de uno hacia atrás al dar su segundo paso quedo cerca del lago donde cayó cuando continuo avanzando.
Para su mala suerte, el príncipe no sabia nadar por lo que hizo unos movimientos con sus brazos, el desconocido sujeto no entendía nada de los gesto hasta que vio como el cuerpo empezaba a hundirse y desaparecer de la superficie, en ese momento fue que entendió que se estaba ahogando por lo que no dudo en saltar al agua para ayudarlo.
Antes del que el príncipe, perdiera el conocimiento alcanzo a ver una figura borrosa entrando al agua, quién lo sujeto de lo cintura para llevarlo hacia la superficie. Lo recostó en la orilla mientras le daba unos golpes en el pecho para que no se vaya ahogar con el agua que debió consumir, a pesar de mantener la calma en su rostro, estaba comenzando a desesperarse al ver que aquella persona no despertaba, cuando analizo mejor su rostro se dio cuenta el cierto parecido que tenía con la Princesa Celeste, su dueña actual no tardo en darse cuenta que se trataba del segundo príncipe comenzó a cuestionarse si lo culparían a él por lo que le vaya a pasar a su alteza en estos momentos. Por lo que no dudo en observar en todos lados y prosiguió a usar su magia para que recupere la consciencia puso su mano en la frente del príncipe y recito unas palabras.
En un instante el príncipe se levanto tosiendo, el esclavo se acerco para verificar que se encuentre bien pero en ese momento Ánzel, comenzó a expulsar el agua que había consumido ese liquido cayó en el rostro del chico de ojos encantadores.
-¡agh que asqueroso! – exclamó mientras se limpiaba el rostro, desvio su mirada del príncipe que aun se estaba recuperando
-¿Qué paso? – preguntó el príncipe
- casi se ahoga en el lago pero logre sacarlo a tiempo disculpe que me haya tardado en entender sus señales de auxilio
-No me sorprende – dijo Ánzel, pensando que tan malo es para comunicarse que hasta un simple esclavo como el no lo haya entendido
-Pido disculpa otra vez – responde el chico de cabello negro, que malinterpreto aquellas palabras como un reclamo de su alteza por su negligencia
-Ya no importa estoy bien, dime ¿quién eres tú? Jamás te he visto en el palacio eres uno de los nuevos trabajadores que trajeron.
《Trabajadores》 la palabra más sutil que usaba Ánzel, para referirse a las personas que agarraban a la fuerza mientras atacaban en sus pueblo para convertirlos en mercancía y luego venderlo como esclavos a las familias nobles. El chico al escuchar eso no pudo evitar reírse pensando en lo descarado y hipócritas que podría llegar a ser la gente adinerada pero no se imaginaba algo así, pero todo esto era malinterpretado pues el príncipe no tenía ninguna intención de insultar a las perdonas humildes solo trataba de usar palabras sutiles para simpatizar pero al parecer no sirvió de mucho.
El rostro de Ánzel, se había puesto rojo como un tomate por la vergüenza y pena que sentía en este momento, que ironía sentirse avergonzado frente a un esclavo pensó, el joven pelinegro se detuvo a recordar que a quién tenía enfrente no era un simple noble era un príncipe del clan Kana, dinastía que gobierna el reino.
-Mucho gusto su alteza, Soy Ezekiel Zuhair, pertenezco a la princesa Celeste – se presento, Ánzel, se compuso de inmediato al escuchar quién era su dueña – también estoy para servirle su alteza, puede que no tenga ninguna marca de propiedad pero le aseguro que soy esclavo de la princesa
-Entonces mi hermana no te puso ningún marca o sello de restricción para tu magia
-No tengo ningún tipo de magia especial, solo se la básica que es la que uso para mis labores – mintió pues no podía darse el lujo de comentar que manejaba la magia del clan Zuhair, prefirió verse como un hombre simple, pudo ver el disgusto en el rostro del príncipe, por lo que se arriesgo a decir – si cree que es necesario un sello de restricción para mi magia estaré dispuesto a usarlo su alteza
-No es necesario esa decisión la toma tu dueña no yo – afirmo el príncipe, dejando aliviado por completo a Ezekiel – puedes retirarte - Dijo eso último para levantarse del suelo pero el esclavo se mantuvo en su puesto observando a lo que su alteza pregunta – ¿pasa algo?
-No, nada…… su alteza, solo quería asegurarme de que este bien me permite acompañarlo al palacio - dijo sabiendo que se estaba arriesgando un poco pero de alguna manera debía entrar a ese lugar
-Como puedes ver estoy bastante bien, no es necesario que vengas solo encárgate de servirle a mi hermana, retírate antes de que me hagas enojar
-Como ordene su alteza – dijo Ezekiel, mientras le hacia una reverencia al príncipe y se retira justo cuando da la espalda escucha unas palabras
-Gracias por haberme ayudado no tuve la oportunidad de hacerlo antes y disculpa por toser en su rostro – dijo el príncipe para luego también dar la espalda y marcharse.
