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Pasión Y Aullidos

capítulo I. Asustada

La vida me enseño que no debo confiar en nadie, ser abandonada de pequeña me dejo esta enseñanza. Mi vida tendrá un giro inesperado cuando descubra lo que me depara el destino y saber que soy realmente.

Envuelta en una guerra entre dos clanes, ¿Qué me deparará el destino? Tendre que elegir a que lado debo ir. Dolor, angustias, tristeza e incertidumbre envolverán mi vida de ahora en adelante. Mi destino estaba decidido mucho antes de nacer; conocer la verdad de mi origen hará que vea el mundo de manera diferente.

************

_ Mamita… no me dejes aquí…- dijo la niña asustada. En medio de aquel bosque oscuro y aterrador.

_ No tengas miedo confía en mi pequeña, sólo espera aquí ¿Sí?- le indicó la madre, pero la mujer sabia muy bien que jamás vendría por ella- Escuches lo que escuches no te muevas de allí.

Esas son las últimas palabras que escuche de mi madre. Pero las palabras que se quedaron grabada en mi mente para siempre fueron “Confía en mí” ¿Puedo confiar en alguien después de descubrir que ella jamás pensó volver por mí? Nunca conocí a mi padre, ni de donde procedía, sólo se que mi madre lo odiaba y lo odiaría hasta el fin de sus días.

Mi nombre es Bianca tengo veinte años y vivo actualmente en Londres con mis padres adoptivos Susan y Javier Scott, no tengo quejas de ellos son unos padres maravillosos siempre apoyándome en todas mis decisiones y esos consejos llenos de ese amor incondicional; agradezco al cielo tenerlos como mis padres. Después de casi morir en el bosque ellos fueron mi salvación. Aún no sé que debo sentir por mi madre, lo único que si tengo certeza es la manera en la que su mirada se parecía cuando me miraba; al parecer mi parecido con mi padre era impresionante ¿Quién era mi padre? Aún esa pregunta me atormentada. El timbre del teléfono me sacó de mis pensamientos caóticos.

_ ¿Diga?- dije cortante. Mi cabeza comenzaba a doler por el calor asfixiante que se respira en la sala de mi pequeño departamento. Una voz fuerte me dejó aturdida.

_ ¡Como te atreves a contestar así el teléfono niña grosera! ¡Assh! No tienes remedio- dijo mi madre soltando un suspiro- hija ¿Cuándo vendrás de visita al pueblo? Tu padre y yo te extrañamos mucho- la melancolía se podía percibir en el timbre de su voz.

Yo también deseo ir y verlos, pero mis estudios deben estar por delante, mis padres sacrificaron mucho por mí, para darme una excelente educación y no puedo echarme para atrás, así que recogí el valor necesario para contestarle.

_ Madre… estoy dando lo mejor de mí para no salir corriendo de aquí y tomar el primer tren para el pueblo- ellos me salvaron de morir comida por los lobos esa noche, según ellos me encontraron llorando en el medio del bosque rodeada de aquellas feroces bestias, pero en realidad lo único que recuerdo es la silueta de mi madre dejándome en ese espantoso lugar.    

_ ¡Oh, mi pequeña! ¡Ánimo!- la voz de mi madre casi se quiebra al pronunciar dichas palabras. Podía sentir la tristeza y dolor a través del parlante del teléfono.

_ Dentro de un mes estaré allá de vacaciones. Sentados los tres en el porche contemplando el crepúsculo como solíamos hacerlo… Los quiero mucho- aquellas palabras me provocaron un nudo en la garganta de verdad quería estar con ellos en casa.

Al colgar mis lágrimas recorrieron mi rostro, llevé las manos a mi cabeza revolviendo mi corto cabello color chocolate, la tristeza y la soledad invaden mi ser sin control, esto me recuerda  aquel momento en el que fui dejada sola en le medio de la oscuridad, recogí mis piernas llevando mi frente a mis rodillas. La soledad abraza mi alma de una manera frenética y desconcertante, mi pecho se oprime al pensar que si perdiese a mis padres, los únicos que me han dado amor y cariño. Juro que moriría de dolor.

Me levanté del piso y decidí ducharme, hoy en la tarde tengo clases y debo alistarme si no llegaré tarde y el profesor me dejará ayudándolo con lo de siempre y se muy bien cuantas horas me llevó la última vez “Dos horas y medias” en terminar de ayudarlo con los libros de la clase, buscar el número de registro y luego ordenarlos por nombre y secciones; recordarlo me causa dolor en la espalda con sólo pensar en ello.

Me vestí con un lindo vestido color rosa viejo, regalo de mi madre al cumplir los dieciocho, me repare en el espejo, que puedo decir me queda genial al menos algo bueno me dejaron mis padres biológicos y es su buena genética todo en mi cuerpo esta bien proporcionado. Tomé mi bolso y salí retardada de nuevo.

Corrí hasta la puerta del aula, me detuve y le pedí a Dios que el profesor no hubiese llegado todavía, pero para mi desgracia ya estaba impartiendo la clase; sin más que hacer entré con la vista al piso. Verle me incomodaba, su presencia me era repugnante. Nada en él me agradaba y para completar su clase era nada interesante.

