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Poción Gitana

Capítulo 1 INTRODUCCIÓN

Bienvenidos a mí nueva novela! De antemano les agradezco por siempre brindarme su apoyo en cada historia escrita para ustedes. Como siempre sus comentarios y likes me inspiran a seguir escribiendo. Espero que les guste.

...Con Mucho Cariño, SilvinaTracy...

...INTRODUCCIÓN...

...Los Fernández son una familia de origen Gitana que ha seguido ciertas tradiciones a lo largo de las generaciones. Los antepasados de ésta familia fueron poderosos magos y hubo algunas brujas también pero por sobre todo abundan los adivinadores que están esparcidos a lo largo del mundo siguiendo la tradición de ganarse la vida dando sus predicciones y lecturas a diferentes personas....

No todos los Fernández siguieron la tradición de las lecturas, algunos por amor o simplemente porque tomaron otros caminos que fueron respetados.

El patriarca de la familia había fallecido producto de un avanzado cáncer dejando a la matriarca, doña Dolores sola en la toma de las decisiones más importantes.

Dolores Fernández era la única que aún tenía en sus manos el libro en el que tenía las fórmulas exactas para crear las pociones mágicas. Dichas pociones tenían la habilidad de poder cambiarle la vida a quien la beba pero así también podía arruinarla.

Habían tres pequeñas niñas que siempre se interesaron en seguir las tradiciones familiares pero debían esperar la edad adecuada y la autorización de doña Dolores para poder comenzar a ejercer la antigua profesión que tenían los Fernández.

-¿Cómo sabremos a quien debemos darle cada poción?- preguntó la mayor de las pequeñas quien siempre fue muy responsable y atenta con doña Dolores

-Siempre al momento de ver un cliente deben estar tranquilas porque sino su buen juicio puede verse alterado por las emociones que estén experimentando y deben seguir su corazón- los sabios consejos nunca faltarían porque eran ellos los que las harían buenas mujeres en el arte de la adivinación

Las niñas crecieron y fueron adoptando de la gran variedad de cosas que podrían hacer para ayudar a los demás lo que mejor les salía. Doña Dolores pasó horas enseñándole a cada una de las muchachas todo lo que sabía.

Cuando llegó el momento las niñas tuvieron un año completo para poder demostrar sus habilidades a la matriarca. El día primero de cada mes al amanecer serían probadas en una de las tantas formas de adivinación.

Si una de aquellas formas no le salía bien a alguna ya era descartado de sus posibilidades futuras. Pasó un año completo los exámenes acabaron y cada una de las tres fue consagrada para poder comenzar con la adivinación en el lugar que la matriarca consiga para ellas a través de sus contactos.

La matriarca le dio a cada chica pociones de acuerdo a lo que imaginó sería ideal para cada una.

A la mayor que acababa de cumplir 22 años, Zita le dió la más importante y peligrosa. Una que podría cambiar por completo la vida de quién la beba para bien o para mal.

A la que estaba por cumplir los veintidós, Jayah, le dió una que cambiaría por completo a quien la beba si es que se le otorgaba a quien la mereciera pero si no lo hacía las consecuencias podrían ser catastróficas.

A la menor quien apenas tenía los veintiún años recién cumplidos, Chavi. Le dió una poción de amor que hacía que quien la bebiera fuera capaz de encontrar el amor rápidamente pero la parte negativa era que el amor llegaría pero no siempre sería el indicado. La advertencia para Chavi fue clara "Jamás des ésta poción si tu corazón no lo indica porque las consecuencias serían malas, jamás actúes influenciada negativamente"

Chavi era la más dispersa de las tres, la más tranquila pero más fácil de caer en provocaciones que la llevaban a perder la calma. Varios Fernández cuestionaron a doña Dolores por confiar en ella algo tan importante conociendo su temperamento tan difícil e inestable pero la matriarca poseía sabiduría y un gran optimismo en cuanto a las tres muchachas.

Ella confiaba que serían responsables siempre y que no darían ninguna poción a menos que estuvieran completamente seguras de que irían a buenas manos.

Aún así con Chavi tendría más cuidado porque aveces era más incrédula en cuanto a las consecuencias negativas de dichas pociones y no quería que fuera algo así tomado a la ligera.

La matriarca solo les otorgó primeramente tres pociones y cuando ella sintiera que estaban listas para tener más en su poder se las enviaría en el momento que considerara oportuno.

Dos meses después las chicas tenían todo listo para emprender sus caminos y llevar sus conocimientos a los lugares que la matriarca les había otorgado.

Capítulo 2 CHAVI

...🔮🔮🔮🔮CHAVI🔮🔮🔮🔮...

Voy a dónde me ordenaron acompañada de mis primos mayores y tíos. En nuestra cultura guardamos algunas tradiciones y somos apesar de las distancias bastante unidos. Ante un problema nos apoyamos todos y lo resolvemos, excepto en cuestiones laborales dónde se nos inculcó aprender a solucionar las cosas que a fin de cuentas son problemas de cada uno.

