Corro de manera desesperada por mi casa arreglando todo lo que necesito, me he retrasado una vez más para ir a la Universidad.
Maldito despertador, suena cuando se le da la gana, necesitó otro.
Bajo las escaleras Encontrándome con toda mi familia en la mesa.
— Buenos días — los saludo y tomo un poco de café negro.
— Buenos días, cariño — me contestan mis padres al mismo tiempo, seguido de mis hermanos.
Me hago una coleta en el cabello y agarro un pan con fresas.
— cariño, No vas a desayunar con nosotros — pregunta mi mamá. — No mamá, voy tarde.
— Emily, hoy llegará mi nuevo socio, él se va a quedar en la casa, lo invite a cenar, por favor, no llegues tarde o cancela los planes que tengas, tu también Elaya. — comenta mi padre.
— Ok — respondemos.
Voy a la cochera y sacó mi carro, todos los días lo miro, es simplemente divino.
Es un Audi color rojo, espectacular, me encanta, me subo al coche y le doy a toda velocidad, voy muy tarde.
Llego y casi no hay nadie afuera, solo algunas personas corriendo que van tarde igual que yo.
Corro dejo algunas cosas en mi casillero y me paro en la puerta.
— ¿Disculpe, puedo entrar? — pregunto y el Señor Alex me deja entrar.
A él no le gusta que le digan profesor ni instructor, y puede ser una universidad, pero es el único de mis profesores que hay que pedirle permiso para todo.
— Que no vuelva a suceder, a la próxima no entras — me dice y yo ruedo los ojos.
Después de 5 horas de clases voy a la cafetería a almorzar.
— ¡Emily! — me grita Magnus, mi mejor amigo.
Compro mi almuerzo y me dirijo a la mesa.
— Buenas tardes — digo sentándome a lado de mí otro mejor amigo Jose.
— ¿cómo estás, King? — pregunto burlona y José me da un codazo.
— ¿Qué van a hacer mañana? — pregunta carolay peinándose su hermoso pelo negro con unos ojos bonito del mismo color que su cabello.
— Vayamos al Club que van a inaugurar — dice Leidy mientras se maquilla y arregla su cabello, ella siempre está pendiente más a su apariencia que a la universidad.
— yo no puedo, viene el socio de mi papá y tengo que estar allá — respondo mientras sigo comiendo.
— Emily, ¿Entonces el domingo? — dice José.
Yo asiento y permanezco callada, mientras escuchó como habla Carolay de su pequeña hija, mientras yo acaricio a Magnus le gusta que lo hagan y José habla de los carros que le encantan y la mona sigue maquillándose.
— Imagínense que me cogió por la cintura y me pego a él — comenta Leidy.
— Adivinen, no tenía dinero, yo me horroricé y lo dejé, porque necesitó a alguien de mi altura, alguien con dinero, yo misma tengo mi dinero y no necesitó que me den, pero necesito a alguien de mi altura, aunque no me quejo si me mantienen.— comenta Leidy y todos reímos.
Parece que nunca cambiara, así la quiero.
— ¿Cando tendrás novio Emily? — me pregunta Leidy.
— De eso no quiero saber nada — digo con una expresión sería.
Hace 4 meses descubrí que mi noviecito ridículo, me era infiel, no quiero saber de novio por un tiempo.
Mi celular suena y miro la pantalla.
— Hola, ¿Qué pasó papá?— digo frunciendo el ceño.
— Ven rápido, tenemos que organizar todo para el nuevo socio y el contrato — dice y yo cuelgo la llamada.
— me tengo que ir, nos vemos después — me levantó y busco mi auto.
Voy escuchando música y pongo privado de arcángel, farruco...
Freno duro y choco un poco mi cabeza con el volante, casi mato a un perro, me bajo y lo miro.
¡Qué lindo!
Por estar cantando a todo pulmón casi mato a un angelito.
No veo a nadie cerca, así que lo recojo y lo meto en el carro conmigo.
¡Es una niña!
Grito emocionada.
Llego a mi casa y meto el perro, en mi bolso de la universidad, ya que a mi papá no le gustan los perros.
Subo las escaleras, me cambio de ropa y me coloco un vestido sencillo, pongo al perrito en el piso con una manta, prendo el aire y salgo de mi habitación al despacho de mi papá.
— Buenas — digo, al entrar veo a mí hermanó y mi papá sentado mirando unos papeles.
— toma — me tira mi papá unos papeles con cara de matar gente.
¿Qué hice?
— hoy parece que no están de humor ¿Qué pasa? — pregunto con rabia cruzando las piernas.
