NovelToon NovelToon

Una Historia Desafortunada

Mala suerte en el amor, buena suerte en el... Bueno, en nada.

Su mirada en mí me decía exactamente lo que cruzaba su mente, que era otra estúpida que creería sus mentiras, pero no, esa definidamente no soy yo. Mi madre no crio a ninguna tonta.

–Sabes, Antonio, te di una oportunidad para que seas sincero, pero veo que esto es todo. No quería que las cosas terminaran tan mal, pero es justo donde estamos. Me voy –claudico finalmente. No tiene caso esperar a que me diga la verdad.

–April, espera, no dejemos las cosas de esta manera. Hablemos, por favor –pide y puedo ver que Antonio realmente quiere solucionar las cosas. Hay cierta honestidad, por así decirlo, en sus ojos.

Sin embargo, no cederé, la decisión está tomada.

Lo miro nuevamente y veo gotas de sudor en su rostro, está nervioso, pero mejor así, se lo merece. No soy una persona tonta (o eso me gustaría creer) o por lo menos no soy fácil de engañar.

–Ni siquiera puedo mirarte sin recordar, y tú quieres que conversemos, ¿sobre que? Ah, ya sé, hablemos de como me engañaste todo este tiempo, o de cómo disfrutabas con esa… esa…. –Maldición y doble maldición, dónde está mi gran capacidad de crear discursos cuando lo necesito. Pero sencillamente no puedo encontrar una palabra que refleje lo que estoy sintiendo, sobre todo cuando la mujer con que Antonio me engañó era mi amiga Ángela, ¡¡por dios santo!! Si éramos amigas desde los trece años.

¿Qué demonios le pasa a la sociedad hoy en día que ya no cuida a sus amistades? Yo nunca podría hacer algo así, nunca.

–Por favor, cariño, haré lo que quieras para solucionar esto, no podemos tirar a la borda tres años, ¡¿es que acaso no entiendes?!

Me entran unas ganas irrefrenables de reír cuando me grita. Realmente no está pensando bien, gritarme en este preciso momento, cuando nunca lo ha hecho, claramente no puede ayudar en nada. No creo que sea consciente que enojarse conmigo no solucionará esta relación. Vamos, no es tan difícil, sólo se trata de pensar un poco.

–Sí, tienes razón, disculpa por ser tan tonta, claro que tres años deben tener un significado.

No soy una mujer sarcástica, la verdad es que apenas lo entiendo, pero usé el tono de sarcasmo que me enseñó mi amigo Cristian, (el esposo de mi mejor amiga) hace unos meses.

–Gracias, al fin estás pensando con claridad.

Ups, parece que no lo aprendí bien. Y eso me queda muy claro cuando Antonio se acerca, con claras intenciones de ponerme sus sucias manos encima.

Definitivamente perdió la cabeza, de verdad piensa que soy tan ingenua. Creo que después de todo este tiempo aún no me conoce bien.

–Tres años para ti no significaron nada.

Levanto mi maleta del suelo y sé que es un error mirar el lindo suelo de madera de roble. Dios, extrañaré este lugar, a pesar de que es un edificio y está en el piso 25, pero me encanta, es decir, es amplio, da la sensación de que no es un departamento. Casi como si fuera una casa, eso sí olvidamos la vista que ofrece la terraza.

¿Qué pasa con las constructoras de hoy? Es que acaso creen que todos quieren vivir en el cielo, o quizá todos quieren vivir en un departamento por las hermosas vistas, y yo soy la mujer extraña que añora una casa con un enorme y hermoso jardín.

En completo silencio le entrego las llaves a Antonio y observo por última vez el lugar que ha sido mi refugio por los últimos dos años.

Todavía recuerdo cuando decidimos vivir juntos, no fue por impulso o por la necesidad de estar juntos, como me hubiese gustado, era solamente comodidad de no estar trasladándonos de un punto de la ciudad a otro, y no estar pagando los gastos de un departamento cuando casi no lo podía disfrutar.

Observo los grandes ventanales de este lugar y por última vez contemplo la hermosa vista que la ciudad me ofrece. Luego de eso cierro la puerta, para siempre, o al menos eso quiero pensar.

