Una fuerte lluvia asotaba la ciudad, el pelo negro y mojado de un joven reboloteaba con el viento.
"¿Y si saltó de este 7mo piso? ¿me extrañaran? ¿llorarán?" Pensó.
Para el chico era divertida la idea de lo que diría la lápida de su tumba "Tyler… se suicidó por aburrimiento" nadie iría a su funeral así que nadie la vería.
Que desperdició.
Abrió los brazos con despreocupación, a su cabeza ya no venía ningún pensamiento y no tenía sentimiento alguno respecto a la situación, como si estuviera flotando en agua cálida de verano solo se dejó caer.
Sonrió aliviado, hacía mucho tiempo que no se sentía de esa manera, había olvidado cómo era ese sentimiento ¿Es todo porque estaba cayendo a punto de morir? ... ¿Hum? ¿Seguía cayendo…? ¿Cierto?
abrió los ojos en medio de la caída, pudo ver las gotas de agua lentamente caer de las nubes "¿Ahora qué?" se preguntó en confusión. Tras sentir un escalofrío recorrer su cuerpo erizandole la piel, con la esquina de su ojo derecho puede ver una sombra negra acercarse a la velocidad de un rayo, y en un instante todo se tornó oscuro.
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–¿Joven?... ¿Puede escucharme? ¡Joven! —El chico escuchó la voz y abrió los ojos lentamente como si estuviera despertando de un sueño— ¿Cómo se encuentra? ¿Puede levantarse? —Se encontraba en la camilla de un hospital.
–¿No… Morí? —El chico más que confusión estaba decepcionado, ¿qué pretende Dios dejándole vivo ¿para que servía él en este mundo de todas formas?
–afortunadamente no murió, Pero… una caída tan larga. —La doctora observó una libreta que llevaba en sus manos, lo miró sorprendida y a la vez confusa, dudosa de si misma, Todos los exámenes, los chequeos y análisis, todo en el cuerpo de este joven estaba bien, No tenía nada.
Cayó de un 7mo piso y no tenía ninguna fractura ¿Cómo era eso posible? Debieron haberse confundido de paciente lo más seguro así que para no darle más vueltas al asunto el chico pudo salir de allí ese mismo día.
Eran las 8:30pm. Y contando, como era de esperarse nadie pasaría por él al hospital ¿Siquiera lo sabían? Llegó a casa decepcionado de sí mismo, ¿no sirve ni para aventarse de un edificio? inhalo y exhalo con fastidio sosteniendo la perilla de la puerta, no quería entrar, aún así tomó un segundo aire y la giró.
–¿Dónde estabas? —Una señora de mediana edad, Cabello Castaño y rostro distorsionado en la mente del chico preguntó en medio de la sala y la cocina del pequeño apartamento lleno de latas de cerveza, olor a cigarro y oscuro en el que vivía con un tono molesto.
El chico no quiso responder, y antes de que la señora se volviera histérica por el silencio que lo acompañaba subió a su habitación, se recostó en la cama, cerró sus ojos y se durmió profundamente.
–¡No! Por favor
–(Alguien grita… ¿Quien…?) —Abrió los ojos lentamente, frente a él un sujetó al que sostenía del cuello con fuerza en un callejón oscuro, Gritaba con desesperación. El chico lo soltó con confusión viéndole correr mientras gritaba y lloraba con todas sus fuerzas, "¿Qué estaba pasando? ¿Qué clase de sueño era este? ¿No estaba durmiendo tranquilamente en su casa hace unos minutos?" Se preguntó.
–JAJAJAJAJA —Una fuerte carcajada resonó a su lado, volteó a todas partes rápidamente pero no vio nada ni a nadie, sólo una inmensa oscuridad a su alrededor, una inmensa inquietud invadió su cuerpo, el aire se sentía pesado mientras miraban aquella oscura y penetrante sombra del callejón, su cuerpo empezó a sudar frío, y casi por impulso dio unos cuantos pasos atrás para salir de allí corriendo a toda prisa.
