"Donde todo comenzó"
Mi nombre es Arturo Dubois. Actualmente me encuentro en Colombia, debido a un asunto de Estado en el cual estamos trabajando encubiertos. Somos conscientes de las consecuencias que acarrearía si nuestra identidad se revelara, ya que pondría en peligro a nuestros seres queridos. Aunque soy una persona solitaria y ninguna mujer ha logrado conquistarme, sé que vale la pena esperar y encontrar a alguien especial. Algún día, espero formar una familia y tener mis propios hijos. Mi familia es originaria de Italia, pero actualmente no tengo ningún familiar aquí en Colombia. Sin embargo, debo admitir que me gusta mucho este país, su cultura y su gente, que ha sufrido tanto por los conflictos con la guerrilla. Me alegra ver cómo están saliendo adelante. Por esta razón, si llego a formar una familia, tendré que asegurarme de proteger su identidad y evitar que estén en peligro.
A lo largo de mi estadía en Colombia, he tenido algunas relaciones íntimas con mujeres de aquí. Debo decir que son muy apasionadas y nos han brindado compañía y alimento durante nuestras misiones. Escribo en mi agenda los momentos que pasamos juntos, ya que sé que la vida es incierta y quiero recordar y apreciar cada experiencia.
Soy una persona independiente emocional y físicamente. Mis padres llaman para asegurarse de que estoy bien y sigo con vida, pero gracias a Dios nunca he tenido lesiones graves.
Recientemente, mi amigo Isaac Winter me confesó que se ha enamorado de una mujer aquí en Colombia. La describe como una persona ardiente, fuego puro. Estoy sorprendido por cómo expresa sus sentimientos hacia ella. Me alegra tener a un amigo como él, hicimos un pacto de no dejarnos derrotar por mujeres, pero él parece estar dispuesto a enfrentar todas las dificultades por su amada. Solo espera que sus padres la acepten o, en caso contrario, que le dé un hijo varón, algo que es muy importante para él y su herencia.
Un día, mientras estábamos involucrados en una confrontación con un clan terrorista, conocí a una mujer que me dejó impresionado. Tenía el cabello cobrizo y unas caderas que llamaron mi atención. Era como un volcán en erupción, peligrosa pero adictiva. Nuestro encuentro ocurrió mientras nos acercábamos a su casa, que era el objetivo de nuestra misión. Sus padres nos acogieron durante varios días y ese fue el comienzo de nuestro amor. Me enamoré de su piel, sus gestos y sus expresiones. Una noche, en una despedida que nos ofrecieron, ella tomó la iniciativa y ese momento marcó el inicio de todo.
Después de vivir juntos durante varios años, tuvimos hijos y finalmente nos casamos. Mi esposa es una persona muy organizada y respetuosa. Admiro su dedicación a educar a nuestros hijos de manera correcta. Sin embargo, durante su último embarazo, noté un cambio en ella. Pasó por una depresión postparto y, a veces, era difícil lidiar con su mal humor. Aunque no siempre estaba en casa debido a mi trabajo, siempre intentaba complacerla y satisfacer todas sus necesidades. Incluso llamaba al médico para que atendiera a los niños en casa.
Un día llegó el momento del parto y mi esposa estaba nerviosa. Estuve a su lado, apoyándola y tranquilizándola. Cuando la doctora anunció que era una niña, mi esposa no lo aceptó y exigió que le dieran un hijo varón. A pesar de su reacción, le aseguré que la amaría y cuidaría sin importar si era niña o niño. Era nuestro hijo y lo amaría con todo mi corazón.
A medida que nuestra hija Jezabel crece, noto su inteligencia y su fortaleza. A pesar de tener problemas de salud y ser una niña enfermiza, ella aprovecha al máximo su educación académica y musical. Tiene grandes metas y sueña con ingresar a las fuerzas armadas de Colombia e Italia en el futuro. Estoy orgulloso de la mujer en la que se está convirtiendo.