Cuando llego al hall del edificio atravieso las puertas, sin mirar atrás, y me alejo por la calle.

Lo que más me duele es que en realidad no hay dolor. No puedo entender, no es que tenga tendencias masoquistas, pero debería haber algo, ¿verdad? Unas pocas lágrimas, rabia, desamor… Pero no, no hay nada.

Ofuscada, sigo el camino por la calle buscando mi auto. ¿Por qué diablos estacioné tan lejos? Bueno, no es como si fuera fácil encontrar estacionamiento en pleno Santiago un día lunes. De hecho tuve suerte de encontrar un espacio en la misma calle.

Mi auto, es un Renault Clio color plata, del año, muy bonito, pero impersonal como todo en mi vida.

A medida que me acerco al auto, algo llama mi atención, un ruido como un llanto de bebé. Me giro y ahogo un suspiro cuando veo a un gatito corriendo hacia mí, llamándome con toda la fuerza de sus pequeños pulmones. Es muy hermoso, es blanco con manchas naranjas, y tiene mucho pelo. ¡Es una bola de pelos! Me acerco a él y lo tomo en brazos, casi esperando que me arañe, pero el gatito me acaricia con sus manitas y comienza a ronronear.

Lo que me faltaba, no es que no me gusten los animales, pero fui criada en un departamento, y en la mayoría no dejan tener mascotas, y a mamá no le gustaban los animales, o bichos como ella los llamaba, por lo que nunca me dejó tener uno.

Miro su carita y suelto un suspiro, no puedo dejar al pequeño en la calle solo, correría un grave peligro con el tráfico de Santiago. Lo más probable es que acabaría bajo las ruedas de un auto.

¡Sencillamente genial! Estoy sola y ahora tengo un gato, estoy en vía de convertirme en una solterona con muchos gatos.

******

No pude ir a mi departamento, porque está arrendado, pero como necesito una distracción, decidí instalarme en el Hotel Kennedy, es muy bonito y por supuesto muy caro, lo que me puedo permitir. Trabajo en una empresa financiera a la que le va muy bien, gracias a mí, me gustaría pensar eso, pero sería cínico de mi parte, a pesar de que soy la gerente de la empresa, y las decisiones que la llevaron a posicionarse como una de las mejores empresas de Chile fueron exclusivamente mías. Pero no logro sentirme comprometida con mi trabajo, es más ni siquiera me gusta. Para ser honesta lo odio, no me gusta ese mundo, no me siento cómoda en él.

Nunca entendí por qué le hice caso a mi madre al momento de decidir que estudiar, yo quería tomarme un año para pensarlo bien, pero mi mamá me dijo que esa absurda idea era una completa pérdida de tiempo, al final cedí, como siempre, y estudié ingeniería comercial en la Universidad de Chile, desde el primer día supe que era un error y todavía sigo sintiéndolo. Siempre me gustó la antropología, pero mi mamá me decía que aterrizara, que con esa carrera nunca tendría un buen pasar, o por lo menos no lo tendría viviendo en Chile, como si me encantara vivir aquí.

En mi trabajo la paga es buena, en realidad muy buena, y yo no soy una derrochadora, de hecho soy más bien una persona que ahorra, lo que me llevó a tener un gran capital, que me permite darme el lujo de hospedarme en este carísimo hotel, de hecho estoy aquí desde hace 15 días, sin contar que tuve que pagar un extra por estar con la gatita. ¿Qué problemas tienen los hoteles de este país? Como si un animal pequeño pudiera hacer mucho daño. Este hotel fue el único que me dejó hospedarme con el gatito, con el compromiso de pagar un extra y firmar un documento en que aceptaba pagar cualquier daño a los muebles de la habitación que pudiera hacer.

¡Es un gatito bebé, no es un león!

Finalmente lo que pensé que era un gatito, era una gatita de seis semanas de vida o al menos eso me dijo la veterinaria. Debo admitir que la pequeña es un fastidio a veces, ¿a quién quiero engañar? casi siempre, pero es la única compañía que tengo por el momento y la necesito. No quiero afrontar la realidad de que estoy sola. Mi mejor amiga está de viaje, de luna de miel en realidad, recientemente se casó con un doctor, un cardiólogo muy apuesto que la ama mucho, sí, mi amiga es muy suertuda.

