1999
— Madre, madre – lo dice con lágrimas
— ¿Qué pasa cariño? – inclinándose para pasar el dedo pulgar por la mejía de Asya
— He perdido, me han atrapado – lo dice golpeado sus pies con el suelo
— Mi amor – acaricia su mejía – a veces se tiene que perder para ganar en la vida
cielo
— No me gusta perder – lo dice frunciendo el ceño
— Es importante que aprendas a perder, no todo es ganar corazón— la carga para darle
un beso en la frente – te amo cariño.
En ese momento todo empezó a tornarse oscuro y neblinoso – mami – dice con
preocupación y asustada cuando ve a su madre tirada en el suelo llena de sangre
y golpes en la cara.
— Corre, corre – dice una y otra vez hasta que su vos se dejó de escuchar, ella corrió lo
más que pudo cuando vio a su tía vestida de negro parada frente a ella llorando
naufraga.
— ¿tía que pasa? ¿Por qué lloras? – pregunta temblorosa
— Tu mamá – no podía decirlo e intenta limpiar sus lágrimas – ella a…
Desperté gritando madre haciendo que mi tía escuchara y corriera a mí
habitación para consolarme.
— Todo estará bien – ella me abrazo y me lo dijo barias beses con una voz en susurros y
tranquilizadora
— Extraño a mi madre – no evito decirlo llorando al recordarla
— Todos extrañamos a tu madre cariño, pero abecés es mejor olvidar y no pensar – lo
dice tranquila, pero algo inquieta
— No puedo, cada vez que intento no pensar en mi madre es peor, solo quisiera que
este aquí.
— Todos quisiéramos eso mi vida, pero es algo imposible de cumplir, ella se ha ido y no
volverá nunca
— Lo sé — me escondo entre los brazos de mi tía esmeralda
— Cariño, hay que dormir sí, ya no pensemos en eso y a dormir que mañana es un día largo
princesa.
A la mañana siguiente me desperté abrazando a mi tía, pero tenía que levantarme y lo hice despacio para alistarme para la
escuela cuando lo hago bajo a desayunar topándome con mi abuelo
— ¿Cómo pasaste la noche niña? – lo dice fumándose un cigarro
— bien, no te preocupes— lo digo sentándome en la silla del comedor
— bueno, entonces a desayunar - lo dice sentándose alado mío -
— Abuelo — dice Asya
— sí, Asya – voltea a verme
— ¿Quién mato a mi madre? – le pregunto algo nerviosa
— no me gustan esas preguntas y lo sabes bien— le grita dejando de comer aventando el plato hacia ella y marchándose del comedor
— lo sé, pero yo…
— nada, ahora terminas de tragar que llegaras tarde de nuevo y no puedo soportar más
indisciplina tuya entiendes – saliendo por completo del comedor.
En la escuela Asya escucho que llamaban su
nombre en un tono de burla, ella no hizo caso y siguió caminando a su salón
— miren quién viene ahí— lo dice con un tono de
burla en su voz
— ¿Qué quieres? – le digo cansada de tanto maltrato
— no sé te olvidé que aquí no soy nada tuyo, lo entiendes— se lo dice en un susurro
para después retirarse empujándola
— algún día sabrás que la traición se paga con sangre - se levanta del suelo para
caminar al salón
— Como no hay maestro, decido caminar hasta los últimos a cientos porque ahí si soy
invisible y nadie me molesta con lo mismo de siempre, puesto que por culpa de Carol
todos me molestan diciendo maldita, pobre, fea, gorda, inútil, todo tipo de
insultos que se pueda imaginar
— señorita Luna - lo dice tirando un libro en su escritorio— le estoy hablando
— lo siento, no la escuche - (se preguntarán porque me llamo luna si ese no es mi
nombre, es el nombre de seguridad para no revelar mi identidad con suerte y
Carol no lo ha dicho, pero el caso es que ella me conoce como Luna) -
— eso veo, como estás en otro universo - haciendo que los demás se burlen
— no tienen el derecho de burlarse de su compañera - lo dice con un tono de voz elevado
— por favor saquen el libro página veintidós a veinticinco quiero un resumen de
diez hojas para mañana
— yo no las are, pagaré para que me lo hagan okay - lo dice con seguridad
— espero y sea una buena decisión Carol, que lo que está en juego es tu mentalidad, no la calidad
— yo sé lo que hago – dice coral rechinando los dientes
— será su decisión señorita Arslan - camina hacia el asiento de Asya
— Señorita Luna
— ¿sí?
