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Besos Prohibidos

Prólogo

La primer oportunidad que tuve de escapar no la desaproveché. Al tener en mi posesión un arma le di un buen uso, tiré del gatillo, un impacto en la cabeza y dos en el abdomen, estaba muerto y así me había cobrado por todo el dolor que me hizo pasar, el primero de muchos que pagaría por mi sufrimiento.

Continué mi camino y no me percaté de la persona que me seguía oculto en las sombras.

Dos impactos no son suficiente para derribarme. Había recibido dos balazos pero yo seguía de pie, aún que tengo un interes muy alto por dejar este mundo, hay un sentimiento de angustia, ese mismo me advierte que al hacerlo me arrepentiré.

- Busquen al maldito y encuentrenlo, lo quiero con vida para hacerle pagar por todo lo que hizo -

Maldición, están muy serca pero no encuentro el momento oportuno, si no atravieso esa calle no podré salir con vida de esta.

Descendía lo más rápido que podia sin hacer ruido los últimos dos pisos que todavía faltaban para llegar al acceso de la construcción que se veía sucia y descuidada pero aseguro no lo estaba y donde me encontraba privado de mi libertad hacía ya unos días. Necesitaba cruzar dos puertas, la primera sin seguridad alguna pero la segunda con una red de peligro inminente y de la cual tenía la certeza que en otros momentos podría atravesar fácilmente al tomar a los dos guardias por sorpresa pero ahora no sería fácil debido a que estoy herido y la sangre no deja de brotar, el dolor se agudizaba cada vez más.

- No dejen que escapé, debe estar en alguno de estos pisos. - la voz del culpable de mi sufrimiento sonaba agitada, como si estuviera perdiendo a su verdadero amor pero lo unico que era para el es un juguete, uno al cual torturar y querer en el momento que deseara.

Prestaba atención a lo que decian por el radio que había obtenido del hombre que minutos antes me habia propinado una paliza, pero que en estos instantes se hallaba muerto.

Vi la oportunidad perfecta, tomé desprevenido a uno de los guardias, precisamente me dirigí hacia el que tenía más armas, cuando el otro reaccionó quizo actuar pero su compañero ya estaba en el otro mundo y el tenía una navaja clavada en el pecho.

Me apresuré a cruzar la calle sin importarme el paso de vehículos a toda velocidad. No había semáforo por lo tanto no se detenian en ningún momento, estaba frenético por llegar al otro extremo de lo que sería por fin mi vía de escape.

Había librado a todos los autos que pasaban por el lugar, por fin pude atravesar la calle, por fin tenía esa ansiada libertad que tanto anhelaba. Pero no iba a terminar ahí, aún estaba muy cerca y ellos tenían autos, necesitaba pensar en más opciones y crear posibilidades.

No se si fue casualidad o destino pero a unos cuantos metros de distancia se encontraba un coche aparcado a media carretera de el cual bajó un joven más o menos de unos diecinueve años, estaba vomitando y desprendía un olor muy fuerte a alcohol entré al auto que aún estaba en marcha, ni si quiera había despegado las llaves del switch de encendido, tuve el deseo de largarme, juro que intenté dejarlo en ese lugar pero algo en mi decidió no hacerlo. Tomé al joven y lo metí en la parte de atrás, ni si quiera pude ponerle el cinturón pero algo es algo.

No supo que pasó porque se desmayó cuando lo metí al coche, ya habían pasado más o menos dos horas y estaba en una tienda a mitad de la carretera sin dinero, golpeado y con hambre mientras que este niño parecía seguir dormido pero sólo eso, porque hace ya unos minutos que estaba fingiendo, así que salí para hacer mis necesidades pero me llevé las llaves.

Creyó que no me daría cuenta de que me siguió.

— Amigo, si piensas hacer algo espera un momento a que termine de hacer mis necesidades, eres hombre así que entiendes que se siente aguantarse —

Se quedó en silencio, no dijo absolutamente nada pero sabía que hace unos segundos había tomado el tronco que estaba a unos metros de mi.

— Ahora si podemos charlar como hombres — tomé el tronco para lanzarlo a un lado, después llevé al niño hacía el auto y lo coloqué de espaldas a mi. — Es una grosería tomar a alguien desprevenido y por atrás, ¿qué no te enseñaron a pelear de frente? O ¿es qué eres un cobarde? —

- Lo lamento, no me haga daño, yo no quería hacerle nada sólo quiero de vuelta mis llaves y mi auto. Necesito llegar a casa, de no hacerlo me irá muy mal. - el cuerpo le temblaba y tartamudeaba bastante, se notaba a leguas que tenía miedo de mi.

