El diario local publicó una emotiva editorial cuando falleció Guadalupe, casi 50 años después de Gerardo, hubo 2 generaciones que no los conocieron juntos, pero sin embargo todos, sin importar la edad, sabían quiénes eran y lo que habían hecho.
La historia de amor era parte de la comunidad, no había absolutamente ninguna persona que no buscara en los ojos de los demás un atisbo de las almas de Gerardo y Guadalupe, pero aún no era el momento apropiado.
Sabían que volverían en algún momento, estaban convencidos de ello, pero por más que trataran de adivinar, les era imposible saberlo.
Solo había una persona que sonreía al pensar en lo que eso significaba, todavía los héroes urbanos del amor eterno no habían empezado su recorrido a encontrarse en esta nueva vida, pero ya habían algunos dispuestos a evitar que eso ocurriera o por lo menos retrasarlo todo lo posible.
¿Sería el momento de conjurar el pasado, presente y futuro de estas almas ambulantes? ¿Habría manera de poder equilibrar cuerpo, mente y alma de estos nuevos seres que desconocen que se pertenecen desde la eternidad?
Solo una persona ha soñado con ellos, no los conocía, tampoco eran del mismo lugar, simplemente había empezado a soñar con un símbolo que los conectaría, lo mantenía en secreto, pero aunque lo contara, nadie lo podría creer de todas maneras, así que tenía que esperar por una nueva señal que les mostrase como podía ayudarlos a trascender y encontrarse.
Eso, si el destino de los que los querían separados no se interponga en el camino.
**
Ya no queda mucho tiempo, sabe que tiene que despejar la mente de todo ruido y conectarse con su equipo. Sabe que son momentos decisivos, tiene la jugada en su mente, está acostumbrado a la presión, respira lentamente, es consciente de cada músculo de su cuerpo, cada inspiración que hace para llevar oxígeno a sus pulmones, logra relajarlo pero también ponerlo en alerta.
Su táctica es prácticamente imposible de frenar cuando se pone en movimiento. Él lo sabe, sus compañeros lo saben y confían en su habilidad, sus contrincantes lo saben también. Por eso es el apertura de su equipo, el que inicia cada jugada de cada partido y no es un puesto al azar, es el puesto que se ha ganado con esfuerzo y perseverancia.
Aarón comenzó a jugar rugby cuando tenía 6 años, y se dio cuenta que era bueno en lo que se proponía, amaba ese deporte, amaba lo que representaba para él, un lazo innegable con su padre y sus hermanos mayores: era horas de diversión en el patio trasero de su casa, era horas de entrenamiento con sus amigos en el club, era un montón de músculos doloridos, golpes y magulladuras por doquier en los lugares más insospechados de su cuerpo.
Pero era también símbolo de lo que consideraba importante en la vida de un hombre: disciplina, integridad, solidaridad y por sobre todo pasión, también (y porque no decirlo) le había ayudado a convertirse físicamente en un hombre privilegiado, lo sorprendente por su tamaño de más de 1,90 metros era la ligereza de sus movimientos, la explosividad en sus reacciones y la fuerza con la que embestía para avanzar con el ataque o para taclear (derribar al contrincante) era digna de admirar y de hecho siempre llamaba la atención en cada juego.
Sus anchos pectorales, los brazos musculosos torneados y las piernas más impresionantes de la liga regional, solo completaban el conjunto de atributos que tenía este hombre que en ese momento, despejaba su frente sudorosa de los mechones de cabellos castaños que le caían molestándole la visión. Unos ojos verdes con tonalidades azuladas en los bordes se escondían bajo unas gruesas pestañas, con la retina contraída por la luz del sol que arreciaba sin piedad, arrugó el ceño para poder enfocar y rápidamente divisó la posición de los jugadores de la línea de tres cuarto, mientras esperaba que el “scrum” se resolviera y le permitiera tomar el balón en disputa.
