Pasado.
El Rey Bernard Redder, le contaba la historia de sus antepasados a sus hermosos nietos.
Él era el Rey de la hermosa ciudad de Verell, los niños amaban cuando él les contaba sus historias, pues anhelaban poder ver a la hermosa ave que surcaba, los hermosos cielos, pero eran pocos los afortunados que lograban ver a el ave.
Se decía que dos personas habían nacido para estar juntas, y solo algunos eran los elegidos para reencarnar, el Rey les contaba historias, que eran suyas, él conoció a su esposa, la Reina Isabella, por casualidad, daba un paseo por la ciudad, había escapado del castillo, pues sus padres no le permitían ir solo, podría haber peligros.
Él caminaba por la ciudad, vestido como un poblador, estaba en un puesto de frutas, él tomó una deliciosa manzana, y la pago, siguió observando los demás puestos, y de pronto vio a una hermosa joven, ella era pelirroja, no era común entre los plebeyos, él tenía el cabello castaño claro, casi rojizo, él la observo, y ella a él, parecía como si algo los hiciera sentir sus propios latidos, se acercó a ella, y no sabía por qué estaba tan nervioso, siempre hablaba con Jovencitas, ya que era el príncipe, y estaba en busca de esposa.
-Hola.
La joven lo veía, un tanto sería, casi temerosa, pero al fin contestó.
-Hola joven, gusta probar.
Él ni siquiera había notado que el puesto de la Joven era de un pan que se veía delicioso.
-Si, se ve muy bien, señorita.
-Isabella, mi nombre es Isabella, pero todos me llaman Isa.
-Tienes el nombre más hermoso, que jamás hubiese escuchado.
La joven le dio un pequeño pan, de vainilla, él lo tomo, y al tocar sus manos, ambos sintieron, un calor, y una energía correr por sus cuerpos, se quedaron viéndose a los ojos, sin saber muy bien qué decir o hacer, Bernard probó el pan, y era aún más delicioso de lo que se imaginó.
El se atrevió a invitar a la Joven a dar un paseo.
-Te gustaría, ir a caminar a mi lado, Isabella, mi nombre es Bernard.
Nadie había notado quien era, pues llevaba su cabello cubierto con la capa, pero ella notó de inmediato en su hablar, que no era un hombre de su hogar.
- Yo, no puedo, tengo que vender mi mercancía, para ayudar a mis padres.
Bernard sonrió, y le hizo una pregunta.
-Cuántas monedas de oro por tu mercancía, quiero todo lo que tienes.
La joven abrió los ojos muy grandes, de verdad compraría todo.
- No lo sé, solo una.
Bernard le entregó una bolsa con monedas de oro, y le dijo que le ayudaría a llevarse todo a casa, pero primero le acompañaría a dar un paseo, únicamente eso, su intención no era mala.
- Yo únicamente, quiero conocerla mi bella joven, disculpe mis modos, pero usted es la Joven más hermosa de la ciudad.
Ella se sonrojó, y aceptó, eso ayudaría a su familia, sería un gran respiro para sus padres.
Ambos comenzaron a verse, a cada que él podía, mandaba comprar toda su mercancía, y la repartía entre sus empleados, el pan de la Joven se hizo popular en el palacio.
El Rey, padre de Bernard, se enteró de lo que su hijo hacía, y mando llamarlo.
-Sabes que hemos estado en busca de una esposa para ti, hay varias Ladys que gustosas se casarían ahora mismo.
-Lo sé padre, pero yo...
-Dime, habla Bernard.
- Yo estoy enamorado de una joven, y quiero convertirla en mi esposa.
-De quien se trata, invitaremos a su familia a tomar el té.
- No padre, es que, la verdad, ella es...
Una Joven del pueblo.
El Rey lo veía muy serio, él tenía muchas buenas propuestas, pero Bernard quería a una joven cualquiera.
-Eso no será posible Bernard, sabes que tu esposa debe ser una joven preparada, debe conocer el manejo del Palacio.
-Padre, por favor, dame la oportunidad, sé que ella será apta, dame un tiempo, para prepararla.
Bernard tendría que hablar con Isa, para que ella decidiera si estaba dispuesta a estudiar para casarse con él, cuando Bernard le dijo quien era, ella se quedó seria, pero sonrió, ella ya se había enamorado de él, ambos sentían una conexión, parecía como si estuvieran destinados el uno para el otro.
El Rey después de un momento, y al ver a su hijo tan interesado en la Joven aceptó.
-Hablarás con ella, el día de mañana la traerás al Palacio, para que tu madre y yo la conozcamos, entonces decidiremos, si es apta para ser tu esposa.
