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El omega corría con rapidez para no llegar tarde a al institución.

Su alarma no sonó porque no puso a cargar su celular y este murió, se levantó tarde y ahora corría a toda velocidad por las calles para llegar rápidamente a la escuela de niños ricos.

—Por dios, que sea la última vez que olvidas algo como esto Thomas Rogers — dijo a si mismo mientras corría a toda velocidad hasta que llegó y de detuvo de golpe para sonreír y calmarse para no liberar ferormonas y todos se dieran cuenta de que era un omega.

porque si, el escondía su casta ya que se burlaran de el por no ser como un omega común.

Delicado, cuerpo frágil, sumiso, sumiso jamás, cualquier p*to alfa que use su voz de mando en el sería su sentencia de muerte.

Su olor a moras y yogurt era lo único que hacía detectar a los demás su casta, así que utilizaba supresores para pasar desapercibido como un beta.

Entró tranquilamente hasta llegar cerca de su salón cuando un hombre chocó contra él debido a que venía corriendo—¡Maldito estúpido!¡¿No vez por dónde vas?!— gritó el omega sobando su nuca por el fuerte golpe y le dió una patada al tipo aún sin verlo.

—¡Lo siento, hombre!— dijo quejándose el tipo más alto que él.

Lo miró y el chico era de cabello negro y por su olor pudo darse cuenta que era un alfa, era extranjero, por sus rasgos faciales, era hermoso pero muy tonto a su parecer.

Dejó de mirarlo y con su rabia se levantó y fue directo a su salón.

Mientras que Minic Hwang solo quedó embobado ante la rabia de el beta.

El tipo era hermoso, un beta hermoso pero demasiado gruñón, pelo castaño, alto, no tanto como él pero lo suficiente.

Su lobo gruñó gustoso al verlo irse, joder tenía una retaguardia envidiable, pero al parecer muy gruñón.

—Joder, las cosas que me pasan por llegar tarde— dijo el omega entrando a su salón y sentándose en su puesto.

—¿Que te tiene tan molesto,Thomas? Digo, más de la costumbre — dijo Jessica, la morenaza a su lado, su mejor amiga y omega.

A ella le importaba muy m**rda lo que dijeran de ella, se sentaba como un alfa, hablaba como uno, y golpeaba como uno, así que nadie se metía con ella y su mejor amigo si no querían tener consecuencias graves.

—El trabajo, tú sabes — dijo el omega sin que nadie lo escuchara— llegué tarde a casa, no puse a cargar mi celular, se apagó en la madrugada y no sonó, entonces me tocó correr hasta acá y gracias a la luna llegué temprano, pero ahora tengo el uniforme sucio porque un p*to alfa venía corriendo tambien y me tumbó en el suelo y mira su obra de arte— dijo alzando un poco sus brazos para que está viera la suciedad y la otra omega le sacudió un poco el traje.

—Ya joder— dijo ella dejando de mascar el chicle— tal vez no es culpa de el chico, seguro también venía de prisa, no sé de qué te quejas tonto.

En ese momento llegó el profesor y tuvieron que callarse.

Pero no es como que el omega castaño quisiera hablar, ya que su lado omega extrañamente estaba muy feliz desde que vio al alfa tonto.

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El alfa salió al receso suspirando pesado, este sería su último año en la secundaria y pronto entraría a la universidad.

Pero el no quería una pelea más con sus padres porque ellos querían que se encargara de los negocios de su padre apenas termine la universidad, pero ese no era el problema, el problema era que querían cazarlo con el candidato favorito de su madre, el omega Zafiro Dunesh, podía ser muy lindo, muy carismático y de muy buena clase y linaje...

Pero por el no sentía ni escalofríos, la sola idea de tener que estar casado con el, sí.

No, sin duda no tomaría esa orden de sus padres, así que se prometió una vez terminar sus estudios conseguir a un omega que de verdad si ame y marcarlo antes de que el plazo se cumpla y sus padres no le dejen salida.

Entró a la cafetería y sonrió al ver al beta castaño y gruñón sentado en una de las mesas junto a una omega de cabello rizado de risa escandalosa.

Cuando pensaba ir allá alguien puso su brazo por su cuello—¿Me ibas a abandonar?— dijo el alfa de cabello verde y lentes— vamos y compramos algo para irnos a sentar.

—Antony por Dios, tu solo piensas en comer— dijo el alfa de cabello negro al de cabello verde Antony Hwang su primo y gran amigo.

—Y en Jessica, pero ni bolas me para— dijo Antony alzando sus hombros — vamos a comer y vamos a su mesa.