Era el jugador apertura, era el que comenzaba la jugada y estaban a solo 5 metros de la línea del try (tanto), quedaban pocos minutos de juego e intentar llegar a la línea era prácticamente un suicidio y no era lo recomendado, pero justamente esa lógica también la estarían pensando desde el equipo contrario, esa era una ventaja: que creyeran que es imposible y una literal locura. Tenía una sola posibilidad de hacer esa locura y sorprenderlos..
Solía iniciar la apertura con el pie, posicionando el balón hacia delante de sus compañeros, pero esa no era una alternativa, tendría que hacer un pase lateral hacia atrás a sus compañeros que ya estaban alineados en diagonal, pero seguía dándole vueltas a la idea del ataque frontal. Cuando el balón al fin quedó libre, lo tomó y amagó hacer el pase lateral, pero en su lugar, optó por sujetarlo fuertemente entre su mano y el antebrazo, lo que representa una extrema tensión muscular de la muñeca, mientras que arremetía explosivamente contra la línea de defensa con la cabeza gacha y viendo por el lateral izquierdo como sus compañeros lo acompañaban como si lo hubieran intuido.
Era intrépido, era valiente, podía hacerlo.
Fueron solo 2 segundos hasta que los contrincantes cambiaron el peso del cuerpo de una pierna a la otra para tratar de detenerlo, pero ya los había sorprendido y estaba atravesando su barrera. El primer tacleador lo agarró del pecho, se colgó de la remera, el cuello tiró levente de la piel pero no fue suficiente para detenerlo, cambió la posición del balón aprisionándolo contra su pecho y el brazo para evitar que se lo quitaran. El segundo tacleador se colgó de sus caderas, lo desestabilizó pero siguió arremetiendo, era similar a los entrenamientos donde corrían con bandas elásticas que lo tiraban hacia atrás, lo imagino así y aumentó la presión de sus piernas. El tercer tacleador fue más contundente y apostó a todo, tacleó sus piernas, agarrándolas fuertemente y ya no pudo hacer nada, cayo hacia adelante y cuando golpeó el pasto su esternón se vio apretado entre el balón y el peso de su cuerpo y de los contrincantes que cayeron sobre él.
El dolor fue súbito y atroz, por una fracción de segundo sintió como si se rompían sus costillas.
Era casi incapaz de respirar y un flashback lo llevó a alucinar un rostro con lágrimas que le decía: “Es hora que cumplas lo que me prometiste”. No podía coordinar lo que pensaba con lo que hacía, no podía moverse y todo comenzó a perder nitidez justamente antes de desmayarse.
****
En la nebulosa de sus sueños, se mezclaban las voces, pero no podía determinar de dónde salían, ni tampoco podía despertarse del todo, su cuerpo no le respondía, solo tenía el dolor del pecho como un punzante recordatorio que había sido real.
Lentamente comenzó a reconocer las voces: el entrenador, el médico del equipo, el masajista, y Julio su compañero y capitán del equipo., no se notaba preocupación en ninguna de las voces, pero ¿Por qué demonios dolía tanto?
Cuando empezó a mover las manos para probar si lo podía hacer, tenía miedo de estar con parálisis, aunque sonara un poco hipocondríaco en esta situación. Julio fue el primero en darse cuenta y suspiró aliviado.
- Ya está retornando la bella durmiente – dijo con una sonrisa y agregó – nos asustaste amigo, más vale que abras los ojos para que sepamos que estas bien.
- No quiero - dijo Aarón con un susurro – me duele hasta pestañear en este momento –
- Déjenme revisarlo – dijo el médico posicionándose rápidamente sobre el paciente y revisando los reflejos visuales a la luz – reacción pupilar normal entrenador – agregó mirando al hombre que estaba más alejado con una cara de pocos amigos.
Aarón miró a todos lentamente y mentalmente fue identificándolos sin problemas, “bien, el daño cerebral no fue tanto” pensó con cierto alivio.
- ¿Me golpeé la cabeza? – preguntó Aarón - ¿Cómo llegue hasta acá?
- Porque te desmayaste en el último “try” del partido – dijo Julio divertido y agregó – ¡que debilucho resultaste!
