Mi nombre es Mariana Díaz una joven alegre, trabajadora, decidida cada día aprender y crecer con las lecciones que te da la vida, hace siete años resolví darle un giro a mi vida, llegó a la capital con un sueño de crecer profesionalmente; tenía veintiuno años, cuando me encamine a buscar una mejor calidad de vida y poder devolver el esfuerzo que hicieron mis padres para que siguiera mi camino; me gradué en la carrera de Derecho, con mucho esfuerzo, constancia, dedicación y ayuda de mis padres pude cumplir mi sueño de ser Abogada.
Los recuerdos de mis raíces empiezan aparecer en mi mente, vengo de un pueblo costero de pescadores, rodeado de naturaleza, playas hermosas, y calidad humana.
Crecí en una casa humilde dónde nunca nos faltó el plato de comida en la mesa, mi padre era pescador, salía en su lancha todas las tarde en alta mar, regresaba al amanecer con los primeros rayos del sol y la pesca del día, en ocasiones salía por días de campaña a buscar los posibles sitios donde decían que habían pescados, un oficio fuerte pero es lo aprenden la mayoría de los hombres que viven en la región y fue lo que aprendió desde joven para sobrevivir y sacar adelante a su familia; mi madre ama de casa, una mujer luchadora dedicada a su casa y a su familia, con un carácter fuerte pero a la vez noble, desde niños ella nos enseñó a mis hermanos a mí a ver más allá de las cosas, con amor nos inculcó valores, fue el pilar para que no decayera y me rindiera en los días de oscuridad, siempre estuvo allí para apoyarme y enséñame que con sacrificio se logran las cosas, que podía ser la diferencia en un mundo donde la rutina se vuelve cotidiana.
Soy la mayor de 3 hermanos, recordar mi infancia es una época dónde jugar con los amigos a juegos tradicionales con inocencia, complicidad, sin malicia y sobre todo nos cuidamos unos a otros sin distinción, tiempos de pureza que quedarán presente en mi memoria.
Desde que estoy en la capital, cada año en épocas Navideñas, viajó a disfrutar de la tranquilidad que me puede ofrecer un pueblo lleno de tradiciones, leyendas y mitos; dónde recorrer sus calles es encontrar gente que te saluda sin conocerte, todas las personas se tratan como hermanos, si un vecino tiene un problema están los otros para tenderte la mano sin esperar nada a cambio; de playas hermosas, con aguas cristalinas que te generan paz lejos del ajetreado mundo de la Capital, montañas que te animan a respirar aire fresco.
Vuelvo a la realidad y doy gracias a dios por haberme dado el privilegio de vivir y crecer en ese pueblo maravilloso, que visitó cada año donde me recibe una familia con los brazos abiertos.
Después una larga y extensa jornada laboral, doy gracias a dios de que hoy es viernes, salgo del edificio hacia el estacionamiento busco mi carro, estoy cansada, el trabajo algunas veces es agobiante, cuando voy a entrar al carro, mi vista se poso a una esquina, hay una caja que se está moviendo constantemente, me asustó pensando que es una rata grande, sin quitar la vista del sitio, me monto rápido, prendo el carro, con el ruido observó que un perrito asoma la cabeza, sale corriendo a mi dirección, apagó el carro y me bajo para quitarlo del medio de los carros donde se quedó parado, me acerco a él con cuidado, me mira con la lengua hacia afuera y empieza a mover la cola.
Con el ceño fruncido y voz fuerte le digo – “sal de allí, dónde estarán tus dueños”, - lo visualizo y me agachó, se ve que es un cachorro, no debe tener más de tres meses, pelo negro no muy abundante como de color azabache, orejas grandes, hocico corto, tiene buen semblante, no tiene mal olor, lo agarro, lo cargo y lo acaricio, camino hacia la esquina donde estaba con mucha calma, me asomo a ver si estaba su madre o algún otro cachorro, pero parece que lo dejaron acomodando en una caja pequeña y lo abandonaron solito, lo dejo nuevamente en su caja, - “no te muevas de allí o algún carro te puede hacer daño sin querer”.
Camino hacia mi carro y observó por todas partes del estacionamiento, no hay nadie, estoy sola, desvió la mirada hacia la dirección de la caja donde deje al cachorro, observó que sale de la caja y viene corriendo hacia mí, me detengo y él se para en frente de mí, le digo - "entonces amiguito que haremos contigo, ¿tienes hambre?" - parece entender, ladra.
Me agacho para agarrarlo, lo cargó y lo acarició miro sus ojos parecen tristes, está oscureciendo y hace frío, me da pena dejarlo allí solito, pienso - "no puedo tener un perro en la casa, como haría, mi trabajo me absorbe y la mayoría del tiempo estaría solo en casa".
