Es el año 2721
La tecnología en este año avanzó en todos los campos, pero algo que jamás va a evolucionar será el amor, el amor se siente igual, sientes una conexión algo que te dice mira, lee o escucha bien, es está la persona que te puede hacer soñar y puede hacerte feliz. También llorar y sufrir pero de eso se trata el amor.
Y si nunca te has enamorado, algún día te pasará, sentirás que no puedes dejar de saber de esa persona, de mirarla o de escucharla, tu corazón latirá más rápido y de la nada vas a suspirar.
Esta historia comienza en el edificio del corporativo Mectecnology.
El viajar al pasado y regresar al presente, ya no era algo nuevo para la sociedad que vivía en ese año, el descubrimiento de viajar en el tiempo ya no era un mito, toda persona poderosa podía viajar en el tiempo.
Solo las personas con poder tenían ese privilegio de dar saltos en el tiempo.
Soy el Doctor Kevin Mecgort mi vida dio un giro inesperado el día que la perdí, mi delirio por mirarla de nuevo me trajo aquí en este lugar donde la mujer que amo me va a quitar la vida.
Ya podía escuchar las alarmas sonando por todo el edificio, las luces de las armas y las botas resonando por la escalera metálica de emergencias.
Miraba por la ventana, como estaba rodeado, al ser el creador de una máquina de tiempo te vuelve poderoso y peligroso, tienes una responsabilidad muy grande, manejar el regreso al pasado, para cambiar tu presente y también tu futuro, tiene consecuencias.
La máquina solo podía ser manejada por la mujer que amo y por mi.
La puerta se abrió de una patada.
- ¡Estás detenido, alza las manos y suelta esa arma!, gritaban los encapuchados con sus armas de fuego.
Ahí está la mujer que amo, en este preciso momento ella no tiene idea de quién soy y lo que fuimos y como todo esto lo creamos ella y yo.
Podía reconocer ese bello cuerpo a kilómetros y sus ojos color avellana que me hechizaron.
- Tienes que hacerlo amor, me acerque a ella y puse el arma en mi frente.
Mire sus ojos, ella me miraba con odio.
- ¡Tenemos al Doctor!, decía otro soldado.
- Si no me matas Maritza, vamos a morir todos.
- ¡¿Que haces anciano?!, gritó otro soldado.
...- ¡Mátame ahora!, la ciudad está en peligro....
- ¡Basta cállate!, gritaba su compañero.
Ella seguía mirándome y no podía entender nada, podía mirarlo en sus ojos.
Alce mi mano y justo cuando llegue a su rostro ella me disparó.
Caí al suelo, podía sentir el frío invadiendo mi cuerpo.
- ¡El criminal está herido!, gritaba su compañero mientras ella me miraba y colocaba su mano en mi abdomen.
- Maritza te amo, ahora no entiendes nada pero así tenía que ser. Esto ya lo hemos vivido una y otra vez.
De pronto la respiración se detuvo y mis ojos se cerraron.
Maritza estaba confundida, no sabía que era lo que había hecho, por qué de pronto ese hombre le decía que la amaba y que así tenía que ser. Todo lo que él decía provocó que ella perdiera la concentración y le disparará sin control.
- ¡Maritza por qué diablos le disparaste!, gritó su compañero
- Por qué pensé que me iba a atacar.
Los paramédicos llegaron y le dieron primeros auxilios pero era demasiado tarde, el criminal había muerto.
Maritza confundida bajo junto al cadáver para resguardarlo, sus superiores estaban muy molestos con ella por el error que había cometido, los jefes habían decidido cambiarla de departamento, para ella ésto era algo grave, ella había entrenado duro para estar en el mejor equipo y ahora la iban a encerrar en el peor departamento, el del papeleo.
Regreso a casa después de que fue suspendida por una semana, ahora ella tenía la edad de 23 años, era su mejor momento quería comerse al mundo, ser una heroína pero gracias a ese doctor había cometido el peor error de su carrera y este le iba a costar su trabajo.
Se acostó en su cama y lloraba amargamente, pero algo que no podía quitar de su mente era el rostro de ese hombre, él la miraba con dulzura y sus palabras de amor hacia ella sonaban tan reales que en un momento se perdió en sus ojos, esa mirada se había clavado en su mente.
Al siguiente día alguien tocaba su puerta, al abrirla descubrió una nota con una dirección no decía más, lo que más le interesó es que era el lugar donde sus padres se habían conocido, era su lugar especial pues cada que extrañaba a sus padres acudía ahí para sentirlos cerca, quedó huérfana a la edad de 17 años al no tener familia entró a la academia de policía y en pocos años estaba en las fuerzas especiales.
