Samara Johnson, era una adolescente de 15 años como cualquier otra, se encontraba en el segundo año de secundaria pero a diferencia de las demás niñas, ella era una alumna prodigio, llevaba excelentes calificaciones y ante la impresión de sus padres era una buena hija; Sin embargo para sus compañeros era considerada la chica nerd pues, siempre usaba anteojos y vestía su uniforme de manera impecable, además de que su cabello siempre lo llevaba recogido en una coleta pero solo ocultaba su belleza pues, poseía unos ojos celestes tan hermosos como el agua y su cabello rubio ondulado que brillaba como el oro a la luz del sol, por supuesto la niñas "populares" siempre la molestaban por su apariencia tímida y sumisa, ella por su parte nunca las enfrentaba pero tampoco les prestaba atención, para esta chica enfrentar a sus compañeros era patético y una pérdida de tiempo.
Samara era hija de Steven Johnson dueño de una de las compañías de publicidad más importantes del país, su madre Eleonor Johnson y su hermano Sandro de 10 años. A pesar de su posición Samara nunca se jacto de ello, es por eso que cuando estaba por entrar a primer año de secundaria le pidió a su padre que la inscribiera en una escuela pública pues en realidad no le importaba que tipo de escuela seria, pública o privada igual la molestarían, la ventaja es que en una escuela de gobierno, los alumnos que asisten se comportan relativamente normal y en las privadas, se la pasan contando cuantos millones heredaran y a que país viajaran el fin de semana. Y eso era algo que incomodaba mucho a Samara es por eso que prefirió una escuela sencilla sin tanto malabar.
Pero como toda adolescente tiene un secreto que nadie debe saber.
En la escuela todos la conocen como Samara Smith su segundo apellido pues nadie sabe que es la heredera de una gran fortuna. Durante el tiempo que lleva en la secundaria se las ha arreglado muy bien para que nadie sospeche su procedencia.
- Buenos días señor Albert.
Saludo la joven al conserje de la escuela, siempre llegaba antes que todos pues su padre insistía en que la llevara el chófer y para no ser descubierta llegaba antes.
- ¡Buenos días Sami! hoy más temprano que ayer ¿eh? - respondió el hombre con simpatía.
- Así es - dijo sonriendo y acomodándose las gafas- estaré en la biblioteca.
La joven siempre que llegaba se encerraba en la biblioteca hasta la hora de ir a clases, cuando ya faltaban diez minutos recogía sus cosas e iba a su locker a sacar sus libros.
- Sam, te estaba buscando ¿dónde estabas? - pregunto Lían, su mejor amigo y el único que conocía su secreto.
- En la biblioteca ya sabes - respondió.
- Como siempre llegaste temprano.
- Sabes que así debe de ser.
- No es cierto, tú tienes el mundo a tus pies y no quieres aprovecharlo.
- ¡Shh! no hagas comentarios así, te pueden escuchar.
Lían hizo una mueca.
- ¡Los encontré!- grito Camila,
Ella también era amiga de Samara y Lían, tenía una personalidad extrovertida y alegre a diferencia de Samara era transparente en su forma de ser, era de piel morena por su origen latino y cabello rizado, que cada semana llegaba con un color diferente.
- Sam, ¿hiciste la tarea de historia?
La chica asintió.
- Pásamela ¿no? ayer mi padrastro y mi mamá se fueron a cenar fuera y me dejaron cuidando a mis hermanos, son unos salvajes y no pude hacerla.
- Esta bien...Toma Cami.
- Gracias te quiero.
- No creo que tus hermanos te hayan escondido tu tarea para que no la hicieras - le reclamó Lían.
- ¡Hay cállate Lían, no sabes nada!
Samara se reía de ellos, nunca perdían la oportunidad de pelear.