— por qué no va con la directora para que le haga entrega de sus pertenencias - lo
dice en un susurro
— ¿qué pertenencias? - confundida
— su padre le ha mandado algunas cosas
— está bien, gracias
— no te preocupes, puedes ir de una vez, si quieres llevarte tu mochila
— ¿no dejará más cosas?
— no, será lo único
— en ese caso con su permiso Maestra – lo digo parándome de mi asiento -
Al salir del salón me estrellé con un pecho fornido
— Lo lamento no la vi – dice
— no se preocupe, todo está bien - seguí caminando preguntándome que ara el aquí no
tiene pinta de maestro
— Llegue a la dirección y decido tocar al dar dos toques escucho una voz que me dice
pase, empuje la puerta y pase
— buenos días, directora – me siento en una de las sillas que estaban ahí
— tu padre me mandó esto, dijo que no podría venir
— lo sé, lo sé, mucho trabajo fuera de la ciudad, no
— he notado que, no te tomas nada bien esto, que el este fuera de la ciudad
— no, desde que murió mi madre no ha estado conmigo ni un solo día, solo me manda
regalitos y para colmo en la escuela, porque está peleado con mi abuelo - lo
dice con un tono triste
— no te preocupes, sí, ellos muy pronto arreglarán sus problemas
— perdón sé que te afecta que te hable de mi madre
— claro que no pequeña, lo que tengamos tu padre y yo no incumbe en los sentimientos
que tengas por tu madre, no me molesta que hables de ella - la abraza
acariciándole la espalda
— gracias - lo dice con lágrimas
— ¿Por qué pequeña?
— por no dejarme sola en esto
— pequeña calma, sé que todo esto no está nada bien para ti, pero muy pronto, verás que
todo mejorará, si
— lo sé, pero ese pronto se convertirá en días y días y yo no quiero estar sin ver a
Luke
— ya pequeña, mira – sacándola caja de su cajón izquierdo
— ¿qué es?
— es la sorpresa que me dio tu padre, para ti - le entrega la caja
— guao, es un collar de un libro con una estaca en medio, me lo pones - sacando el collar y
dándoselo
— claro que si pequeña - colocándolo en el cuello - qué hermoso se te mira pequeña
— gracias - la abraza
— te quiero - dándole un beso en la frente
— yo también la quiero a usted.
Al salir de la dirección entre a la última clase
que sería matemáticas, cuando entro al salón veo al mismo tipo con el que me
tropecé en el pasillo, lo voltee a ver de pies a cabeza cuando llegue a sus
ojos eran radiantes oscuros como la noche, no podía quitar la mirada de el y el
de la mía el me observaba como presa viva y yo a él con asombro, sentía como me
podía desnudar con su mirar hasta que decidí quitar la mirada de el y el
decidido hablar .
- ¿por qué tan tarde señorita? ya estamos por salir – dice el mirándome a los ojos,
como si me escaneara, como sí me conociera de algún lugar.
- Lo lamento, estaba en dirección – no se por que razón empecé a trabarme en las
palabras haciendo que se rían de mi unos cuantos del salón.
- ¿Y por qué estas adentro? si no has pedido permiso para pasar – frunce el ceño, lo
que parecía lindo y guapo se convirtió en algo feo y molesto
- Perdón – me limito a decir, cuando el me saca y me hace que toque de nuevo que
molesto, yo salgo y toco la puerta el me abre y me mira como si estuviera
disfrutando de este momento – puedo pasar – le digo moviendo la cabeza de un
lado a otro.
- No escuche bien, ¿Qué fue lo que dijo, señorita?