Aunque no quiera siento celos cuando veo la adoración en los ojos de Cristian cuando mira a Aly, ¡pero, hey  son celos buenos, celos de una amiga que está feliz por su mejor amiga, no celos de una mujer psicópata, que se lo quiere quitar apenas ella se distraiga! Nunca haría eso, ella se lo merece, es la mejor amiga, que digo amiga, hermana, que alguien puede pedir. La extraño demasiado, y todavía falta un montón para volver a verla, ya que la feliz parejita se tomó un año sabático de sus trabajos para viajar y disfrutar.

Aly es arquitecta, y una artista innata, sus trabajos simplemente te dejan sin aliento. Guardo la esperanza que alguna vez encuentre un lugar que me agrade lo suficiente para que Aly construya mi casa, y la marque con su arte. Dios, como la extraño. Necesito contarle como me siento, los e–mails y las llamadas telefónicas de todos los días no son suficientes. Si, ya sé lo que están pensando, cómo puedo molestarla todos los días cuando está en su luna de miel, pero cuando no la llamo es ella la que llama y se enoja. Si hasta en una ocasión me llamó Cristián para decirme, en realidad amenazarme, que no deje de llamar a Aly. Me contó que se pone medio loca cuando no tiene noticias mías.

Dios, como quiero a mi Aly. Creo que por eso a la gatita la bauticé como Amy, por lo similar en los nombres de ambas.

Y mi mejor amigo, Danny, Danilo en realidad, pero yo lo llamo así de cariño. Actualmente estudia un doctorado en economía internacional en el extranjero, es muy cabezón, al menos eso lo hace feliz, no lo malinterpreten, pero su pasión es la economía. Sí, sé que suena aburrido y lo es, créanme.

Danny es mi amigo de toda la vida, desde que tengo conciencia al menos, fuimos vecinos, él vivía al lado de mi departamento, mi mamá y yo vivíamos en el 415, y él con su padre y su madrastra, una mujer muy amable, quienes adoraban a Danny, y bueno, ¿quién no?, vivían en el 416. Fuimos vecinos desde que éramos bebes, si hasta aprendimos a caminar juntos. Y digo adoraban porque el padre de Danny y su madrastra, Anna, murieron hace 5 años en un accidente.

Bueno y que decir de mis otras 2 amigas, una me traicionó de la peor manera, y bueno, la otra, decidió confortar y apoyar a la traicionera. Como quieran, estoy mejor sin ellas, y además ahora se en quién confiar y en quién no.

Mi madre falleció hace ya 4 años, la extraño mucho, sobre todo nuestras discusiones, era tan terca y testadura, pero la quería mucho, aún lo hago y no la puedo culpar de nada, a pesar de sus falencias fue una gran madre. Y a mi padre nunca lo conocí, mi mamá no mencionó nada acerca de él, a pesar de mis constantes interrogatorios, lo único que sé es gracias a un investigador privado que contraté hace 2 años, mi padre no es Chileno, de hecho es estadounidense, de ahí mi apellido, Pettersen, y que su primer nombre era George, George Pettersen.

No tengo más familia, hace muy poco tiempo me decía que no quería casarme, ni mucho menos tener hijos, no soy muy amigas de los niños, simplemente no nos llevamos, pero ahora se me está transformando en una necesidad, lo de tener una familia, hijos, un marido, un amigo, un amante, pero sobre todo un compañero en quién confiar, alguien con quién contar. Pero se me hace imposible, mis habilidades sociales dejan mucho que desear, por lo que mi deseo se ve cada vez más inalcanzable.

Como lo decía, estoy en camino a ser una solterona con, por ahora, una gata a mi haber, pero quién sabe, quizá en unos años sean cinco gatos, o peor, quince.

Buscando nuevos destinos... fallando inmediatamente.