Mientras caminaban por el pasillo rumbo al salón, un chico paso corriendo y accidentalmente choco con Samara haciendo que cayera al suelo junto con sus cosas. La joven hizo una mueca de disgusto pues el chico ni siquiera se preocupo por ayudarla.
- ¿Estás bien? - alguien le extendió la mano para ayudarla, la chica conocía esa voz y cuando levanto la vista su mirada se encontró con la de Julien.
Este chico era el sueño de todas las niñas de la escuela: alto, guapo, ojos color miel, cabello castaño y pestañas largas que cuando sonreía sus ojos también lo hacían.
- Mmm... Si gracias - respondió Samara al tiempo que se levantaba.
Lían y Camila se quedaron con la boca abierta al ver al chico popular de la escuela ayudando a su amiga.
- Ten cuidado la próxima vez, casi me caigo por tu culpa - le dijo serio Julien y se fue.
La joven lo vio irse sin decir ni una palabra.
- ¡Eso es nuevo! - expresó Camila.
Samara negó con la cabeza mientras se sobaba su rodilla.
- ¿Te acompaño a la enfermería? - le preguntó Lían.
- No es para tanto, vamos que tenemos clase.
Los jóvenes se pusieron en marcha a su aula.
"Uno, dos y tres y cuatro, cinco seis, siete y ocho"
Cuando los chicos entraron todas las bancas estaban arrinconadas y cuatro chicas se encontraban al centro practicando una rutina de animación, ellas eran Tiffany, Sofía, Rose y Alison. Esta última era la líder de las porristas y la chica más popular de la escuela.
Samara y Camila se miraron de reojo en señal de hartazgo porque siempre hacían eso y cuando terminaban solo acomodaban sus bancas y las otras las dejaban así.
- ¡Chicas que bueno que llegaron, las estábamos esperando! - dijo Alison.
- ¿Ah sí? Ya te diste cuenta que sólo te mueves como lombriz.
Camila estaba en el club de baile y consideraba que los saltos y brincos no eran baile.
- ¡No! En realidad era para que acomodarán las bancas ja ja ja - las otras chicas empezaron a reír - ¡Vamos Samara! Es tú trabajó - le ordenó a la chica.
La joven estaba por hacerlo pero Camila la detuvo.
- No Samara, ella desordeno y por lo tanto ella lo tiene que hacer - Expresó Camila mirando fijamente a Alison.
Toda la clase miraba la escena. Julien entro al salón y tomo del brazo a Alison.
- Vamos cariño tengo una sorpresa para ti - dijo el chico pero dedicando una breve mirada a Samara.
La chica sonrío, ellos era la pareja más envidiada de la escuela.
- Cuídate Camila Martínez - se dirigió a Samara - y tú ñoña, eres patética. ¿VAMOS MI AMOR?
La pareja camino hacia las últimas bancas del salón.
- ¡Hay como quisiera arrancarle esos pelos a esa tarada! - dijo con rabia Camila - y tú no te dejes Sami, no me gusta que te dejes intimidar por ella.
- Camila tiene razón Sam - contestó Lían.
- No vale la pena, además eso me traería problemas con mis padres y quiero evitarles la pena de que vengan aquí.
"Bien jóvenes tomen asiento, vamos a iniciar la clase. Señorita Lee, señor Richard dejen de hacer ese tipo de demostraciones en el aula o se salen del salón"
Los dos chicos populares cada mañana tenían una sesión en público de besos que siempre eran interrumpidos por los profesores.
El profesor dio inicio con la clase, aburrida para la mayoría de los alumnos. Sam era la que más participada y ponía atención, lo que ganaba las burlas de sus compañeros.
- Bueno alumnos, como saben cada mes realizamos nuestro taller de historia en la casa de uno de ustedes, el mes pasado nuestro querido alcalde el Sr. Jean Richard nos hizo el honor de prestarnos su hermosísima villa para hacer el evento. Gracias Julien, agradece a tu padre por su generosidad, aplausos por favor.
