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Breves Historias.

Capítulo I.- Gratitud.

El niño caminó tomado de la mano de la mujer quién con paso acelerado lo llevaba fuertemente agarrado como si él se fuese a escapar.

A pesar de tener tan solo ocho años, ya sabía lo que era la tristeza, ya que al igual que otros niños creció en ese lugar donde solo había monjas que le impartieron mucha disciplina en todos los aspectos, sin embargo, no hubo cariño, ni amor, quizás por ser tantos no había tiempo para eso.

Pero tenía motivos para estar feliz y contento, el día que tanto soñó llegó. ¡Al fin fue adoptado!. A partir de hoy tendría un hogar y una familia. ¡Se sentía dichoso!

Entró al despacho de la madre superiora, y allí los vió. Era una señora y un señor de muy elegante vestir. Al verme, rápidamente se levantaron de sus asientos y me abrazaron, me sentí incómodo, no sabía qué hacer porque nunca nadie me había abrazado, bueno hasta donde yo recuerde.

La señora con voz muy dulce y muy suave me dijo:

—"De hoy en adelante seremos tus padres y tendrás un hogar"

Con timidez y con ojos llorosos levanté el rostro hacia ella, pude observar en esa mirada azul, algo diferente que no sabía que era. Después que la madre superiora les entregara unos documentos, salimos de su despacho y nos dirigimos a la salida. Antes abracé a las monjas y desde allí me despedí de todos los niños que estaban asomados en los balcones de los pisos superiores. Recordé cuántas veces también desde allí observé partir a tantos otros huérfanos que se despedían al ser adoptados, y creí que nunca me tocaría a mí. Sin embargo hoy, con lágrimas resbalando por mis mejillas, me despido de ellos deseando que algún día también encuentren una familia que los quiera. ¡Un hogar!

Después de recorrer una gran autopista por un buen rato, llegamos a una casa con un grande y hermoso jardín. A tan solo unos pocos pasos el señor detiene su caminar voltea a mirarme y me dice:

—¡Bienvenido Rubén, desde hoy en adelante está será tu casa, tu hogar.

—Gracias — dije con timidez.

Nuevamente el señor me dice:

—Eres nuestro hijo y todo ésto te pertenece, si quieres o deseas algo en particular nos los dices, y rápidamente te complaceremos.

Observé a mi alrededor, y le pregunté:

—¿No tiene perros?.

Me gustaban mucho los perros, bueno, casi que todos los animalitos, en el hospicio teníamos muchos, así como varios perros callejeros que llegaban a la puerta por comida y luego terminaban quedándose allí. A todos nosotros nos encantaba tenerlos para cuidarlos, atenderlos, y sobre todo darles el cariño que en la calle no tenían.

El hombre me responde:

—No tenemos, ya lo habíamos pensado pero estábamos esperando tenerte en casa para luego comprarte el que tú elijas. Mañana mismo compraremos uno o dos.

Lo miré fijamente y le pregunté:

—¿Sería muy difícil en vez de comprarlo buscar uno callejero? — Esos que necesitan tanto amor, cuidados, cariño y un hogar?

Me mira sonriendo y dice:

—Pues claro que sí, nos pondremos desde ya a buscar, seguro que encontramos uno, dos o varios.

Eso me alegro muchísimo. Finalmente entramos a la casa y me quedé asombrado. ¡Ésto no era una casa, era un palacio! Cómo los que veíamos en algunas historias en los libros de cuentos, y él dice ¿que todo es mío? — ésto es mucho para mí solo, aquí podrían vivir conmigo todos mis compañeros del hospicio y ahora es que quedaría espacio.

El tiempo fue transcurriendo rápidamente y me fui adaptando poco a poco a mi nueva vida. Gracias a éstas personas que tuve la dicha de conocer, que sin ser sangre de su sangre me han querido tanto, me han dado tanto amor, tanto cariño, lo que yo siempre había anhelado y necesitaba incondicionalmente me lo ofrecieron.

Cambiaron completamente mi destino para bien.

Obviamente con su apoyo estudié. No desperdicié la oportunidad que me brindaron, y puse todo mi empeño y responsabilidad para lograr culminar mis estudios de arquitectura

Hoy cuando el tiempo ha transcurrido, y por supuesto soy un hombre casado con hijos y nietos, no puedo dejar de volver la vista atrás y pensar en la suerte que tuve, al tener en mi vida a éste par de seres extraordinarios, que me abrieron las puertas de su casa y de su corazón.

