Las sombras del pasado es una novela ambientada en la época de 1850 en Ecuador cuentan como un amor obsesivo y enfermizo puede cambiar el futuro de varias personas, Genoveva ama a David desde su adolescencia y esperaba que él le hiciera una propuesta de matrimonio, pero esto nunca sucedió, David frecuentaba su casa porque sé
encontraba enamorada de su hermana Camila a quien intento cortejar por meses
sin tener una respuesta afirmativa hasta que descubrió la verdadera razón de su rechazo Camila se encontraba enamorada de otro hombre al cual ya se había entregado lo que causo el enojo de David quien junto a Genoveva se encargaron de asesinarlo, tras esto David estaba dispuesto a olvidar que no era virgen y tomarla como esposa, lo que no esperaban es que ella volviera a rechazarlo y
estuviera embarazada.
Después de varios meses Camila dio a luz, aunque la partera hizo todo lo posible para que ella estuviera bien murió tras el parto, en ese momento Genoveva estaba desesperada
y llamo a David quien acudió de inmediato a verlas donde se enteró del fallecimiento de Camila, siendo él quién tomara la decisión al respecto de la vida del recién nacido lleno de ira decidió que lo abandonen en el bosque.
- Solo él – David señala al bebe -, solo este bastardo es culpable de la muerte de mi
Camila, no merece vivir lo único que trajo a esta casa es desgracia ¡Es un maldito bastado!
- Entiendo tu dolor quien murió fue mi hermana – menciona Genoveva entre lágrimas -, sé que es un bastardo, no puedo atentar contra la vida de mi propia sangre o en nuestra familia caerá una desgracia.
- ¡Por favor no digas tonterías! La decisión está tomada el bastardo tiene que morir.
Es así como una decisión cambiaría la vida todos, el cochero que era encargado de dejar al niño en el bosque no pudo hacerlo y se lo llevo a su casa donde lo criarían, mientras que David se fue al extranjero sin importarle las súplicas de Genoveva, así que ella en vuelta en la soledad y desesperación se casó con un hombre por el cual no sentía aprecio.
Tras cinco años David anuncio su regreso, Genoveva estaba feliz de que volviera, aunque en ese tiempo tuvo un hijo que ahora tiene 4 años nunca pudo amar a su esposo, por lo
cual, siempre tenían problemas y constantes discusiones. Ella no esperaba que él volviera casado del extranjero y con dos hijas de un 1 año que eran gemelas lo único que las distinguía era su color de ojos, mientras Minerva tenía los ojos azules como su madre, Leonor tenía los ojos cafés como su padre, ambas de cabello castaño, situación que molesto a Genoveva quien no estaba dispuesta a permitir que una mujer que no fuera ella estuviera a lado del hombre que amaba, así que decidió ser amiga de Trinidad (esposa de David) para frecuentar su casa
sin problemas.
- ¿Dónde está David? – pregunta Genoveva
- Se encuentra en el campo – menciona Trinidad.
- Yo no entiendo por qué le gusta andar por ahí, ensuciándose las manos.
- Ya lo conoces le gusta estar pendiente de todo, por favor pasa siéntate. Me han contado que en el pasado mi esposo te ayudo con la administración de tu hacienda.
- Antes de irse nos ayudó, cuando nuestros padres fallecieron yo no sabía cómo llevar
una hacienda y en ese momento David – sonríe -, fue nuestro salvador.
- “Nuestro” ¿a quiénes se refiere?
- Yo tenía una hermana que falleció, no importa querida mejor cuéntame ¿Qué tal va
su matrimonio? David es un hombre exigente, que le gusta que las cosas se hagan de cierta manera.
- Tienes razón, conmigo es hombre amable, cariñoso, incluso estoy embarazada de nuevo.
- ¡No es eso no es posible! – grita.
- ¿Por qué?
- Por … Porque yo llevo más tiempo de casada y aún no tengo otro hijo, tienes que cuidar tu salud, no puedes estar teniendo hijos en cada momento.
Lo que Trinidad no sabía que esa noticia causaría la furia de Genoveva quien ahora estaría dispuesta a todo para quitarla de su camino, es así como durante varios meses
trato de asesinar a Trinidad, pero sus intentos fallaron, ya que, siempre estaba con David o algún empleado, es así como harta de todo en una de sus visitas con la excusa de ver a la recién nacida logro encontrar a David solo en el despacho y le declaro su amor.