Así que preparé mi cuaderno y empecé a mirar todo lo que estaba en la pizarra. Venir aquí fue más mi deseo de darles una vida mis padres; son personas mayores de orígenes muy humildes. Así que debo dar lo mejor por ellos.

_ ¡Señorita Scott! Tan puntual como siempre- dijo de forma irónica con los brazos en sus caderas.

Sus palabras me volvieron a la realidad. En serio que le encanta avergonzarme delante de mis compañeros.

Todos mis compañeros soltaron una fuerte carcajada, y de inmediato el profesor los crucificó con la mirada dejando el aula en silencio.

_ Espero hoy esté dispuesta a ayudarme de nuevo después de clases- articuló apuntándome con un el lápiz.

Yo sólo me giré- Si señor- para volverme a mi lugar.

La clase fue larga e irritante mi ánimo descendió cuando llego la hora de las demás clases del día, suspiré al ver como el sol se oculta tan pasivamente en el horizonte. Y lo que más me atormenta es que tengo que salir para el laboratorio de química y hacer mi trabajo por llegar tarde a clase, más bien mi castigo. Golpeé la puerta un par de veces y una voz grave me respondió.

_ Adelante señorita Bianca- aquella voz cálida y suave me producía una sensación extraña.

_ ¡Si… señor!- dije rápidamente- disculpe por la tardanza es que…- el hombre colocó su dedo índice sobre mis labios- pro… fesor… Andrew… ¿Qué esta haciendo?- pregunté confundida y asustada al mismo tiempo.

Pero él sólo acerca su cuerpo al mío, de una manera impropia, su mano bajo hasta mi pierna y luego la subió por entre mi vestido, aquel contacto me causo repulsión total, así que lo empuje con todas mis fuerzas, pero él me sujeto del brazo con más fuerza.

_ ¡Suélteme!- vocifere soltándole una bofetada, aquello lo molestó aun más.

_ No te hagas la digna conmigo que tú y yo sabemos muy bien por que llegas tarde- indicó con una sonrisa sádica en los labios.

_ ¿Qué esta diciendo usted?- pronuncié con un hilo de voz.

Él seguía presionando más fuerte cada vez, forcejé un par de veces, y fue inútil; sentí como el miedo y el horror entra desde mis pies, pensé “esto no me puede pasar a mí” mi cuerpo tiempla sin parar, nadie puede ayudarme este lugar esta totalmente solo, cerré lo ojos esperando el momento, algo húmedo recorre mi cuello, con mi otra mano libre luche, alejándolo de mí. Yo tenía que salir de allí a como diera lugar, no puedo perder ante esto, si logré sobrevivir a una jauría hambrienta de lobos ¿Por que no lo haría esta vez? Algo caliente comenzó a brotar de mi cuerpo, un dolor agudo que provenía de mis entrañas hizo que perdiera la conciencia.

La alarma me despertó, abrí mis ojos de inmediato ¿Cómo es posible que  este en casa? No recuerdo nada después de ser atacada por el profesor, lo que se es que perdí la conciencia, me levanté y revise mi ropa y quedé atónita con lo que vi… todo mi vestido esta cubierto de sangre y miré mis brazos y están ensangrentado, corrí hasta el espejo, para mi sorpresa mi rostro y cabello están igual que el resto de mi cuerpo. La ansiedad invadió mi ser ¿Cómo es posible que esté cubierta de tanta sangre? ¿Qué fue lo que paso ayer? No… No recuerdo nada.

_ ¿Qué sucedió? ¿Qué hice?- dije casi al borde de una crisis, la verdad no recuerdo que fue lo que paso, trate de forzar mis recuerdos, pero fue en vano nada salió sólo un terrible dolor de cabeza. Así que corrí al baño y me duché por unos treinta minutos, aun sentía el olor a sangre en mi cuerpo, tallé sin parar mis brazos y cara hasta ver la piel enrojecer. El timbre de la puerta me distrajo, me coloqué la toalla y salí, el timbre volvió a sonar, pero esta vez con mucha insistencia.

_ ¡Voy!- dije en voz alta. Llegué y vi por el ojo de la puerta para ver quien es, solté un suspiro al ver que es Karla, mi mejor amiga. Abrí.

_ ¡Bianca te ves pálida!- indicó con una cara de preocupación.

Los nervios y la preocupación me están volviendo loca, ella me miró fija y su expresión cambio a una horrorizada.

_ ¿Qué te sucedió en el rostro y los brazos? Están rojos e irritados, ¿Qué fue lo que paso?- la voz de Karla descendía a cada palabra.

Es cierto lo había olvidado, pensé por un momento ¿Qué le puedo decir? No puedo contarle lo que me paso ayer seria preocuparla y aun no se si yo cometí un crimen, ¡Oh por Dios!

_ Amiga estas más pálida que lo habitual segu… - la interrumpí.

_ Si estoy bien es sólo una pequeña alergia, es todo. Toma asiento mientras me visto, ya vuelvo.

Entré y me vestí con lo primero que encontré una falda negra de encaje y una camiseta blanca, me cepille el cabello y salí. Escuché la tv encendida.

