Ciudad de Denver 9:00 A.M.
Una mujer junto a una niña se bajan del auto y caminan hacía la puerta de una mansión, la mujer toca el timbre pero nadie abre la puerta, luego lo vuelve a tocar varias veces bruscamente frunciendo el ceño, luego esperar unos minutos, escucha el grito del dueño de la casa «¡Ya voy!» el hombre abre la puerta con fuerza, al ver quién era se enojó.
—Ay no, vete de aquí Lorens ya te dije que no me molestes más —gruñó el hombre estando en boxers— ¿cuántas veces tengo que gritartelo?
—No me interesa lo que digas —dijo Lorens, en un tono serio ignorando la incómoda apariencia del hombre— ¿recuerdas a Laila?
—¿Quien es Laila? —pregunta en tono molesto de voz.
—Genial, es increíble lo imbécil que puedes llegar a ser. Idiota Laila es tú sobrina ya va a cumplir 8 años en unos días, en realidad no sé porque te destruyes de éste modo —dijo Lorens decepcionada.
Su hermano observó por unos segundos a su sobrina: pelos rubios, piel clara ojos cafés y por un momento en su vida se sintió culpable.
—¿Entonces viniste para mí mansión para recordarme que tengo una sobrina? —preguntó en tono sarcástico.
—No, vine para tú —Lorens se detiene por unos segundos para observar el pasillo que está atrás de su hermano y en el fondo del pasillo logra ver mucha basura y luego continua la conversación—: cochina mansión sabes que no debí hacerlo, fue una mala idea.
Lorens retrocede para dar la vuelta, su hermano entiende rápidamente e intenta cerrar la puerta pero todo cambió. Cuando Laila se mantuvo firme y luego voltea la cabeza y mira a su madre con tristeza.
—Mami nunca estuve con mí tío, además que ni tengo otros tíos, ¡por favor déjame estar con el! ¿si? —suplicó la niña.
—Hija... Eres sorprendentemente manipuladora, pero no tengo con quien dejarte y pues quiero que la pases muy bien en tus vacaciones con el tío Lury.
El hombre las mira confundido.
—¿Mi nombre es Lury?
—Sí, pero Lury suena más divertido —responde Laila rápidamente en tono dulce, tan dulce que su tío la ignora.
—Algo me dice que será un verano muy largo —gruñó el hombre en un tono sarcástico.
—Bueno, hermano aquí te dejo a Laila en sus vacaciones, tienes que seguir con tú vida, ya verás que Laila te subirá el ánimo para que arregles tú vida. Además de igual modo lo tienes que hacer, al menos ayudará a tú higiene porque recuerda que vives con una niña; mientras tanto me iré a Alemania ¡por favor! —saca de su cartera una lista— aquí tienes una lista de las cosas que puede comer mi hija, incluyendo la medicinas contra el asma y las horas que debe usarlas.
Lorens se va rápidamente hacía su carro, su hermano está en shock por todo lo que está sucediendo, pero recapacita rápidamente y la persigue.
—¡Espera! ¿no me diste la medicinas? Que mala madre eres voy a llamar a protección infantil.
—Por dios hermano, eres millonario compralas tú... —dijo Lorens mientras enciende el auto.
—¡También llévatela, no estoy preparado para tener niños —grita nervioso—, incluso odio a los niños por favor no te vayas!
Lorens detiene el auto y baja el vidrio del auto.
—Es el momento de que empieces a organizar tú vida —dijo Lorens en un tono serio de voz—, yo tampoco quiero hacerlo pero es necesario hacerlo, tú sobrina quiere pasar las vacaciones con su tío y yo en Alemania; además tú más que nadie necesita un cambio de vida, todos ganamos.
Lorens enciende el auto y se vá, el hombre piensa en lo que le dijo su hermana: «además tú más que nadie necesita un cambio de vida».
—¡Pues nunca te pedí que me ayudarás a cambiar mi vida! —grita mientras observa alejarse el carro, luego voltea la mirada a su sobrina— ¿tú, tienes hambre?
—Si, mí mami me levantó muy temprano, para ir a tú casa, tío Lury.
—Por favor no me digas Lury, mí nombre es Halt y en la sala dejé un poco de pizza, en alguna parte del sillón —dijo Halt en tono serio— pero mientras tú inicias tú asombrosa búsqueda, yo iré a comprarte las medicinas —dijo en tono de voz infantil.
—Tío que estúpido te escuchas hablando así —dijo Laila incómoda.
Halt se molesta y se acerca a ella.
—¡Hey! ¿que lenguaje es ese? Vamos a poner reglas, regla número uno: respeta a tío, regla número dos: controla tú lenguaje y regla número tres: haz los que te ordene tú querido tío, ahora sí me permites, iré a ponerme un pantalón e iré a comprar tú estúpida medicina.
—¿Me vas a dejar sola, en una mansión tan grande cómo está? —dijo Laila en tono dulce manipulando— podría caer en la piscina o clavarme un cuchillo, que mal tío eres, voy a llamar a protección infantil.
—¿Estas segura de que tienes 7 años? —pregunta Halt mientras observa a Laila con miedo— pero está bien iremos juntos a comprar las medicinas.
Mientras tanto en el auto, Laila está encendiendo la radio y apagandola muchas veces.
—¡Por los mil demonios! ¿No puedes estar tranquila un micro segundo? Apenas nos montamos en el auto y ya me sacaste de quicio, por eso no tuve hijos.
—Está bien mí tío querido —dijo Laila con su dulce voz.
Al escuchar la voz de su sobrina la amargura y el odio que sentía en ese momento disminuyó, luego sin mediar palabras enciende el auto y marchó. Al llegar a la farmacia, Halt empieza a hablar con el farmacéutico y le muestra las medicinas que necesita, pero por el otro lado, Laila observa las distintas medicinas pero en el camino se encuentra una niña de su misma edad, ambas observan un frasco con pastillas de colores en lo más alto del pedestal, iluminando sus ojitos al mismo tiempo que ambas con su mirada sabían que ese frasco se lo iba a quedar una de ellas.
Ambas comienzan a competir, Laila comienza a correr primero hacía el frasco pero la niña, la detiene jalandole los pelos pero Laila le pica los ojos con sus dedos, Laila sube en el pedestal lo más rápido que puede a continuación, la niña enfurecida empieza a subir y luego busca cualquier tipo de pastillas que encuentra y se las lanza a Laila. Aún así Laila aguanta y sigue subiendo al llegar a centímetros de tocar el hermoso frasco luminoso de pastillas de todos los colores, la niña se enfurece e intenta de tumbar el pedestal junto con todo, Laila logra sujetar el frasco de pastillas ahora, el pedestal se cae tumbando los otros en efecto dominó, Halt voltea asustado.