Mientras corría desesperadamente de regreso a casa casi en un susurro ahogado con un tono de voz estoico y áspero escucho: "No te puedes esconder" En su oído.
En ese momento fue como si el tiempo se hubiese detenido sintiendo el deja vu como con su caída de la tarde, su cuerpo no se movía, era como si estuviera atrapado, ante la sensación de miedo dio un salto de la cama sosteniendo su cuello el cual se sentía apretado por alguna razón, su respiración era agitada y su cuerpo aún temblaba levemente.
–¿Un… sueño? —se dijo a sí mismo mirando la luz del sol que entraba por la ventana de su habitación con sorpresa.
Ya era el día siguiente a cuando intentó quitarse la vida, como era costumbre y tratando de olvidarse del hecho, lavó sus dientes y se preparó para partir a la universidad, sin ser notado salió de casa, colocó sus audífonos y tomó aquel triste autobús que le dejaría en su destino
Durante todo el camino sintió que alguien le observaba, pero no le dio mucha importancia debía ser algún pervertido o algo, llegó a la universidad y al caminar por los pasillos con la mirada en el suelo y las manos en los bolsillos no puede evitar observar como los pies de todos marchan a un ritmo diferente del suyo, caminaban jodidamente lento, ya se estaba irritando por ello hasta que llegó al salón, y Darla la chica más linda de la clase lo observó con una sonrisa, tampoco le importó demasiado, no se sentía traído por ella, es cierto que era linda y todo, pero para tyler era solo una cara más.
–¡Hey, chico oscuro! —Un chico de cabello Castaño y ojos claros se posó en su hombre a penas entró al salón, Tyler se lo encontraba molesto de una forma agradable, eran amigos y crecieron juntos después de todo, Henry, era todo un personaje, pero era un buen chico— ¡Tienes que venir a la fiesta de esta noche! —Aunque a veces era muy molesto.
–Trabajo.
–No me jodas amigo, esta fiesta ha estado llevándose a cabo por todo un mes ¿En serio te la piensas perder?
–Consigue a alguien más para que sea tu extractor de chicas, no iré.
–Que cerebro tan pequeño tienes, eres aburrido, por eso no tienes novia y yo soy tu único amigo.
Ambos se sentaron al final, Henry siguió hablando sobre lo bueno que sería ir a la fiesta pero a Tyler no podía importarle menos, Henry fue interrumpido por la maestra quien azotando la puerta entró pidiendo que tomaran asiento, a lo que inmediatamente el "Gracioso y popular del salón" Frederick soltó una gran e icónica frase que hizo reir a todos los demás "A alguien no le dieron anoche" Con la molesta y chillosa voz que se carga, Un idiota de primera clase, eso era, era molesto solo ver su arrogante cara, fue un poco extraño porque fue la primera vez que le pareció tan extremadamente molesto como para sentir que quería golpearlo.
Miró el paisaje a través de la ventana y tan solo a unos minutos de que la clase empezará sintió un leve escalofrío, seguido de una pequeña sensación de alivio y así como las hojas iban cayendo de los árboles lentamente sus párpados también se iban cerrando.
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–¡Tyler Harrison! ¡Quiero que vaya a la dirección en este instante!
–¿He? —Tyler despertó como si hubiese estado en un trance, Sujetando a Frederick de la camisa escolar en el suelo casi inconsciente, los nudillos de su mano derecha con pequeñas manchas de sangre y la mirada de todos sus compañeros de Salón encima de él. ¿Qué estaba pasando?.
Una vez en la dirección de la escuela, pasó unos minutos con la directora quien habló un sin fin de cosas a las que Tyler no puso atención, Frederick tenía la nariz rota, ¿Porque le pego? Era la pregunta, recordaba haber cerrado los ojos por unos segundo nada más.
Mientras seguía en sus pensamientos, todo empezó a agudizarse, pudo escuchar conversaciones de personas lejanas a él, la tiza de la profesora chocar con la pizarra e incluso el sonido de los celulares al escribir, Sus sentidos recorrieron toda la escuela, todos los salones y volvieron a él.
