El gato y el perro, la lechuza y el ratón, el halcón peregrino y el conejo, tiburón y delfín, orca y foca, una relación de cazadores y presas.
La pantalla del museo proyectaba un viejo video con imágenes algo deterioradas por el pasar de los años.
En el vídeo se podía ver una gacela que era perseguida por un león, la extenuante carrera terminaba cuando por fin la gacela era cazada por un león, el enorme animal de brillante melena sacudía su cabeza con fuerza, hasta destrozar el frágil cuello de la gacela, la sangre escurría de su hocico mientras la gacela moría lentamente entre sus feroces fauces.
El vídeo era una reliquia, de los pocos vestigios de una sociedad antigua, que vigilaban y estudiaban a esos animales en su ambiente natural, historias previas a la gran explosión Solar, del año 2600 de nuestra era.
Parte de esos videos sirven para ilustrar a los pequeños que viajan al planeta verde, ahí se a creado un microclima para los viejos ancestros que sobrevivieron a la catástrofe.
Después de la gran guerra del año 2500, estaba al borde de la extinción de la humanidad, algunos ancestros prevaleceron con su cadena de ADN intacta, pero otros sufrieron mutaciones, los más fuertes o más astutos o simplemente la suerte genética ha ia sido echada desde siglos atrás.
Ahora los planetas están llenos de híbridos, en el planeta azul están los híbridos acuáticos.
En el planeta de roca hay estepas donde crecen las granjas de pequeños caballitos, sus dos piernas son fuertes desde que son críos, muy aptos para cultivar la tierra, junto con algunos otros herbívoros.
El planeta celeste, tiene hermosas playas y lugares de relajación donde solo la elite puede ingresar para vacacionar.
El cinturón de Zumb tiene planetas grandes, pequeños, seudo planetas, estrellas y satélites.
El más grande de los planetas del Cinturón de Zumb es el planeta Dorado, llamado de ese modo porque hay diferentes especies de híbridos que pueden encontrar su sueño Dorado, es como un lugar utópico, el ratón pueden trabajar hombro a hombro con el puma, el oso polar está a la par que el pingüino.
Esa es la idea que vende la Planeta Dorado, la igualdad entre especies.
Pero la realidad es otra, los pequeños betas y omegas con una glándula de bajo rango nunca podrán competir en igualdad de condiciones, sus empleos son de bajo rango y los que no corren con tanta suerte vivirán en la zona limítrofe, la zona roja donde venden sus cuerpos para poder sobrevivir, exponiéndose a ser cruelmente maltratados, los que tienen suerte podrán encontrar un buen dueño al cual someterse y dejar de vender su cuerpo a cualquiera, convirtiéndose en una mascota sexual exclusiva.
Todos eso híbridos con sueños rotos han llegado al Planeta Dorado con la idea de ser igual a los híbridos de glándula superior, es un sueño que añoran y que los atrae como polillas a la luz.
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En la universidad Luz, en el recinto de conferencias está el Alfa Águila, un reconocido profesor de historia.
Un hombre alto, de gran porte, abundante cabellera negra, ojos de águila, cejas tupidas que enmarca sus oscuros ojos color marrón, sus rasgos fuertes y definidos, un cuerpo poderoso bien vestido con un traje de lana, visiblemente de alto precio.
Él narra hechos de historia antigua, describe con precisión al viejo planeta tierra.
Una reliquia intergaláctica viviente, cubierta por algunos satélites de seguridad, para que los pocos humanoides sobrevivientes de la guerra biológica del año 2500 no escaparan.
Los pocos pobladores de la tierra solo son vistos como cosas extrañas, son solo seres con vidas sin razón de existencia.
— En el año 2500 la tierra estaba en sus últimos años de vida, la última guerra biológica del año acabo con la fertilidad del planeta. En el año 2800 la gran explosión del “Sistema Solar" hizo un gran hoyo negro que colapso, dando origen al Cinturón de Zumb. Cómo si fuera un verdadero acto de magia o un milagro, solo algunos humanos sobrevivieron, ahora es raro encontrar alguno que no tenga algún tipo de mutación, aún cuando en apariencia son pacíficos, hay que alejarse de ellos, se cree que tienen enfermedades altamente contagiosas, por esa razón su población se ha ido reduciendo en los últimos siglos".
Sentado en la última fila de la sala alguien levantó la mano, el profesor que tenía vista de alto rango propia de las águilas lo miró.