Por eso quiero hacer sus pocos o muchos años que les quede por vivir, aún más felices de lo que hasta ahora han sido, rodeados de sus nietos y bisnietos que hacen de su senectud sus verdaderos años dorados.

En la vida se puede tener todo lo inimaginable, riquezas, lujos, viajes, estudios y familia. Pero lo más importante que se debe tener, y no todas las personas tienen, ni con la vida, ni con Dios, y mucho menos con aquellos que en su momento tendieron su mano, e hicieron que su futuro fuese diferente. Eso, sencillamente se llama:

¡Gratitud!

Capítulo II. Gracias a la vida

—Desde hace unos meses mantenemos nuestro noviazgo a escondidas. Por Ahora tiene que ser así; ya que sus padres jamás me van a aceptar. Si es que soy un pobretón, y ella, ella es cómo dice la canción:

««"La cándida niña de la sociedad"»»

Pero bueno, no se manda en los sentimientos y nosotros nos fuimos enamorando sin darnos cuenta en la medida que nos íbamos conociendo. No es que fue a primera vista, o un amor que nos hechizó y que ya nunca más dejamos de pensar el uno en el otro,

no, no fue así, creo que fue más por la costumbre de estar todo el tiempo juntos en la facultad, y cuando no, pues entonces hablábamos por teléfono. Lo cierto es que de una u otra manera estábamos cuál llave y candado, así mismo era. Sin embargo no nos dábamos cuenta de lo que sentíamos.

Hasta que un día me vió en una animada conversación con una linda chica en la fiesta de un compañero. Bueno pues, entró en cólera y dejando a todos con la boca abierta me abofeteó así, sin son, ni ton.

Me dijo unas cuantas cosas. Yo no entendí nada, solo sentí mucha vergüenza ya que todos se reían y se burlaban de mí.

Sin embargo no le di gusto a ella ni a nadie, y aunque por dentro estaba furioso hice como sino me importara, le di la espalda y seguí conversando con la chica, como si nada.

Esa noche no pude dormir pensando por qué Nubia había actuado así, y de repente comprendí que estaba celosa.

¿Pero celosa de qué, o qué? — Sería por la amistad, porque por otra cosa, no creo. Ella bella, hermosa, refinada y elegante no sé fijaría en mí como hombre, y menos como novio, eso jamás yo lo había siquiera considerado.

De todas maneras hablaré mañana con ella, quiero que me aclare su actitud, todavía tengo mucha furia por lo sucedido.

Al día siguiente llegó enojada y ofendida. ¡Definitivamente ésto es el colmo! O sea, según la señorita yo la ofendí.

¡Qué cara dura! — Pensé.

Finalmente no me aclaró nada, solo tuvo el atrevimiento de amenazarme que si volvía a verme con la chica que sea, pues no dudaría en abofetearme.

¿Quuuééé? — ¿¡Así que esas tenemos!?.

Entonces la sujeté por la cintura, y sin más ni menos besé sus labios, pero no es que fue un inocente besito y ya. ¡No! —Fue cómo debe ser ¡Un gran beso!

Así que aquí comenzaríamos éstos amores que sabíamos muy bien serían nuestra condena, ya que sus padres nunca los aceptarían

El tiempo fue transcurriendo y nosotros cada día más enamorados, ya casi terminaba el semestre. Una mañana cuando voy llegando a la facultad, un hombre de mediana edad y elegantemente vestido se atraviesa en mi camino, me toma del brazo de forma violenta y de una vez me dice:

—¡Oye pobretón, aléjate de mi hija o no respondo!

Le miro a los ojos y solo digo:

—Haga lo que le dé su regalada gana. No le tengo miedo, ya que lo único que usted tiene más que yo, es dinero, porque si se trata de cojones, los tengo, y bien puestos. Así que sus amenazas no me intimidan, y la mujer que amo no la voy a dejar porque otros quieran, que le quede claro que así la envíe a la luna, pues allá mismo iré por ella.

¿Entendió, o le hago un dibujito?

¡Apártese, que no puedo perder más tiempo!

Consciente estaba que ésta conversación traería serias consecuencias, y así fue. No había transcurrido un mes, cuando me llegó una notificación de la universidad diciendo que mi beca había sido suspendida y por tal motivo no podía continuar mis estudios.

