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La Sultana

1

La sultana y el Harem

Erase una vez en Edirne, vivía una joven de 14 años llamada Simonette Abadi; ella era hija de un sultán y como tal, debía casarse con alguien que poseyera un título superior o igual que su padre.

La joven era hermosa; sus ojos eran dorados, tan dorados como el oro, su cabello era negro y largo, que le llegaba hasta sus caderas; la chica aún estaba creciendo, todavía le faltaba para ser una mujer; pero aún así fue casada con un sultán de 30 años, Salim Ali.

Salim al ver a Simonette, le gustó; su cuerpo no era curvilíneo, ya que le faltaba crecer; pero su inteligencia e intelecto, dejaba a muchos sin hablar; así que no se negó al matrimonio con ella y la convirtió en su sultana, en la sultana de Granada.

Simonette era brillante en todo, ya que desde que había nacido le cedieron lo que pedía y ya bastaba saber que era una niña amada, por que el significado de su nombre lo decía.

--Tu nombre significa «Yavhé ha escuchado» hija mía.. Ya que al irse mi primera mancha le pedí al creador una niña, tu padre estuvo de acuerdo con ello.. Y ya vez, Él me escuchó, ya que estás con nosotros hoy.

Fue lo que le dijo su madre al preguntarle por el significado de su nombre; a ella le permitieron estudiar todo lo que deseo, la educaron con principios y le dieron todo lo que pedía, ya que después de todo, el esposo que le tocara, tendría que hacer lo mismo que ellos hacían, y eso era consentirla.

Salim no fue malo con ella, al contrario, se esmeraba en darle mucho amor, tanto amor como le fuera posible, la consentía sin medidas y la exaltaba cada vez que podía, frente a los demás.

--Mi sultana.. Eres la mas hermosa de Granada y de más allá.

Ella se convirtió en una mujer aún más hermosa, sus labios se hicieron voluptuosos, el color de sus ojos destellaban aún mas, su cabello había crecido, pero su cuerpo no cambio mucho, solo tuvo un poco mas de senos y sus nalgas crecieron un poco más, su cintura era pequeña, pero sus caderas crecieron al estar con el sultán.

El amor de los sultanes de Granada era inmenso, él solo veía a una mujer, y esa mujer era ella Simonette, y ella solo lo veía a él.

El sultán tenía dos hermanos, y ambos estaban trabajando para él, ya que así lo decidió; cuando Salim se convirtió en sultán, mató a todos los que estaban en su contra, y estos eran los hijos de las concubinas de su padre y a su padre también, pero dejó vivo a dos de sus hermanos que se llamaban Yusuf y Yassir, ellos eran hijos de la sultana, es decir de su madre; él era sanguinario y despiadado, pero a pesar de eso, deseaba darle lo mejor a Simonette, cada joya o tela hermosa que veía, él solo se imaginaba a Simonette en ella.

--Sin duda se verá bien en eso Salim.

Era lo que le decía Yusuf cuando él preguntaba.

Simonette siempre vestía y estaba maquillada hermosamente, ya que sus cinco sirvientas se esmeraban en hacerla lucir aún más hermosa cada día.

Simonette miraba por la ventana y vio entrar a una chica rubia de ojos azules, así que con una sonrisa le dijo: --Byrne.

--¿Si mi señora?

--¿Sabes qué vestido está preparando Madison hoy?

Byrne negó con la cabeza y dijo: --No.. Solo sé que fue a preguntar sobre el vestuario que el sultán utilizará.

Simonette asintió y volvió a mirar por la ventana de su habitación; ella no tenia nada por hacer ese día, ya que todas las preparaciones del palacio, la había hecho los días anteriores, por que ese día ella y el sultán cumplían tres años de estar casados y estaban en planes de celebrarlo.

Simonette tenía cinco sirvientas rubias, ellas provenían de Inglaterra y habían llegado a Edirne por la guerra, sus nombres eran Madison, Byrne, Sarah, Isla y Ava, ellas eran cinco hermanas que habían llegado junto con un hermano, y este se llamaba Kyle.