—¡Laila! —grita Halt observando por todos lados.
En el medio del desastre Laila saca el brazo, con el frasco de pastillas intacto.
—Estás bien, ¿a ver qué tienes en la mano?
Halt le quita el frasco de las mano de Laila sin levantarla, luego comienza a leer el frasco.
—Ah no Laila, estás pastillas son para la sífilis, no es para niños no la necesitas.
El farmacéutico, observa asustado todo el desastre.
—Señor, usted tiene que pagar por el desastre, que su hija ocasionó.
—N-no es mí hija, está bien pagaré lo que sea.
—Muchas gracias señor Halt... —el farmacéutico empieza a recordar el nombre— ¿Halt, usted no es el escritor famoso que desapareció?
—No —contesta secamente Halt, mientras toma las medicinas rápidamente y se va del lugar.
Al encender el auto, la niña a través de la vidriera de la farmacia, le saca la lengua a Laila.
En la mansión, Halt empieza a llamar por teléfono.
—Por favor una hamburguesa, con mucha mostaza extra por favor.
Laila interrumpe a Halt, jalando su pantalón.
—¿Que quieres niña? —pregunta molesto.
—Pide por favor una pizza con queso extra.
—No, no quiero pizza, ¿así que porque no vez televisión? —dijo Halt irritado por la presencia de la niña— además la hamburguesa es la mejor comida en el mundo ya me darás la razón cuándo la pruebes.
Laila hace una sonrisa malvada, Halt nota la sonrisa con preocupación mientras pide la orden.
—Niña no se que estés tramando, pero no lo hagas.
—Sería una lástima que mi mami se enterara que mí tío me dió comida chatarra —Laila saca unos lentes de su bolsillo y comienza a leer la lista—, cuándo aquí dice claramente que en la cena no puedo comer nada de comida chatarra.
—¿De dónde sacaste los lentes? Además tú quieres pizza ¿no se supone que es comida chatarra?
—Supongo que sí —Laila comienza hablar como una persona adulta—, pero si me compras la pizza mi madre no se va a enterar de nuestro pequeño inconveniente al menos, que decidas arriesgarte en comprar la hamburguesas pudiendo evitar todo éste inconveniente.
—Niña del demonio, que molesta eres —dijo Halt asombrado y a la vez molesto no podía entender que ella fuera su sobrina— en realidad estoy empezando a dudar que seamos familia. Está bien tú ganas, pediré tú pizza, pero de castigo me vas hacer un masaje en los pies, como verás no eres la única inteligente en está casa —Halt sonríe, se le acerca a Laila y extiende su brazo, le da un toque con su dedo índice en la nariz de Laila—, pequeña niña e increíblemente molesta.
Al llegar la comida Laila y Halt se alegran y se van a la sala a ver una serie en su televisor pantalla plana enorme, se sientan en el sofá a comer juntos pero Laila se da cuenta de que algo falta.
—¿Tío dónde se encuentra el control?
—¿Control? Éste televisor se activa con la voz mira esto —Halt toma un poco de saliva y luego dice—: enciende televisor.
El televisor se enciende rápidamente, mostrando el canal que había dejado Halt la última vez que lo usó, curiosamente era un canal de pornografía pero Halt se dió cuenta rápidamente y le tapo los ojos a Laila y le ordenó al televisor cambiar a otro canal.
—Laila eso que acabas de ver era procedimientos médicos —le explica Halt en tono nervioso, Laila asiente con la cabeza sin tener la menor idea de lo que vió pero luego Halt pensó—: menos mal que no le active el volumen, ni recuerdo a ver visto canales calientes la última vez que ví televisión, debe ser un error de la televisión, vaya dije la palabra televisión muchas veces.
Laila frunce el ceño y en su rostro se empieza a notar un poco incómoda, mientras ve la televisión.
—Tío pero... Yo no quiero ver canales de disparos —dijo Laila en un tono dulce de voz.
—¿Pero que dices? ¡Si en ésta película le matan a un gato a un hombre, pero no sabían que el hombre era un ex mafioso, que ahora irá a acabar con toda su organización criminal! —le responde gritando de la emoción mientras ve la película.
—Pero tío no me gusta esto, además no tiene ponis.
—Espera, espera, espera... ¿que quieres ver tú?
—Quiero ver la película: "Los jóvenes ponis" —le responde la niña, mientras se imagina gritando con emoción— ¡son un grupo de ponis con súper poderes, súper geniales que cumplen sus misiones de la manera más genial y cool que puede existir!
Halt se sorprende, por la actitud de Laila y piensa que fue estúpido y que rotundamente sigue pensando en jamás tener un hijo.
—¿Tú me dices que los ponis con súper poderes es mejor que mí película?
Laila responde rápidamente y asiente con la cabeza, mirando a Halt a los ojos:
—¡Sí!
—¿Como te atreves? Vamos hacer un trato niña inculta, voy a poner los ponis perdedores tontos —dijo en tono de voz totalmente infantil—, pero si no me gusta la película, tendrás que ver la película que yo quiera por toda tus vacaciones.
—Pero si te llega a gustar —interrumpe la niña— tendrás que ver mis películas por todas mis vacaciones y tendrás que hacer el baile genial de pasarela.
Ambos se dan la mano confirmando el trato, luego Halt coloca la película, al principio empieza a dudar pero al pasar las horas...
—¡No me jodas, es la súper mega película animada genial que he visto! —grita Halt al ver el final de la película.
—Tío no es para tanto, además recuerda que tenemos un trato.
—Ay no me digas —se quejó haciendo una expresión de desagrado.
Laila se ríe mientras va a buscar la ropa de modelaje, al encontrar la ropa Halt se la pone sin dudarlo en el baño.
Al pasar unos minutos:
—¿Estás listo? —pregunta Laila emocionada, de ver salir del baño a Halt disfrazado.
—Sí, sólo que el pantalón me queda algo ajustado.
—Tranquilo ya te acostumbraras.
Halt sale del baño modelando: con un pantalón de color dorado muy ajustado sin camisa, una bufanda rosada, gorra de vaquero, unas sandalias puestas y unos lentes de sol geniales. Halt empieza a modelar mientras hace posiciones de modelo, mientras Laila le hace halagos: «que hermosa, estás muy sexy, bella y hermosa, un beso a la cámara aunque no tenga cámara».
