¿Se puede encontrar el amor en las estrellas?, era la pregunta que siempre venía a mi cabeza desde que era pequeña. Supongo que muchas veces pensaba esto para animarme y era la única razón por la que mi vida tenía sentido.
Cuando era pequeña, junto con mi hermano mayor entramos al programa de exploración planetaria.
Fue extraño el cómo entramos, en parte siempre hemos creído que fue porque no teníamos que perder, éramos pequeños y era el único lugar en donde nos daban todo.
Es triste, pues, no tengo recuerdos de haber tenido una familia y la única razón de saber que algo así existe es la brújula que se supone era de mi padre, los recuerdos de Ethan y las fotos que pudimos conservar.
No sé mucho de ellos, mamá era doctora y papá era biólogo, los dos siempre buscaban el bienestar de las personas, ayudaban a quien lo necesitaba y según lo que cuenta Ethan, se amaban, realmente se querían.
¿Pero entonces qué pasó?
Se puede decir que fue culpa de la tierra, pero también fue de los que la habitan. Ese día era un día normal, los dos fueron al trabajo, mi hermano acababa de llegar del colegio y yo estaba con mi niñera, almorzamos como todos los días, pasaron las horas y ya eran las 2 de la tarde. Cuando todo empezó a caer y a moverse.
Había comenzado un terremoto, salimos lo más rápido que pudimos mientras el edificio se caía, Ethan tomo mi mano y empezó a correr, habíamos dejado a tras a todos, incluso a nuestra niñera, todos dicen que ese día fue cuando inicio “el fin del mundo” y a partir de ahí la forma de vivir de todos cambio.
Los expertos dicen que fue culpa de tanta explotación para extraer todo tipo de minerales y piedras, que el subsuelo no aguanto más, tanto así que, estaba tan fracturado y debilitado que había causado grandes movimientos, los cuales serían los primeros desastres que sufriría la tierra.
En el gran terremoto muchas personas desaparecieron, otras murieron, no sabemos con exactitud qué le pasó a nuestros padres, pero estuvimos mucho tiempo esperándolos y nunca volvieron.
Ethan tenía 5 años y yo 3 cuando quedamos solos, estuvimos varios meses de casa en casa, algunos vecinos nos dejaban quedarnos y nos daban comida, pero cada día era más difícil conseguir las cosas básicas, así que ellos optaban por ignorarnos.
Un día Robert, el amigo de papá, nos encontró en la calle y tomo la decisión de unirnos al programa que estaba iniciando, el cual se centraba en la búsqueda de un nuevo planeta y la preservación de la raza.
Duramos 16 años preparándonos para la gran misión, aprendimos arte, agricultura, medicina, leyes, construcción, botánica y todo tipo de ciencia para que cuando llegáramos al nuevo planeta no muriéramos en el intento.
No conocíamos a nadie aparte de nosotros mismos, pero sabíamos que había al menos 100 personas más que irían con nosotros.
La cuenta regresiva había empezado hacía una semana, alistamos las cosas que íbamos a necesitar durante el viaje y a la hora de aterrizar, sabíamos pequeñas cosas de Alfa Centauri, no sabíamos con exactitud por qué, pero había datos de su habitabilidad, su atmosfera y sus paisajes.
Estábamos a unas horas de que el día comenzará.
El día para el que me había preparado durante 16 años, el silencio de la habitación era tan abrumador que se sentía como si aquel lugar estuviera a punto de desaparecer y el mundo con él.
No había podido dormir, había pasado horas mirando al techo, mientras trataba de asimilar todo lo que estaba a punto de comenzar una nueva vida, la rutina cambiaría y todo lo que conocía sería diferente.
—Feliz cumpleaños Annie, te amo hermanita— dijo Ethan rompiendo el silencio y siendo la señal de que el día por fin empezaría.
Estaba tan ocupada pensando en cómo sería el día, que había olvidado por completo que era mi cumpleaños, le di un abrazo y le dije lo mucho que lo amaba, mientras reflexionaba acerca de la importancia que él tenía en mi vida.
La verdad es que no hubiera sobrevivido sin él, Ethan era lo único seguro en mi vida y tenía mucha suerte al en tenerlo.
Ethan era tan fuerte que a veces parecía irreal que existiera, él era mi único apoyo, me hacía los días más felices, a veces me detenía a reflexionar qué hubiera pasado, si nada nos hubiera forzado a crecer rápido, estoy segura de que tendría muchos amigos y atraería a miles de chicas.
