Mi nombre es Phenia Baldit y me casé para salvar a mi familia. La época en la que nací, me trajo tanta oscuridad, que la delicadeza con la cual toda mujer nace, desapareció de mí. El año 1701 fue nombrado por los grandes señores como "legal matrimonio prostituto".
Mi historia es esta.
Mi familia, o más bien mi tonto padre y hermano mayor cometieron traición comercial. Robando valiosas semillas, filtrando confidencial información y entregando libros de contabilidad falsos.
Viñedos de uva, para ser precisa 3 mil hectáreas de tierras fértiles se nos habían otorgado para nuestro beneficio económico y del Imperio por supuesto. Mi familia se encargaba de supervisar el cultivo de uvas. Tempranillo, Garnacha, Monastrell; toda variedad se cultivaba con mucho cuidado. La elaboración de los distintos vinos se destinaban para las casas nobles del Imperio y a las exclusivas negocios locales. Además, debían ser distribuidos para los imperios aliados con quiénes el Imperio abarcaba conexiones comerciales.
La ley Imperial establecia que cada negocio comercial relacionado con productos para uso comestible, se debía contabilizar, verificar y finalmente distribuir para que cada producto sea perfecto. Esto se hacía mediante un sistema de números especial. Si un producto mostraba "defectos" por ningún motivo ese producto debía tocar la luz comercial. Esto se hacía para mejorar la calidad de este mismo. Por otro lado, el negocio comercial debía de elaborar un plan exitoso de exportación. Marítimo o terrestre este no debía fallar, el producto tenía que ser entregado sin ningún problema, para que de esta manera el dinero invertido no se pierda.
La codicia ganó. Mi padre había cambiado los números del libro de contabilidad y sacó provecho del plan de exportación que yo misma había elaborado. El plan de exportación tenía que ser presentado ante la corte Imperial para ser aprobado por la Emperatriz.
Mi padre forzó a los agricultores para cultivar en secreto las preciosas semillas de uva para la elaboración del exquisito vino "Elbam". Estas preciosas semillas que solo crecían cada 50 años en los jardines del palacio Imperial. No sé supo con exactitud la razón por la cual estás semillas crecían cerca del gran árbol en el jardín, pero cuando se cultivaban en tierra fresca y fértil, sus frutos eran extremadamente deliciosas para el paladar. Las semillas no se encomendaban con facilidad. Se creo un Ministerio agrícola, quién se encargaba de ellas. Por órdenes imperiales, solo se encomendaba una pequeña cantidad para su cultivo y solo 2 familias podían hacerse cargo de ellas, entre ellas principalmente y con prioridad, la familia Baldit.
Tres veces más fue lo que mi padre robó.
La producción del exquisito vino fue un éxito. Con la cantidad encomendaba, solo se podía producir 10 botellas, pero con lo robado, 30 botellas fueron envasadas. Mi padre pondría en marcha su codicia y con sus bajas conexiones los empezaría a vender a un alto precio al Imperio enemigo. En números impares fueron vendidos en secreto, dejando sin productos al Gran Almacén que la nobleza del Imperio tenía permitido entrar bajo la orden del Emperador.
La ambición se sumó a la codicia.
Mi hermano mayor quién sabía lo que mi padre estaba haciendo, tuvo miedo. Pero sus problemas le dieron valor en ese momento. Dejó solo a mi padre, y sin mayor vergüenza filtró el plan de exportación de la casa Baldit. Robó mi trabajo del escritorio de mi padre para obtener dinero, y así pagar sus deudas de juego o como él los llamaba, problemas. Él sabía cuán valioso era, no solo para la competencia comercial del Imperio, sino también para los enemigos fuera del Imperio. Se escondían entre las multitudes y sombras solamente para pagar grandes cantidades de dinero para obtener información comercial para sumar a su economía. La economía se comparaba con una balanza, no se sabía con seguridad para que lado se inclinaría.
Cuando una de las más ricas familias del Imperio solicitó el exquisito vino, mi padre no pudo responder por ello. Se había corrido el rumor que él había cultivado con éxito las semillas de "Elbam". Entonces, era obvio el único producto que se podía elaborar con esas semillas.
Al no responder apropiadamente, denunciaron a mi padre con el Emperador. El emperador trajo a mi padre ante él y por supuesto a toda su familia también.
Cuando mi padre contó todo lo que había hecho, mi madre rompió en llanto. No podía creer la decepción que el emperador tenía en sus ojos. Después de todo mi madre y la madre del emperador fueron amigas de la infancia.
