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El Latir De Mi Corazón

Mi historia

-CAPÍTULO 1-

Mi historia, una común y corriente, una del montón, tal vez , pero es la mía, la historia de Lizy Pérez Guzmán una morena, con unos hermosos ojos color miel, un cuerpo de ataque y con un problemita de acné, con el que me ha tocado lidiar desde que pise la pubertad, ojala algo de lo que he hecho hubiera funcionado para acabar con ese problemita, pero no piensen que tengo baja autoestima, de eso nada, sé que no soy una top model, pero que más de una mirada levanto, era la nerd del colegio, pero nada de solitaria, tengo mi grupo de amigas y amigos y una que otra vez me toco hacerme respetar por bromas pesadas , pero bueno ese es tema para otro momento .

Hoy es mi primera cita con alguien del sexo opuesto un caballero o eso pensé yo , Carlos un moreno alto, acuerpado, ojos negros, mirada penetrante y con un bigote, quien en más de una ocasión me ha acompañado a casa cuando el transporte de la ciudad al pueblo se adelanta y toca tomar cualquier bus que se le mida a pasar por el pueblo, hace unos días me invito a salir, les confieso acepte para evitar que mi papa el señor Ismael Pérez lo viera en la puerta de mi casa y empezara a armar en su cabeza una película, estoy realmente agradecida con él, porque ha sido mi compañero de viajes 2 veces que me toco en el bus de los borrachos, así le digo al bus de los viernes de 11:30 de la noche, el último de la ciudad al pueblo.

Por agradecimiento, amistad, curiosidad o temor a lo que piense mi padre, no se voy camino a mi encuentro con Carlos, llevo un hermoso vestido palo de rosa, ceñido al cuerpo en la parte superior, con un pequeño escote en v en la parte delantera, que permite divisar el nacimiento de mis redondos y firmes pechos, con volantes debajo de la cadera, el vestido llega hasta la rodilla, llevo unas sandalias de plataforma alta. No llevo maquillaje no es lo mío y me dispongo a cumplirle a Carlos, son las 5:00 en punto e ingreso al sitios indicado para la cita, una cafetería cercana a la universidad.

- Recorro con la vista el lugar, el cual me parece agradable, en busca de mi compañero de viaje , lo observo en una de las mesas de la otra sala, me acerco a donde él se encuentra. Las manos me sudan y siento algo reseca mi boca, lo confieso es la primera vez que alguien me invita a salir.

De manera caballerosa se levanta de su silla y rueda otra silla para que me siente. – Muchas gracias, dije yo. Observe como su mirada me recorría y se detuvo por un breve instante en mi escote. Mis mejillas se sonrojaron y corrió en mi pecho un desasosiego inexplicable. Pedí una soda y una porción de pastel de chocolate, el pidió lo mismo, me relaje, conversamos mucho, disfrute de su compañía. Hasta que el ensueño se acabó.

Me dijo que cuando terminara su carrera en unos tres meses se iba a otro departamento a trabajar, pues ya todo estaba listo para un trabajo con el gobierno. Lo felicite.-Me alegro por ti, le dije, él toma mi mano de la misma manera que hace unos días y clava su mirada penetrante en mis ojos, y me pregunta ¿quieres ser mi novia? , quiero que sepas que no es para jugar contigo, se mi novia y cuando yo me gradúe nos casaremos y te vas conmigo. En ese preciso instante en que este hombre con una sola salida, quiere colocar mi mundo de cabezas, halo mi mano y con mi cabeza haciéndose un ocho. “Les confieso Carlos no me es indiferente, pero está loco, yo nunca he tenido novio y este prácticamente quiere casarse conmigo”. Me levanto intempestivamente de la silla y trato de huir de ahí, porque no sé qué decir. Nuevamente me toma de la mano y pide que le diga que pienso. Tomo aire y nuevamente me siento, tratando de no sonar arrogante e insensible, le digo – Carlos gracias por fijarte en mí, pero no puedo aceptar tu propuesta. Quiero ser una profesional igual que tú y apenas estoy iniciando a estudiar mi carrera. Deseo que encuentres a la mujer ideal para ti, así que me levante y me dispuse a despedirme amablemente. Cuándo ennegreció su mirada, me halo fuerte por las muñecas, quede en shock , su movimiento me tomo por sorpresa y lo peor fue lo que dijo después, “a que juegas muchachita” “me seduces y después te haces la mustia”, siéntate que no hemos terminado de hablar. Que crees que te invite para seguir jugando al juego de la dama y el caballero

