Hace 4 años
No entendía lo que sucedía ante mis ojos, veía los cuerpos de mis padres sobre la alfombra de la casa, aquella alfombra que mamá tanto cuidaba ahora estaba bañada en su sangre.
Me acerqué a mi madre con lágrimas en mis ojos, deseando que fuera una pesadilla, en la que mamá me despertaría con un beso en la frente asegurándome de que todo está bien.
Pero al tocar su piel estaba fría, no volvería a ver a mi mamá y ni siquiera me pude despedir de ella.
Necesitaba a mi madre, ¿qué haría sin ella?
Corría a todo lo que me daban mis pies, no podía más, estaba agotada, había perdido la noción del tiempo, tenía miedo, la calle era muy oscura y faltaban horas para que amaneciera, quería gritar, quería golpear algo, lo que sea con tal de sacar todo esto, sabía que lo había perdido todo, desearía despertar, que alguien me diga que fue un mal sueño y que todo va a estar bien, qué sigo siendo la niña consentida de papá, que mamá me despierte con un beso en la frente como cada mañana mientras me da los buenos días, pero no, sabía que aunque lo anhelara con todo mí ser nada volvería a ser como lo era antes.
Seguí corriendo, mi vista estaba borrosa a causa de las lágrimas que no paraban de caer, no conseguía ver nada, sólo la poca luz que irradiaba unos faroles a la distancia, cuando mi cuerpo impactó contra una persona, haciendo que tropiece, cayendo en el húmedo y sucio suelo. Alguien me ayudo a levantarme, con torpeza lo hice ya que mis pies dolían, estoy segura que los lastimé al estar descalza, nisiquiera tuve tiempo de vestirme y quitarme el pijama.
Alcé la vista y con la poca luz que había, logre ver a un chico unos años mayor que yo, vestido de ropa oscura, detrás de él había dos chicos más, quienes tenían sus ojos puestos en mí.
El chico que me levanto del suelo todavía me tenía agarrada de los brazos y por alguna razón no quería que me soltara, me sentía segura.
— ¿Estas bien? — me preguntó el con clara preocupación, mirando mi rostro.
Recordé como mamá me advertía que no hablara con extraños, pero ella ya no estaba aquí, ya no importaba siquiera que sucediera conmigo, porque al llegar a casa nadie me esperaría.
—Sí, no me pasa nada — mentí descaradamente.
— No mientas, estás llorando— el se fijó en mi ropa y su expresión cambio—Estas llena de sangre ¿Qué te sucedió? — yo sólo empecé a llorar más, porque por un segundo había olvidado todo, pero cuando él me hizo recordar la sangre en mí, todo lo que sucedió cayó en mi como un balde de agua fría, al darse cuenta de que lloraba aún más fuerte, el paso uno de sus brazos por mis hombros atrayéndome hacia un abrazo que yo sólo correspondí, cuando estuve un poco más calmada se alejó de mí, pasando uno de sus pulgares por mis mejillas, secando mis lágrimas con mucho cuidado.
-— Estoy sola... Me dejaron sola— le dije en un susurro.
— Ven conmigo, me niego a dejarte sola estando de esta manera, me llamó Trent y ellos son mis hermanos, Tyler y Luke— señaló a los chicos detrás de nosotros de los cuales yo ya me había olvidado— ¿y tú? ¿Cómo te llamas pequeña?
— Sam me llamó Sam— mentí, no quería ser encontrada, y usaría el nombre de alguien muy importante para mí, alguien que sabía que no volvería ver, y eso me dolía.
En el presente
Me desperté como era costumbre, con aquella pesadilla, aquel día que se repite en mis sueños cada noche, desde hace cuatro años no hay día en el que me abandone, ese día que quisiera que arrancarán de mi memoria, en el cual lo perdí todo. A pesar de todo lo malo aquel día, unos ángeles aparecieron en mi vida, por llamarlo de alguna manera, mis ahora hermanos, quienes me protegieron desde aquel día, si no fuera por ellos no sé qué habría sucedido conmigo.
Me escondí por mucho tiempo, ya que era buscada, pero gracias a los contactos de mis hermanos pude tener una nueva identidad, nosotros ganamos dinero de una forma, no convencional, una manera linda de llamarlo, ya que sería también ilegal. Vivimos alejados de la ciudad ya que es más tranquilo, y nos ayuda a esconder lo que hacemos.