—¿Dónde está el oro por el cuál intercambiaste el vino? ¿Quién es el responsable del plan de exportación?
El acto ya estaba hecho, el plan de exportación fue recuperado antes de que se filtrará completamente, pero el sucio oro todavía seguía existiendo. El emperador ordenó que se entregara el oro. Mi padre aún lo tenía escondido en nuestra mansión. El emperador ordenó a los caballeros imperiales traer el oro. Finalmente todo fue confiscado inmediatamente.
Entonces... ahora...
— ¡¡¡¡¿Dime quién escribió ese plan?!!!!
Gritó con una voz implacable del emperador escuchándose en todo el salón imperial. Mi padre que temía por su vida, ignorando la vida de su familia se apresuró...
—¡Fu-fue mi hija, majestad!
El emperador giró su feroz mirada hacía mi.
—Levántate.
Yo no estaba asustada, después de todo si nos cortaban la cabeza, era lo que nos mereciamos. Nuestras cabezas se cortarían. La filosa guillotina nuevamente se mancharía de sangre. Se elevarían voces en el lugar de ejecución. Soltando la mano de mi temblorosa madre levanté mi cabeza.
—¿Cuál es tu nombre?
El emperador se apresuró a interrogarme, su voz era fría y pude darme cuenta que tenía una intención oculta para mí, su rostro lo decía claramente. No era un rostro que veía a unos sucios traidores sino uno que aprovecharía la oportunidad para beneficio. Después de todo él era conocido por sus brillantes estrategias.
—Soy Phenia, su majestad.
—¿Eres tú quien escribió el plan de exportación que tu hermano vendió?
Giré para ver a mi hermano, y como un cobarde no podía levantar su cabeza, no supe si era vergüenza o miedo por su inevitable muerte.
Tenía que responderle al emperador, cuando mi mirada cruzo con la de mi madre, hizo que me doliera el corazón, ella no tenía la culpa de tener un marido estúpido y un hijo inútil.
—Sí majestad, yo lo hice.
—Bien.
Cuando el emperador pronunció esa sola palabra me di cuenta que había sonreído, era una expresión simple pero misteriosa. El había leído ese plan, estaba segura.
—¿Baron Baldit se da cuenta que su crimen no puede ser perdonado? Sin embargo le tengo una propuesta que estoy muy seguro que aceptará.
—¿Pr-propuesta su majestad?
—Así es. Aunque más que una propuesta es una orden. Todo el imperio sabe que tengo un sobrino problemático que no puedo controlar. Quiero que tú brillante hija se casé con él.
La silenciosa sorpresa se extendió en todo el salón. Los nobles, y mi familia no podían creer las palabras que salieron de la boca del emperador.
–¡¡¡¡¿Eh?!!!!
—Su majestad, eso es...
No pude controlar la avalancha de pensamientos que me causó oír la propuesta del emperador. Era obvio lo que él quería. Un matrimonio a cambio de dejar con vida a mi familia. Pensé... ¿porque el emperador me quiere amí?... no tenía nada que ver con la traición de mi padre y hermano.
—¿Qu-qué dice su majestad? Mi hija...
—¿Qué te parece? Si el matrimonio se realiza perdonaré la vida de tu familia, después de todo es la mejor decisión para ustedes.
—Pero majestad, porque quiere que mi hij–
—¿No lo entiendes Baron Baldit? He visto y comprobado lo astuta e inteligente que es tu hija. Después de leer el plan de exportación que ella elaboró tome está decisión. Quiero que controlé y guíe a ese problemático niño.
Mi padre calló por un momento, pensando en como entregar a su hija para salvarse. Miré la cara de mi padre y pude leer su expresión cabizbaja. Una expresión de alivio. Yo sería entregada a la familia imperial para salvar sus vidas.
—Acepto, su majestad.
—Bien hecho, jajaja.
...****...
Luego que el padre de Phenia aceptara entregarla al emperador, su orgullo se quebró. Se casaría con un hombre que no conoce. Los rumores acerca de este hombre, el sobrino del emperador, no eran precisamente buenos. La nobleza llenaba su boca de habladurías todos los días. Pero como única familia del emperador era natural tener aliados que lo apoyaban para tomar el trono, después de todo la emperatriz no podía concebir.
Los bandos se dividían en dos: Los que apoyaban su comportamiento promiscuo, decían: "Es un hombre, tener a varias mujeres es natural además no está casado"...
Y los que no aceptaban su comportamiento deshonroso: ¡Manchará la reputación de la familia real! ¡El imperio perderá su poder!.