No lo podía creer enserio me iba hacer repetirlo – puedo pasar – volví a
decirlo y el vuelve a decir que no escucho por dios es sordo o que mierda ya me
hizo repetirlo – puedo pasar- selo digo ya algo molesta y el acepta y me hace
presentar ante todos a lo que yo digo un solo nombre- bueno mi nombre es luna-
- Apellidos, señorita
- No tengo apellidos, solo un nombre y es todo lo que tengo
- Que raro, por naturaleza las personas vienen con apellido y todo incluido – lo dice
haciendo esa típica sonrisa de niño estúpido.
- Bueno, si una persona no tiene padre de donde saca los apellidos – frunce el ceño
Noto que el voltea a un lado tocándose la esquina de la frente con la mano
derecha para después decirme – tómeme asiento por favor – yo camino hasta el
ultimo asiento cuando el me detiene
- Llegas tarde y te quieres sentar hasta lo último – dice confuso, pero con un cierto
tono de líder
- Ese es mi lugar – me limito a responder
- Eso no me interesa, quiero estarte viendo, sienta enfrente, enseguida de la que trae
blusa rara – cuando volteo note que me hizo sentar enseguida de Carol mi
némesis a la que odio con todo mi ser y existencia.
- Bueno, empecemos, pasare lista y se pueden retirar excepto luna, pero primero ¿dudas?
Levanto la mano y el meda el permiso de hablar
–¿porque es maestro? Y de matemáticas – el me mira extrañado por la pregunta a
lo cual responde lo más estúpido que pudo a ver decido
- Porque es mi pasión- dice con orgullo
A lo cual yo me quedo callada, su pasión por favor
la pasión de alguien musculoso con tatuajes y pinta de detective no pude ser su
pasión dar clases en una escuela de malos recursos y llena de bullying, en que
épocas emos llegado dios mío, se me ocurre lo más estúpido para decir y más
vergonzoso – que bonito, que le gusté ser maestro, en verdad –
- Lo dudó, por tú cara, pensaría que ya me criticaste hasta el último rincón de mi
alma, señorita luna
Entre dientes dije – si que lo duda – sin que me
escuchara como un susurro pequeño
- Bueno chicos salgan- yo ya estaba apunto de irme cuando el me detiene – luna, tu no -
refunfuño dentro de mí, no podía llegar tarde a casa o si no mi abuelo me
mataría literal me mataría
- No puedo quedarme, por favor déjeme salir, le prometo que ya no llegare tarde
nunca mas a su clase – le digo casi arrodillándome, no quería que mi abuelo me
pegara o gritara
El me mira confundido en su cara cómo descifrando
el por que el temor de no querer quedarme a que me enfrentaría al salir de aquí
- no lo sé señorita\, llega tarde\, sin tener una pisca de decencia – decencia
este no sabe que es decencia.
- Que dijo – lo digo frunciendo el ceño – decencia la que no tiene usted, acaso sabe
que es la decencia, la decencia es que le diga inútil hay si perderemos la
decencia, pero no la pierdo.
El me mira con diversión en su rostro – entonces
yo soy el que no tiene decencia, señorita
- Sí, usted no la tiene y nunca la tendrá – lo digo acercándome a el hasta quedar a 2
centímetros de distancia-
- Que gracioso – se acerca mas a mi que dando a nada de distancia estábamos muy
juntos y yo por inercia me aleje de el
- ¿Qué le parece gracioso? – le digo levantando la ceja izquierda
- Que hace rato podría usted salir, pero se quedo discutiendo conmigo como niña
pequeña
- Que – digo asustada mirando el reloj – mierda- ya eran las dos de la tarde Arturo me
iba matar si llegaba tarde dios mio y lo peor es que no quería verlo, no al
canse ni a decirle adiós al maestro cuando salgo corriendo lo más rápido que
puedo, pero paro en un callejón ya
estaba cansada y no sabía si quería llegar a casa, me senté a descansar y a
buscar algo de agua en mí mochila ya qué había corrido demasiado y ya estaba
cansada en eso mi celular suena, al ver la pantalla mi mano empezó a temblar al
contestar un Arturo muy rabioso me grita.
