La vida de Ana se caracterizaba por notables diferencias en comparación con las de otras jóvenes de su misma edad. Era una estudiante de preparatoria, destacada por su aguda inteligencia y su profundo enfoque en su propio mundo interior. Su personalidad, aunque fría en apariencia, emanaba un cálido resplandor cuando se encontraba en la compañía de quienes la rodeaban.
Un día, en su trayecto hacia la escuela, Ana divisó a un joven recién llegado a su vecindario que atrajo su atención de inmediato, principalmente debido a la indumentaria que portaba: el uniforme escolar que correspondía al de su propia institución. La curiosidad se encendió en su interior, aunque optó por no darle demasiada relevancia y continuó su camino. Al llegar a su aula, observó que la clase estaba a punto de iniciar, por lo que se apresuró a tomar asiento junto a su mejor amiga, Mar. El maestro comenzaba a dar comienzo a la lección cuando Ana notó la presencia del joven, quien se encontraba de pie junto a la puerta del aula. Las chicas del salón empezaron a susurrar sobre la atractiva presencia de este recién llegado. El maestro le dio la bienvenida y le solicitó que se presentara ante la clase. El joven habló con una voz suave pero de tono serio.
"—Hola a todos, soy Christian, aunque pueden llamarme Chris. Vengo de Kansas City, Estados Unidos, y mi deseo es poder agradarles a todos."
"Bienvenido, Chris", comentó toda la clase en un unísono.
Tras esto, el joven se encaminó a tomar asiento justo detrás de Ana y Mar. El día transcurrió con normalidad en las clases, y cuando llegó la hora del almuerzo, Ana y Mar se dirigieron a la cafetería.
En el camino hacia la cafetería, Ana consultó a Mar si había notado algo intrigante en el nuevo estudiante. Desde su llegada, Ana había notado que las chicas hablaban de él con gran entusiasmo, aunque le resultaba enigmático el porqué.
"Claro, ese joven es sumamente atractivo, alto y de tez clara. Su voz es cautivadora", respondió Mar.
"No me parece tan atractivo, pero las demás chicas suelen fijarse en cualquier chico, especialmente si proviene de Kansas", comentó Ana.
"Siempre tan despistada, Ana", ambas rieron.
En la cafetería, disfrutaron de su almuerzo antes de regresar al salón de clases. Mar se adelantó para presentarse a Chris.
"—Hola, Chris. Soy Mar, la representante del grupo. Si llegaras a tener alguna pregunta o algún problema, no dudes en contar conmigo."
Chris, sin apartar la mirada de Ana, a quien había reconocido por su hermoso cabello y el llavero en su mochila, respondió con cortesía: "Hola, Mar. Me alegra saberlo y te agradezco la oferta. Sin embargo, me gustaría plantear una pregunta."
"—Adelante", respondió Mar.
"¿Quién es ella?", señaló a Ana, quien se encontraba sentada a su lado. Mar se sintió intrigada por su pregunta. Antes de que pudiera responder, Tamara, la chica popular del salón, se les unió.
"—Chris, bienvenido al grupo. Soy Tamara", estrechó su mano con una sonrisa cálida. "He escuchado que provienes de Kansas City, un lugar que disfruto visitar mucho durante las vacaciones."
"Sí, crecí allí, pero vine aquí para pasar más tiempo con mi otra familia", respondió Chris.
"—Eso es bueno. Me complace que hayas elegido esta escuela", dijo Tamara con un guiño y su encantadora sonrisa. "Por cierto, ¿podrías proporcionarme tu número de teléfono?"
El joven se sintió ligeramente avergonzado por la petición en su primer día de clases, pero no quería sonar descortés al negarse.
Mar se apresuró a aprovechar la oportunidad después de ese momento de silencio, que se debió a la solicitud de Tamara, y trató de cambiar de tema invitando a Chris a acompañar a un grupo de amigos durante el próximo fin de semana. Sin embargo, Tamara notó que Chris la había ignorado por completo, lo que la llevó a marcharse en silencio con una visible furia. Mientras tanto, Chris no se percató de su reacción y continuó conversando con Mar.
Mar explicó que estarían con Ana y Thom durante el fin de semana. Ana, quien se encontraba cerca de ellos, escuchó que hablaban de ella y observó a los chicos con gran curiosidad. Mar trató de calmar la situación diciendo que estaba invitando a Chris a unirse a ellos este fin de semana. Ana asintió y dijo que le parecía bien.
Mar intentó retomar la conversación con Chris al notar que este miraba con interés a Ana. Le preguntó a Chris qué opinaba y luego le presentó a Ana como su mejor amiga. Chris saludó a Ana con una sonrisa amistosa e intentó entablar una conversación con ella, pero Ana estaba muy concentrada en su teléfono y solo le devolvió la sonrisa al ver que Chris la seguía observando. No hubo intención de ser descortés, ya que no sabía qué decir ni cómo reaccionar.
La otra chica se unió a la conversación para retomar el tema anterior y preguntó nuevamente a Chris sobre su propuesta, a lo que él respondió afirmativamente. Mar le pidió a Chris su número de teléfono para ponerse de acuerdo sobre dónde encontrarse. Tamara, quien se había retirado previamente, permaneció cerca de ellos solo para escuchar su conversación y se enfureció aún más al escuchar que Mar le pidió su número a Chris y este aceptó.