- David es un gusto verte, en las ocasiones que he venido a la casa no te he encontrado
– sonríe.
- Sabes que me gusta supervisar toda la labor que se hace en el campo, ¿Cómo has estado?
- Bien, la verdad hay algo que me atormenta que no me deja vivir tranquila.
- Me puedes decir lo que sea, somos muy buenos amigos – la toma de las manos -, si
puedo ayudarte gustoso lo hare.
- Es algo que he guardo por años, no puedo soportarlo más, desde el primer momento
que te vi me enamore de ti – David le suelta las manos -, incluso ahora te amo, eres el único hombre que podre amar en mi vida.
- Siento no poder corresponder a tus sentimientos, ni en el pasado ni ahora, yo amo a mi esposa y tú te encuentras casada, tienes un hijo debería ser la unión más fuerte entre ustedes, deja entrar a tu corazón a tu esposo, para mí esta conversación jamás ocurrió es mejor que te retires de mi casa.
El tiempo trascurrió, pero Genoveva no podía olvidar el rechazo de David, así que un día
con la excusa ver a las niñas sube junto a Trinidad al piso de arriba, al momento en que se disponían a bajar Genoveva la empujo por las gradas situación que fue observada por David que como todos los días llegaba almorzar con su familia.
- Trinidad – David alza con cuidado su cabeza -, Trinidad por favor dime algo ¡Ayuda! –
grita -, ¡Necesito ayuda!
Enseguida los empleados acudieron a ver que sucedía, al mirar lo que pasaba enseguida fueron por el doctor, David de forma cuidadosa tomo a su esposa en brazos y la subió a su habitación, donde desesperado esperaba la llegada del médico.
- Fue … Fue un accidente – menciona Genoveva nerviosa -, me iba a caer y … Y termine empujándola, perdón …
- ¡Lárgate de mi casa! – grita David.
- No fue mi intención
- ¡Vete! – la toma del brazo -, no quiero verte en este lugar porque no sé de qué seré
capaz si te vuelvo a ver ¡Fuera!
Genoveva se marchó del lugar angustiada al verse descubierta, por otra parte, el doctor
atendía a Trinidad quien se encontraba golpeada y tenía una herida en la cabeza, tras asegurarse que su esposa se encontraba bien y que mejoraría fue en busca de Genoveva.
- ¡Genoveva! – grita David en la estancia -, ¡Baja de inmediato!
- ¿Qué sucede? – pregunta Mario esposo de Genoveva -, amigo ¿Por qué gritas en mi casa
de esa manera?
- Tu esposa empujo a Trinidad por las gradas, no te parece motivo suficiente para estar enojado.
- No, eso no puede ser ella no sería capaz de eso- dice sorprendido
- Yo fui testigo - se golpea el pecho-, de lo que hizo, ya que ella no bajara y porque te tengo respeto dile que nunca vuelva a mi casa, no es bien recibida y que agradezca los años de amistad que tuvimos de lo contrario sería capaz de matarla.
David tomó la decisión de volver a Europa junto a su familia en cuanto Trinidad se recuperó, dejaría alguien de su confianza a cargo de la hacienda y se marchó. Con este
acto parecía que toda relación entre los Castillos (David y su familia) y Frago
(Mario y su familia) era imposible, pero el destino se encargaría de unirlos.
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Tras la muerte del hombre de confianza de David la familia Castillo tiene que regresar a
Ecuador, pese a las negativas de una de sus hijas Minerva quien deseaba quedarse en Europa y ahí presentarse ante la sociedad en el viaje se encontraran con Daniel Torres aquel niño que debía ser abandonado en el bosque y morir, surgiendo así una relación pasional entre Minerva y Daniel, Amelia (hermana menor) se encargaba de encubrir sus encuentros, ya que su hermana le decía que amaba a ese hombre.
- Minerva estás segura de lo que haces, si nuestros padres se enteran tendrás varios
problemas – menciona Amelia mientras sigue a su hermana por el barco.
- Tranquila nadie sabrá de esto – Minerva sonríe -, recuerda es un secreto.