–¿He sido clara? -Pregunto la directora en un tono hostil
–¿Disculpe?
–¿En qué mundo vive señor Tyler? Será mejor que empiece a tomar esta escuela en serio, Si no… puede abandonar en cualquier momento y nadie lo juzgará, a decir verdad no esperamos mucho de usted.
–Lo entiendo. —Salió de la dirección como había entrado con muchas preguntas y pocas respuestas, la solución más fácil y menos problemática a la que llegó mientras salía de la universidad con una sanción de 1 semana fue: que es sonámbulo.
–¿Este es el chico? —preguntó un tipo alto junto a un grupo de 4 personas más frente a la puerta de salida, era obvio lo que estaba por pasar ya que Frederick estaba con ellos.
–Es él… —Miró a Tyler fijamente de arriba abajo, enojado por la humillación que le hizo sin ningún motivo aparente.
–No quiero problemas… —Decir eso es en vano cuando esos punks estaban decididos a darle una golpiza, pero ¿qué más podría decir? Aunque es algo irónico cuando le termino rompiendo la nariz a su compañero de clases.
–Tranquilo, Sólo queremos hablar ¿Porque no nos acompañas?
Ya que, ni modo, no es como que se pueda librar de ello con solo decirlo, no le gustaba pelear, eso no significaba que perdería fácilmente, no sabe cómo, ni desde cuando, pero siempre ha sido bueno con los puños.
Y así con los amigos de Frederick frente a él en el solitario callejón fue insultado, las típicas frases: "Basura, bastardo, te mataré" y ese tipo de cosas, a Tyler no le hacía diferencia de lo que escuchaba en casa, el desinterés era evidente, esto enojó aún más a esos chicos.
–¡Pequeña mierda engreída! —Exclamó uno de ellos empujándolo con fuerza y enojo, acto seguido se abalanzó hacía él con los puños cerrados listo para dar el primer golpe.
En ese momento el cuerpo reaccionó antes que la mente y el sonido de una pared que se rompía hizo formar un gran silencio. Boquiabiertos todos miraron asombrados y en confusión, la cabeza de aquel chico que yacía entre las manos de Tyler, sangrando entre el concretó aquel sucio y solitario callejón.
Tyler no podía creer lo que veía ¿Cómo pudo hacer posible tal cosa? La cabeza de ese chico había traspasado la pared, el terror en los ojos de todo los presentes era notable, un simple empujón pudo causar que un chico de 1.75 sangrara hasta por los oídos, sus compañeros se acercaron despacio para asegurarse de que aún vivía mirando a Tyler con temor, y para ser sinceros incluso Tyler estaba asustado de sí mismo, tanto por esa fuerza descomunal que poseía como por lo bien que se sentía, la adrenalina corría por su cuerpo a gran velocidad, era una sensación tan excitante que era perturbadora, sonreía con satisfacción mirando su mano ensangrentada, fue como si otra persona hubiese tomado el control.
Poco sirvió ir a la estación de policía, como era de esperarse nadie creyó la historia de que un simple estudiante de universidad de un solo empujón hiciera un agujero con la cabeza de otro compañero, que por cierto estaba inconsciente en el hospital, así que de poco sirvieron aquellos testimonios, al menos hasta que la víctima declarará.
De camino a casa, Tyler se detuvo en un parque del área, miraba el sol ocultarse, como si de un sueño se tratase lo que acababa de pasar, miró la mano con la cual golpeó al chico, la cual estaba completamente sana, sin ni un rasguño, la única prueba que tenía de que él había sido el causante de aquel accidente, era esa sensación indescriptible que aún sentía en su pecho.
Llegando a casa, como de costumbre sintió la mano de su padre venir hacía él dándole una fuerte cachetada sin ninguna razón aparente, con una botella de licor en manos y maldiciendo su trasero por ser un: “Hijo bastardo” una y otra vez, su madre preparaba la cena en silencio haciendo de la vista gorda a la situación; como de costumbre. Nada de eso le importó, fue directo a su habitación haciendo oídos sordos y se arrojó a la cama, siguió mirando su mano por un rato.