Su vida no ha sido fácil ella no conoce lo que es el amor, su enfoque en ser la mejor, la había alejado de tener citas y las pocas que tuvo habían resultado mal.
Ella solo pedía tener lo que sus padres tuvieron, quería encontrar a una persona amable y de buen corazón.
Jamás imagino que esa persona estaría a miles de años atrás, que viajaría por el tiempo.
Hola mis lector@s, están listos para una nueva aventura, tengan paciencia, apenas se esta formándo en mi cabeza, espero causar emoción en sus corazones, gracias por su preferencia los quiero mucho y le mando un abrazo, también un pequeño trozo de mi forma cursi de escribir.
Pedir disculpas es un don, arrepentirse de nuestras malas acciones, es darle la libertad a tu alma de que respire, pedir perdón cualquiera puede pedirlo, pero arrepentirse de corazón no cualquiera.
Joss Riverant
Maritza llegó al lugar donde sus padres se conocieron, se sentó en el césped de central park, miraba a las parejas caminando de la mano, los autos volando en el cielo, se levantó y camino hacia el árbol donde sus padres se encontraron por primera vez, fue algo chistoso que su madre siempre le contaba el canino de su padre estaba mostrando sus enormes dientes a fifi la chihuahua de si madre. Mi padre le pedía disculpas y ella le sonreía.
Se sentó cerca y cerro los ojos, los extrañaba, el estar sola en este mundo era muy triste, sin familia, sin amigos ella se sentía vacía.
Después de estar un buen rato recordando a sus padres, caminaba confundida aún no entendía que era lo que ese hombre trataba de hacer o decirle, alguien golpeó su cuerpo.
- ¡Oye fíjate en donde caminas!, gritó Maritza.
La persona corría a toda velocidad dejando un celular tirado a los pies de Maritza.
- ¡Ey tu celular!, gritó ella pero la persona jamás regreso y se perdió entre los árboles.
Ella lo miro, el aparato estaba apagado, trato de encenderlo pero no encendía, ella pensó que lo mejor era pasarle corriente para que la batería se cargará.
Al llegar a casa cargo el celular, preparo algo de cenar, la ciudad estaba iluminada, miraba al horizonte, como si estuviera perdida. De pronto el celular se encendió y emitió un sonido extraño, ella se acercó rápidamente, lo tomo en sus manos y lo miro, algo no está bien ese celular no tenía aplicaciones, solo tenía una tabla con unos números marcados, lo reviso para ver si encontraba algún botón oculto en el, pero solo encontró que en la parte de atrás podía colocar una huella, pensó en colocar su dedo para ver si eso hacía que el celular se desbloqueará, pero lo único que observó fue una luz roja que parpadeo.
Sintió como su cuerpo fue succionado y arrojado, cuando abrió sus ojos se encontraba en un callejón oscuro, el ruido de los autos era detestable, camino asustada.
La gente la miraba de manera extraña, ella estaba alterada miraba a todos lado como si no conociera ese lugar.
- ¿Te sucede algo?, le decía una señora.
- ¿Por qué los autos están el en suelo?
- Por qué ahí van, dijo la mujer mirándola con una sonrisa.
Ella camino, la gente comenzó a empujarla, ella corría sin control, buscaba una explicación, ese lugar no se parecía a su ciudad, de pronto al cruzar la calle un auto la atropello y todo se volvió negro.
Sentía mucho dolor, las voces la molestaban, al abrir los ojos miró a un doctor, a un policía y a una mujer llorando.
- ¿Qué sucede?, dijo Maritza asustada.
- ¡tú tienes la culpa!, te cruzaste en mi camino ¡el semáforo está en verde!.
- ¿El semáforo?, dijo ella confundida.
- ¡si en verde!, gritaba la señora.
- lo siento señora, tiene que acompañarnos.
- ¡Ella es la culpable!, gritaba mientras la sacaban de la sala de emergencias.
- ¿En donde estoy?
- En un hospital, ¿sabes cómo te llamas?.
- si soy Maritza Veth
- ¿sabes dónde vives?.
- Si vivo en la calle dos del grupo B.
- Eso no existe, decía la enfermera.
- Claro que sí, yo vivo en el grupo B.
- ¿Cuál es tu fecha de nacimiento?, dijo el doctor.
- El 17 de octubre del 2698
- ¿Es broma?, dijo el doctor
- ¡No estoy bromeando!, gritó Maritza.
- Te voy a dar un medicamento, creo que necesitas relajarte, el golpe fue muy fuerte, tienes una fractura en el hombro, mañana vas a entrar a cirugía lo mejor es que te relajes.
El doctor le daba instrucciones a la enfermera, está le administro un medicamento y ella se durmió.
Al despertar miró a una enfermera revisando su medicamento.