- ¿Dónde mierdas estas Asya? – grito tanto que la voz se escuchó como si lo fuera puesto
en alta voz
- Me quede horas extra en la escuela, pero ya estoy caminando a casa – le digo algo
nerviosa
- ¿Por qué tan tarde entonces, si según tú estabas en clases?
- No me escuchaste acaso, me quede horas extras, extras en la escuela no escuchas – le
digo molesta y le recalco el extra
- No me mientas, Asya, se que no estabas en la escuela
- Que mierda, ¿por qué no me crees?
- Tu prima me dijo que no te vio todo el día en clases
- ¿Por que le crees mas a ella que a mí?, sabes que, vete a la mierda no llegare a casa
ojalá y me maten, me roben yo que se, pero verte la cara a ti de nuevo seria un
martirio para mí – cuelgo la llamada enojada y decido caminar a una biblioteca
ya que eso era lo que mas me relajaba ultima mente desde que mi madre se murió.
Cuando llegue a la biblioteca me fui al lugar más
solo para poder leer mientras leía un recuerdo vago de mi madre vino a mi mente
haciéndome llorar – que estaré haciendo mal madre, que hecho mal para que mi
abuelo me odie, ya no me quiera y prefiera a la traicionera, desde que te fuiste toda mi vida se ha vuelto un
martirio de dolor y llanto no sabes cuanto e deseado dormirme y ya no volver
abrirlos ojos nunca más.
No se por que de tanto llorar me quedé dormida en la biblioteca, pero me
desperté cuando sentí que alguien me estaba cargando, cuando abrí los ojos vi
que eran los guardaespaldas de Arturo y refunfuño - ¿Por qué no me dejan estar
sola un segundo tan siquiera?
- Lo lamento señorita, pero no llego a casa en su hora de salida que fue a las dos
de la tarde y ni siquiera se reportó conmigo para darme informes de que saldría
a la biblioteca no sabe que tan preocupado me tenia
- Lo lamento Hugo, abecés se me olvida que a la única persona que le importo es a
usted – lo digo resoplando con tristeza
- No diga eso, claro que le importa y mucho a su abuelo solo que él tiene
sentimientos muy diferentes a los demás
- Como sea, eso es mentira, yo se que le valgo, que no le intereso, desde que murió
mamá lo único que a hecho es ignorarme e insultarme por cualquier cosa que yo
haga
- Sabe que su abuelo ha tenido mucha presión y lo de su madre fue un golpe muy fuerte
para todos y más para usted, ¿se tomo el medicamento?
- Mierda, no me lo e tomado, cuando lleguemos a la casa me lo tomo
- Está bien, pero lo hace por favor la quiero sana y fuerte para un futuro – cuando
llegamos al carro el me sentó en los asientos de atrás haciendo que me quede
dormida con el moviente del carro
Cuando desperté ya estaba en mi habitación solo me
levante a poner me la pijama y ver la hora cuando la veo me quedo perpleja –
las dos de la mañana, Arturo me va a regañar – bajo las escaleras para ver donde
estaba Arturo y decirle que ya estaba aquí, pero lo que veo frente a mí no me
gusta para nada, decido decir algo para que sepan de mi presencia – buenas
noches.
Arturo solo voltea a verme y veo que está enojado
para después decirme – ¿por qué cojones te escapaste de clases luna?
Lo único que aprecio de el es que nunca diga mi
nombre real frente a esa inhumana – que, claro que no escape de clases, yo
estuve en todas y en cada una de ellas
El me avienta una hoja llena de faltas – que, esto
es una mentira – digo molesta por tal cosa
- Claro que no es una mentira, tú prima lo saco de dirección esto es real luna no me
quieras ver la cara de estúpido, que mierda es esto, no te estado pagando la
escuela como para que faltes tantas beses las que se te de tu gana, estúpida,
maldita niña estúpida – me quede asombrada de lo lejos que podía llegar mi
prima con tal de hacerme quedar mal, lo que me decía Arturo ya no melodía todo
el tiempo escucharlo me hizo inmune a su desprecio.