“¿Debería golpearlo como a ese chico de antes? Solo con un poco más de fuerza para asegurar que muera al instante.” Murmuró mientras sus ojos se cerraban.
Entre sueños escuchaba los Claxon y las voces de conductores enojados en la autopista, confundido abrió los ojos lentamente, una vez más sin saber cómo llegó allí o porque se encontraba fuera de casa en una situación comprometedora, esta vez obstruyendo el camino en medió de las calles.
–Debe ser una maldita broma. —Dijo apartándose del camino, revisó sus bolsillos, al menos tenía su celular con él, miró la hora y suspiro con fastidio, había perdido su turno de trabajo, mañana deberá escuchar una buena queja de parte de su jefe.
Empezó a caminar observando la pantalla de su celular y el mensaje de su amigo en este; quien le seguía invitando a la fiesta por décima vez, ya no podía ir al trabajo y regresar a su casa para observar a su padre golpear a su madre no era su actividad favorita así que no era una opción.
–A la mierda, la fiesta será. —se dijo a sí mismo siguiendo la dirección que su amigo le envió.
Por el camino seguía pensando en estos “accidentes” Salvarse de una gran caída ILESO, salir en medio de una siesta para acosar a alguien en un callejón a oscuras, golpear a alguien sin sentido y fuera de sí, caminar dormido por la autopista, nada tenía sentido.
Mientras más razonaba menos sentido tenía.
Llegó a la fiesta con ello en mente, al entrar todos le miraban un tanto curiosos, sorprendidos o ambos, no olía mal y su rostro era promedio al normal así que no entendía, pero al recordar la pelea no le dio mucha importancia, ese seguramente que era un tema de conversación para toda la facultad.
Abrió camino hasta reconocer el cabello color madera de su amigo, quien intentaba ligarse a una chica como de costumbre.
–Estoy aquí —Le dijo de brazos cruzados.
–Sabía que vendrías, wow, Tyler, Tyler —Bromeo acercándose a él con una cerveza en manos— esto sí que es nuevo ¿Que te paso? ¿Tratas de verte más cool que yo?
–¿Qué?
–¿Eso te pregunto, porque no me avisaste? Pudimos ir a hacer este nuevo look juntos, ¿Qué clase de amigo eres?
–¿De qué demonios estás hablando, ya estás ebrio?
–Hola Tyler~ —Chicas que nunca le dirigieron la mirada ahora estaban actuando interesadas mientras le miraban de arriba abajo mordiendo sus labios, era claro que algo pasaba.
Ajeno a la situación busco uno de los baños en la casa y se encerró allí.
–¿Qué demoni…? —Se miro tocando su rostro detenidamente, llevaba perforaciones en sus orejas y en su labio inferior, su cabello castaño ahora era completamente negro, sin poder dejar de mirarse, paso la mano derecha por su cuello y sintio una punzada, al dar un poco la vuelta vio el tatuaje de un anillo de puaz con alas angelicales en cada lado.
Estuvo mirándose por un momento tratando de memorizar cómo demonios llegó todo eso a su cuerpo.
–¿Está ocupado? —El sonido de la puerta golpeando le sacó de sus pensamientos, era Darla.
–Esta libre. —paso de ella desinteresado, pero la mano de Darla quien le sostuvo del antebrazo lo detuvo.
–¿E-Estas bien? Vi que entraste aquí un poco apurado y… ¿Qué le pasa a tus ojos? —Ella sonrió un poco confusa.
Tyler regresó al baño y al mirarse al espejo nuevamente, noto como levemente sus ojos se tornaban negros alrededor de la esclerotica, mirando con un poco más de detalle ve el color café de su iris pasar a un morado intenso, ante tal escena las palabras no lograron salir de su boca, gimoteaba y balbuceaba, trago saliva e intentó tocar su ojo izquierdo asustado, pero al momento de hacerlo este volvió a su total normalidad.