¿Disculpa que día es hoy?
- ¡Ya despertó!, pues hoy es 22 de septiembre
- ¿Pero de que año?
- 2620
- ¡Es una broma!
- No señorita, ¡mire!, la enfermera le mostró su celular.
Me lo presta necesito hacer una llamada
- si claro.
Maritza marco varios números pero ninguno existía.
- ¡mis cosas necesito mis cosas!, decía desesperada.
- Si ahorita las traigo, decía la enfermera.
- ¿Qué sucede?, entro el doctor a ver a Maritza.
- Yo viaje en el tiempo, dijo llorando.
Sabía que era una broma cruel del destino, pero era la realidad ella había viajado cien años atrás.
Dónde los primeros prototipos de autos voladores iniciaban, donde los avances tecnológicos existían pero aún faltaba mucho, aún la guerra no había causado daños, provocando que la gente viviera por grupos, el gobierno era un grupo de personas con grandes empresas, dónde los grupos marginados eran soldados que enfrentaban a países rebeldes que estaban encontrar de la tecnología, los androides solo los podíamos mirar como proyectos de grandes corporaciones, aún no existían en las calles, caminando como parte de la sociedad.
El doctor la miró y tomo su mano.
- Tranquila, todo estará bien, tal vez solo estás imaginando cosas, te puedes quedar en mi casa con mi esposa en lo que recuperas la memoria.
Ella miró al doctor, sintió que podía confiar en el, era un hombre mayor que todos lo respetaban en el hospital.
- Gracias pero creo que puedo arreglarme yo sola.
- ok, hoy es tu cirugía en una hora estarás de regreso.
La prepararon, entro al quirófano al salir una anciana estaba sentada en su habitación.
- ¿Cómo te sientes linda?
- Disculpe la conosco.
- Es mi esposa, dijo el doctor, le conté sobre ti y quería conocer a la chica que viajo en el tiempo.
- Hola soy Esther de Mecgort.
- Mucho gusto.
Un grupo de hombres entro a la habitación, eran del psiquiátrico local.
Las enfermeras habían reportado que la mujer que estaba en la habitación 105, había escapado de un psiquiátrico, esto paso por qué la mujer que la atropello, tenía influencia en el hospital, alterando su expediente.
El doctor Mecgort al escuchar a uno de sus colegas que se llevarían a la chica a un psiquiátrico, le contó a su esposa sobre ella, su esposa le pidió que no dejarán que se la llevarán por qué probablemente la chica decía la verdad.
Así que su esposa firmo como responsable de la joven, ya que ella era psiquiatra y formaba parte del comité del hospital.
¿por qué me ayuda?, dijo Maritza a la doctora Esther.
- Por qué no estás enferma como dicen y el psiquiátrico local es un lugar donde practican cosas horribles con los pacientes, llevo años denunciado sus prácticas poco ortodoxas pero nadie me escucha.
- ¿Pero como sabe que no estoy enferma?
- Te estoy evaluando ahora mismo, no tienes síntomas de lo que se te acusa.
- Usted me creé
- Bueno te seré honesta una parte de mi cree y otra no.
- ¿por qué?
- por qué mi mejor amigo y también mi cuñado trabaja en una corporación donde creen que existe la posibilidad de viajar en el tiempo, aunque aún no encuentran la forma, todo lo que me cuenta se me hace fascinante.
- ¡es horrible!, dijo Maritza.
- ¿Y cómo fue que sucedió que viajeras en el tiempo?
- una persona tropezó conmigo y se le cayó su celular, lo tome y cuando me di cuenta ya estaba en este lugar.
- me dijo mi esposo que viajaste 100 años atrás.
- Si eso creo, aún no lo sé.
- Y en cien años cambiamos tanto.
- Según la historia que me enseñaron en dos años comenzarán a comercializar los androides, en veinte años los autos voladores serán populares estos son buenos sin ruido, sin contaminación.
Cinco años después de los autos, explota una guerra entre los países más poderosos, la gente sufre pandemias, los androides no superan en número.
-¿No te creo?
- Si no estoy mintiendo, después de cinco largos años de guerra, el poder lo toman los dueños de corporativos, los cuales manejan todo para su conveniencia olvidándose de las personas, ahora que recuerdo yo asesine a un doctor, decía cosas extrañas me alteró y lo asesine, no fue mi intención pero sentía que tenía que hacerlo.
- ¿por qué?
- Tenía el poder entre todo el grupo de poderosos, dicen que perdió la razón y comenzó a crear armas que alteraban la genética, era un peligro para la sociedad.
- Entonces eres un héroe.
- No lo soy, la orden fue clara no dispararle pero el me lo pido, este es mi castigo, ahora estoy aquí.
- Tranquila, debe de existir otra explicación.