Bernard estaba muy feliz, ese día fue a casa de Isa, él tenía que hablar con ella de inmediato.
Al llegar la vio en el jardín, con sus plantas, ella tenía algo de barro en la cara, se veía tan adorable.
-Buenos días, señorita Isabella.
-Hola Bernard, pero que haces aquí.
-Necesito hablar contigo, y después con tus padres.
-Dime, que necesitas.
-Tú... Te gustaría ser mi esposa.
Isabella se quedó impresionada, ella estaba enamorada de él, y claro que lo amaba, pero él era un príncipe, y ella, pues...
-Pero, yo no sé... No podría, tú eres un príncipe, y yo...
-Y tú serás mi princesa, yo te ayudaré, a aprender, tu familia mejorará su vida, y la verdad es que, yo no puedo estar lejos de ti, te necesito a mi lado.
Ella respiró, medito lo que sucedía, y aceptó.
Bernard hablo con sus padres, y aun cuando al principio no estaban muy convencidos, ver el rostro suplicante de su hija, los convenció.
-Solo no queremos que nuestra Isa no sufra, si usted promete cuidar de ella, nosotros apoyamos su matrimonio.
Ambos estaban felices, Bernard presentaría a sus padres a Isabella.
Ella estaba nerviosa, Bernard había ido a por ella a su hogar, para llevarla al Palacio, ella estaba tan nerviosa, hablarían de matrimonio, y ellos ni siquiera se habían dado su primer beso, parecía que todo iba muy rápido, pero al igual que él, ella lo necesitaba cerca de ella, así que se decidió a esforzarse por Bernard.
Actualidad
Alexis es un estudiante de universidad, él se prepara para ser el sucesor de su padre, el señor Robert Redder, Alexis siempre ha sido educado para ser el siguiente en la línea de la familia, al ser el único hijo de Robert, el lleva el peso de la familia, continuar con su línea.
En la Universidad él no habla más de lo realmente necesario, las jóvenes tratan de llamar su atención, pero sin ningún resultado, el solo se dedica a sacar su carrera Empresarial, y después se va a casa.
Este día el término sus clases, y se fue a casa, al llegar hizo sus deberes, cumplió con sus tareas, y salió a correr, por los grandes jardines de la mansión, al regresar fue a su gimnasio personal, Alexis era un joven muy bien parecido, pelirrojo, alto, un cuerpo bien ejercitado, las jóvenes al verlo, siempre intentaban llamar su atención, pero a el parecía no interesarle ninguna.
Siempre tenía sueños extraños, él era un ave, pero estaba cubierto de fuego, volaba por toda la ciudad, parecía tan real, pero siempre se encontraban con otra ave, el tenía su cuerpo cubierto de fuego en color naranja, y la otra ave, tenía cubierto todo su plumaje en color azul, un fuego que parecía de hielo, ambos se unían en lo que parecía un beso, y se formaban uno mismo, el sueño era recurrente, quizá era solo algo normal.
Alexis se fue a dar un baño después de hacer ejercicio, y fue avisado que su padre lo esperaba para cenar, así que bajo al comedor.
Toda esa mansión, era lujosa, se veía el buen gusto de Robert, cada cuadro, cada lámpara, cada detalle.
-Buenas tardes, hijo.
-Buenas tardes, papá.
-Cuéntame como va la escuela, ya pronto comenzaras a trabajar con tu padre, como te hace sentir eso.
-Bien, me esfuerzo para no avergonzarte, mis estudios son la prioridad.
- No esperaba menos de ti, sé que lo de tu madre fue difícil para ti, pero has demostrado tu fortaleza, eres como yo.
Alexis Sufrí a por haber perdido a su madre, pero su padre siempre le dijo que las lágrimas son para los débiles, un Redder no tenía permitido llorar.
Él nunca había podido expresarse ante su padre, de ahí que fuese tan serio, y cerrado con sus sentimientos, el se había acostumbrado ya.
Ambos cenaron, y al terminar fueron a descansar, Alexis iba a su habitación, cuando una de las sirvientas le aviso que tenía una visita.
La señorita Annie, lo vino a buscar Joven Alexis.
Alexis suspiró, Annie, era la hija de un socio muy importante de su padre, no le gustaba recibirla, ella siempre buscaba la manera de tener alguna relación con el, pero a Alexis no le interesaba, el solo pensaba en sacar su carrera y ayudar a su padre.
-Pásala a la sala, en un momento voy, gracias.
Alexis fue a lavar sus dientes, y después bajo, al llegar su padre conversaba con la joven.
-Sabes que siempre eres oportuna, a mi hijo le gustará tu visita.
-Me alegra señor Redder, Alexis me cae muy bien.