Halt recuerda algo y ve la hora en su teléfono.
—Laila lo siento pero ya son más de las 11 de la noche y ya tú tienes que dormir niña infernal —dijo con un tono de voz más amable—, mañana recargas tus baterías.
Le toma el brazo a Laila para dirigirse a las habitaciones de la mansión, suben las escaleras y encuentran un pasillo con cientos de habitaciones que lo único que pensó Laila es que son muchas puertas, sin embargo Halt la hizo subir para el tercer piso de la mansión en dónde podía encontrar más puertas.
—El segundo piso tiene mejores habitaciones, así que puedes escojer una de ellas.
Laila asombrada escoje la primera que ve, al entrar a la habitación observa el gran tamaño y recuerda que en la habitación en dónde ella vivía no era ni la cuarta parte de lo que es esta, después se acuesta en la enorme cama.
—Tío estoy demasiado felíz —dijo Laila mientras que su cara reposa en la almohada gigante.
—Me agrada que te guste —dijo Halt sonriendo.
Halt cierra la puerta rápidamente, para dirigirse a su habitación que está al final del pasillo y como es el dueño de la mansión, es la habitación más grande y cómoda de todas para Halt lo suyo siempre tenía que ser mejor, pero por supuesto era un hombre con mucho dinero, lo suficientemente como para comprarle la vida entera a una persona; siempre vivió sólo y disfrutaba de estar sólo, beber mucho alcohol y convertir su mansión en un cuchitril. Claro si mencionar la fiestas que hacía, pero por lo general siempre se la pasaba sólo y pensativo, como si tuviera una tristeza muy enorme que no puede arrancar de su corazón, algo que lo perturba todas la noches que no le deja avanzar en la vida. Nadie entiende su actitud y la gente siempre se preguntaban: "¿como alguien con tanto dinero y fama se comporta de esa manera?"
Halt se acuesta en su enorme cama, mira fijamente a su techo, luego se le salen unas lágrimas con un recuerdo que lo perturba: «Halt está vestido de traje con una apariencia más joven con un premio en la mano»
—Éste libro, acaba de ganar el premio a mejor libro del año, no saben —dijo Halt de la emoción mientras se le brotan unas pequeñas lágrimas— lo tanto que les agradezco su apoyo en realidad no saben cuánto tiempo trabaje para crear éste libro, no tuve ayuda de nadie y estuve pasando por la peor crisis económica, realmente ni siquiera sabía que mí talento era ésto, ahora van a ver mucho más de mí en los próximos libros.
A Continuación, unos golpes de la puerta le interrumpen el recuerdo a Halt, se levanta y mira la puerta para abrirla, al hacerlo encuentra a Laila.
—Toc toc, tío —dijo Laila con su delicada voz.
—¿Qué quieres? —pregunta secamente el tío.
—¿Puedo dormir contigo? Es que me asusta dormir sola.
—No... —responde en definitivo cerrando la puerta bruscamente.
Luego Halt se acuesta en la cama pero con un pequeño remordimiento, rápidamente cierra los ojos con fuerza pero cada segundo que pasa, no puede con su remordimiento y luego se dispone abrir la puerta.
Al abrirla, encuentra a Laila parada enfrente de la puerta.
—Está bien, puedes dormir conmigo, pero con la condición de que no te muevas mucho.
—¡Sí! Lo sabía —exclamó Laila con alegría en señal de Victoria.
—¿Qué dijiste? —pregunta en tono molesto.
—No, nada...
Laila se acuesta cómodamente, al lado de su tío, pero lo que no sabe Laila es que su tío tiene muy mal dormir.
Amor en Aguaceras.
V
Autor: Denyer Polanco.
Una mujer toca el timbre de la puerta principal de la mansión, Halt se levanta de la cama y enseguida baja abrirla, al ver por el ojo mágico de la puerta Halt no logra ver nada pero acontinuacion empiezan a tocar la puerta cada vez más duro, cuando Halt abre la puerta encuentra una mujer con el cabello corto de color negro parada enfrente de él que le dice:
—¿Halt, por qué?
Halt se asusta y retrocede y ve a su alrededor y ve la misma mujer por todos lados, el corazón de Halt se acelera cada vez más hasta que no aguanta con el miedo y comienza a gritar.
Acontinuacion Halt se despierta gritando de su profundo sueño mientras Laila lo observa asustada.
—¿Estás bien Halt? —le pregunta con los ojos bien abiertos.
Halt se estira lentamente, luego observa la ventana y ve que hay luz del sol.
—Ahora que te asusté, si me llamas por mí nombre —le responde Halt.
Laila le sonríe pero observa que Halt está muy nervioso.
—¿Tío desde cuando no sales de ésta casa? —pregunta Laila mientras observaba el polvo que sobra de la mesa de noche.
—Ya perdí la cuenta pero ya son muchos años —le responde Halt mientras observa la puerta con miedo recordando el perturbador sueño que tuvo.
—Siempre quise ir a la playa —dijo Laila observando a Halt.
—¿Nunca has ido a la playa? —pregunta Halt frunciendo el ceño.
—Nunca, mi madre me dice que es un lugar en dónde está muy contaminado por la popo de las personas, pero al ver los vídeos en televisión veo algo súper hermoso.
—¿Pero que tonterías dice tú madre? Si ella de niña siempre le gustaba ir a la playa, le gustaba abrir la boca —le cuenta a Laila recordando con alegría y nostalgia—cuando nadaba, incluso recuerdo que una vez por accidente mordió una popo de alguien que había dejado su sorpresa en el agua.
—Wow enserio, ¿entonces que esperamos?
—¿Para que o que?
—¿Para que crees tío sinverguenzon? !Vámonos para la playa!
—En ese caso buscaré mis ropa interior playera, nunca salgo sin ella.
Laila y Halt comienzan el plan, Laila corre para cambiarse de ropa y Halt no tan emocionado, al terminar todo ambos se meten en el auto y Halt enciende el auto y avanza hasta salir del garage pero luego se detiene por un segundo antes de irse a observar la casa.
En muchos años Halt no había salido de su mansión, sólo tuvo el valor de irse una vez y fue para comprarle el medicamento a su sobrina ¿pero irse al siguiente día a la playa y pasar unos días allí? Eso difinitivamente era gran reto para Halt, un miedo interno que le recorre el corazón haciendo que el corazón de éste se acelere. Mientras el temor de irse le perturba pero al recordar el sueño que tuvo, Halt toma la decisión de avanzar y salir de allí.
