Sofía Greco, 19 años
Sofía:
Fui criada por mi abuela, quien me contó que mi madre murió durante el parto y que mi padre desapareció por completo. Ella me cuidó como una madre, pero siento que oculta algo sobre mi padre. Para empezar, cada vez que le pregunto, se pone muy nerviosa. Además, siempre tenemos dinero para todo. Estudié en las mejores escuelas y en nuestra casa nunca falta nada. Mi abuela no trabaja. Ya le he preguntado sobre este dinero, pero siempre me dice que tenía ahorros y que se suma a la pensión.
Pero todo es muy extraño, no creo que pueda tener tanto dinero guardado. Durante toda mi vida he tenido de todo, y el dinero nunca se acaba. Siempre que necesito algo, ella lo compra y me lo da. O bien siempre fue muy rica y no quiere hablar de ello, o está escondiendo algo y voy a descubrirlo.
Estoy buscando trabajo para pagar la universidad. Ella me dijo que no, que ella se encargaría de pagarlo, pero yo me negué e incluso tuvimos una pequeña discusión. Le dije que si no me decía de dónde viene todo ese dinero, no aceptaría nada más de ella.
Así que sigo buscando empleo. Aún no me he inscrito en la universidad porque necesito dinero para la matrícula. Estudio Administración solo para conseguir un buen trabajo.
Mi pasatiempo en mis ratos libres es un poco inusual, ya que amo ir al club de tiro. Me siento como en casa allí, es mi distracción y donde olvido cualquier problema disparando al blanco.
Eu ya sé disparar, pero siempre voy para distraer, Carlo me ayuda, él es profesor allí, y debo confesar que voy todos los días por él también, ya lo dije!
Pero creo que es solo atracción, él es muy guapo y siempre atento, pero nunca me ha dado libertad ni ha mostrado interés, deja todo como está, solo admirando su belleza desde lejos e imaginando esos brazos agarrándome.
Parecerá que soy una tarada, pero nunca he besado a nadie, ¡es cierto, puedes creerlo! No es que no haya encontrado a alguien, pero solo aparecen niños, prefiero hombres más maduros y experimentados para cuando decida entregarme, para que sepan lo que están haciendo. Pero el problema es que no aparece ninguno de esos en mi camino, y si aparece, seguro me verá como una niña, como estoy segura de que Carlo me ve.
Carlo 28 años.
Sofía: Somos como amigos, me río mucho con él, nunca he sido de tener amigos, en el colegio tenía más amigos hombres, porque iba a un buen colegio donde sólo iba gente rica, las chicas eran todas patricias y eso nunca me gustó, me ponía de los nervios, esas picardías, tirándose a los chicos ¡ew! No creo que por eso nunca haya estado con nadie, nunca haría una estupidez así para que un hombre se quedara conmigo.
Y en el colegio, como salía más con hombres, mucha gente llegó a pensar que era lesbiana, porque además de salir con chicos no llevaba ropa que resaltara mi cuerpo, sólo ropa holgada. No es que sea fea o vanidosa, pero creo que me he acostumbrado a esta versión. Quién sabe, quizá algún día cambie de look y me vuelva más femenina, quizá entonces un hombre se fije en mí.
Marco Salvatore Bianchi 28 años, hombre frío, considerado sin sentimientos, apodado la Bestia. Vive en su mundo sombrío, con barreras creadas desde la infancia, que nadie se atreve a cruzar.
Sofía:
Llegué temprano aquí en el club de tiro, después buscaré algún trabajo, no tengo ni idea de dónde buscar, pero tarde o temprano encontraré, incluso recibía una mesada de mi abuela, así que guardé algo de dinero que utilizo para pagar las clases de tiro. Llegué aquí y de inmediato elijo una cabina y tomo un arma, vengo tanto aquí que ya me siento como en casa.
— Carlo: Carlo- Buenos días Sofía, ya te dije que no necesitas venir, no sé por qué insistes en pagar las clases si ya sabes disparar perfectamente.
— Sofia: Sofía- Sabes que me gusta Carlo, ahora lárgate de ahí si no quieres ser el objetivo jajaja.
Me pongo los auriculares y las gafas y empiezo a disparar al blanco, descargo el arma y me siento liviana, cuando me doy cuenta ya ha pasado bastante tiempo, salgo de la cabina y me siento en un sofá enfrente, uff, estoy cansada. Siento que Carlo se acerca y se sienta a mi lado.
— Carlo: Carlo- No sé qué hacer contigo, mocosa, así tendré que contratarte.
— Sofia: Sofía- Sería genial si hubiera un trabajo para mí aquí.
— Carlo: Carlo- No sabía que estabas buscando trabajo.
— Sofia: Sofía- Estoy considerándolo, estoy pensando en ir a la universidad, aún no estoy segura, pero quiero tener mi propio dinero.
— Carlo: Carlo- Podría colocarte como recepcionista, ella tuvo que irse.
— Sofia: Sofía- ¿En serio? Acepto, ¿cuándo empiezo... habla emocionada?
— Carlo: Carlo- Tanta emoción, ven mañana, es algo fácil, solamente atender las llamadas y programar las clases.
— Sofia: Sofía- Puedo hacer eso sin problema, gracias Carlinho, gracias.