Me apodan la reina, un apodo que poco apoco comencé a ganarme en las carreras clandestinas, la reina se convirtió para mí en una máscara, mostrando solo el lado que yo quería que se vea, ganando respeto en las calles.
Me levante ya que se hacía tarde y hoy comenzaba mi último año de secundaria.
(...)
Después de arreglarme y alistar todo baje a ver a mis hermanos, como ya suponía allí estaban, no todos, solo Luke y Tyler, sonreí al verlos.
— Buen día
—Díselo a tu rostro ¿te encuentras bien? — pregunto Tyler mirándome fijamente, sabía que tenía ojeras debajo de mis ojos, ellos saben que sufro con mis pesadillas, se sienten mal, impotentes al no poder hacer nada. Puse mi mejor rostro de póker, sabiendo que les mentiría, ya que no quiero que se preocupen más, suficientes problemas tenemos para que yo de más preocupaciones.
— Si, las pesadillas se están yendo ¿puedes creerlo?— sonreí tristemente para mis adentros, irónicamente, las pesadillas empeoraban día a día, cada día me atormentaban más.
Al verlos a los ojos pude ver que Tyler me creyó, pero Luke no, él sonreía como si lo divirtiera que mintiera, él siempre supo cuando yo mentía, pero nunca me delato o trato de sacarme la verdad, él se convirtió en más que un hermano, era mi compañero de travesuras, más grandes a medida que yo crecía, me cubría en todo y yo a él.
— ¿Estas lista? — pregunto esta vez Luke.
— ¿Para qué?
— Hoy empiezas tu último año en el secundario.
— Que emoción— se notaba el sarcasmo en mi voz
Escucho el sonido de la puerta principal y voy a recibir a mi hermano, Trent, quien no venía solo ya que Mike mi mejor amigo, se encontraban junto a él en la puerta.
A Mike lo conocí dos años después de que llegara a la vida de mis hermanos, desde que lo vi me resulto guapo, infiernos que lo es. Rubio con el cabello ondeado, ojos cristalinos, de esos que hipnotizan, y aquella sonrisa traviesa, debo admitir que los primeros meses tuve un fuerte flechazo hacia él, pero me prohibí seguir con ese sentimiento, no quería arruinar las cosas.
— Hola chicos— salude, recibiendo un buen día de ambos.
Veo como Trent va con los chicos, cuando Mike me agarra de la cintura.
— ¿Preparada para nuestro último año?
— Preparada para no volver a pisar aquel lugar.
— Vamos no es tan malo, me tienes a mí.
— Tu nunca estas Mike, te la pasas entrenando con el equipo.
— Pero mi tiempo libre es solo tuyo y lo sabes— el me giño un ojo y me soltó yendo con mis hermanos, no sé porque presentía que hoy sería un largo día.
(...)
Mike se había ofrecido a llevarme con él en su moto hacia la escuela, íbamos a toda velocidad con el viento helado en contra, amaba esa sensación, el frio golpeando mi rostro y moviendo mi cabello, me hacía sentir libre, allí me siento bien, sin problemas, todo se me olvida, cuando ando en mi moto, cuando corro en las carreras, es una sensación inexplicable, somos solo ella y yo, no existe el pasado, ni el futuro, solo la adrenalina del presente.
Cuando dejo mis pensamientos, noto que ya estábamos en el estacionamiento de la escuela donde todos posaron su mirada en nosotros.
— No los soporto— gruñí, odiaba ser el centro de atención, y Mike lo es siempre, por ser el capitán del equipo.
— Admiran tu belleza
—Te miran a ti y lo sabes, por eso no me gusta llegar contigo.
—Si lo amas, como a mí—el me giño un ojo haciéndome rodar los ojos— Sabes que no solo te miran por mí, el apellido Rayder aquí pesa y te consta.
—No es por mí, es por mis hermanos, no me gusta que todo el mundo me mire, a diferencia de ellos.
—Que gran peso que llevas—dijo el con sarcasmo.
—Ni lo recuerdes.