A pesar de estar muy cómoda en el hotel, no me sentía en casa, por lo que me obligué a abandonarlo, en realidad nunca he tenido la sensación de tener un hogar, quería sentir la sensación que expresa tan bien la cantante Miranda Lambert en esa hermosa canción llamada The house that built me, me parece imposible llegar a sentir ese sentimiento alguna vez, y ciertamente no lo voy a encontrar en un hotel. Fue ahí cuando comencé a pensar que necesitaba un cambio radical. Necesitaba mudarme de esta ciudad hermosa pero acelerada, necesitaba encontrar paz, conocer nuevas personas, nuevas experiencias, y entonces una idea comenzó a rondar en mi cabeza, al principio la rechacé inmediatamente por el miedo que sentía cuando pensaba en ella, pero a medida que el tiempo avanzaba me convencí que era lo que tenía que hacer.

Primero puse en venta mi departamento, ya no lo iba a necesitar, además nunca me gustó, lo segundo que hice fue renunciar a mi trabajo, si tal vez es una idea atolondrada y algo estúpida considerando la situación económica del país y lo difícil que será encontrar un trabajo en donde me paguen tan bien, pero tengo mucho dinero ahorrado, me alcanza para comprarme una casa.

Una casa.

Algo con lo que siempre he soñado, y también el dinero me alcanzaría para vivir muy bien durante algún tiempo mientras me acomodo. Y por último y la parte más difícil de mi plan, me mudaría de Santiago, necesito tener una vida más hogareña, por lo que elegí una ciudad en la que creo puedo encontrar todo lo que busco, Valdivia, sí, me mudaré al sur del país y la idea me aterra y me excita a la vez. Solo espero no meter la pata, como acostumbro…

******

El sonido del celular me despierta bruscamente, trato de alcanzarlo, pero calculo mal porque lo tire lejos. Merecido se lo tiene por despertarme. Pero el maldito ruido sigue atormentando mis oídos, ¿por qué diablos no lo apagué?

Enojada me levanto de la cama, y contesto de mala gana.

–Aló –digo de una manera nada cortés.

Pero la persona al otro lado de la línea debe estar de peor humor que yo, porque me contesta, qué digo, más bien me grita.

–¿Dónde diablos estás? Dímelo ahora mismo o te juro que te mato. –La voz masculina me sobresalta al principio, y luego como una niña comienzo a saltar de alegría.

–Danny!!!

–April estoy hablando en serio, si no me dices dónde estás, llamaré a la policía.

–Danny, tranquilo estoy bien, ¿de dónde sacaste mi número? –pregunto sorprendida, ya que cuando decidí mudarme cambié mi número de celular, para no tener contacto con nadie de Santiago.

–No preguntes estupideces, obviamente se lo pedí a Aly. ¿A quién más sino?

Claro, la única persona que tiene mi nuevo número es Aly.

–Ah, mira no te enfades ya te explicaré todo. Además, te envié mi nuevo celular por correo. ¿No te llegó mi email? –pregunto a sabiendas que no lo ha recibido. Posiblemente porque nunca lo mandé. No es que no quiera que Danny me contacte, pero como estaba tan ocupado haciendo su doctorado en el extranjero, no quería preocuparlo con mis problemas.

–No, no lo recibí, que raro. Pero ese no es el asunto. Estoy afuera de tu casa, no hay luz y nadie responde así que obviamente estas en otro lugar. Por cierto, Valdivia me parece una ciudad muy linda para empezar de nuevo, es muy agradable acá.

Comienzo a transpirar helado, la información que le dio Aly a Danny no es la correcta, bueno lo era hasta haces unos días. No le he contado a Aly, para no preocuparla, que mi sueño de vivir en Valdivia se había arruinado como todo lo demás.

Como siempre metí la pata y tuve que mudarme, que digo más bien arrancarme.

Todo estaba bien, de hecho muy bien, había conseguido un excelente puesto en una empresa, había encontrado un lugar agradable en el que vivir temporalmente, pero después todo se vino abajo. Es mi culpa, tengo un problema, no puedo vivir en paz cuando las cosas van bien, siempre las arruino. Primero descubrí que la empresa estaba estafando al Estado, no pagaban los impuestos correspondientes, lo descubrí porque el balance no cuadraba con la realidad y muchos de los gastos que la empresa demostraba en los documentos eran con una sociedad anónima, comencé a sospechar y me puse a investigar.