Madison alistaba la ropa que Simonette iba a usar, Byrne y Ava ordenaban la habitación de los sultanes, Sarah la maquillaba e Isla, ayudaba a cada una de sus hermanas, ya que ella aún no tenía un cargo oficial; Kyle era un sirviente más, él ayudaba al cocinero y repartía con otro chico la comida.

--¿Ya tres años?

--Así es.

--El tiempo pasa tan rápido.. Pero ¿No crees que es raro?

--¿El?

--El echo de que lleven tres años de casados y aún no haya ni un niño.

--Bueno ¿No lleva un año y medio de ser mujer? No olvides que al llegar aquí era una niña.

--Si.. Pero aún así, era para que hubiera un niño en este tiempo.

Eran las palabras que decían las familias imponentes de Granada durante la fiesta, y así como ellos se preguntaban por eso, Simonette se lo preguntaba cada día.

--Amor ¿Que sucede? Te noto pensativa.

Fue lo que dijo Salim mientras le besaba el hombro a Simonette, ella miró esos ojos marrones oscuros que la veían sin titubear y sin mas dijo: --Es que ya estoy en edad para darte hijos.. Pero aún no a habido ninguno.

Salim miró con enojo a los murmullos y estos hicieron silencio de inmediato, luego miró a Simonette y le dio un beso suave y lento en los labios.

--Tenemos todo el tiempo del mundo mi amor.. Así que ni pienses en eso.

Simonette negó mientras sus mejillas estaban rojas por el beso y dijo: --Claro que debo pensar en ello..

2

(Simonette miró al sultán a los ojos y dijo) --Ya que sino tengo un hijo contigo, tus súbditos querrán meter a mujeres que no conozco al harem y eso no lo deseo.

Salim le dio un leve fruncir al ceño y dijo: --Sabes que no quiero un harem y dudo que alguien que necesita de mí y de ti.. Nos hagan crear uno.

--Pero, sino acuden a ti.. Acudiran a mí y Yo auch.

Salim le dio un leve golpe con el dedo índice a Simonette en la frente y dijo: --Ya te dije.. No tienes por que preocuparte.. Además, si acuden a ti para exigir su creación debes negarte con soberbia, ya que tú eres la sultana y no tienes por que escuchar a nadie más que a mí.

Simonette asintió y sonrió, ya que si él lo decía, no había nada que hacer, ya que después de todo, él era el sultán y ella era la sultana de Granada y no había ser en ese lugar con más poder que ellos, aparte del malik, pero como el malik no se metía en las decisiones tomadas por los sultanes y fue por eso que decidió ignorar los murmullos en el salón de baile.

Simonette y Salim, estaban con atuendos combinados, ambos tenían puestos atuendos color blanco perla, con decoraciones doradas; el cabello de Simonette estaba suelto con ondulaciones más decoraciones, ya que sus sirvientas la habían peinado de esa forma.

--Tengo un regalo.

Fue lo que le dijo Simonette a Salim con una sonrisa, así que Salim sonrió y dijo: --¿Qué es?

Simonette se levantó mientras decía: --Mira hacia el centro del salón.

Salim ladeó un poco la cabeza y dijo: --¿Para donde vas?

--Te enseñaré tu regalo.

Simonette se marchó y cuando pasaron 15 minutos, apareció Simonette con un traje árabe dorado con rojo; el corazón de Salim comenzó a latir con desesperación al verla vestida de esa manera, y su mente comenzó a imaginar muchas cosas.

La música comenzó a sonar y Simonette empezó a bailar; todos en el lugar se sentaron a verla, ya que ella parecía un hada mientras danzaba.

--No hay belleza mas grande que la de nuestra sultana.

Eran las palabras que decían las personas reunidas en el lugar.

Cuando la celebración se acabo, Simonette y Salim fueron a la habitación; ella se sentía agotada por haber danzando en el salón, pero Salim deseaba un poco de calor.

--Este es el momento de crear a Suleimán

Simonette le dio un leve fruncir al ceño al oírlo, así que con confusión dijo: --¿Suleimán?

Salim sonrió mientras se quitó el caftán y dijo: --El hijo que vamos a tener.