Hoy, estoy siendo reconocido por mi disciplina y esfuerzo. Tengo mi propia base y estoy subiendo de rango. A pesar de la ausencia de mi esposa, estoy feliz y orgulloso con lo que he logrado. Mi hija Jezabel llora por su ausencia y me doy cuenta de
Jezabel
Después de una larga jornada de entrenamiento con los nuevos cadetes, me dirijo a mi oficina para descansar un poco y revisar los informes más recientes. Entre ellos, destacaba un caso de narcotráfico en la región, que requería nuestra intervención de inmediato. Sin perder tiempo, convoco a mis hombres de confianza y nos preparamos para la operación.
Nos adentramos en la jungla del Putumayo, siguiendo las pistas que teníamos sobre la ubicación del cartel. Con cada paso, sentimos la adrenalina recorrer nuestras venas, sabiendo que nos enfrentaríamos a los criminales más peligrosos de la zona. Nuestro objetivo era capturar al líder del cartel y desmantelar por completo su organización.
A medida que avanzamos, nos encontramos con varios obstáculos: trampas explosivas, francotiradores ocultos y grupos de sicarios dispuestos a todo para proteger a su jefe. Sin embargo, con nuestra destreza y entrenamiento, nos las arreglamos para superar cada desafío.
Llegamos finalmente al escondite del líder del cartel, una imponente mansión rodeada de guardias armados hasta los dientes. Sin embargo, eso no nos detiene. Nos infiltramos sigilosamente, aprovechando las sombras para acabar con los enemigos uno por uno.
La batalla es intensa y la adrenalina alcanza su punto máximo. Disparos, explosiones y gritos llenan el aire mientras nos abrimos paso hacia el objetivo. No hay tiempo para el miedo, solo la determinación de hacer justicia y acabar con esta plaga criminal.
Finalmente, enfrentamos al líder del cartel en un duelo mortal. Las balas vuelan y las espadas chocan en un combate feroz. Pero con cada golpe y cada estrategia, me acerco más a la victoria. No puedo permitir que este criminal escape y continúe dañando a nuestra comunidad.
Finalmente, lo vencemos. El líder del cartel cae derrotado, su imperio desmoronándose a su alrededor. La operación es un éxito y los cadetes demuestran su valía en cada acción. Mirando a mi alrededor, me siento orgullosa de mis hombres y del trabajo que hemos realizado.
Sin embargo, sé que esta victoria es solo una batalla en la guerra contra el crimen. Siempre habrá más enemigos que enfrentar, más peligros que superar. Pero con cada día que pasa, me siento más preparada y más decidida a luchar por un mundo mejor.
Así que me levanto, sacudo el polvo de mi uniforme y me preparo para el siguiente desafío. Porque sé que como capitana, tengo el deber de proteger a mi país y a mi gente. Y no descansaré hasta haber cumplido con esa misión.
: Entre la Oscuridad
Jezabel se encontraba sentada en la biblioteca de la base naval, sumergida en las páginas de un fascinante libro de aventuras. Después de mucho tiempo fuera de casa, por fin había regresado y sentía una inmensa alegría recorrer su cuerpo. Extrañaba a su familia, en especial a sus adorados hermanos y a su madre, quien siempre la colmaba de amor y atenciones.
Aunque estaba emocionada por volver a casa, sus amigos de la base naval habían decidido hacerle una fiesta de despedida, ya que Jezabel se ausentaría unos días para reencontrarse con su familia. A pesar de la breve separación, ella sabía que el cariño que sus amigos le demostraban era sincero y profundo.
Después de una cálida despedida, Jezabel emprendió el camino hacia el hogar que tanto había extrañado. El sol se ocultaba lentamente, dejando que la oscuridad se adueñara de la noche. Mientras conducía, algo llamó la atención de Jezabel a unos metros de la casa de su padre. Un destello fugaz, difícil de distinguir entre las sombras, captó su interés.