Sí, sé que no es mi competencia, ese es el trabajo de los auditores, pero no me daban confianza, y además me encanta jugar a la detective. Después de unas semanas averigüé que esa sociedad no existía. Se trataba de una empresa fantasma y lo descubrí solita, me sentí muy bien al hacerlo ya que no es algo que maneje. Cuando comuniqué mis hallazgos a la empresa hicieron caso omiso a mi informe, obviamente. He llegado a la conclusión que la mayoría de las personas esconden algo, así que denuncié el inconveniente a las autoridades. Eso provocó que la empresa cerrara, y que los dueños fueran a la cárcel por estafar al Estado.

Y para rematar tuve un altercado muy grande con una señora en un supermercado, que hasta ese momento no sabía que la señora era la esposa del alcalde, lo supe cuando leí la prensa local al día siguiente, y las noticias del canal de la zona.

Por supuesto yo quedé como la mala de la película, aunque lo que provocó mi ira fue que la esposa del alcalde, había pasado delante de la fila del supermercado, sin preguntar siquiera y no respetó a una anciana que estaba colocando sus cosas sobre el mesón para pagar. Ella puso sus cosas encima sin importarle nada, además botó varias cosas de la pobre anciana, no le pidió disculpas y mucho menos la ayudó a recoger sus compras.

Está bien, quizá no debí gritarle, y llamar la atención de todos, y mucho menos tirarle sus cosas al suelo, y quizás debí dejar mis manos metidas en mi bolsillo. Pero la esposa del alcalde me abofeteó como si fuera mi madre, y eso me hirvió la sangre, mi madre nunca me golpeó, por lo que le devolví el palmetazo.

¿A quién quiero engañar?

El palmetazo más bien fue una especie de puño, que acabó rompiéndole la nariz a la señora, pero eso no era mi culpa, la señora tenía la nariz muy blanda, además, no me gusta dar cachetadas las encuentro muy infantiles.

Lo que pasó después fue francamente vergonzoso, y no me refiero a cuando llegó la ambulancia, y se la llevaron como si hubiera recibido un disparo, tampoco me refiero a la noche que pasé en la comisaría, me refiero a como la ciudad entera me dio la espalda. Me trataban como si fuera una terrorista, pero que digo si hasta el alcalde me dijo “amablemente” que buscara otro lugar para vivir. Así fue que descubrí que una buena acción no siempre conlleva a cosas buenas. Mi karma está roto, no funciona como debe. Un complot en contra mío, eso me hubiese dicho Aly, eso sí le hubiera contado, la pobre está obsesionada con las conspiraciones y todas esas cosas.

Lo bueno de todo es que se puede decir que soy como una especie de celebridad en Valdivia, no una querida, pero una celebridad, al fin y al cabo.

–April, ¿sigues ahí? –La voz de Danny interrumpe mis pensamientos.

–Claro que sigo aquí… Danny no vas a creer esto, pero no estoy en Valdivia, estoy viviendo en otro lugar.

–¿Cómo que estás viviendo en otro lugar? Pero yo estoy en Valdivia… no importa. ¿Dónde estás viviendo ahora?, ¿Villarica?, ¿Puerto Montt? ¿Osorno?

Gracias a dios que Danny nunca se enoja conmigo, me perdonaría cualquier cosa.

–No exactamente, estoy más al norte del país.

–Pero April ¿qué demonios te pasó? En fin ya tendremos tiempo para conversar, ¿estás en La Serena? ¿Valparaíso?

–No.  –Sabía que no podía retardar más aquello–. Estoy viviendo en Chillán.

Primero no oigo nada, incluso creo que la comunicación se cortó, pero de un segundo a otro escucho las carcajadas de Danny, si incluso parece que por ratos se ahoga.

–¿Es una broma verdad? –pregunta sin poder parar de reírse.

–No, no estoy bromeando, Danny, para de reírte, vas hacer que me enoje contigo.