Las mejillas de Simonette se mancharon de rojo al ver el cuerpo de su esposo, luego tragó saliva y dijo: --¿Y si es niña?

Salim negó con la cabeza mientras decía: --Yo quiero un niño.. Luego de él, será la niña.

Simonette no dijo nada más durante la noche respecto a la conversación, pero se dejo amar por Salim muchas veces mientras el amanecer llegaba.

Un mes volvió a hacerse presente y Simonette no quedaba en cinta.

Los que trabajaban para el sultán estaban preocupados por la decendencia del sultán, pero no tenían el coraje suficiente para hablar con él, así que empezaron a pedir citas para hablar con Simonette.

--Mi señora está radiante el día de hoy también.

Simonette sonrió y dijo: --Gracias Yahin.. Me dijeron que deseabas hablar conmigo ¿De qué era?

Yahin era un monarca que trabajaba para Salim; la familia de él eran fieles a los sultanes de la familia Ali, y así como eran fieles, también eran los que solicitaban llenar el harem de concubinas.

--Mi señora.. Sé que su salud es buena y que además es joven, pero debe saber que es preocupante que el sultán no tenga hijos todavía con su edad.. Así que le solicito formar el harem para que el sultán pueda tener hijos.. No dudo del sultán, ya que en su familia siempre a habido númerosos niños, pero en la familia de la sultana.. Bueno ¿Si entiende lo que digo?

Simonette empuñó sus manos ya que era obvio lo que sucedería y ella ya sabía el final de la conversación de Yahin, así que simplemente dijo: --Si llegó a armar el harem, las mujeres serán escogidas por mí y no por los monarcas bajo el mando del sultán.

Yahin y los que lo habían acompañado empuñaron sus manos mientras asentían a las palabras de Simonette, ya que muchos de ellos deseaban el poder y el favor del sultán, con ayuda de sus hijas y por el lado de Simonette, eso no iba a suceder jamás.

--Sino tienen nada mas por decir.. Retirense, tengo muchas cosas por hacer el día de hoy.

Ellos salieron de la oficina de Simonette y ella al verlos salir suspiró.

--¿Le traigo algo para beber mi señora? La notó cansada el día de hoy.

Fue lo que le dijo Isla a Simonette mientras la veía; Simonette asintió y dijo: --Hazlo y dile a tus hermanas que vengan un momento.

--Si mi señora.

Simonette había pensado mucho en el harem, ella sabia que en algún momento tendría que hacerlo, ya que era una ley en su pueblo y mas, cuando la sultana no a dado a luz un heredero, ella habia comenzado a pensar en el harem, luego de haberle llegado su período por tercera vez; pero no quería meter a una mujer con la que se llevara mal, ya que sabía a la perfección como resultarían las cosas y, eso lo sabía, porque veía a su madre la sultana de Edirne, pelear con las concubinas a plena luz del día.

3

"Creo que si las ubico a ellas en el harem.. No tendré problema alguno, ya que ellas me quieren y desde que mis padres las contraron como mis sirvientas en el palacio de Edirne hace 12 años, han estado junto a mi y no me han traicionado o abandonado, así que es por eso que confió en ellas con los ojos cerrados", era el pensamiento de Simonette mientras esperaba a sus sirvientas y luego recordó a Aysę, la madre de Salim.

--Hija mía.. Lo peor que puede hacer una sultana, es permitirle un harem al sultán.. Así que, como consejo de exsultana a sultana, te recomiendo que no le permitas un harem a Salim ¿De acuerdo?

Esas palabras de Aysę llegaron a Simonette como relampago en su mente, pero luego movió la mano frente a su rostro y dijo: --Ellas me quieren mucho.. Así que dudo que pase algo de lo que la señora Aysę decía.. Nos conocemos desde hace mucho y hasta el momento, no me han dejado sola, a pesar de haber venido de Edirne a Granada.