Lo dejo en el suelo y le digo - "lo siento no te puedo llevar", - cuando empiezo a caminar hacia el carro el perro mueve su cola, se mete entre mis piernas y no me deja avanzar, me agachó me quedo por un rato pensando qué hago, este amiguito me metió ahora en un apurado y le susurro - "que hago contigo eres un cachorro", - lo agarro y lo cargó, - "está bien, está noche te quedas conmigo pero mañana vemos que hacemos contigo".
Durante el trayecto a casa, el perrito se durmió en el asiento del copiloto junto a mi cartera, se veía tan tierno y solitario, pienso - “si me hago cargo el, cómo lo cuidaría, casi nunca me la paso en la casa, se la pasaría en el día solo, pero tendría compañía cuando llegue a una casa solitaria".
Cuando llegamos a la casa, lo cargo, agarro mi cartera, sacó las llaves, abro la puerta y entro, me siento en el sofá con él en brazo, lo acurrucó y lo acaricio un rato - “tienes hambre amiguito”, - me labra, al entrar en la cocina, lo suelto y lo primero que hizo fue orinar en la cocina.
“nooo.....”, busco para secar, con el limpiador en la mano empiezo a desinfectar - “empezamos mal amiguito, ya entrenaste la cocina"
El perrito parecía contento, comenzó a correr de un lado a otro por toda la casa y a ladrar como un loco.
Sonreí mientras me dirigía a la nevera, reviso que le puedo dar, la mayoría de las veces como en la calle y entre semana no me da chance de hacer mercado; voy al supermercado el primer sábado de cada mes, mañana me tocaba ir a realizar las compras, solo tengo leche y la saco, busco en la alacena y encuentro galletas, sacó dos envases, le sirvo, lo colocó en el suelo, comento - “ven amiguito a comer es lo que tengo, mañana es otro día y resuelvo tu comida", - en cuanto apareció se abalanzó sobre el envase con un apetito voraz.
Mientras lo veía comer leche y galletas, reviso en las redes sociales, busco sitios donde lo pueda llevar a refugios de animales, agarro mi agenda, enumero y coloco los nombres, direcciones, números de teléfonos de los hogares de animales, para mañana en la mañana empezar a llamar.
...Me siento en el sofá prendo mi portátil y comienzo a revisar unos informes que tengo que entregar el lunes, cuando miro el perrito lo tengo enfrente sentado viéndome moviendo la colita y con la lengua afuera, sonrió y le digo - ” ya terminó y nos vamos a dormir estoy cansada y tengo sueño" – luego de un rato cierro el portátil, me levanto, me dirijo al baño y el perro me sigue, - “no no no usted me espera aquí" - salgo - “ven conmigo vamos dormir y por favor no te orines en el cuarto"....
Cuando iba entrando, miré al cachorro que se detiene y vuelve a orinar - “hay nooo… que voy hacer contigo, así no podemos seguir”, - lo limpio, ahora tendré que andar con el limpiador en la mano, colocó una pequeña manta en el suelo y le digo - “te prohíbo que duermas en mi cama, ¿me has oído?” - el muy sínico mueve la colita y saca la lengua, suelto una carcajada de lo cómico que se ve, me acuesto y apago la luz, al rato lo escucho llorar, no me deja dormir, me desarropo, me levanto, me agacho y lo subo a la cama, al instante nos quedamos dormidos.
A la mañana siguiente me levanto, le colocó comida, - “te toca otra vez leche con galletas hasta que salga en un rato al supermercado, a realizar las compras del mes, también para ver que consigo de comida de perro para ti amiguito”.
Después de llegar con las compras, desayuno arepita con queso, huevos revueltos y mi respectivo café con leche con un toque de sal típico de mi región, luego me siento a llamar a los albergues de animales, tras varios intentos sin éxito, logro contactar uno, me informan que el horario de recogida era de lunes a viernes, que lo lleve el lunes para revisión y posible aceptación, - “qué hago contigo el fin de semana amiguito”- me produce rica esa forma encantadora de mover la colita y saca la lengua, - “como eres negro como el Azabache, mientras te busco un hogar te llamaras Azabache" - le gustó su nombre porque empiezo a dar vuelta y ladrar como un loquito.
El día con azabache fue diferente, salí de la rutina, mayormente me traigo los informes de algún cliente por culminar a la casa, algún caso complicado sin revolver o al algún contrato por revisar, con la tranquilidad y la mente despejada le encuentro solución; los domingos salgo a caminar por la cuadra, hay parque con muchos árboles verdes, donde los niños juegan, corren, saltan, me siento en una banca a observarlos, cerca hay unos puestos de comida rápida, venta de helados son muy buenos, en otras ocasiones cuando me da pereza salir me quedo acostado viendo televisión por cable, series como Chicago Med, Chicago Fire, Chicago Police, ya las películas románticas no son de mi agrado, con Azabache me siento acompañada, pero lo que no me gustaba es tener que andar con un limpiador en la mano.