— ¿Tienes alguna duda?
— Profesor, hace mucho tiempo se escuchó decir que los habitantes de la tierra son pacíficos que el resto de los pobladores del cinturón tienen muchos prejuicios y por eso no los quieren liberar. Eso es algo cruel¿no lo cree?
— Tks, esa es una buena teoría, pero solo es una teoría, sabes bien que los pobladores de la tierra tienen una sangre muy belica, muchísimo antes de la gran explosión ya habian estado a punto de la extinción, sus guerras habían destruido el 70% del planeta, convirtiendo una gran parte de tierras fertilez en zonas donde nadie podía vivir, ya fuera humano o animal.
A esas bestias les gusta pelear y derramar sangre por lo que no podemos convivir con ellos fácilmente, levantar la restricción territorial sería un error, tal vez como mencionas, puede ser solo los prejuicios de los otros habitantes del cinturón, pero haz pensado un momento ¿qué pasaría si deciden atacar a otras especies?
— Tal vez se puedan educar y así pueden ser parte de la sociedad civilizada – dijo el joven de orejas de gato y mirada dulce.
— Las personas sin glándulas no son confiables, no tienen esa cadena invisible que los haga detenerse para cometer crimenes, son seres salvajes, pequeñas bestias incivilizadas, se puede poseer una para criarla como mascota, tener más es un verdadero riesgo.
— Profesor, entonces discrimina a los humanos y a los beta, los beta tampoco tienen grandulas y son más difíciles de dominar.
El profesor que era un hombre (primer diferenciación) Alfa ( segunda diferenciación) águila rapaz ( tercer diferenciación) tenía una alta estima de si mismo, tenía todas las ventajas del nuevo mundo, por una parte era Alfa, con una glándula de alta calidad con rango de diferenciación M2 que le daba habilidades propias de su tercera diferenciación, era astuto, audaz y no solo eso, en un combate podía ejercer no solo la fuerza que le daba su glándula Alfa, también algunos movimientos por ser una ave rapaz, era rápido, con excelente vista, la cúspide de la sociedad en cualquiera de los planetas del Cinturón.
Este profesor no siempre había sido un académico que se enorgullece de su supremacía.
Fue un militar que sirvió al ejército EHCZ (ejército de híbridos del cinturón Zumb) ahí aprendió y desarrollo su propio poder y estaba cada vez más orgulloso de si mismo.
Miraba por debajo del hombro a cualquier que no estuviera en su mismo nivel, su discurso era que los Omega, hombre o mujer, solo sirven para la reproducción y para complacer a los alfa, ya tengan marca o no, su celo los domina.
Mientras estén en estro se convierten en bestias que pierden la cabeza solo por reproducirse, Para el profesor Adolf, esa peculiaridad le causa repudio en su máxima expresión, otras personas que discrimina sin miramientos son a los híbridos de glándula de bajo nivel, ratones, conejos, nutria, gorriones, colibríes, todos esos pequeños son inútiles a su parecer, no tienen fuerza ni una glándula de supresión, su existencia se reduce a servir a los alfas.
Este profesor Alfa Águila con poder M2 es un altivo y déspota ser.
*Capítulo dedicado a Elizabeth Mendoza, gracias por el primer 👍*
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El joven y hermoso Omega serpiente albina es elegante, de movimientos suaves y sutiles, dulce y de apariencia frágil, su piel blanca, cabello largo rubio claro y sus ojos color zafiro, cada rasgo de él en conjunto lo hacen parecer un ser celestial, Kurt escucha con atención las palabras del alto profesor de piel tostada y mirada penetrante.
Desde que lo vio se enamoró de él, su fragancia a sándalo excita cada célula de su cuerpo.
Lo ha seguido desde hace mucho tiempo, se puede decir que a sido criado por ese altivo y frívolo Alfa.
Desde que entró a la universidad, va a cada clase y conferencia que imparte, lo escucha atentamente, sin embargo, este hombre guapo de personalidad fuerte cada vez se vuelve más alejado de lo que alguna vez fue.
Su mirada dulce se ha convertido en una mirada inquisidora.
Kurt recuerda a la águila de amplias alas que lo rescató del laboratorio donde lo habían tenido secuestrado para extirpar sus glándulas.