De repente la puerta de nuestra área se abrió, me puse un hoodie y los tenis, salimos al pasillo que se encontraba inmediatamente después de la puerta, dándonos cuenta de que todas las áreas estaban abiertas y varios chicos y chicas de nuestra edad salían simultáneamente.
—Chicos vengan hacia el salón principal— todos nos dirigimos sin hacer ni un solo sonido.
—Ya tendrán tiempo de conocerse, mientras tanto les comunico que hoy ustedes iniciarán un viaje que ayudará al avance de nuestra especie, espero puedan cumplir con la misión y lo hagan mejor de lo que lo hicimos nosotros aquí en la tierra— nos analizó y luego tomó las hojas que tenía en la mano y procedió a leerlas.
—En sus áreas están las maletas, cada una marcada con sus nombres, dentro vendrán sus trajes y algunos objetos que necesitarán como linternas, herramientas y medicamentos, por ahora coman y disfruten de las últimas horas en este planeta—
No sé en qué momento comimos o como lo hicimos, no conocía a nadie en el lugar, pero todos estábamos igual de nerviosos, habíamos pasado años aquí preparándonos para lo que se venía.
Fuimos al área en donde efectivamente estaban las maletas, nos arreglamos, nos pusimos los trajes y los relojes de monitoreo, con ellos podíamos comunicarnos y también recolectaban nuestra información básica, era como un reloj del futuro, todo en un solo reloj lo cual iba a ser muy útil durante el viaje y la llegada al nuevo planeta.
Al comenzar el abordaje a la nave lo primero que hicieron fue llamar a 10 personas de todos los que iríamos en el viaje, entre esas personas estaba Ethan, me dio miedo cuando lo vi salir, me aterraba la idea de no volverlo a ver.
Pero la razón de que los habían llamado era que ellos eran los elegidos gracias a su desempeño durante todos estos años, lo cual les daba la responsabilidad de ser los líderes de diferentes áreas dentro de la nave.
Pasaron unas horas antes de que empezarán a llamar a los demás, ya me estaba quedando dormida cuando sonó la alarma de abordaje y fue cuando escuché mi nombre.
Cogí mis cosas y caminé por el pasillo, era el más largo de toda mi vida, al caminar por este pude pensar en todo lo que había pasado durante años, al final el pasillo vi a Ethan justo en la entrada de la nave.
La nave se veía inmensa por fuera, llena de ventanas y metal, parecía un crucero de lo grande que era, solo que este no iba a navegar en el mar o el océano, sino que nos llevaría a las estrellas.
—Bienvenida a la misión Nova II, adentro les daremos más información—
Fui la última en entrar, seguida por mi hermano quien era el encargado de cerrar, lentamente vi como todo quedaba atrás. Justo ahí reaccioné, pues todo lo que era, estaba quedándose atrás de esa puerta y ahora era tiempo de comenzar una nueva vida.
Por dentro la nave era muy grande, pero al mismo tiempo era muy familiar, no era solo metal, estaba pintada de forma que pareciera más acogedora, estaba diseñada para parecer un gran complejo que casi parecía una ciudad.
Mientras más caminábamos, más puertas se veían, intenté abrir algunas, pero todas estaban totalmente selladas, así que decidí dejar eso de lado.
Empecé a mirar a las otras personas que irían en la nave conmigo, había muchas chicas y chicos de diferentes regiones del mundo, todos parecíamos tener la misma edad, algunos años mayores, pero no era tanto.
En algunos chicos alcancé a ver sus nombres que estaban en sus trajes, en otros simplemente los miraba físicamente y trataba de imaginar cuál era la historia que cada uno tendría, eso me entretenía.
Esperaba algún día poder saber las historias de cada uno de ellos y ver qué tan equivocada podría estar en mis locas suposiciones.
Con la primera persona que hable fue con Kate, estaba junto a mí en la exploración de la nave, tenía mi misma edad, era alta, tenía el pelo castaño oscuro y los ojos azules, su historia era similar a la mía, había quedado sin sus padres muy pequeños, no tenía hermanos y no conocía a nadie.
En ese momento nos llaman a la sala principal, que era una mesa redonda en el centro con 20 sillas alrededor y muchas pantallas en las paredes, esa era la sala de control.
Allí en el medio y con uniformes negros estaban parados los que dirigirían la tripulación.