- Tengo miedo.
- Lo imaginó
Despues de estar una semana en el hospital, conocí mejor a la doctora Esther y al doctor Will, eran muy buenos conmigo, me trataban como si fuera su hija.
Cuando llegue a su casa era enorme, era un edificio enorme, ellos no tenían hijos, su único hijo murió a la edad de 15 años, después de varios intentos comprendieron que ya no forzar el destino.
Me sentía ajena a ese lugar la mayor parte del tiempo estoy callada mirando el horizonte buscando una respuesta.
Esther y Will tenían el día de hoy una junta, yo decidí quedarme en su casa, la verdad no quería, pero no tenía idea de cómo regresar a casa.
Estaba en la cocina lavando mis platos del desayuno.
- ### Disculpa eres la nueva empleada de la limpieza, decía un hombre joven.
- No, dije molesta.
- Entonces que haces en la casa de mi hermano, acaso estás robando
- claro que no
- creo que eres una ladrona, el se acercó y me jalo del brazo.
- Que carajos te pasa.
- Fuera de la casa de mi hermano, es increíble que seas tan descarada.
- No soy una ladrona estupido, soy amiga.
Lo tome del brazo y lo derribe, me puse encima de el con el puño en su cara.
Mire sus ojos, se me hacían conocidos, me distraje y el me empujó, colocándose encima de mi.
- ¿cómo te llamas?
- Que te importa.
- te vez linda cuando te enojas.
- ¡te puedes quitar de encima!, lo empuje con las rodillas y termino tirado en suelo, quejándose de dolor.
- ¡idiota!
- ¿Eres guardaespaldas o algo así?
Me aleje de él era un tipo muy presumido.
- ¡Oye te estoy hablando!
La puerta de la casa se abrió era el doctor y Esther.
Los mire y me subí a mi habitación, ellos se quedaron asombrados de ver al tipo tirado en el suelo, no entendían lo que estaba sucediendo.
Yo estaba furiosa ese tipo es un imbecil, es increíble que sea hermano del doctor, el es una persona amable y siempre se toma su tiempo para escuchar a las personas. Pero ese tipo saca conclusiones antes de tiempo.
Esther tocaba la puerta.
- ¡adelante!, dije aún furiosa.
- Disculpa a mi cuñado es un tonto.
- Si es un tonto.
- Pero es así por qué ya entraron a robar en otras ocasiones.
- Si pero no le da el derecho de insultarme y tomarme del brazo de esa manera.
- Me pudo preguntar, ¿eres amiga de mi hermano?
- Si tienes razón, podemos iniciar de nuevo y bajar a comer un poco de pastel, ellos están preparando el té.
- No gracias.
- Por favor compré el pastel solo para que lo pruebes.
La verdad es que aún seguía enojada, pero no podía ser mala con Esther ella me agradaba y era muy buena conmigo.
- Ok, acepto, salimos de mi habitación, al llegar el tipo tenía una bolsa de hielo en el pómulo.
Esther me tomo de la mano y me acercó a el.
- Maritza te presento a mi cuñado, el es Kevin.
- mucho gusto, dijo Kevin sonriendo.
- no mucho dije yo sería.
- Lamento mucho el mal entendido, pero no sabía que mi familia te estaba ayudando.
Lo ignore de nuevo me senté en el comedor, Esther servía los platos y Will me servía te, se acercó a mi odio.
- Se merecía la paliza, te lastimó.
- No
- pues que se le quite andar sacando a la gente que tengo viviendo en mi casa.
Nos empezamos a reír.
Will es una persona muy amable y siempre te hace reír, la verdad es que nos llevamos muy bien.
Nos sentamos todos, el no dejaba de mirarme.
Yo lo ignoraba, después Esther y Will se levantaron a servir mas te, el y yo nos quedamos solos.
- perdón no fue mi intensión correrte de la casa.
Yo me levanté sin dirigirle la palabra.
- por favor Maritza, empecemos de nuevo, dijo colocándose frente a mi.
- por qué debería iniciar se nuevo.
- por qué no quiero que te quedes con esa versión mía.
- ¿Y cuál es la versión que quieres que conoscas?
- soy muy amigable y buena onda.
- no se nota, dije caminando a la cocina.
- Dicen que vienes del futuro, yo trabajo en una empresa donde estudiamos el tiempo, estamos creando un equipo para viajar en el tiempo.
Me gire y lo mire asombrada.
- ¡puedo ver el equipo!, dije desesperada.
- Es un prototipo aún no funciona.
- ¿por qué?, no son muy inteligentes que aún no logran hacerla funcionar.
- Siempre eres así de ruda.
- Fui entrenada para matar, no suelo ser cariñosa.
- Se nota.
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