Sus memorias de ese tiempo se han erocionado poco a poco, pero el frío filo del bisturí contra su tierna carne blanca nunca lo olvidará, aún ahora, siendo un adulto joven, cuando en sus sueños regresa ese recuerdo lo hace temblar de miedo, se envuelve en sus propios brazos ya que los del Alfa ya no lo consuelan, ya no suelta fermona para que se tranquilice como cuando era más joven, ahora solo lo ignora y lo deja atrás.
Él no recuerda a su familia, lo secuestraron los cazadores de glándulas siendo un pequeño, el trauma lo hizo bloquear parte de su memoria impidiendo ser devuelto a su familia o que el mismo pueda comenzar su búsqueda.
Solo los raptores sabían a qué planeta pertenece. Con ellos muertos la información se perdió por completo.
Pero el Alfa Águila M2 que lo rescató vive en sus recuerdos de forma nítida e indeleble en su corazón.
Ahora escuchar en silencio su discurso, en apariencia sin nada malo, pero con un mensaje oculto de supremacía Alfa.
Él, Adolf, es orador con el poder de encantamiento, puede lanzar palabras frías para radicalizar a los jóvenes de mentes débiles y hacer que su discurso de supremacía Alfa se transmita de boca en boca.
Kurt se siente incómodo con sus palabras, son como mil puñales en su corazón, puede percibir la manera en como lo menosprecia y como humilla a los omegas y Betas a su alrededor.
Sus palabras lo hace sentir como si su existencia fuera inútil en el universo.
El Águila lo mirá desde el podio sus miradas se cruzan y el alfa le sonríe con arrogancia.
Sabe del intenso amor que la pequeña serpiente siente por él, sabe que es su presa y no podrá escapar de sus garras.
Al verlo a lo lejos, su sangre se calienta, desea devorar a ese Omega, tan blanco, de carne suave, de flagrancia de flores de Azahar.
Tiene a varios Omegas y Betas a sus pies, con algunos tiene mayor acoplamiento glándular, pero ninguno le da el placer que el niño serpiente, ver sus ojos color zafiro con lágrimas mientras su piel blanca se tiñe de rojo es la mejor imagen para satisfacerlo, es un placer psicológico que supera el placer físico.
Le encanta ver su cuerpo temblar mientras perfora su parte más blanda y entra a sus entrañas.
Pero el placer no lo es todo, así que no lo ha marcado, ni lo marcará, no es digno de llevar en su vientre un hijo suyo.
Cuando esa Águila con Glándulas de alto rango encuentre un Omega de alta gama se casará y dejará de jugar con esa serpiente, simplemente será desechado.
Omega serpiente siente la mirada intensa del alfa, que no lo ha marcado, que juega con él, con su cuerpo y sus sentimientos a placer.
Kurt sale de la sala de conferencias, ya terminaron sus clases del día, revisa su comunicador y tiene un mensaje.
“Deseo cenar carne, asegúrate de tener la cena preparada "
La serpiente mirá con tristeza la pantalla, lo que alguna vez fueron mensajes de afecto y preocupación ahora solo son órdenes dadas a un sirviente fiel.
La pequeña serpiente sale de la universidad, se dirige al mercado de alimentos, escucha una voz que lo llama.
— ¡Kurt! ¡Kurt!, espera, espera.
La joven serpiente detiene sus pasos y espera a su amigo, un gecko alfa, se llevan muy bien, son amigos hace poco tiempo, este alfa es diferente del alfa que Kurt ama, este gecko de mirada juguetona lo mirá con afecto, no hay desprecio en sus ojos color marrón.
La pequeña y linda serpiente se pregunta, por qué su amado alfa no puede mirarlo de la misma forma afectuosa.
— ¿ Por qué te vas tan rápido? Los chicos del grupo iremos a beber y jugar un rato. Vamos juntos.
— No puedo, tengo varios deberes que realizar.
— Eres demasiado hermoso para hacer deberes, solo deja que te pague una niñera, así no te cansaras, ¡Anda, vamos a beber!
El Omega serpiente tiene presente sus responsabilidades como sirviente de la familia Eagle.
Son sus benefactores así que su deber es servirles hasta pagar su deuda, pues lo han criado desde que fue rescatado.
El jefe de la familia lo dejó como sirviente en la casa del joven maestro de la familia.
Kurt ha visto con dolor como ese Alfa atractivo a cambiado para convertirse en un ser sin sentimientos, que ve al resto de las personas como herramientas a su disposición para ser utilizadas.