Halt coloca un papel y lápiz en las piernas de Laila.
—¿Bueno, ahora a dónde iremos? Conozco buenas playas México y Venezuela, ha también me gustaría ir a Rusia, el turísmo es excelente, anota los lugares potenciales que deseas ir.
Laila mira el papel y el lápiz con un poco de tristeza.
—¿Tío y sí mejor nos vamos a una playa más cercana? Pienso que es mejor para ahorrarnos un viaje y gastar mucho dinero —propone Laila con la voz temblorosa.
Halt sospecha a juzgar por su tono de voz.
—¿Le tienes miedo a algo en particular de los viajes?
—No, ¿miedo? Jamás le tendría miedo a algo, lo único que me asustaría es ver la factura del costo de los viajes.
—Está bien, no me digas, es irónico que la niña más molesta del mundo le tenga miedo a algo como una factura y más sí no es ella la que la paga —dijo Halt en tono sarcástico— pero sería buena idea vacacionar en Japón, yo podría ir ahora mismo al aeropuerto más cercano y comprar un viaje de primera clase en avión para Japón o buscar mi Jet personal.
La palabra que dijo Halt de aeropuerto y Jet aunque no sabía que era un Jet privado aún le retumba en la mente de Laila.
—¿Y sí mejor vamos a Japón en auto? —propone Laila sonriéndole a Halt.
Al piensa por un segundo y luego deduce el problema con alegría.
—¡Laila! ¿por que no me dijiste que le tienes miedo a los aviones?
—A los aviones nooo idiota, es a las alturas —corrige Laila.
—Es lo mismo, pero recuerda las reglas sobre el lenguaje, niña tonta.
—¿Que decías sobre el lenguaje? —pregunta Laila levantando una ceja en señal de molestia.
—Bueno, soy el creador de las reglas, no hay problemas con el lenguaje. Además tengo la solución a tus problemas, vamos a ir a la playa más cercana en automóvil —dijo Halt en tono emocionado— pero ahora prepárate que será un viaje largo.
Al llegar a la playa más cercana, Halt cambia la dirección del auto para dirigirse a un hotel, para descansar unos días, al oler el aire fresco y observar la hermosa playa Halt pensó en quedarse unos días. Cuándo entran al hotel notan que el hotel es poco simple, no era de lujo pero tiene piscina y eso para Laila era más que suficiente, la mujer que alquila las habitaciones tiene una apariencia juvenil a juzgar por su cara... Se le notaba que no quería estar allí, Halt se dirige hacia ella para alquilar una habitación pero antes de que Halt moviera sus labios para pronunciar una palabra la mujer empieza a hablar:
—Sufrir, nadar, bailar, reír o llorar hago más cosas —dijo la mujer en tono poético— hago más cosas que atender y trabajar.
Laila y Halt se miran las caras confundidos, la mujer los observa con desprecio.
—Es la nueva actuación que voy hacer en el teatro —aclara la mujer— los invito a que me digan algo como una actuación para que vean mi nivel actuación.
Halt la observa con incomodidad.
—Lo siento arruinar su arte pero la mía me espera en el retrete porque —responde Halt en tono descortés— no aguanto las ganas de hacer mis necesidades.
—Ah entonces, no te doy las llaves de la habitación —dijo la mujer en tono de voz manipulador.
—Pero, si yo estoy pagando —gruñó Halt.
—No me interesa querido —dijo la mujer mientras sonríe—, mí hotel mis reglas.
—¿Es tú? Sabes que Laila vámonos a otra parte, eso me pasa a mí por ir a hoteles de mala calidad.
—Tío pero yo quiero estar en éste hotel además quiero ver la actuación —dijo Laila en un tono de voz dulce y que Halt sabe que lo hace para manipularlo.
—Gracias, está ternurita de niña si sabe lo que es el arte, no como su patético tío.
Halt entre cierra sus ojos y frunce el ceño en señal de molestia.
—Veamos la actuación de la vieja, que tengo ganas de ir baño también —se queja Laila mientras toca su vientre en señal de que quiere ir al baño.
La mujer al escuchar lo que dijo Laial se molesta y le da las llaves de una habitación común del piso más alto.
—Disculpe pero yo no quiero una habitación común quiero la mejor que tenga, además mí sobrina le tiene miedo a las alturas así que si me pudiera conseguir una buena habitación con dos camas y en un piso bajo se lo agradecería.
—Da igual, total lo único que van hacer es dormir y comer ahí ¿para que más lujos? Además no necesitan la mejor habitación de un hotel de una vieja ¿o sí? Agradezcan que no les dí la habitación de los horribles monstruos que comen niñas pieojosas —dijo la mujer molesta mirando a Laila, luego le da las llaves de un piso bajo pero de una habitación común.
—¿Ehm? Está bien me quedo con la habitación —Halt toma las llaves y se va del sitio un poco confundido.
Al entrar a la habitación ambos se sorprenden, Halt se sorprendió al ver de qué era algo muy deprimente a comparación de los lujos que tenía pero Laila si estuvo muy emocionada porque era la primera vez que entraba a un hotel y desde el primer piso. Halt saca sus cosas y empieza a ordenar todo para acostarse.
—¿Laila también puedes ordenar tus cosas?
Laila se despierta de su pequeño shock de alegría.
—¿Tío, y si vamos a la playa? Después de ordenar la ropa.
—Pensandolo bien, recordé que ya ahora odio el agua fría y además es de noche.
—Pero... No tiene nada que ver la hora.
—Por supuesto que sí, el frío es un factor muy importante, por ende no quiero bañarme con agua fría; mañana puedes bañarte todo lo que quieras y en dónde quieras.
—¿En dónde quiera?
—Sí pero con eso me refiero a la piscina o la playa y la regadera que a juzgar por el goteo está dañada.
Mientras que Halt ordena sus cosas observa la ventana y observa a través de la ventana la luna llena trayendole un recuerdo:
—Me gusta estar afuera, lejos de todo, acostarme en el césped no ver tetas y hombres golpeandose en los conciertos y observar la luna llena —la mujer reposa sus manos atrás de su cabeza observando la luna llena con una sonrisa y con los llenos de alegría— soy una persona que no cree en los hombres lobos o en los sexis vampiros sin camisa. Pero la luna llena tiene un resplandor tan hermoso que es difícil de describir, da como una sensación de pureza que me llena de felicidad.