La abuela Dolores es muy estricta y siempre fue muy dura al enseñarnos para no meternos en aprietos. Hay mucha gente estafadora en cuanto a la adivinación que solo dice lo que el cliente desea escuchar y recomiendan muchas sesiones, conjuros y cosas falsas a fin de cuentas.

En mí caso soy buena en las runas, tarot con diferentes barajas y algunas otras especialidades que no vienen a colación en éste momento.

Al ingresar al pequeño local que será mí vivienda y sitio de trabajo sentí una energía que me indicaba que aqui sería mí prosperidad pero también que habría gente muy desagradable. Es lo normal después de todo así que decidí ignorar.

Aprendí a preparar diferentes pociones para la buena suerte, algo que las tres nuevas adivinas de la familia sabemos. Ponemos agua bendita y diferentes esencias aromáticas para ayudar a eliminar malas energías de nuestros posibles clientes. Después a un bajo costo se las damos para usarlas como si fueran una loción o perfume.

Decidí comenzar a atender gente el día primero del mes, ya que es el día que según nosotros las energías están más acentuadas y nos trae buena suerte, además de prosperidad.

El último día del mes purifique cada rincón de mí hogar así como del pequeño local que será donde ocurran mis lecturas y eso ayudará a mí mente y espíritu para estar completamente neutros.

Me fui a dormir y a tiempo abrí las puertas para así comenzar con mí primer día de trabajo. Mucha gente cruzaba y miraba con evidente curiosidad el nuevo local, sabía que más de la mitad con el fin de satisfacer su curiosidad vendria en los siguientes días.

Dos horas después de la apertura entró un joven que apenas tendría pocos años más que yo. En su rostro se reflejaba la preocupación tal como si fuera ésta la única salida en cuanto a un problema que sentía era familiar.

-Sientate y elige lo que desees- hice un abanico con mis manos en cuanto a lo dispuesto en la mesa

-Esto- señaló las cartas de tarot clásicas, las más conocidas- ¿Debo preguntar y me contestas o que es lo que debo de hacer?- preguntó algo nervioso e intranquilo

-Solo debes partir el maso en dos y luego elegirás...- le expliqué con cuidado lo que debía de hacer y él siguió una a una las indicaciones

-Una mujer cercana a ti está atravesando un difícil momento de salud- abrió sus ojos sorprendido

-Mi madre, ¿Se pondrá bien?

-Será un camino muy largo pero finalmente logrará vencer a la enfermedad- el sonrió con alivio y derramó algunas lágrimas

-Lo siento, son buenas noticias- me dijo intentando justificar su emotivo momento

-Una traición por una mujer cercana a ti y un hombre me aparece aquí- seguí mí lectura

-Lo que más me interesa es la salud de mí madre y no el engaño de mí novia con su disque mejor amigo- concluyó con algo de tristeza

Seguí la lectura y finalmente él se fue agradeciéndome por darle buenas noticias. Me causó un mal sabor atenderlo a él puntualmente porque se veía buena persona y la mayoría de las cosas que le revelé no eran exactamente buenas.

Después de él ingresó una mujer de unos cuarenta años aproximadamente para una lectura. Ella quería saber por el bienestar de sus hijos y esposo, algo normal y no un problema específico. Acabé la sesión con ella y se fue tranquilamente.

El resto del día estuvo demasiado tranquilo todo aquí, todos los transeúntes que iban por la calle miraban pero nadie más entraba y llegado al momento de cierre fui a mí pequeño hogar para preparar la cena y dormir preguntándome cómo le habría ido a Zita y a Jayah, si quizás la mala suerte estuviera de su lado o no.

Me desperté al amanecer, me di una ducha y realice el ritual para eliminar malas energías de mí cuerpo, mí hogar y el local donde esperaba haya más visitas el día de hoy. Aún sentía que en éste sitio tendría personas importantes como clientes pero aún no había llegado a mí ninguna de esas personas.

Éste día con mí humor renovado y una buena energía abrí mis puertas para nuevamente dejar ingresar gente a quien debía darle las mejores lecturas de la ciudad.

Entró a mí local una muchacha de no más de veinte años que decía tener mala suerte en cada paso que daba, no había nada que le saliera bien y efectivamente así era porque la lectura no hizo más que confirmarlo.

Vi que malas cosas le deparaban en un futuro cercano y le di un medallón que debía utilizar para protegerse junto a una poción que preparé para personas desafortunadas como ella. Al final del día luego de atender pocas personas más me fui a dormir contenta de haber realizado la buena acción del día.

Tenía la poción que me dió mí abuela Dolores bien segura y me preguntaba ¿Quién sería merecedor de ella? ¿Será que algún día habrá alguien que sea la persona indicada para beberla? ¿Cómo me daré cuenta si encuentro a quien parezca ser quien la merezca? Pero más allá de todas mis inquietudes intentaba recordar las advertencias sobre dicha poción, algo que sin éxito aún me preguntaba.

Capítulo 3 BELÉN GIMÉNEZ

...🥰🥰🥰🥰 BELÉN GIMÉNEZ 🥰🥰🥰🥰...