“Un hombre fue encontrado desmembrado cerca del parque. Identificado como Anthony Andrew, profesor de la universidad…”

Mi pulso se acelero… ¿Yo… asesine… a mi profesor? ¿Quién más que yo? Fui la última persona que estuvo con él.   

En ese momento sentí como el alma bajaban a mis pies ¿Pero cómo lo hice? No sé ni cómo defenderme menos podría matar a un hombre mucho más alto y fuerte que yo.

capítulo II. Decisión.

_ ¿Bianca estas bien?- preguntó mi amiga, pero yo seguía sumergida en mis pensamientos, apenas si la escuchaba. ¿Yo de verdad lo hice? Mis manos comenzaron a temblar de inmediato- Bi… Bianca no luces nada bien será mejor que te sientes, yo iré…- mi voz salió sin aviso.

_ No te preocupes… Sólo necesito descansar un poco. Ve tranquila yo estoy perfecta.

Ella me miró y lo dudó por un segundo, pero caminó hasta la puerta y se marchó sin decir nada. Yo en cambio no creo que vuelva a la universidad lo mejor será que regrese al pueblo; primero lo primero retirar mis documentos de allí y avisarles a mis padres. Suspiré, llevé mis manos a mi cara tratado de revivir lo que pasó ayer pero nada salió de eso. De repente mi cuerpo comenzó a doler; cada nervio, cada célula de mi ser ardía. ¿Qué me esta pasando? A duras penas llegué hasta mi habitación y me acosté, ese día no probé bocado alguno mi estomago esta revuelto y mi cabeza gira como si fuese un carrusel. Coloqué mi cabeza sobre la almohada.

 

_ No te muevas Bianca, se una buena niña y obedece- dijo el hombre bajando el escote de mi vestido, su tacto es como si miles de espinas rosaran mi piel, mi cuerpo tiembla como loco.

_ ¡Deténgase, profesor! ¡No, no, no!- grité cerrando mis ojos, al abrirlos estoy cubierta de sangre de pies a cabeza ¿Qué esta pasando? Yo no soy una asesina ¡No, no, no, no! Mis sollozos, se hacían más y más fuerte convirtiéndose en llanto.

De entre la sangre se fue formando una figura espantosa sus ojos son dos agujeros oscuro y su boca casi abarca todo el rostro, toda yo se acurruco al final del laboratorio y una voz parecida a la del profesor Andrew sale de la figura espectral.

_ ¡Asesina, asesina, asesina! Tú me mataste así que yo haré lo mismo- la sombra saco unos largos brazos que llegaron a mi cuello entrelazando sus delgadas manos alrededor de mi frágil cuello. Un grito se escapo de mi garganta.

Me levanté de la cama asustada y desorientada todo fue un mal sueño, la oscuridad reina en mi habitación, de inmediato encendí las luces, el pánico invadía mi cuerpo, miré el reloj y tiene las tres de la mañana, me levanté y me di una ducha larga. Las lágrimas no se hicieron tardar en salir, me acurruqué en la última esquina del baño. Desnuda y temblorosa, me sentí sola y miserable a la vez ¿De verdad soy una asesina? ¿Yo fui capaz de matar a alguien? Mi pecho se oprime de dolor, después de llorar por un largo rato salí del baño. Volví la vista al reloj y ya son las siete de la mañana; me vestí rápidamente, al mirarme en el espejo mi rostro luce espantoso, así que hice milagro con el maquillaje. Decidí ir a la universidad total ya no me queda de otra, pensándolo bien renunciar no es la mejor opción ¡Tome una decisión continuare con mis estudios!

Los días pasaron, y todo fluía con normalidad, la muerte del profesor se agrego al ataque de un animal salvaje y yo comencé a creerlo también. Mi vida volvía hacer como antes, comencé a salir con mis amigos y a vivir como Dios manda, mi vida social crecía enormemente. El día luce fabuloso, el sol deja mostrar su mayor esplendor las clases terminan temprano hoy, para hacerle un homenaje al pervertido profesor y la verdad no tengo las ganas de estar allí. Karla y otras chicas quedamos en salir a pasar un rato de diversión.

Karla se dirige a mi con pasos apresurados- ¿Entonces quedamos para esta noche? – Yo asentí- ¡Ooooooh! Esta noche divirtámonos a lo grande ¿Ok? 

_ Si, pero baja la voz que todos nos están mirando _Dije en tono bajo _ ¿A que hora nos vemos? ¿Pasan por mi casa?

Karla me sonrió llevando su mano a mi espalda_ Claro que pasaremos por ti. Iremos en el auto de Felicia. Pasaremos por ti a las siete espero estés lista.   

Miré mi reloj y ya son las dos de la tarde, así que me decidí marcharme a casa, al llegar me lance sobre la cama, mi cuerpo esta casando de tanto estudio y estudio. Mi cerebro sólo ve letras y números cuando cierro mis ojos; el sonido del teléfono me despertó, provocando una terrible jaqueca.

_ ¿Sí?- pero nadie respondió al otro lado de la línea, sólo se escucha un ruido que parece un chirrido, algo extraño_ ¿Diga, hay alguien allí?_ igual que al principio nadie respondió, eso hizo que mi piel se erizara por completo, así que colgué de golpe, giré la vista y ya son las seis y media ¿Cuánto tiempo estuve dormida?