La mente de Halt colapsa cuándo escucha la palabra de felicidad de la mujer, haciendo que Halt terminara su recuerdo y saliera de la habitación con desesperación.
Laila se asusta y abre la puerta de la habitación encuentra Halt mirando el suelo con tristeza.
—¿Que te sucedió tío acaso descubriste que eres gay o viste un fantasma? —pregunta Laila en tono inocente—, no seas cobarde tío los fantasmas no existen.
—Yo sé que no, sólo me quedé sin aire eso es todo —Halt se levanta rápidamente y se sacude la ropa— iré a tomar algo de aire en la azotea del hotel. Puedes pedir algo de comer en el servicio a la habitación para los dos para cenar, vuelvo en unos minutos —dijo Halt con tono serio de voz y una tristeza en su mirada— además no soy homosexual.
—¡Como en las películas! —exclamo Laila de felicidad— Pediré: helado, pollo frito... Muchooo pollo frito con mostaza, y yogurt.
—Está bien, sólo no abuses mucho del gluten.
—¿Que es el Gluten?
—No se pero aveces lo dicen en películas graciosas.
Halt cierra la puerta y luego se detiene a pensar por un segundo y suspira lentamente mientras que Laila pide por teléfono el servicio. Halt no logra recuperar fuerzas y luego al levantarse una mujer sale de la puerta de la habitación de al frente de su habitación corriendo mientras se pone la camisa sin ver al frente choca con Halt provocando que se caiga al suelo con ella encima de él, Halt sentía los pechos de la mujer a detalle.
—¿¡Pero que mierda te sucede!? —grita Halt molesto.
—¡L-lo siento señor —se disculpa la mujer mientras intenta ponerse la camisa— es que estoy apurada y estos tontos botones no me dejan ver! Además es que ya no tenía sostén porque estaba reuniendo para comprar un teléfono nuevo.
La mujer se queda callada por un segundo, Halt aún sin verle la cara a la mujer se levanta y se sacude la ropa.
—Tienes que mirar a dónde camines —dijo Halt en un tono más calmado pero sin esconder la cara de molestia.
La mujer logra colocarse la camisa al mismo tiempo que Halt se termina de sacudir y ambos se ven la caras en ese momento que se miraron fijamente algo ocurrió en Halt que no podía describir. Una sensación que la hacía muerta hace muchos años, Halt observa el rostro y los ojos de la mujer por un instante como si el mundo a su alrededor no existía, ni pensamientos, paredes, suelo, ni gente sólo estaban ellos dos; el corazón de Halt empieza a latir sin control una pequeña lágrima brota de su ojo izquierdo, la respiración se volvió lenta todo una mar de sensaciones que siento al ver a esa chica.
—¡Disculpe señor!, soy empleada —se disculpa la mujer apenada por lo sucedido— del hotel y tengo poco tiempo para entregar un servicio de habitación.
Halt voltea la mirada, haciendo como si no le importara.
—No importa...
Halt da la vuelta para subir a la azotea y la mujer sigue su camino. Al llegar a la azotea Halt se sienta a observar la estrellas.
—Esa chica... Me hizo olvidar el mundo por un segundo, no creo sea amor a primera vista, eso es algo que no siento desde hace mucho tiempo, quizás se me pase mañana. Si yo le gustara a ella aún no hay posibilidad de que ella se interese por mí, pero esa chica de cabello negro, ojos cafés, piel clara —dijo Halt en su mente mientras observa la luna— no quiero volver a sentir esto que siento en mí corazón, no lo permitiré porque me prometí que sólo en la otra vida volveré a amar ¡¿POR QUÉ HALT DECIDISTE EN SALIR DE LA MANSIÓN?!
Halt no aguanta más y empieza a llorar pero en silencio mientras observa el cielo.
Acontinuacion entra la mujer que hace las reservaciones con un chico besándose.
—No me subas la falda, mira que aún no soy tuya Danny —dijo la mujer con voz seductora mientras le besa el cuello a el hombre.
Halt se siente un poco incómodo y decide levantarse e irse pero el Danny se da cuenta de la presencia de Halt.
—¡Oye tú, ¿acaso nos estabas espiando?! —gritó Danny mientras apartaba sus labios de los de la mujer.
—No, para nada sólo estaba observando el cielo, créeme.
Danny se acerca a dónde está Halt muy molesto.
—¿¡Acaso eres novio de mí Cielo!?
—¡¿Que?! ¿Acaso tú novia se llama cielo?
La mujer está totalmente tranquila y borracha, ella sujeta a Danny de un brazo.
—Amor el es un perdedor jamás me acostaria con perdedores y tú lo sabes mí bebé que lo ascendieron de acompañante de conductor de autobús.
Danny se tranquiliza y vuelve a besar a la mujer mientras que le hagarra una nalga.
—Tienes razón amor.
—Bueno, todo quedó arreglado, mejor me voy.
Halt se da la vuelta acontinuacion Danny detiene a Halt poniendole la mano en el hombro, luego le da un golpe en el estómago de Halt con todas sus fuerzas.
—Eso es por espiarnos y decirle "mí Cielo" a mí Cielo ¿ok?
Halt se inclina un poco pero luego se pone derecho para irse a su habitación.
—El idiota pega muy fuerte, hace mucho no sentía tanto dolor ¿no se cuándo el pensó que le dije mí Cielo a esa chica? —dijo Halt en su mente.
Al llegar a la habitación encuentra a Laila comiendo y viendo televisión, Halt apaga la televisión y le quita la comida, pero al ver la cara furiosa de Laila le regresa una pequeña porción de perros calientes.
—Ya es muy tarde y no puedes comer tanto de noche, eso te provoca pesadillas y de las feas.
—Está bien Lury —gruñó Laila mientras se acomoda en su lado de la cama.
Halt apaga las luces y luego se acuesta mirando fijamente hacia arriba, Laila notó que Halt estaba pensativo.
—¿Lury como te fue en la azotea? —pregunta Laila con mucha curiosidad.
Halt sonríe y recuerda rápidamente como flashback cuándo sintió los pecho de la mujer cuándo la observó y de la gran sensación que tuvo al verla.
—Me fue... —exhala profundo— inolvidable... —luego recuerda el golpe del hombre y después se molesta— bueno un poco olvidable.
—Por favor Lury, te pido que no te eches tantos gases que ya casi ni duermo.
—¿Es enserio? Dime Halt, no Lury y el que primero lo huele debajo lo tiene.