Hola mí nombre es Belén Giménez y tengo quince años, casi dieciséis. Mis padres se llaman Emiliano y Margot, además tengo dos hermanos mayores que yo llamados Joaquín de veinticinco años y Héctor de veintitrés.

No somos una familia adinerada, somos de clase trabajadora. Mí madre es modista en una tienda de vestidos de novia mientras que mí padre es ingeniero de sistemas en una fábrica. Mis hermanos aún viven en casa y cada uno trabaja para aportar con los gastos. Joaquín, el mayor, se recibió de chef y actualmente trabaja en un restaurant que abrió hace poco en la ciudad mientras que Héctor estudia para convertirse en profesor de matemáticas.

Yo aún no he decidido que voy a estudiar ya que me gustan muchas carreras pero aún me queda tiempo para pensar.

Tengo dos mejores amigas, Antonella y Camila quienes cada vez que vienen a casa suspiran por mis hermanos, nadie puede negar que son muy guapos con su cabello castaño rizado y ojos color verde, algo que heredaron de mí padre quién a su edad sigue siendo bien parecido.

Yo mido 1.55 y soy demasiado baja, por algo mis hermanos me apodaron duende y me dicen toda clase de cosas para recalcar mí pequeña estatura. Yo me parezco a mí madre, salvo en mí estatura, piel bronceada, ojos color azul oscuro y cabello castaño claro súper rizado. Lo único llamativo son mis ojos porque no tengo muchas curvas para presumir tampoco ni nada demasiado especial.

Soy una chica enamorada del amor podría decir pero hace dos años mí corazón tiene dueño. Mí amor imposible se llama Romeo Sandoval y es amigo de mis hermanos, actualmente tiene veintisiete años. Mide casi 1.90, tiene un cuerpo muy atlético producto de su trabajo como dueño de un gimnasio pequeño que está muy cerca de casa.

Me anoté en su gimnasio hace poco solo para llamar su atención y estar más cerca de él pero ni voltea a mirarme. En lugar de eso ayuda a mujeres preciosas que sólo fingen no comprender cómo hacer un ejercicio para que él esté con ellas y coquetearle abiertamente.

Fui a mí casa totalmente triste de nuevo, algo normal que sucede desde que comencé a ejercitarme, ¿Que podría hacer? Él ni voltea a mirarme jamás y sólo me saluda como si fuera su hermanita cuando ¡Ni siquiera tiene hermanas!

-¿Cansada pequeño duende?- Héctor revolvió mí cabello como siempre suele hacer

-¿Cuando dejarás de decirme así?- mí voz salió súper enojada lo que a él le divertía muchísimo

-Cuando crezcas- me empujó haciendo que cayera al sofá y se fue riendo a tomar un vaso de limonada a la cocina

Me fui a mí habitación ofendida, muy disgustada. Me di una ducha y cuando me disponía a salir de mí habitación escuché la voz de Romeo así que corrí a cambiarme para verme mas linda con la esperanza de que volteara a mirarme. No sé para qué me esforzaba tanto si en verdad jamás daba resultado.

-Hola enana, ¿Irás a la plaza?- me preguntó Romeo viéndome con una sonrisa como siempre

-No, ya no soy una niña para ir allí- enderece mí espalda y contesté con toda seguridad

-Eres muy pequeña aún. Hey hermano ¿O no que nuestra duende aún está en edad de ir a la plaza?- intervino Héctor llamando a Joaquín que acababa de entrar a casa para que se una a la conversación que parecía me dejaría en vergüenza totalmente

-Claro que si, hay niños más altos que tú, ¿O es que quieres impresionar a alguien y por eso vas al gimnasio?- me miró serio y le sostuve la mirada al momento que los tres comenzaron a reír sin control

-Eso no te importa- dije totalmente ofendida por ellos

-No te enojes enana, ya sabes cómo son tus hermanos, a que yo soy un mejor hermano que éstos dos idiotas- sonrió como siempre haciendo que con sus palabras se me arrugue el corazón de tristeza

-No eres mí hermano - me defendí con total seguridad- y no me gustaría tener un hermano como tu, con dos idiotas es suficiente

-No te enojes enana, sabes que te quiero como a mí hermanita- de nuevo sus palabras las sentí como una puñalada que desgarraron mí corazón

Decidí no decir nada más y retirarme molesta a mí habitación donde puse seguro en la puerta y me tiré a la cama a llorar por mí desgracia. ¿Hay algo más feo de que el amor de tu vida no te mire y además te diga que te quiere como a su hermanita? Yo no lo creo.

Estuve algunos días enojada con Romeo y con mis hermanos, al punto de ignorarlos como si fueran invisibles pero seguí asistiendo al gimnasio, después de todo decían que hacer ejercicio ayuda a crecer y yo quería comprobarlo.

Romeo se acercó a hablarme pero me fui a otro aparato y él rápidamente se olvidaba de que yo estaba allí y abiertamente se ponía a coquetear con alguna chica hermosa de más de veinte años.

Acababa mí rutina y me retiraba del lugar sin que él lo notara. Mis amigas me decían que Romeo era demasiado mayor para mí pero en el corazón no se manda, después de todo la edad solo es un número.

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