Corrí al baño, luego busque en mi armario algo que ponerme para salir, pero la verdad no se que usar jamás e ido a ese tipo de lugares en mi vida. Rebusqué hasta que encontré un lindo vestido negro con encajes  me queda un poco más arriba de la rodilla, creo que muestra mucha piel, lo mejor será probar con lago más. Pero el timbre de la puerta me distrajo, así que fui haber quien es.

_ ¡Waaaaaaaaa, te ves guapa! Vámonos- dijo Karla jalando mi brazo.

_ Pero… necesito cambiarme…- al escuchar mis palabras ella me tomó de los hombros  con una expresión de asombro.

_ ¡Qué bobadas dices mujer! ¡Te ves fabulosa!- yo sólo negué, ella me miró- ¿De verdad? ¿Te drogas o qué? Con ese cuerpo y escondiéndolo. ¡Vámonos! O terminare abofeteándote- me dijo con una cara seria. Yo caminé hasta la mesa y tome mi bolso.

Que más me queda que seguirla, me siento incomoda vestida con algo como esto, pero que culpa puedo tener si en el pueblo donde vivo nadie usa este tipo de ropa, bueno algunas chicas si, claro esta las más adineradas siempre tan presumidas, Natalia Gray y sus seguidoras siempre me molestaron hasta el último día de clase, de cierto modo las odio. El sonido de la puerta al cerrase me hizo volver.

_ Bianca, baja ya llegamos. Ahora deja a esa pueblerina en el auto y deja salir a la chica citadina_ me ordenó Karla. La verdad no me sentí muy cómoda con este vestido. Karla de tirones me llevo adentro.

El lugar esta medio oscuro, con lagunas luces parpadeantes que me causan mareos, la música es casi una tortura muy fuerte para mis oídos, Karla y Felicia socializaron rápido yo las seguí hasta donde se encuentran, mientras cruzo para llegar al otro extremo, veo todo tipo de personas, el olor a tabaco se siente en el aire y la del licor ni se diga, todo eso me revuelve el estomago. Al fin llego hasta ellas, ese trayecto casi me vuelve loca sin duda alguna.

_ ¡Bianca vamos bailemos!_ grita Karla, ya que la música es fuerte, solamente le afirmo con un movimiento de cabeza. Las chicas parecen divertirse, pero yo todo lo contrario me siento como un pez fuera del agua, de donde yo vengo no hay lugares así o al menos que yo sepa. Aquellas luces me tienen mareada. Tomé el brazo de Karla y le hice una seña de que me saldría por un momento.

Inhalé lo más que pude el aire fresco es el mejor y no en ese sitio tan cerrado y ruidoso, mis nervios se van calmando y las náuseas ya no están. Un grito me dejo perpleja, proviene de aquel callejo, todo mi cuerpo se estremece, el frío ésta haciendo su efecto, llevé mis manos a mi boca para calentarlas. Y allí de nuevo el grito, esta vez más aterrador y de la nada percibí un olor metálico, la curiosidad me invadió así que decidí caminar hasta esa terrible calle oscura, sólo una tenue luz se refleja al final del callejón. Mis ojos se abrieron lo más que pudieron al ver tal escena escalofriante, tres gigantescos lobos negros devoran a una chica, sus intestinos están esparcidos por todo el lugar uno de ellos tiene una pierna y el segundo mastica sin vacilar parte de sus órganos, aquel espectáculo me causo repulsión.

El miedo y el horror llenan mi mente, sólo pienso debo salir sin llamar la atención, pero la idiotez se notó en mí y sin querer pateé una lata y allí toda la atención para mí. Maldije en mi mente, ahora moriré en este sucio lugar, miro los ojos de las bestias, sus iris son de un color amarillo brillante, uno de ellos se lanza sobre mí, sin darme cuenta di un salto esquivando al lobo. Cosa rara por que no soy nada buena en esto de atletismo, pero de inmediato lo atribuí a la adrenalina. Cuando volteé vi venir el segundo por mi espalda, sin retraso me agacho y cerré mis ojos lo más que pude y en ese momento toda mi vida paso por mi mente, la cara de mis padres y ese triste recuerdo que se quedo grabado en mi cerebro al ser abandonada en medio de aquel terrorífico bosque. Lo único que escuche fue tres golpes secos, abrí mis ojos y visualicé  alguien venir en mi dirección, al menos se que es humano.

_ Levántese señorita ¿No esta herida? – Aquella voz es suave y cálida a la vez, me incorpore para mirarle bien. Es alto de piel broceada, su cabello es castaño, al igual que sus ojos; a decir la verdad es muy guapo, lo que más me impresiona es esa sonrisa amable que se dibuja en esos finos y pequeños labios.

_ ¡Gra… Gracias! ¡Muchas gracias!- dije haciendo una reverencia, pero al parecer a él no le agradó mucho, al ver que inclino mi rostro, el chico no me permite hacerlo.

_ ¡Por favor señorita no haga eso! yo soy el que debería inclinarse ante usted – Dijo rápidamente; eso me dejo un poco confundida, pero cuando quise protestar una voz me hizo voltear.