-Buenas noches.
-Mira ya llegó, Alexis, no hagas esperar a la visita, Annie vino a saludar.
-Gracias padre, yo la atiendo.
Annie, quería algo con Alexis, pero por más que lo intentaba, el parecía ser de piedra.
-Cuando vas a salir a pasear conmigo Alex, vamos el fin de paseo, que opinas, vamos al mar en el yate de papá.
-Tengo muchas cosas que hacer, sabes que la escuela es tan odiosa, muchas tareas.
- Yo también. Tengo deberes, pero debes salir Alex, que dices.
-Creo que en otro momento será Annie, quieres algo de beber?
- No estoy bien, solo pase a saludar, por favor prométeme que alguna vez vas a salir conmigo, eres muy malvado, siempre rechazas mis invitaciones.
-Lo lamento, pero pronto saldremos, te lo prometo.
-Bien, me voy a casa, nos veremos después.
Alexis la despidió y fue a su habitación, estaba cansado, así que rápidamente se quedó dormido, para tener el mismo sueño, que era un ave envuelta en fuego, y en su paseo por la ciudad, al volar, encontraba a otra ave, pero de color azul, y al acercarse y besarte, se convertían en uno mismo.
La noche paso, Alexis se preparó para ir a la Universidad, al llegar tomó su lugar, y una Joven se acercó a el.
-Hola Alexis, después de clases algunos iremos al centro comercial, no quieres acompañarnos, será divertido, que te parece.
- No puedo, la verdad tengo cosas que hacer, que se diviertan.
La joven se sintió rechazada, pero no se daba por vencida, estaba decidida a conquistar a Alexis, y si no por lo menos meterlo a su cama, el era el hombre a casar de la Universidad.
Alexis como siempre estuvo atento a las clases, fue a la cafetería y desayuno una ensalada, tomó un café y se retiró a seguir con su última clase del día, al terminar fue a casa, su padre le aviso que saldría de la ciudad, había algunos negocios que cerraría, y tenía que salir unos días, pero al volver se tomarían un fin de semana en la playa, irían a visitar a la abuela de Alexis, ya que la mujer estaba mayor, era la madre, de la mamá de Alexis, una mujer muy dulce, siempre lo hacía sentir amado, a Alexis le gustaba mucho ir a visitar a la señora Mildred, ella siempre salía con su nieto a comprar unos panes que vendían en su pueblo, a Alexis le encantaba uno de vainilla, amaba ese sabor, y su abuela siempre lo llevaba con el, y así saludar a su gran amiga, dueña del lugar, ellas conversaban, mientras Alex, se atiborraba de delicioso pan, de vainilla.
Él se puso feliz, necesitaba descansar un poco de su vida tan rutinaria, así que agradeció que su padre, quisiera llevarlo a visitar a su abuela mili, como el la llamaba de cariño.
Fue a su habitación, y se preparó para correr algunos minutos, después fue a hacer ejercicio, hizo sus deberes y se sentó a leer un rato, pero sin darse cuenta se quedó profundamente dormido.
Bernard e Isabella llegaron al Palacio, el llevo a Isa a conocer a sus padres, Isa estaba muy nerviosa, el la sujeto del rostro, y la vio a los ojos.
- No sé lo que es, no sé si el inmenso amor que siento por ti, pero te he necesitado toda mi vida, tú me llenas de alguna manera con solo estar aquí frente a mí.
Isabella lo veía, ella amaba estar frente a el, y al igual que Bernard, ella sentía algo, que no podía describir, no sabía lo que era, pero necesitaba estar cerca de el, Bernard la llevo de la mano, hasta el despacho de su padre, al llegar tocó a la puerta, Isa estaba nerviosa, no sabía que pensarían los padres de el, si estaban molestos, su estómago le dolía, al entrar y ver a los Reyes, ella se sorprendió, ambos la veían con buena cara, le dieron la bienvenida, la Reina la invitó a sentarse a su lado, Isabella se sintió mejor, pues la hicieron sentir bienvenida, Bernard estaba con su padre, el hombre le pregunto su familia era adinerada, el contestó que no, era extraño, era muy extraño, el color de sus cabellos, de hecho Bernard le comento a su padre que los padres de Isabella, tenían el cabello negro, así que el Rey se extrañó aún más, pero lo dejo pasar, estaban ahí para conocer a la Joven.
-Valla dulce niña, eres aún más hermosa de lo que Bernard nos dijo.
-Gracias su Majestad, usted es muy bella.
-Y dime, ya te ha explicado mi hijo, lo que quiere hacer, estás de acuerdo con aprender.