Los alumnos chiflaban y aplaudían era bien sabido que Julien era hijo del alcalde de la ciudad quien hacia muchas donaciones a la escuela y muy pronto seria candidato electo a gobernador. Por eso lo adulaban y lo veían como un ídolo.
- Ashhh aquí van de nuevo, si supieran qué él mayor benefactor es el padre de Sami - dijo Lían en su mente.
- Profesor, me gustaría comentar algo - dijo Alison.
- La escuchamos Srita. Lee.
- Como dijo, ya la mayoría de nosotros puso su casa para el taller pero falta alguien que no lo ha hecho - contestó dirigiéndose a Samara.
- Tiene razón, señorita Samara, este mes el taller se llevará acabó en su casa.
La chica puso los ojos en blanco, sus compañeros no podían ir a su casa porque se darían cuenta de todo y sabrían su identidad.
- Lo siento profesor pero no puede ser en mi casa - respondió con seriedad.
- ¿Y por qué no? - preguntó el profesor.
Samara se puso nerviosa.
- Porqué la están remodelando y no tenemos espacio.
- Que no te dé pena que veamos tu casa Sami - mencionó Alison fingiendo compasión - podemos hacerlo en tu jardín ¿Tienes jardín verdad?
Los chicos empezaron a reír y la joven agacho la cabeza. Lían estaba por ayudar a su amiga pero Julien se adelantó.
- Por mí no hay problema de que se vuelva hacer en mi casa, sólo le aviso a papá y listo - dijo con tranquilidad.
Samara lo miro con extrañeza y esté también lo hizo.
- ¿Estás seguro que él alcalde no tendrá problema con eso? - preguntó el profesor.
- No.
- Perfecto, entonces jóvenes ya saben a fin de mes nos veremos en la villa del Sr. Richard. Y tú jovencita no deberías de avergonzarte de tu casa, aquí todos somos iguales y no tenemos porque juzgar, espero que para el siguiente mes ya esté tu casa en condiciones para hacer el taller ¿Quedó claro?
- Si profesor - respondió Sam
Samara soltó un respiro de alivio.
Después de ahí el día transcurrió normal, al final Sam y Lían se despidieron de Camila, pues ella caminaba a lado contrario de la escuela.
- Estuve a punto de ayudarte pero Richard me ganó - le dijo Lían.
- Uff, me salvó no se que hubiera hecho si el profe insistía en que se hiciera en mi casa.
- Nena, deberías dejar de ocultarte, tú familia es la segunda más rica del país, con eso ganarías popularidad y bajarías a la pesada de Alison y a su noviecito político de su pedestal.
- Por eso no lo hago, todos esos que andan detrás de ellos sólo es por interés, hasta los profesores, odio la hipocresía. No te creas a veces me canso de esta situación pero solo espero terminar la secundaria y poder irme a estudiar a Oxford como siempre lo he soñado y un día dirigir la empresa de mi papá.
Los chicos se despidieron en la esquina donde el chófer de Samara ya la esperaba.
Cuando llegó a casa se sorprendió al ver al chófer de su padre pues era temprano para que estuviera en casa.
- Papi ¿Qué haces aquí tan temprano?
- Hola princesa, me alegra que hayas llegado - el hombre saludo a su hija con un beso en la frente - llegué temprano porque estamos organizando el evento de recaudación de fondo de la fundación Johnson ¿Lo olvidaste?
- Como olvidarlo, pero es dentro de un mes ¿Porque lo estás organizando desde ahorita?
- Porque se atraviesan las elecciones y tuvimos que adelantarlo.
- Bueno.
La joven se disponía a subir a su habitación.
- Por cierto princesa, esta vez todos asistiremos al evento.
- ¿Qué? Pero siempre van mamá y tú.
- Lo sé pero esta vez quiero que mis hijos me acompañen al evento, sería irónico que los miembros de la familia Johnson no asistan a su propio evento.
