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Destino de Ceo

El peso de ser Parisi

Prólogo

Dirigir el imperio Parisi era mi sueño desde niña. Lo logré, sí. Pero a un precio que nunca imaginé.

Como condición para heredar la presidencia de la empresa, mi padre me impuso un juramento: debía darle un nieto. Un heredero.

Al principio pensé que se trataba de una de sus ideas anticuadas, una exigencia que se diluiría con los años. Me equivoqué. Han pasado cinco años desde que me convertí en CEO y la petición se ha vuelto una amenaza: o le doy un heredero… o perderé todo lo que he construido.

He demostrado que no necesito ser hombre para triunfar en esta industria dominada por tiburones con corbata y dientes afilados. Me he ganado cada centímetro de respeto, cada decisión, cada éxito. ¿Y ahora debo perderlo todo por no querer tener un hijo?

No. No es justo.

Mi ambición no puede ser una condena.

Mi útero no puede ser una moneda de cambio.

Pero claro… la vida no se detiene solo porque uno tenga un plan.

Porque el problema no es solo el poder. El verdadero problema aparece cuando llega él.

¿Y si tú fueras la millonaria?

¿La CEO? ¿La mujer preparada, codiciada, implacable?

¿Arriesgarías tu legado por un corazón humilde?

¿Renunciarías a tu trono… por amor?

Lara Parisi lo tiene todo: juventud, belleza, una fortuna heredada y un imperio empresarial a sus pies. Pero detrás del lujo, hay una presión silenciosa que no la deja respirar: la obligación de tener un heredero para mantener su legado y complacer las expectativas de una familia que no perdona desvíos del plan.

Cuando un viaje de negocios la lleva a Italia, una noche de pasión con un desconocido lo cambia todo. Lo que parecía ser un escape sin consecuencias se convierte en el inicio de un torbellino emocional, cuando descubre que está embarazada... de gemelos.

Y como si no fuera suficiente, Owen Morelli, el misterioso hombre que creyó haber dejado en el pasado, reaparece como asistente de su mayor rival. Lo que Lara no sabe es que Owen guarda secretos, cicatrices de un pasado tan complejo como el suyo, y que está dispuesto a luchar por ella... y por sus hijos.

Entre el poder, el deseo, la traición y el juego sucio del mundo empresarial, Lara deberá decidir si quiere seguir siendo una CEO de hierro… o una mujer capaz de amar y ser amada.

Lara Amber Parisi Noboa

25 años

Estadounidense–Italiana

Hija única

CEO de Industrias Parisi desde hace 5 años

Licenciada en Administración Financiera

Máster en Finanzas, Mercado Digital y Comercio Internacional

Actualmente cursa una segunda maestría en Tecnología en una de las universidades más prestigiosas de EE.UU.

Habla 5 idiomas: inglés, italiano, español, ruso y alemán

Ambiciosa, disciplinada y perfeccionista. Lara ha demostrado ser una líder nata, pero en el fondo, lucha con una soledad que ni los millones ni los logros pueden llenar.

Adalynn Noboa (madre)

42 años

Italiana

Empresaria, modelo y diseñadora de moda

Dueña de la marca de ropa Lynn Noboa

Solo pudo tener una hija debido a complicaciones médicas, algo que marcó su matrimonio. Aún así, ve en Lara la encarnación de su legado y está decidida a expandir su imperio de moda, tanto como su esposo expandió el suyo.

Lucas Parisi (padre)

54 años

Estadounidense

Fundador y presidente emérito de Industrias Parisi

Construyó su imperio tecnológico durante 30 años, con sedes en Nueva York, Marsella, Francia e Italia

Hombre de negocios inflexible, exige a su hija lo que considera indispensable: un heredero. Para él, los lazos de sangre son el único futuro posible para su legado.

Owen Bracco

28 años

Italiano

Estudió Administración con becas y trabajo duro

Nuevo analista del vicepresidente de Industrias Parisi

Hijo adoptivo, criado con humildad, nunca ha buscado su origen… aunque en el fondo desea conocer sus raíces. Sin saberlo, su llegada a Nueva York lo acercará a un pasado que lo cambiará todo.

Max Owen Morelli

60 años

Italiano, residente en EE.UU.