No es verdad, pero él no lo sabe.

–Lo siento, amiga, pero es que recuerdas a Chillán, ¿no? –pregunta antes de volver a reírse.

Sí que recuerdo.

Cuando cursábamos cuarto básico llegó una compañera nueva al colegio, que venía de Chillán, yo y otras compañeras nos burlábamos de la pobre niña, Carla, la tratábamos como si fuera una campesina. Le decíamos campesina para molestarla.

Años después hubo un viaje de curso a Chillán y todos nos hospedamos en la parcela de Carla, a esas alturas ya me había hecho amiga de Carla, en realidad no soy una mala persona, como ya dije anteriormente, lo que había pasado con Carla eran juegos de niños. ¡Hey! todos los niños se molestan entre sí, por cualquier cosa insignificante. Sin embargo, el viaje fue terrible para mí, era como si el karma me hubiese cobrado cada una de las bromas que hice acerca de Chillán.

Para empezar vi como mataron a un cerdo, para la cena de “bienvenida”, fue lo más horrible que vi en mi vida, por supuesto no probé nada esa noche, (y desde ahí que no pude comer carne, a pesar de los regaños de mi madre) es de comprender que a mitad de la noche me diera hambre por lo que me levanté a buscar algo para comer en la cocina, y fue ahí donde me encontré con un roedor encima de la mesa comiendo unas migas de pan, me quise acercar para verlo mejor.

Estaba en eso cuando se abrió la puerta y Valentina una compañera pegó un grito como si hubiera visto al mismo demonio, el ratón se asustó y corrió hacia ella. Valentina agarró una escoba y comenzó a golpear al ratón y terminó acertando un golpe en mí. Me dio muy fuerte en la cabeza, perdí la conciencia y me llevaron al Hospital esa noche, por una contusión cerebral.

Por supuesto, con los días me recuperé (de lo contrario no estaría contando esta historia), pero desde ahí, cada vez que alguien menciona a Chillán comienzo inmediatamente a vomitar malas palabras en contra de esta ciudad.

–Si recuerdo, pero ahora viendo las cosas con más calma y conociéndome como me conozco, sé que echarle la culpa a Chillán no fue lo correcto, fue mi culpa, tú sabes que la buena suerte es una palabra que no existe en mi vocabulario. Soy yo, siempre he sido yo y siempre voy a ser yo. Tú ya me conoces.

–Sí, amiga, es verdad. Hasta ahora no conozco a nadie con peor suerte que tú. Jajaja que increíble las vueltas que da la vida. Si alguien me lo hubiese dicho, no me lo habría creído ni por un segundo. Jajaja menos mal que me enteré de tus propios labios. Viajo a Chillán hoy mismo, te aviso cuando este por llegar. Nos vemos, te quiero.

–Ok, yo te voy a buscar al terminal, contaré los minutos para verte, te quiero mucho, no sabes cómo me alegra saber que llegaste, no sabes la falta que me has hecho. Nos vemos.

–Nos vemos y trata de sobrevivir hasta que yo llegué. Trata de no quemar la ciudad hoy.

–Que gracioso, nos vemos.

Corto y sonrío, ahora tengo que esperar que llegue Danny a Chillán, lo único que quiero es sentirme protegida en sus brazos, siempre ha sido para mí como una especie de hermano o padre, uno muy joven. Lo quiero con locura. Cuando se entere de lo que pasé en Valdivia se morirá de la risa.

A pesar de las ganas que tengo de verle, una parte de mí no quiere enfrentarse a él, no quiero contarle lo que pasó con Antonio, después de todos son muy amigos. Le pedí a Aly que, si Danny se comunicaba con ella, que no le comentara nada de lo sucedido. Tengo que armarme de valor para contárselo y hablarlo personalmente. Por ahora, como dijo Danny, voy a tratar de no meterme en problemas mientras él no esté aquí para rescatarme, o por lo menos intentaré no acabar con la ciudad.

Parece una exageración hablando de cualquier otra persona, pero en mi caso no está tan lejos de la realidad. Para ser sinceros es más probable aquello, a que llueva en invierno.