— Este contrato tiene que salir perfecto — me dice con un tono un poco grosero.
Yo ruedo los ojos y me acerco a mi hermano, le hago ojitos y él me acaricia la cabeza.
Me pongo a firmar unos permisos y revisar cada papel, y trato de no equivocarme porque para eso soy muy buena.
— Toma, le digo a mi hermano — le entrego un papel, me mira serio y su mano baja al piso donde recoge una gaseosa y me la da, le doy una de mis mejores sonrisas.
— Aquí, se supone que las ganancias serán divididas en 2, para ti y para la otra empresa en Italia, o me equivocó? — leo lo que escribí para empezar a terminar el contrato que dejo a medias mi hermano mayor, Elaya.
— Está bien — me dice mi padre.
°°°°°°°°°
— Hija, ayúdame a hacer la cena — grita mi mamá y coloco mi mejor cara de felicidad.
Ya llevo casi 5 horas aquí, metida con mi hermano y papá, ya me dolía la mano, aunque me encanta escribir, ya estoy cansada.
Me estiro y sigo a mi mamá a la cocina.
— ¿Qué vas a hacer? — preguntó.
— seviche de camarón, carne, ensalada, atún y creo que ya — dice emocionada, con una hermosa sonrisa.
Empiezo a lavar y echar los camarones, mientras mi mamá corta las verduras, preparó el atún con, limón y sal, porque me encanta así.
— Ves a llamar a tus hermanas que se alisten y se vistan decente — me dice y yo subo y toco primero la puerta de mi hermana menor.
— ¡Marisol! — grito y toco la puerta y no responde.
Entró y la veo dormida en una posición rara, su cabello marrón está por toda su cara.
La acarició y la levantó, veo como abre sus ojos marrón claro, y pensándolo, ella es la que más se parece a mamá.
— ¡Que! — me grita y yo respiro para tener paciencia y no mandarla a volar a España.
— Alístate viene el socio de mi papá, con ropa decente — digo sería levantándome de la cama.
Me dirijo al cuarto de mi otra hermana, Jésica y tiene la puerta abierta y está dormida.
Me le tiro encima y le hago cosquilla.
— ¡AHHH! Babosa, me asustaste, casi me da un paro — Me grita y se ríe.
— Vamos a cambiarnos, cariño, viene el socio de mi papá — le comento.
— Vamos a convivir con un viejito — Me dice. — De seguro — respondo.
Me baño con mi hermana y nos arreglamos juntas.
Me coloco un vestido de tiras sencillo, rojo y corto, me maquillo y unas sandalias, maquillo a mi hermana y se pone un vestido azul hasta las rodillas, ese es su color favorito, termino colocándome unos aretes, cuando escucho la voz de mi mamá.
— Bajen, ya llego el socio de tu papá— Grita mi mamá.
Mi hermana y yo bajamos las escaleras juntas, le agarro la mano, mientras me acomodo un poco el zapato y le limpio un poco de polvo que tenia en él vestido. terminamos de bajar y quedo atónita ante la imagen que estoy viendo.
°PERRO°
Nota: No se tanto de empresas y todo lo relacionado a esto, igual recuerden que es una historia, aquí algunos temas se manejaran muy diferentes a la realidad, muchas gracias, espero que les guste, dejen un comentario para saber si les gusto, el inicio de está historia.
Mi hermana me pega despacio en la espalda para que siga caminando y vuelvo a la realidad.
Sigo mirando al hombre que está parado en frente de la mesa, casi me da algo.
Tiene cabello negro, ojos grises, se le marcan los músculos en el traje y tiene la piel superblanca, mantiene una expresión sería y yo aseguraba que era un viejo, pero de eso no tiene nada.
Me siento a lado de mi hermano mayor, mientras mi mamá y Marisol empiezan a servir la cena.
— Buenas noches — dice el hombrecito misterioso con su voz dulce y varonil y gruesa.
— Buenas noches — respondemos todos.
Se levanta para estrechar mano con mi papá cuando lo ve salir de su despacho.
Se sienta y fija la mirada en mí, nos quedamos viendo a los ojos por poco tiempo, pero yo lo sentí eterno.
Mi papá le dice algo y se acaba toda la magia.
Dije ¿magia?
¿Así de fácil soy?
No ha pasado ni un minuto que lo conozco.
— Mira, ella es mi esposa Mariana y ellos son mis hijos, Elaya, el mayor, Emily, Jésica y Marisol es la menor. — dice señalándonos a todos.
— Mucho gusto, me llamo Antonio kühne — dice y yo me deleito con su acento.
Creo que es Alemán o italiano...