Le doy un abrazo tomando por sorpresa.
Sofía- Lo siento... se aleja - adiós y gracias de nuevo, estaré aquí mañana.
Sofía se va toda feliz, toma un taxi y se dirige a casa. Cuando llega, ve a un hombre no muy viejo sentado en la sala junto a su abuela.
El hombre sonríe ampliamente al verla.
— Dora: Dora- Hola querida, has llegado.
— Sofia: Sofía- Hola abuela, buenos días señor.
— Elizeu: Elizeu- Hola, buenos días. Has crecido tanto...
— Sofia: Sofía- ¿Me conoce?
— Dora: Dora- Querida, siéntate, necesitamos hablar.
— Sofia: Sofía- No me gusta mucho este ambiente.
— Sofia: Dice y se sienta cerca de ellos en el sofá.
— Dora: Dora- Oh querida, perdóname, pero algún día tenías que saber la verdad.
— Sofia: Sofía- Ve directo al grano, no me gusta esto para nada.
— Dora: Dora- Este señor aquí es tu padre, él ha venido a buscarte...
— Sofia: Sofía- ¿Cómo que abuela? Tú dijiste que mi padre desapareció.
— Dora: Dora- Lo siento, querida, pero no soy tu abuela.
Sofía se levanta rápidamente del sofá.
— Sofia: Sofía- ¿Qué? Entonces las cosas empeoran aún más, no quiero escuchar nada más, esto es una locura.
— Elizeu: Elizeu- Querida, perdóname, pero solo estaba cumpliendo la promesa que le hice a tu madre, estuvimos casados y tu madre sabía que iba a morir pronto después de tenerte, así que me hizo prometer que crecerías lejos de la vida que yo llevaba, así que contraté a Dora para cuidarte, pero siempre te veía, aunque fuera desde lejos, y nunca dejé que te faltara nada.
Sofía- ¿Qué vida llevas tú?
Elizeu- Soy un mafioso, tengo mi propia mafia aliada al Don de Italia.
Sofía - Solo empeora, gracias por venir a contarme, pero puedes regresar al lugar de donde viniste, estoy bien aquí y no quiero participar en esto.
Elíseo - Tendré que llevarte hija, tu prometido te está esperando.
Sofía - ¿Prometido?
— Elizeu: Elíseo - Hace años prometí que te casarías con el hijo de Don Giuseppe Salvatore como un acto de paz, él fue asesinado y solo nosotros dos lo sabíamos, lo cual me alivió de alguna manera, ya que nadie más lo sabría. Marco Salvatore ahora es el Don en lugar de su padre y, a cierta edad, es obligatorio que el Don tenga una esposa. Uno de los aliados descubrió este acuerdo que hice y está exigiendo que lo cumpla, no se puede romper.
— Sofia: Sofía - Pues vuelve allá y dile que no me voy a casar con nadie, y mucho menos con alguien que ni conozco.
— Elizeu: Elíseo - Hija, no habría venido aquí si no fuera en serio, ahora todos los aliados lo saben, y si no te casas, matarán a nosotros dos, por favor hija, te lo suplico, solo tú puedes salvar nuestras vidas.
— Sofia: Sofía - Claro que solo vendrías aquí a suplicar por tu vida, después de tantos años decides aparecer queriendo ser padre y además obligándome a casarme, ya te dije que no lo haré, sal de aquí por favor, eres un extraño, no te conozco, y Dora, a quien pensé que fuera mi abuela todos estos años, no te preocupes, pronto saldré de esta casa, muy lejos de personas locas como ustedes.
Sofía habla y corre hacia su habitación, cerrando la puerta. Se tira en la cama y llora mucho.
— Sofia: Sofía - Entonces toda mi vida ha sido una mentira.
Llora mucho sola en su habitación.
En la sala, Elíseo habla con Dora:
— Elizeu: Elíseo - Muchas gracias, Dora, por dedicar todos estos años de tu vida a cuidar de mi hija.
— Dora: Dora - De nada, siempre estaré disponible. Pero ¿Sofía va a aceptar lo que vas a hacer?
— Elizeu: Elíseo - Desafortunadamente, no tengo opción. Marco vendrá tras ella y si ella huye, él o uno de los aliados seguramente nos matarán.
— Dora: Dora - Señor, siempre respeté su decisión de cumplir la promesa a su esposa, pero todo sería más simple si la hubiera criado usted mismo. Ella ya habría crecido sabiendo todo y sería mucho más fácil para ella aceptarlo.
— Elizeu: Elíseo - Lo sé, pero no podía dejar de cumplir mi promesa, he vivido todos estos años lejos de mi propia hija, por el amor a su madre. Pero lamentablemente fui un tonto al hacer este acuerdo y ahora ella vivirá de la misma manera en esta vida, y lo peor es que estará al lado del peor hombre. Nunca me perdonaré por esto.
Se cubre la cara con las manos y llora.
— Elizeu: Elíseo - También sé que ella nunca me perdonará, pero ahora no hay vuelta atrás, la boda es mañana y él vendrá a por ella con seguridad. Tengo que irme, Dora, tu pago estará en la cuenta como siempre.
— Dora: Dora - ¡Gracias, señor!
Elíseo se va y regresa a casa con sus soldados.
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