¡Hola, primero que todo, mil gracias por estar nuevamente dándome un pedacito de su preciado tiempo y una oportunidad más!
Estimo que esta historia será corta. Las actualizaciones serán poco a poco, ya que he estado en un bloqueo brutal que no me ha dejado escribir y espero que esta historia me ayude a salir de el. Les pido paciencia tanto con esta como con las otras novelas en proceso.
*ADICCIÓN LA PASÉ A BORRADOR POR EL MISMO BLOQUEO QUE TENGO CON ELLA, POR LO QUE LA SUBIRÉ UNA VEZ HAYA REGRESADO LA IDEA Y NO TENGA QUE VOLVER A DEJARLA*
¡Espero que tengan una lectura apoteósica!
🌷🌷🌷
Por azares del destino mi carrera como policía se vio afectada por un asesinato que yo no cometí. El que había sido mi compañero durante muchos años, testificó en mi contra sabiendo que yo no había arrebatado la vida de ningún civil. Siempre he sido un hombre justo, que ha sabido diferenciar el bien del mal, más en este trabajo donde muchas veces el alma más bondadosa es la más podrida y resulta difícil creer en la buena o mala fe de las personas.
Mi esposa no me quiere ver ni en pintura. Ese hecho que yo no cometí me costó mi matrimonio también. Ya no sé qué hacer para que ella me crea. Quiero tener su apoyo, que me diga que todo va a salir bien y que mientras estemos juntos todo será más llevadero, pero su odio hacia mí está más que claro. Incluso solicitó nuestro divorcio. Siento que he caído a un pozo oscuro de cual no encuentro ninguna forma de salir.
Extraño a mi esposa, pero más que a ella, extraño pasar tiempo con mi hijo de cinco años. En este tipo de casos, la injusticia y el juzgamiento es más cruel, porque se supone que las autoridades están para defender a los civiles y no atacarlos.
No sé qué debo hacer para que me crean. Ya mostré toda la evidencia que tenía conmigo y me exonera de culpa, más el fiscal del caso está empeñado en hacerme la vida de cuadritos. Él quiere encontrar un culpable, y parece ser que ese soy yo en su única lista.
Bebo un largo trago de mi botella de cerveza, cerrando los ojos y olvidando por un momento en el puto problema en el que estoy metido y no sé cómo salir. Sara volvió a negarme la entrada en la casa y me amenazó con poner una orden de alejamiento si regreso.
¿Cómo demonios fue que llegamos a este punto? ¿Por qué la mujer que amo no confía ni un poco en mí? Realmente creí que su amor era más fuerte que cualquier adversidad.
Siento una mano que golpea mi espalda y, seguidamente, Juan se sienta a mi lado. Su sonrisa me dice que todo está bien, que no tengo que preocuparme por nada.
—Tomando solo, ¿eh?
—Necesitaba un par de cervezas para no sentirme tan miserable, pero de las tres que bebido, me siento cada vez peor.
—Lamento mucho lo que está pasando. Confío en que pronto encontrarán al verdadero culpable.
—También lo espero — termino de beber mi cerveza y ladeo la cabeza para mirar a mi hermano—. Gracias por estar conmigo y no dejarme solo.
—Hombre, ¿cómo crees que voy a dejar a mi hermano solo? — pone una mano en mi hombro y me sonríe—. Somos familia, ¿lo olvidas? Mamá y papá no nos enseñaron a dejarnos solos.
—Gracias, de verdad que en este momento tan difícil de mi vida es donde tu compañía, tu ayuda y tu apoyo es lo que no me hace rendir.
—No me agradezcas tanto, Dorian. Ya te dije que somos familia y la familia nunca se abandona ni en los buenos ni malos momentos. Mi casa es la tuya, nunca lo olvides — me acerca hacía sí y besa mi cabeza—. Te amo, grandulón.
—Y yo a ti, palillo.