— ¿Cuantos años crees que tengo para que me hables de señor? —

- Es que usted me dijo niño así que supuse... -

— No supongas nada niño, tengo veintidós años y no me hables de usted, ¿entendido? —

- Si se.. si -

— Está mejor. Ahora, necesito tu ayuda, no es que me agrade pero en estos momentos no puedo seguir más tiempo despierto, no te secuestré ni nada por el estilo simplemente necesitaba escapar pero ahora me encuentro mal herido y sin dinero. Por favor ayudame y te devolveré todo con intereses. —

- ¿Por qué debería hacerlo? No es como si te debiera algo... -

Le di la vuelta para quedar cara a cara.

— Mira imbécil, te pregunté amablemente si podías ayudarme pero te estás poniendo en un plan muy mamón y me estás cansando. Hace unas horas estabas vomitando y desmayado, si hubiera querido te dejo tirado a media carretera pero no lo hice. — sentía que cada vez hablaba más y más lento, mis párpados se cerraban, mi cuerpo pesaba.

- ¡Hey! ¿te encuentras bien? Oye... No te duermas... -

Caí al piso y lo último que escuché fue "te voy a ayudar"

Todo se volvió oscuridad, una infinita de la cual no hallaba salida.

Capítulo 1

Regresaba a Davenport después de diez años, lugar que no me traía para nada buenos recuerdos pero si donde conseguiría venganza.

Me había ido de aquí debido a que me adoptó la familia Eckhart, una con dinero mucho dinero, eran dueños de la empresa más grande de electrodomésticos en Adelmart, ellos aunque intentaron de todo para que fuera como querían no lo lograron y se dieron por vencidos, pero es que a un niño de doce años le es casi imposible aprender o cambiar cuando se crece de tal manera que ni si quiera le importa su propio bienestar.

El orfanato 'Rayo de Luz', nombre cagadisimo por cierto y que no tenía nada de luz, era el lugar en el que crecí, a los dos meses de nacido me habían dejado al pié de ese asqueroso lugar con tan sólo una manta, una llave de León con las letras A y B grabadas atrás y una nota.

"MI QUERIDO ARGENTO, DISCULPA A TU MADRE POR HACER ESTO PERO DEBES ENTENDER QUE ESTÁS MEJOR AHÍ QUE CONMIGO O CON TU PADRE, QUIZÁ CUANDO CRESCAS ENTIENDAS QUE LO HICE POR TU BIENESTAR, TE AMO MI NIÑO Y PERDÓNAME POR HABERTE DEJADO. QUIZÁ ALGÚN DÍA NOS VOLVAMOS A VER MIENTRAS, DISFRUTA DE LA VIDA."

ATTE: LENA OLSEN

Noche tras noche leía esa carta, pero jamás le encontré sentido, hasta el día de hoy la sigo llevando conmigo a todas partes por que quizá en el alguna parte de mi cabe la esperanza de que la veré alguna vez y le preguntaré ¿por qué? ¿por qué trajo al mundo a un niño que no iba a querer? ¿por qué me dejó? Y muchas preguntas más.

En ese lugar me llamaban Argento, se me había quedado ese nombre porque las personas que estaban en es lugar no quisieron cambiarlo por pereza. En la primera adopción creí que todo sería mejor pero estaba en un gran error.

Los que me adoptaron sólo querían lastimarme y lo lograron, por seis largos años. Cuando regresé al orfanato como un niño de once años ya era muy tarde, nadie quiere adoptar a un niño de esa edad.

Hasta que un día unos señores vinieron, a leguas se les veía el dinero pero a mi no me llamaban la atención, fui hacía el patio trasero donde se suponía que nadie venía. Minutos después la puerta fue abierta y se escucharon voces.

- Argento, se que estas por aquí, vienen a adoptarte, será mejor que salgas. - ese era el encargado del dormitorio de los niños, un cabron en todo sentido ya que nos golpeaba cada vez que se emborrachaba.

— No es cierto, nadie quiere adoptar a un niño de doce años —

- Usted había dicho que tenía once - dijo un señor de apariencia dura dirigiéndose al cuidador, no tenía expresión alguna en su cara y era de compleccion grande.

- ¡Oh si claro! Cumplirá doce en unos meses así que dijo eso para verse más grande - se notaba lo nervioso que estaba

— Cumpliré doce mañana y no lo dije para verme más grande —

- Hola Cariño, mi nombre es Kara ¿Cuál es el tuyo? - habló la ella pero no respondí, porque su belleza me había dejado deslumbrado, una mujer alta, no era delgada pero tampoco obesa, estaba rellena, tenía pelo negro y ojos cafés. - Si no quieres hablar aquí por que no nos sentamos en algún lugar, el que tu quieras y platicamos ¿te parece? -

— Si, y mi nombre es Argento puede llamarme así — Su sonrisa era aun más deslumbrante que su belleza.