Añora con tristeza a su joven Amo Alfa, ese que conoció hace años, el que le sonreía de forma dulce y lo protegía de quien lo intentaba intimidar.
La familia Eagle creía que este joven Omega tendría Glándulas de alta gama, por lo que lo trataron con cuidado y afecto.
Pero los años pasaban y la diferenciación no llego, al parecer no era más que un rostro bonito y un hoyo para ser utilizado.
Así que de ser cuidado y protegido paso a ser un sirviente más con una deuda a pagar, después sería liberado y dejado a su suerte.
Kurt se encargaba de la mansión del maestro, su sirviente personal.
Miraba con tristeza pasar un Omega tras otro, todos tenían privilegios, casas hermosas y autos último modelo, solo él era un ser tan insignificante que recibía un miserable sueldo que solo le alcanzaba para cubrir su cuota escolar y algunos artículos de uso básico de baja calidad, no tenía ahorros ni una cuenta en el banco para emergencias, solo lo que su pequeña cartera maltratada podía llevar.
Su sueño es ser médico militar, esa es la única forma de entrar en la base de datos confidencias de ADN, para saber su origen y encontrar a su familia.
Kurt preparó la cena, filete casi crudo, esa era la carne que prefería Adolf, su naturaleza predadora se expresaba hasta en sus alimentos.
Coloco platos, cubiertos y un hermoso florero con flores frescas, la mesa era como de revista, la comida sería servida hasta que Adolf regresará.
Mientras esperaba, Kurt preparó sus deberes de la universidad, en poco tiempo sería un médico graduado, solo un año de residencia y podría emprender un camino nuevo.
También podría trabajar en otro lugar de tiempo completo y reunir suficiente dinero para pagar a la familia Eagle por sus cuidados y manutención.
Estuvo bastante tiempo en su habitación olvidando la hora, dormitaba, cuando recordó que aún esperaba al alguien.
Despertó por completo sobre saltado y miró su reloj, ya era media noche, salió a toda prisa de su habitación y fue ella comedor, todo estaba como lo había dejado, fue a la puerta, no había unos zapatos de piel ni faltaban algunas sandalias.
Adolf aún no regresaba, no sabía si sentirse aliviado por no ser descubierto por su descuido o triste, porque la persona que más amaba no regresaría a casa.
Permaneció de pie, frente a la puerta unos minutos, ajustando sus sentimientos, cuando el sonido del picaporte lo trajo a la realidad.
El alto alfa entro con la mirada perdida, tenía varios aromas mezclados en su cuerpo, entre tabaco y fermona de celo de Omega.
En los ojos de Kurt se dibujo una mirada triste, ese alfa al que amaba había salido a jugar con otros mientras él lo esperaba en casa.
Adolf olvidó por completo su existencia.
— ¿Por qué me miras así? – Pregunto Adolf que tenía la mirada borrosa.
— No, por nada, lo siento – respondió Kurt mientras sacudía la cabeza.
Adolf le dedico una mirada de lado y paso a su costado.
— Pequeña lombriz, recuerda tu lugar, no tienes derecho a sentir celos, no eres nada para mí así que saca de tu cabecita ideas tontas, nunca estarás a mi altura.
El Alfa le arrojó su abrigo y después siguió caminando con pasos tambaleantes, subió las escaleras con dificultad.
Kurt se quedó triste de pie, frente a la puerta.
Adolf le había dicho lo mismo varias veces, ya no dolía tanto como la primera vez, aún así era un sentimiento de perdida y tristeza en su corazón.
Kurt llevo el abrigo al cuarto de lavandería, lo colocó en un perchero junto con el resto de abrigos y sacos que tenía que ser lavados para quitar el feo aroma a Omega, cada prenda tenía aroma diferente, cada uno era la evidencia de una noche de éxtasis embriagado en los brazos de un Omega diferente.
Kurt sintió presión en su corazón, sabía que tenía que salir de esa casa, mientras más se quedaba más dolor sentía.
Después de dejar la ropa, fue a su propia habitación que estaba en la planta baja, se lavó el cuerpo y se puso una pijama, dejo las cosas listas para su día de universidad y se fue a la cama.
Cerro los ojos y recuerdos dulces llegaron a su mente, ahora el tenía 22 años de existencia, según su registro médico.
No sabía cuál era su origen, su edad real o su fecha de cumpleaños.
Pero recordaba que los primeros años que estuvo con la familia Eagle, Adolf le daba un obsequio y un pastel de su sabor favorito, siempre era la misma fecha, el día que Adolf lo rescató.