Por supuesto que no podría continuar, la universidad es muy costosa y ésta beca cubría en su totalidad mis estudios. Así que resultó un golpe bajo por parte del padre de mi adorada, que usando su poder e influencias, logró hacerme daño al no poder continuar mis estudios, y por consiguiente desestabilizarme emocionalmente.

Creo que nunca me había sentido tan mal, lloré como un niño. ¡No, ni siquiera así! ...Solo sé que lloré como nunca lo había hecho.

Me sentía impotente, frustrado, desgraciado, no sabía qué hacer. Sin embargo, pensar en ella me reanimaba y me daba fuerzas, y un coraje desconocido para mí hasta entonces. Y bajo éstas emociones, hice lo único que podía hacer en ese momento.

Entré a un gran edificio con instalaciones muy modernas, luego de dejar mis datos en recepción, me dieron un pase de cortesía, me hicieron pasar e indicaron el piso y la oficina a dónde supuestamente me dirigía. Claro que había mentido.

Con el corazón acelerado, entré a una amplia y elegante oficina. Una chica muy bien vestida me atiende:

—Buenos días — ¿En qué puedo ayudarle?

—Buenos días — Quiero hablar con el licenciado Quintana.

—Pero usted no tiene cita con el licenciado.

—Asi es señorita, no tengo cita, es una visita personal, no obstante con carácter de urgencia.

La chica me observa de arriba abajo, se levanta de su asiento y me dice.

Espere un momento por favor.

—¿Su nombre?

—Jorge Enrique Fernández — dije con voz fuerte.

Luego un par de minutos me hace seguirla.

Al estar frente al padre de Nubia, y verlo tras su escritorio como si fuese el rey del mundo disponiendo de la vida de todos, le dije suave, pero fuerte:

—¿Y usted que se ha creído "mi estimado"?

—¿Piensa que sabotear mis estudios es suficiente para dejar de amar a su hija? — Pues se ve que no me conoce. Nuevamente le repito que ni usted, ni ningún otro hombre me va a intimidar, ni que tengan veinte cojones o los tengan cuadrados.

—¿Me está entendiendo? "Licenciado".

—Es verdad, soy pobre y no me avergüenza admitirlo, al contrario me siento orgulloso. Yo no poseo riquezas económicas, pero si riqueza de valores que mis padres han sabido inculcar a sus hijos.

Lastimosamente veo que usted no los tiene, ya que de ser así, no perjudicaría a nadie por el motivo que fuese.

El hombre me observa detenidamente y con una sonrisa torcida me dice:

—No, yo no me he creído nada, solo cuido y protejo a mi hija de un tipo como tú, y no me vengas con tu discurso de resentido social y con tu doble moral, conozco muy bien a los de tu clase que solo esperan se les dé un dedo para agarrar toda la mano, a mí no me engañas. Y no te vas a meter en mi familia para joderla. Sencillamente no lo acepto.

—Y te puedo asegurar, mi hija no es para ti. Olvídate de querer escalar posiciones por medio de ella, ni loco lo consentiré. Todo lo que tengo me ha costado mi esfuerzo, todo lo construí por el bien y la felicidad de mi familia. Así qué no te lo digo más. Aléjate de ella, si no...

—Si no ¿Que? —¿acaso me enviara sus matones?..¡Hágalo, no se detenga!

Pues no le temo a eso, ya que de algo hay que morirse en ésta vida. Pero No pierda su tiempo tratando de atemorizarme.

Sin embargo así como le digo una cosa le digo la otra, no crea que yo me fugaré con su hija. ¡No, ni siquiera se lo imagine!.. Soy un caballero y como tal actúo, además la amo demasiado como para exponerla a la vergüenza y al escarnio público. Eso jamás lo haré, y le aseguro, que sea como sea terminaré mi carrera y me haré digno de ella. No se preocupe a mí no me interesa su Emporio económico

—¡Así que buenas tardes!.

El padre de Nubia se ha quedado desconcertado con la actitud del hombre que dice amar a su hija. Le recuerda tanto a él mismo de joven cuando se enamoró de la que hoy es su esposa, la madre de sus hijos incluyendo a Nubia. Su historia es igual, él también era un pobretón que no tenía nada, ni siquiera una familia bien estructurada. Su padre, un borracho mujeriego y con hijos regados en el mismo pueblo, y su madre, una mujer tan sumisa que le había permitido hasta golpes a ese malnacido. Sus dos hermanos mayores, ambos de mala conducta que fueron prófugos de la justicia por años hasta que su caso prescribió.