—Que asqueroso eres con eso matas a cualquiera.
—Está bien, duerme sola entonces además justo al lado de ésta cama está la tuya, ahora duerme profundo hasta mañana por favor tuve un día muy largo.
—Con esos gases, no dudo que dormiré profundo, pero quisiera vivir lo suficiente para amanecer viva que ni madre se echa peores gases.
Halt se voltea hacía dónde está Laila.
—Para tú información tengo gases por el estrés —dijo Halt en tono serio— a mí no, se me cae el cabello ni me salen manchas en la piel así que se puede decir que es por estrés, y por cierto soy feliz durmiendo sólo al lado hay otra cama.
—Está bien haz lo que quieras —dijo Laila disgustada.
—Gracias —Halt se voltea y cierra los ojos.
—Aunque todo fuera más divertido si no hubieras apagado la televisión.
—Por favor, mantenme.
Halt se levanta de la cama y enciende el televisor.
—¡Gracias tío bello!
Laila le da un beso en el cachete a Halt y se vuelve a acostar, Halt siento mucha alegría en su corazón una sensación que con amargura trata de extinguir, luego Halt abre sus ojos y saca su teléfono y le pone la alarma después se acuesta a dormir.
La alarma del teléfono de Halt suena a las 5:00 de la mañana aún no salió el sol pero en el ambiente se escucha un silencio tranquilizador, acontinuacion Halt se levanta con cuidado para no despertar a Laila y después empieza a buscar su ropa deportiva, se coloca unos shorts de color negro, unos zapatos deportivos de color blanco y negro y una camiseta blanca. Para Halt no le pareció la ropa más adecuada para la ocasión pero tampoco estaba en sus planes salir, pero algo dentro de él le pareció bien hacerlo ya que necesitaba estar sólo y tomar aire puro.
Ya listo Halt sale con cuidado de la habitación, luego sale del hotel y después se pone a trotar en la cera cerca de la playa, para Halt le deba como una sensación de felicidad ya que tenía muchos años que no trotaba, sus piernas ya no eran las mismas que antes pensó Halt. Así que decidió descansar unos segundos en el primer banco que viera; a lo lejos logra ver un banco con una mujer sentada pero no logra distinguir bien al acercarse logra observar de que está vestida de deportivo y Halt llegó a la conclusión de que ella al igual que él se estaba ejercitando.
Al llegar se sienta al lado de ella pero sin verle la cara, ya que Halt estaba agotado y apenas estaba tomando la respiración, la mujer tiene unos audífonos puesto con la cabeza agachada como si miraba al suelo. Halt no tarda en darse de cuenta que la mujer estaba totalmente quieta y eso le provocó un poco de miedo hizo que le pasara muchos pensamientos por la cabeza, ¿una mujer sola, inmóvil, en silencio? No era muy común pero era posible ya que los pensamientos de él fueron totalmente destruidos con la simple respuesta que el mismo se había echo: «Pero yo también estoy sólo, en silencio e inmóvil por lo cansado y no soy un fantasma» la mujer alza su cabeza lentamente y luego la sacude, después voltea a mirar a Halt.
—¿Que hora es? —preguntó la mujer mientras bosteza.
Halt tiene el corazón un poco acelerado por los nervios pero luego se calma poco a poco al ver que es nada menos que la chica que tropezó con el ayer en la noche.
—¿E-eres tú, que haces en un sitio como éste a esta hora? —pregunta Halt con alegría.
—Estaba trotando pero luego me sentí cansada, puse la música para no quedarme dormida pero al pasar un rato, igual me quedé dormida hahahaha —explica la mujer riéndose mientras intenta visualizar a Halt.
Para Halt la voz de esa chica era dulce y cariñosa que escucharía todo el día con mucho gusto, ver su rostro por segunda vez le hizo sentir mucha emoción, ya que la posibilidad de hacerse el "duro" ya no era una opción para el.
—Tú música para no dormirte tiene algunos fallos, ya que terminaste dormida.
La mujer le regala una pequeña sonrisa pero aún con mucho sueño arrecuesta su cabeza en el hombro de Halt. Los nervios de Halt se alteraron en un segundo, Halt no podía creer lo que estaba pasando, mientras pensaba en ¿que decir o que hacer? Cada segundo era una tortura de nervios y amor a la vez mientras que pensaba una palabra para decirle algo.
—¿Dormiste bien anoche? —pregunta Halt con la voz temblorosa— ¿Que estupidez acabo de decir? —se pregunta en su mente arrepintiendose de lo que dijo.
—Tuve mucho trabajo, esto de trabajar por mí cuenta —explica la mujer moviendo la boca con dificultad por el cansancio y sueño que tiene— me está costando mucho esfuerzo físico, era una mala idea salir a trotar a esta hora que tonta soy he he.
La brisa a esa hora se intensifica haciendo que al pasar por el cuerpo de la mujer y Halt les comienza a dar mucho frío, la mujer empieza a temblar Halt se pone a debatir en su mente ¿abrazarla o no? Acontinuacion la mujer acuesta su cabeza en el regazo de Halt.
Pero luego la mujer despierta y se levanta rápidamente.
—Ya me estaba durmiendo de nuevo —la mujer mira el rostro nuevamente de Halt, pero esta vez logra visualizarlo y recordarlo al instante— ¿eres el chico de ayer?
—Sí, ese mismo —responde Halt en tono serio.
—Ehm, no nos presentamos correctamente —dijo la mujer mientras se amarra su cabello con una cola y se hace una cebolla— mí nombre es Beatrice.
—¿Beatrice, Acaso no es un nombre italiano?
Beatrice sonríe.
—Es correcto, "la que lleva la alegría" lástima que para mí padre no fue lo mismo —dijo en tono triste.
—A mí sí me das alegría —dijo en tono dulce.
Beatrice se muerde los labios con una expresión en su rostro de alegría.
—¡Oh! Nunca me han dicho eso, el último que dijo eso era mí ex —dijo Beatrice en un tono alegre de voz— pero por desgracia cuando le dije que ya no lo quería, el intentó secuestrarme y quemar mí casita.
Halt sonríe de media mejilla y luego sube su la cabeza lentamente mirando al cielo.
Beatrice se sorprende al ver la reacción de Halt.
—Entonces tú novio debió ser una patética persona —dijo Halt en tono serio.
Beatrice se quedó asombrada por lo que dijo, abrió un pequeño recuerdo que yacía destruido en su mente:
Un hombre alto y esbelto regaña a Beatrice cuándo ella era una niña:
—Solamente eres una niña, tienes que casarte con el.