Tal vez por que esa está próxima o porque se aferraba a los buenos recuerdos fue que al dormir soño con esos días dulces de afecto y apego.
Kurt dormía mientras tenía dulces sueños, de repente se escuchó un fuerte sonido de la habitación de arriba, Kurt despertó sobresaltado, el sonido había sido real, no parte de su sueño, brinco de la cama y subió apresuradamente a la habitación de Adolf.
Al entrar vio a Adolf en el piso, cerca de la puerta del baño, tenía una fea herida en la frente.
Kurt corrió por el botiquín de primeros auxilios y comenzó a curar la herida.
Adolf aún tenía la mirada desenfocada.
— Pequeña serpiente, tu siempre tan servicial – dijo Adolf de manera suave y calida, mientras sus párpados bajaban un poco.
— Tal vez duela un poco, así que trate de aguantar el dolor.
Kurt puso medicamento en una gasa, ya había limpiado la sangre, la herida no era muy grande ni profunda, no ocuparía sutura, así que solo limpiaría con cuidado y aplicaría el medicamento.
Cuando Adolf sintió el medicamento contra su piel no pudo evitar hacer una mueca de dolor y soltar una leve queja.
Kurt se apresuró a soplar en la herida para refrescarla y el dolor pasará rápidamente.
Adolf tenía frente a sus ojos el cuello blanco de Kurt, sentía sus palpitaciones en su pecho, levantó la mirada y se encontró con los labios rojos de Kurt, estaban fruncidos mientras soplaban suavemente.
Adolf trago saliva, esa serpiente era muy sexi, hacía que su sangre se calentará.
Era una lástima que solo tuviera una glándula inferior, si hubiera alcanzado una diferenciación de alta gama, sus fermona se hubiera acoplado y tendrían descendencia de excelencia, enorgulleciendo a la familia Eagle, en especial a Vlad Eagle, el patriarca.
Para evitar caer en la tentación de morder el cuello blanco y enredar su cuerpo contra la serpiente recurría a otros omegas, todos con Glándulas de alta gama, si llegaba a dejar preñado a alguno de ellos no habría ningún problema, recogería al niño y lo reconocería cómo su hijo.
No podía caer ante el deseo voraz de poseer a la serpiente, llegar hasta la locura y dejar su semilla en alguien como él, su hijo sería un ser inferior y no podría recogerlo, ni a la serpiente.
Las pupilas de Adolf se dilataron, podía ver la vena del cuello de Kurd, como palpitaba, seguir observando lo llevo a ver al costado de su cuello, casi la nuca, una hermosas Glándulas para saborear y morder, en su mente imagino lo que sentiría el Omega, primero dolor y después se entregaría por completo al placer de ser invadido, una huella indeleble dejada en el cuerpo de alguien que le pertenece por completo.
Adolf levantó un poco su cuerpo, se acercó a Kurt que estaba distraído poniendo un vendolete.
Adolf sentio la fermona tranquilizadora de Kurt, era muy ligera, suave aroma a flor de naranjo, dulce y fresca, se inclinó un poco y su lengua roso la piel de Kurt.
El joven, se sobresalto, miró abajo de él, Adolf lo estaba mirando con las pupilas dilatas, como un león mira a su presa.
Se levantó rápidamente y guardo los medicamentos en el botiquín.
Adolf ya estaba duro, vio que Kurt tenía la intención de escapar de él.
Se levantó del piso y se apresuró a tomar su mano, la presionó tan fuerte que Kurt no pudo evitar fruncir el ceño con dolor.
— A dónde vas
— Y-ya es tarde, debe de descansar – dijo Kurt apresurado.
— Te dije que hoy quería cenar carne.
— Lo-lo siento, pensé que ya había cenado, pero si tiene hambre iré de inmediato por su cena.
— Mi cena ya está aquí.
Adolf, soltó la mano de Kurt, puso sus manos en la solapa del pijama y con fuerza lo jalo a los lados, la tela se desgarro y los botones cayeron al piso, sobre la alfombra de pelo largo.
Adolf miró el vientre blanco, los pectorales firmes llenos de deliciosa carne, se acercó y lamió las pequeñas montañas, la piel blanca se sonrojó.
Kurt tenía los ojos llenos de pánico, Adolf Lucia atemorizante, diferente a la indiferencia de los últimos encuentros sexuales.
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