El nombre del que pronto sería su marido era Felipe Herace. Su madre la Duquesa de Kelvet era hermana del emperador. Su frágil cuerpo no pudo soportar el cansancio del parto lo que la llevo a muerte. Su marido el Duque Herace tuvo una trágica muerte de camino a su mansión. Un accidente de carruaje. El accidente se investigo y se dictaminó que el Duque había puesto a toda marcha a los caballos cuando recibió la noticia de la muerte de su esposa, haciendo imposible de frenar exitosamente. Luego del accidente el emperador se hizo cargo de Felipe.
Felipe creció obstinadamente, creyendo que todos deberían estar a sus pies. Ser el favorito del hombre que tenía tanto poder en el imperio era un gran privilegio. No había heredero legítimo... solo él. Felipe tenía una gran belleza que era capaz de seducir a cualquier mujer. Pestañas largas, ojos brillantes como zafiro, labios delgados, cabello rubio y un implacable cuerpo. Nadie se resistirá a los encantos de este hombre.
Las damas del imperio visitaban con frecuencia su mansión. Considerada las más grande y lujosa después del palacio imperial. Felipe no desaprovecharía la oportunidad de probar su hombría ante ellas. Después de todo no estaba atado en un matrimonio. Descaradamente mencionaba a esas finas doncellas que una de ellas se convertiría en la emperatriz, conformaría su harém y las amaría profundamente.
Phenia aceptaría el reto que el emperador le había dado, pero buscaría satisfactoriamente el poder divorciarse. No aceptaría la idea de poder terminar como su madre, una mujer frágil que no pudo detener las acciones egoístas de su marido. Apretaba su puño tan fuertemente, que un escurridizo mar rojo goteaba de ello.
•••
Cuando escuché a mi padre decir que me casaría con el sobrino del emperador, alcé mi voz...
—¡¿Su majestad porque me elige a mí?!
El emperador soltó una gran carcajada y ordenó a los nobles abandonar la sala, a excepción de mi y mi madre. Mi padre y mi hermano fueron llevados al salón posterior a esperar nuevamente un llamado. Habían muchas preguntas por responder de las cuales el emperador se haría cargo.
—Baroneza Baldit, porfavor levántese. No es de mi agrado ver a la amiga de mi difunta madre arrodillada.
El emperador cambio su semblante serio a uno sereno extrañamente. Yo conocía la amistad que mi madre tenía con la difunta emperatriz viuda, pero la actitud del emperador era sospechosa.
—Baroneza todavía recuerdo las historias que mi madre me contaba. Usted le traía una gran paz, que no tenía en las paredes del palacio imperial.
—Majestad... yo solo le brinde mi más sincera amistad a la emperatriz viuda.
—Así es, me regocijaba apreciar su felicidad.
El emperador tenía en su rostro una cálida sonrisa, yo pensé de verdad este hombre puede dar esa orden tan cruel.
—Señorita Phenia, aunque usted es la hija de un barón a recibido una buena educación. Es capaz de escribir un plan tan detallado y meticuloso. Esa estrategia de exportación es brillante.
—Gracias su majestad pero... no creo poder cumplir con sus expectativas. Soy diferente de las señoritas de alta sociedad. No teng–...
—Silencio.
El emperador cambió su voz serena a una gruesa, se sintió como si un feroz león soltara su rugir para atrapar a su presa.
¿Dices que no puedes?... murmuró el emperador.
—Baroneza cuando usted criaba a su hija, mi madre la invitaba al palacio. A mi madre le agradaba tanto su hija que le permitió tener instructores imperiales cuando era niña... ¿no es así?
–Majestad eso es...
—¿Es cierto o no? Respóndame ahora.
Con una voz temblorosa mi madre respondió:
—E-es cierto, majestad.
Cómo el emperador se enteraría de eso, todo fue hecho en secreto por la emperatriz viuda. Los instructores imperiales tenían solo la obligación de guiar a los futuros príncipes y princesas del imperio. Las estrictas lecciones de contabilidad, estrategia, etiqueta, modales, defensa y danza garantizaban la perfección de un heredero al trono. Mi madre no se lo había contado nisiquiera a mi padre y hermano. Y la emperatriz viuda se había llevado ese secreto a la tumba.
—La lecciones de los instructores imperiales las recibe exclusivamente la descendencia de la familia imperial, Baroneza Baldit. Y aunque mi madre tenía el poder de tomar sus propias decisiones, no se puede ocultar el hecho de que usted y su hija cometieron pecado.
—Majestad, porfavor no culpe a mi hija. Ella solo era una niña en ese entonces. La culpa tampoco la tiene la difunta emperatriz viuda. Soy yo quien debe ser castigada. ¡Porfavor castigueme!