-Si, ya lo sé, y si estoy dispuesta a aprender lo que deba, para mí sería un honor poder ayudar a la gente del pueblo.
-Bien, sé que tienes un gran corazón, lo puedo ver en tus ojos.
-Gracias.
El Rey se acercó a ella, y le dio un abrazo, como si la conociera, la hicieron sentir bienvenida.
Isabella comenzó a estudiar con la mismísima Reina, ella era muy paciente con Isa, pero ella se esforzaba en aprender, pues sabía que la Reina tenía obligaciones, y perdía mucho de su tiempo ayudándola.
Bernard estaba emocionado porque Isa se convirtiera en su esposa, ambos se dieron cuenta de que tenían una marca de nacimiento idéntica, estaba en su dedo índice, era como una llama, como el fuego.
Isabella era muy bella, e inteligente rápido comprendió las tareas de las cuales debía encargarse, mientras que Bernard, siempre había sido muy dedicado, el amaba poder salir a los jardines con Isa.
Bernard tenía varias jóvenes muy interesadas en el, pero nunca había mostrado interés, el ya se había hecho a la idea de que sus padres elegirían esposa para el, pero después de conocer a Isabella, todo cambió, sus padres amaban verlo feliz, interesado y preocupado por la Joven, era un cambio bueno en el.
El tiempo pasó, el tan ansiado momento de anunciar que el príncipe estaba comprometido había llegado, las jóvenes al enterarse sentían envidia de esa Joven, de cabellos rojos, nadie la conocía, en la alta sociedad, pero al verla todos supusieron que era una viajera, alguna doncella importante sé otro Reino, pero no Samantha, ella siempre había intentado enamorar a Bernard, ella lo visitaba, era tan molesta a su ver, Bernard había pensado que sus padres lo harían casarse con ella, pues era la familia más reconocida del Reino, Samantha investigó a la Joven, sabía quién era, de donde venía, era un don nadie.
Y Haría lo que fuera por separarla de Bernard, el sería solo suyo.
La fiesta comenzó, se hizo el anuncio de la llegada de los Reyes, y a continuación del príncipe y su prometida, Samantha la veía con odio, la haría pagar por fijarse en el.
El anuncio se hizo oficial, la Joven sería la esposa de Bernard, Isabella estaba feliz, pues todos eran amables con ella.
Bernard se retiró solo un momento a saludar a un viejo amigo, Isa fue a por un poco de agua, y ahí se encontró con Samantha, ella sabía muy bien como humillar a alguien, era conocida por ser muy intolerante y sobajar a las personas que no le agradaba.
- valla, me pregunto que le habrás dado, o hecho a Bernard, para qué terminará amarrado a ti, debe sentir repulsión solo estar cerca de una persona que no es de nuestro nivel.
Isabella no la conocía, no sabía quién era, ni siquiera se había presentado con ella, y aun así era muy hiriente.
-Disculparme, yo no...
-Él será mío tarde o temprano, tú solo eres un pasatiempo, jamás terminaría amarrado a ti, no te equivoques, ni sueñes tan alto.
La joven se fue, triunfante, había logrado herir a Isabella, realmente se sintió tan mal, que decidió irse.
Ella caminó a la salida, su suegra vio la escena, sabía que Samantha no tenía buenas intenciones, así que siguió a Isabella, ella salió al jardín y se cubrió tras un gran árbol, comenzó a llorar, estaba tan triste, que pensaba, alguien como el, como se fijaría en ella, no era como las demás, no venía de una buena familia, quizá era verdad, y ella nada tenía que hacer ahí.
- No debes permitir que nadie, jamás te hiera, tú serás Reina algún día querida, siempre habrá mujeres que traten de intimidante, ahora cuéntame que fue lo que sucedió.
Isabella se giró, la Reina estaba ahí, hablándole, dándole ánimos, ella solo pudo abrazarse a ella, y seguir llorando, la Reina la abrazo hasta que se tranquilizó, Isa le contó lo sucedido, la Reina se enfureció, como se atrevía esa Joven a humillar a su futura nuera, Bernard había estado buscando a Isa, su padre le dijo que había salido al jardín, y después su madre tras ella.
Él fue a buscarlas, y las vio charlando, al llegar vio el rostro de Isa, tan triste, su madre le explicó la situación, lo que Samantha había hecho, y Bernard se puso furioso.
-Quiero que siempre estés segura de algo Isabella, yo siempre te amaré, te volvería a elegir, en cada vida que viva, tú y yo estaremos juntos eternamente, siempre te encontraré, no creas en lo que la gente mala diga, mi amor por ti es tan puro, que ni siquiera te he robado nuestro primer beso, pues quiero que sea algo que tú jamás olvides.
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