Empezamos a comer y me deleito con el arroz, atún y el seviche de camarón.
Escucho risas y abro los ojos.
— Se nota que te gusta la comida — dice, Antonio, yo me sonrojo y abro los ojos.
— ¿Qué te trae por aquí, Antonio? — pregunta mi mamá y todos nos los quedamos viendo fijamente.
— Firmar el contrato con su esposo, ya que tengo una empresa aquí, pero no le había colocado el debido interés a la empresa, por eso decidí venir y hacer este contrato como tengo muchas empresas más no había tenido, el tiempo necesario para venir. — dice con una expresión seria, mientras se lleva el tenedor a la boca.
Mm
¡Carajo! Esa empresa venden, no me quiero imaginar si le presta atención.
Está descuidada más en el sentido que no hay un orden y, por lo tanto, se roban el dinero, venden bien, pero su empresa está deteriorada por fuera y por dentro.
Terminamos de comer y papá llama a mi hermano y a mí.
Lo sigo al despacho y entramos.
Él toma una posición elegante, cruzando las piernas mientras tiene el contrato en una mano y en la otra un poco de vodka.
— Me parece bien, seremos socio, mañana podemos organizar lo de la secretaria y demás destalles — dice finalizando la firma del contrato.
Él y mi papá se da la mano y yo procedo a colocar mi firma junto a la de mi hermano.
Mi hermano sale y mi papá se queda con el socio, yo empiezo a recoger todos los papeles y carpetas de la mesa para llevármelos y seguir estudiando, esta nueva empresa.
— Espérame un momento — dice mi papá y sale dando un portazo.
Por inercia me tenso en mi lugar, siento una mirada que me quema todo el cuerpo.
Sigo recogiendo normal todo me agacho y busco en las gavetas y miro una cajita negra, cierro la gaveta, porque solo baje a buscar por pena, sigo sintiendo su mirada, así como cuando sientes una presencia atrás tuyo.
— ¿Cómo te llamas? — me pregunta, yo levanto la cabeza rápida y sonrió colocándome unos mechones de pelo atrás.
— Emily Blackmore Valentini — le respondo y empieza a escribir en unos papeles que tiene en la mano.
Supongo que parte del contrato.
— ¿Cuántos años tienes?. — pregunta.
— 20 y ¿tú? — respondo y me mira sorprendido.
— Creí qué tenías más.
— lastimosamente no — le respondo Apoyándome en la mesa de mi papá…
— Listo — dice mi padre entrando, yo recojo y salgo del despacho.
— ¡Hermanito! — grito y subo las escaleras.
— No tengo gaseosa — dice y yo me desanimo.
— puedes ir a comprar — pregunto emocionada.
— No— responde.
— ¿por qué? — preguntó.
—pide domicilio Emily — dice. — sabes muy bien que por una gaseosa no lo traen — resopla molesto.
— Bien, ya te la compro, pero me tienes que cubrir mañana con papá y su socio — responde y yo trago grueso y asiento.
— A donde vas mañana, Elaya — sonrió pícara.
— ¿Qué te importa?.
— Ahhh, no me vas a decir todo bien, cuando yo tenga secretos después no chilles porque no te cuento — le digo y lo dejo con la palabra en la boca.
— Espero mi gaseosa.
Entro a mi cuarto y veo horrorizada mi almohada.
— ¡Oye! Como te subiste hay.
Mi almohada está por toda la habitación gracias a Dios, nada más es una sola la que destruyó.
Lo veo haciendo una cara muy bonita.
Empieza a ladrar y yo me tiro para callarlo, me van a matar.
Le traje un poco de pechuga y la alzó y se queda callado, se acomoda como un niño obediente y le doy un pedacito de pechuga con pan y le coloco agua a un lado.
Cierro la puerta con seguro y empiezo a terminar de verme 365 la tercera parte.
Una película muy buena, pero siempre me quedaré con la primera, la segunda y tercera, no tienen la misma emoción, aunque no son tan malas.
Tocan mi puerta y me bajo de la cama encontrándome a mi hermano en la puerta con una coca cola y varios dulces.
— Gracias — le digo.
Bajo rápido las escaleras para buscar un plato, hielo y un vaso.
Voy saliendo cuando se me cae el vaso y menos mal es de plástico, yo subo la mirada, camino y me sobresalto encontrándomelo en la entrada de la cocina.
— Ah, hola, disculpe, no lo vi. — le digo a Antonio, cerca de su cara.
— Tranquila — me hago a un lado y él entra.
Su presencia me eriza la piel.
Llamo a mi mejor amigo, José, para que me acompañe y duerma conmigo esta noche.