Si no fuera por él, no sabía a quién más acudir sin la necesidad de que me den la espalda o me juzguen por un acto que yo no cometí y fui acusado injustamente.
Juan me trajo a su casa consigo y fue su esposa Evelyn la que nos recibió. Es una chica bastante tímida, que a duras penas dice palabra alguna, pero es muy amable y buena persona, eso lo sé por las pocas veces que nos hemos tratado en las reuniones familiares.
—Hola, mi amor — Juan deja un beso en su mejilla y ella le sonríe—. ¿Tienes todo listo para esta máquina?
Ella suelta una risita, pero se pone seria en cuanto nuestras miradas se cruzan. Todo su rostro se pone rojo y asiente bajando la cabeza y mordiendo su labio inferior.
—¿Le puedes enseñar su habitación, por favor? Debo hacer una llamada con suma urgencia.
—Claro, mi amor — titubea, pero al final decide mirarme a los ojos—. Sígueme por aquí, por favor.
La sigo por el largo pasillo hasta finalizarlo. Espero a una distancia considerable que abra la puerta y sea ella quien primero entre a la habitación.
Me cede el paso con una sonrisa amable en los labios, por lo que entro y le echo un corto vistazo a la que será mi habitación. ¿No es esto mucho para mí? Juan se excedió bastante. Me incómoda mucho que haya pensado en poner todas estas cosas aquí, sabiendo que estaré de paso y sería doble esfuerzo tanto para su esposa como para él. Lo que menos quería era incomodar su hogar y su vida.
—Espero que te guste y te sientas cómodo. Juan me avisó tan de repente que no tuve el tiempo de arreglarla más, pero...
—¿Cómo que arreglarla más? Si es que esta habitación está perfecta e incluso mucho mejor que cualquier cuarto de hotel. No debiste esforzarte de más.
—No me forcé de más, créeme — sonríe tímida—. Te dejo para que acomodes tus cosas. Permiso.
—Gracias por todo, Evelyn.
—Es con el mayor de los gustos, Dorian — sale de la habitación, cerrando la puerta a su vez.
Suelto todo el aire que estaba conteniendo y dejo mis maletas a un lado de la cama.
La habitación es perfecta. Se siente el calor de hogar, el aire es muy agradable e incluso podría vivir aquí si fuera un adolescente, pero me hace falta mi esposa y mi hijo. Necesito de ellos para no seguir cayendo, más es imposible que me sostenga de ellos si puedo tumbarlos con el peso de mis problemas.
Quizá Sara necesita tiempo de asimilar todo y que su mente se aclare. Ella no quiere presión y yo la estoy presionando con todo lo que me está sucediendo. Aunque me sigo preguntando si su amor por mí sigue tan intacto como el día que juró amarme por encima de todo y de todos.
Siento en mi pecho una sensación desagradable y que no me permite respirar adecuadamente. Los necesito con urgencia. Necesito que mi esposa me abrace y me diga que me ama y que no me dejará caer más en este pozo en el cual siento ahogarme.
No quiero dejarme llevar por todo esto que me está dominando la mente, pero es difícil no sentirme en soledad ahora que miro a mi alrededor y no veo a la mujer de mi vida haciéndome compañía.
Mi hermano es lo único que tengo y no me ha dejado solo en ningún instante, pero no es lo mismo, ya que él tiene su familia y su vida propia. A quien yo quiero tener apoyándome es a mi hermosa y dulce Sara, pero ella ya no quiere saber nada de mí,
Tenía muchas ganas de llamarla y escuchar su voz, pero me contuve y solo me dediqué a contemplar su foto y su linda sonrisa. Fue Juan el que me sacó de mis pensamientos y de mi soledad al entrar en la habitación.
—¿Cómo te sientes? — mira la habitación con atención—. ¿Si estás cómodo? ¿Estás a gusto?
—¿Cómo no voy a estar a gusto en una habitación tan bonita y cómoda como esta? No tenían por qué tomarse tantas molestias conmigo.