Sin embargo, decidida a no arruinar su felicidad por pequeños detalles, decidió no darle importancia y continuó su camino hacia la casa de su padre. Al fin y al cabo, había estado ausente por un largo tiempo y quería disfrutar al máximo el tiempo que pasara con su familia.
Al llegar a la casa, fue recibida con los brazos abiertos por parte de su madre, quien la esperaba con ansias. Lágrimas de felicidad brotaron de sus ojos mientras se abrazaban con fuerza. Jezabel sentía una enorme gratitud por tener a una madre tan amorosa y comprensiva, capaz de hacerla sentir amada en todo momento.
Sin embargo, mientras se sumergían en un cálido abrazo, Jezabel no pudo evitar que el recuerdo de aquel destello fugaz volviera a su mente. La curiosidad se apoderó de ella y decidió adentrarse en la oscuridad de sus pensamientos. Recordó el momento en el que vio el extraño auto estacionado a pocos metros de la casa de su padre.
Estaba rodeado por la densa sombra de la noche, lo que dificultaba su visión. En ese instante, Jezabel ignoró sus instintos y decidió no investigar más. Pero ahora, en el calor del hogar, una sensación de inquietud comenzó a inundar su ser. ¿Qué era aquel destello? ¿Qué significaba?
Decidida a disipar sus dudas, Jezabel se propuso despejar su mente y disfrutar de su tan esperado reencuentro familiar. Pero en lo profundo de su corazón, la intuición nublaba sus pensamientos con una sombra de incertidumbre.
Lo que Jezabel no sabía era que aquel destello no era un detalle insignificante, sino una señal de que su tranquila vuelta a casa no sería como ella esperaba. A medida que pasaban los días y su estancia se prolongaba, aquel destello se convertiría en algo mucho más oscuro y perturbador.
A partir de ese momento, Jezabel se vería envuelta en una serie de sucesos misteriosos, en los que la verdad se ocultaría en la oscuridad. La protagonista se adentraría en una peligrosa aventura donde el tiempo y la valentía serían sus únicos aliados para descubrir el secreto que aquejaba a su familia.
Capítulo tras capítulo, la historia de Jezabel se tejería con hilos de intriga y emoción. En su lucha por proteger a quienes más amaba, descubriría su propia fuerza y determinación. Jezabel estaba decidida a enfrentar sus miedos y adentrarse en la oscuridad, sin importar las consecuencias.
El destino de la joven protagonista, su familia y sus amigos dependerían de su coraje y valentía al enfrentar los peligros que acechaban en la sombra. Y así, entre la oscuridad, Jezabel se convertiría en el faro que guiaría a todos hacia la luz, desvelando la verdad en cada paso que diera.
Me despierto con un estruendo, disparos retumbando a mi alrededor. Apresuradamente busco mi uniforme para salir cuando me encuentro con personas desconocidas atacando a mi escuadrón. Activo mi arma y disparo a los enemigos. En medio del caos, escucho una voz que dice:
"A ti te quería encontrar."
El hablante está al sur, a pocos metros de mí. Me pide que salude a mi tío y a mi abuela antes de disparar tres tiros en mi dirección. Caigo al suelo, tratando de contener la sangre que brota de mi abdomen, pero estoy perdiendo el conocimiento. Los disparos continúan, el sonido de cuerpos cayendo se escucha en el silencio que sigue. Alguien grita mi nombre, pero no puedo identificar quién es. Todo lo que veo es oscuridad.
**2 DÍAS DESPUÉS**
Me despierto en un hospital. Al evaluar mi entorno, me doy cuenta de que no estoy en mi habitación de la sede. Mi hermano está acostado en un sofá en la habitación, y se despierta al escuchar el ruido de las esposas que tengo en mi mano derecha. No entiendo por qué me ha esposado.
"¿Qué demonios has hecho?" le pregunto. "No era necesario recurrir a la fuerza bruta, por favor, no actúes como un maldito animal."
Él responde: "Tienes que estar precavida. Recuerda que cada vez que estás en el hospital, logras escaparte cuando me descuido, pero esta vez ni siquiera estás sola. Papá también está involucrado en esto."