Ezekiel, no tardo en voltearse para atrás y observo como el príncipe, se encontraba ya a unos metros de él. Aquellas palabras no dejaron atónico pues escuchar un agradecimiento y una disculpa de alguien hacia un esclavo era muy raro de ver bueno la difunta Duquesa Jazmín, siempre era amable con su servidumbre al igual que lo es su hija Daila y su esposo, pero esta vez era un príncipe de un alto estatus le había agradecido. Llego a pensar que tal vez era una burla hacia el.
RESIDENCIA ANTZAS.
Todos los miembros de la familia principal estaban presentes en una cena, Daila, le incomodaba mucho este tipo de situación tan solo comía y mantenía silencio pero no se atrevía a hablar pues no habría tema de conversación que animara este ambiente. Su tía Margarita, la observa acomoda su tenedor, sus labios estaban por abrirse era obvio que iba a romper el silencio.
-Duquesa Daila, ¿le gustaron los chocolates que le envié? – preguntó
-Si, estuvieron deliciosos
-Me alegra que fuera de su agrado – contestó aquella mujer de piel pálida y ojos verdes oscuros - ¿Cómo se ha sentido estos días?, me informaron que estuvo toda una semana trabajando en su despacho y no fue a dormir en su habitación
-Estoy bastante bien, no debe preocuparse es solo mi trabajo
-Aun eres muy joven para tanto trabajo deberías descansar y disfrutar tus días de juventud – afirmó su tía
-Es una lastima que no hayas podido casarte con el príncipe pero eso no significa que vayas a estar sola toda tu vida – agregó su prima Tasha, con una amplia sonrisa de labios – solo por qué te rechazo, existe más hombre que estaría dispuesto a estar contigo
-Es una pena que no desee estar con ninguno – recalcó Daila, mientras sostenía una taza en su delicada mano - incluyendo a su alteza
-Entonces estas diciendo que rechazaste al príncipe, eso sería una decisión muy tonta
-¿Quién hablo de rechazo?, No he sido yo, querida prima fuiste tú quien lo mencionó. Te daré un consejo no te creas todo lo que digan las criadas , se que te preocupas por tanto por mí, para estar al pendiente de todo lo que haga pero verifica que la fuente sea fiable antes de decir algo de mal gusto como ahora – respondió la Duquesa para levantarse de la mesa.
Antes de querer marcharse, su abuelo quién estaba bastante enojado por esa actitud de su nieta le ordena volverse a sentar.
-Tasha, no dijo nada que pudiera ofenderte ¡compórtate como debe ser una señorita de clase y vuelve a la mesa! – grito su abuelo mientras que Daila, solo le daba la espalda.
El ambiente se estaba poniendo pesado por lo que el señor Derek, su padre interrumpe.
-Esta un poco cansada es preferible que descanse – dijo tratando de calmar la situación pero solo recibió una mirada de mal gusto del señor Crisanto.
A pesar de haberse casado con Jazmín y obtener el titulo de Duque, y ser del clan Antzas, no era considerado de la familia principal por lo que su palabra solo eran un sonido irritante para el jefe de la familia.
-¡Silencio!. Te he dado una orden Daila, ¿porqué aun no estas sentada? – pregunto Crisanto, con un tono de voz molesto
-No te confundas abuelo – dijo de pronto su nieta, mientras se volteaba para dejarse ver su rostro – que seas el jefe de la familia no te da ninguna autoridad hacia mí, cuando quiera irme me iré
-Como te atreves a hablarme así tan solo eres
-Una Duquesa – interrumpe las palabras de su abuelo – por lo tanto no puedes darme ordenes como te plazca, si no tienes nada más que decirme me retiro. – dijo firme mientras caminaba hacia la puerta.
-Yo también me retiro – dice el duque Derek, levantándose de su mesa – que disfruten su compañía - Quería ir a ver como se encontraba su hija.
La señorita Tasha, no dudo un segundo en levantarse de su puesto para correr hacia su abuelo, con lágrimas en los ojos.
-Pido perdón… - dijo la joven de cabello negro entre sollozos - prima y tú, discutieron. Abuelo, nunca tuve la intención de hacerla enojar…solo quería animarla un poco estoy muy preocupada por ella
-Ya no llores, Tasha, yo se que no lo hiciste con esa intención. Tu prima Daila, es quién debería pedir disculpas no tu mi querida nieta.
-No dejemos que algo dañe nuestro momento padre, sigamos con un té en el jardín – sugirió Margarita, para calmar la situación – hija no hagas enojar a tu prima de esa manera, ella es una Duquesa - su hija pone una cara triste por lo que su madre continua para animarla - pero eso no quiere decir que no importes.
Todo esto era escuchado desde afuera en la puerta por Daila, su padre y Elden el guardia que siempre estuvo ahí esperando por ella.