Chris respondió afirmativamente y tomó papel y lápiz para anotar su número. En ese momento, Thom apareció y se dirigió a Ana, quien estaba sentada con su teléfono.
Thom abrazó a Ana y preguntó si lo había extrañado. Chris observó con extrañeza la forma en que Thom se acercó a ella. Mar los separó y le preguntó a Thom por qué no había asistido a clases hasta ese momento, a lo que él respondió riendo que estaba ocupado resolviendo algunos asuntos pendientes.
Mar comentó que Thom se había perdido de mucho, y Thom miró a Chris con sorpresa, preguntando quién era él. Mar respondió que Chris era un estudiante nuevo en el salón.
Chris saludó a Thom mientras trataba de entender la situación entre ellos. Thom dio la bienvenida a Chris y Mar le informó que lo había invitado para el fin de semana. Thom expresó su entusiasmo y aseguró que se la pasarían muy bien. Las clases continuaron, y al final de las mismas, Mar y Thom se despidieron de Ana, ya que vivían cerca de la escuela. Cuando se marcharon, Ana se encaminó hacia su casa y escuchó a alguien que la llamaba. Era Chris, el chico nuevo. Al mirarlo, se dio cuenta de que era atractivo, con cabello negro y ondulado, una sonrisa encantadora y una voz agradable. Ella lo saludó nuevamente, y él le preguntó si vivía cerca.
Ana respondió afirmativamente. Chris comentó que también vivía cerca y preguntó si podía acompañarla. Ana aceptó la propuesta. Al acercarse a su casa, Chris notó que vivía a solo dos casas de distancia. Chris observó con una mirada coqueta y comentó que al parecer eran vecinos. Ana sonrió y respondió que sí lo eran. Chris expresó su deseo de conocerse mejor, y Ana concluyó que eso sería genial. Ana se despidió de forma amistosa, y él hizo lo mismo. Ella entró a su casa, y Chris se dirigió a la suya.
Pasaron los días y se acercó el fin de semana. El domingo por la tarde, Mar envió mensajes a Chris para informarle sobre el lugar donde se encontrarían con los chicos. El encuentro estaba programado para las 6 de la tarde en la Plaza Villarreal, que se encontraba en las cercanías de su residencia. Chris aprovechó el tiempo para arreglarse y eligió vestir pantalones y una sudadera negra, junto con zapatillas blancas. Debido a la dificultad de peinar su cabello ondulado, optó por usar una gorra blanca. Además, se colocó una cadena de plata que tenía como recuerdo de su padre. Una vez preparado, se dirigió a la plaza.Mientras tanto, Ana estaba en casa de Mar arreglándose.
Ana eligió un vestido corto de color rosa, zapatos bajos, y un collar en forma de corazón. También planchó su cabello antes de salir. Por su parte, Mar lucía un vestido corto de color amarillo, tacones bajos blancos y un collar de perlas. Ambas se plancharon el cabello con la intención de vestirse de manera similar. Una vez listas, llamaron a Thom, quien ya se encontraba en la plaza. Las chicas se apresuraron a llegar.
Una vez en la plaza, Chris se encontró con Thom frente a ella y lo saludó, recibiendo un saludo a cambio. Su atención se centró en un carro negro que se estacionó frente a ellos, perteneciente al padre de Mar. Observaron cómo descendían dos chicas muy atractivas.
Chris preguntó con intriga si eran ellas, ya que no las reconocía sin el uniforme. Mar confirmó su identidad. Thom se acercó para saludarlas y elogió a Ana, a lo que ella respondió con una sonrisa y desvió la mirada hacia él. Chris quedó fascinado y se quedó sin palabras, limitándose a sonreír. Mar notó la situación y preguntó a los chicos qué querían hacer primero.
Thom sugirió ir a tomar un helado, y todos estuvieron de acuerdo. Entraron en un local tranquilo, hicieron sus pedidos y se sentaron juntos. Mar se sentó frente a Chris y Thom frente a Ana, todos en la misma mesa. Comenzaron a platicar y a conocer mejor al nuevo chico.
El mesero les sirvió los helados cuando llegaron, agradecieron y disfrutaron de ellos. Chris trató de conversar con Ana, pero Thom se interponía, ya que a él siempre le había gustado Ana, aunque temía ser rechazado por ella. Chris, por su parte, solo deseaba conocerla mejor, ya que eran vecinos y aún no tenía conocidos en la zona.
Los abuelos de Chris ya le habían hablado de Ana, ya que ella solía visitarlos antes de que él se mudara con ellos. Juntos conversaban sobre su único nieto, Christian Lambert, quien casualmente era el mismo chico.
Cuando terminaron, se dirigieron a una sala de juegos en la misma plaza, pagaron la entrada e intentaron disfrutar del resto de la tarde. Todos terminaron agotados y se dieron cuenta de que era tarde. Minutos después, el padre de Mar llegó a recogerlos. Primero dejaron a Ana y Chris en sus respectivos hogares, ya que vivían cerca el uno del otro. Se despidieron y agradecieron al padre de Mar por llevarlos de regreso a su vecindario.
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