- Como le puedes creer a esta idiota, a la estúpida que traiciono a mamá – no termino
de decir mas cosas cuando siento arder mi mejía del golpe que medio Arturo, me
dio una abofeteada fuerte que hizo que mi cara diera vuelta.
- Como te atreves a golpearme – mis lagrimas comenzaron a salir por el dolor haciendo
que me toque la mejía con la mano derecha para calmarlo un poco – tu no eres mi
verdadero abuelo para que me estés golpeando maldito viejo asqueroso, que te has
creído que me podrías golpear, como quisiera haber muerto en ese accidente así
ya no lidias conmigo – cuando termino de decirle cosas hirientes corro a mi
habitación.
Cuando entré a mi habitación empecé a llorar tanto
que me empezó a doler la cabeza, solo quería estar sola pero no podía.
- Por favor ya vete Carol, ocupo hablar con mi niña creo que me he pasado un poco
- Si abuelo, perdón por todo esto, pero me preocupo demasiado por el bienestar de ella
- Lose lo entiendo, vete con cuidado –
cuando ella sale Arturo sube hasta la habitación de Asya.
Estaba acostada en el suelo no tenia ánimos ni de
levantarme para subir a la cama, cuando escucho que tocan la puerta dos veces
con esos toquidos ya sabía que era Arturo
- Asya abre la puerta – dice el esperando que yo le habrá
- Claro que no te abriré
- Abre esa maldita puerta Asya o te juro que la rompo
- Has lo que quiera a mí ya no me importa – estaba esperando a que la puerta fuera
rota en pedacitos, pero no la rompió solo se disculpo
- Perdón si, perdóname, nunca debí abofetearte, pero me alzaste la voz
- Si no querías que me alterara porque simplemente no me creíste a mí, yo no te miento,
te estoy diciendo la verdad no e faltado a ninguna clase
- Porque ella trajo evidencia y a la evidencia le creo más que a la palabra, eso es lo
único que dice la verdad
- Perfecto, entonces cuando me muera espera una evidencia que diga Asya se ha muerto
- No digas estupideces
- Como quieres que no diga estupideces si mi vida no vale nada desde que mi madre
murió ya no tiene un significado
- Si, si lo tiene, la vida de toda persona tiene significado en este mundo
- No, claro que no la hay, Luke se lleva de viaje veinticuatro siente y tu me tratas
de la mierda, compararme con Carol, mi tía nomás esta en las noches y lo peor
es que se ira la otra se mana quien sabe a dónde, me siento sola, eso es lo que
tu ni nadie entiende.
- Que, como que te sientes sola, si nunca te a hecho falta nada, te doy todo en bandeja
de oro, como para que digas que te sientes sola
- Vez ni siquiera sabes diferenciar en el amor, la soledad y la falta de cosas.
- Que putada, no, y una niña tonta sabe diferenciar eso, no, a ti nunca te a hecho falta nada –
mis ojos empezaron a mojarse de lagrimas de nuevo cuando escuché eso, quise
decir otra cosa, pero él ya se había ido enojado.
- Me hizo falta amor, cariño – lo digo en un susurro llena de lágrimas – mamá como
me gustaría que tu estuvieras aquí, aquí conmigo y no el. – me tiro al suelo
llorando acurrucada.
Por la mañana me levanto a dolorida, me había dado cuenta que me quede
dormida en el suelo cuando me levanto para subirme a la cama escucho que tocan a mi puerta no
quería abrir por el temor de que sea Arturo, pero cuando dijo- soy Hugo niña-
yo abrí la puerta con seguridad, el se me quedo viendo fija mente con una
expresión de enojo en su cara dándose cuenta de que había llorado toda la noche
- ¿Qué paso niña? – yo no quería responder pero el insistió.
- Mi abuelo me abofeteo anoche – lo digo mirando a otro lado no quería que me viera llorar,
pero de algún modo siempre se daba cuenta de mis sentimientos.