Una mujer con vestido rojo mientras se paseaba por los Jardines habla con Beatrice cuándo tenía unos 11 años:
—No sirves para nada arruinas el apellido de la familia ahora tendrás que compórtate cómo tal, eres la hija y tú debes ser la esposa.
Sus recuerdos se cambian y luego llena su mente en una enorme nube de fuego, muchas personas saliendo de una mansión gritando, acontinuacion Beatrice termina de recordar el pasado agitando su cabeza.
—¿Disculpa Halt dijiste algo?
—Sí, te pregunté que a dónde irás más tarde —se explica Halt— pero de la nada te quedaste quieta.
—Ah sí disculpa —Beatrice mira la hora en su teléfono y se dió cuenta de que ya eran más de las 6:00 a ver la hora se asombra y luego se levanta rápidamente.
Halt la mira levantarse nerviosamente.
—¿Que sucede?
—Voy tarde al trabajo y no puedo perder mucho más tiempo, no puedo perder éste empleo lo siento —le responde Beatrice apurada— fue un placer charlar un rato contigo Halt ahora me tengo que ir.
La mujer comienza a correr hacía el hotel con rapidez, no le dió tiempo a Halt de decir una palabra, luego se levanta.
—No me dió tiempo de pedirle su número, pero lo haré luego, ya tengo que ir a la habitación, ojalá Laila no se haya despertado.
Halt se va trotando de vuelta a la habitación del hotel, al llegar exactamente a las 6:30 de la mañana, Laila aún permanecía dormía, luego Halt sin pensarlo dos veces se acuesta a dormir, en cuestión de segundos se queda dormido profundamente. Laila despierta a Halt a las 9:00 en punto, Halt abre los ojos con dificultad pensó que las horas pasaron volando.
—¡Tío bello de mí corazón! Despierta que ya tenemos que irnos a la playa —le gritó Laila mientras se viste.
Halt se levanta aún con mucha pesadez en el cuerpo ya que aún le quedaba mucho sueño. Después se dispone a cepillarse y arreglarse.
Al llegar a la playa la alegría de Laila era fácil de notarla, la expresión de su rostro la almaceno Halt muy dentro de su corazón pero sin evitar esconderla en su rostro serio.
—¡Wow! ¡Tío es preciosa! —exclamó la niña con alegría.
Halt compra rápidamente una pelota de playa de esas de las que son transparentes y luego se lanza en la cabeza de Laila haciendo que ella se caiga en la arena al tener contacto con la arena caliente se le quema sus piernas y trasero haciendo que se levante rápido, ya que era la primera vez que está en la playa.
—Ha ha lo siento Laila es que no —dijo Halt mientras se ríe— es que no pude aguantar las ganas de molestar a mí pequeña sobrina —le toca la punta de la nariz con su dedo índice.
Laila le quita la mano con molestia.
—No le veo lo gracioso además no me dijiste que arena era tan caliente —Laila se da la vuelta y cruzas sus manos en señal de molestia.
—Para eso está el agua fría para refrescarte, diviértete estás en la playa, te invito a comer helado mientras hacemos castillos de arenas y...
—¡Nadamos! —dijo Laila interrumpiendo a Halt.
—¿Nadar? Disculpa arruinar ese pequeño deseo pero lo siento yo no sé nadar, soy como ese personaje de videojuegos que no sabe nadar.
—¿Pero como vamos a disfrutar del mar?
—Ví hace unos minutos un hombre alquilando un bote, así que gracias a mí basta experiencia como navegador oficial de yates, no es un problema navegar un tonto bote de madera.
—¡Vamos tío, ya quiero ver más cosas geniales de el increíble mar!
—Esta bién pero no me digas "tío" empiezo a creer que eres de española, prefiero que me digas Halt.
Laila se ríe.
—Nah prefiero decirte tío.
—Se que te ríes porque te gusta molestarme ya conozco tus intenciones he.
Halt camina junto a Laila para hablar con el hombre que alquila botes.
—Hola señor, me gustaría...
El señor interrumpe a Halt con la mano.
—Señor Walf —corrige Walf.
—¿Está bien, señor Walf?
—Ahora sí, ¿que quiere señor?
—Necesito un bote señor —Halt observa los tres botes que tiene— ¿cuanto pide usted para usarlos una hora?
—Bueno soy un hombre humilde y sé que muy dentro de usted tiene esa feroz gana de surcar los mares con ésta tierna niñita.
—Pudrete —le dijo Laila mirando a Walf con enojo.
Halt se siente apenado.
—Laila... ¿que dijimos de las groserías?
—Me dijo tierna y yo no soy tierna —le responde Laila mientras no aparta la mirada llena de furia.
—Digame el precio señor Walf.
—Son doscientos dólares la hora.
—Echo, aquí tienes tú dinero que aunque está un poco caro, para cualquier persona en el mundo.
—Ese es mí precio ¿o prefieres alquiler un bote de los Sexis Jonhs? —le dijo Walf luego le señala en dirección al otro lado en dónde alquilan botes.
Halt observa a dónde le señala Walf y ve a dos hombres alquilando botes semi desnudos y con ropa interior femenina.
—Sí alquilas unos de sus botes —añade Walf— unos de los Johns te va a dar un tour, al menos si yo te alquilo un bote lo podrás usar tú sólo sin necesidad de que yo te acompañe.
—N-no me quejo, ya decía yo que esos precios están bien buenos, ¡vamos Laila!
Halt se monta en el primer bote que vé.
En el otro lugar de la playa Beatrice toma camina arriba de una enorme roca alta, que queda en la playa con la intensión de observar todo el mar desde ese lugar.
Laila observa y toca el agua con mucha emoción, Halt la observa escondiendo su alegría y se le ocurre una idea al ver las rocas enormes que están en la playa.
—Abajo de esa roca grande se encuentra una sirena ¿quieres comprobarlo Laila?
—¡¿Sirena?! —grita Laila con asombro.
—Eso dije —Halt para de remar— las sirenas son seres humanos mitad pez que se escondes en las profundidades del mar, para que los humanos tontos no las vean y las coman los finés de semanas como pez a la parrilla —le cuenta en un tono de voz grave.
—Yo no soy una tonta humana.
—Lo sé, dicen que las sirenas aparecen una vez cada cien años para secuestrar a una niña pura de corazón.
—¡Entonces hay cazarlas!