Llevo todo arriba, lleno los vasos de coca cola, reparto las gomitas y papitas y dejo los platos encima de la cama, subo a la perrita para acariciarla y que este conmigo.
Sigo viendo la película y me gusta, por ahora no está tan interesante, pero se deja ver.
— ¡Oye! Es malo empezar a ver películas sin tu invitado, babosa — me dice José parado en mi puerta.
— Perdón es que ya casi se acaba, la había visto hace días, la estoy terminando, ven, pasa, mira mi nueva adquisición prohibida. — mueve su cara y queda impresionado por lo que tengo en mis manos.
— Qué lindo — lo acaricia y lo lleva a su pecho.
— ¿Qué vemos ahora?
— Yo creo que los originales, ¿Qué te parece?
— Perfecto.
Nos acomodamos en la cama y ponemos a la perrita en la mitad y juntamos un poco las almohadas y quedamos juntos.
— ¿Qué hiciste hoy? — le pregunto acariciando su cabello.
— Todo iba bien, hasta que llama mi padre insistiendo lo mismo de siempre, Emily.
— Entiendo, no sé por qué sigue de insistente y no respeta tu puta decisiones.
Su papá lo abandono por qué no quiso estudiar contaduría, él comenzó a estudiar ingeniería de sistema y actualmente tiene novia.
— Tu carro sigue siendo simplemente hermoso — me dice.
— Obvio, que creías, nene — le respondo.
Bostezo y José está mirando la película, todavía lo abrazo un poco, ya que está en medio la perrita.
Tengo que pensar en un nombre.
Poco a poco cierro los ojos y caigo en los abrazos de Morfeo.
...Nota: Espero que se encuentren muy bien, dejen un comentario para ver si les gusto como se esta desarrollando está intrigante historia......
Me despierto por los toques en mi puerta, me ruedo un poco a la izquierda y caigo al piso boca abajo.
— ¡Emily! — grita José.
Apenas me ve en el piso, se ríe de mí.
¡Maldito!
Me levanto a abrir la puerta y adivinen ¿quién era?
¡Dios mío! Yo me veo horrible.
Apenas lo miro, me sonrojo y agacho un poco la cabeza de vergüenza.
— Tu papá te está llamando — me dice.
Yo asiento volteado a cerrar la puerta y choco con mi mejor amigo que está detrás de mí, suelto la puerta y queda totalmente abierta.
Quedo cerca de la cara de mi mejor amigo, que todavía sigue con cara de dormido, sigue burlándose de mí.
Idiota.
— Gracias, Antonio, en un momento bajo — le respondo y no dice nada.
Se me olvido que tenía que remplazar a mi hermano hoy, recojo todos los platos de la cama y José me ayuda.
José se tira en la cama y lo veo empezar a jugar con la perrita y desordenando más mi cama.
Entró al baño, me cepillo los dientes, me lavo la cara, me la hidrato, me echo algunas cremas y entro a ducharme.
Mis pensamientos viajan al socio de mi padre y mi mano baja a mi entrepierna empiezo, acariciándome poco a poco, lento.
Me asusto y quito mi mano rápida por los toques en la puerta.
— Emily, tu papá que te apures — me grita mi hermano.
Joder, ahora uno no puede hacer nada tranquilo.
Termino de bañarme y me a listo en el baño, me coloco un vestido negro sencillo, con unas sandalias, me maquillo y salgo del baño.
— Gracias, qué cuarto tan organizado — le digo recogiendo mi bolso y los papeles necesarios que tengo que llevar.
Jose baja conmigo para ya irse a su casa.
Bajo las escaleras y encuentro solamente al socio de mi papá.
— Tu papá ya se fue, me dijo que te esperara, vámonos que ya voy tarde — me dice con un tono molesto.
No le contestó, abro la puerta y me despido de José con un beso y abrazo.
— Vamos— le digo al socio de mi Papá y él toma una expresión más seria que la de antes que me da miedo.
Salgo de la casa con él y quedo asombrada.
En serio, tiene un maldito Ferrari, estoy que me desmayo y su color es rojo.
¡Ufff!!
Mi color favorito, el auto de mi sueño, un hombre con cuerpo de una deidad, dios mío, me va a dar 3 infartos, resucito y vuelvo a morir.
Río por mis pensamientos y no me di cuenta de que lo hice en voz alta.
— Disculpa — le respondo y nos montamos en el bonito auto.
— ¿Te gusta? — pregunta, acelerando.
— Sí — bajo la cabeza un poco sonrojada.
De seguro se me estaba saliendo la baba por eso, pero es que es simplemente hermoso.