—¿Por qué la persigues si no quiere nada contigo?— dijo el alfa yendo con el peli-verde a comprar su desayuno.

— porque es mi destinada, y no la voy a dejar ir, no hasta que se case con alguien, y dudo que ese alguien no sea yo— dijo el alfa con una sonrisa y un gran sonrojo en sus mejillas.

—¿Te habían dicho que pareces una nena cuando te portas así?— dijo con burla Minic.

—Tu no sabes de esto porque no te has enamorado, así que jodete— dijo el alfa de ojos grises.

—¿Sabes que nuestra 'familia' es muy racista?— dijo el alfa de cabello negro— aparte de muy, retrógradas, machistas, controladores y crueles.

—Para ser parte de ella los quieres mucho— dijo con ironía el de ojos grises.

—Cada día me decepciono más de mi familia, compadre, pero eso sí, no de tí — dijo el de cabello negro al de cabello verde.

—Eso espero y dejemos de hablar cosas sin importancia y vamos que tengo a una omega que conquistar— dijo el alfa de cabello verde y ojos grises muy emocionado, como un niño que se le entrega su dulce favorito.

Ambos fueron a la mesa y el chico de cabello castaño rueda los ojos mientras que elde cabello negro le sonríe grande —¿Tu otra vez?

—Lamento lo que sucedió en la mañana, venía muy apurado y no vi con claridad, lo siento — dijo el alfa ofreciendo su mano— Soy Minic Hwang, estudiante de último año sección A.

El omega para no ser descortés aceptó su mano y la estrechó con la suya —Soy Thomas Roguers, estudiante de último año sección B.

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—¿Porque no comes?— preguntó Minic al supuesto beta.

—se me quitó el hambre— dijo el castaño con las cejas fruncidas.

—¿Es por mí?— dijo el alfa con burla.

Pero en realidad lo que pasaba es que estaba teniendo una lucha interna con su lobo porque quería sacar su aroma para llamar la atención de el alfa.

Y no sabía que era lo que le daba más miedo, si que todos se enteraran de que era un omega en vez de un beta o que el alfa tonto a su lado empezará a gustarle a su lobo.

Si, definitivamente era la primera.

—No tiene nada que ver contigo, alfita— dijo el castaño mirando su comida para proceder a comerla.

Esa era la única comida que comía bien y a su hora.

—¿Y entonces?¿Porque la cara larga?— dijo el alfa de cabello negro.

—No es nada, es que ha tenido mucho trabajo — dijo la morena empujando un poco al alfa de cabello verde para que se aleje—¿Podrías por favor dejarme en paz?

—Yo soy tu paz, ven a mi — dijo el alfa con una sonrisa.

—Sin dura, eres demasiado estúpido¿No vez el ridículo que estás haciendo? Hay muchas omegas de tu misma clase con la que puedes salir — dijo la chica de cabello rizado mientras comía su cereal con yogurt de durazno.

—Pero yo solo quiero salir contigo — dijo el alfa mirándola con sus hermosos ojos grises como un cachorro.

—Eres todo un caso— dijo ella con una sonrisa mientras que los otros dos solo miraban a la parejita de destinados acercarse más y más de forma sentimental.

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El omega castaño llegó a su casa, mejor dicho ese hueco de ratas donde vivía con su madre que la esperaba en el sofá con esas joyas costosas de siempre.

—¿Mamá?¿Tu aquí tan temprano?— dijo el omega con extrañeza.

—Si, cambiate y vístete bien, te conseguí varios clientes hoy— en ese momento el omega palideció sabiendo lo que venía — deja salir tú aroma ya, para que te encuentren empalagoso y no se arrepientan de pagarme por tí.

—Ma-mamá no creo que sea lo correcto — dijo tragando grueso — estoy cansando por lo de ayer, fueron seis, yo no..

—No querido, tú puedes y vas a hacerlo, te vas a acostar con esos estúpidos alglfas que me están pagando todo lo que tú me debes por darte la vida y mantenerte hasta los quince, desde hace dos años estamos en esto y ya no te puedes echar para atrás, tú debes pagarme por todo los años que te di de mi vida, así que vas a vestirte como la buena p*tita que necesitan ellos y no vas a protestar— dijo ella mostrando en un bolso los paquetes de dinero en ella.

—Por favor mamá — dijo con ojos aguados y suplicantes.

—¿Ves?¿Ves todo el dinero que hay aquí?— dijo ella — con todo este dinero podrías pagar la colegiatura completa en esa escuela de ricos, mi amor, mi niño precioso — dijo ella acercándose para acariciar sus mejillas — Y si seguimos, podrás ir a la universidad que queda en Italia a la que añoras ir, podrás reunir todo el dinero que quieras para formar una vida allá, piénsalo, podrás largarte de esta posilga y no me verás más, entonces¿Vas a hacerle caso a tu madre?

