El suelo estaba húmedo luego de ser bañado con las continuas gotas saladas de su llanto, el ambiente se amargo y el silencio que había reinado hace unas pocas horas atrás fue perturbado con los gritos de dolor que lanzo, escuchándose a kilómetros los lamentos que quedaron atrapados en la brisa siendo arrastrados cada que las hojas de los árboles se movían con fuerza.

Ahí estaba ella, arrodillada en el suelo llorando como nunca. Su cabello rojizo se camuflaba con la sangre derramada y cada vez que este era agitado por la brisa pequeñas gotas de sangre salían disparadas. Volaban con el viento pintando las hojas de los árboles.

Leonard había sido un chico amable y bondadoso hasta que el deseo por el poder y aquella horrible obsesión de ser el mas poderoso que nació en su corazón lo llevo a cometer un error muy grande pero cuando se arrepintió ya era demasiado tarde. Trato de arreglar su error pero en el proceso termino por cometer otro mucho peor.

Pero eso no importaba ahora. Leonard estaba muerto, fue asesinado por quién se hizo pasar por su mejor amigo y termino traicionando. Abandonandolo en aquel solitario y frio lugar.

Ahora yacía tirado en el frío suelo, sangrando a lado de la única persona que en verdad lo apreciaba aún después del desastre que desató. Se habían enfrentado muchas veces antes pero ella se negó a dejarlo, pues eran amigos desde hace muchos años atrás.

Leonard murió sin darse cuenta que lo más preciado y lo único que en verdad le importaba lo había perdido en tan poco tiempo tras seguir los pasos oscuros del que fue su mejor amigo.

Ahora aquel sucio hombre había conseguido lo que tanto había estado anhelando luego de arrebatarse lo a Leonard, y Kristen había llegado tarde a la escena para poder haber hecho algo e impedir ese horrible suceso. Había viajado sola pues nadie la había querido acompañar a salvar a un traidor, estando más ocupados tratando de localizar al sujeto principal que daría inicio a la profecía oscura destinada a empezar ese mismo día como para preocuparse por Leonard en ese momento.

Lo que no pudieron imaginarse aquellos ancianos fue el hecho de que aquel misterioso sujeto despertaría todo su ser al consumir el alma del que alguna vez fue su amigo más cercano: Leonard.

El inicio del fin ya había llegado; el infierno se desataba para algunos y el paraíso habría para otros. Los inocentes comenzarían a vivir en pesadillas y aquellos demonios disfrutarían la gloria, divirtiéndose con el dolor de estos. Ella no pudo ni siquiera hacer un intento para impedir que sucediera.

Tan solo llegar a la escena el lugar se encontraba abandonado, solo había una figura humana desplomada en la tierra a la cual Kristen reconoció de inmediato. Corrió a él con el rostro pálido buscando una manera de poder salvarlo pero ya no había alma que pudiera salvar. El joven ya estaba muerto, se había ido sin escucharla por última vez

Su cabello negro se perdía entre lo oscuro de la noche, sus ojos azules fueron cerrados forzosamente para no volverse a abrir y ver su brillo nunca más.

El tiempo pasó. Algunos recuerdos se olvidan pero las heridas permanecen y estas nunca llegan a cerrar completamente.

A pesar de la muerte de Leonard, Kristen supo salir adelante. Varios de sus amigos creían que Kristen estaba enamorada de Leonard y era por eso que ella había sufrido tanto, pero la verdad es que ella no estaba enamorada si no que le tenía una gran consideración a Leonardo.

Ambos avían sido amigos muy cercanos desde hace muchos años atrás y aquel joven hombre fue el único que la apoyo y estubo con ella en las peores situaciones, pero a diferencia de lo que la gente rumoraba ninguno de los dos llegó a sentir esa clase de atracción por el otro.

Es por eso que aquel día en el que sucedieron las cosas y la supuesta profecía oscura debía dar inicio ella no tuvo más opción que dejar de llorar y maldecir a cualquier cosa que se le viniera a la mente y volvió a la realidad; aquella en donde todavía la necesitaban y ahora abría muchas cosas por hacer luego de que se desatará el caos.

Ella sola no podría llevar el cuerpo del que fue como su hermano de regreso a su hogar de origen para darle un buen entierro. Ni siquiera era capaz de llevarlo si quiera al pueblo más cercano, pues se encontraba en un páramo desierto muy apartado de cualquier civilización humana.