De repente empezó a reproducirse un video.
—Bienvenidos a la misión Nova II, si están aquí, es porque lograron pasar todos los filtros, su misión es poblar Alfa Centauri para que se pueda conservar la especie, esta vez creemos que el orden es esencial para que esto pueda suceder y no terminar en desastre como el planeta tierra.
Los hemos estudiado durante años y ahora que conocemos sus habilidades serán ubicados acorde a lo que mejor saben hacer y sus mejores resultados, cada uno de los líderes los llevará en un camino diferente y ayudará a potencializar sus habilidades.
También queremos que se conozcan en parejas para así poder generar un vínculo. Las listas las tienen sus líderes Les deseamos un buen viaje y que cumplan la misión—
Todos estábamos ansiosos por saber quién nos tocaría o donde éramos mejores, habíamos tomado muchas pruebas en las diferentes áreas, pero nunca nos habían dado pistas de nuestros mejores desempeños.
Ethan resaltaba entre los diez, era el más alto, tenía el cabello rubio y sus ojos verdes lo hacían resaltar del resto, él era el encargado de la navegabilidad y la conducción de la nave.
Rosé, tenía los ojos rasgados, tenía una estatura media y sus ojos eran marrones claros, lo más impactante era su cabello liso y largo que tenía, ella era la encargada de la agricultura natural y artificial.
Alec, era alto, unos aproximadamente dos centímetros menos que Ethan, tenía el cabello negro, sus ojos eran tan oscuros que intimidaban, pero hacía un contraste perfecto con su piel blanca, él era el encargado del área de medicina.
Natalie ella era rubia, alta de ojos azules, tenía poder y sabía, era simplemente hermosa, era la encargada del gobierno y de crear las leyes.
Andrew era el de menos estatura entre los hombres, tenía el cabello y ojos marrones, era el encargado del entretenimiento físico y defensa.
Esmeralda era bajita, tenía los ojos marrones y era morena y su felicidad se notaba solo en su sonrisa, era la encargada de suministrar los alimentos.
Adrien, él era el más misterioso, tenia ojos azules y su cabello era tan rubio que parecía oro puro, era el encargado de la exploración química y botánica.
Cassey era alta, muy delgada y sus ojos eran marrón claro, era la encargada del área de control, ella junto con su equipo se encargaban de la preservación y creación de Arte, danza y música.
Kang Era un chico atractivo, sus ojos al igual que su cabello eran oscuros, su piel era tan blanca que si se ponía al lado de una hoja de papel desaparecía, era el encargado del área de innovación, desarrollo y creación de tecnologías que hicieran nuestra vida más fácil.
Cada uno de ellos se presentó y nos contó un poco de cada uno, todos los que estábamos allí teníamos historias muy parecidas, ninguno de nosotros tenía padres y habían llegado allí hacía muchísimos años, pero luego de que cada uno hablara entendí por qué fueron los elegidos para dirigir.
Todos ellos tenían tanta autoridad y seguridad que hacía que todos nos sintamos más tranquilos.
Fueron llamando uno a una de las personas que estaban allí, Sabrina, Lorena, Miguel, Zayn, Park, Lissa, cada vez quedábamos menos personas y por un momento en mi cabeza paso la idea de que no pertenecería a ningún lado.
Pero no fue así, si pertenecía al lugar que siempre había soñado
—Annie, medicina— dijo la voz que me saco de mis pensamientos, creo que nadie entendía por qué no me movía, pero no recordaba quién era el encargado, me metí tanto en mis pensamientos y en que no estaba en las listas que olvide los nombres de todos.
—Annie Woods, aquí medicina— repitió, era una voz enojada, era Alec
Mire a todos a mi alrededor y camine directamente a donde él estaba, ahí también estaba Kat, por lo menos no voy a estar sola, pensé.
Alec no parecía una persona amistosa, era superior a todos y de esa misma forma trataba a todos, frío y sin sentimientos, pero desgraciadamente era donde tenía que estar.
—En que puedo ayudarte— le pregunté cuando terminó de llamar a todos.
—¿Tú? - me miró de abajo para arriba— absolutamente nada - luego volteo y empezó a caminar sin mirar atrás.
Había quedado impactada, sentía que estaba allí porque no era suficiente, había sido la última en ser llamada de toda la nave, mis inseguridades empezaron a crecer, tenía miedo de no poder estar al nivel de todos, y no entendía que había acabado de pasar.