-Hija, lamento no haber dicho algo más para defenderte – se disculpo su padre pero su hija solo se negó con la cabeza
-Eres un Duque padre, deberías comportarte con tal y hacer valer tu autoridad – exclamo Daila
-Sabes que ese titulo solo lo tome cuando me case con tu madre
-No importa como lo hayas conseguido, lo que importa ahora es que eres un Duque y lo seguirás siendo hasta que emperador diga lo contrario
-Eres igual que tu madre, puede que te parezcas a mí, pero heredaste el carácter de ella, estaba preocupado que estuvieras triste
-No estoy triste padre solo molesta, con permiso me iré a mi habitación
-Descansa hija – le planta un beso en la frente – recuerda que estoy para ti, eres mi vida
-Con tu amor me basta y me sobra padre. – sonrió para luego irse con Elden, atrás suyo.
De un golpe abrió la puerta de su habitación para proceder a acostarse boca abajo en su cama mientras abrazaba con fuerza su almohada, las lágrimas comenzaron a salir. Su guardia cierra las puertas y no puede evitar sentirse mal al verla así pero no sabía si era correcto dirigirme la palabra.
-No importa cuanto haya pasado aun mi abuelo me odia, que he hecho yo para recibir este trato – se cuestiona, mientras enfoca sus ojos en los de Elden, que aun sigue en silencio
-No diga eso Duquesa, su abuelo no la odia
-¡que no!, Acaso no eres testigo de la forma en que favorece a Tasha, y en cambio en mí solo ve errores, no importa lo que haga o diga siempre es algo malo para ellos. Lo único que me mantiene con vida es el titulo de Duquesa
-No es cierto, su padre la adora sin importar que sea duquesa o no, lo mismo con su amigo su alteza el príncipe Ánzel - pone su puño en el pecho como señal de lealtad - Incluso yo le seguire sirviendo como guardián sin importar que sea de un titulo importante
-Gracias pero no deberías mentirme por lastima - contesto Daila, mientras se limpiaba las lágrimas que no dejaban de correr por sus ojos
-No miento señorita Daila, siempre la he cuidado y siempre lo haré. Yo nunca rompo una promesa.
Al instante Daila, recordó aquella promesa que le había hecho hace mucho tiempo, Elden, era tan solo el hijo de un soldado por lo tanto era considera un sirviente. Siendo niños se llevaba bastante bien, siempre jugaban y se divertían por lo que una tarde le prometió que siempre la iba a proteger sin importar que deba dar su vida, la pequeña no se lo tomó tan enserio pero ahora en el presente se dio cuenta que sus palabras era verdad, Cuando miro a su guardia, que estaba ya sentado en su cama asegurándose que este bien. No pudo evitar volver a llorar pero esta vez por recordar lo dulce y amigable que era con ella, mientras que ahora mantenía su distancia como si se tratase de un desconocido.
-Duquesa, no llore por favor, no deseo verla llorar – sin previo aviso, ella lo rodea con sus brazos
-Gracias, tu me ayudas a que no me derrumbe ante los demás
-Tranquila Duquesa, siempre estaré aquí contigo
-Solo llámame, Daila
-Como ordene, no llores más Daila.
Escuchar su nombre hizo que quisiera llorar más pero sin darse cuenta sangre comenzó a brotar de su nariz y boca, con las lleva de los dedos toca las gotas de sangre entrando en pánico comenzó a toser, de inmediato ordeno a Elden, que pusiera un sello de privacidad en la puerta para que nadie de afuera pudiera escuchar o observar lo que pase adentro.
Esta no es la primera vez que algo así le pasaba y tampoco seria la última llevaba enferma un mes, siendo difícil usar su magia, debía ver a un medico o portador de magia Hansuki, pero si iba a un medico su familia lo sabría y su abuelo no dudaría en pedirle al emperador, que escoja a otra persona de su familia para el cargo de Duquesa, la mas calificaba para ese puesto era Margarita, pero es más posible que se lo den a Tasha, pensar en eso le aterra. Por lo que recordó a la única persona que conocía que podría ayudarla, la princesa Celeste. Aunque haya tenido sus diferencia dejaría su orgullo atrás para ir a verla ante los ojos de su familia, seria como ir de visita en vez de una revisión medica.
○ ○ ○
En la noche mientras la princesa Celeste, dormía Ezekiel, sale de su habitación para dirigir a la parte trasera de la casa donde se encontraba una huerta, observo el cielo vacío sin estrella alguna, un ave aterriza en su brazo que lo tenía extendido le revisa la pata que contiene una carta que guardo en su bolsillo, luego se dispone acomodar su carta en la ave que en un santiamén levanta sus alas y procede a volar por lo aires.
Se dispone a leer lo que había escrito en esa nota. Le había dado la orden que investigara los miembros de la familia real que estaban presentes en el palacio y informara lo más rápido posible destruye la carta para retirarse a su habitación.
Lo que no tuvo en cuenta fue los ojos que lo había estado observando desde una distancia.
Holis, Espero le haya gustado este 2 capitulo, puede que aun haya algunos errores de gramatica pero mejorare en eso, se los aseguro.
Vi en de una autora que escribia las cantidad de palabras que se puso en cada capitulo al final de este, pues me parecio interesante poderlo en pratica.
Palabras: 2725
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