Yo no podía ocultar la rabia que sentía. Era claro que el emperador estaba utilizando ese hecho para obligarme a aceptar el matrimonio. Estaba segura que me presionaría con la ayuda desinteresada que me había brindado la difunta emperatriz viuda. Esa mujer que fue como mi segunda madre, yo la quería mucho.
Maldito emperador... Ese fue lo que pensé.
—Como podría castigar a la amiga de mi madre, no me crea tan desalmado Baroneza.... dijo el emperador como si esperara a que yo respondiera por instinto.
Como el quería me apresuré a responder...
—Su majestad le ruego que no ande por las ramas... le suplicó que hable claramente porfavor. ¿Porque le dice todo esto a mi madre?
—Como se esperaba de usted, señorita. Se preguntará cómo es que conozco el secreto de mi madre... ¿no es así?
Mi madre se desplomó al suelo y dijo: Majestad se lo ruego, no obligue a mi hija a casarse. Soy yo la culpable, no pude detener a mi marido de cometer actos tan vergonzosos, castiguenos a nosotros y dejé con vida a mis hijos.
El grito desesperado de madre se apagó, abrazó mis pies y rompió en llanto....
...****...
—Emperador... ¿porque está haciendo esto? Si es su deseo castigarme... solo hágalo.
Eso fue lo que dije... luego de ver la desdicha que emanaba del rostro de mi madre.
No podía levantar mi cabeza, no era humillación lo que sentía, no tenía el poder de proteger a nadie...
—Yo admiraba tanto a su madre la emperatriz que le rogué que me educara... quería parecerme a ella.
Si usted lo considera un pecado aún... solo corteme la cabeza. Y deje a mi madre en paz.
Traté de que mi rostro no expresara lo que sentía. Mil navajas atravesaban mi garganta, haciendo imposible de explotar todo lo que yacía en el fondo de mi corazón. Por mi orgullo no podía dejar que una sola lágrima cayera o mis debilidades podrían ser descubiertas.
—Señorita... esto no es un castigo. Y tampoco haré uno. Como dije estoy agradecido con su madre, por lo tanto la familia Baldit no será castigada.
El emperador no tenía la intención de castigar a Phenia y su madre. Aunque la ley imperial establecia castigar a los traidores sin excepción. Cuando el miembro de una familia se "equivoca" toda su familia también pagaría el precio. Los traidores no podían ser perdonados. Y esto serviría de ejemplo para todos.
El emperador era tan cercano a su madre. La ex emperatriz Greetel Thorben. La noticia de su fallecimiento dejo al imperio en un gran caos, el pueblo no podía aceptar la idea de la muerte de una persona tan brillante... era simplemente horrible.
Las damas del imperio la consideraban más que un modelo a seguir. No solo era la luna del imperio, se la consideraba como la salvadora de aquellos que sufrían silenciosamente en los callejones más pobres del imperio.
Por lo tanto...
—Su padre y su hermano también vivirán.
Pero...
—No cambiaré mi decisión. Usted se casará con Felipe. Y cumplirá con mi orden.
El emperador estaba más decidido que nunca. Dejaría con vida a toda mi familia a cambio del matrimonio con su sobrino. Ha.... que irónico...
Nunca me gustó estar atada a mi familia y ahora soy yo quien ruega por mi madre. Mi padre y hermano son los cobardes que nos metieron en esto y soy yo quien debe ponerse un moño.
—Bien... ¡Lo haré!
Me casaré con él.
Ya no importaba lo que pasara, casandome con el sobrino del emperador pondría a prueba mis habilidades. Todo el esfuerzo que puso la difunta emperatriz para educarme no sería en vano. Como mi segunda madre la haría sentirse orgullosa a cualquier costo.
—Yo Phenia Baldit acepto la orden de su majestad el emperador. Me resigne a aceptar la realidad ante mis ojos.
—Ha tomado una sabía decisión señorita.
Ya había tomado una decisión pero una pregunta aún no había sido respondida.
—Su majestad. Yo... quiero saber cómo se enteró del secreto de la difunta emperatriz. Su majestad la emperatriz era muy reservada con respecto a ese asunto. Así que porfavor.... dígame como se enteró.
El emperador guardó silencio por un momento, no era un tema del que estaba contento. Hablar de su madre era doloroso.
Luego de un largo suspiro, el emperador comenzó a hablar:
—Cuando era niño, era un chico problemático. No tenía hermanos así que en su lugar le hacía bromas a mi madre. Ella me quería mucho a pesar de eso. Y yo la amaba por eso.