Las chicas vienen corriendo, en sus rostros de note angustian y miedo – Bianca gracias a Dios que estas bien, pensamos que algo malo te había sucedido – dijo Karla sus manos tiemblan como gelatina. Yo llevé mi mano hasta su hombro tratando de calmar sus nervios.

_ Tranquila este chico me ayudo – Dije apuntando atrás. Las chicas me miraron extrañadas.

_ ¿Cuál chico? – Dijeron al mismo son. Yo me giro y efectivamente no había nadie, ni los cuerpos inertes de los lobos, ni rastro del cuerpo desmembrado de la chica. ¿Pero cómo? Estrujé mis ojos varias veces ¿Acaso lo aluciné todo? No lo creo al menos que me este volviendo totalmente loca.

_ ¡Oh, ya es tarde! Es mejor volver a casa- indicó Felicia.

Abrí la puerta de mi departamento, todo el lugar esta oscuro, toque la pared en busca del interruptor, palpe un poco más y allí esta, cerré la puerta y me quite las zapatillas, deje el bolso caer sobre el mueble, suspiré y me senté. En  mi mente sigue repitiéndose una y otra vez lo sucedido, no creo que haya sido mi imaginación, aunque es un poco loco ver lobos en medio de esta ciudad, es ilógico, lo mejor será que lo olvide; creo que el mucho estar en aquel lugar afecto mis sentidos.

Encendí la tele para ver algo que pudiera mantener mi mente ocupada en cualquier tontería, así que me senté y comencé a ver una película de acción mi género favorito. De repente mis ojos se van cerrando, dejando de saber de mí. Un ruido seco me despertó, miro a los lados y la tv aun sigue encendida, saque mi celular y me fije en la hora Cinco de la mañana ¿Dormí tanto? Y de nuevo volví a escuchar el ruido, cada vez suena uno tras otro ¿Proviene de atrás? Al girar la vista quede perpleja docenas de cuervos se estrellan contra mi ventana. Aquellas aves seguían golpeándose contra el vidrio de la ventana sin detenerse. Así que decidí acercarme, los ojos de estos pájaros son rojos… Como… la sangre, me fui acercando más y más hasta quedar pegada al vidrio y uno de ellos se golpeo tan fuerte que el cristal cedió un poco, eso me asusto tanto que caí sentada en el piso.

Al levantar la vista vi como más de esos pajarracos van llegando, claro lo que pude observar por lo oscuro del cielo. Un terror enorme me caló hasta los huesos y me escondí detrás del sofá y apague las luces, haber si es eso lo que los tenia nerviosos, pero aun siguen golpeando la ventana. ¡Que se vallan, por favor diosito! me repetía mentalmente. Treinta minutos después cesaron los golpes contra el vidrio, mi corazón se calmó y con mucho sigilo camino hasta la ventana, ya la claridad comienza a darle vida a la ciudad, ya no había rastros de los cuervos por ningún lado, suspiro profundamente.

Fue algo extraño y aterrador al mismo tiempo, de nuevo el miedo entro en mi cuerpo y un frío me hizo estremecer de repente, entro en el baño y me doy una ducha, el agua me ayudo a despertar mi confundida mente tantos eventos han sucedido, que mi cordura esta en un hilo, me coloque algo cómodo un camisón con dos perritos bordados en el centro. La verdad hoy en la mañana no tengo clases sino hasta las dos de la tarde, Salí de la habitación y me dirigí a la cocina a prepararme algo para desayunar, busque en el refrigerador y no vi gran cosa _ Nota mental debes comprar algunos víveres después de salir de clase _ pensé. Lo único que tengo es un poco de queso y jamón así que me prepare un emparedado ligero y me serví jugo; me senté en la sala a disfrutar de mi comida, luego ordené el departamento, saque mis libros y estudie un poco.

Levante la vista y me fije en el reloj de pared ¡Ya son la una! Debo alistarme para ir a la universidad. Me di un baño rápido y me visto con un pantalón y una camisa de algodón negra, busco mi bolso y las llaves, miré mi celular y ya es tarde corro hasta la parada del bus, unos segundos después llego, suspiro al fin llego temprano una vez en la vida. Bajé y camino hasta la entrada de la universidad, visualicé a Karla subiendo las escaleras, sin demora la llamo.

_ ¡Karla! _ Ella voltea y me sonríe al tiempo que alza la mano para saludarme, yo igualmente le respondo. Corro llegando a su encuentro.

_ ¿Qué tal fue tu mañana?_ Dijo ella con desgana y soltando un suspiro. La miré y vi que debajo de sus ojos hay ojeras, profundas y oscuras.

_ Bien _ Mentí, prefiero no contarle mi suceso extraño _ Pero tú áno luces muy bien que digamos ¿Pasa algo? Te ves muy cansada _ Ella me volvió a sonreír, esta vez débilmente.

_ No… No pasa nada. Ya estas imaginándote cosas que no existen _ Articula rápido y nerviosa.