Empecé a alzar la voz para que todos observaran “Suéltame, eres un estúpido jamás te he insinuado nada”, todos alrededor miraban, el aflojo el agarre y fue que aproveche y Salí de allí corriendo del lugar, como si mi vida dependiera de ello, con destino a mi alma mater, confundida y perpleja por semejante actitud.

Trate de concentrarme en clases pero lo único que hacía era repetir una y otra vez la misma escena de la cita y repasar en mi mente que hice yo para que ese “caballero pensara que trataba de seducirlo y la conclusión era nada”

Ha pasado una semana desde la dichosa cita y no he vuelto a ver a Carlos, en el fondo de mi alma lo agradezco. Hoy tengo evaluación de inglés ¡pan comido! , Pero es a la última hora, Oh por Dios! Me va a dejar mi grupo de viaje. Bueno hagámosle son las 9:45 p.m y aún no he salido de la evaluación “ya me dejaron” Tranquila Lise termina con esto y te vas, 10 minutos después y estoy en la puerta lateral de la universidad saliendo a toda prisa, caminando o mejor dicho corriendo.

Hoy la calle esta obscura, raro es viernes, las lámparas aún no se han encendido, mi corazón late con fuerza, mis manos sudan, estoy nerviosa, el bus se ha ido y seguramente tendré que caminar a la plaza de toros, voy a toda prisa, corro y al llegar a la esquina me estrello con un muro, pierdo el equilibrio y caigo al suelo, levanto mi mirada y que alivio, es un policía el mole con quien me estrelle y quien me levanta y me pregunta- ¿Quién te viene persiguiendo?, yo corro y digo – no se preocupe, nadie viene , el bus me deja.

Esa noche parezco una moto, no hay poder que me detenga, llego a la estación y efectivamente no hay bus, camino sin mirar atrás, escucho que alguien me llama, pero no estoy segura que sea a mi. Al llegar a la 38, viene el bus y parece que una estampida se acerca, todos quieren subir y ganarse un asiento para poder descansar un poco de su duro día de trabajo. , como puedo subo por la puerta trasera, abriéndome espacio con codazos y empujones.

Lo logre, VICTORIA!!!!!! Obtuve una silla, pero no era la única, cuando entre tanta algarabía escucho a mi vecino de banca “Hasta que al fin te alcanzo”. Por un leve instante mi cerebro proceso la frase y no reconoció la voz, así que volteé hacia el lado de dónde provenía la voz y observe a un joven de veinte tantos años, castaño, ojos café, cabello lacio, mucho más alto que yo, con una amplia y pícara sonrisa y una penetrante mirada que erizaba mi piel. Me sonreía y me dijo “Corrías como a quien alguien persigue”, Te vi desde la estación, te llame pero no me escuchabas.

- Disculpa ¿Te conozco? Fue mi pregunta

- No, dice él, pero inmediatamente eso se soluciona. “Me presento soy Jesús Valenzuela” . Y es ese preciso instante en que mi mundo cambio.

-CAPÍTULO 2-

“No creo haberte visto y ¿por qué me llamabas?”, dije yo

- “Yo sí” respondió él,” soy abogado y estoy visitando mi alma mater desde hace algún tiempo y me percate que eras del pueblo. Siempre he querido hablarte, pero tú eres una verdadera atleta profesional, para escabullirte, seguro si compites en los olímpicos eres medallista de oro”.

Estando en mis cinco sentidos y con mi timidez como una de mis características principales, no podía creer la elocuencia y fluidez con que mantuve una conversación con Jesús, hablamos de temas superfluos y trascendentales, como la carrera, nuestro equipo de futbol del alma, la familia y no se cuanta más cosas, del cansancio de aquel día no quedaba nada, estaba en un trance donde el olor a madera de su colonia, envolvía la burbuja y en un abrir y cerrar de ojos había llegado a mi destino.