Después de la platica de hora y media que tuvimos decidió adoptarme, pero antes de ello se sinceró conmigo y me dijo la verdad.

- Mira Argento, no me andaré con rodeos, desde que te observé a lo lejos vi a mi hijo en ti; hace unos meses murió a causa de un cáncer de laringe y mi otro hijo ha estado muy triste, así que te necesito para que me ayudes a que hijo no se sienta solo. - Sabía que estaba siendo usado pero de todas maneras acepté. Era egoísta de mi parte aceptar ya que no estaba dispuesto a hacer el papel de hermano porque no tenía ese sentimiento pero lo hice y no terminó para nada bien.

Nos mudamos a Adelmart y los problemas que vinieron después de la adopción no tardaron en aparecer pero no fueron muchos o más bien no tan graves, era como la calma antes de la tormenta. Una calma bastante larga, casi diez años después y el mayor problema apareció.

Estaba en mi recámara limpiando y que mejor que escuchar música para motivarme.

— I  see a little silhouetto of a man

Scaramouche!!! Scaramouche!!

Will you do the fandango??

Thunderbolt and lightning

Very, very frightening me!

Galileo! Galileo!

Galileo! Galileo!

Galileo, Figaro!

Magnifico!..... — estaba a medio concierto cuando una sombra apareció de repente — No te pases cabrón, toca antes de entrar —

-Disculpa hermanito pero no creo que con ese volumen me hubieras escuchado, llevo como cinco minutos tocando y tu para nada que abres - ese era Killian mi estúpido hermano mayor, hace unos días había regresado de estudiar en la Universidad Torre en Parxton y se estaba quedando aquí.

— Bien, ¿que es lo que quieres? —

- Sólo preguntarte si quisieras salir esta noche a un bar, hace tiempo que no me divierto y que mejor que salir con mi hermanito -

— Ja, ¿de cuando acá quieres salir conmigo? — se acerco demasiado y yo estaba retrocediendo me sentía como un gato encerrado.

- Creo que estar en Parxton me afectó un poco, en ese lugar no hay buenos bares en donde pasar el rato, pero si no quieres no hay problema - hizo el amago de agarrar mi cara pero terminó poniendo su mano en mi hombro.

— Bien, tu ganas, te llevaré a Divino Cielo... —

- ¿Eso que es? ¿una Iglesia o qué? -

— No seas tonto, es el bar de un amigo, trabajo ahí —

- No me hagas reír, ¿tu trabajar en un bar y qué? ¿haces calle o qué? -

— Imbécil, me encargo de recibir las cosas para el bar —

- Que bien, ya me había asustado de que Keneth, mi hermanito menor estuviera en otros pasos... - y si como ven me habían cambiado de nombre, ya no era Argento Olsen, ahora era Keneth Eckhart

— Largo de mi cuarto — comenzó a reírse mientras se alejaba

- A las diez estaré listo, iremos en mi auto -

— Ajá lo que digas. — tengo un presentimiento sobre esto y claramente no es nada bueno.

Capítulo 2

Íbamos hacía Divino Cielo y en el camino Killian puso algo de música, de nuestro género preferido, era lo único en lo que somos parecidos.

Cuándo llegamos al bar sonaba C•U•B•A, todos los viernes venía un DJ. para ambientar así que viernes y miércoles eran mis días favoritos. ¿Porqué miércoles? Bueno porque viene una banda de Rock y tocan en vivo canciones de los 60's, 70's & 80's.

— Este es, hoy no trabajo así que podemos tomarnos unos tragos —

- Perfecto, así me platicas de tus aventuras amorosas -

— Estás loco, jamás te contaría eso —

- ¿No quieres o no puedes? ¡Ah! Ya entiendo, sigues siendo Virgen -

— Claro que no idiota, simplemente no te contaría nada y menos aquí —

- Bueno, yo si tuve una que otra aventurilla pero nada serio. -

— ¿Cuando te piensas ir de la casa? —

- Llegué hace unos cuantos días y tu ya me estás corriendo, ¿hay algo que no quieras decirme o es que me tienes miedo? -

— Ninguna de las dos, simplemente no te soporto — comenzó a reírse y se paró a bailar. Al poco rato traía a dos mujeres, esbeltas y se le veía a kilómetros la silicona.

- ¿Bienes? -

— No, eso que traes no es de mi agrado —

La noche pasó lenta y aburrida, hoy no trabajaba mi amigo así que no había nada que hacer. Dieron las tres de la mañana y ya estaba con sueño, ni si quiera tomé lo suficiente como para emborracharme o si quiera divertirme. Busqué a Killian y lo divicé a lo lejos con una mujer de las que trajo a mi, se estaban tragando.