Solo miro que el cierra sus puños y no dice nada, solo con verlo se que se
a enojado demasiado, pero no lo quiere decir así que le digo – me meteré a
bañar-
- Está bien niña, iré por tu desayuno – lo miro bajar las escaleras cuando desparece
yo cierro la puerta y me encamino al baño.
Después de un rato salgo de la ducha ya cambiada agarro mi mochila para
bajar, pero Hugo me detuvo.
- Antes de irnos tienes que desayunar niña – lo dice con una bandeja de comida en las
manos
- No tengo apetito – le digo haciendo una mueca de asco a la comida
- No me importa si no tienes apetito, tienes que comer, ayer te acostaste sin cenar y
ahora te quieres ir sin desayunar, eso sí que no niña – decido sentarme ya que
el no iba a parar de insistir que desayunara así que lo hago, cuando termino lo
miro
– listo ya acabe ya nos podemos ir-
- Si – lo dice saliendo de mi cuarto y yo atrás de él, cuando llegamos al carro no
evito preguntarle - ¿Hugo, donde esta Arturo? – le digo con una expresión de
con función por no haberlo visto en la mañana y haberme levantado a gritos
- Salió en la madrugada por unos asuntos que dejó, pero volverá hasta la otra semana o
antes de tu cumpleaños.
- ¿y mi tía donde esta?
- Ella también se fue con él, pero volverá antes de su cumpleaños – mi rostro cambio a
uno de desilusión – genial y Luke ha llamado.
- No, lo mas probable es que este ocupado.
No puede evitar llorar ante Hugo se habían ido a
casi nada de mi cumpleaños y hoy que era el día más importante para mí, de lo
desconcentrada que estaba no me había dado cuenta que ya habíamos llegado a la
escuela, yo bajo de carro, pero antes volteo a ver a Hugo – Hugo, ¿en la tarde
me puedes llevar al panteón?
- Si, aquí estaré cuando salgas – cuando el sé marcha yo entro a la escuela
Una vez dentro entro a la primera clase que era matemáticas y hay estaba
el, el maestro más sexi pero arrogante, era sexi, pero me caí mal, siempre con
esa sonrisa irritante que no soportaba, no preste atención a ninguna clase pues
estaba desconcertada por lo de ayer no pude concéntrame ni prestar a tención en
ninguna, el tiempo paso volando cuando sonó el timbre Sali y hay vía Hugo subí
al carro y me llevo directo al panteón donde vería a mi madre.
Cuando llegó hasta la tumba de mi madre me tiro al suelo a decirle unas
palabras -Hola madre te traje estas rosas, porque se que eran tus preferidas,
rojas como la sangre y unos chocolates oscuros como la noche.
Nadie se acordó de tu cumpleaños madre el día más importante para mí
celebrar tu cumpleaños, pero nadie lo hizo, no se acordaron solo se marcharon.
Luke ni siquiera está en casa y decía amarte hasta la eternidad, mi tía
solo la veía de noche, pero ya no la veré Arturo la ha mandado lejos, Arturo
nunca esta en casa y cuando lo hace es para dañarme la poca autoestima que me
queda.
Pero sabes que es lo que mas me duele, que todos hacen como si nunca te fueras
muerto nadie busca el culpable de tu muerte, solo lo evaden cuando pregunto
cómo si ocultaran algo y lo peor es que no hay ninguna foto tuya que me
recuerde tu rostro, siento que lo estoy olvidando y yo no quiero eso.
Solo tenia siete años cuando decidiste dejarme madre, dime como quieres que
supere esto si fue un golpe muy duro para mí.
Estaba tan concentrada viendo la tumba de mi madre que no vi cuando llego Hugo
— Niña ya es hora de irnos.
— Quisiera quedarme un rato más, Hugo, tengo que contarle más cosas, necesito esto. — le digo
mirando a la tumba de mi madre.
— Le doy media hora, porque si demoramos más su abuelo se enojará – dice Hugo, veo como
se retira y entra al carro, yo solo quería estar con mi madre un rato antes de ir
a casa y estar sola de nuevo.