Él pone música en inglés y yo voy un poco tensa, he tenido novio, pero me coloca muy nerviosa, estar cerca de él, en todo el camino no dice nada y yo menos, nunca me respondió cuantos años tenía.
Llegamos más rápido de lo normal y nos bajamos
Cuando estamos en la entrada le hablo.
—¿Cuántos años tienes? — preguntó.
Me mira por unos segundos y responde.
— 34, ¿por qué? Me veo joven y hermoso para mi edad — dice y lo miro incrédula.
— No — respondo y entro por la puerta principal a la empresa.
¿Hermoso?
Usted está más que eso, está buenísimo, claro, no lo iba a decir, es voz alta.
Subo al ascensor con él y el ambiente se torna un poco incómodo, nadie dice nada y se lo agradezco así mejor.
Salgo yo primero y camino sintiéndome poderosa en una empresa que ni es mía, ¿Cuándo tendré mi empresa y el carro de mi sueño?.
Suspiro por qué todavía me falta mucho alcanzar mis sueños, tengo muchas metas por cumplir y todo lo tendré que hacer, algún día.
Entro al despacho de mi padre y milagrosamente me da un beso en la cabeza.
Hoy estamos amorosos.
— Huy y esas muestras de amor, papá que te pico, ¿Qué pasa? — preguntó extrañada, con cara de burla.
Enseguida cambia una cara seria y yo miro a otro lado, haciéndome la tonta.
— Ya sé que no puedo darte cariño a ti, te gusta que te griten — lo miro con la boca abierta lateralmente.
¿Cómo?
— Pero papá...
— Nada
— pero no dije nada malo — coloco carita tierna y me pega duro en la cabeza con una carpeta.
— Llena esto y me lo traes — me dice.
Mierda, me olvidé de Antonio, que vergüenza que viera esto.
¡Dios mío!
Me tapo de la nariz hacia abajo con la carpeta por la vergüenza.
— Antes de llenar eso ven conmigo a una reunión — volteo a ver a mi papá y le hago una seña de que lo escuche perfectamente.
Salimos de la oficina que supongo que es de mi padre y todos nos quedan mirando, absolutamente todos, impresionados, miro el techo y está deteriorada, la pintura y las paredes están cuarteadas, las sillas de la empresa están horrible, aunque se venden hay una que otros compradores que dejan de comprar porque no sabe si tendrán higiene y con esta presentación.
Absolutamente horrible, pero la culpa la tiene el jefe, por no revisar constante, ya que algunos empleados hacen los que se les venga en gana, como él individuó ese tiene mucho dinero, no le presto atención a esto.
Pero le llegaría más dinero si la hubiera arrendado o simplemente hacer esto, el contrato que ya firmo con mi papá, para que cuando el este ausente mi papá se encarga.
Entramos a la sala y solo hay 2 personas que me imagino dejaron encargadas.
Nos sentamos todos y yo quedo al frente del susodicho.
— Buenos días — dicen los dos señores al frente.
— Buenos días — respondemos.
— Las gráficas aquí muestran la economía de las varias secciones que hay, los gastos que se vienen haciendo...
Ah.
Siento un pie en mi entrepierna y yo me desconecto literal, deje de escuchar lo que decía y me coloque muy nerviosa, estaba roja y no sabía qué hacer.
Empieza a mover sus dedos y me tiemblan las piernas, estoy a punto de soltar un gemido y lo hago bajito.
Mi papá sigue concentrado y qué sensación tan divina.
Estoy retorciéndome en mi lugar cuando mi papá me pide que vaya a su lugar, quedó frustrada otra vez, me interrumpen.
Primero en el baño y ahora esto, es en serio.
No sé por qué lo hizo, pero no le voy a hablar, prefiero dejar las cosas y esto fue un simple malentendido...
Firmo unos papeles, tanta firman y voy a quedar yo endeuda aquí o me meto en cualquiera problema, de seguro.
— Terminamos — dicen.
— Ya, tan rápido — digo asombrada.
— ¿Cuál rápido? Ellos hablaron bastante — me dice mi padre y lo miro incrédula.
— Están despedidos — dice Antonio y todos nos lo quedamos viendo.
— ¿por qué? — preguntó.
— Por...
Buenas pequeños individuos, espero que se encuentren de maravilla, dejen un comentario, si les gusto el capítulo, cualquier consejo es bienvenido, me pueden escribir. Sí, ven alguna falla. Ortográfica, si pueden avísenme, se los agradecería, espero que estén muy bien.
Aquí una pequeña frase.
"Confía en ti mismo sabes más de lo que crees que sabes"
Benjamin spock.
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