- No te golpeaste la cabeza – dijo el médico más aliviado – una presión desmedida en el plexo solar es doloroso, supongo que eso fue lo que te pasó al caer con el balón. Por eso te desmayaste del dolor. Ya te hicimos una radiografía de cabeza y pecho y no se aprecia ninguna lesión.
- Pero el pecho me duele a horrores “Doc” – dijo tratando de incorporarse y al no lograrlo volvió a recostarse - ¿seguro que no están rotas? – comenzó a palparse los costados como para darle veracidad a sus palabras-
- Te aseguro que no tienes nada – dijo el médico mientras guardaba sus elementos de auscultación – Ahora reposo, un analgésico para ayudarte con ese dolor y cualquier cosa rara que aparezca me lo avisas inmediatamente.
- ¿Cómo qué cosa rara? – dijo pensando en la alucinación que había tenido, aunque no se animó a decirlo
- Moretones por ejemplo- dijo palmeándole la pierna – si se presenta dificultad para respirar es algo como para que me avises inmediatamente ¿lo entendiste?
Cuando Aarón asintió, para darle a entender que lo entendía, se despidió de todos con la mano y se retiró gritando fuerte: “somos campeones carajo”.
Julio gritó a su vez “campeones carajo” y sonrió a su entrenador que se había acercado hasta la camilla y miraba con cierta desconfianza a su jugador.
- ¿T e sientes bien hijo? – dijo mientras que rebuscaba en sus bolsillos del pantalón y sacaba una medalla dorada para darle a Aarón
– Fue la jugada más majestuosa que he visto en mucho tiempo, seguido del momento más terrorífico que he experimentado cuando vi que no te movías.
- ¿Y me perdí subir al escenario para buscar esta belleza? – dijo Aarón mientras que miraba en sus manos la medalla que relucía bajo las luces del vestuario
- Se lo perdieron todos – dijo el entrenador mientras que le hacía señas al masajista para que se retirara con él – dúchense rápido, los esperamos afuera.
- ¿A qué se refiere? – le preguntó desconcertado a Julio
- Únicamente el entrenador fue a recibir las medallas de todos – dijo con un tono de emoción que nunca había utilizado – el equipo terminó el partido, tu “try” nos dió la ventaja y luego todos vinimos aquí – agregó mientras señalaba la puerta – están afuera.
- Pero ¿Por qué…?- dijo sorprendido –
- Porque somos un equipo amigo – dijo tomándolo de la mano y ayudándolo a incorporarse en la camilla – y en un equipo todos nos apoyamos – y agregó riéndose - Así eso signifique vigilar el sueño de “la bella durmiente”
Aarón sonrió también, estaba afectado emocionalmente. La medalla…, las palabras de su capitán…, sus amigos afuera esperando que se levante y vaya con ellos. Eso era principalmente lo que amaba de ese deporte los lazos y afectos que se iban generando con el tiempo, eran simplemente insustituibles.
El sentido de pertenencia a esa gran familia del rugby, era lo que le daba sentido a su vida, no podía explicar el motivo, pero siempre quiso tener una familia numerosa, necesitaba tener a sus padres y hermanos cerca, pero también necesitaba estar rodeado de sus compañeros.
Hoy a sus 25 años, ya era un hombre hecho y derecho, tenía desde hace 2 años a su novia Cintia, la quería de verdad, era hermosa y se había cruzado con ella de casualidad en un shoping, casi al mismo tiempo en que se había convertido en profesional del rubgy y desde ese momento fueron acercándose cada vez más.
Pero aún había algo que le faltaba, aunque no podía identificar puntalmente que era, tal vez un hijo, aunque aún era muy joven como para ser padre, el equipo viajaba constantemente para las diversas ligas y no era una vida que una esposa e hijos pudieran llevar en este momento.
Esa sensación de carencia había estado presente casi toda su vida, en realidad desde que tenía uso de razón, había algo dolorosamente ausente y tal vez algún día podría saber que era en definitiva lo que le estaba haciendo falta.
Pero “hoy” no sería ese día, hoy era un día para festejar, aunque tuviera que hacer reposo por ese maldito dolor de pecho que aún no se iba.
***
Download MangaToon APP on App Store and Google Play