El día que se enfermó y murió debido a eso. En su lecho de muerte me lo dijo.
...‡---------------------------------•---------------------------------‡...
La ex emperatriz Greetel Thorben falleció en su cama, alado de su único hijo, el actual Emperador del Imperio Sena:
—Mi hijo, tengo un secreto para ti. No viviré por mucho tiempo más, es por eso que te lo contaré. Después de todo madre e hijo no tienen secretos.
El silencio que había en el salón era aterrador, las voz susurrante de la emperatriz atravesaba los pequeños huesos de su hijo. El débil cuerpo de la emperatriz se debilitaba cada segundo. Estaba agotada.
—Madre no hable porfavor. Descanse ¿sí?
A pesar de eso la emperatriz estaba decida a contar su único secreto a su hijo.
—Hijo mío... sabes muy bien que este palacio se asemeja a una cárcel. Estas paredes tienen ojos y oídos que te castigan si cometes algún error.
Pero sabes... cuando Allen Baldit llegó a mi... me sentí viva. Su amistad regocijaba mi corazón.
Fui obligada a casarme con tu padre, y solo ella podía calmar mis miedos.
—Madre por favor ... ya no digas más....
—Cuando me enteré que tenía una hija, te recordé. Tu eres la luz de mi vida hijo mío. Esa pequeña alegraba el corazón de Allen al igual que tú a mí. Así que tome la decisión que educarla para que tuviera una buena vida.
El comportamiento de una señorita habla por si misma. Nosotras no tenemos el mismo estatus que un hombre pero con una educación adecuada podrá defenderse, usando ingenio y palabras correctas. Una mujer así sería respetada en todo el imperio. Y no tendría un matrimonio como el mío.
No te enojes conmigo hijo mío...
—¡No madre! ¡No lo haría! Yo...
—Ella es una niña brillante, cuídala por mí...
—Así lo haré madre, se lo prometo.
—Eres un buen... hijo.
Los ojos de la emperatriz Greetel Thorben se cerraron para siempre.
...‡---------------------------------•---------------------------------‡...
El emperador había prometido a la difunta emperatriz Greetel que cuidaría de su amiga e hija. Él prometió que cuidaría de Phenia.
—Cuando asumí el trono pedí investigar más. Interrogé a los instructores imperiales y ellos me lo dijeron todo. Mi madre les pidió un favor. Apesar de que ella era la emperatriz, les rogó para que se encargarán su educación.
Es todo.
Mi madre inclinó su cabeza hasta lastimarse la frente y dijo: "Oh Greetel" Sus lágrimas inundaron el suelo nuevamente.
—Así que era así.
Era obvio que la ex emperatriz, no le ocultaría nada a su amado hijo.
—Aunque usted dijo que lo mantendría en secreto por mi bien. Esa frase salió de mi boca silenciosamente.
Pero no te culpo. Ese fue el último susurro que dí.
•••
El emperador llamó nuevamente a mi padre y hermano. Reafirmaría su decisión del matrimonio con Felipe y le informaría a mi padre y a mi hermano que no serían castigados. No se nos quitaría el título de "Baron" pero tendríamos nuevos papeles. Asimismo se nos arrebataría las tierras, el privilegio y el documento oficial para la elaboración de vino, seria confiscado.
—Baron Baldit se le quitará los privilegios otorgados por el anterior emperador. Además su hijo entrará como aprendiz de caballero. Defenderá al Imperio en el campo de batalla.
—Mi hijo....
—Es un gran honor Baron Baldit. Además dentro de poco... ¿no seríamos familia?
—G-gracias... majestad.
—Dentro de 1 mes se celebrará la boda. Cuida bien hasta entonces de mi "hija".
El emperador confiaba en Phenia. Su madre le confío su cuidado, pero está decisión no era la correcta. Ella sería "obligada" como su madre.
—Entonces nos retiraremos majestad. Esas palabras llenas de alivió que pronunció mi padre, eran repugnantes.
—No Baron. Estas olvidando que te perdoné la vida debido a tu hija. Es a ella a quien debes agradecer. Y a tu esposa también.
La voz y el aura del emperador eran sombrías.
—A-así lo haré... m-majestad.
—Cuando los preparativos para la boda estén listos mandaré un carruaje para recoger a la señorita.
Pero antes conocerás a Felipe. Ya se te informará mediante una carta.
La ceremonia se celebrará en el palacio, invitaremos a las familias nobles. Para que todos reconozcan a mi "hija" cómo parte de mi familia.
Hasta entonces.
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