Samara hizo una mueca de disgusto y acepto sin ganas.
"Que tal tu día hermanita" - Samara recibió un chat de su amiga Shary, quien se había ido a vivir a Canadá.
La chica respiro hondo.
"Lo mismo de siempre, la escuela es un campo de batalla donde todos luchan por demostrar quién es el mejor, ¿vendrás al evento de beneficencia?"
"Como quisiera nena pero no puedo mis padres irán a esquiar a Alaska, además que quieren ir a ver a Charly." - este joven era hermano de Shary tenía 17 años y era un desastre, sus papás lo habían internado en una escuela militar.
“Me hubiera gustado verte, esta vez mi padre quiere que vallamos mi hermano y yo"
"Eso es bueno, tu siempre te niegas a ir a cualquier evento"
"Sabes lo que pienso de eso"
"Lo sé, pero es momento de que la heredera de las empresas Johnson sea presentada en sociedad ¿no crees?
"No digas tonterías, tengo que hacer tarea hablamos luego, bye"
"Bye"
Las chicas se despidieron, Shary tenía veinte años y era como la hermana mayor de Samara.
- ¿Ya te dijo papá que esta vez iremos al evento de beneficencia? - entró de repente Sandro.
- ¿No sabes tocar enano? - preguntó la chica molesta.
- ¡No! - respondió el niño.
La niña lo miro con malicia y comenzó a perseguirlo por toda la casa, casi chocan con una empleada que llevaba un florero. Entraron a la cocina y Sandro se escondió tras Lucia.
- ¡Niños por Dios, se pueden lastimar!
- ¡Ayúdame nana, mi hermana cuatro ojos me quiere matar!
- Sandro no le digas así a tu hermana.
- ¡Ven aquí pequeño monstruo! - los chicos salieron corriendo de la cocina y se dirigieron al jardín.
Estuvieron toda la tarde en el jardín jugando y peleando hasta la hora de la cena, cuando los cuatro miembros de la familia se reunían. A pesar de la posición económica, Steven y Eleonor siempre estaban al pendiente de sus hijos y los llenaban de mucho amor.
- Cariño mañana saliendo de la escuela, iremos a la boutique a que te tomen medidas para tu vestido - dijo Eleonor.
- ¿Es muy necesario ir mamá?
- Si, tienes que lucir hermosa en el evento, será la primera vez que nuestros hijos se presentaran en público, también hice una cita en el oculista para que ese día uses lentes de contacto.
- ¡Mamá, sabes que los lentes de contacto me lastiman mucho! - se quejó la niña.
- Pero no combinaran con el vestido mi amor, ya no te quejes, solo serán una noche.
Samara se cruzo de brazos con enfado.
- Ésta bien.
Al día siguiente en la escuela.
- Chicos que dicen si vamos al karaoke saliendo de la escuela, es viernes - sugirió Camila.
- Va, me apunto - respondió Lían.
- Yo no puedo - respondió Sam
- ¿Y por qué no? Vamos Sami, solo será un rato.
- Quede con mi mamá en acompañarla a comprar cosas.
- Ashh, puedes ir después - insistía la joven.
- No de verdad no puedo, será en otra ocasión - sentenció la joven, tomo su charola de comida y se fue a depositarla en la basura.
La chica luchaba con meter el desperdicio pero no cavia.
- ¡Tienes que levantar la tapa! - dijo de repente Julien, al tiempo que la sostenía para que Samara introdujera la basura.
- Gracias, es que a veces se traba - la joven le dedico una leve sonrisa y estaba por irse pero Julien le hablo.
- ¡Por cierto me debes una! - le dijo.
Samara se giro perpleja por su comentario.
- ¿De qué hablas? - preguntó desconcertada.
- En la clase de historia, por lo del taller.
Al otro lado de la cafetería, Alison se encontraba riendo con sus amigas, cuando vio de repente a su novio hablando con la nerd.