Ambos caminamos hacia la entrada, Mike me abrió la puerta como todo un caballero, nos dirigimos a los casilleros para sacar nuestras cosas, a primera hora me tocaba con él, ya luego no lo vería, solo en los recesos, caminamos hacia el salón que estaba casi vacío sólo había un par de personas
Nos sentamos juntos en la última fila, como era costumbre, ni bien nos sentamos suena la molesta campana y comienzan a llegar todos, a los cinco minutos entra el profesor, un hombre de edad avanzada que lo único que hace es murmurar toda la clase lo molestos que son los adolescentes.
— ¡Que milagro! ¡Rayder! Por fin llegas a tiempo.
— También es bueno volver a verlo Marc— le respondí sarcásticamente.
— No me tutees niña insolente, tus hermanos y tú no están precisamente en mi lista de buenos alumnos, son unos criminales, no sé cómo no están encerrados aun.
— Porque somos unos buenos chicos, pregúntele a sus hijas, creo que conocen a fondo a mis hermanos, digo, ellos las conocen a fondo— a él le cambio su rostro en un segundo, estaba enfadado, enojo que solo aumento cuando se desató una ola de risas en todo el salón
— Empezamos— dijo entre dientes dándose la vuelta a la pizarra comenzado a copiar
(....)
No me moleste en hacer nada, sabía que de todas formas desaprobaría, por lo que me la pase garabateando un boceto, cuando toca la campana de cambio de hora, miro hacía el costado y veo a Mike, durmió toda la clase, parece agotado, aunque sonrió ya que parece un niñito. Un niñito de cabello desordenado, y un leve rubor en las mejillas. Abre sus ojos de repente, encontrándome mirándolo fijamente.
— Sabes una foto dura más— comenta refregando sus ojos y estirándose
Salí de la clase de matemáticas a la que verdaderamente no me moleste en prestar atención, no soy lo que se dice una buena alumna, simplemente sé que la escuela no es lo mío, ya que las letras se mueven si quiero leer algo.
Camine hacia la cafetería de la escuela la cual es gigante, está repleta de ventanales, es tan grande porque la compartimos con los universitarios, aunque la mayoría de ellos se van a una pequeña cafetería a dos calles de aquí. Fui a buscar algo para comer y me decidí por una hamburguesa una Pepsi y un trozo de pastel de chocolate.
Busque con la mirada a mis hermanos o a Mike, ellos aún vienen aquí para hacerme compañía, no les gustaba que estuviera sola, puedo visualizar a lo lejos a Tyler y Tren en una de las mesas más alejadas, faltaba Luke, en cuanto a Mike se encontraba con los chicos del equipo, haciéndose unos pases con el balón. Me dirigí a la mesa donde estaban mis hermanos esperándome con una sonrisa.
— ¿Cómo va tu primer día de clases? ¿Cómo siempre? O por una vez en tu vida bien— bromeo Tyler ganándose que lo miré mal, mientras me sentaba.
—No te me acerques mucho, no sea cosa que me des mala suerte, ¿o me toco la izquierda?—lleve mi mano hacia mi pecho izquierdo, sabía que ese dicho le molestaba, es algo que le dicen a los colorados, Tyler era un pelirrojo, de ojos verdes lleno de pecas.
—En serio Sam ¿Cómo te fue?
—La dislexia no mejora— le dije haciendo una mueca— ¿y Luke?
—Con cierta señorita, que digamos no es ninguna santa.
Sabia de quien hablaba, Caroline Colt, aquella chica tiene rostro angelical, pero está muy alejada de serlo, me cae bien, pero todos sabemos que jamás tendría algo serio con Luke
— Se entretuvo hablando con la chica Colt— respondió Trent, afirmando lo que pensaba—Se ganara una paliza si Calvin se entera del romance que tienen.
—Él sabe lo que hace— Tyler levanto los hombros— esa chica tiene algo que enamora a todos.
—Aquella chica debe ser un súcubo, no puedo explicarlo de otra manera— dijo Trent— te hipnotiza como canto de sirena.
—Hombres, no es tan mala, solo no nació en las mejores condiciones, ella se esfuerza mucho, no es justo que su reputación la defina, todo el mundo habla de ella, y no para bien.
(...)
Hace aproximadamente dos horas que estamos en la casa, me encontraba sobre las piernas de Mike, quien estaba en el sofá más pequeño jugando con su celular.