_ ¿Segura? _ Volví a insistir. Karla es mi mejor amiga desde que llegué aquí. Su mirada refleja angustia y miedo es la primera vez que la veo tan nerviosa. Algo debió pasar a noche después de que cada una volvió a su casa, así que hice otro intento _ Karla sabes que puedes contar conmigo cuando quieras. Para eso somos amigas _ Le sonrió y le paso mi brazo por los hombros _ Amigas por siempre, recuérdalo siempre ¿Si?

_ Claro que sí _ Dijo tomando mi mano _ Nunca lo he dudado _ Aquello me alegra de una manera reconfortante.

De repente algo dentro de mí retumba y un dolor agudo se filtra en mi cabeza y millones de voces se cuelan, gritos, risas, llantos… sin más mi cuerpo se desploma, siento que estoy a punto de explotar y a mi alrededor todo se torna borroso, lo último que logro ver es el rostro de preocupación de Karla. Y después de allí todo se oscureció.                    

Me sentía como si estuviese en el vacío. Todo es oscuro y silencioso. De repente un olor dulce y agradable llegaba a mis cosas nasales, era tan suave y penetrante que me daba la sensación de que necesita tener ese aroma cerca. Mi garganta se sentía tan seca, tanto que quemaba con el solo intento de tragar.

¿Qué me está pasando? ¿Qué demonios es todo esto? me sentía como una adolescente pasando por su primer periodo.

Capítulo III. Terror.

¿Dónde estoy? Mi cuerpo se siente frío y pesado ¿Porqué todo esta oscuro y silencioso? Siento que mi cuerpo navega en la nada. De repente una voz me llama y junto con ella una luz tan brillante que enceguece mis ojos ¿Quién eres? Es lo único que pensé mis pupilas se van abriendo y todo a mi alrededor es tan claro y borroso.

_ ¡Bianca, Bianca! _ Escuche que me llaman. Esa… Esa voz… es… ¡Karla! Mis ojos se van acostumbrando a la luz del lugar, lo primero que veo es el rostro de mi amiga con lagrimas en los ojos _ ¡Bianca! ¿Cómo te sientes?_  Mi cabeza todavía me duele así que volví a cerrar los ojos.

_ Tranquila estoy bien, sólo tengo un leve dolor en mi cabeza _ Dije en voz baja. Ella me tomó de la mano y me mira como estudiando mi condición.

_ ¿Segura? Lo mejor es que te quedes esta noche aquí en el hospital. Todavía te ves pálida ¿No es así doctor? _ Dijo Karla desviando la mirada al hombre alto vestido de con una bata blanca. La verdad es que ella suele exagerar todo, clásico de Karla.

El doctor se acerca y me revisa la vista con esa bendita linterna, después de quitarla parpadeé un par de veces, me tomó la tensión y al final dijo _ Lo mejor es que te quedes en observación esta noche, si no presentas problemas, mañana temprano podrás salir de aquí. Solo falta unos análisis y te dejaremos descansar- indicó el hombre de blanco. Karla se dirigió a él rápidamente.

_ ¡Yo puedo quedarme con ella! Y así le hago compañía _Pronunció con una sonrisa de oreja a oreja, el hombre inmediatamente se negó.

_ Lo siento, pero ya se paso la hora de las visitas. Además su amiga no necesita que la ayuden en nada, lo que ella necesita es descansar _ Karla se le pego como chicle, pero él se negó hasta el final.

_ Disculpe, doctor ¿Podría darme algo para este dolor? Mi cabeza parece que va a estallar _ le pido. Ya todo me da vueltas, los mareos se hacen evidentes. ¿Qué demonios me esta pasando? Jamás en mi vida me enferme y ahora estoy casi muerta. Él me mira con gesto de preocupación.

_ Lo siento jovencita, pero tendrá que esperar. Primero los análisis y luego nos encargaremos de eso después  _ Aquello me parece estúpido, tener que esperar, si estuviera en casa ya me habría tomado una aspirina y todo estaría solucionado. Dos horas después de sacar mi sangre de la manera más dolorosa que existe; la enfermera me administra algo en el suero; haciendo que de inmediato mis ojos se van cerrando, al parecer es un sedante.

Un sonido extraño me despierta, mis ojos pesan toneladas, así que hice un esfuerzo en abrirlos, me levanté de la camilla y busqué entre la oscuridad el origen del ruido. Es como si arañaran algo de madera ¿Tal vez sea un gato? Pero ¿Dentro de un hospital? Sin encender la luz camino hasta la puerta, ya que es lo único de madera aquí, el ruido se va incrementando a cada paso, de golpe se detiene di un paso y luego me arrepentí y retrocedo. Pero la curiosidad me invade, y sin tiempo de pensar mucho la abrí, para mi sorpresa un animal grande está parado frente a mí, la angustia y el terror se adueñan de mi estado mental.

Sin demora tiró la puerta, y corrí hacía la ventana, esa cosa comenzó a golpear con fuerza la puerta, me fijé a los lados y me escondí en el armario y de un golpe ese perro gigantesco entró , mi corazón late tan fuerte que siento que me dará un paro, ese animal se detuvo en medio de la habitación y luego olfatea todo, mis manos tiemblan, le ruego a Dios que esa bestia no de conmigo, vi por entre las ranuras de la puerta como se mete al baño y a la velocidad que me permite el cuerpo, le cerré la puerta; así que aproveché y corrí en busca de ayuda, sé que eso no lo detendrá por mucho. Entre en cada puerta que encuentro y todas las habitaciones están vacías.