¡O sea, una familia ejemplar!.. Pensó con sarcasmo.

Sin embargo, y muy a pesar de todo, al hacerse adulto salió adelante con trabajo, disciplina, lucha, esfuerzo y coraje. Pero, a diferencia de éste hombre, él si se fugó con ella, él se la robó cuando ella daba un paseo con su ama de llaves, aunque la amaba, él si la avergonzó y la sometió al escarnio público a ella y a su familia en una época donde la moral y las buenas costumbres eran tan importantes en una sociedad tan tradicionalista y moralista que ese impropio proceder atentaba con la decencia de las señoritas del pueblo, y por supuesto desacreditaba su reputación.

No obstante sí es cierto que éste joven ama como dice a su hija, y por lo tanto lo menos que quiere es perjudicarla, entonces le habrá dado una lección de vida ya que precisamente él hizo todo lo contrario. «¡Qué ironías!»

En el fondo ese arrojo, esa valentía, y esa férrea voluntad de salir adelante de éste joven le gustaba.

Al llegar a casa conversó con su esposa lo sucedido, y le planteó su decisión de aceptar la relación de ellos, por supuesto su esposa estuvo en total acuerdo.

Lo primero que hizo fue que al joven lo readmitieran de nuevo en la facultad. Luego conversó con Nubia sobre la posibilidad de aceptar su noviazgo. Le pidió que se reunieran todos en un lugar neutral donde pudiesen conversar sin interrupciones.

Bueno; a regañadientes acepté conversar con los padres de mi novia, todo sea por el amor tan grande que siento por mi adorada.

Asombrado quedé, cuando me dijeron que aceptaban nuestro noviazgo. Pero con la condición que hasta que culminemos nuestros estudios no debemos casarnos. Pues claro que acepté, y les prometí acatar sus deseos.

Aún así, yo también tenía condiciones, y es que no quería ayuda de ningún tipo. Quería salir adelante yo solo como Dios me ayudase, y delante de sus padres le pregunté a mi novia si estaba de acuerdo en que comenzaríamos desde cero, ella gustosa y llena de dicha también aceptó.

Pasó el tiempo, y después de varios años de casados y con dos hijos fruto de nuestro amor, al fin pudimos comprar una casa sumamente hermosa y digna de nuestra familia. No fue fácil, nos costó un poco, pero lo logramos nosotros dos, con trabajo, dedicación, perseverancia, lucha, esfuerzo, fe, y ante todo mucho, pero mucho amor.

Hoy en día cuando miro el pasado, me convenzo que las cosas en la vida pasan por algo.

Enfrentarme aquella tarde sin temor y sin ningún tipo de violencia con el padre de mi adorada, en vez de alejarme me acercaron a ella. Yo solo hablé con la verdad de mi situación, y lo más importante de mis sentimientos. Jamás le demostré debilidad ni le inspiré lástima, y eso, marcó la diferencia.

En conclusión, con propiedad feliz y contento puedo gritar a todo pulmón:

««¡Gracias a la vida!»»

Amigos para siempre.

Tiene tan solo nueve años. Es tierno, amoroso, alegre, y divertido, un poquito travieso osado y muy curioso. También le gusta cantar y jugar a orillas del riachuelo.

Vive en un hermoso bosque con sus padres, hermanos y familiares. Es el menor de todos.

Su curiosidad lo ha llevado a conocer y explorar lugares que otros a su edad no lo harían.

Luego de realizar sus deberes escolares, le gusta salir en bandada con sus amigos, disfrutar del paisaje, del aire, y de toda la belleza que ofrece la naturaleza.

Su color es azul metalizado con ligeros destellos en naranja y lila, blanco en su parte delantera que hace su plumaje hermoso y brillante.

Así es, pajarito Lynn, el protagonista de nuestra historia.