Un encuentro inesperado

Después de dar una décima vuelta en la cama, sé que no podré dormir más. Suelto un suspiro y me levanto ansiosa.

Reviso mi celular, y quiero gritar de impotencia. Son las cinco y media de la mañana, ¡aún faltan 2 horas para que llegue Danny! Por suerte el terminal queda cerca del lugar donde arriendo.

La ansiedad finalmente me vence, así que me ducho y le doy su comida a Amy, mi gatita me lo agradece con una caricia en mi pierna.

Cuando vuelvo a mirar el reloj solo ha pasado media hora. Imposible, cante mínimo 5 canciones completas mientras me duchaba.

Bueno, saldré antes e iré caminando hacia el terminal, creo que son sólo un par cuadras, aún no conozco muy bien esta ciudad.

Me visto con mi jeans negro favorito, una camiseta amarilla, que tiene un corte que me queda de maravilla. Busco mis botines negros, que me costaron un ojo de la cara. Juro que nunca más gastaré ciento cincuenta mil pesos en unos zapatos, y en ninguna otra prenda de ropa. Es una vergüenza gastarse ese dineral en una tontería, cuando hay tanta hambre en el mundo. Sí, son cómodos, si son lindísimos, pero mis principios no me dejaran comprar algo así de nuevo.

Cuando ya estoy prácticamente lista, me pongo una chaqueta blanca, que me llega hasta la cadera, las mañanas son muy frescas, y me amarro mi cabello en una cola de caballo.

Tomo mis cosas y salgo de mi casa. Sé que estoy saliendo muy temprano, pero no quiero ir trotando al terminal, no quiero que Danny me vea toda pegoteada debido al sudor.

Comienzo mi caminata, es una suerte que no me guste maquillarme, me sobra mucho tiempo en la mañana, solo llevo mi brillo labial.

Miro a mi alrededor, y ciertamente es muy temprano, no se ve a nadie en las calles.

Después de desorientarme un poco, finalmente llego al terminal. Camino hacia uno de los locales de comida para comprarme un café.

Pero no llego a hacerlo, alguien toca mi espalda, llamando mi atención. Me giro y veo a Jorge Carrasco, un ex compañero de la Universidad.

–Jorge, pero que sorpresa, ¿qué haces aquí? –pregunto.

Él se ríe y me da un beso en la mejilla, a manera de saludo.

–Hola, April, no sabes el placer que me da verte. –Me sonríe de tal manera, que siento que está coqueteando conmigo, pero, ¿qué se yo? He perdido la práctica en esto. –¿Dónde está tu novio?

¡Ay no! Ya estoy aburrida de explicar una y otra vez mi situación con Antonio.

–A decir verdad, no tengo idea. Terminamos hace un par de meses. –Ocho meses en realidad, pero no quiero parecer de esas mujeres despechadas, que cuentan los días desde que las dejaron. Lo que, por supuesto, no es mi caso, porque yo lo dejé a él, claro que después de que me engañara con mi amiga, pero aún así, no estoy despechada.

–Te diría que lo siento, pero te estaría mintiendo, nunca me gusto Antonio para ti, te mereces algo mejor April, algo mucho mejor. –La manera en que lo dice, me da la sensación de que cree que él es la persona correcta para mí. Pobre, no sabe de la que se ha salvado todos estos años, dejemos algo en claro, no soy una persona fácil y no lo seré jamás.

–Sí, me merezco algo mucho mejor –suelto. Cuando no sé qué decir, digo la verdad. Soy una persona honesta y muy poco humilde. Al diablo con lo que él opine de mi falta de humildad. Sí que me merezco algo mejor.

–Lo que dije, algo mejor. –Sonríe y luego acaricia mi rostro con el dorso de su mano.

Guau, eso fue rápido, no lo vi venir. No es que me moleste, pero no me siento muy cómoda con el giro que tomó esto. Le sonrío también, digo, que otra cosa puedo hacer, ¿no?

Supe inmediatamente que fue un error porque me roba un beso. ¡Y qué beso!, no sé si es por la falta de esta actividad física en los últimos ocho meses, pero me gustó. Sí y, ¿qué?, la abstinencia hace lo suyo.