— ¿Hoy hay carreras? — pregunté mientras acariciaba el sedoso cabello de Mike.
—Sí, se rumora que el rey va a estar allí, aparecerá en público después de tanto tiempo— me respondió Tyler
—Creía que no era más que una leyenda—dije
—El rey es una de las personas más peligrosas y poderosas del mundo, no te conviene meterte en su camino.
—Tiemblo de miedo— el sarcasmo era evidente en mi voz, no podía temerle a alguien que nunca vi.
—Es uno de los narcos más grandes Sam, él no es cualquiera.
— ¿Cómo es el?
—Nadie lo sabe, oculta su identidad, es un mafioso Sam debe trabajar en las sombras— me respondió esta vez Trent.
—Tú lo conoces—dijo Luke ganándose una mala mirada de Trent— Él lo conoce pero se niega a contarnos.
Miré a Trent con la esperanza de que me lo dijese, pero solo miro hacia otro lado.
— ¿Trent cómo es?
—Es un mafioso Sam, no deberías preguntar por él— me respondió sin quitar la mirada de su celular.
Giro mi cabeza mirando a Mike, ambos quedamos frente a frente, peligrosamente cerca.
— ¿Irás a la carrera conmigo? — él se rasca el cuello, pero niega con la cabeza.
—Lo siento Sam, pero el entrenamiento me mato hoy, no hare otra cosa que dormir—estire mi labio inferior haciéndole puchero.
— ¿No te da curiosidad ver al rey? — preguntó.
—Me tiene sin cuidado— dice él me guiña un ojo y sale rápido de la casa dejándome confundida
(....)
Mis hermanos habían salido sin que los viera por lo que estoy sola buscando el punto de la carrera, no los había escuchado bien, y no me contestan las llamadas, y por si fuera poco creo haber entrado en terreno Wolf, ellos son una gran mafia, controla el lado sur de la ciudad, dicen ser un club, pero cualquiera en las calles saben que mueven mafia.
Detuve mi moto cuando vi otras acercarse a mí, con suerte me dirían donde es la carrera.
—Pero miren a quien tenemos aquí— Tristán Riggs, líder de los Wolfs fue quien hablo, lo reconocí al instante.
— ¿Cómo están los perritos? — dije burlonamente.
—Te cortaría la maldita lengua si no fueses la protegida— dijo Tristán mirándome mal, odiaba que les dijera perros.
— ¿La protegida? —pregunté, él sonrió al ver mi confusión.
— ¿Aún no lo sabes? Pues yo no te diré reinita, tengo que llegar a las carreras.
—Me dirigía allí, ¿Dónde es?
—Sígueme... Y ¿Sam?
— ¿Que?
—Apostaré por ti, más te vale ganar
— ¿alguna vez defraude? —dije engreídamente.
No nos llevábamos muy bien, pero nos toleramos, después de todo, vivíamos de lo mismo, los seguí el resto del trayecto, cuando llegamos tome mi propio camino buscando a mis hermanos, me baje de la moto en cuanto los vi. Los tres llevaban sus chaquetas de cuero al igual que yo.
—Que guapos— dije alagándolos ni bien llegue, Trent es castaño de ojos oscuros, y Luke pelinegro con unos ojos azules. Y Tyler solo nos da mala suerte, reí al pensar eso último.
Se nos acercó Dimitri, el organizador de la carrera, es la oveja descarriada de la familia, nadie espera que el hijo de uno de los políticos más grandes este en los lugares más oscuros y con más criminales de la ciudad.
—Sam ¿corres? — preguntó, asentí era obvio, nunca faltaba a alguna— en quince debes estar en la salida.
— ¿Ustedes no correrán? — pregunté a mis hermanos.
—No, solo apostaremos, tenemos que estar alertas vigilando que no lleguen los azules, se dicen que nos pueden estar siguiendo el rastro, y más si el rey aparece—me contestó Luke.
—Muy bien—dije yéndome con mi moto a posicionarme en mi lugar.
—Mi reina— hablo un chico con voz grave a mi lado.
— ¿Quién te crees para decir que soy tuya? —conteste de mala manera
—Quien te dio ese apodo, que llevas con tanto orgullo.
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