Un domingo en la mañana en que volaba con la bandada, disfrutaba tanto que se distrajo y se alejó del grupo, haciendo gala a los de su especie voló por horas, de hecho estaba muy cansado, a lo lejos divisó en todo su esplendor un enorme y ancho río, bajó y se posó sobre una de las rocas que estaba a la orilla, tenía sed y bebió de aquella agua cristalina y fresca que invitaba a tomarla. Luego, y con mucho cuidado zambulló su cuerpo en el agua para refrescarse del calor, sacudió sus alas sintiéndose mejor. Tenía hambre, entonces degustó de unas semillas que estaban cerca Después sobre la roca, extendió completamente sus alas y recostándose sobre ellas se quedó dormido.

Al despertar se sintió reconfortado, no sabe cuanto tiempo durmió, aún así sabe que fue el necesario para sentirse mejor. Comenzó a estirar todo su cuerpo para emprender el regreso, pero, en el preciso momento que va a levantar vuelo; escucha un leve silbido, observó hacia todos lados sin embargo no ve de donde viene ni logra ver a nadie. De pronto escucha una voz que lo saluda:

—¡¡Hoooola!!

Nuevamente observa, pero sigue sin ver a nadie. Otra vez escucha la voz:

—Hey hey — ¡Aquí, aquí abajo!

Entonces vuela hasta una roca un poco más cercana donde puede observar mejor. Desde allí dirige la mirada hacia abajo y a través del agua ve unos enormes ojos que le miran, siente algo de temor, retrocede un poco, pero de nuevo escucha la voz:

—¡Hola! — No temas, me llamo Willy,

—¿Cómo te llamas?

Es cuando se da cuenta que quien le habla es un pececito multicolor, un poco avergonzado le contesta:

—¡Hola, soy Lynn! — Gusto en conocerte Willy.

—¿Cómo estás?

Amablemente responde:

—Estoy muy bien, gracias.

— ¿Cómo te sientes? — tengo rato observándote, creí que estabas enfermo o qué te sentías mal.

—¡Oh no no, estaba descansando! —Me he alejado de mi grupo y he volado tanto que me sentía agotado. Solo estaba reponiendo fuerzas, pero ya estoy mejor... ¡Gracias por tu preocupación!.

Ambos sonrieron amistosamente.

A partir de ese instante se sentían con más confianza y comenzaron a charlar mutuamente, pececito Willy preguntó a pajarito Lynn:

—¿Cuántos años tienes? — ¿y qué estudias?

—Tengo nueve, y estoy cursando el tercero de primaria,

—¿y tú?

—Ocho, estoy en segundo, oye procura estudiar mucho para que no te atrases, ya que te alcanzaré y entonces estaremos en el mismo grado. Inmediatamente sonríe y dice:

—Es en broma—«jajaja»

Lynn también sonríe e intrigado pregunta:

—¿Cómo haces para vivir en el agua?

—Pues muy bien. Si, ya sé que quizás para algunos es raro, pero he crecido aquí y por supuesto para mí es fácil vivir así, es mi hogar y soy muy feliz.

Lynn asiente con la cabeza un poco confundido. No logra entender eso de estar todo el tiempo respirando agua, en fin, hay cosas que aunque a unos les parece extraño, para otros es muy normalito.

Entonces Willy dice:

—¡Ajá! — pero, y tú qué me cuentas si siempre andan volando y volando. Bueno; aunque imagino que debe ser divertido volar y volar observarlo todo desde lo muy alto. Oye tengo una curiosidad ya que desde aquí lo puedo apreciar:

—¿Por qué cuando vuelan forman una "V"?

A lo que Lynn responde:

—¡Aaaah si! — Pero no somos todos los que volamos así. Son otras especies a las que les encanta hacer eso cuando vuelan en grupo, ir detrás del otro formando una "V" les da energía y aumentan la velocidad.

Con actitud reflexiva Willy comenta:

—Vaya pues que interesante, ni siquiera me hubiese imaginado que es por eso, aún así la verdad se ven bien bonitos,

—Pero entonces,

— ¿Eres de esos que al volar mueven sus alas muchísimas veces?

— Así es, pertenezco a la especie de las golondrinas que cuando volamos movemos nuestras alas entre dieciocho y veinte veces por segundo. Dicho esto, y a manera de demostración, comenzó a mover sus alas, pero no tan rápido ya que no estaba en vuelo. Pececito Willy entornando aún más sus ojos demostrando asombro dice:

—¡Qué bien! debe ser divertido, es que desearía tener alas y no aletas.

— Que ocurrencias tienes — comenta Lynn.