—No te preocupes, no siempre es así— dijo una voz, era un chico.
Lo volteé a ver y le sonreí.
—Hice mal en preguntar en qué podía ayudar, es que no entiendo por qué reacciono así—
—En su defensa está muy nervioso y quiere que todo salga perfecto, dale unos días, de seguro te darás cuenta de que es solo un escudo para mostrar autoridad— me sonrió —por cierto soy Christopher—
—Bonito nombre, pero ¿cómo sabes que va a mejorar su actitud?—
—Es mi hermano— quede impactada, no se parecían en nada, uno era frío y el otro era muy amable.
Me di cuenta de que se había quedado en silencio mirando hacia delante, trate de que el momento no fuera tan incómodo —Annie, ese es mi nombre— le sonreí y no volvimos a hablar.
Como dos hermanos pueden llegar a ser tan diferentes, o sea uno tan indiferente y antipático y por el otro lado uno dulce, amable y amistoso.
Nunca me lo había cuestionado, Ethan y yo no somos tan diferentes o ¿será que sí? Obvio nos gustan cosas opuestas y vemos la vida de formas diferentes, pero cualquier persona se daría cuenta de que somos hermanos.
Aunque siempre me había emocionado estar en el área de medicina porque sentía que estaba cerca de mamá, no sabía cómo iba a terminar esto y Alec no lo hacía fácil.
Ya habían pasado algunas horas desde la elección, estábamos conociendo el área de medicina, las salas de medicina eran de otro mundo, la tecnología que teníamos en nuestras manos, era muy nueva, los laboratorios estaban diseñados para que toda nuestra labor fuera la más fácil.
No alcanzamos a ver por completo todo cuando Alec ya nos estaba asignando labores, médicos especialistas, personas en cargadas en el laboratorio, cada vez quedábamos menos y las labores cada vez eran más aburridas, encargados de los medicamentos, encargados de las bases de datos. A ese punto solo quedaba yo.
—¿Y yo que voy a hacer?— le pregunte.
—¿Usted?— miro a todo lado, pero cada cosa tenía ya a personas que se encargarían, siguió caminando y dijo —será mi asistente—
No podía tener peor suerte, la persona que menos empatía tenía era ese chico y que me tocara estar con él todo el tiempo era una pesadilla, adicional, sentía que no iba a poder ser de mucha utilidad, lo que me hizo pensar que en realidad no era tan buena como el resto
Lo seguí todo el día, fuimos a todas las áreas, en todas hacíamos lo mismo, revisábamos signos vitales de cada persona, veíamos si necesitaban asistencia médica y luego Alec se ponía a hablar con los otros líderes, así de área en área.
Trate de verle el lado bueno a esta situación, pude conocer a más personas, supongo que en algún momento nos vamos a encontrar de nuevo, pensaba cada vez que salimos de cada área.
—Ahora voy a donde Ethan, nos vemos más tarde linda, espero nos toque juntos— le dijo Alec a Natalie.
—Vamos— me dijo y salió del lugar.
Por fin volvería a ver a Ethan, parecía que hubieran pasado ocho años desde que no lo veía.
—Yo también estoy feliz, por fin vamos a terminar— dijo ante mi sonrisa
—No, no es por eso en realidad— no sé porque en ese momento trate de justificarme, me daba igual lo que este hombre pensara
—Entonces……
Justo en ese momento se abrieron las puertas del área de navegabilidad, corrí a abrazarlo, creo que fue inercia, pero estaba tan feliz de verlo y en sus ojos veía que él sentía lo mismo.
Después de sentirme tan abrumada todo el día, tan innecesaria, por fin estaba en mi lugar seguro, mi hermano, quien nunca me hacía dudar de mis capacidades y siempre me hacía sentir amada.
—Que bueno verte— me miro desconcertado —¿Qué haces aquí?—
—Por fortuna me toco en el área de medicina, pero por desgracia me toco ser la asistente de él— dije señalando a Alec.
—No seas tan mala, aunque no creas ser líder, no es nada fácil y a veces toca ser un poco duros con las personas—
—Por fin alguien que me entiende— dijo y estiro la mano para saludarlo —¿Qué tal la están pasando por aquí, muchos meteoros que esquivar?—
—Por ahora unos 50, pero son pocos para los que esquivaremos en los próximos 19 días, por ahora estamos tratando de estar listos para la fiesta de esta noche y no estrellarnos contra nada durante la fiesta— los tres reímos.
