En la ciudad de Madrid existía el miedo a los hospitales por una simple razón de que cada auxiliar, cada doctor, cada persona que visitaba el hospital de noche veía a una pequeña niña correr por los pasillos con un pequeño pato de peluche en sus manos, nadie sabe quién o que es en realidad, solo conocen la historia de uno de los hospitales de España que resulto en una tragedia. Ocurrió hace casi tres años, una de las primeras veces que el espíritu ataco, una llamada de emergencias pone en total alerta a los policías, un enfermero había llamado desesperado, casi llegando al llanto inconsolable, expresando que había algo en el hospital que estaba acabando con la vida de todos, tanto de los doctores, pacientes, auxiliares y guardias de seguridad. Antes de que la llamada pudiera terminar por completo se escuchó el intenso grito que dio el enfermero mientras gritaba que esa cosa se acercaba, luego solo hubo un crujido y el silencio se hizo presente. Las cámaras de seguridad del hospital captaron a una niña que se movía lentamente junto con un muñeco con una enorme sonrisa, fue la única imagen que se pudo tener de la niña a la fecha de hoy, solo se pudo obtener una imagen de scanner de la niña donde se veía como la niña no tenía nada en su interior, solo tenía tintes parecidos a espíritus gritando, pero lo más curioso es que el muñeco que esta traía al momento del scanner tenía un corazón que daba la impresión que palpitaba en la imagen que pudieron recuperar los policías. Cada persona que entraba en el hospital y se quedaba por la noche moría de formas tan grotescas que hasta a los policías les había dado miedo seguir investigando por todo lo que estaba ocurriendo y prefirieron dejar el caso en el almacén de "casos cerrados". Por desgracia este hospital tuvo la desgracia de encontrarse en la misma situación nuevamente, justo en el momento en que necesitaban mucha más ayuda de lo que necesitaban anteriormente, pero ni los policías ni la policía de investigaciones querían brindarles ayuda al escuchar de que se trataba el caso del hospital, era solo cuestión de tiempo para que todos los miembros del hospital sufrieran el mismo y cruel destino de los anteriores miembros del mismo establecimiento.
En una cantina, no muy lejos del hospital, se reunían las personas más peligrosas de toda España a tomarse algún licor que fuera de su agrado. Las peleas no se hacían esperar y las obscenidades que se realizaban eran algo diferentes a las comunes, fue en ese momento en que la puerta de la cantina se abrió y se pudo notar una silueta blanca que empezaba a entrar lentamente con dirección a la barra, era una chica con una chaqueta de color blanco, pantalones cortos grises, guantes de color negro, una camiseta de color gris y su rostro tapado casi por completo, solo dejando ver la nariz, la boca y unos mechones de color blanco. La chica se acercó a la barra y por alguna razón el cantinero le sirvió una copa de vino, pero esta era algo diferente a los otros vinos que se tomaban generalmente, era un vino de color naranjo con una consistencia algo viscosa, cosa que hizo que varios de los matones del lugar la observaran detenidamente todos los movimientos de la chica. De la nada, un sujeto fornido y tatuado se acercó a la chica clavando un cuchillo frente a ella como un modo de intimidarla.
-Tienes mucho valor para venir aquí pequeña, ¿acaso no sabes que aquí te pueden ocurrir cosas malas? -la chica no lo tomo en cuenta y siguió tomando su copa de vino como si el sujeto no existiera, cosa que lo molesto más de lo que ya estaba y la tomara por el brazo con fuerza-oye mocosa, no te creas la gran cosa para ignorarme, he matado a tantas niñas engreídas y tu no serás la excepción esta noche.
La chica dio una pequeña sonrisa que hizo que el sujeto se enfureciera aún más y tomara el cuchillo con fuerza, apuntándolo hacía el cuello de esta en señal de ataque, pero en un abrir y cerrar de ojos la chica se puso detrás de él y apunto a la cabeza del sujeto con un revolver de doble disparo que hizo que el sujeto soltara el cuchillo y comenzara a ponerse nervioso.
-Sujetos como tú son los que me producen un severo dolor de cabeza y no me dejan disfrutar de mi trago en paz, así que te pediré que por favor te alejes de mí rápidamente antes de que coloque una bala en el cerebro, eso te volvería la nueva sensación del lugar, ¿no lo crees así? -dijo la chica teniendo un dedo en el gatillo y mostrando su diabólica sonrisa.
-¿Qui-quién eres?-los nervios del sujeto aumentaban a cada paso que veía que la chica aún tenía la pistola en su cabeza.
-Ella es una de las cazadoras más populares que habita en el mundo, la mejor de su clase, y creo que deberían de tenerle un poco de respeto-decía el cantinero mientras limpiaba un vaso junto con un cigarrillo en su boca-ella es la famosa Sally Hunters.