Entonces Willy comenzó a hacer piruetas y burbujas dentro del agua, y entre risas dice:

—Fíjate lo que hago, también disfruto.— Lynn lo observa y sonríe.

De alguna parte flotaba una pelotita con la cual comenzaron a jugar, pececito Willy la lanza fuera del agua y pajarito Lynn vuela la atrapa y la regresa. Así estuvieron un largo rato jugando, hasta que pajarito Lynn se dió cuenta que ya había pasado mucho tiempo y tenía que volver a su hogar al que seguramente la bandada había llegado hace mucho rato.

Se despidió de su nuevo amigo, no sin antes prometerle que volvería al día siguiente.

Así que le dijo:

—«"Mañana volveré» — ¡Espérame!

Levantó el vuelo y se alejó perdiéndose poco a poco en el horizonte, Willy pudo apreciar su peculiar forma de volar al seguirlo con la mirada hasta que tan solo se veía un pequeño punto en la inmensidad azul, y dando media vuelta se sumergió en el agua y también se fue a casa con los suyos.

Al día siguiente tal como lo había prometido, volvió a la roca a encontrarse con pececito Willy. Ahora sentía más confianza con su recién amigo que desde hacía rato lo esperaba.

Nuevamente jugaron, charlaron, rieron, y hasta comieron unas semillas que un árbol cercano les ofrecía, disfrutaron hasta que de nuevo emprendió el regreso al hogar, pero prometió volver.

Y así fue qué a través del ir y venir de todos los días como consolidaron su amistad en el tiempo y espacio.

Una noche mientras trataba de dormir, pensaba cómo hacer para estar más cerca suyo, ya que él no podía entrar al agua sin correr peligro de ahogarse, y Willy no podía salir del agua arriesgando perecer fuera de ella. Además, ya estaba aburrido de tener que apreciar a su amigo desde lo alto de aquella roca donde comenzaron su amistad. Aunque a veces se atrevía a estar en la orilla del río, aún así quería estar más cerca.

Bueno; se le ocurrió una pequeña idea, la pondría en práctica lo más pronto posible.

Al día siguiente llegó al punto de encuentro de siempre mucho antes que su amigo Willy. Se dispuso a recolectar gran variedad de hojas y ramas pequeñas que estuviesen esparcidas por el lugar, cuando reunió suficiente, fue poniendo casi a la orilla pero entre el espacio que quedaba entre dos rocas de manera de ir construyendo una pequeña represa en la cual pudiese entrar al agua sin correr riesgo de ahogarse, y suficiente para que Willy pudiese nadar sin dificultad.

Después de mucho esfuerzo y muchas horas de arduo trabajo lo logró.

¡¡Enhorabuena!! ya tenían un sitio para jugar y nadar uno cerca del otro.

¡Que buena noticia le tenía a su gran amigo!.

Cuándo pececito llegó, quedó gratamente sorprendido:

—¡¡¡Oooh qué bueno tenemos una represa para nosotros!!! — Y con los ojos anegados en lágrimas, por el sentimiento que le embargaba, levantando el rostro dijo:

—"Te felicito amigo por tan hermosa sorpresa, ha sido el mejor regalo que he recibido, nunca nadie ha hecho tanto por mí; y no importa lo que pase después, este momento ha sido increíble e inolvidable."

Pero inmediatamente se sobrepone, y sonriéndole dice:

—««Oye me hubieses esperado para construirla juntos»».

Lynn, qué había percibido la emoción en las palabras de Willy, y para suavizar el momento, bromeando le dice:

—"Ya tendremos tiempo de sobra para construir hasta un imperio" —«jajaja»

Bueno; la verdad es que disfrutaron muy poco de la tal represa, ya que en menos de diez minutos se había desarmado totalmente, todas las hojas y ramas que estaban alrededor se las llevó la corriente. Por supuesto, era de esperarse ya que no tenía el soporte necesario como para represar tanta agua, pero para ellos fue tan divertido ver como todo se lo llevaba el río, que no pararon de reír y reír toda la tarde.

Ese hecho fue determinante, y aunque seguían como al principio, él, desde lo alto de la roca, y Willy en el agua, a partir de ese día disfrutaron al máximo su amistad. Consolidándose en el tiempo como la más hermosa y sincera. Demostrando con hechos y acciones que:

««¡Pájaros y peces si pueden ser "amigos para siempre" aunque ninguno de los dos pueda visitarse en su hogar!»»

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