El omega con su ojos aguados y mordiendo su labio inferior asintió —Ahora vete a cambiarte, en media hora esos idiotas estarán aquí —dijo quitando su lado cariñoso y dándole unas pequeñas palmadas en la mejilla —Debes comportarte como un buen omega para ello, sino, no vendrán más y no podrás irte de aquí en los seis meses que te quedan en esa escuela de ricos.

El omega fue a bañarse y a quitar todo rastro de inhibidor en su cuerpo para que saliera su aroma a moras y yogurt con intensidad y mucha tristeza.

Se vistió con uno de los tantos trajes que su madre le habia comprado para "trabajar" por así decirlo y que atrayera a más clientes.

Se puso un antifaz de el mismo color que de el traje de encaje y ligueros.

En ese momento su madre entró con una gran sonrisa —Ve al cuarto de el fondo ahora, ya llegó uno, no me dejes mal con esos hombres — dijo ella guiñando su ojos derecho para luego salir de la habitación.

Tragó saliva sabiendo que no podia hacer nada más que eso.

Solo aguantar un poco más y cuando pase el año escolar largarse de allí a Italia, para no volver nunca.

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El alfa de cabello castaño entró a su casa con una gran sonrisa.

Que se borró al ver que bajando las escaleras estaba su madre y el omega llamado zafiro con el cual querían comprometerlo —buenas tardes cielo.

—Hola Minic— dijo el omega con las mejillas sonrosadas con falsa ternura.

—Eran buenos cuando no los escuchaba a ustedes dos— dijo el alfa— y hola Zafiro ¿Cuando te vas?— dijo con falsa amabilidad.

—¡¿Como te atreves a hablarle a si a tu prometido?!— dijo ella con indignación.

—Gia, querida madre, ella no es mi prometida, no le tengo amor ni cariño, yo ni siquiera a ella le tengo lástima — dijo el alfa con una sonrisa triunfante al haber logrado su cometido, enojar a su madre.

—¡No me llames por mi nombre!¡Más respeto a tu madre jovencito!— dijo ella con enojo.

—Respeta también mi decisión, Gia, querida madre —dijo este caminando de forma desinteresada por las escaleras sin mirarlas— yo no me voy a casar con este omega que te quede claro querida mamá, ni hoy, ni en un futuro, ni nunca— dijo cerca de el oido de la mayor para luego seguir con su camino — no me llamen a merendar, solo tengo ganas de vomitar debido a ustedes.

—Cada vez es mas irrespetuoso —dijo la mujer— yo solo tengo la aprobación de mi esposo, pero si tú no pones de tu parte, ese estúpido que tengo por hijo no va a aceptar y cuando menos lo esperes ya habrá marcado a un omega y lo va a traer a esta casa y tú quedarás de lado.

—No tranquila, tengo una idea, a mi no me lo van a quitar.

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Thomas Roguers

17 años - omega

Minic Hwang

17 años - Alfa

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El omega castaño revisaba en su casillero los cuadernos que utilizaría hoy.

Había llegado temprano debido a que no durmió nada y se la pasó cómo una hora en la ducha tratando de quitar los horripilantes olores de alfa en su cuerpo.

Una vez toma sus cuadernos cierra los ojos y suspira pero se sobresalta cuando se da cuenta que atrás de la puerta de su casillero está el alfa de cabello negro que media unos buenos 1.92—¡Joder!¡¿Ahora eres un acosador?!

Su altura era un insulto para sus poderosísimos 1.74.

—No era eso, queríamos invitarte mi primo y yo a la feria que se hará en el central park ¿Que dices?¿Vienes?— dijo el alfa con ojos de esperanzado.

El alfa en su interior le pedía a gritos estar con el hermoso beta y si tendría oportunidad la aprovecharía, después de todo nunca lo ha visto con más nadie que nos sea su amiga.

Y por otro lado el omega claro que quería ir a ese lugar, sobre todo si era con ese alfa, pero a su mente llegó la imagen de su madre, debía estar consiguiendo a otros hombres que paguen muy bien por el, lo que significaba estar en la casa de placer que su madre tenía, después de todo era viernes y era muy obvio que tenía que ir a trabajar a la casa de placer si o sí.

El castaño negó con una sonrisa —Gracias por invitarme, pero tengo trabajo durante todo este puente (fin de semana y día festivo lunes) y no puedo faltar— dijo el castaño metiendo en su mochila las las libretas que utilizaría.