Molesta, me acuesto y le doy la espalda. Sé que no le gusta que vea su enfado por lo que ha hecho. En ese momento, una enfermera entra en la habitación y le dice a mi hermano que es hora de administrar los antibióticos y verificar mi progreso. Siento el cálido antibiótico intravenoso recorriendo mi cuerpo y emito un quejido de desaprobación cuando me arde. La enfermera se retira, dejándonos solos de nuevo.
Mi hermano está al teléfono, claramente frustrado por la conversación. Cuando nota que alguien lo está observando, cuelga y se dirige a mí.
"Por fin despiertas", dice. Le pregunto quién era la persona al teléfono, pero él no quiere decirlo. Solo menciona que es un asunto de negocios y que tenía una reunión hoy que tuvo que posponer debido a una emergencia familiar. Aconsejo con precaución: "Ten cuidado, hermano. No te metas en problemas y sé más reservado con tus aventuras. ¿Quieres que nuestro padre descubra que su querido hijo es bisexual? Él espera que seas hetero."
Terminado mi comentario, él evita mi mirada, sin querer confrontar directamente el tema. Agradezco haber pasado tiempo con mi padre, y mi hermano se ha ido a descansar. Ha estado durmiendo en el sofá de la habitación, lo cual es un gran gesto, ya que podría haberse quedado en un hotel. El día que se va, lo veo más compuesto.
"Te ha sentado bien dormir en el hotel, ya no pareces un zombie", le digo con sarcasmo.
"Estúpida de mierda, ojalá te hubiera dejado sola, deberías agradecerme", responde con una risa burlona.
Nuestros padres intervienen: "Niños, por favor, moderen su forma de expresarse. No me gusta cómo manifiestan su cariño".
Le respondo: "Por favor, papá, no hay que preocuparse. Como tú mismo comentabas, así demostramos nuestro cariño y que nos importa".
"Si, papá", agrega mi hermano.
Mi padre anuncia: "Jezabel, me tengo que ir, voy a perder el vuelo".
Le respondo: "Papá, pensé que él se iba a ir solo".
Mi padre me lanza una mirada fulminante y dice: "Jezabel".
Me despido diciendo: "Adiós, Adoptado".
Mi hermano se despide también: "Adiós, Jezabel. La próxima vez, ten más armamento para protegerte".
Durante 2 meses, estuve en recuperación debido a una lesión en mis piernas causada por escombros impulsados por el aire. Esta herida se originó a raíz de un ataque con arma blanca en el lado izquierdo de mi cuerpo. Luché valientemente y me hirieron con un bastón eléctrico en las piernas. Estaba herida en el costado izquierdo, debajo de las costillas.
Prometí vengar a mi tío y la traición que nos afecta. Tras recibir un disparo en la pierna y el brazo, le lancé un desafiante mensaje a mi atacante, el sicario.
Mi proceso de recuperación incluyó terapia física para recuperar la movilidad completa. Mis padres, en particular mi padre, me brindaron apoyo en este difícil período. Mi padre me recordó la importancia de la familia y de mantenerme fuerte.
Con el tiempo, me convertí en madre y enfrenté desafíos al cuidar de mi hija, Jezabel. A pesar de las dificultades, el amor y el apoyo de mi esposo Arturo fueron fundamentales. Sin embargo, hubo momentos de tensión y desafío en nuestra relación.
A los 5 años de Jezabel, ocurrió un incidente grave en el que la arrojé a la piscina como parte de un desafío. Esto generó una fuerte reacción negativa de mi familia, especialmente de Arturo, quien reaccionó rápidamente para salvar a Jezabel.
Después del incidente, me encontré esposada y enfrentando las consecuencias de mis acciones. Mis familiares estaban decepcionados y preocupados por mi comportamiento.
José, uno de los trabajadores de la finca, me inyectó un calmante y me dejaron inconsciente en un cuarto de caballos, donde debía reflexionar sobre mis acciones.
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