—Ya, deja de hacerte que sabes bien que lo necesitas. Lo hacemos con todo el gusto y amor. Además, quiero que dejes de sentirte así de mal, aunque en tu lugar, no sabría cómo actuar.
Comprendo perfectamente a lo que se refiere, por lo que desvío la mirada y suspiro.
—Dale tiempo, no ha de ser fácil para ella asimilar todo esto.
—Es lo que estoy tratando de darle, pero siento que pudo haberse quedado conmigo... — bajo la mirada y una lágrima se desliza por mi mejilla.
—Eres una máquina, no tienes que llorar por algo tan irrelevante como eso. Si de verdad te amara, se hubiera quedado a tu lado siendo o no tú el culpable. Ahora bien, vamos a cenar para olvidar. Recuerda que mamá decía que una vez la barriga estuviera llena, el corazón se ponía contento — sonríe—. Evelyn preparó tus carnitas favoritas, ¿acaso la vas a dejar con la mesa servida?
—Por supuesto que no, ¿por quién me tomas? Dejar un plato servido sería muy despreciable y descortés de mi parte.
—Sabía que las carnitas que son tu debilidad, te subirían un poco los ánimos.
Sonrío, sintiéndome afortunado de tener un hermano que se preocupa tanto por mí. Que curioso, ¿no? Él que es el menor, está haciendo más de lo que debería por mí, cuando debería ser al contrario. Aún recuerdo cuando lo protegía en el colegio de todos los que se burlaban de él. Ahora comprendo lo bien que se siente tener quien te quiera y te proteja cuando sientes que el mundo te cae encima.
Salimos de la habitación y nos acercamos a la mesa juntos. Evelyn ya tenía todo preparado y servido. El olor a las carnitas asadas me recordó a mi infancia y a mis padres. Ese olor es delicioso e inigualable. Se ven que están muy ricas y jugosas.
—Juan me dijo que este era tu plato favorito e intenté recrearlo lo mejor que puede. Espero te gusten. Buen provecho.
—Mi amor, las carnitas asadas no tienen mayor ciencia. Lo único que debes hacer es ponerlas a la parrilla y agregarle la salsa ahumada — le pellizca la mejilla y ella sonríe.
—Tienes razón, mi amor, pero igual hay que saber cuándo ya están en su punto.
—Eso sí que es difícil de lograr. Incluso a mí aún se me dificulta que no se me queme la carne o quede cruda.
—¿Ves, osito? Tu hermano sí sabe de lo que hablo, en cambio tú qué vas a saber de cocina si ni te acercas a ella.
—Sabes que eso no es lo mío, princesa — la acerca a su boca y desvío la mirada ante ese beso de lengua que le roba.
—Juan, por favor — la escucho decir—. Tu hermano está mirando.
—¿Y qué? Yo también lo he visto un sinfín de veces besar a una mujer.
—Es incómodo... — susurra ella y me lleno la boca de carne, disfrutando ese sabor único de la carne ahumada y tratando de olvidar de todo a mi alrededor.
—¿Te incómoda que bese a mi esposa, grandulón?
—No — niego con la cabeza, tragando la carne—. Es tu esposa, tu casa. Puedes besarla las veces que quieras.
—No seas tímida, mi amor preciosa — vuelve a besarla una vez más y entierro la cabeza en el plato incómodo de que la bese frente a mí—. A Dorian no le interesa como dos esposos que se aman con todo su ser, se demuestren cariño a cualquier hora del día.
No me interesa, lo que me incómoda es que se coman la boca frente a un pobre como yo.
«Ay, mi Sara, ¿por qué te alejaste de mí? No te haces una idea de lo mucho que te extraño y te necesito».
Lo rico y jugoso de la carne me supo más amargo al pensar en las duras palabras de mi esposa.
Download MangaToon APP on App Store and Google Play