Esa noche en mi cama tuve un pensamiento ridículo “Lastima que seas abogado, sino seria mi hombre ideal y…” bueno Morfeo hizo lo suyo.

Llego el lunes, uno de esos días que pase del trabajo a la U, aún faltaba algo de tiempo para que el profesor llegara, pero ya en el salón de clases estábamos reunidos un gran número de compañeros. Yo estaba al lado de Jhon quien era el elegido para hacer los trabajos en grupo, un morenazo, alto, cabello lacio, nariz fileña y unos profundos ojos negros, quien trabajaba como administrador de una librería en el centro. Hoy discutíamos sobre cómo, cuándo y dónde haríamos el trabajo de laboratorio.

En ese instante, escucho decir a uno de mis compañeros decir y ese man ¿qué? A lo cual alguien responde ¿Cuál? Jhon dice – “él que está en la puerta lo he visto varias veces buscando en el salón a alguien, pero la verdad solo tenemos 3 mujeres en este salón y 2 de ellas tienen tinieblos, faltas tú Lizy”.

La curiosidad es un motor que mueve al mundo e hizo que mi mirada se dirigiera a la puerta donde estaba el susodicho, era él, Jesús, el de la otra noche. No sé porque extraña razón mi corazón empezó a latir con más fuerzas, mis manos a sudar, una sonrisa se dibujó en mi rostro, pero en ese preciso momento el desapareció de mi vista, creo que ni se percató de mi presencia .Fue solo un momento, momento en el que me sentí abrumada por sensaciones que por primera vez en mi vida me embargaban. Después de esto llego el profe a sacarme de este éxtasis y lo demás pasó a segundo plano. Baje de mi salón que estaba en el tercer piso a la planta baja y al finalizar las escaleras. Oh sorpresa! Era Jesús quien ahí me esperaba.

-Hasta que al fin bajas me dijo. Nos va a dejar el bus.

Quede estática por un momento y en mi mente había una pregunta ¿y este qué?, la cual me guarde no sé porque estúpida razón mi saludo fue

-Hola Jesús ¿Cómo estás? ¿Cómo es que me estabas esperando?, a lo que me respondió. -La verdad es que me disculpo por no haber podido venir antes.

Sus palabras hicieron mella en mí, el olor a su colonia inundo mis sentidos y su mirada picara confabularon para sentir mi piel erizarse, a mí que con solo 17 años no había experimentado en ninguna de sus facetas un sentimiento llamado amor y que en ese instante permitieron quedarme petrificada sin saber que responder.

En el pasado cuando el primer chico que bailo conmigo una canción o el muchacho por el que mi corazón latía fuerte en mi salón de clases o aquel que fue mi amigo pero que después de enseñarme a flotar en el mar en una salida de fin de año en el cole ya no me mira igual, nunca había sentido bullir de mi interior tantas emociones juntas como ahora que Jesús de manera abierta me decía que estaba allí por mí.

Han transcurrido tres semanas desde que Jesús me espero al pie de la escalera que da a la cafetería, no hay noche que no vaya a la puerta de mi salón de clases a buscarme, para según el acompañarme a buscar el bus. La verdad me agrada mucho conversar con él. Me conto lo dura que ha sido su vida, que aún vive con sus tías lola y Juana quienes lo han criado desde los seis años. Es abogado y a sus 26 años tiene su propia oficina .Está creando su propio bufett y para ello ha estado reuniéndose en la universidad con algunos de sus exprofesores y excompañeros. “Para mis adentros no entiendo porque si esta tan bien, me espera todas las noches y se va conmigo caminando, hay gato encerrado, pienso yo.

Hoy el profesor de las últimas horas de clase no vino, el coordinador nos informó que tenía un percance familiar. Me dispongo a irme a casa, hoy no abra dificultad para conseguir transporte y descansar temprano, o al menos eso pensé yo. Para mi sorpresa él estaba allí – Buenas noches, dice Jesús.

-Hola, respondo yo ¿Qué haces aquí? Mientras su mirada me recorría y hacía sentirme incomoda, me dijo-casualmente estaba en la oficina del decano de derecho y vi pasar a unos compañeros tuyo y aquí me tienes.