Solo quería decirle unas últimas palabras a mi madre – madre sabes que he estado
estudiando más el español, quiero aprender hablarlo muy bien, ya que
era tu lengua natal – mis lágrimas empezaron a salir – todo esto lo que hago es para poder recordarte más tiempo, tu recuerdo se está espumando de mi mente y yo no quiero eso madre – me limpie las lágrimas y dije las últimas palabras antes de irme – feliz cumpleaños madre – con esas
últimas palabras salgo de ahí para ir al carro, pero iba bien distraída, me tropecé con alguien cuando levanto la cabeza, veo a un hombre muy fornido con una mirada perdida y varios hombres de tras de el todos vestidos de negro al igual que él.
Yo me disculpé con él por haberlo hecho chocar,
pero me sorprendió que él me hablara – ¿se encuentra bien? – me dice tomándome la
mano, yo lo miro desconfiada, pero respondo.
— Sí, estoy bien
— ¿Qué hace una niña solo en un lugar como este? – cuando me pregunto eso yo me sentí
incómoda por la manera de haberlo dicho.
— Visitando a mi madre – respondo con ironía
— Ya lo veo – lo vi volteando a la tumba que estaba detrás de mí, la cual era de mi madre, lo que me hizo sentir miedo.
— Tengo que irme – le dije algo nerviosa, ni siquiera le di la oportunidad de despedirse
cuando yo me marche.
Salí asustada, cuando entre al coche Hugo me vio y solo prendió el carro y arranco para después
de unos minutos de haber salido del panteón me preguntará.
— ¿Quién era esa persona, Asya? - cuando lo
pregunta noto algo de enojo en su hablará y solo me limité a responder.
— Nadie, un desconocido que solo iba a ver una tumba me imaginó – le respondo
— No te dijo nada – él me preguntó, pero esta vez no estaba molesto, sino preocupado
— No, Hugo, no me dijo nada, solo pregunto si estaba bien, fue todo, tranquilo – le digo con
tranquilidad y calma para que él se tranquilizará porque lo note alterado.
Él me mira algo inquieto —sabes que, si te llegan a
decir o hacer algo, puedes decirme, sí, no quiero que te lo guardes, así yo este
al otro lado del mundo, quiero que me marque y me lo digas, me digas quien te
lastimo o hizo llorar, siempre volaré hasta donde tú estés. — me mira y me lo
dice con amor y dulzura de padre, eso me hacía feliz saber que siempre podría contar
con el así no fuera mi padre.
— Siempre te diré todo por más mínimo que sea, sé que puedo confiar en ti y que siempre estarás
para mí – cuando lo digo veo por el retro visor que de sus ojos salen unas
gotas de lágrimas y se las limpia rápido para que no lo viera.
Cuando llegamos a casa él se baja primero y me abre la puerta, pero cuando
él lo hace esta vez yo solo lo abrasé – gracias por siempre escucharme – le doy
un beso en la mejía y camino a mi habitación.
Cuando estoy en mi habitación entro al baño cerrando la puerta, cuando la cierro lo
primero que hago es quitarme la blusa, lentamente voy desabrochando botón por botón
hasta llegar al final y sacar la blusa, cuando lo hago prosigo con el brasier, me
bajo los dos tirantes al mismo tiempo y le doy vuelta de atrás hasta enfrente
para poder desabrocharlo, una vez que lo desabroche seguí con la falda primero
desabroche el boto y después baje el zíper de ella, una vez hecho me bajo el calzón.
Cuando termino agarro todo y lo echo
al cesto de la ropa sucia, camine a la regadera y abro la llave derecha del agua
helada para entrar en el agua lentamente, cuando estoy metida por completo me
echo champú y lo enjuago hasta quitármelo todo, una vez que lo quito sigo con
el enjuague, yaqué lo quito salgo del baño y me envuelvo en una toalla para
salir y buscar un pijama.
Cuando estoy frente al closet lo primero que hago es abrir un cajón y sacar
un calzón color rosa, dejé caer la toalla al suelo y me puse el calzón para después
buscar una blusa grande color negro y ponérmela, ya que me la puse entre a la
cama y me arropé toda quedándome dormida.