La desesperación se agranda a cada segundo, así que subí las escaleras, al tercer piso y lo que mis negros ojos ven me deja helada, petrificada. La sangre corre por todo el pasillo, personas desmembradas; es horrible mi estómago se contrajo por tal espectáculo. Un gruñido me hizo voltear; un enorme perro negro con exagerados colmillos se dispone a atacarme, mis pies reaccionan por voluntad propia y corrí entre los cuerpos sin vida de aquellas personas y esa cosa a escasos centímetros de mí. Mi pie pisa algo gelatinoso y caigo sobre aquella sangre; toda mi pijama queda empapada, sentí como se recurría por mi cara, brazos y mis pies, es horrendo. Me levanté lo más rápido que pude y llegue al ascensor, por suerte está abierto y entré presionando varias veces el botón del primer piso como unas cien veces, mi cuerpo entero se va desvaneciendo al ver venir al feo animal.

Por un momento toda mi vida me pasó frente a mis ojos, cada momento vivido con mis padres. ¿Cómo es posible que mi vida terminé de esa absurda manera? ¿Qué hice tan malo para merecer esta muerte? Mis ojos se llenan de lágrimas nublando mi vista. “Adiós mamá, adiós papá… los amo” es lo único que pasa por mi mente antes de perder el conocimiento.

A lo lejos escucho que alguien me llama, una voz familiar tal vez, no estoy segura, me siento cansada y débil, mi cuerpo arde como si me estuviese incendiando; algo frío rozo mi frente y de inmediato imágenes grotescas aparecieron delante de mí, sangre, muerte, cadáveres putrefactos y viseras por doquier y de repente abrí mis ojos desorientada mirando de un lado a otro, aquellas caras no me parecen familiar sólo una, pero mi cerebro aún no le da un nombre. Cuando escucho su voz la reconocí. ¡Karla!

_ ¡Bianca gracias a Dios que estás bien! _ Dijo presionado mi cuerpo _ ¡Estaba tan preocupada! _ Suspira y continua _ La policía me llamo diciendo que te encontraron desmayada cubierta en sangre… casi morí al escuchar eso _ En ese momento me separo de ella y me reviso, efectivamente estoy bañada en sangre de pies a cabeza. Los vómitos no se hicieron esperar y comencé a arquear vomitando todo lo que tengo en el estómago. Después de unos cinco minutos una de la enfermera me ofreció un baño para asear mi cuerpo; vi como el agua limpia la sangre de mí. Y recordé que esta no es la primera vez que me encuentro cubierta de sangre humana. Mi estómago vuelve a sentirse revuelto, pero esta vez no hay que expulsar, allí estoy frente al espejo, mi cara luce pálida, las lágrimas no tardaron en salir.

Mi ser entero se siente desprotegido y solo, un vacío infinito atraviesa mi alma, ya no sé que pensar en mi departamento, en la universidad y hasta aquí me ha perseguido. No… No puedo más con esto ya mi cordura se está perdiendo. Un golpe en la puerta me saca de mis pensamientos.

_ Bianca, ¿Todo está bien allí dentro?_ Pregunta mi amiga. Inhalé buscando que mi voz no sonara débil y quebrada.

_ Si… Ya salgo _ Seque mis lágrimas y salí, mis pies no me respondieron y casi me caí, gracias a Karla que me toma del brazo _ Gracias. Amiga _ Me senté en la cama, los mareos aún siguen, así que recosté. En ese momento llega el doctor.

_ Buenos días _dijo. Acercándose a mi lado, mira a Karla y luego agrega _disculpe señorita, por favor me deja a solas con la señorita Scott _pide el señor regordete. Karla se retiró y él empezó con la revisión, al final me mira y dice: _todo está en orden, solo tiene un poco de anemia, tome estos son los medicamentos que debe adquirir _extiende la mano dándome un papel con un montón de garabatos. Lo doble y lo dejé sobre la cama.

_ Gracias, doctor… Doctor ¿Cuándo me darán de alta? _ pregunté ansiosa. La verdad no quiero estar un segundo más en este horrible lugar. Él me sonríe y se para frente a la ventana. Le ruego a Dios que me diga que puedo irme, repetían sin cesar en mi mente.

_ Hoy mismo te puedes ir ya te firme la orden de alta, solo rellene este formulario de retiro y todo estará listo _sin pensar demasiado firme rápidamente. Karla me trajo un cambio de ropa. Salir de allí es mi gran deseo por los momentos.

Al salir Karla, me sonríe levemente y en sus ojos se refleja un destello de preocupación, eso me inquieto mucho, pero evité decir una tontería, así estuvimos hasta que llegamos a mi departamento, ella se acercó y me hizo sentarme en el sofá.

_ ¡Tú quédate allí! Que yo me encargo de prepararte algo para desayunar _de inmediato la detuve.

_ Creo que eso no se va a poder, no he podido comprar los víveres… _dije casi en un susurro.