Me quedó mirando Azabache y con cara de preocupación, pienso - este cachorro tiene que bañarse, como voy hacer para bañarlo, tendré que improvisar en la tina, - voy al baño, prepare la tina con jabón de fragancia, lo agarro y lo introduzco en el agua, como que no le gusta bañarse, empieza a moverse ágilmente queriendo salir, no se queda quieto, el agua chorrea fue de la tina, - "me pusiste a trabajar" – con rapidez le colocó jabón y se lo saco, con un paño la empiezo a secar, allí descubrí que era una perrita, con una sonrisa le digo - "quedado limpia y reluciente, eres una preciosura pero desastrosa y ahora me toca arreglar tu desastre".
El lunes antes de ir al trabajo, cargo Azabache salgo de mi hogar y me dirijo a la casa de Elba una vecina que la estimo mucho, en seis años que llevo conociéndola la considero como una segunda madre, es viuda, vive sola, tiene dos hijos que emigraron al extranjero y ya tienen familia, por cuestiones de trabajo pocas veces vienen al país, pero están pendiente de su madre, ella siempre está viajando a visitarlos constantemente, una mujer de amabilidad pura, que no se queda callada cuando tiene que decir las cosas.
Voy con la perrita entre mis brazos, cuando Elba me ve comenta - “Dios mío que cosa más linda, ya era hora que tuvieras compañía, ven aquí, precioso” - me la saca de las manos, le empiezo narrar de como conseguí al cachorro, le pido el favor de llevarla al refugio de animales donde la están esperando.
La mujer, al escucharme, me mira con una mirada penetrante, con esos ojos café claros, frunciendo el ceño, me dice - “Mariana ¿cómo puedes negarte a tener esta preciosidad?, yo te ayudaré, mi cielo estaré con él durante el día, y a partir de las seis de la tarde, te lo llevo o lo pasas buscando".
Respire profundo, después de analizar los pro y los contra de porque no me puedo quedar con el animal, le conteste - “No me puedo quedar con ella, yo me levanto muy temprano, me voy a la oficina, no vengo a casa a comer y sabes que hay días que regresó muy tarde, ¿cómo me voy a ocupar de ella?”.
Elba: con cara de asombro, me mira, - “¿ella? ¿es perrita?”.
Mariana: "Sí, el día que la bañe descubrí que era hembra".
Elba: alegre - "¿qué nombre le has puesto, a esta preciosura?".
Mariana: con cara de tristeza, susurro - "Azabache pero ya te he dicho que no me la voy a quedar".
En ese momento Azabache se volvió a orinar, antes de que pudiera moverme, ya Alejandra con una sonrisa estaba con el limpiador en la mano, desinfectó rápido el piso.
Elba: "Solucionado" - dijo la mujer, y con los brazos cruzados me comenta - “yo te ayudo a educarla, tu hermano te visita esporádicamente, tu familia está lejos, yo estoy para cuando me necesites, quédatela para que te acompañe en las noches de soledad, se lo que es sentirse sola pero yo tuve una vida llena de amor, tengo familiares que me visitan y me hacen sentir útil, tu eres joven esta lindura te hará la vida un poco más alegre”.
Elba al ver mi cara con expresión levantada, supo que estaba molesta, pero no le importa decirme las cosas, los años que llevamos conociéndonos le permito que me diga lo que piensa, me aconseja y a veces me regaña.
Elba: “eres joven y hermosa, tienes 28 años, tienes una mirada que cautiva, estudiada, educada, deberías de salir más a menudo, conocer gente de tu edad y quien quita que te consigas a tu príncipe” - mi cara se transformaba por segundos, continúa. “sé que no te gusta que me meta en tu vida y sabes que no me meto, pero ya hace tiempo que pasó lo de Kevin y creo que ya es hora de que encuentres a alguien que te amé cómo tú te lo mereces, sabes que eres como mi hija, te trato igual que mis hijos, aunque se encuentren lejos y ya tengan familia igual los aconsejo y los reprendo cuando les toca”.
Elba: “ante de que me digas algo, déjame decirte que no todos los hombres son iguales, los hay buenos y malos, mejores y peores, guapos y feos, pero hay que conocerlos, voy a rezar por ti y pedirle a Dios que te cruce en el camino a ese hombre que formará parte de tu vida, quien quita sea abuela pronto".