- Yo nunca te pedí que me ayudaras - respondió seria.
- Aun así me debes una - Julien fijo la mirada en Samara y de alguna manera sus ojos celestes llamaban mucho su atención, aunque no podía admirarlos bien por los anteojos había algo que lo alentaban a seguir viéndolos.
De pronto la voz chillona de Alison acercándose hizo que Julien despegara la mirada de Samara.
- Mi amor ¿qué haces con esta perdedora? - preguntó la chica mirando de arriba abajo a Samara.
- Nada, se atravesó en mi camino solamente - respondió con seriedad.
Samara no dijo nada solo se limito a mirar a los dos chicos con timidez.
- ¡Esfúmate tarada, no te quedes ahí parada como idiota! - dijo.
Samara pego media vuelta y se fue, escuchando las burlas por detrás.
Se le hizo extraño la actitud de Julien, cuando hablaban a solas, su tono de voz era cálido pero en cuanto llego Alison la cambio a una voz ronca y prepotente.
En la clase de biología, los alumnos estaban haciendo una actividad.
- Bueno alumnos, el proyecto para este parcial será en base al tema de anatomía del cuerpo humano, por lo tanto trabajaran en equipos de tres.
- Perdón profesora, pero nosotros estamos entrenando para la competencia de animadoras no podemos distraernos con trabajos y tareas - opinó Alison.
- Señorita Lee, las actividades extracurriculares no deben interferir con las académicas y si no quiere hacer el trabajo, avíseme para reprobarla desde ahorita.
Alison hizo un puchero.
- Entonces quiero hacer el trabajo con mi amorcito Julien y con Tifanny - respondió.
- Los equipos ya los tengo asignados señorita.
Alison frunció el ceño y se sentó, los compañeros empezaron a silbar.
- ¡Silencio jóvenes, parecen pájaros!
- Ojala nos toque los tres juntos - dijo Camila a sus amigos.
La profesora empezó a nombrar a los equipos.
- Samara, Camila y Julien serán el equipo cuatro.
Las dos chicas pusieron los ojos en blanco y Alison pego el grito en el cielo.
- ¡QUEEEE! no profesora, no puede poner a mi novio en otro equipo y menos con esas perdedoras.
- ¡Alison Lee, es mi clase y yo acomodé a los alumnos y si no le parece se puede salir!
La joven fulmino con la mirada a las chicas, Camila le dedicaba una sonrisa de burla, mientras Samara permanecía con la vista en su cuaderno, en un momento volteo hacia las ultimas bancas y se encontró con la mirada de Julien que la observaba.
La profesora explico el trabajo, tendrían que hacer un esqueleto humano con todas sus partes para el siguiente viernes.
Al final de la clase Samara y Camila charlaban, cuando Julien se acerco.
- Bueno, por lo visto tendré que hacer el trabajo con ustedes, si quieren pueden ir a mi casa - él joven se dirigió a Samara - ¿O vamos a la tuya?
Camila también la miro esperando una respuesta positiva.
- No, mi casa no - respondió.
- Nos vemos en mi casa este sábado - fue lo último que dijo antes de salir con sus amigos.
- ¡Dios mío! vamos a ir nosotras a la casa de Julien ¿no es emocionante? - exclamó Camila con emoción.
En eso Alison se acercó.
- ¡No se emocionen tanto losers! solo es un estúpido trabajo, no porque estarán cerca de Julien significa que se hará amigo de ustedes, y cuidado con andar de zorras con él.
Les dedico una mirada retadora y se fue.
- ¡IDIOTA! - respondió Camila.
La tarde en la boutique había sido como Samara lo había imaginado "aburrida" su madre la obligo a probarse cientos de vestidos y ninguno era de su agrado, al final solo tomaron sus medidas y Eleonor ordenó que el vestido fuera una combinación de todos los que se había probado.
Al llegar a su habitación se tumbo en su cama, estaba muy cansada además de que el día siguiente tendría que ir a casa de Julien para el trabajo.