_ Tranquila ya me encargue de comprar todo, así que siéntate ¿Si? _dijo sentándome de nuevo _eres mi mejor amiga deja que haga algo por ti una vez y en cuanto a las medicinas yo me encargaré de comprarlas… _ella sigue hablando muy animada; la verdad me alegra verla con esa actitud, llena de vida _ ¡Ah! Ya le avisé a tus padres, así que no tienes que preocuparlos más de lo que ya estaban ¿Ok? _dijo en tono fuerte. Yo solo me reí, ella a veces actúa como una madre.

_ ¡Si! Lo prometo no les molestaré _hice una pausa, yo quería saber que piensa ella de lo que pasó no quiero que piense que estoy loca o algo parecido _Karla… tú me crees ¿Verdad? _en licencio invade el lugar solo la escucho suspirar, se asoma a la sala y mi mira.

_ Claro que te creo, siempre lo haré así que no te atormentes pensando cosas raras. Recuerda esto mi niña nunca te abandonaré. Eres mi mejor y una amiga en la vida. _ al finalizar me dedico una sonrisa y volvió a lo que está haciendo.

_ Yo también, te quiero Karla. Nunca lo olvides _dije soltando un suspiro largo. Me acurruco en el sillón y el sueño me rindió.

_ Mamita ¿Hacia dónde vamos?- pregunté asustada el sitio luce tétrico y oscuro, los aullidos de los lobos me hacen erizar por completo. La mirada me dé mi madre se oscurece en ningún momento me mira solo conduce en dirección a un camino rústico, casi imposible de entrar en auto. Ella se bajó y después me toma del brazo, dándome un fuerte tirón.

_ ¡Ya estoy cansada de cuidar de una niña como tú! Mi vida está arruinada por tú culpa y la de ese bastardo que nos abandonó, pero ahora ya no tendré más estorbos en mi vida- decía ella en un tono bajo, no sé si ella sabía que podía oírla o no. Su rostro se relajó cuando llegamos dentro del bosque, me miró y después sonrió abiertamente _Bianca mírame, escucha con atención mamá tiene que hacer algo importante, pero prometo venir por ti después que termine de hacer eso ¿Ok? ¿Me esperas? _preguntó ansiosa. Yo solamente la miro muy asustada; ella rozo mi mejilla y la beso, eso me hizo confiar ciegamente que vendría por mí.

Ruidos extraños inundaron el bosque, mi pequeño cuerpo se acurruca al lado de un árbol. De entre los árboles enormes lobos negros salen, aquellos ojos amarillos me causan un escalofrío profundo; de mis ojos brotan lágrimas a montones. Dentro de mí sabía que mi mamá no vendría por mí ya. Solo podía llamarla.

_ ¡Mamita, mamita, ven rápido!

Inmediatamente, me desperté con lágrimas en los ojos, me levante y busque a Karla y no la encontré por ningún lugar, camino hasta la cocina y veo una nota en la mesa:

“Querida, allí está tu comida, no te olvides de tomar tus medicinas. Están sobre la mesa de la sala. Me tuve que ir se me presento un problema.

Te llamaré más tarde. Cuídate”

Calenté la sopa, y me senté a la mesa. Ya veo cambio de idea de hacer un desayuno y me preparo el almuerzo, debió imaginarse que dormirá por un buen tiempo, después de todo anoche no dormí mucho con todo lo que paso. Me alegra saber que Karla no me hizo un intenso interrogatorio sobre las preguntas que afectaban su curiosidad, sobre lo sucedido. La verdad no quiero recordar tal cosa. Comí un poco, luego me di un largo baño. Me coloqué algo cómodo para pasar el día en casa, saqué mi libro favorito y me recosté en el sofá para leer un rato, estoy tan inversa en la lectura que no escuché el timbre sonar, así que me levante rápido, me imagino  que es Karla seguro que viene a ver si me estoy tomando la medicina. Si demora abro la puerta.

_ Karla ya se…_no terminé la frase cuando vi frente a mí a un sujeto sumamente alto. Mi cuerpo se contrajo al verlo, presiento que nada bueno saldrá de esta visita; él hizo una reverencia y volvió a su postura.

_ Buenas tardes, señorita Bianca _sus ojos tiene un brillo como si él supiera algo que yo desconocía _me alegra dar con usted. Sería tan amable de venir conmigo. Mi señor desea conocerla, para él usted es alguien muy importante.

Mi corazón se aceleró aquello no me está gustando mucho, un hombre desconocido toca a mi puerta, pidiéndome que lo acompañe es algo tétrico y escalofriante, trague saliva y con una sonrisa nerviosa decidí responderle.

_ Lo… Lo siento, pero eso no se va a poder, así que discúlpeme _dije cerrando la puerta. De inmediato colocó su pie entre la puerta permitiendo que yo no la cerrara, en ese instante mi corazón me llegó a la garganta, del susto _por favor retírese o tendré que llamar a la policía _rápidamente en su rostro se dibuja una sonrisa de triunfo. Sin darme cuenta me toma del brazo y me saca de mi apartamento.

_ Perdón, pero una orden es una orden, tendré que inmovilizarla _ indico el tipo. Lo único que sentí fue un golpe en mi estómago que me saco todo el aire, mi vista se nubló y no supe más de mí.

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