—¿Ya sabes a qué vinimos?—
—Sí, pasen, están como en casa, si quieren pueden comenzar conmigo—
Alec tomo su pulsera e hizo que la escaneara en la tablet que llevaba, le pregunto como se había sentido a la hora del despegue y si tenía alguna herida después de chequear todo su estado físico procedimos a hacerlo con las otras personas que estaban en el sitio.
—Nos vemos en la noche— dijo Alec a Ethan y salimos del sitio.
Caminamos por el pasillo, íbamos a nuestro punto, cuando llegamos fuimos a su oficina para dejar las cosas que llevábamos para los chequeos y el registro de salud de los tripulantes de la nave.
—Por Favor organiza los datos, primero se lo pasas al área de los laboratorios para que analicen las muestras de sangre y cuando las tengan listas se las pasas a Adrien que hará una investigación para asegurarnos que todo esté bien o para saber si tenemos que aplicar alguna vacuna— miro la pantalla de su computador —necesito eso para hoy—
—¿Para hoy? Pero si ahorita es la fiesta de bienvenida, ¿puedo hacer eso mañana?—
—¿No escuchas o no sabes seguir órdenes? Para hoy— suspiro —empieza o tampoco podrá ir a dormir—
Estaba tan enojada, no tenía sentido decirle algo igual, no iba a ceder, salí de esa oficina que no me daba cuenta por donde caminaba cuando de repente me estrelle con alguien.
—No ves por donde caminas, para qué tiene los ojos, si no se fija por donde va— suspiré y levanté la tablet y los papeles que llevaba.
—Perdona, perdona— empezó a levantar las cosas que quedaban en el piso.
—¿Christopher?— lo mire —perdona es que iba furiosa y no me di cuenta y aparte te trate mal—
—¿Problemas con el jefe?—
—Sí, pero dirás que es momentáneo, no sabes lo mucho que he escuchado, eso— respire —gracias— le recibí las cosas que había recogido.
—Pero espera te puedo ayudar si quieres—
—¿En serio?— lo miré y el asiento con la cabeza —no sabes cuánto me serviría tu ayuda—
Fuimos a la sala de datos de medicina y allí había otras personas que no habían ido a la fiesta.
—Te presento a mi equipo— Dijo Christopher y les tiro una sonrisa —ellos son Mateo, Luana y Sofía—
—Hola a todos, yo soy Annie—
Todos ayudaron a hacer algo y fue tan útil y tan bueno el trabajo en equipo que salimos a las 4 horas.
—Y si vamos a la fiesta comemos algo y averiguamos más de lo que pasará esta noche— dijo Sofía.
—Yo he escuchado que los de química están preparando las parejas, pero no sé cómo funcionará— dijo Mateo.
—Yo creo que nos dejarán hacernos con quien mejor nos la llevamos o con quien más compatible seamos— dijo Luana.
—Espero no me toque alguien aburrido— dijo Christopher.
—Yo no espero nada, dicen que cuando más esperas que algo pase pasa de la peor forma— dije y salí del lugar.
Luego nos dirigimos al salón de fiesta, en donde ya todos estaban en la pista de baile y tenían algunos tragos encima.
—Yo voy a ir a comer algo— les dije y pareciera que les hubiera dicho que me siguieran.
—Deberían comer esta pizza, no saben qué rica está— dijo Luana.
—Deberían probar este batido de chocolate— dijo Mateo mirándonos a todos.
—No sean tan niños, mejor tomemos algo para ponernos en sintonía— dijo Christopher sirviendo en una copas un poco de tequila.
Seguimos ahí disfrutando de la comida que habían hecho y de la música que sonaba de fondo, la mayoría de las personas se habían tomado ese tiempo para disfrutar o conocer a sus posibles parejas.
—Creo que no deberíamos estar tomando, ¿y si pasa algo? Mira a tu hermano, está muy mal ya— le dije en el oído a Christopher.
Él solo miró a su alrededor y asintió dejando a un lado la copa.
—Pero no me vas a decir que no podemos bailar, ¿por qué eso sí lo podemos hacer verdad?— dijo sin esperar una respuesta cogiendo mi mano y llevándonos a la pista de baile.
Estábamos pasándola tan bien que ni nos dimos cuenta cuánto tiempo había pasado, estábamos tan felices, pero de repente se paró la música y dos minutos después empezó a reproducirse otro video.
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