- Es un secreto por ahora, me prometiste que él pronto hablaría con nuestros padres para pedirte en matrimonio.
- No entiendo por qué te preocupas tanto, ya tienes edad para divertirte, lo de llegar virgen al matrimonio ya no importa.
- La verdad no importa – detiene a Minerva -, ¿Qué sucede si terminas embarazada? No
has pensado que él solo juega contigo.
- No Amelia, te aseguro que él me ama.
- ¿Y tú lo amas?
- Amarlo, pequeña a un hombre como él no hay que amarlo porque no tiene fortuna alguna y yo no voy a vivir en la pobreza, aprende esto un hombre sin fortuna no sirve
como esposo nosotras hemos sido criadas en la riqueza y no vamos a dejar nuestro estilo de vida por el amor, del amor no se vive, no se come, por eso solo paso un buen momento con él.
- Hace un momento acabas de prometerle que te casarías con él, yo lo escuché.
- Una promesa absurda, sin sentido solamente era para complacerlo.
Durante toda la travesía Minerva mantuvo una relación con Daniel, un día antes de desembarcar se despidieron.
- Esta es nuestra última noche juntos – Daniel comienza a vestirse -, te prometo que en cuanto resuelva un asunto urgente en la costa iré a buscarte y nos casaremos.
- Claro no te preocupes yo te esperaré – decía minerva con ironía -, tomate todo el tiempo que necesites.
- Te juro que cumpliré mi palabra, yo te amo los días separados serán una agonía para mí – besa la mano de Minerva -, muy pronto nos volveremos a ver.
Al siguiente día tras desembarcar Minerva no le dio más importancia a la relación que tuvo con Daniel, para ella todo era pasajero, había disfrutado de sus encuentros, pero no estaba dispuesta a pasar el resto de su vida con él, ya que en el trayecto cuando ella le pregunto por su fortuna, él respondió que administraba los negocios de un hombre adinerado, pero que si ella lo aceptaba así nunca le faltaría nada dentro de sus posibilidades que trabajaría para que tengan una vida cómoda, aunque algo modesta, en ese momento Minerva no le dio importancia a su clase social con la información proporcionada ella solo lo veía como algo pasajero, espera encontrar un pretendiente mejor.
Mientras que la familia Castillo tenía que continuar su viaje hacia la Sierra para llegar a su hacienda, Daniel buscaba en el puerto a su madre adoptiva Lorena Basurto quien junto a su esposo Antonio Ligumbe lo criaron durante su niñez y lo había tratado como a su hijo hasta que Antonio falleció, hace años que únicamente sabía de ella por cartas que le llegaban a su benefactor quien le envía dinero para que ella no sufra penurias. Ahora lo único que deseaba era verla de nuevo y pronto su deseo fue cumplido.
- Señor Pardeaz, Daniel Pardeaz – se acerca un hombre a Daniel.
- Si soy yo, puedo ayudarlo en algo.
- Es un placer conocerlo, me presento soy Fabrico Ruiz su administrador en estas tierras, la señora Lorena Basurto nos espera por favor acompáñeme.
Así fue como el señor Ruiz guió a Daniel hacia Lorena, en cuanto la vio él pudo reconocerla corrió abrazarla.
- ¿Daniel? – pregunta asombrada Lorena -, hijo cuanto has crecido, casi no te reconozco.
- Madre – la abraza -, disculpe mi emoción, por favor deme su bendición.
- Mi hijo – le da la bendición -, vamos a casa, yo cocinare algo muy delicioso para ti.
Daniel se despidió del administrador y acordó una cita en la tarde para hablar sobre sus
negocios, después se retiró junto a su madre adoptiva emocionado por volverla a ver y deseaba convencerla de marcharse juntos a la Sierra, ya que es la única familia que le queda.
- ¡Juana! ¡Juanita! – grito Lorena mientras va de la mano de su hijo -, ven, rápido – enseguida aparece una negrita joven hermosa.
- Señora – agacha la cabeza -, ¿Qué necesita?