-Qué bueno saludarte le dije, ya me voy. Me tomo por el brazo y con una voz fuerte y seductora me pidió que lo acompañara un momento, que tenía algo que decirme, que después de escucharlo yo decidiría si ya no me seguiría esperando en la puerta de mi salón. Ante su última frase, lo acompañe, seguimos caminando por el campus sin rumbo fijo creía yo, hasta que se detuvo en las graderías de una cancha de basquetbol donde nos sentamos. Después de unos minutos de silencio que me parecieron eternos y en los cuales él se dedicó a mirarme detenidamente como esculcando cada parte de mi rostro. Coloco sus brazos en mi cintura, me atrajo a su pecho y me beso. Oh por Dios no me lo esperaba aunque si lo deseaba, mi corazón latía fuerte, mis manos sudaban y mis ideas parecían estar chocando entre sí, pues ninguna fluía para saber qué hacer.

Solo me deje llevar me sentía extasiada con mi primer beso, inicialmente tierno, pero luego fue haciéndose más intenso y provocador. No me soltó hasta que el aire dejo de fluir, no me explico porque extraña razón sentí como si toda la vida quisiera ser besada por esos labios. Se quedó perdido en mi miranda esperando unas palabras que nunca llegaron , fue él quien tomo mis manos entre las suyas y me pregunto ¿quieres ser mi novia?.

No sabía que decir, nunca había besado a nadie, nunca había tenido un novio. La compañía me gustaba, lo mismo aquello que acababa de conocer, la electricidad que corrió por mi cuerpo en esos momentos lo confirmaba, pero si a Carlos le dije que no, un rotundo y seguro no, por el tener ya un futuro realizado y yo apenas comenzando mi carrera, no entiendo cómo es que en este preciso instante lo estoy pensando con Jesús y lo más sorprendente fue lo que salió de mi boca, un inesperado y apoteósico SI.

Por mi primera vez en mis diecisiete años decidí arriesgarme a lo desconocido, a lo que no estaba planeado, decidí probar, sino funciona lo intente y aprendí, fue lo que mi mente pensaba, mientras mi boca respondía.

Ayer después de esa inesperada pregunta y su consecuente respuesta fuimos caminando a la estación de los buses de Santa Rosa, hablamos de temas irrelevantes en una especie de transe, que no sentí transcurrir el tiempo.

Hoy es sábado y desperté tarde, así que me asee y coopere con las labores en casa. Después una charla entre chicas, mi madre, mi hermana y yo alrededor de un delicioso café. Mi hermana 1 año menor que yo , una hermosa trigueña, la niña de los ojos de papá, mi madre , mi heroína de las mil batallas, la mujer que más admiro, conversamos sobre nuestros planes a futuro, mi hermana en su último año de la secundaria , yo en el segundo semestre de matemáticas y física. Fue un bonito día; sin embargo a eso de las ocho de la noche llego a casa una visita inesperada. De un hermoso Audi plateado, último modelo se bajaba el hombre que ayer se convirtió en mi novio. “No podía creerlo que hace el aquí y en semejante auto. Pero aún más absurdo que hace en la puerta de mi casa, si la única condición para ser su novia, era que nadie en mi casa se enteraría. No piensen mal de mí, pero no quiero defraudar a mis padres, no quiero estar en boca de nadie, ningún hombre será presentado como mi novio a menos que yo esté segura que es el hombre de mi vida.”

En eso sale Carlos el tercero de nosotros, el mayor de los varones, un crio de apenas 13 años a la puerta de la casa y no sé qué conversa con Jesús, quien sí que mi hermano se diera cuenta me guiño el ojo, se bajó del auto, mi madre salió a atenderlo y lo hizo pasar a la sala, yo mientras tanto con el corazón a punto de salir por mi boca, decidí encerrarme en la habitación que comparto con mi hermana. Veo un mensaje de texto nuevo, ¿Te gusto el auto?, la verdad me sorprendió, acompañada de una intranquilidad que invadió todo mi ser.” Este tipo”. ¿Qué hace en mi casa?.