Por la maña siguiente me desperté escuchando unos toquidos en mi puerta
solo grite - pase - y me volví a tapar toda, cuando lo hago, solo sentí que me
jalaron la cobija y me levanté de golpe viendo a soledad enfrente de mí.
— Arriba, arriba – yo solo veo como va a abrir las cortinas, así que yo solo jalo la
cobija y me vuelvo tapar, cuando siento que salta encima de mí – niña dormilona
despierta – para después volver a jalarme la cobija.
— Por favor déjame dormir – le digo haciéndole puchero
— No, sé que ayer fue un día muy duro para ti, así que vamos al parque a que te
despejes— la miro indignada
— No, sabes que ayer solo lloré, porque nadie se acordó del cumpleaños de mi madre –
le digo sentándome
— Lo sé, Hugo me dijo que estabas triste y como buena amiga viene a despertarte – yo solo
la miro y me da flojera salir, ella trae siempre mucha energía cuando me
acuerdo de algo que había escuchado hace días atrás – soledad – ella me mira – ¿te puedo contar algo? – ella solo acierta y yo hablo – Arturo hizo tratado con los Hernández.
— ¡Que! – dice soledad con un suspiro grande – pero como que hicieron un tratado con
los Hernández, que les pasa.
— Lo sé, después de saber que ellos solo traicionaron y ensuciaron el nombre de mi madre
— Pero ellos desde que tu madre murió no han tenido ninguna compra o negocios y los Hernández
sí, lo sabes bien, a lo mejor por eso lo hicieron, mis padres han investigado y
hay cosas que les parecen muy extrañas, no sé ¿por qué no me quieren contar?, cuáles
son, pero dicen que solo te están mintiendo.
— Mintiendo en que – dice Asya.
Cuando ella iba a hablar entro Hugo con el desayuno
— buenos días, chicas, como no bajaban, tuve que subir a traerles el desayuno.
— Gracias, Hugo, ¿vuele bien rico que es? – le digo con un apetito muy grande
— Pues me tome la libertad de cocinarle su comida favorita, caldo de albóndigas
— Muchas gracias Hugo
Tomo los platos de comida, le doy el suyo a soledad y agarro el mío cuando Hugo
dejo la comida, salió de la recámara y yo me dispuse a comer cuando terminamos
de comer soledad me dijo.
— Qué rico cocina Hugo
— Lo sé, él siempre cocina riquísimo, pero solo lo hace cuando Arturo se va de viaje
— Lo noté, bueno, bajaré y dejaré los platos en la cocina y tú te alistas para salir, te
espero en cinco minutos abajo.
Cuando ella sale yo me levanto de la cama porque si no lo hago ella subirá y
me sacará como estoy vestida, solo camino al ropero y saco un pantalón y unos
tenis una vez lista salgo y bajo las escaleras, ya que estoy en la sala veo a soledad
que estaba esperándome sentada tomándose un vaso de agua.
— Al fin – Dice soledad haciendo una expresión de alivio
Cuando ya estábamos en el parque nos pusimos a jugar y correr, el tiempo
paso demasiado rápido y cayó la noche nos acostamos en el césped de aquel
parque a mirar las estrellas asta que me quede dormida.
Me desperté sin saber dónde estaba mirando alrededor y el parque había desaparecido
todo alrededor estaba solo empecé a temblar y a sudar cuando en eso escucho una
voz dándome cuanta de que estaba amarrada a un árbol.
— Mira, mira, pero mira, quién está aquí - una voz llena de ironía y satisfacción habla
En eso arrastra a mi madre hasta a mí y le apunta con un arma en la cabeza
— Te gusta ver sufrir a las personas, no —dice él. Él me ve y solo le dispara
Cuando él dispara yo empecé a gritarle a mi madre haciendo que me levantara
de aquel sueño gritando madre, mi amiga se asustó y solo me abrazo tocándome la
espalda de arriba abajo para tranquilizarme.
— Tranquila, tranquila, solo fue un sueño, solo fue un sueño – dice barias veces hasta que
me logra calmar.
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