- No tienes que agachar la cabeza, él es mi hijo si él no te respeta no te preocupes yo lo pongo en su lugar – dice Lorena viendo a Daniel fijamente -, mira hijo ella es Juana, me la vendieron como esclava a un precio muy bajo, estaba muy lastimada pensé que no viviría, pero ella tenía un gran motivo para vivir, ahora mírala está sana, nosotras somos amigas, se comportó así contigo porque teme
que alguien la castigue si le falte el “respeto”.
- Juana es un gusto conocerte – sonríe-, no se preocupe yo no pienso hacerle ningún mal, me alegra que acompañe a mi madre – se escucha el llanto de un niño -. Madre no me diga que usted … - la mira sorprendida.
- Que crees, niño bobo – lo golpea en la cabeza -, el único hijo que yo tengo eres tú, ve querida atiende a tu hijo – Juana se va sin decir nada -. Ese era su motivo para seguir viviendo cuando me la vendieron estaba embarazada.
- Madre usted está segura de que la señora se encuentra bien…
- Su cuerpo ha sanado, pero los años que vivió en esclavitud la han oprimido, aunque
ya le di su libertad su alma parece estar atada, hay que ser pacientes, mejorara.
- Madre por favor vamos a sentarnos quiero hablar sobre un tema importante con usted –
se dirigen a la sala.
- ¿Qué asunto es ese? Espera ya se te casaste, no si fuera eso ella estaría contigo,
pero ya estás en edad de casarte, podría buscar una señorita muy bella y que se
conozcan, ustedes decidirán si tienen una relación, eso si – lo jala de la oreja -, no vayas a faltar el respeto a ninguna señorita – lo suelta -, no la deshonres antes del matrimonio que es pecado.
- Sobre eso quiero hablarle madre, conocí a una señorita hermosa en mi viaje, pero vive
en la Sierra le prometí que pediría su mano, quiero que usted me acompañe, que nos establezcamos por allá un tiempo.
- No, no me pidas eso, no nos quedaremos allá, si quieres vamos pedimos su mano y regresamos enseguida tras la boda, sabes bien que huimos de ese lugar, dime a que parte exactamente de la Sierra quieres ir…
- Al pueblo de Mejía.
- No podemos quedarnos ahí, nos pueden reconocer y tu vida estaría en peligro – dice
nerviosa.
- Madre nadie nos reconocerá, nadie me ha visto allá, voy a hacer sincero con usted yo
pienso ir a la casa de mi madre a reclamar lo que me pertenece porque no me parece justo que mientras yo crecía con varias necesidades, mientras ustedes trabajaban mucho para darme educación, los que mataron a mis padres disfrutaban de su vida, no es justo – menciona molesto.
- No hagas eso, no busques nada ahí, no necesitas su dinero, es más olvida a la
muchacha encontraremos otra mejor.
- No puedo.
- Si puedes, aquí hay señoritas bellas, educadas, alguna llamara tu atención.
- Madre tomé a la señorita.
- Repite lo que acabas de decir.
- La deshonre, la desflore …
- ¡Muchacho! Como fuiste capaz de hacerle ese a una señorita sin haberse casado antes.
- Por eso y porque la amo le hice una promesa de matrimonio, hay que ir, además así mi madre no esté de acuerdo yo pienso vengarme de esa familia, los arruinaré, los destruiré.
....
Al llegar a su nuevo hogar Minerva comenzó a indagar en las reuniones de sociedad de forma discreta quien era el hombre más pudiente del lugar al enterarse enseguida busco la manera de encontrarse con Rene Frago cuando lo vio decidió conquistarlo, comenzó con una actitud coqueta para después profesarle de forma sutil su interés en él, a pesar de que ella le había jurado amor a Daniel y que solo con él se casaría. Amelia al enterarse de las intenciones de su hermana decide reclamarle y amenaza a Minerva con rebelarlo todo lo sucedido en el barco a su familia.
- ¿Cómo eres capaz de jugar con dos hombres? – pregunta Amelia molesta -. Resuelta que la señorita tiene un corazón tan
grande para albergar a distintos hombres ahí.
- Hermanita no sé de qué me hablas … - menciona Minerva nerviosa
- Me dijiste que terminaste tu relación con Daniel, en su momento decidí no opinar yo sé que eso es una mentira le prometiste que te casarías con él y a mí que encubrí su relación me afirmaste que te trato mal y el amor que le decías tener solo fue un capricho de tu parte, eres un ser despreciable, deshonesta.