Y a pesar de la intranquilidad opte por escuchar música en mi celular y sin darme cuenta caí en los brazos de Morfeo.

En casa no se dijo nada de tal visita y en mi muy insipiente vida amorosa no me atreví a preguntar nada.

Pronto llego el lunes y con ese día, una idea que rondaba en mi cabeza, nunca he hablado de mi edad con Jesús, sus expectativas sobre este noviazgo, siento que necesito pisar el freno o pronto estaré enredada y me dirijo a mi trabajo, por cierto se me había olvidado contarles . Se me olvido contarles soy maestra, me gradué a los 16 como normalista y este año tengo niños de jardín y primer grado, son amorosos y respetuosos mis niños, 15 en total 14 niños y una niña, Erika, quien le traerá nuevas sorpresas

a mi vida

CAPÍTULO 3

La mañana transcurrió tranquila hoy hable con la mamá de Erika, la única niña de mi salón, le hice saber que requería apoyo en casa, pues ella estaba aún en la etapa del garabateo, donde cada grafema era una infinita maraña de líneas que en su mundo representaba un conjunto de palabras, oraciones y párrafos que ella era capaz de leer, ella solo ella. La señora Milena como así se llama la madre de Erika tomo aire por un momento y me pregunto si yo podía asumir ser esa persona que le brindara apoyo a su hija en casa y en caso afirmativo ella me pagaría lo que yo le pidiera.- “La verdad señora Milena es que sería un reto interesante”, llegamos a un acuerdo y quedamos en iniciar desde mañana.

Llego la noche y con ella las clases, las que centraron toda mi atención. Espere ver en la puerta a quien desde hace 3 días era mi novio, pero para mi desilusión no estaba. Cuando suena mi celular, al mirar veo la pantalla, era Jesús – “hola Lizy te espero en la salida principal”.

Cambio el rumbo que llevaba y me dirijo a la salida principal, ahí estaba él, en el mismo Audi, me abrió la puerta del copiloto para que ingresara. Aligere el paso y cuando ya estaba muy cerca, él me ato con sus brazos por la cintura, atrayéndome hacia él y estampándome un dulce beso en mi boca, beso que despertó en mi un estallido de sensaciones.

Me senté en el asiento del copiloto y quede maravillada por lo hermoso de este auto y por un instante olvide que tenía una tarea en el día de hoy. Cuando sus palabras me sacan del autismo en el que me encontraba “ ¿te gusta el auto?”. Tardo un poco en responder y le digo sutilmente, realmente es hermoso, - “¿Desde cuando tienes auto?”

Pregunte, Jesús dudo por un momento y me respondió - “Desde hace algún tiempo, solo que si yo venía a buscarte en auto, me privaba de mis caminatas contigo, sabía que te negarías a ir con un extraño, pero ya me diste el sí, así que creo que ya no estas con un extraño”.

Jesús coloca una de sus manos en mi pierna , empieza a acariciarla, subiéndola lentamente, rodando mi falda, no sé en qué extraño transe estaba yo, que permití que sus dedos llegaran a mi intimidad, sus dedos erizaban con su roce cada vello de mi cuerpo, era la primera vez que alguien me tocaba , sentía una corriente recorrer mi piel , escuchaba el latir de mi corazón tan fuerte y raudo, que sentía que más allá de ese auto, cualquiera lo podía escuchar, el no cesaba en su beso, ni en el roce de sus caricias, cuando un ápice de cordura, llego avasallador a mí, interrumpí ese momento de la perdida de mi razón. –“Tenemos que hablar” dije, aun con mi respiración entrecortada.

Después de que el asiente a mi petición conduce a una bonita cafetería, cerca de donde estamos.- “¿De qué quieres hablar?” me pregunta.

- Jesús, - “creo que me equivoque, no debí aceptar ser tu novia, no soy quien crees que soy”. El mantuvo su mirada penetrante en mí y pregunto “¿Quién crees tú que eres para mí?”.