Fundador de Empresas Morelli, socio y viejo amigo de Lucas Parisi

Tras la muerte de su esposa en el parto, cayó en una profunda depresión y dio a su hijo en adopción. Lleva diez años sobrio, intentando reparar su error y encontrar al hijo que dejó atrás.

Aiden (Vicepresidente)

27 años

Ambicioso, calculador y misógino encubierto

Fue pasante en Industrias Parisi y logró ascender rápidamente gracias al favoritismo de Lucas Parisi

Obsesionado con Lara. No por amor, sino por poder. Cree que si logra seducirla y casarse con ella, tendrá el control absoluto de la empresa. No acepta que una mujer esté al mando de un imperio como ese. Y hará lo necesario para derribarla… o poseerla.

Y así comienza esta historia...

Una guerra de poder, herencias y sentimientos.

Una mujer forzada a elegir entre su imperio... y su corazón.

¿Estás lista para descubrir qué harías tú?

Vacaciones Forzadas

El Peso del Éxito

—Lara, ¿cuántas veces tengo que decirte que necesitas unas vacaciones? Por favor, hija, hazme caso. Te vas a enfermar con tanta presión. Desde que tomaste el mando en la empresa, hace ya cinco años, no has parado ni un solo día. Solo trabajas y trabajas —dijo mi madre, con ese tono suave pero insistente que siempre ha usado conmigo.

—Madre, cuando necesite unas vacaciones te avisaré, ¿sí? No es momento de tomar descansos. Como bien dijiste, llevo sobre mis hombros toda una empresa. Si me ausento, aunque sea por un día, todo podría venirse abajo —respondí sin levantar la vista del informe que revisaba.

—Podemos hablar con el vicepresidente, que él tome el control mientras tú vuelves. Solo será una semana. Ni siquiera porque te lo estoy pidiendo… Acompáñame, no sé cuándo fue la última vez que tuvimos tiempo para nosotras —insistió, con una mirada que mezclaba nostalgia y preocupación.

Mi padre entró en la conversación como si esperara ese momento.

—Lara, hazle caso a tu madre. Y además, ¿cuándo me darás un heredero? Ya estoy viejo, y quiero ver a mi nieto antes de morir. Sabes bien que una de las condiciones para heredar la empresa fue esa. No tuve un varón. Tú debes darme un nieto. Pero si no sales, si solo trabajas, ¿cómo lo harás?

Lo que me faltaba... Que papá comenzara otra vez con esa absurda idea de querer un nieto. No soy así. No voy a tener hijos solo porque ellos lo exigen. Si no quiero ahora, si no me siento lista, no lo haré. Y tampoco voy a elegir al primer tipo que aparezca solo para cumplir con sus expectativas.

—Está bien, papá. Si quieres que me vaya de vacaciones, ¿quién se quedará a cargo de la empresa mientras yo no esté?

—Yo me encargaré junto con el vicepresidente. Tú no te preocupes. Prepara tus cosas y tómate ese descanso. Ustedes se lo merecen. Tú y tu madre han trabajado demasiado duro.

—Tú nunca tomaste vacaciones cuando dirigías la empresa. ¿Por qué quieres que yo lo haga?

—Sí las tomé. Estuve dos meses contigo y tu madre cuando naciste. Eran otros tiempos, apenas estaba levantando la empresa. Pero ahora las cosas están distintas, hija. La empresa está sólida. Tú tranquila.

Suspiré. No quería ninguna maldita vacación. Amo lo que hago. Disfruto estar al mando. Pero… supongo que una semana lejos no me matará. Quizás incluso pueda sacarle provecho. No sé aún a dónde iremos, pero intentaré disfrutarlo. Tal vez hasta conozca a algún empresario interesante y encuentre nuevas oportunidades de expansión.

Desde que tomé la dirección de las Industrias Parisis, todo pasa por mí. Cada decisión, cada movimiento, cada aprobación. Todo debe llevar mi firma, mi palabra, mi visión. Ser CEO en un mundo de hombres no ha sido fácil. He tenido que demostrar una y otra vez que merezco estar aquí. Que una mujer puede hacer lo mismo —o incluso más— que ellos.

En las pocas entrevistas que acepto, siempre me preguntan lo mismo: ¿cómo lo hago? ¿Cómo me mantengo firme en una industria que rara vez le da espacio a una mujer?