- Bueno – sonríe -, Daniel es un gran amante, no puedo dejarlo, si viene por aquí tengo que aprovechar su presencia – ríe -, deberías aprender eso Rene complacerá todos mis caprichos, mientras que Daniel me complacerá como mujer.
- Estas tan segura de que Daniel vendrá hasta aquí por ti, espero que para él solo
hayas sido un juego, es lo que te mereces. Sabes que Leonor conoció primero Rene y – es interrumpida.
- Y nada, si él de verdad se hubiera interesado en ella no me habría prestado atención, me escogió a mí.
- Tienes razón, él escogió a lo que finges ser eso no te da el derecho de humillar a Leonor, decirle que no sirve para nada porque no pudo retener a René, incluso la has difamado, te exijo que dejes en paz a Leonor de lo contrario les diré a todos lo que sucedió en el barco y todos tus planes desaparecerán, crees que René acepte a una mujer utilizada, mentirosa… – intenta marcharse, pero Minerva la toma del brazo.
- ¡A mí no me amenazas! Crees que dejare que arruines toda mi vida, yo tendré lo que
quiero la pasión, el deseo de Daniel y la fortuna de Rene y tu hermanita no arruinaras mis planes. Si tu hablas me obligaran a casarme con Daniel y no pienso vivir en la miseria, entiendes – le aprieta más el brazo.
- Suéltame solo me lastimas – intenta zafarse del agarre de su hermana.
- No, no porque tu hermanita no hablaras – Minerva la empuja contra la pared y agarra
un jarrón con el cual golpea fuertemente la cabeza de su hermana hasta que este se rompe.
Tras el atentado Minerva espero varios minutos, en los cuales vio cómo su hermana se desangraba en cuanto vio que ya no respiraba comenzó a gritar pidiendo ayuda, a pesar de que intentaron salvar Amelia no lo lograron y murió, todos creyeron la mentira
que dijo Minerva cuando le preguntaron sobre el incidente, nadie podría creer que las hermanas que siempre fueron unidas podían haberte tenido un conflicto.
A pesar de la muerte de Amelia la historia continua, las mentiras y engaños de Minerva
hicieron que Daniel y Leonor se casaran, siendo ese momento donde Minerva descubrió de la cuantiosa fortuna que gozaba Daniel intento de distintas formas separar a su hermana de su esposo al no lograr su objetivo y harta de tener que fingir cariño a su esposo y que este comenzara a darle un mal trato tras enterarse de todos los actos crueles que había realizado, además de que Minerva aseguraba que el alma de Amelia la atormentaba, por lo cual, reveló lo que en verdad sucedió con Amelia a René
- Yo nunca te amé, jamás podré hacerlo – ríe -, nunca pude sentir contigo ni un poco de la pasión que sentía con Daniel, jamás pude olvidar la manera en que el me tocaba – Rene comienza a ahorcarla -, mátame porque no puedo más con esto.
- No mereces que yo manche mis manos con tu sangre, yo no soy un asesino como tú – la suelta.
- No, no eres nada y es por eso que te suplicó que me mates, no quiero, no puedo tener dentro mi nada tuyo, no quiero al niño que espero, lo detesto – comienza a golpearse el vientre.
- ¿De qué hablas?
- Espero un hijo tuyo y lo aborrezco.
Cuando Rene se enteró del embarazo decidió encerrarla en su habitación, Minerva viéndose cautiva y sin apoyo de su familia porque descubrieron como asesino a Amelia desesperada y enloquecida un día escapo de la recamara golpeando a la sirvienta y huyo de la casa dirigiéndose a un río ancho, profundo y turbulento al cual se lanzó acabando de esa forma con su vida.
Con la muerte de la villana los protagonistas pudieron vivir de forma tranquila disfrutando de su amor, mientras que René lleno de dolor comenzó a embriagarse continuamente, perdiendo la mayor parte de su fortuna e incluso en varias ocasiones intento suicidarse sin lograrlo por la intervención de su padre, hasta que un día decidió marcharse del lugar para dejar atrás todo su pasado, con la esperanza de volver a ser el hombre que algún día fue.
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