Mariana: aunque tiene razón, en este momento no me siento preparada para salir y conocer a alguien, menos enamorarme, enfadada susurro - "sabes que no necesito, ni quiero ningún hombre a mi lado, tengo pocas ganas de discutir contigo y voy a llegar tarde al trabajo, te dejo Azabache para que por favor la lleves a su nuevo hogar, si no puedes me avisas y veo como hago para llevarla”.
Agarro mi cartera que había colocado en la mesa, me giró hacia la perrita está sentada, con la mirada fija hacia mí, pareciera que estaba atenta a la conversación, me acerco, la acaricio, y nueve alegremente el rabo, le digo - “Chao azabache, espero que te encuentren un hogar bonito, hasta pronto”, - vuelvo a mirar a la dirección donde está Elba, me despido, - nos vemos en la tarde, cualquier inconveniente con la perrita no dudes en llamarme, hasta luego”, - le doy un beso en la mejilla y salgo de su casa con los sentimientos encontrados , sacó las llaves del carro, camino hacia él, entró lanzo la cartera en el asiento del copiloto y empiezo a conducir.
Mientras conducía el carro por la capital, pienso en mi ex novio, - “lo había amado con todo mi corazón y él en cambio me había engañado como a una compañera de trabajo, con dos años de relación como no me di cuenta antes del tipo de persona que era, los recuerdos vienen a mi mente.
En un día de esos que no quieres pisar la oficina, estoy sumergida en un caso full complicado con un cliente exigente, de repente suena mi teléfono es mi querido novio, en un segundo repique contesto la llamada.
Mariana: sonrió al pensar en él, - "hola mi amor".
Kevin: con voz varonil, - "hola mi amor te extraño".
Mariana: con voz mimosa, - "mi vida ¿cómo estás? yo también te extraño".
Kevin: "estoy en el gimnasio, nos podemos ver en mi apartamento, quiero tenerte toda para mi solito toda la noche, sabes me éxito cuando repites mi nombre en la cama".
Pienso en lo bien que es este hombre en la cama, a sus 35 años es un Adonis, con 1,79 de estatura, moreno, con ojos marrones oscuros agudo, un cuerpo de infierno y una mirada que me derrite cada día más, - !será que voy!, - la imagen del cliente viene a mi mente y el compromiso de entrada del informe.
Mariana: temblorosa al pensar que no lo va tomar bien, - susurro, - "estoy con un caso complicado, y mañana me toca entregar el informe".
Kevin: con tomo molesta, - "siempre el trabajo primero que yo, entiendo que es tu trabajo y pasión, pero me tienes descuidado, sabes, quiero pasar más tiempo con mi novia".
Mariana: con voz melancólica, - "no quiero discutir, nos vemos mañana en la noche, ¿salimos a cenar te parece?".
Kevin: "¡te aviso!, mañana tengo una reunión entre amigos, no te comente, porque siempre estás ocupada y tengo que asistir a mis reuniones solo, teniendo novia y como si no tuviera, siempre tengo que andar excusándose y decir cualquier tontería para que ellos no piensen mal de ti"
Mariana: ojala que entienda mi justificación, - "sabes mi posición en la empresa y no me gusta dejar el trabajo a medias, pero te prometo verte mañana y compartir con los chicos, vamos a pasar el fin de semana juntos, te doy mi palabra ser complaciente contigo, recuerda siempre que te amo”.
Kevin: "bueno está bien, nos vemos mañana, chao", me corta la llamada.
Tenemos una relación de dos 2 años, recuerdo cómo lo conocí, era sábado decidí empezar hacer ejercicio, para drenar un poco el estrés de trabajo, cerca del supermercado había visualizado un gimnasio, decido pagar una membresía, primera vez que asistía a uno, camine 30 minutos, la chica de la recepción me indica que si necesita un entrenador; mi mirada se posa hacia la entrada y viene hacia nosotras un hombre con una mirada calidad y sonriente que derrite a cualquiera, saluda a la recepcionista, él escuchó lo que ella me informaba y comenta.
Desconocido: "Carolina no te preocupes yo la orientó", - voltea a mirarme - "mucho gusto soy Kevin y entreno aquí, ¿eres nueva? no te he visto ante aquí".
Mariana: "¡sí! Es la primera vez que asisto a un lugar como este".
Kevin: " ven te ayudo que has hecho".
Mariana: "solo caminadora, no quiero ocupar tu tiempo, no te preocupes, yo espero un entrenador"
Kevin: "no es molestia ayudar a una bella dama".
Después de ese día salimos y terminamos en su departamento, con el expediente cosas nuevas, tenemos diferencias y hemos tenido problemas en nuestra relación como toda pareja, de una y otra forma lo quiero y cuando estamos juntos me olvidó del mundo.
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