No es sencillo. Requiere disciplina, pasión, coraje… Y sobre todo, aguante. Pero con todo eso, se puede llegar muy lejos.

¿Lo más difícil? Mantener una relación amorosa. Eso no se me da. Nunca se me ha dado. Tal vez no nací para el romance, ni para casarme, y mucho menos para tener hijos. Lo que para otras mujeres parece natural, para mí es terreno hostil.

Tener un bebé simplemente no está en mis planes. Al menos, no por ahora.

Estoy en la cima de mi carrera. Tengo apenas veinticinco años y me encuentro en uno de los momentos más brillantes de mi vida. No pienso arriesgarlo todo por un ideal que nunca he deseado.

Iré a las vacaciones. Pero estaré pendiente del trabajo todo el tiempo. Así soy yo. Y no me pueden cambiar.

Vacia de amor, Llena de poder

“Ya que mi madre no me dejó presentarme en el capítulo anterior, pues aquí lo hago...”

Me llamo Lara Amber Parisi Noboa.

Tengo 25 años. Soy hija única, y gracias al cielo por eso. Lo de compartir no es lo mío. Soy posesiva, de carácter fuerte, y estoy completamente obsesionada con el trabajo. Llevo cinco años como jefa, CEO y dueña del imperio Parisi Industries.

Mi madre, Amber, es italiana. Mi padre, Lucas, estadounidense. Juntos construyeron el legado que hoy cargo sobre mis hombros. A los veinte años, cuando heredé la empresa, lo hice con una condición: darle a mi padre un nieto. Un heredero.

¿Pareja? ¿Novios? No. Esas cursilerías no están en mi lista de prioridades. El trabajo, mis compromisos, mi crecimiento… eso es lo importante. He visto demasiadas mujeres exitosas caer por amar al hombre equivocado. No pienso ser una de ellas.

El único hombre que respeto es mi padre. És un hombre de caracter, y hasta ahora es una pieza fundamental en mi desarollo y en todos los proyectos.

Estudié como si mi vida dependiera de ello. Terminé mis carreras antes del tiempo promedio. Mientras otras chicas iban de compras, yo acompañaba a mi padre a la empresa. Quería aprender, crecer, y convertirme en alguien a quien no pudieran subestimar jamás.

Mi madre odiaba eso. Decía que necesitaba “hacer cosas de chicas”. Pero lo siento, mamá: nunca fui como las demás.

No soy de muchas amistades. En estos últimos cinco años, con quien más he compartido es con Kassy, mi asistente. Y aunque suene raro, la considero una amiga. Conoce mis gustos, mis horarios, mis manías. Y yo conozco los suyos. Pasamos tanto tiempo juntas que sería hipócrita no considerarla cercana.

Dirigir una empresa en un mercado lleno de buitres —hombres que solo buscan aplastar a quien se les cruce— requiere agallas. He tenido que abrirme paso sola, sin depender de nadie. Y ahora, mi mayor obstáculo... es esa  condición de dar un heredero.

Sí, sé que necesito un hombre para tener un hijo. Pero no cualquiera. No voy a elegir a un tipo solo por presión o por un apellido rimbombante. Todos los que he conocido hasta ahora —los de “mi nivel”— son mujeriegos de manual, más interesados en su ego que en construir algo real.

Así que sí, la tarea no es fácil.

Luego está Aiden, el vicepresidente. Joven, guapo... y una molestia constante. Lleva años pretendiendo conquistarme. Salimos una vez, más por presión de mi padre que por interés propio. No hubo química, y punto. No es mi tipo. Pero él insiste.

Mi padre lo adora. Desde que Aiden hizo su pasantía en Parisi Industries, se ganó su favor. Lo entrenó, lo formó... y al retirarse, lo puso a mi lado. Según él, Aiden sería “una gran ayuda” para mí.

Pero yo no confío en él. No del todo.

Hay algo detrás de esa fachada de buen chico que me genera ruido. Mi intuición nunca me falla, y solo espero descubrir a tiempo qué es lo que realmente busca. No confío fácilmente, y mucho menos en alguien a quien siento demasiado cerca para mi gusto.

Soy Lara .

Y si alguien va a escribir mi historia, será con mi voz, a mi ritmo y bajo mis reglas.

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