Al día siguiente, la joven desayuno rápido, se cambio y salió. Su chófer se ofreció a llevarla pero no quiso prefería ir así.
La joven se vistió con unos jeans de mezclilla, suéter de lana holgado y sus converse, su peinado de siempre y sus gafas.
Cuando llego a la casa de Julien, era la única que había llegado porque Camila anuncio que llegaría tarde por sus hermanos.
- Adelante señorita, el joven Julien bajara en un momento.
- Gracias.
La empleada condujo a la joven a la sala, ella observaba el lugar era realmente bonito, estilo ar deco y acabados de mármol.
- ¿siempre eres así de puntual? - preguntó de repente Julien, que entraba por la puerta del jardín.
Asintió la joven con timidez.
- Camila, llegara un poco tarde - mencionó.
- Lo sé, no sé como consiguió el numero de mi casa pero llamo para avisar - el joven vestía un pantalón blanco con cortes en la rodilla, tenis y una playera de manga larga negra.
- ¿Quieres algo de beber? - le ofreció.
- Agua está bien - respondió.
Estuvieron callados unos minutos hasta que la sirvienta trajo la charola con limonada.
- No tengo agua, ordené que hicieran limonada.
Samara sonrío.
- ¿Y como hicieron la limonada si no tienes agua? - preguntó.
Julien esbozo una sonrisa.
Samara con la mirada en sus manos, que jugaban con nerviosismo también sonrió un poco.
Al rato llego Camila con la respiración agitada.
- Cuanto lo siento chicos, mi mamá salió al súper y me encargo a mis hermanos pero se tardo un poco más.
- Esta bien, la espera no fue tan mala - mencionó Julien mirando a Samara, quien se sonrojo.
Durante la hora que estuvieron sólo aportaron ideas para hacer el trabajo, quedaron en salir a comprar el material pero Camila tenía que regresar pronto a su casa, por lo que únicamente los acompañaría a la tienda y de ahí se iba.
Cuando salieron de la tienda, Camilia se despidió y los chicos y se quedaron solos.
- Bueno entonces mañana comenzamos a armar el esqueleto - dijo Samara.
Se quedaron viendo un momento.
- Entonces... ¿Quieres...? - Los dos hablaron al mismo tiempo y soltaron una risa.
- Tu primero - dijo Samara.
- Quería decir, que si quieres yo me llevo el material a mi casa para que no esté de un lado a otro. Al fin de cuentas lo seguiremos haciendo ahí.
Samara aceptó y le entrego la bolsa con el material que pesaba un poco, además de que llevaba unisel, en un momento la joven se tropezó y Julien la alcanzó a sostener e hizo que los dos quedaran muy cerca uno del otro.
- ¡Eres un poco torpe! - expresó.
- A veces - respondió
La joven intentaba alejarse de él, pero la tenia agarrada de la cintura, Julien miraba sus labios y sin pensarlo la beso. Samara se quedo estática ante la acción, jamás había dado un beso y no sabía cómo actuar, sus pies y su cuerpo no respondían, hasta que lentamente Julien se fue alejando de ella.
- ¿Y bien? - le preguntó Julien.
La joven no decía nada y solo se quedo ahí en la misma posición.
- ¿Samara? - llamó el chico.
Samara salió de su trance.
- ¿Que acabas de hacer? ¿Porque me besaste?- le cuestionó molesta.
- No lo se... te vi tan cerca que...no pude evitarlo - respondió confundido - ¿Creí que lo querías?
- ¡Ha! ¿Estás loco? Si tu novia se entera de esto, me matara. No vuelvas hacerlo Julien, yo jamás querría un beso tuyo.
- Lo siento yo... - el joven trago saliva - te acompaño a tu casa.
- No es necesario, yo puedo llegar sola - replicó, Samara estaba muy molesta, le dejo el resto del material en el piso y se fue.