El beso se prolonga más de lo que me hubiese gustado, así que lo termino, de lo contrario solo Dios sabe hasta cuanto tiempo hubiese estado en eso.

Cuando nos separamos, no sé qué decir, así que cierro mi boca para que él diga algo. Él me metió en esta situación tan vergonzosa, así que lo mínimo es que él mismo me saque.

–Eso estuvo increíble. –Sí, tiene razón. Soy buena besando y él no se queda atrás–. Tengo una reunión importante ahora, ¿te parece si nos juntamos este viernes?

–Está bien, yo te llamo. Dame un número en donde poder ubicarte.

Considerando que faltan dos días para el viernes, y todavía me puedo arrepentir si pierdo el valor, acepté, a veces en la vida hay que lanzarse y ver qué pasa, que nunca hacerlo y vivir preguntándote que hubiese pasado si…. Una lección de mi madre, que siempre me ha dado buenos resultados.

–Aquí tengo una tarjeta. –La recibo y la guardo en el bolsillo de mi chaqueta–. Espero tu llamada. Adiós.

–Adiós, nos vemos. –Por lo menos, se despide con un beso en la mejilla.

Lo observo subirse a un taxi, con ese gigante maletín. No creo que haya sido un gran esfuerzo para él, se mantiene en buena forma. Está muy guapo, los años han sido buenos con él. Pasó de ser ese típico muchacho flacuchento y sin personalidad, a un hombre seguro de sí mismo y con un cuerpo muy atlético.

¿Por qué no? Me daré una oportunidad y ver que me depara el destino, no es que crea en tal cosa como el destino, es sólo una manera de expresarme.

Me encamino hacía el interior del Terminal con la intención de preguntar en el módulo de ventas de pasajes, si el bus viene bien o con atraso. Voy caminando al lado del baño cuando siento que algo presiona mi brazo con fuerza, y luego me da un tirón.

Al abrir mis ojos me doy cuenta que estoy dentro del baño. Miro mi brazo adolorido y hay una mano sujetándome con fuerza. Levanto mi cabeza para mirar a quién tengo delante y quedo paralizada.

Sí, yo sé que si alguien te retiene en contra de tu voluntad en un lugar, sobre todo en un baño, lo primero que tienes que hacer es gritar, o en mi caso poner en prácticas las clases de karate a las que me he estado sometiendo, como si tuviera alguna oportunidad de vencer a alguien mayor de 5 años, pero por lo menos podría intentarlo.

Pero no puedo, porque el hombre que tengo adelante es por lejos el hombre más atractivo que he visto en mi vida. Es igual al actor que trabaja en mi serie favorita, Bones, David Boreanaz, ¿qué digo igual? Es mucho mejor. Su rostro enfurecido no lo hace peor para mí, sino todo lo contrario.

–¡¿Quién diablos te crees que eres para arruinar mi operativo?! –grita con una furia tal, que pienso que pedir ayuda es en realidad una muy buena idea.

Me suelto como puedo y lo miro de frente. Tengo que levantar mi cabeza, ya que es demasiado alto, yo también lo soy, pero él me gana por al menos veinte centímetros. El tipo debe estar sobre el metro noventa, ¿pero qué cosas le dieron de comer cuando era niño? Las hormonas y toxinas que le inyectan a los alimentos, si influyen en las personas físicamente, tengo a la prueba viviente a unos centímetros.

–Mi nombre es April y, ¿quién diablos eres tú? –le grito de vuelta, no me gusta sentirme amenazada por nadie, y mucho menos por un hombre.

–Soy el detective David Bernales –dice y procede a mostrarme su placa, trabajaba para la PDI.

¿Cuáles son las posibilidades? Su nombre es David, y es detective, similar al FBI, o por lo menos lo es para mí, este tiene que ser mi día de suerte.

–Me temo que va a tener que acompañarme, señorita April –dice y me arrastra fuera del baño. Me conduce al interior de un auto que está estacionado cerca del Terminal de Buses.

Bueno, quizás no es mi día de suerte.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play