— ¡Hey Killian!, dame las llaves de tu coche, ya debemos irnos —

- ¿Tu para que quieres las llaves de mi coche?, yo manejaré. - se caía de borracho y a duras penas se le entendía.

— Anda, ni si quiera te puedes mantener en pie — no me hizo caso, se despidió del plástico andante y salimos hacía el estacionamiento, el manejó aunque le dije que yo lo haría.

- Mierda, necesito orinar. -

— Eso debiste haberlo hecho en el bar —

- Me detendré por un momento - ignoró mi comentario completamente, cuando terminó regresó al coche y se recostó en el asiento.

— ¿Te encuentras bien? — tardó en responder, suspiró

- Lo lamento Keneth, salí huyendo de Adelmart para olvidarte y no lo conseguí, creí que si cambiaba de aires podría dejar de sentir esto y no lo logré, ni si quiera estando con mujeres pude hacerlo, disculpame por lo que haré y por lo que más quieras no me odies... -

— No estoy entendiendo absolutamente nada de lo que dices habla claro —

- Eres listo para unas cosas pero para otras hermanito déjame decirte que eres un asco... - después de decir eso tomó mi cara con ambas manos y me Besó..

Ya había besado anteriormente pero jamás a un hombre y nunca en mi vida pensé que sería a mi hermano. Aunque no somos hermanos de sangre, si lo somos de ley aparte de que somos hombres. Todo esto estaba mal, muy mal ¿en qué punto me perdí? ¿cuándo esta conversación dio ese giro? No más bien ¿cuándo en todo el maldito trayecto cambió esta situación?

Estaba en shock, lo peor del caso es que no me quité ni lo hice a un lado, todo pasó tan rápido que cuando reaccioné ya era tarde, el se había adueñado de mis labios y estos desobedientes respondían lo que los suyos aclamaban, fue un beso de esos tiernos pero con mucha pasión, nuestros labios de conectaron a la perfección como piezas de rompecabezas después mi boca le dio paso a su lengua y automáticamente despertó la bestia ahí es donde me di cuenta de que algo andaba mal. Comenzó a tocar mi miembro el cual palpitaba y dolía por lo estrecho del pantalón, estaba deseoso por salir, acto seguido el bajó mi cremallera y siguió tocando por encima del boxer, sentí sus dedos metiéndose entre el y mi piel entonces un roce lo levantó aún más, estaba tan sensible y eso que no era la primera vez. Mi mente alertaba que debía parar, era necesario ya que esto va demasiado rápido y quien sabe que ocurra después.

Le respondí el beso, me excité con el y lo peor es que no me disgustó para nada el que me halla tocado de esa manera... díganme loco pero fue lo mejor de toda mi vida.

Lo detuve y el no pudo resistencia, es un cabron, sólo estaba esperando a que yo me negara, y de no haber sido por eso quien sabe hasta donde habríamos llegado.

- Espero que nuestra relación no cambie - seguía en mi malito ensoñamiento cuando dijo eso.

— ¿Como rayos crees que no cambiarán las cosas? Somos hermanos. No, espera deja de eso, somos hombres, ¿qué es lo que te sucede? —

- No lo negase, pudiste haberme apartado pero no lo hiciste, ahora debes hacerte cargo -

— Alto, espera, espera, hacerme cargo ¿de qué? —

- De todo el amor que siento por ti, de mis sentimientos, lo mínimo que puedes hacer es corresponderme -

— ¿Sabes qué?.. no estoy entendiendo nada, mejor vamos a casa, haré como que esto no sucedió jamás y volveremos a nuestras vidas, estas borracho y no creo que recuerdes nada de esto — un pequeño rubor se hizo presente en mis mejillas pero no lo demostré.

- Si me acuerdo de todo esto mañana, ¿estarás conmigo? -

— No... no lo sé, sólo deja que amanezca por favor — ya hasta estaba tartamudeando. No se hasta donde me lleve todo esto pero quiero seguir.

Llegamos a casa y no había nadie, nuestros padres estaban en un viaje de negocios y no regresarían hasta la siguiente semana así que estábamos solos en casa, tenía miedo de lo que podría suceder pero estaba dispuesto a enfrentar todo lo que se me pusiera en el camino.

Ese fue el primer error de muchos, creer que el amor sería más grande que cualquier tormenta, pero nos equivocamos. Ni el ni yo estábamos preparados para lo que se avecinaba.

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Aclaraciones;

(—): para Keneth

(-): para otros personajes

No se olviden de dejar su me gusta y comentarios, los leo a todos y responderé cualquier duda😊

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