–¿Todo bien? —preguntó Darla quien aún seguía allí.
–Si, no tengo nada, probablemente deberías dejar de beber ahora, estas viendo cosas. —Respondió pasando de ella con prisa para salir de la fiesta.
–Si, Probablemente… —Darla miró la cerveza en su mano y siguió su camino al lavabo un tanto decepcionada por la corta conversación, mientras Tyler salía del lugar frenético ante lo sucedido.
Iba por las calles asustado, su respiración se hacía cada vez más corta, las luces de la ciudad le aturdieron mareando su cabeza al instante.
Al llegar a casa subió a su habitación, apagó su celular, entró al cuarto de baño y frenético empezó a quitar toda su ropa, revisando su cuerpo por todas partes que alcanzaba a ver, todo parecía normal.
En un suspiró se apoyó del lavamanos y se miró al espejo directo a sus propios ojos detenidamente.
–Muéstrate.
Pasaron unos segundos, pero no sucedía nada, a este punto ya estaba casi seguro que había perdido la cabeza.
–Debo estar loco, Ja. —Sonrió ante su declaración. Sonrisa que desapareció al ver como su propia sombra también sonreía detrás suyo, quedó pasmado mirando aquel reflejo a través del espejo.
Estaba en estado de shock, pero… no había miedo, no sentía peligro más bien… esta sombra le resultaba… ¿Familiar? No lo sabía con exactitud, sólo presentía que no debía temer de su presencia, así que con una voz tranquila y sus mirada puesta en dicha sombra preguntó:
–¿Quién eres? ¿Estoy siendo poseído?
–JaJaJaJaJa —La risa de esta cosa en forma de sombra se escuchaba fuerte y clara en la mente de Tyler, quien aún miraba como esta se movía a voluntad entre las paredes— Hace siglos que no veo a alguien como tu. —Prosiguió.
–¿Eres un espíritu? ¿un fantasma? ¿Qué quieres de mí?
–Es así como piensas agradecer por haberte salvado de aquella caída. —Tyler recordó aquel momento en el que todo se paralizó en el aire y de aquella cosa negra que chocó contra él y todo cobró sentido.
–No quería ser salvado, así que no veo porque debería estar agradecido.
–Vaya qué actitud —la sombra que daba vuelta a su alrededor formó un cuerpo humano simultáneo, ojos morados de mirada caida, cabello negro peinado hacía atrás, 1.80 de altura, un traje de corbata y una gran sonrisa— Me gusta. —Aclaro mirándole.
–En todo caso… ¿Qué quieres de mí? ¿Estás buscando la luz o algo? Si es así, viniste con el tipo equivocado.
–¿Alguna vez has perdido algo que quisieras recuperar a toda costa?
A la memoria de Tyler vinieron varios recuerdos, la sonrisa de alguien en la playa quien le brindaba la mano, su mirada de orgullo hacía dicha persona y la sangre, la sangre que vio salir de su cabeza mientras lloraba aferrado a su cuerpo frío.
Frunció el ceño con dolor y fastidio al recordar aquello, exhalo con frustración regresando su mirada al espectro frente a él.
–Yo también tengo algo así… —continúo.
–¿Y eso que tiene que ver conmigo?
–Eres el único que sabe dónde está, así que por supuesto no te dejaría morir allí, me llevó años encontrarte.
–...¿Qué mierda dices? No conozco una mierda de ti. —Tyler estaba confundido sobre lo que decía este tipo, y no era para menos, nunca lo había visto en su vida aunque todo era tan extraño que empezaba a dudar de si mismo, por ello la confusión.
Ante estas palabras el espectro solo sonrió y en una pequeña carcajada dijo: “Pronto recordarás” antes de esfumarse frente a los los ojos de este.
Tyler intentó hacerle salir durante toda la noche, quería saber de qué hablaba ese rarito, irónico para alguien que tomó el hecho de hablar con un espectro que salió de su cuerpo en el baño fuera el pan de cada día.
En todo caso, fue un día agotador y era hora de descansar.
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