Julien se quedo ahí parado confundido, no sabía porque lo había hecho, además ninguna chica había rechazado un beso suyo.
"¿Que carajos hice?" tomo las bolsas y salió corriendo a su casa.
Cuando llego su padre ya había llegado.
- Hijo, ¿por qué traes esa cara? - le preguntó el señor Richard.
- Nada estoy bien, solo salí a comprar cosas para un trabajo.
- Bien, el Sr. Hill vendrá en una hora para que te midas el smoking que te mande hacer.
- ¿smoking? ¿Para qué papá?
- Dentro de una semana será el evento de beneficencia de la fundación Johnson y como alcalde de la ciudad soy uno de los principales invitados.
- ¿Y eso que tiene que ver conmigo?
- El hombre se acerco a su hijo y lo tomo de los hombros.
- Sera la primera vez que el presidente Johnson llevara a sus hijos, y sé que tiene una hija de tu edad.
Julien entendió el punto a donde iba su padre.
- ¡No me gusta que me uses para quedar bien! - reclamó el joven.
- Muchacho, ¿no entiendes? necesito que el presidente Johnson patrocine mi campaña para la gubernatura. Hijo nuestro futuro está en que gane, tu único trabajo es hacerte amigo de esa niña y si todo sale bien, quien sabe, en un futuro hasta familia podemos ser de ellos.
Julien se soltó de su agarre.
- ¡Yo no soy uno de tus sirvientes del partido para que me uses como señuelo papá! si tanto quieres codearte con los Johnson hazlo tú - sentenció el chico y estaba por retirarse pero Jean lo jalo y lo tomo del cuello.
- Recuerda que me debes la vida jovencito y todo lo que vistes y calzas, además de los lujos que te das. Si pierdo esta elección también lo perderemos todo. ¡Harás lo que yo diga y punto!
- ¿Y si no lo hago qué? - Julien desafío a su padre.
- Jamás te diré en donde está tu madre.
La madre de Julien los abandono cuando el apenas tenía siete años, se fue sin dar ninguna explicación a su esposo y a su hijo solo le dejo una carta donde le decía que lo amaba mucho y que la perdonara. El chico creía que su madre debió tener una razón para dejarlo pues, la relación con su padre no era buena, recordaba peleas y maltratos entre ellos. Por tal motivo él ha tratado de buscar a su madre en todos lados sin tener ni siquiera una pista de su paradero.
Jean por otro lado, siempre lo ha utilizado para ganar las elecciones en el partido pues, para los ciudadanos es un ejemplo de padre soltero.
Julien con el ceño fruncido y los puños apretados ya no tuvo más que decir y subió a su habitación.
Cuando entro comenzó a destrozar todo a su alcance, si su madre estuviera cerca se iría a vivir con ella ya no aguantaba la vida que llevaba con su padre.
Cuando termino de desahogar su enojo se acostó en su cama y por su mente paso la imagen del beso que le dio a Samara.
"Debo de estar volviéndome loco, como pude besar a esa nerd" - se dijo a sí mismo, prefirió olvidar el tema, se ducho y se durmió.
En la mansión Johnson.
Samara se estaba cepillando el cabello y en un movimiento involuntario se toco sus labios.
¡Como se atreve, es un idiota, pensaba que caería a sus pies por ser quien es! Esta loco - terminó su rutina de skin care y se fue a dormir.
A la mañana siguiente Samara ya iba rumbo a la casa de Julien y recibió un mensaje de Camila en donde se disculpaba porque no podía asistir hacer el trabajo, su hermano tenía un resfriado y debía quedarse con él.
La chica respiro hondo con enfado.
Cuando llego a la villa, Julien fue quien le abrió la puerta.
- Como siempre llegas muy temprano - dijo en tono burlón.
- ¡Si quieres regreso más tarde no hay problema!- respondió con seriedad.