No tenía opción, tenía que hacerlo de otra manera. No quería tratar su cuerpo de esa manera tan vaga pero tampoco tenía el tiempo o la fuerza para solo dejarlo abandonado ahí. Dejarlo para que se haga uno con esa tierra contaminada o para que alguno de los carroñeros humanos que solían vagar por todos lados tomarán partes suyas e hicieran cosas endemoniadas con ellas.

Las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos siendo está vez silenciosas sin ningún quejido que las acompañaste esa vez. Kristen coloco sus manos sobre el pecho de Leonard imitando la pose de RCP.

No era tonta, no pensaba en tratar de reanimarlo estando completamente segura de que él estaba muerto. Una luz surgió debajo de sus manos, por encima del pecho de Leonard y después se estendio envolviendo por completo.

Segundos después la luz se había hecho mucho más pequeña una vez más quedando su forma como a la de una esfera. Kristen sujeto la pequeña esfera azul clara con demasiada delicadeza y la guardo en el pequeño bolso que llevaba con ella.

Lentamente se levantó del frío suelo y fijo su vista al lugar en donde había estado el cuerpo de su amigo, encontrando lo solo. De no ser por las manchas de sangre que lo tenían podría parecer que nada había pasado en ese lugar. Que nadie había sido engañado y asesinado cruelmente.

Asegurando su bolso y dándole una suave palmada, dió media vuelta y regreso por dónde había llegado.

El día 17/06/16 Kristen se levantó temprano por la mañana para ir a una junta de su escuela, así que, mientras se arreglaba se preguntaba a si misma molesta a quién clase de loco se le ocurría hacer una junta tan temprano y en un día de descanso.

Cuando terminó de vestirse y arreglar su cabello abrió la puerta blanca de su cuarto, camino por un pasillo corto y algo estrecho hasta llegar a la cocina.

Enfadada se preparó un café al cual tomo lo más rápido que pudo preocupando no quemarse en el proceso, tomo su abrigo color chocolate y su bolso negro, abrió la puerta de su casa y se fue a su reunión.

La calle estaba solitaria como si no habitará nadie en el lugar, casi daba la impresión de ser un pueblo fantasma de no ser por el movimiento que se apreciaba dentro de algunos negocios y casas. Esto no era extraño tomando en cuenta que todos estaban dormidos ya que eran las 6:58 de la mañana y en ese lugar en el que vivía no era de levantarse temprano.

El cielo tenía un tono gris y estaba a punto de llorar para empapar con su dolor todo a su paso. El viento estaba helado y al ser respirado la hacía sentir como si un montón de navajas diminutas le cortarán por dentro.

El silencio era profundo. Lo único que se lograba escuchar eran sus pasos al chocar sus tacones bajos sobre la acera y el aterrador silbido producía el viento tras chocar con los cristales  de las silenciosas casas y tiendas.

Después de caminar un buen tramo lejos de su casa y dar algunas vueltas por las calles, llegó a la universidad donde se iba a realizar la dichosa y supuestamente muy importante reunión.

Al entrar no hubo nada fuera de lo normal, las puertas estaban abiertas por lo que significaba que los demás ya debían estar ahí. Al menos fue lo que pensó pero al llegar al salón de artes en donde se había acordado la reunión este se encontraba completamente solo.

Sorprendida, decidió tomar asiento en una de esas feas bancas algo oxidadas que te provocaban un leve dolor de cabeza solo con ver ese color naranja brilloso, manchadas con tinta de plumas y plumones.

Había decidido esperar a que alguien más entrara, después de todo alguien tubo que haber abierto las puertas, no podía ser la única persona en la institución.

Espero por diez minutos hasta que se arto y se decidió por buscar a los demás por si se había equivocado de salón. Justo se había levantado de su lugar cuando escucho pasos en el corredor que se acercaban.

Kristen estaba nerviosa y mientras esos nervios recorrían todo su cuerpo la persona se iba acercando mas y más hacia ella. De pronto la puerta se abrió y un muchacho entro por esta, miro hacia el frente y se encontró con los ojos castaños de ella. La sorpresa se reflejo en su rostro y entonces pregunto:

– ¿Qué haces aquí a estas horas? Hoy no hay clase ¿sabes?.