El plan de Simonette, era colocar a sus cinco sirvientas en el harem, ya que ellas llevaban juntas desde hace más de doce años, cuando Simonette tenía cinco años y sus sirvientas tenían doce años cada una, ya que ellas eran nacidas en un solo parto, es decir que eran quitillizas; pero lo que Simonette no se preguntaba, era que si al estar sus sirvientas con el sultán, continuarían con su fidelidad hacia ella o si cambiarían y desearían el poder que el sultán les podría brindar.

--¿Cuántos años tienen?

Fue la primera pregunta que les hizo Simonette a sus sirvientas, así que Madison sin levantar la mirada dijo: --Tenemos veintisiete mi señora.

Simonette le dio un sorbo al jugo que le llevó Isla y luego dijo: --Levanten la cabeza.. No me gusta que se inclinen delante de mí a cada rato y ustedes lo saben.

--Pero no es correcto dejar de hacerlo mi señora.

Fue lo que dijo Sarah mientras todas levantaban la mirada; Simonette negó con la cabeza mientras decía: --Nadie más está en esta habitación aparte de nosotras.. Así que no lo hagan ¿De acuerdo?

Las sirvientas se miraron entre ellas y Byrne dijo: --Mi señora, aunque sonemos groseras ¿Podría decirnos para que nos llamó? Tenemos muchas cosas por preparar el día de hoy y estar de pie en el estudio, nos está quitando tiempo.

Simonette sonrió y dijo: --Tan directa y trabajadora como siempre Byrne.. (Simonette se levantó y dijo) --Tengo muchas cosas por pensar.. Los monarcas exigen que el harem se forme para meter a sus hijas y convertirlas en concubinas, y solo pensar en eso me molesta.. Ya saben lo mal que la pasó mi madre.

Ava asintió y dijo: --Como olvidarlo.. La señora nos pedía que que tratáramos de alejarla de eso, pero no imaginaba que usted sabía todo lo que sucedía con esas mujeres del harem.

Simonette asintió y dijo: --Sí.. Y es por eso que las llamé aquí.. (Ava, Madison, Sarah, Isla y Byrne se miraron entre ellas, luego devolvieron la mirada hacia Simonette, así que Simonette dijo) --Deseo que ustedes sean las que entren en el harem, quiero que ustedes sean las concubinas del sultán.

--¡¿Qué?!

Fue lo que dijeron las sirvientas en una sola voz al escuchar a Simonette, luego Madison dijo: --Mi señora.. Nosotras no nos atreveríamos..

Simonette levantó la mano para que hiciera silencio y luego le dijo: --Las únicas personas en las que confió en estos momentos.. Son ustedes cinco, sé que no pelearé con ninguna por el tiempo que llevamos de estar juntas, así que acepten ser concubinas del sultán sin reprochar.. Por favor.

Ava le dio un leve fruncir al ceño mientras decía: --No creemos que sea correcto, pero dudo que el sultán que sea negado a crear uno en primer lugar, acepte.

--Haré que acepte.. Yo convenceré al sultán para que acepte el harem formado por ustedes.

Fue lo que dijo Simonette, Isla asintió y las otras hicieron lo mismo, pero Byrne dijo: --Mi señora, si nos convertimos en concubina ¿Quién la servirá?

Simonette sonrió y dijo: --No se preocupen por eso.. Hay muchos japoneses buscando refugio por la guerra contra Estados Unidos.. Así que contrataré a mujeres japonesas para que me sirvan y las sirvan a ustedes.

Eso fue lo que les dijo Simonette a sus sirvientas y para ella resultó fácil convencerlas, el tema era convencer al sultán para crear el harem.

--No quiero.

--Pero amor.. Solo acepta el harem, sino deseas estar con ellas no lo hagas, pero acepta la creación de el.. Escuchar a tus monarcas ya me tiene con dolor de cabeza.

Salim le dio un leve fruncir al ceño y dijo: --Te dije que no los escucharas ¿Quién fue el que te molestó con ese tema? Iré ahora mismo a matarlo.

Simonette le tomó el brazo al sultán y dijo: --Amor escucha.

El sultán la miró y dijo: --¿Fue Yahin o Yissaf?

--Ninguno de ellos.. Así que ¿Podrías escucharme?

Salim lanzó un suspiro y dijo: --Yo no quiero verte incomoda con algo así.

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