—¿No puedes pedir permiso?— el alfa miró confundido al beta que sacó una sonrisa sarcástica cargada de melancolía.

—Lo siento, de verdad, esta semana me he dado cuenta que eres una buena persona y no quiero sonar mal, pero tengo cosas importantes que hacer, si no trabajo, no tendré el dinero suficiente para pagar los siguientes meses de colegiatura, así que no me puedo dar el lujo de faltar a trabajar — dijo el omega y palmeó su hombro— diviértete y pásalo bien.

Y sin más el omega se fue caminando a su salón dejando al alfa en vez de desanimado, emocionado con un niño.

Esa era la única manera en que había tenido una cercanía con el beta, solo unas palmaditas de reconforte lo tenían babeando.

—En serio parezco un demente— dijo el alfa de cabello negro pasando su mano por su cabello un poco largo

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—¿Te invito?— dijo Jessica a su lado en el salón y este asiente — el peli guasón también, es muy fastidioso pero aún así acepte, hace mucho que no voy para allá¿Y gratis?.

—Me alegro que vayas, yo no iré.

—¿Porque no irás?— dijo con extrañeza.

—Trabajo— soltó sin más.

—deberias dejarlo y llamar a la policía, tu madre está mal de la cabeza "es una proxeneta"— dijo la última frase en un susurro a su oído.

—Lo sé, créeme que lo sé, pero el día en que lo haga yo estaré desmembrado en una bolsa negro en uno de los botes de basura de el barrio — dijo el omega— "y tú sabes muy bien que es cierto, la única manera que tengo de salir de esto, es que me vaya Italia y para ello necesito el p*to dinero que me gano por comerme esas maldita p*llas"— dijo en susurros, para su suerte siempre se sentaban al fondo y nadie los escuchaba porque estaban más pendientes en gritar y hacer desorden en el salón.

—Esto no está bien, lleva haciéndolo por dos años.

—aveces no es tan malo, cuando me acuerdo de que pronto me iré, se me pasa— dijo el omega — y no te atrevas a llamar a la policía de nuevo, la otra vez que lo hiciste casi termino muerto.

La conversación quedó en el olvido cuando el profesor entró.

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El alfa se sentó al lado de el peli-verde quién estaba tranquilamente viendo la foto de pantalla en su celular —¿Cuando le tomaste esa foto?— dijo el alfa pelinegro.

—Ayer, mientras comiamos en el almuerzo, no te diste cuenta porque estabas tan maravillado hablando con el amigo beta de mi Jessica— dijo el alfa suspirando.

—Se llama Thomas y ella todavía no es tuya, no te confundas, y sí, mi lobo me pide a gritos estar con él y me gusta pasar tiempo con el, me gusta hablar con él, es grandioso aún cuando está de mal humor— dijo el alfa abriendo la libreta con la que empezaría la clase.

—En general te gusta el beta gruñón — dijo el alfa de cabello verde ajustando sus gafas.

—Me fascina mis hermoso ojos negros.

—Hasta apodo ya le pusiste, estás tragado de él y tú lobo lo reclama como tuyo, eso es muy a tu favor ¿No?— dijo el de ojos grises y se confundió cuando esté negó con la cabeza.

—El algo esconde que no nos dice y le impide socializar más con nosotros — dijo el alfa pelinegro — y me parece que tiene que ver con su trabajo, si vieras cómo se puso cuando le pregunté si podía ir a la feria de central park con nosotros este puente, se puso muy nervioso cuando lo nombró.

—No le des tanta vuelta al asunto, tal vez es que es un trabajo muy importante o tiene otras cosas más importantes que hacer, no te lo tomes tan a pecho, seguro en otra oportunidad le pides salir y de seguro aceptará — dijo el alfa de cabello verde restregando su mano en el cabello negro de el otro alfa— no lo pienses tanto así como yo no pienso tanto en cuando ella me dejará cotejarla, tal vez nunca lo haga pero todavía tengo la esperanza de que pasará.

En ese momento el profesor entró y no solo, rodó sus ojos al ver quién era— tenemos una nueva alumna hoy les pido respeto a su persona, fue transferida aquí y desde hoy estudiará en este salón.

—Hola a todos,Mucho gusto, soy Zafiro Dunesh, espero nos llevemos muy bien— dijo este con su sonrisa para nada inocente.

Algo le decía que todo esto era gracias a su madre, y claro que era muy cierto, su madre para conseguir lo que quiere era muy hábil.

Pero lo que a ella se le olvidaba era que tenía un hijo con el doble de carácter que el de ella, y no se dejaría dominar por ninguno de sus familiares.

En especial de Gía.

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