Todos quedaron sin palabras al oír el nombre de la chica y quedaron, a su vez su cara comenzó a cambiar de color al recordar bien quien era ella y lo que representaba. Esto hizo que, en tan solo unos segundos, la cantina quedara vacía y que el sujeto al cual Sally le apuntaba se desmayó en el acto, sin poder decir palabra alguna por lo que había ocurrido.
-Te has hecho una reputación aquí en España pequeña cazadora, me dejaste sin ningún cliente en tan solo unos-el cantinero dejo el vaso en la barra y boto las cenizas de su cigarro mientras miraba a Sally-es raro verte rondar por estos antros.
-Siento haberte dejado sin clientela, pero vine a este lugar porque se supone que me iba a encontrar con alguien que me iba a dar información sobre una especie de criatura extraña que ronda cerca de este lugar-Sally tomaba de su copa de vino casi por completo, al desviar la mirada nota que en una esquina había una persona que estaba tomando una copa de whisky, se notaba que no era un cliente habitual por el terno que utilizaba y su manera de tomar el vaso desde abajo-si quieres o esperas que me acerque pierdes tú tiempo.
-Lo sé perfectamente señorita Hunters y no espero que lo haga, su reputación la precede y me alegra el saber que quiera ayudarnos con este caso, además, solo vengo a darle la información que había solicitado-el sujeto se levantó ordenándose la corbata y sacando una carpeta de su chaqueta y enviándola a través de la barra con fuerza hasta que llego a Sally-como usted bien sabe, su objetivo es un ente maligno, alias Ingrid, una "niña" que se pasea por los pasillos de los hospitales y que, teniendo la oportunidad, mata a las personas del establecimiento sin dejar a ninguno con vida, otro dato a saber es que la "niña" siempre está acompañada de un pequeño peluche al cual llama Douglas, lo que nosotros le solicitamos que es que encuentre a la criatura y la elimine de una vez, aunque teniendo en cuenta su historial como cazadora, no creo que este sea un trabajo muy difícil de realizar.
-No crea que me conoce señor, recuerde que yo estoy haciendo este trabajo por decisión propia, no porque ustedes me quisieron contratar, el hecho de que este ayudando a su organización no significa que formo parte de esta, ¿he sido lo bastante claro señor? -Sally tomo el documento mientras señalaba al sujeto con algo de ira, haciendo que este solo diera una sonrisa y asintiera con la cabeza-acabare con la criatura antes del amanecer, luego de eso no me volverán a ver más y no quiero que me vuelvan a contactar otra vez.
Sally seguía bebiendo su vino mientras el sujeto comenzaba a caminar hacia la salida, aunque antes de tocar la puerta se voltea y mira directamente a Sally.
-Por cierto, me llamo August, por si le interesa saber, además de que su objetivo se encuentra en el hospital que está a unas cuadras de aquí-August prendió un cigarro a la vez que salía del lugar, Sally prefirió no opinar nada acerca del nombre del sujeto y se levantó de su lugar dejando un billete en la barra haciendo que el barman diera una enorme sonrisa.
En el camino al hospital, Sally comenzó a preparar algunas estrategias en su cabeza para poder atrapar a la criatura antes de que ocurriera lo peor. Al llegar al hospital, Sally sintió un olor a sangre desde el primer momento en que piso el lugar, un olor que se impregnaba en cada pared, piso, ventana y planta que hacía que Sally sintiera algo de asco. Cualquiera creería que esto es normal dentro de un hospital por la gran cantidad de personas que van hacia este lugar, sin embargo, el olor era mucho más putrefacto e intenso de lo que se consideraría "normal" en el hospital, era como si se estuvieran oliendo a 100 cadáveres al mismo tiempo. Sally prefirió ignorar el olor y comenzó a acercarse a donde estaba el lugar de recepción con algo de prisa.
-Hola, busco al jefe del hospital, necesito que lo traiga lo antes posible porque necesito hablar con el seriamente-Sally se puso en una posición algo potente con un tono de autoridad, cosa que hizo que la recepcionista la viera algo extrañada, al ver que la persona que le decía esto era solo una chica con una chaqueta blanca y no dejaba ver por completo su rostro, esto hizo que Sally se molestara-¿entonces puedo hablar con el jefe del hospital o tendré que esperar a que se digne a responderme?
-Lo lamento, pero el director del hospital no se encuentra en estos momentos, por favor vuelva mañana cuando...-en cuanto la recepcionista dijo esto la furia de Sally fue a tal grado que dio un fuerte golpe que llamo la atención de todos los pacientes en lugar
-Bueno, si no se encuentra el director del hospital, ¿con quién puedo hablar sobre el asunto de Ingrid? -cuando Sally dijo ese nombre la enfermera se puso nerviosa y se dirigió rápidamente adentro buscando a alguien que pudiera atender a Sally, esta solo dio un suspiro-eso salió mejor de lo que esperaba.
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