- Siento como la saliva se desliza por mi garganta, amenazándome con atragantarse allí. –“Seguramente crees que soy una mujer madura que puede asumir este noviazgo como crees que puedo llevarlo. Tu eres un profesional que desde cero quieres afianzar tu carrera, que seguramente ya muchas veces ha saboreado las mieles del amor yo apenas estoy comenzando mi carrera, nunca he tenido novio, ni nada que se le parezca, no quiero llevar a nadie a casa, hasta que no esté segura que es el hombre de mi vida. Mis padres son lo más importante y soy tan infantil que el qué dirán si me importa”.

Por un momento interrumpí mi discurso, porque su mirada me hizo perderme en la profundidad de sus ojos. Fue cuando pregunto –“¿Estas así porque fui a tu casa sin avisar? Lo lamento solo quería verte e invente una excusa para ir. Pero veo que hay cosas que aclarar”, por un breve instante que pareció congelar el tiempo el silencio se hizo presente, hasta que retomo la palabra –“ Desde que te conocí descubrí inteligencia y madurez en ti, que tal vez me hizo pensar, en que…”. Interrumpió por un instante, para preguntar –“¿Cuántos años tienes Lizy?”.

-“17 respondí y ¿tú Jesús?” Espere una respuesta que no llego, él me observo sin pestañear ni una sola vez y me dijo lo que menos me esperaba,- “eres menor de edad y yo deseando muchas cosas contigo, lo siento. Creí que eras mayor de edad, tu madurez me hizo pensar…, “bueno y cuando cumples la mayoría de edad.” Callo un momento para esperar mi respuesta – “En 2 meses y medio”.

Y –“¿Por qué te arrepientes de ser mi novia?”

-“Creo que me apresure, yo no puedo, ni debo enamorarme de ti, ni de nadie, mi carrera no es fácil y lo principal no podre estar contigo como tú quieres”.

- “Lo entiendo, pero no lo comparto.

- Hagamos un trato, pospongamos nuestro noviazgo hasta dentro de 2 meses y medio”.

- “¿Cómo así? “Pregunte yo ,

- “Lizy tú me gustas mucho, con solo mirarte mi corazón cabalga a mil, se me eriza la piel y deseo tenerte en mis brazos, realmente quiero intentarlo y creo que en mi condición de adulto responsable no debo estar con una menor de edad, a menos que me permitas conversar con tus padres, ah y por cierto yo tengo 26 años”.

- -“Ni lo intentes Jesús a mis padres no los metas en esto. Seamos amigos y ya, después veremos”.

- “No quiero ser tu amigo, ni nada que se le parezca, hoy te dejo, pero te buscare en 2 meses y medio y volverás a ser mi novia, te lo aseguro”.

Hoy ya es muy tarde para coger al bus te llevare a casa, bueno hasta un lugar seguro cerca a tu casa.

Salimos de la cafetería en busca del auto, fue un largo viaje, donde el zumbido de un mosquito podía ser escuchado. Le pedí que si podía colocar música en la radio, casualmente sonaba una de las canciones con las que Luis me molestaba. De manera inconsciente me relaje, me recosté en el asiento y me quede dormida.

Después de algo más de una hora, me llamo para avisarme que ya estábamos en el pueblo. Baje del auto despidiéndome de él, dándole las gracias y con un gran hueco en mi estómago, tenía la sensación de no volver a verlo en el resto de mi vida.

Ha pasado ya dos semanas desde que termine con Jesús; porque a pesar de lo que él dijo del tal receso para mi significo terminar. Una semana de sentir un vacío al salir del salón y no encontrarlo en la puerta, solo fueron 2 besos y extraño el roce de mis labios con los de él, de pensar que era lo mejor para mí, pero mi corazón sintiendo otra cosa.

En el salón de clases me hallo distraída y Jhon aprovecha y me da un suave codazo, -¿hey qué piensas?, Tierra llamando a Martes. El profe te va a cachar.

- Tranquilo Jhon, no hay problema.

“He estado pensando en cómo Jesús se perdió del panorama, ni llamadas, ni mensajes de texto, ni chat, ni nada, definitivamente fue un adiós y en retrospectiva definitivamente lo único que quería era aquello como dice mi mama y como era menor de edad no se atrevió a tomarlo. ¿Qué estúpida eres Lizy Pérez?”.

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