- Era una broma, pasa por favor.
Samara entro y Julien respiro aliviado.
- Camila no vendrá, su hermano está enfermo entonces tendremos que hacer el trabajo nosotros.
El chico asintió.
- ¿quieres agua o limonada? - dijo con una sonrisa.
Samara no sonrió esta vez y solo pidió limonada.
- Valla pero que humorcito te cargas hoy - replicó el chico.
- ¿podemos empezar el trabajo ya? tengo que volver temprano.
Los jóvenes empezaron a trabajar, moldeaban y deshacían, volvían a trazar y volvían a moldear. En un momento mientras Samara dibujaba el omóplato sobre una hoja de papel un mechón de cabello se le salió de la coleta. Julien que estaba al lado de ella lo miro y en un gesto tierno lo acomodó detrás de la oreja. La joven lo miro con extrañeza.
- Tenias un... - se justifico Julien nervioso - Que bien dibujas, no sabía que tenias ese talento - trato de cambiar el tema.
Samara también prefirió cambiar de tema.
- Si, me gusta mucho, además de que soy buena diseñando, mi papá es diseñador y lo herede de él.
Siguieron así hasta que avanzaron lo suficiente, ya estaba por oscurecer, entonces Samara empezó a guardar todo.
- Ya casi terminamos solo nos faltan algunos huesos y listo - La joven estaba por recoger la caja de alfileres de la mesa pero en un descuido se pincho con uno.
- ¡Auch! - se quejo.
- ¡Ten cuidado son un poco filosos! - Julien tomo su dedo y saco de la bolsa del pantalón una bandita.
- ¿porque tienes una bandita en tu pantalón? - le preguntó Samara.
- ¡Porque hay torpes que con cualquier cosa se lastiman! - dijo riendo.
Samara frunció el ceño y retiro su dedo, pero él no la dejo.
- No seas niña déjame curarte.
Julien soplo con delicadeza la herida de la joven. Samara por su parte era la primera vez que sentía su corazón acelerarse, con la otra mano se sobo el pecho pues la sensación era extraña. Sentía satisfacción al sentir su aliento sobre su dedo.
- ¡Listo! cuando llegues a casa solo te la cambias.
El joven la miro fijamente y la chica por alguna razón no podía dejar de mirarlo tampoco.
- ¿Tus ojos siempre son así? - le preguntó de repente Julien.
- ¿Así como?- le preguntó la chica nerviosa.
- Tan azules
Julien se acerco más a ella y coloco su mano en una de sus mejillas para ver mejor, pero los centímetros de distancia de sus rostros hacían que el chico anhelara probar esos labios nuevamente. Samara por su parte se sentía sin fuerzas para apartarse, algo en su interior quería que pasara, estaban tan cerca que ella cerró los ojos pero entonces la voz de una de las empleadas los interrumpió.
- Disculpe joven pero ya vinieron por la señorita Samara.
Los jóvenes se separaron nerviosos.
- Eh si, gracias Cuca - respondió el chico - ¿Cuando nos veremos para terminar el trabajo? ¿Puede ser el martes? mañana tengo practica de soccer.
- Mmm... El martes no puedo, voy al club de matemáticas, quizás el miércoles ¿está bien?
- Si claro cualquier cosa nos avisamos, ¿tienes mi número?
Samara negó, y pensó que Julien se lo daría, nunca se imagino que él seria quien le pediría su número.
Cuando salieron al frente de la villa no sabían ni como despedirse, pero Julien no dudo y le dio un beso rápido en la mejilla, su acción hizo que Samara se sonrojara y rápidamente se subió al coche y se fue.
Al joven se le hizo raro el coche que llego por ella pues, era último modelo y ese tipo de autos solo los había visto usados por la familia Johnson pero no le dio importancia, estaría el resto del día domingo en su habitación hablando con la foto que tenia de su mamá sobre esas extrañas sensaciones que estaba sintiendo.
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