—La idea es irnos de la playa no cazarla.
—Tío debemos ir hacía la roca para atraerla y luego tú la cazas, ¡así que ahora rema sin parar!
—Odio ser tío —murmuró Halt mientras rema en dirección a la roca.
Al llegar abajo de la roca gigante, Beatrice se levanta para irse pero en la punta de roca gigante estaba babosa ya que el agua chocaba con ella con fuerza, Laila se pone a ver el agua con la esperanza de ver una sirena mientras que Halt con los brazos abiertos se quejaba y le explicaba a Laila de que no iba a encontrar nada. Beatrice se voltea y sin poder controlar los pasos se resbala con lo baboso de la roca y cae desde la punta, Beatrice grita con mucho miedo, Halt voltea la cabeza hacia arriba y se da cuenta de que alguien se está cayendo, Halt rápidamente se mantiene parado con los brazos abiertos esperando a que caiga en sus brazos.
Beatrice cae con mucha velocidad en los brazos de Halt pero Halt no soportó el peso de Beatrice en sus brazos terminan cayendo ambos al agua.
Halt no sabía nadar, su madre una vez le dijo para entrar en clases de natación cuándo era niño, pero Halt rechazó su propuesta el era un niño que no le gustaba el deporte y que su atención principal se centraba en jugar con su montón de jueguetes, pero en su adolescencia siempre tuvo ganas de hacerlo pero no pudo ya que no tenía trabajo y no podría pagarse unas clases de natación. Ya que cuándo se hizo enormemente millonario y famoso en su adultez olvidó por completo ese deseo de nadar.
Beatrice logra mantener un control cuándo cae al agua ya que ella sí tenía experiencia en la natación y sube rápidamente hacía la superficie en cambio Halt sigue sumergiendose en la fría y profundidad del agua mientras que intenta con todas sus fuerzas de retener el poco aire que había tomado, esos intentos se vuelven cada vez más inútiles al pasar los segundos sus fuerzas se acaban.
Laila al ver que Beatrice salió del agua y Halt no, ella con desesperación le grita a Beatrice.
—¡Él aún sigue en el agua, no sabe nadar!
Beatrice sin pensarlo se sumerge de nuevo, los ojos de Beatrice le empiezan a arder por lo salada del agua pero intenta forzar la vista para encontrar a Halt.
Acontinuacion encuentra a Halt en el suelo completamente inmóvil, Beatrice comienza a nadar con todas sus fuerzas a dónde yace Halt.
Halt pierde el aire ya que nunca en su vida a podido aguantar la respiración más de un minuto, las fuerzas de su cuerpo las pierde cada vez más rápido mientras muchos pensamientos pasan por su cabeza:
—¿Ya voy a morir? Intenté matarme muchas veces pero no pude, vivir sin tí era el motivo perfecto para morir —dijo Halt estando en su casa hablándole a una mujer que está parada enfrente de él.
La mujer se acerca y le acaricia el cabello con delicadeza.
—Halt, es momento de que seas feliz... —le dijo la mujer con una voz cálida y dulce.
La mujer se aleja y la casa en dónde se encuentra se empieza a llenar de agua por todos lados haciendo que se destruya.
—¡ESPERA NO TE ALEJES, POR FAVOR!
Halt abraza la mujer con todas fuerzas, y después la besa mientras se le caen las lágrimas.
La casa se va destruyendo mientras Halt besa como nunca había besado a esa mujer, al despertar lo primero que logra ver es a Beatrice dándole respiración boca a boca, Halt se asombra pero aparta a Beatrice para vomitar agua que había tragado.
—Vez que te dije niña, soy buena salvando vidas.
Halt le da un poco de vergüenza de que Beatrice le haya salvado la vida al mismo tiempo que se asombra la coincidencia de que exactamente fuese sido ella.
—Beatrice muchas gracias por haberme rescatado —le agradeció Halt con un tono de voz baja por la pena que siente.
—¡No te preocupes, tú me salvaste también, no gastes tus energías! —exclamó Beatrice con alegría ya que la presencia de Halt le alegraba.
Laila con curiosidad mira a Halt y Beatrice.
—¿Acaso ya ustedes se conocían? —pregunta Laila mientras los mira.
Halt y Beatrice se ponen nerviosos y empiezan a decir al mismo tiempo cosas como: «Sí, no, un poco, fue hace poco».
Al llegar a la orilla de la playa.
—Oye antes de que te vayas, ¿podríamos salir? —pregunta Halt con timidez.
Beatrice le contesta que sí rápidamente, mientras exprime el agua salada de su cabello.
—¿Echo entonces te espero a las nueve?
—No, a las díez, ya me tengo que ir al trabajo.
Laila le jala el brazo a Halt.
—Tío, ya tengo frío.
Halt se queda a observar a alejarse a la mujer por un segundo luego voltea a ver a Laila.
—Ya vámonos al hotel, tenemos que quitarnos está agua salada —dijo Halt en un tono muy feliz de voz, tan feliz que hace preocupar a Laila.
Pasan las horas y ya se hacen las 10:00 de la noche y Halt se viste de traje y le contrata una niñera a Laila, como Halt recordó que ella estaba hospedada en la habitación de al frente, Halt se paró firme enfrente de su puerta y tocó la puerta.
Estaba comenzando a llover Beatrice se encuentra saliendo del centro comercial pero había recordado de que tenía un compromiso con Halt y acontinuacion se dispone a ir al hotel.
Halt toca por secta vez la puerta pero con tristeza, una anciana que hace el mantenimiento en la habitaciones se acerca a Halt.
—Si buscas a Beatrice ella de seguro ya salió para otro sitio.
Halt le agradece con tristeza y se da la vuelta para entrar a su habitación pero antes de abrir la puerta se detiene un segundo para pensar:
—Era de esperarse ¿quien desearía ir a una cita con el chico que le salvaste la vida ese mismo día? Pero no quiero regresar a la habitación tan pronto, mejor me iré a caminar un rato —pensó Halt mientras sujeta la perilla.
Halt da la vuelta y toma el ascensor.
Beatrice no estaba muy lejos del hotel así que ya estaba a una calle de llegar al hotel, así que cuándo cruza un auto la intercepta. Un hombre de apariencia corpulenta vestido de traje sale con mucha velocidad del auto, Beatrice se sorprende y se paraliza por los nervios; el hombre alcanza a sujetarle los brazos delgados de Beatrice con mucha fuerza a tal punto que le causa daño.
Download MangaToon APP on App Store and Google Play